Hoy se ha consumado la segunda moción de censura que Mariano Rajoy pierde en menos de dos meses. Pablo Casado, un joven candidato de 37 años, apoyado por Aznar y su sector, y vicesecretario de comunicación en el equipo de Rajoy, se ha impuesto de forma absoluta a la candidata del hasta hoy presidente del PP y mano derecha de éste en el gobierno de España, Soraya Saénz de Santamaría, y se convierte en el primer presidente del Partido Popular aupado al liderazgo de la formación por las bases y los compromisarios del partido. Con la victoria de Casado, el propio partido da la espalda al liderazgo y al legado de Mariano Rajoy y apuesta por la vuelta del PP a sus orígenes de la refundación en 1989/1990, es decir, a sus orígenes conservadores, democristianos y liberales. Por lo que a mí respecta, desde aquí anuncié el otro día mi apoyo a Pablo Casado y mi apuesta por él como nuevo líder de la derecha española. Aunque está lejos de ser lo que verdaderamente necesita el PP, es un tipo que me cae bien y creo que era la mejor apuesta dentro de las candidaturas presentadas, ya que la suya representa como ya dije el otro día frescura, aires nuevos e ideas renovadas a un partido que lo necesita urgentemente Me alegro por su victoria y le deseo suerte, pero aviso de que su llegada no puede quedar sólo en meras palabras, éstas deben convertirse ahora en hechos.
Debo añadir que no he visto el discurso que esta mañana pronunció Pablo Casado para defender su candidatura. Quienes lo han visto afirman que ha sido un gran discurso en donde se ha enaltecido los principios conservadores del partido, Casado ha hecho una apuesta por la recuperación de los valores que desde hace años el PP perdió con la llegada de Mariano Rajoy y ha apostado por la defensa de la vida, el patriotismo, la familia, etc. Valores que yo comparto pero que por desgracia creo que jamás volverán al PP, si es que alguna vez estuvieron en este partido. Como ya he dicho, el discurso de su candidatura no lo he visto íntegramente, al igual que el de Soraya, pero por lo poco que he visto en las noticias puedo corroborar que se ha tratado de un discurso enérgico y de renovación por parte de él y de un discurso despótico y soberbio por parte de ella. Soraya se veía ganadora sin lugar a dudas y confiaba en ser ella la sucesora de aquel a quien ella intentó a última hora derrocar hace sólo un mes y medio cuando todo el mundo daba por hecho que la moción de censura del miserable de Pedro Sánchez saldría adelante. Por suerte para el PP y para España, este pequeño frasco de veneno no ha conseguido contra todo pronóstico su objetivo de liderar el principal partido de la derecha española... al menos de momento.
Como ya he dicho, no he visto ni el discurso de la candidatura de Casado ni de Soraya, pero sí pude ver los últimos momentos del recuento de votos y el discurso de Casado, una vez proclamado por Ana Pastor como nuevo presidente del Partido Popular. Debo añadir que, sin sorprenderme, me ha dado vergüenza propia y ajena ver el inicio del discurso de Casado; Una defensa y un apoyo a ultranza hacia la monarquía española liderada por Felipe VI. Insisto, este apoyo no es algo que me sorprenda, pero sí confirma mis sospechas de que la derecha española está por desgracia más perdida que un chino en Sevilla Este. Yo comprendo que el PP, como partido constitucionalista que es junto con el PSOE, apoyen el Régimen del 78 y la monarquía borbónica, pero ¿Es necesario este apoyo entusiasta hacia una institución que al igual que estos partidos representan la corrupción sistemática?. ¿Cuándo aprenderá la derecha española que no vivimos en el siglo XIX y que ser conservador es perfectamente compatible con ser republicano?, ¿Cuándo anunciará la derecha española su apuesta por una República nacional e integradora?
La extrema izquierda lleva décadas apostando por SU república, que ya sabemos todos que no sería más que la vuelta de tuerca (Valga la redundancia sobre esta expresión) de la II República española por la que muchos añoran los tiempos en los que la persecución religiosa e ideológica era el pan nuestro de cada día. Si la izquierda española cada vez reclama más la implantación de su república, la derecha española no puede ser menos y debe dar a los ciudadanos españoles la oportunidad de ofrecer un sistema político republicano diferente al que desean aquellos impresentables que buscan con entusiasmo la manipulación de la historia y el revanchismo político y social. Hace falta una derecha como la francesa y como la alemana, defensora de una República para todos, sin sectarismos y con principios y valores que defiendan nuestros intereses nacionales. Por desgracia pedirle esto al PP es como pedir la luna. Aunque Casado haya ganado, la refundación y el giro de 180º que la derecha española necesita no se va a producir, para desgracia de todos los españoles que no nos sentimos representados por una derecha española sin complejos, que asuma de una vez que la derecha española del siglo XXI no es la de Cánovas del Castillo en la Restauración, como algunos siguen empeñados en creer.
Volviendo al tema que nos ocupa, la victoria de Casado ha supuesto sin lugar a dudas la victoria del mal menor dentro de las dos opciones que tenía el PP. Creo que Pablo Casado (Independientemente de que comulgue o no con él en todos sus planteamientos) es un tipo con ideas interesantes. Su edad y apuesta por la recuperación de los valores perdidos del PP da un punto de frescura y de entusiasmo ante un electorado cada vez más alejado de los planteamientos que durante estos años de gobierno ha llevado a cabo el Partido Popular liderado por Mariano Rajoy y su generación. También digo que la apuesta de Casado por la integración de todos en su nuevo equipo (Incluida la propia Soraya y ex miembros del equipo de Rajoy) pueden jugarle al nuevo presidente popular una mala pasada, ya que la integración de éstos puede ser interpretada por muchos como una apuesta del nuevo líder del PP por el continuismo y no por la renovación que él tanto ha defendido en estos días de campaña interna. Así que mucho ojo con este detalle porque marcará seguramente el devenir de los acontecimientos en el partido y el discurso que a partir de ahora adopte la nueva dirección del PP.
También debo añadir que Casado debe andarse con cuidado a la hora de defender fervientemente el legado tanto de José María Aznar como de Mariano Rajoy, especialmente el de este último. Una defensa acérrima del nuevo presidente por ambos puede dar a entender que el PP se enorgullece de los graves errores cometidos en estos años por ambos (Especialmente por los de Mariano Rajoy), lo cual debe evitar el nuevo líder de la oposición si quiere ser tomado en serio por su electorado y sobre todo por ese electorado que durante estos siete años ha huido como de la peste del PP y que el propio Casado quiere recuperar. Si Casado quiere atraer a ese electorado indignado debe ante todo ahondar en el discurso conservador que él ha puesto en marcha y evitar tener a su lado personajes de la índole como María Dolores de Cospedal, Alberto Nuñez Feijoo, y la propia Soraya Sáenz de Santamaría. Por cierto, una Soraya Sáenz de Santamaría que hace sólo unos días exigía a Pablo Casado en una entrevista en Telecinco que explicara los apoyos que estaba recibiendo por parte de Aznar, la fundación que éste preside (FAES) y Esperanza Aguirre. Quizás debiera ser ella quien explicase los apoyos que ha recibido a lo largo de estos días de personajes como José Luis Rodríguez Zapatero, Susana Díaz, etc. Como dice el refrán "Dime con quién andas y te diré quién eres". Y sólo con ver los apoyos que esta tipeja ha recibido a lo largo de estos días me alegro más aún de que no haya sido ella la elegida por los compromisarios para dirigir el partido que en 1977 fundase Manuel Fraga Iribarne.
A partir de ahora, Casado debe tener aún más cuidado que antes, ya que Soraya no se va a dar por vencida y continúa teniendo en su poder los dossieres que ha recibido a lo largo de estos años al frente del CNI, y Feijoo espera a la gallega que un batacazo del partido en 2020 lo catapulte esta vez sí al frente de la formación. Personalmente creo que Pablo Casado no será presidente del gobierno. Será él quien de momento pilote la travesía del desierto del PP en la oposición y lidere la alternativa de gobierno al despreciable y vomitivo ejecutivo socialista de Pedro Sánchez, el cual ya ha comenzado a utilizar los aviones oficiales para irse de conciertos con su señora esposa y ha enchufar a amigos y colaboradores en puestos de máxima responsabilidad dentro del estado. El PSOE está jugando muy estratégicamente sus cartas y aprovechará estos dos años de legislatura para repartir dinero público a diestro y siniestro con tal de obtener votos por doquier, aunque esto suponga la quiebra del estado. Por ello, la victoria del PSOE en las elecciones generales de 2020 es segura, y Pablo Casado puede ver su peligrar su liderazgo si no consigue llegar entonces a la Moncloa. Para desgracia de España y de los españoles, el PSOE logrará mantenerse en el gobierno hasta 2024 como mínimo, lo cual quiere decir que durante estos años, Pablo Casado irá desgastándose como líder de la oposición, lo cual puede llevar al escenario de que cuando el PP vuelva al gobierno de la nación, su candidato sea ya un político quemado, del mismo modo que lo fue Rajoy cuando llegó en diciembre de 2011 a la Moncloa tras estar siete años y medio liderando la oposición al infame gobierno de Zapatero.
El PP y la derecha española se van a ver sometidos en estos años al mismo escenario al que se han visto sometidos el PSOE y la izquierda, es decir, un electorado dividido entre dos partidos de la misma ideología (En el caso de la izquierda, PSOE y Podemos, en el caso de la derecha PP y Ciudadanos). La unión contra todo pronóstico de la izquierda en estos instantes provocará por contra una división y una lucha por la hegemonía del aspectro del centro-derecha en España. Pablo Casado y Albert Rivera comenzarán a partir de hoy una lucha entre dos liderazgos bastante parecidos; Ambos son jóvenes, tienen la misma edad e incluso un gran parecido físico. Albert Rivera no es santo de mi devoción por su falta de principios y de palabra, pero debo reconocer que en estos momentos, la vuelta al poder del PP al gobierno de España pasa sí o sí por un pacto con Ciudadanos que le permita echar del poder a Sánchez y cía. La caída del bipartidismo y la falta de mayoría para formar gobierno por parte de un solo partido hará que en un futuro lejano, puede que en 2028, el PP consiga volver al gobierno, tras una década en la que el PSOE se habrá encargado de destruir, esta vez definitivamente, a esa nación que por desprecio no quieren ni mencionarla. La cuestión es; ¿Será Pablo Casado el dirigente capaz de llevar nuevamente a los populares al gobierno de España? Yo personalmente creo que no. Aún así todavía es pronto para saberlo. Sólo el tiempo nos dirá la respuesta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.