viernes, 12 de abril de 2024

Rumores de guerra


"Se acerca una guerra, Ned. No sé cuándo ni quién luchará... pero se acerca". Estas proféticas palabras que el rey Robert Baratheon le dice a su viejo amigo y aliado, Ned Stark, al comienzo de Juego de Tronos son las palabras perfectas y exactas en estos convulsos momentos de incertidumbre mundial en el que nos encontramos. Y es que quien no vea que estamos en un escenario prebélico a nivel mundial debería de ir a una óptica. Sin ir más lejos, esta semana pasada el periódico "El Mundo" titulaba en su portada: "Los líderes europeos endurecen su discurso: es tiempo de 'preguerra'".

De esta forma, tanto desde los gobiernos como desde los medios oficiales se está haciendo una campaña constante y psicológica hacia la población para que se prepare ante un inminente estallido bélico contra Rusia. Una guerra cuya amenaza puede llegar a no consumarse, pero que sirve, como ya sucedió con la pandemia, para tener a la población asustada y amedrentada de forma permanente. Y más ahora que el personal ha bajado la guardia tras lo vivido en 2020 y 2021. Y ya se sabe que para la élite mundial es conveniente tener a la población asustada, aunque ellos sepan que finalmente no vaya a ocurrir nada. Una población asustada es una población sumisa, y de esto tomaron buena nota algunos hace cuatro años.

Hace unas semanas, el presidente de Francia, Emannuel Macron (El cual parece creerse la reencarnación misma de Napoleón Bonaparte al querer declararle la guerra a Rusia, como ya hizo en su momento el emperador francés), defendía el envío de tropas a Ucrania para luchar contra el ejército ruso. Una posibilidad que, según el propio Macron, respaldan varios países de la Unión Europea. En Alemania, el gobierno del canciller Scholz está elaborando una reforma de las Fuerzas Armadas en las que, siguiendo el modelo sueco, se podría incluir el retorno del servicio militar obligatorio, y algún que otro país báltico como Lituania respalda la opción de Macron de ir a la guerra. 

Todo ello mientras desde Estados Unidos no se descarta nada ante un posible escenario de guerra abierta contra Rusia. Y a no perder de vista las declaraciones de la propia presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, no descartando en absoluto la posibilidad que Macron realizó hace unas semanas. Declaraciones que se produjeron en los días en los que se celebraron las elecciones en Rusia, donde Putin ha vuelto a ser reelegido presidente hasta 2030 y el posterior y enigmático atentado en Moscú del pasado 22 de marzo, que ha dejado cerca de 150 muertos, y del cual Putin apunta directamente a Ucrania.

Como se puede ver, la situación a nivel mundial se está caldeando ya más de lo debido, y todo parece indicar que va a ir a más conforme pasen los meses. No quiero decir con esto que Europa y EEUU con la OTAN vaya a ir a una guerra de consecuencias apocalípticas para todos, pero sí creo que estamos en una situación en la que a algunos les conviene tensar al máximo la situación, al menos de aquí a noviembre de este año. ¿Por qué hasta noviembre? Por la sencilla razón de que ante la situación tan débil en la que se encuentra ahora mismo EEUU, el gobierno estadounidense necesita dar un golpe en la mesa y demostrar al mundo que Estados Unidos sigue ahí, a pesar de tener en la Casa Blanca a un presidente viejo y con demencia senil. Y por el hecho de que un posible regreso de Trump a la Casa Blanca podría poner en riesgo los intereses geopolíticos de EEUU y Europa, ya que con Trump como presidente de nuevo se podría producir una relajación de las relaciones entre Washington y Moscú, lo último que algunos desean, ya que eso dejaría a Estados Unidos como una especie de "aliado" o "Estado sumiso" frente al Kremlin y a Putin.

Creo, como ya he dicho antes, que todo lo que está ocurriendo es más bien una operación psicológica por parte de algunos hacia la población para que se vaya preparando ante una eventual guerra que personalmente considero que no se va a efectuar, ya que una guerra en Europa, o incluso una guerra mundial, si incluímos a EEUU contra los rusos, no la contaría ni Dios en un futuro. Y no estoy hablando de una guerra en términos nucleares, sino de un conflicto con armas de menor potencia. Veamos qué ocurre de aquí a unos meses, pero creo que la situación no va a ir a más, ya que hay muchos intereses en juego por parte de todos. Intereses que con toda probabilidad se irían al carajo si aquí alguien decide lanzar un misil donde no debe o enviar tropas donde a nadie se le ha perdido nada, por mucho que el criminal sanguinario de Zelensky insista diariamente en que EEUU, Europa y la OTAN acudan en masa para bombardear Rusia, lo cual acabaría desencadenando el peor escenario posible.

Aquí en España parece que la tensión no se ha contagiado... al menos de momento. Hace unos días, Margarita Robles afirmaba que aunque la amenaza del estallido de una guerra es absoluta, España no enviará tropas a Ucrania, porque este escenario sería, según ella, "Elevar el conflicto. También dijo hace unos días que está descartado por completo la reimplantación de la mili en España por si el conflicto va a más. Unas declaraciones con las que de momento parece descartarse desde el gobierno la participación directa en la guerra, si ésta va a más. Pero claro, no olvidemos que estamos hablando del gobierno de Sánchez, el cual puede decir hoy A y mañana Z. Ni tampoco hay que olvidar que España es un país que es miembro de la OTAN, con lo que una aprobación por parte de los Estados miembros a la hora de intervenir en Moscú llevaría emparejado casi con toda seguridad que España interviniese también en la guerra, aunque formalmente se opusiese a ella en la OTAN (Cosa que obviamente no hará). 

En definitiva, se avecinan meses calentitos en los que aquí se puede decidir todo. Sigo insistiendo en que no creo en que la sangre llegue al río, pero tampoco hay que descartar ya nada, y mucho menos después de todo lo que llevamos vivido desde la pandemia hasta ahora. Creo que todo esto tiene, entre otros objetivos, la derota electoral de Trump frente a Biden en las elecciones de noviembre por las razones que ya he expuesto antes. Y creo que es algo que van a conseguir los que están detrás de esta operación, puesto que la tensión va a ir a más conforme se acerque noviembre, y eso va a influir de forma decisiva en el voto de los americanos. La cuestión es ¿Y después de noviembre, qué? Con Biden otros cuatro años más en la Casa Blanca (Que ya aviso que no los agotará ni de coña), el interrogante estaría en qué ocurriría a partir del año que viene, puesto que el escenario geopolítico sería el mismo que el de ahora. ¿Una nueva escalada? ¿O quizás una relajación de la situación?

La respuesta es complicada, ya que con Biden en Washington, Putin en Moscú, Zelensky en Kiev, Macron en París, Scholz en Berlín y von der Leyen en Bruselas la situación seguiría siendo la misma en 2025 que la de estos momentos en la que estoy escribiendo esta entrada en abril de 2024. Ya he dicho en varias ocasiones a lo largo de esta entrada, y lo reitero de nuevo, en que no creo que la cosa vaya a ir a más; pero también es verdad que a estas alturas no hay que descartar nada, y que como dice el refrán "Toda generación debe pasar una guerra", y afortunadamente las generaciones que hemos nacido en estos últimos ochenta años no hemos vivido ninguna guerra a gran escala mundial. Y quizás, y por desgracia, algunos crean que ya ha llegado el momento en que el personal viva esa dramática experiencia nuevamente. Veamos qué ocurre, pero desde luego lo que sí es seguro es que se avecinan tiempos aún más turbulentos de los que ya estamos viviendo, que no son pocos. 

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