No tenía pensado hablar sobre el asunto hasta el lunes, pero debido a cómo se están desarrollando las circunstancias y la tensión que se está acumulando conforme van pasando las horas, creo que es mejor decir un par de cosas ahora. Me refiero, obviamente, a la famosa carta que ayer publicó vía redes sociales el presidente del gobierno, Pedro Sánchez, alegando que debido a la investigación que ha abierto un Juzgado de Madrid sobre los negocios de su mujer, Begoña Gómez, se ha dado cinco días para decidir si dimite o no como presidente del gobierno; decisión que hará pública el próximo lunes.
Esta supuesta reflexión no se la cree ni el propio Sánchez. ¿O acaso se cree alguien que un tipo sin escrúpulos como él va a dimitir así sin más? Estamos hablando de un tipo que ha hecho lo posible y lo imposible por llegar a la Moncloa, y que hace solo medio año ha conseguido ser reelegido presidente del gobierno tras poner el país en bandeja a Junts, ERC, Bildu, PNV, BNG, etc. Todo con el objetivo de permanecer en el poder. ¿Y ahora por un escándalo familiar va a dimitir este sujeto? No se lo cree nadie. Por cierto, un escándalo al que ya la propia Fiscalía ha pedido al Juez que ha abierto la investigación que lo archive. Y es que solo hay que recordar aquella polémica frase de Sánchez ("¿De quién depende la Fiscalía?") para ver quién está moviendo los hilos para salvar el pellejo a Begoña Gómez.
Por otro lado, si Sánchez quisiese dimitir, ya lo habría hecho ayer mismo, sin necesidad de esperar al lunes. ¿Desde cuándo un presidente o primer ministro decide tomarse unos días de reflexión, con cancelación de su agenda incluida, para decidir sobre si abandona el poder o no? Adolfo Suárez, cuando dimitió en 1981, no hizo una declaración pública previa ante los ciudadanos para decirles que se iba unos días a Doñana (Es un ejemplo) para reflexionar sobre su futuro político. Si Sánchez no ha dimitido ya, no lo va a hacer el lunes, por mucho que desde algunos sectores se dé por segura su marcha y algunos se estén haciendo pajas mentales y no tan mentales con este escenario, que desgraciadamente no se va a producir.
Pero supongamos por un momento que esa marcha se produce. De efectuarse la salida de Sánchez de la Moncloa, algunos afirman que no se trataría por el caso de Begoña Gómez, sino por el hecho de que la Audiencia Nacional haya reabierto el caso Pegasus tras haber recibido nuevas pruebas procedentes de Francia acerca del espionaje al propio Sánchez y al hackeo de su móvil. Supuestamente ese sería el verdadero motivo por el que Pedro Sánchez podría tirar la toalla, algo que insisto, no creo en absoluto que vaya a ocurrir. Otros alegan a unas inminentes publicaciones procedentes de servicios de inteligencia extranjeros que dejarían a Sánchez completamente en la estocada, lo cual podría ser el motivo de su posible e inminente marcha. Y es que, si esto se confirmase, está claro que el papel activo y protagonista que Sánchez está teniendo con respecto a la situación en Oriente Medio no le iba a salir nada gratis.
Dicho esto, y en el supuesto de producirse cualquiera de estos escenarios, ¿Puede salir Sánchez del gobierno? Puede ser, pero no ahora. Sánchez no va a dejar el poder de buenas a primeras. De hecho nadie lo ha hecho en España, con la excepción de Suárez. Ni Felipe González cuando estaba acorralado por los GAL, ni Aznar durante la época de Irak, ni Zapatero durante la crisis, ni Rajoy durante la moción de censura. Ningún presidente ha salido de la Moncloa por su propio pie. ¿Por qué? Básicamente porque nadie quiere dejar el poder, por muchas milongas que posteriormente éstos suelten. Y si ninguno de éstos lo hicieron en su día, ¿Por qué lo iba a hacer Sánchez? El cual ha demostrado ser el más ambicioso de los presidentes desde la instauración de la Constitución en 1978.
De hecho sobre la dimisión del propio Suárez en 1981 hay quienes alegan que tuvo como verdadero objetivo el de renunciar para pasarle la patata caliente a Leopoldo Calvo Sotelo hasta las elecciones de 1983 (Que finalmente se adelantaron a octubre de 1982), fecha en la que Suárez tenía previsto su regreso como candidato de UCD a esas elecciones. Lógicamente el auge del PSOE y la caída en picado de UCD llevaron al ex presidente a cambiar de planes con su salida voluntaria de su partido y la posterior creación del fallido CDS.
Volviendo al tema que nos ocupa debo decir que lo que está realizando Pedro Sánchez es una operación de circo y espectáculo, la cual es a su vez una operación muy peligrosa que incita al enfrentamiento y a la división, ya que desde anoche han empezado a circular mensajes entre el rojerío español para acercarse a la sede del PSOE con el objetivo de mostrar el apoyo de éstos a Sánchez. Unas concentraciones en Ferraz que ya se han producido y que han tenido lugar frente a otras concentraciones en contra de Sánchez en el otro extremo de la propia calle Ferraz. Pero volviendo a lo de antes debo decir que lo realizado ayer por Sánchez es una operación de circo y espectáculo, pero que, a pesar de su peligrosidad, está muy bien dirigida y pensada.
Me explico. El propósito de Sánchez es, en mi opinión, hacer una declaración pública en la que anuncia su posible dimisión dentro de unos días, haciendo mención además al acoso y derribo personal al que está siendo sometido por, según él, "la derecha y la extrema derecha". Con esto consigue crear consciencia en la ciudadanía y hacer creer que él es un pobre y honrado hombre perseguido por unos partidos peligrosos y antidemocráticos cuyo único fin es el de poner fin a su gran y ejemplar mandato.
Acto seguido entran los medios de comunicación, que empiezan la campaña del victimismo, haciendo hincapié en que Sánchez está acorralado por un grupo de extremistas peligrosos, y que por ello se le debe dar otra oportunidad, y de esta forma no lograr que su cabeza caiga como trofeo de "la derecha y la extrema derecha". En esa fase es en la que nos encontramos ahora y en la que vamos a seguir de aquí al domingo (De hecho ya se está viendo en los medios de comunicación en las últimas horas).
Ya el lunes, y como consecuencia de la campaña de victimismo creada por los medios, con la población tomando como cierto lo que dicen éstos y con los miserables de sus votantes, simpatizantes y militantes del PSOE tomando la calle en favor de él, Sánchez anunciará que seguirá porque la ciudadanía sigue confiando en él y porque es una persona resistente, como él mismo se denominó en su famoso libro.
Y ya por último cabe preguntarse: ¿Cuál es el objetivo último de todo esto? Pues como he dicho antes, dividir y enfrentar a la población. Una población que lleva ya justamente veinte años bastante polarizada, precisamente desde el 11-M y la llegada de Zapatero. Para este sábado ya hay de hecho convocada una gran concentración en Ferraz a la que acudirán votantes del PSOE de toda España para ofrecer su apoyo a Sánchez, mientras a su vez hay convocada a la misma hora y en el mismo lugar otra manifestación en contra del presidente del gobierno. En definitiva, un escenario de enfrentamiento entre la población, el cual va a poner más caldeado el ambiente de lo que ya está.
Una población dividida por un sujeto, el cual estará seguramente en la Moncloa riéndose a carcajada limpia junto a su mujer del enfrentamiento, la polarización y la tensión social provocada por él mismo. ¿Hace falta llegar a esto por una persona que le importa una auténtica mierda todo lo que no sea él? En la mente de Pedro Sánchez, sí, ya que él cree que sólo a través del victimismo y de las concentraciones en las calles a su favor logrará mantener la legitimidad para permanecer en el cargo, aunque eso suponga incendiar el país.
Y ya por otro lado debo hacer referencia al sujeto que ha hecho un llamamiento masivo para que la izquierda tome las calles. Me estoy refiriendo a José Luis Rodríguez Zapatero. Un sujeto igual o incluso más peligroso que el propio Sánchez, el cual ya alegaba en 2008 que necesitaba "crear tensión" para conseguir sus objetivos. Pero lo peor y lo más grave no es que este peligroso sujeto haga este llamamiento, sino que sea precisamente un ex presidente del gobierno el que incite a la ciudadanía a tomar la calle en contra de la Justicia, de los medios y del extremismo y en aras de la defensa de la Democracia.
Con estas declaraciones, este individuo alega directamente que hay que tomar las calles porque la Justicia ha decidido abrir una investigación judicial sobre las actividades irregulares de la esposa del presidente del gobierno. Eso es, aquí y en Pekín, una incitación clara por parte de un ex jefe del gobierno para tomar las calles en contra de la Justicia y de aquellos medios de comunicación que están investigando el caso de Begoña Gómez. Por cierto, ya han identificado algunos sujetos pertenecientes a la prensa izquierdista a la hija del Juez que ha decidido abrir la investigación, con lo que la presión y la extorsión hacia este hombre no ha hecho más que empezar. Visto el escenario, estamos a un paso de que marquen las casas de todos aquellos que no simpatizamos con la izquierda española. Todo ello en pos de la defensa de la Democracia, claro está.
Volviendo a las declaraciones de Zapatero debo decir que, siguiendo esta regla de tres podemos pensar que, para Sánchez, el propio Zapatero y todo el socialismo español, todo aquello que suponga criticar la acción del gobierno e investigar las corruptelas de la izquierda española es fascismo y antidemocrático, lo cual debe ser perseguible y censurable. Una postura peligrosa y extremista en la que se demuestra claramente que los fascistas son aquellos que se denominan antifascistas, como en su día afirmó proféticamente Winston Churchill. Está claro que para esta gentuza criminal, el hecho de envolverte en la bandera de la izquierda te hace impune ante la ley, y además te da derecho a perseguir y censurar a aquellos que disienten de tu política e investigan tus irregularidades.
Obviamente esta postura por parte del PSOE y de la izquierda no nos debe extrañar en este sistema corrupto y en esta sociedad enferma, ya que si por algo se ha caracterizado el socialismo español a lo largo de su historia, pero especialmente en estos veinte años, ha sido el de hacer bandera de la polarización y la fragmentación de la sociedad. Eso sí, según ellos en aras de la libertad y la igualdad. Y esta polarización comenzó precisamente hace dos décadas, cuando el mismo sujeto que hoy ha animado a salir a las calles en contra de la Justicia y los medios disidentes del PSOE llegó a la Moncloa a través de unas bombas en trenes de cercanías.
Pero claro, ¿Qué se puede esperar de un proetarra como Zapatero? Un tipo que legitimó políticamente a ETA y blanqueó el terrorismo vasco. Con eso está todo dicho de este peligroso individuo, el cual debería de estar desde hace años entre rejas, y no alentando a la población a tomar las calles contra la Justicia. La verdad es que, analizándolo fríamente, acojona bastante cuando uno piensa que este sujeto fue presidente del gobierno durante casi ocho años. Todo un maestro y mentor para Pedro Sánchez, su alumno aventajado y fiel continuador de sus políticas extremistas.
Volviendo a Sánchez, a su carta, a su patética declaración de amor a su esposa, a su reflexión, a su posible dimisión, y a su show en general, debo decir una vez más que la posibilidad de que este sujeto dimita son las mismas que tiene España de quedar este año entre los diez primeros puestos en Eurovisión: ninguna. El lunes este tipejo saldrá en comparecencia pública tras tener a todo el personal pendiente de él durante cinco días (Que es lo que verdaderamente le gusta) para asegurar que seguirá al frente del gobierno para defender una sociedad más justa, igualitaria, democrática, que combata los extremismos, etc.
Hay quienes sugieren que, de no producirse su dimisión, Sánchez anunciará el lunes que se someterá a una cuestión de confianza en el Congreso. Un escenario que, personalmente, no contemplo en absoluto, y menos cuando acaba de comenzar esta noche la campaña de las elecciones catalanas del 12 de mayo. Una cuestión de confianza solo serviría para que Puigdemont logre sacarle hasta el oxígeno a Sánchez en estos momentos a cambio de que éste pueda seguir durmiendo en la Moncloa y paseándose en el Falcon, y no creo que Sánchez sea tan masoquista como para someterse a ese escenario.
Y no porque le duela entregar lo que no es suyo, que eso a él se la suda, sino por el hecho de jugarse su permanencia en la Moncloa a través de esa cuestión de confianza. Una hipotética cuestión de confianza que por otro lado ya han anunciado que apoyarán por su parte Bildu, ERC y PNV en caso de producirse. Es normal, entre terroristas, asesinos y criminales se dan la mano todos. Y no hablemos ya de un hipotético escenario de elecciones anticipadas este verano, como algunos están sugiriendo. Antes vemos a Puigdemont jurar bandera que volver a las urnas.
Hay quienes creen, por otro lado, que toda esta operación no es más que una estrategia de Pedro Sánchez, y de la izquierda española en general, para tomar posteriormente medidas contra el Poder Judicial y contra los medios disidentes. Algo que, obviamente, sería propio de una dictadura izquierdista similar a las de Latinoamérica. Ya de hecho ha habido declaraciones en la propia TVE, donde una periodista peruana ha afirmado que Sánchez debe tomar el control del Poder Judicial y censurar a la prensa hostil hacia él. Insisto, esto se ha dicho esta mañana en TVE, no en un programa de televisión del extranjero. Declaraciones tan peligrosas como las de esta sujeta (La cual no tengo ni puñetera idea de quién cojones es, ni me interesa), demuestra hasta qué punto está podrido todo el sistema a estas alturas, incluida la televisión pública.
De todas formas, si Sánchez aprovecha este circo para tomar medidas contra el Poder Judicial y los medios que critican su gobierno, la situación se va a poner más fea de lo que ya está, que no es poco. ¿Es algo peligroso? Por supuesto; ¿Es algo descartable? En absoluto, lo cual demuestra hasta qué punto la situación en España es irreversible. Pero con independencia de lo que ocurra, ya digo desde aquí que con este panorama, la situación no va a tener un buen final. No sé ni qué va a ocurrir, ni cuándo ni cómo, pero sí sé que con un escenario político como el actual y con un escenario social como el que tenemos, el peor de los escenarios es completamente el más probable.
En definitiva, veamos qué ocurre el lunes, pero ya garantizo que estos días van a ser intensos, no ya por lo que haga Pedro Sánchez (Cuya decisión está más que tomada), sino por las concentraciones a favor y en contra de él, que es lo que verdaderamente busca, junto con el hecho de presentarse como una víctima a nivel nacional tras el lavado de cara que le están haciendo los medios de comunicación. Lo que está claro es que la izquierda española va a por todas, y que van a aprovechar esta ocasión para caldear aun más el tenso escenario que llevamos viviendo desde hace tiempo. Nada ocurre por casualidad, y el hecho de que la izquierda española aproveche este circo para tomar las calles no es fruto del azar, sino de una estrategia elaborada para, quién sabe, si poner una vez más un punto y aparte en este sistema corrompido que vivimos. El lunes pues saldremos de dudas.
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