domingo, 11 de marzo de 2018

15 años de la Cumbre de las Azores

En estos días se cumplen 15 años de la famosa e histórica reunión que se celebró en marzo del año 2003 en las islas de las Azores, donde se decidió la invasión de Irak. Dicha reunión estuvo compuesta, como todos sabemos, por el entonces presidente de Estados Unidos, George W. Bush, el primer ministro de Reino Unido, Tony Blair, el presidente del gobierno español, José María Aznar, y por el primer ministro de Portugal y anfitrión de dicha reunión, José Manuel Durao Barroso. En dicha cumbre, como ya he mencionado, se acordó darle 48 horas al entonces presidente de Irak, Saddam Hussein para que tanto él como sus hijos abandonasen el poder e Irak. En caso de negarse, EEUU atacaría Bagdad de manera inminente. Finalmente, el dictador iraquí se negó a acatar el ultimatum dado por Bush y decidió seguir al frente del país, lo que dio comienzo una vez terminado el plazo de 48 horas al inicio de la Segunda Guerra del Golfo.

Antes de celebrarse la cumbre de las Azores, se produjo, como todo el mundo recuerda, manifestaciones en todo el mundo en contra de la invasión estadounidense. Yo personalmente recuerdo como si fuese ayer las masivas manifestaciones que se produjo en Madrid, Sevilla y otras tantas ciudades españolas en contra de la guerra. El famoso "No a la guerra" inundaba las calles de España, donde los ciudadanos pedían al entonces gobierno de José María Aznar que no se implicase en una guerra en la que a nosotros nadie nos había llamado. Como todos sabemos, las masivas protestas y peticiones para poner fin a la participación no surtieron efecto; Aznar decide ir a las Azores con toda España clamando contra la guerra y se hace finalmente la famosa e histórica foto por la que pasará a la posteridad. Cabe decir que por mucho que se piense lo contrario, Aznar, a diferencia de Tony Blair, no envió tropas de apoyo a EEUU en el momento de la invasión a Irak, sino una vez que la invasión terminó en mayo de 2003 y los estadounidenses ocuparon el país tras derrocar a Saddam Hussein. Aun así, la sombra de Irak siempre acompañará a Aznar por donde quiera que éste vaya.

La excusa que tanto Bush, Blair, Aznar y Barroso (No olvidemos que el portugués también estuvo presente en la reunión como anfitrión) expusieron ante el mundo para la invasión de Irak fue la existencia de unas armas de destrucción masiva que supuestamente Saddam tenía en su poder. Una vez que Hussein es derrocado y EEUU ocupa Irak, comienza a tambalearse la idea de la existencia de esas armas. Finalmente, Bush y Blair reconocerían que las armas nunca existieron y se "Disculparon" ante la opinión pública. Aznar es hasta el día de hoy el único mandatario que sí ha reconocido que no existían pero que no ha pedido perdón por su error.

Hay muchas personas que a día de hoy siguen reconociendo el grave error que Aznar cometió al inmiscuir a España en una guerra ajena. Pero hay que tener en cuenta una serie de cuestiones; Aznar estaba ya en su último año de mandato, por lo que podemos decir que le importaba un carajo la opinión mayoritaria de la población sobre cualquier tema. Aznar se creía Dios y creyó firmemente que su mayoría absoluta era sinónimo de absolutismo, y por ello llevó a cabo una acción tan delicada como la de apoyar un conflicto bélico con la posición en contra de la sociedad. Aznar no solo estaba en su último año de gobierno, sino que ya había anunciado con antelación su retirada tras las elecciones generales del año 2004, por lo que independientemente de lo que hiciera o dejara de hacer, no tendría que rendir cuentas nuevamente en las urnas. A la vista está de que su decisión de ir a la guerra no la llevó siquiera al congreso para ser debatida y votada. Otro ejemplo de su arrogancia fue la gestión miserable que en mayo de 2003 se llevó a cabo por parte del gobierno en el accidente del avión Yak-42, que costó la vida a 62 militares españoles que venían de vuelta de la guerra de Afganistan. Este grave suceso, aunque no estaba relacionado con Irak, sí estaba relacionado con el otro apoyo bélico que Aznar había acordado con Bush, como fue la guerra de Afganistan, lo que provocó que el rechazo de la sociedad con respecto a la guerra fuera en aumento.

Las graves y trágicas consecuencias de la decisión de apoyar la invasión irakí y la posterior decisión de enviar tropas a dicho país no se hicieron esperar en España. Justo un año después de la invasión, y a tres días de las elecciones generales de 2004, Al Qaeda comete el mayor atentado terrorista hasta la fecha no sólo en España, sino en Europa. Cerca de 200 personas fueron asesinadas en los trenes de Madrid, y más de 2.000 personas resultaron heridas. Aznar, por su parte, atribuyó la responsabilidad de los atentados a ETA, incluso cuando comenzaron a salir pruebas que vinculaban abiertamente a Al Qaeda con el atentado en Atocha. La población se vio engañada por el gobierno en la gestión de los atentados y las consecuencias políticas no tardaron en producirse. A los tres días, el líder de la oposición y según las encuestas, eventual perdedor de dichas elecciones, José Luis Rodríguez Zapatero, consiguió contra todo pronóstico una abrumadora victoria electoral frente al sucesor de Aznar y según las encuestas, eventual ganador de las elecciones, Mariano Rajoy. Tras su llegada a Moncloa, la primera decisión de Zapatero fue la de traer de vuelta a las tropas en Irak, aunque mantuvo las tropas en Afganistan para contentar a Bush. Aun así, dicha decisión provocó graves conflictos diplomáticos entre España y Estados Unidos que aún hoy no se han cerrado del todo.

Podemos decir con esto que el apoyo a la guerra de Irak por parte de Aznar conduce inexorablemente al atentado del 11-M por parte de los terroristas islámicos, provocando este atentado la apertura de una nueva era en la política española que hoy en día seguimos viendo sus efectos. Como ya dije en la entrada acerca de los 15 años de liderazgo de Mariano Rajoy al frente del PP, tanto Zapatero como el propio Rajoy son líderes surgidos a través del atentado terrorista de 2004 en Madrid, siendo este atentado a su vez el legado que Aznar dejó como consecuencia de su firme decisión de ir a Irak sí o sí. Por lo cual, podemos llegar a la conclusión que de los países que acudieron a la reunión de las Azores, España ha sido la que peor parte se ha llevado de esta histórica cumbre que aún hoy, 15 años después de su celebración, sigue atormentándonos su sombra.

Reino Unido fue víctima de un atentado terrorista en julio de 2005 por Al Qaeda, donde murieron 52 personas. Sin embargo, dicho atentado no tuvo consecuencias políticas como sí las hubo en España. Tony Blair dimitiría en 2007 tras diez años en el cargo y en 2010 se produciría el relevo en el gobierno entre los laboristas y los conservadores sin que ningún factor acondicionase dicha alternancia política. En Estados Unidos todos sabemos cómo acabo la historia con Bush. Tras ocho años en el cargo y con las encuestas por los suelos, Bush saldría de la Casa Blanca tras la contundente victoria de los demócratas con Obama al frente. Sólo en España, las consecuencias de la guerra y del atentado siguen teniendo sus consecuencias en la política nacional. Para finalizar, en lo que respecta a Aznar cabe decir una cosa bastante curiosa. Hace justo un año, Bertín Osborne lo entrevistó en su famoso programa "Mi casa es la tuya". En dicho programa, Aznar afirmó orgulloso que su mejor foto ha sido la de las Azores, y reiteró que volvería a las islas portuguesas para apoyar nuevamente la guerra "100.000 veces si hiciera falta". Pero aparte de esta declaración, que personalmente me llamó y mucho la atención, lo que también me impactó fue la declaración que hizo en dicho programa acerca de la ayuda que antes de la guerra había recibido España por parte de Bush en la lucha contra el terrorismo etarra. Según Aznar, "No podía aceptar su ayuda y negarle la mía cuando él lo necesitaba". Ante esta declaración tengo que decir que no sé qué tipo de ayuda recibiría Aznar por parte de los Estados Unidos, pero aunque en cierta medida tiene parte de razón en esta última afirmación, ello no le excusa de haber tomado una decisión que tuvo para España graves consecuencias políticas, y que aún hoy, 15 años después, las sigue padeciendo. 

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