Dentro de escasas semanas se cumplirá el primer aniversario del cambio
de gobierno que se produjo en junio del año pasado, que tuvo como consecuencia
la salida de Mariano Rajoy y del Partido Popular del gobierno de España, y la
llegada de Pedro Sánchez y del PSOE al ejecutivo nacional. Hace ya unos meses
escribí una teoría acerca del porqué se pudo efectuar sin ningún obstáculo el
cambio de gobierno a través de la moción de censura, pero no me extendí de la
forma en la que sí voy a hacerlo esta noche.
Muchos españoles siguen preguntándose a día de hoy por qué Mariano Rajoy
no dimitió antes o durante la moción de censura y evitó de esta forma no su
salida, la cual estaba ya sentenciada, sino la salida del Partido Popular del
gobierno de España. En vez de presentar su dimisión, el entonces jefe del
gobierno optó por atrincherarse en la Moncloa y dejar que fuese el congreso el
encargado de sacarlo de la presidencia del gobierno. Ante la pregunta, ¿Por qué
Rajoy no dimitió? He aquí mi teoría que ya expuse hace unos meses y que ahora
vuelvo a escribir aunque con más profundidad.
Según mi teoría, todo tiene su origen en el convulso mes de octubre de
2016. Todos sabemos lo que ocurrió aquel mes: El 1 de octubre estalla la crisis
del PSOE y Pedro Sánchez es obligado a dimitir ante la negativa de éste por
abstenerse frente a Rajoy en su nueva sesión de investidura. Con su dimisión se
pone en marcha la gestora, la cual estuvo presidida por el presidente de
Asturias, Javier Fernández. Tras la salida de Sánchez de la secretaría general
del PSOE, la gestora comienza a mover los hilos para abstenerse en la sesión de
investidura de Rajoy, todo esto con el apoyo de la entonces presidenta de la
Junta de Andalucía, Susana Díaz, y del ex-presidente del gobierno, Felipe González
y la denominada "Vieja guardia". Tras el bochornoso y tenso comité
federal del PSOE, todo el mundo tanto dentro como fuera del partido socialista
daban por muerto políticamente a Pedro Sánchez y apostaban porque Susana Díaz
fuese proclamada en unos meses como la nueva líder del PSOE. Aquí es donde, en
mi opinión se produce el origen del pacto que tendría su desenlace en junio de
2018.
En mi opinión, durante los días que transcurren desde la caída de
Sánchez hasta la proclamación de Rajoy como nuevo presidente del gobierno se
producen diversos contactos entre los socialistas y los populares para que
éstos puedan abstenerse en la investidura del entonces presidente del gobierno
en funciones. Ante una decisión tan trascendental para el PSOE que podría llevarse
al partido por delante y con la idea casi segura de que Susana Díaz cruzaría en
breve Despeñaperros para aterrizar en Ferraz, el nucleo duro del PSOE llega a
un acuerdo con el gobierno de Rajoy y la dirección del PP: Apoyar a Mariano
Rajoy a través de la abstención en la investidura a cambio de que el PP
permitiese la llegada del PSOE a la Moncloa a mitad de legislatura. La
abstención a cambio de, valga la redundancia, un cambio de gobierno, el cual
estaría presidido por Susana Díaz, que era en aquel entonces la baronesa del
PSOE que más apoyaba la idea de dejar gobernar al PP a través de la abstención.
Cabe añadir que el propio Mariano Rajoy tenía buena sintonía con Susana
Díaz, mucho mejor que con Pedro Sánchez, lo cual hizo en mi opinión que Rajoy
accediera sin resignación a este acuerdo. Rajoy sabía que Sánchez estaba
llevando al PSOE hacia su disolución como consecuencia de su irresponsable
gestión al frente del partido, y con este pretexto, unido al perfil político de
Díaz, mucho más "Moderada" y "Dialogante" que Sánchez
provocaba que Rajoy sintiese más respeto y afecto por la andaluza que por el
madrileño. Por otra parte, tanto Rajoy como la gestora del PSOE son conscientes
de que el bipartidismo en España está herido de muerte. Jamás se volverá a producir
un cambio de gobierno dentro del bipartidismo a través de las urnas. El
hundimiento del PSOE tras la desastroza gestión de Zapatero, los años de
travesía en el desierto de la oposición de los socialistas, así como los
sucesos del 1 de octubre en Ferraz provocan que el PSOE se hunda cada vez más
en las encuestas y sea ya misión imposible que el partido que fundase Pablo
Iglesias en 1879 pudiese volver algún día al gobierno a través de las urnas,
pero no a través del mecanismo de la moción de censura. Es por ello por lo que Rajoy, basándose en su tradicionalismo, decide
aceptar el acuerdo ofrecido por los socialistas, sabiendo él que de esta forma
el bipartidismo seguirá fuerte y catapultará de nuevo a los socialistas, aunque
ello conlleve que los suyos vuelvan a la oposición durante unos años.
Esta es
la regla esencial que todo aquel que apueste por el bipartidismo debe conocer:
"Quítate tú, que me pongo yo". En 2018 el PP estaría ya gobernando
durante siete años. Un periodo más que suficiente para que Rajoy aceptase que
era el momento de dar paso a un PSOE ya renovado con Susana Díaz. De esta forma
ambas partes cumplían su parte: Dos años para cada partido. 2016-2018 para el
PP, 2018-2010 para el PSOE. También de esta forma se entiende la negatividad de
Rajoy ante las voces que le pedían que no aceptase ir a una nueva sesión de
investidura y acudiese de nuevo a las urnas. No se podía hacer. Los
"Poderes fácticos" ya habían anunciado que unas terceras elecciones
consecutivas serían letales para el sistema político en España, y dañarían aún
más la imagen de la corona. Pero sobre todo no se podía ir de nuevo a las urnas
porque Rajoy ya había pactado con el PSOE y no estaba dispuesto a que unas
terceras elecciones se llevase por delante a todo el sistema constitucional,
aunque dichas elecciones le beneficiasen en votos y escaños como las encuestas
pronosticaban. No, ya estaba todo hablado y pactado, y sólo quedaba poner fecha
a la investidura, la cual se fijó para finales de octubre, saliendo Rajoy
investido con la abstención del PSOE. La primera parte del acuerdo se había
cumplido.
Por aquel entonces, los populares ya estaban inmersos en los juicios
relacionados con el caso Gurtel, por lo que éstos sabían ya que la sentencia
sobre este caso saldría más o menos durante el año 2018, lo cual coincidiría
con el momento del cambio de gobierno previsto, por lo que la excusa de la
sentencia para llevar a cabo la moción de censura vendría "Al pelo"
para poder efectuar el inicio para el traspaso de poderes.
Durante el año 2017, todo parece ir sobre la marcha hasta que se produce
algo con lo que nadie contaba. Pedro Sánchez decide volver y presentarse para
las primarias convocadas tras su destitución como secretario general del PSOE.
Sánchez, que en ese momento tiene a la militancia a su favor pero al aparato
del PSOE en contra, tiene todas las de perder, ya que el partido apoyaba a la
candidata oficial; Susana Díaz. Finalmente, y tras una campaña a cara de perro
entre ambos se produce lo que no estaba previsto en el guión: Sánchez gana las
primarias y recupera la secretaría general del PSOE en mayo de 2017. Tras este
vuelco en los acontecimientos, el guión continúa, pero los actores cambian.
Rajoy aceptaba el cambio de gobierno, pero con un PSOE liderado por Susana
Díaz, no por Pedro Sánchez. Aún así lo acordado, acordado estaba, y Rajoy no
estaba dispuesto a enredar aún más la situación, sabiendo lo que meses después
se iba a avecinar en Cataluña. No estaba dispuesto a liarla, como ya hizo junto
con Sánchez en 2016, la situación a nivel nacional. Estaba dispuesto a cumplir
lo acordado y a llevar a cabo un cambio de gobierno, aunque las caras habían
cambiado y con ello el escenario. Por ello, tras el triunfo de Sánchez se
produce durante un año un periodo tranquilo y distendido entre el presidente
del gobierno y el líder de la oposición. Sánchez ya estaría al tanto del
acuerdo, y por eso le convenía llevarse bien con Rajoy durante su último año en
la presidencia. También ante el otoño caliente que se acercaba era preciso dar
la imagen de "Hombre de Estado", y ésta era la ocasión de hacérselo
creer a Rajoy.
Finalmente, tras un año desde su regreso y con España sumida en el caos
y la confusión por el escenario postgolpista vivido en Cataluña en octubre de
2017, la fuga constante de los políticos catalanes y la instauración de un 155
light llevado a cabo por Rajoy y apoyado por Sánchez y Albert Rivera, se
produce la sentencia del caso Gurtel el 24 de mayo, la cual es devastadora para
el partido y especialmente para el propio Mariano Rajoy, cuya credibilidad es
puesta en tela de juicio en la propia sentencia. Ante esto comienzan los
rumores de una posible convocatoria anticipada de las elecciones por parte de
Rajoy para el día siguiente. Quizás por miedo a que Rajoy no cumpliese con lo
acordado, Sánchez decide a primera hora de la mañana y sin contar con la
comisión ejecutiva del PSOE registrar la moción de censura el mismo día 25,
evitando con ello que Rajoy pudiese salir del paso acudiendo a las urnas.
Basándome en mi teoría estoy plenamente convencido de que Rajoy no
estaba por la labor de convocar elecciones generales en ningún momento. Había
aprendido la lección de 2016 y sabía que España no podía estar varios meses más
con un gobierno en funciones y bajo un escenario continuo de inestabilidad
política, el cual ya era suficientemente grave tras los sucesos vividos en
Cataluña. Estaba dispuesto a cumplir lo acordado y a efectuar de forma rápida y
sin obstáculos el cambio de gobierno. De hecho, tras el golpe de estado en
Cataluña, la actitud de Rajoy era ya la de un hombre ajeno a todo. Consciente
de que su tiempo había acabado y que el escenario posterior al golpe ya no
podía ni debía ser liderado por él, sino por otra generación nueva que diese
paso a una nueva etapa. De esta forma se entiende que Rajoy diese la orden a
Ana Pastor (Vulnerando con ello el principio de separación de poderes) de que
el debate de la moción de censura se produjese cuanto antes. El todavía
presidente del gobierno quería pasar página cuanto antes y realizar el traspaso
de poderes de una forma rápida y sin inconvenientes.
De esta forma se realiza con la mayor brevedad posible el debate de la
moción de censura. Sánchez expone su programa y Rajoy le replica. Toda una
actuación sublime de una obra de teatro con su correspondiente guión. Tras
anunciar el PNV de forma pública ese mismo día que apoyarían la moción (Rajoy
ya lo sabía desde hacía varios días), el jefe del gobierno se va al mediodía a
un conocido restaurante madrileño con su nucleo duro en el gobierno y en el
partido, no saliendo de el hasta por la noche. Durante todas estas horas se
producen interminables rumores que hacen creer que Rajoy presentaría su
dimisión a cambio de salvar al PP de perder el gobierno. Todo lo contrario.
Rajoy no estaba dispuesto a incumplir lo acordado dos años antes. Sabe que esta
es la única oportunidad de que el bipartidismo vuelva a resurgir. Si hubiese
convocado elecciones generales la semana anterior, hubiese servido en bandeja a
Albert Rivera y a C's el gobierno de España, algo a lo que Rajoy no estaba
dispuesto bajo ningún concepto. Mariano es un tipo que cree en el bipartidismo
como mejor sistema de gobierno en una monarquía parlamentaria, y no estaba
dispuesto a que C's echase por tierra los 40 años de turnismo político entre
PSOE y PP.
Tampoco está dispuesto bajo ningún concepto a presentar su dimisión,
lo cual le daría la posibilidad de o bien mantenerse en funciones durante unas
semanas o meses más, o dejar la presidencia ese mismo día bajo el mando de
Soraya Saénz de Santamaría (Verdadera promotora de los rumores de la dimisión
de Rajoy) hasta la formación de un nuevo gobierno. Sabe que presentando su
dimisión incumpliría el acuerdo y abriría un nuevo frente de inestabilidad
política en España, sumada a la ya grave crisis de inestabilidad producida por
Cataluña. La idea de la dimisión, independientemente de que él se mantuviese en
funciones o dejase ese mismo día la presidencia a Soraya, podría llevar
emparejada que los podemitas, los independentistas o los vascos se echasen
atrás a la hora de apoyar a Sánchez en una futura sesión de investidura de
Pedro Sánchez, e impediría a su vez que un nuevo miembro del PP pudiese formar
gobierno debido a la suma del bloque de la izquierda, los independentistas y
los etarras, con lo que de nuevo se abriría el periodo de inestabilidad
política de 2016, algo a lo que Rajoy no está dispuesto, y más sabiendo que el
horizonte económico que se avecina no es bueno para España ni para nadie, y que
es necesario un gobierno en plenitud de sus funciones para llevar a cabo las
reformas que el país necesita.
Ante esta situación, Rajoy decide mantenerse en el cargo y dejar que el
traspaso de poderes se produzca con éxito. El 1 de junio de 2018, Rajoy acude
al congreso para despedirse de la nación y minutos después, Pedro Sánchez es
investido como nuevo presidente del gobierno, siendo destituido Mariano Rajoy
como jefe del gobierno por el congreso de los diputados. Finalmente, al día
siguiente se culminaría el traspaso de poderes. Pedro Sánchez acude a Zarzuela
a tomar posesión del cargo ante la presencia de Rajoy, que acude a su último
acto como presidente saliente. De esta forma se culmina uno de los traspasos de
poderes más polémicos e históricos de los cuarenta años de sistema
constitucional en España. Un traspaso de poder que ha dado como resultado que
el PSOE de Pedro Sánchez obtuviese el pasado día 28 de abril una victoria
holgada aunque minoritaria sobre el resto de las formaciones políticas. La
consecuencia política de la moción de censura ha sido sin duda alguna el
relanzamiento de un PSOE que hasta hace un año estaba en proceso de
descomposición, y que gracias a la vuelta al poder de los socialistas ha
provocado que ahora sean primera fuerza política en España por primera vez
desde hace once años.
En lo que respecta al PP, el escenario actual surgido de la moción de
censura no le es tan favorable. La aparición de VOX y la subida de C's ha
provocado que el partido que en 1977 fundase Manuel Fraga se vea en uno de los
peores escenarios desde hace cuarenta años. Con una pérdida de votos de casi 70
diputados, el partido que de momento lidera Pablo Casado tiene que hacer frente
dentro de escasas semanas a la segunda prueba de fuego, la cual tampoco le son
favorables a los populares: Las elecciones municipales, autonómicas y europeas.
Por ironías de la vida, esta situación tan pésima para el PP tiene un claro
responsable: Mariano Rajoy Brey, el cual decidió poner punto final a su
presidencia apostando por su salida del poder vía moción de censura, con el
objetivo de relanzar al bipartidismo, pero sin caer en la cuenta que su partido
se vería más perjudicado de lo que él creería, o quizás sí.
Todo lo que he escrito en esta entrada en por supuesto una teoría mía,
la cual creo que está bien sustentada si nos atenemos a los acontecimientos
previos a la moción de censura. Como dato curioso cabe mencionar el hecho de
que un mes antes de abandonar Rajoy la Moncloa, sus hijos ya se habían
trasladado junto con todas sus pertenencias a su chalet familiar, supuestamente
para "Estudiar mejor", según se desveló a los medios en su día.
Sea como fuese, está claro que Mariano Rajoy sabía lo que se avecinaría
si permitía que la moción de censura triunfase, pero él tenía que cumplir lo
pactado en octubre de 2016 con los socialistas. Sabía de antemano que la única
forma desde 2015 para llevar a cabo un cambio de gobierno en España pasaba por
las mociones de censura o los pactos postelectorales, no por la vía de las
urnas como hasta ahora había ocurrido. Por ello, aún sabiendo lo que estaba
haciendo como punto y final de su presidencia, dejó que se consumase aquello
por lo que él había dado su aprobación en su momento, y que, quién sabe, quizás
creyó que podría funcionarle a su partido y a sus sucesores en el futuro pero
de forma inversa. Quizás en ese pacto se acordase también repetir esa
"Jugada" cuando las circunstancias así lo exigiesen en favor del
bipartidismo. Sólo el desarrollo de los acontecimientos nos lo dirá. De momento
queda PSOE hasta, mínimo, el año 2023. Después de eso, ya se verá.
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