Siempre he dicho que me considero una persona conservadora y de
derechas. Hasta hace unos años voté al PP creyendo que este partido
representaba mejor que nadie las ideas que yo creía que eran necesarias para
España. Como ya he dicho otras veces, mi decepción fue considerable cuando me
percaté que Mariano Rajoy y el Partido Popular habían traicionado las ideas que
yo creía y habían renegado de un prometedor programa electoral con el que el
hasta hace un mes partido del gobierno se presentó a las elecciones
generales de noviembre de 2011. Desde entonces creo que he sido la persona que
haya existido sobre la faz de la tierra más crítica con las políticas que el PP
ha ido desarrollando durante estos casi siete años. Mi repulsa por la nefasta
gestión del gobierno de Rajoy hizo que en las elecciones generales de diciembre
de 2015 votase incluso a Podemos (Ingenuo de mí...) como voto de protesta
contra los cuatro años de la primera legislatura de Mariano Rajoy. En las
elecciones de junio de 2016, la situación vivida por los seis meses de gobierno
en funciones de Rajoy y el escenario postelectoral de las elecciones de
diciembre me llevaron por primera vez en mi vida a votar a aquel partido con el
que he sido incluso más crítico que con el propio PP (Que ya es decir). Para
ignorancia mía y deseoso de echar cuanto antes a una persona que yo creía y
creo que traicionó vilmente a su partido y a su país, llegué a votar hace dos
años a Pedro Sánchez, creyendo que tras el nefasto gobierno de Rajoy, ninguno
podría superar la traición del PP a España durante sus años de gobierno. Me
equivoqué, y mira que si me equivoqué... En sólo un mes, el PSOE ha demostrado
ser una vez más el partido que antepone la división, la fragmentación y el caos
al bienestar social. Creía que el gravísimo error que supuso para España la
llegada de Zapatero no se iba a producir nuevamente, puesto que no creía que
los socialistas fuesen tan idiotas y masoquistas como para repetir esa jugada
de nuevo. Nuevamente, ingenuo de mí... ¿A quién se le ocurre pensar que el PSOE
escarmienta de sus errores? El PSOE no conoce límites ni en idiotez ni en
masoquismo, y en sólo un mes de gobierno de Pedro Sánchez la gestión del
gobierno socialista es equiparable a la de los primeros malditos años de
gestión del gobierno de Zapatero.
¿A cuento de qué viene todo esto que estoy contando ahora? Pues a la
sencilla razón de que dentro de unos días se celebrará por primera vez en la
historia del PP las primeras primarias (Si es que se les puede denominar así)
donde se elegirá a los dos candidatos que se enfrentarán en el próximo congreso
nacional del PP donde se elegirá al sucesor de Rajoy. Como ex votante del PP y
como persona conservadora que soy siempre he dicho que el PP necesitaba una
regeneración demoledora desde arriba hasta abajo. La sentencia del caso Gürtel
y la precipitada salida del gobierno de Rajoy puede llevar al PP a que, quizás
no consiga una regeneración auténtica, pero sí consiga una renovación fresca y
un liderazgo fuerte y decidido capaz de atraer nuevamente a los electores del
centro y de la derecha. Ese liderazgo creo sinceramente que sólo es posible si
el próximo presidente del PP es Pablo Casado. ¿Por qué digo esto? Porque Casado
reúne según mi criterio no todos pero sí algunos factores necesarios para
devolver al PP al posicionamiento ideológico que nunca debió abandonar. Casado
es un tipo joven. Tiene 37 años y cuenta con la "Bendición" de los
sectores más nostálgicos que anhelan la vuelta del PP de los años 90. Es un
tipo que aun formando parte de la dirección del partido, no está salpicado por
la nefasta gestión de Rajoy al frente del gobierno y del PP. Defiende la
recuperación de los principios perdidos por el partido y apuesta por dar más
voz a una militancia del Partido Popular que se encuentra completamente alejada
de las doctrinas que durante todos estos años de gobierno ha defendido la
dirección del partido. ¿Su único fallo? La investigación en la que se encuentra
inmerso por las supuestas irregularidades relacionadas con su carrera
universitaria. Una investigación que a algunos les está viniendo de perlas para
atacar al único candidato capaz de sacar al PP del fango en el que se encuentra
metido. Nada sucede por casualidad, y el hecho de que la investigación a Casado
vaya en aumento conforme éste aumenta sus probabilidades de ganar las primarias
es una señal de que algunos temen que con Casado en la presidencia del PP, el
partido pueda volver a levantar cabeza después de años de distanciamiento entre
la sociedad y el partido (Sólo hay que observar que apenas 60.000 afiliados
populares de 800.000 votarán en las primarias del próximo jueves), pudiendo
éste presentarse nuevamente como un partido renovado frente a un PSOE inmerso y
estancado en su odio contra todo aquello que representa la España conservadora
y el periodo comprendido entre 1936 y 1975.
Ya dije aquí hace unas semanas cuando Rajoy anunció su dimisión como
presidente del PP que la única opción válida para el partido era la de Pablo
Casado. Ni Soraya Sáenz de Santamaría ni María Dolores de Cospedal representan
no ya una regeneración en el partido (Algo que suena a coña viniendo de estas
dos) sino una renovación fresca en el liderazgo del principal partido del
centro-derecha en España. La corresponsable de la "Operación Diálogo"
en Cataluña no puede ser aquella que represente una nueva era en el PP. La
secretaria general que hablaba de los pagos "En diferido" no puede
ser la que encabece un nuevo periodo dentro del Partido Popular. La era Rajoy
ha terminado, y no sólo la era Rajoy, sino también la de sus dos "Hijas
políticas" y la de toda una generación que empezó en 1990 con la llegada
de Aznar a la presidencia del PP. El Partido Popular es un partido que lleva
cerca de 30 años con la misma generación (La de los años 50) al frente de la
formación, y aunque Soraya y Cospedal son algo más jóvenes, ambas representan
ya una etapa terminada aunque ellas no lo quieran ver. Esta crítica también se
puede extender a José Manuel García Margallo, un tipo al que he criticado
tantas veces como tantas veces he dado la razón. Personalmente, Margallo es un
tipo que me cae bien, puesto que ha sido de los pocos que ha tenido serias
discrepancias con la política llevada a cabo por Mariano Rajoy y su séquito,
pero aunque su programa resulta atractivo, el ex ministro de asuntos exteriores
también representa un periodo que difícilmente se puede representar como
renovador. En cambio, Casado (Aún teniendo el caso de su investigación encima
de la mesa) sí representa esa renovación que tanta falta hace en el Partido
Popular, y no sólo eso sino que cuenta con un ambicioso programa en donde la
frescura tanto de caras como de ideas hacen que su candidatura resulte más
atractiva a ojos de los electores y sea vista como una señal de cambio dentro
del PP. Aun así eso no es todo. Como dice el refrán; "El movimiento se
demuestra andando", y si llegase a alcanzar la presidencia, Casado no
puede dejar en palabras huecas lo que ahora defiende.
Personalmente creo que de llegar a la presidencia del PP, Casado debería
llevar a cabo el siguiente programa: Recuperación de los principios
Democrata-Cristianos dentro del partido, abrirse a la militancia y a la
ciudadanía, endurecer el discurso en cuestiones sociales (Aborto, LGTBI,
Inmigración, Cadena Perpetua, recentralización de la sanidad y la educación,
etc) a la vez que modificar el discurso en cuestiones económicas (Menos
impuestos, reducción de la administración y la burocracia, garantizar los
derechos laborales, apoyar a las PyMES y a los autónomos, proteccionismo
económico, etc). En lo que respecta a lo político, el PP debe dar un gran paso
al frente y anunciar un endurecimiento en su discurso sobre la postura catalana
y vasca, impulsar una reforma completa de la Constitución en la que se incluya
cuestiones como la abolición del estado autonómico y la posibilidad de celebrar
un referéndum sobre la forma de estado (Así como una apuesta decisiva por la
República en España, con el objetivo de paralizar esa otra república sectaria
que la izquierda tiene pensado instaurar en no mucho tiempo), así como adoptar
una postura antieuropea, acorde a la del Partido Conservador británico. Sé
perfectamente que esto que estoy diciendo no se llevará a cabo ni aunque Manuel
Fraga vuelve del más allá a exigirlo en el próximo congreso nacional de este
mes, pero creo que en líneas generales estas son las ideas que perfectamente
podría adoptar el Partido Popular si quiere volver a resurgir de sus cenizas
cuan Ave Fénix y conectar nuevamente con la sociedad española. Una sociedad
española que ve cómo ningún partido político es capaz de estar a la altura de
las históricas y graves circunstancias que estamos viviendo. España necesita un
partido de derechas, español, patriótico, conservador y democristiano (No digo
liberal, puesto que aunque empatizo y acepto el liberalismo político, reniego
en cambio del económico y social). La persona que defienda estos principios
será la idónea para pilotar el cambio auténtico que España necesita. Por
supuesto, Pablo Casado está no lejos, sino lejísimo de ser esa persona, pero
tiene algo que nadie tenía hasta entonces en el PP; Frescura y entusiasmo. Por
ello y ante las nefastas alternativas que se presentan en estas primarias,
apoyo a Pablo Casado como candidato a la presidencia del PP.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.