miércoles, 8 de mayo de 2019

¿Brexit? Va a ser que no

Después de tres años tras someterse a votación por parte del pueblo británico, su gobierno ha confirmado hoy que Reino Unido se presentará, en contra de lo que en un principio estaba previsto, a las elecciones europeas del próximo 26 de mayo. Por increíble que parezca, el sistema político británico ha vuelto a reírse una vez más de su pueblo tras tres años interminables de continuas intrigas tanto en Westminster como en Bruselas a la hora de decidir qué hacer con la salida de Reino Unido de la Unión Europea. Una salida que por supuesto se puede decir desde ya que está completamente descartada. ¿A cuento de qué viene presentarse al parlamento europeo para un periodo de cinco años una nación que en teoría va a abandonar la UE dentro de unos meses?

Seamos claro, el Reino Unido no ha tenido, ni tiene ningún interés ni ningún proyecto para abandonar la Unión Europea ni a corto, ni a medio, ni a largo plazo. Y es que, aunque algunos todavía no se lo crean, lo que ha hecho el gobierno británico es tomarle el pelo de forma constante a sus ciudadanos desde junio de 2016, e incluso me atrevería a decir que desde el momento en el que el ex-primer ministro británico, David Cameron, anunció su intención de celebrar un referéndum sobre la permanencia o no del Reino Unido en Europa.

Lo que hizo Cameron fue una tomadura de pelo a los británicos, aparte de una estrategia (Mal diseñada, por cierto) para ganar tiempo. Al ver cómo los votantes más euroescépticos se pasaban del Partido Conservador al partido euroescéptico Partido de la Independencia del Reino Unido (UKIP) y viendo que los laboristas, aun perdiendo las elecciones, podían volver a gobernar mediante pactos postelectorales, Cameron decide convocar un referéndum para la permanencia de Gran Bretaña en la Unión Europea si era reelegido en las elecciones generales de 2015. Cameron, seguramente anunció este referéndum confiado en que pegaría un subidón en las encuestas, pero sin obtener mayoría absoluta, lo cual le permitiría volver a gobernar con los liberales de Nick Clegg. ¿Qué ocurre entonces? Pues que se produce lo inesperado: Cameron gana, pero con mayoría absoluta, mientras que los laboristas se hunden. Ante este nuevo e inesperado escenario ¿Qué hacer? Pues seguir para adelante y convocar el referéndum, creyendo que va a ser un paseíllo y que tras ganar el NO todo volverá a su cauce.

Finalmente, el 23 de junio se confirma lo que algunos temían. Los británicos apuestan claramente por el SÍ a salirse de Europa. Cameron anuncia su dimisión ese mismo día y al cabo de un mes es sustituido en Downing Street por su ministra del interior, Theresa May, la cual se convierte desde entonces en la primera ministra que teóricamente conducirá al Reino Unido fuera de la UE. Hay que decir que mejor no se pudo estrenar May en su cargo, ya que en el año 2017, teniendo la mayoría absoluta heredada de Cameron, decidió convocar elecciones generales, perdiendo la mayoría y quedando en una posición absolutamente lamentable ante sus socios europeos a la hora de negociar los acuerdos para la salida del Reino Unido de la Unión Europea.

Lo que desde entonces ha ocurrido ya lo sabemos todos: Negociaciones permanentes, paseos de pelotas sobre el tejado del contrario, temor por parte de los dos bandos (Reino Unido - Unión Europea) en quedar como los "Malos de la película", y finalmente, un acuerdo entre el Reino Unido y la UE. Un acuerdo humillante para los británicos que ha supuesto que desde enero de este año, desde Westminster se haya echado para atrás en tres ocasiones el acuerdo alcanzado entre May y los 27 países de la UE, lo cual ha llevado a incumplir el acuerdo de salida de los británicos de las instituciones europeas el pasado 29 de marzo y a posponerse dicha salida hasta el 31 de octubre de este año.

A día de hoy, y a pesar de la prorroga otorgada por Europa, la situación en Londres sigue tan estancada como hace unos meses. El parlamento británico se niega a aprobar un Brexit blando (El acuerdo alcanzado entre May y la UE), pero también se niega a aprobar un Brexit duro (Salida sin acuerdo del Reino Unido de la UE). Se niegan a su vez en apoyar la retirada del artículo 50 del Tratado de Lisboa (Salida de un país miembro de la UE), y se niegan a su vez la posibilidad de celebrar un segundo referéndum. En resumen, el parlamento británico lleva meses tomándole el pelo a sus ciudadanos, ya que no son capaces de decirles que el Brexit ha sido una farsa que ha ido demasiado lejos. Ni desde Londres tienen el más mínimo interés en llevar a cabo una salida que supondría una pérdida muy relevante de ayudas y subvenciones procedentes desde la UE, ni desde Bruselas quieren que se siente un precedente que podría acarrear la salida de más países de ese barco que se desmorona llamado Unión Europea.

Para colmo, la situación en Londres no puede ser más penosa, ya que ante el estrepitoso fracaso que ha cosechado, May se niega a dimitir bajo cualquier posibilidad y se ha atrincherado en Downing Street a la espera de que desde Westminster se apruebe tarde o temprano el acuerdo que en noviembre pasado alcanzó con el resto de los países miembros. Se puede decir pues que May ha antepuesto su permanencia en el gobierno al futuro del país, con lo que supone dejar a Gran Bretaña bajo una situación insostenible que ni siquiera los miembros del Partido Conservador pueden remediar, ya que éstos presentaron una moción de confianza para expulsar a May en diciembre del año pasado, fracasando dicha moción. Ante este escenario, los tories no podrán volver a presentar dicha moción hasta diciembre de este año, fecha en la que en teoría ya tendría que haber salido el país de la UE. La cuestión ahora es, como de forma casi segura se sabe ya que en octubre tampoco se producirá la salida de los británicos, ¿Qué ocurrirá a partir de entonces? Los británicos partidarios del Brexit ya han salido a la calle, con lo que de repetirse la jugada de marzo y prorrogar de nuevo esta incesante agonía, la situación se puede volver más peligrosa en Londres si no hay un acuerdo y se echa a May de la jefatura del gobierno.

Por otra parte, el hecho de que la ministra principal de Escocia, Nicola Sturgeon, haya anunciado un nuevo referéndum para la independencia antes de 2021 supone otro varapalo para el gobierno británico, el cual creía tener controlada la situación en Escocia tras el referéndum del año 2014 en el que los escoceses votaron NO a la independencia escocesa. Y a no perder de vista la situación en Irlanda del Norte, donde el asesinato de una periodista por parte de la banda terrorista IRA después de más de veinticinco años de tregua vuelven a poner en peligro la situación en dicho territorio y los Acuerdos del Viernes Santo que Tony Blair firmó en 1998. Si el terrorismo en Irlanda vuelve y el independentismo escocés resurge de nuevo, como ya está sucediendo, es más probable que asistamos a la desintegración del Reino Unido antes que a su salida de la Unión Europea.

Por mi parte creo que la mejor solución para el Reino Unido sería la salida urgente de May del gobierno e iniciar unas nuevas negociaciones con la Unión Europea. Personalmente creo que quien mejor reune el perfil para dar la talla ante Europa sería el que fuera alcalde de Londres, Boris Johnson. En lo que respecta a la oposición creo que están más perdidos que la propia May. El líder laborista, Jeremy Corbin, apuesta a regañadientes por un segundo referéndum mientras tiene a su partido levantándose contra él. Todo esto tras presentar una moción de censura contra May, la cual fracasó. En definitiva, la oposición laborista se encuentra más perdida que los propios conservadores a la hora de buscar una salida al proceso, si es que realmente desean buscarla, que personalmente creo que no.

En fin, si la situación en España (La cual ha salido perdiendo en lo que respecta a la cuestión de Gibraltar gracias al miserable gobierno que tenemos) es gravísima, la de los británicos no lo es menos. Con una primera ministra irresponsable y sedienta de poder hasta el punto de anteponer su futuro personal al futuro del país, una oposición que sólo busca llegar cuanto antes al poder sin tener ellos tampoco un plan para el Brexit, una clase política bloqueada, la cual está riéndose descaradamente del pueblo británico, y un resurgimiento del independentismo escocés, así como del independentismo y del terrorismo norirlandés, la situación en el Reino Unido se atisba muy preocupante y peligrosa. Los ingleses están en un callejón sin salida gracias a la vergonzosa gestión de su clase política, la cual con este bloqueo está destruyendo la reputación del sistema parlamentario más importante del mundo. Si finalmente hay Brexit, el terrorismo y el independentismo en Gran Bretaña se recrudecerá, con lo que la desintegración del Reino Unido será, al igual que en España, inminente. Si por el contrario no hay salida de Gran Bretaña de la UE, que creo con toda seguridad que es lo que va a ocurrir, los partidarios del Brexit se sentirán traicionados y saldrán en masa a las calles, con unas consecuencias imprevisibles. Malos tiempos se acercan para la isla Británica de una forma u otra...

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