martes, 24 de junio de 2025

Un atentado imperdonable


Nunca pensé que fuese a escribir una entrada como la que voy a escribir esta noche. En estos doce años de blog he escrito de política, de religión, de sentimientos, de lo sobrenatural, de televisión, etc, pero nunca de un tema como el siguiente: la restauración de una imagen religiosa de gran relevancia aquí en Sevilla, en España y parte del extranjero: la Esperanza Macarena. Una imagen que ha sido objeto de una restauración irresponsable cuyo resultado ha sido un fiasco sin precedentes en la historia de la Semana Santa de Sevilla y en la historia reciente de la capital andaluza. 

Como sevillano que soy, he escrito en el pasado, cuando mis creencias religiosas eran otras, de la propia Semana Santa y de la forma en la que vivía, sentía y entendía la fe cristiana en esa semana. Hace ya años que no escribo sobre cuestiones cofrades, pero creo que la relevancia y la gravedad de lo que ha ocurrido en la Hermandad de la Macarena y en cómo esa restauración ha levantado una polvareda sin precedentes no solo en el mundo cofrade, sino en la propia ciudad de Sevilla, de la cual se ha hecho eco la prensa nacional e incluso internacional, bien merece que haga un par de comentarios con respecto a este tema que sin duda han marcado un antes y un después en el mundo cofrade sevillano. Aviso desde ya que no tengo ningún conocimiento sobre el mundo del arte y que todo lo que voy a escribir se basa en lo que he visto, oído y leído desde el pasado sábado hasta la fecha.

En noviembre del pasado año se anunció, por parte de la Hermandad de la Macarena, la decisión por parte de la Junta de Gobierno de la Hermandad, de intervenir a sus tres titulares, el Señor de la Sentencia, la Esperanza Macarena y la Virgen del Rosario (esta última, imagen de Gloria que procesiona en el mes de octubre por el barrio macareno). Se anunció que la intervención de mantenimiento (la de la Virgen en este caso) sería de unos tres días aproximadamente y que dicha intervención se realizaría por parte del especialista en restauración, Francisco Arquillo. Hasta ahí, ningún problema.

El problema viene cuando en primer lugar se retira del culto para proceder a la intervención de mantenimiento a la imagen de la Virgen del Rosario, la cual vuelve en perfectas condiciones tras ser sometida a un proceso de limpieza de la talla. Acto seguido, lo mismo ocurre con el Señor de la Sentencia, el cual vuelve en perfectas condiciones a la Basílica tras ser igualmente sometido a otro proceso de limpieza. Es entonces cuando hace poco más de una semana se produce la retirada de la Esperanza Macarena, con el mismo fin. 

La Virgen permanece durante cinco días en los talleres de Arquillo y el pasado sábado fue repuesta al culto en su Basílica. ¿Qué sucede entonces? Que el aspecto de la Macarena había cambiado por completo. Sus ojos habían perdido esa mirada tan característica que siempre ha marcado a la Esperanza Macarena; sus rasgos y su rostro no se correspondían con los de antes; su nariz y su cuello eran distintos e incluso sus pómulos y boca eran diferentes a los de toda la vida. Cuando la Virgen fue repuesta al culto la mañana del sábado, a los pocos minutos las redes comenzaron a llenarse de mensajes unánimes: "¿Qué han hecho con la Macarena?". La Macarena había desaparecido tal y como la habíamos conocido los sevillanos y el resto de sus devotos a nivel nacional e internacional. 

La propia Hermandad era consciente del cambio tan abismal que había sufrido la imagen que cuando publicó en las redes sociales las primeras imágenes tras las labores de mantenimiento, solo se atrevieron a publicar desde sus cuentas oficiales fotografías de la Virgen de perfil y no de frente. Ante este revuelo inmediato que dejó en shock a la ciudad y la indignación social de los sevillanos al ver cómo algunos habían hecho "desaparecer" a la Macarena, la Junta de Gobierno decide cerrar la Basílica una hora antes de lo previsto para realizar una nueva intervención a la Virgen por parte de Arquillo, en este caso con el objetivo de modificarle las pestañas a la titular, ya que, según aseguraban algunos, la raíz del problema estaba en el cambio que había sufrido la imagen al serle colocadas unas nuevas pestañas de un tamaño mayor al que poseía hasta antes de la intervención. 

Llega la tarde del sábado y la Virgen, efectivamente, ya había sido modificada nuevamente al serle añadidas unas pestañas de un tamaño más reducido. Sin embargo el problema, como algunos aseguraban, no eran solamente las pestañas. Había algo más y no se estaba contando la verdad a la gente. El rostro de la Macarena seguía sin ser el de Ella y muchos comenzaron a sospechar que había habido un "cambiazo" y que la imagen que en ese momento se encontraba en el altar de la Basílica no era la Macarena sino una copia de la misma. 

Aquí no acaba la historia, ya que cuando llega la noche del sábado al domingo se produce una nueva intervención (la segunda en menos de 24 horas y la tercera en menos de una semana). Cuando llegamos al domingo vimos una nueva imagen de la Macarena, la cual recuperaba en gran parte el rostro de siempre, pero que sin embargo no terminaba de ser al 100% la Macarena que los devotos tanto en Sevilla como en el resto de España y el mundo estaban acostumbrados a ver siempre. 

A pesar de recuperar solo en parte su esencia, los ojos de la imagen no eran, ni mucho menos, los ojos característicos y expresivos que la Macarena poseía. Unos párpados más caídos y una mirada más triste confirmaban que algo más que unas simples labores de mantenimiento era lo que se le había hecho a la imagen. Uno de las elementos que más llamaron la atención, y que de hecho se esperaba que sí se realizase en los talleres de Arquillo, fue el proceso de conservación y limpieza de la imagen. Ese era uno de los principales motivos por los que la Macarena iba a ser retirada del culto, al igual que los otros dos titulares. 

La oscuridad del rostro de la Virgen como consecuencia del humo de las velas durante años había hecho mella en la imagen, y era de esperar que cuando fuese retirada se hiciese una limpieza del rostro de la Esperanza Macarena, siempre respetando su esencia y su perfil original. En la mañana del sábado se confirma que esa limpieza se ha pruducido, pero como he dicho anteriormente, algo más se había hecho y no se había hecho público. 

Pues bien, en la mañana del domingo, el rostro de la Macarena fue intervenido por tercera vez. Pero esta vez sin contar con la presencia de Arquillo, sino con la intervención de un restaurador y un imaginero, llamados Carlos Peñuela Jordán y Esteban Sánchez Rosado. Se le había realizado una policromía a la Virgen para añadirle capas de oscuridad con el fin de devolverla a su estado original, algo que es surrealista por completo, ya que se retira del culto a la imagen para labores de conservación y limpieza y termina siendo intervenida para añadirle superficialmente la oscuridad por la que había sido intervenida en un principio. ¿Esto cómo se come? 

Pues ni aún así muchos macarenos quedaron satisfechos con el resultado. Otros salieron algo más convencidos, y la gran mayoría salieron con una mezcla de alivio por ver recuperada parcialmente la esencia del rostro de la Virgen y con preocupación, tristeza e indignación porque seguían sin ver al 100% la imagen auténtica de la Macarena después de tantas e irresponsables intervenciones. 

Tras esto llegamos al día de ayer, lunes, donde los hermanos de la Macarena convocaron una manifestación a las puertas de la Basílica para exigir responsabilidades a la Junta de Gobierno y exigir a su vez que se tomaran las medidas necesarias para llevar a la Virgen a las instituciones oportunas para que se le hiciese un análisis en condiciones y proceder posteriormente a una intervención seria, cuidadosa, duradera y responsable. 

Cuando escribo esta entrada a estas horas de la mañana, la Junta de Gobierno de la Hermandad de la Macarena ha anunciado sobre las dos de la madrugada su intención de someter a la Virgen al IAPH (Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico), con el fin de supervisar el estado de la imagen y la convocatoria de un Cabildo General Extraordinario donde todos los hermanos votarán sobre el procedimiento a seguir cuando el IAPH emita el informe sobre el estado actual de la Esperanza Macarena. Además de esto, se ha producido la dimisión de dos miembros de la Junta de Gobierno: el Mayordomo y el Prioste. Todo esto tras un Cabildo de Oficiales reunido de urgencia en las dependencias de la Hermandad, el cual comenzó a las seis de la tarde y ha finalizado a las dos de esta noche.

Este es el resumen de lo ocurrido en estos días turbios, donde la imagen no solo de la propia Macarena sino de la ciudad de Sevilla ha estado en el foco de los medios a nivel nacional e internacional. Un suceso sin precedentes en la historia de nuestra ciudad. A partir de aquí comienzo lo que es simple y llanamente mi opinión personal. Lo ocurrido en estos días es, sin lugar a dudas, de una vergüenza y una irresponsabilidad sin precedentes. ¿Cómo es posible que en estos momentos la Junta de Gobierno de la Hermandad de la Macarena no haya dimitido aún? 

Yo comprendo que vivimos en un país donde ni siquiera el gobierno socialista de Pedro Sánchez, rodeado por los cuatro costado por una corrupción sistémica, presente su dimisión, ya que carecen de la dignidad y conciencia suficiente como para tomar tal decisión. Comprendo que vivimos en una ciudad como Sevilla donde la directiva actual del Sevilla F.C presidida por José María del Nido hijo no ha tenido la decencia de dimitir, ni siquiera cuando el club atraviesa el peor momento de su historia desde hace treinta años y está al borde de la quiebra gracias a la irresponsabilidad y el desfalco actual de la administración actual. 

Siendo así, ¿Para qué iba a dimitir una Junta de Gobierno cuando ha cometido un acto de negligencia sin precedentes al no haber seguido un protocolo de seguimiento en un proceso de conservación a una de las imágenes religiosas más relevantes a nivel mundial? ¿Por qué van a dimitir, con independencia de que el estado actual en el que ha quedado la imagen sea o no reversible? 

Hablamos de un proceso de conservación en la que, según han señalado algunos medios, la Hermandad no ha solicitado siquiera con la autorización del Arzobispado de Sevilla, autoridad eclesiástica que, debido a la relevancia que ocupa la imagen de la Esperanza Macarena, debía contar con su consentimiento. Tampoco la Junta convocó en su momento un Cabildo General Extraordinario para que los hermanos fuesen informados y votasen sobre la idoneidad de realizar este proceso de conservación. Un proceso de conservación el cual ha quedado demostrado que no ha sido eso solamente, sino una restauración encubierta en la que nadie, salvo la Junta de Gobierno y el propio Francisco Arquillo han sido los responsables. 

En estos momentos, la Junta de Gobierno, dirigida por el Hermano Mayor, José Antonio Fernández Cabrero, echa balones fuera y culpa a Arquillo de haberse tomado licencias por su cuenta a la hora de acometer dicho proceso de conservación, lo cual es motivo más que suficiente para que Cabrero y toda su Junta de Gobierno presenten su dimisión inmediata. Si Cabrero era consciente de que lo que se le iba a realizar a la Macarena era una restauración encubierta y no ha informado a quienes debía y se ha saltado el protocolo a seguir en estos casos, debe dimitir de inmediato. 

Si dejó en manos de Arquillo (el cual es el restaurador de la Hermandad desde hace casi cincuenta años) el proceso de conservación, sin designar una comisión de investigación para que supervisase dicho proceso, debe dimitir igualmente por su grave negligencia. Por supuesto, Cabrero ya ha comunicado hace unas horas que no piensa dimitir bajo ningún concepto. En otoño de este año serán las próximas elecciones que la Hermandad deberá celebrar, a las cuales Cabrero no se va a presentar, de modo que ¿Para qué dimitir pudiendo disfrutar del cargo los cuatro meses que le quedan aún? Dimitir es, como he dicho en otras ocasiones, un nombre ruso en España. 

Este sujeto (afín al PSOE, por cierto) ya demostró hace unos años su grave irresponsabilidad cuando ordenó exhumar los restos de Gonzalo Queipo de Llano y de su mujer, ambos enterrados en la Basílica. Supongo que al ser de Cantabria, este sujeto desconoce que Queipo de Llano fue quien, con independencia del papel que desempeñase en la Guerra Civil, fue quien edificó la actual Basílica en la que hoy se asienta la Hermandad. ¿Pero eso qué más da? 

Su gestión hace un año con respecto al estado del manto de la propia Virgen con motivo de unas goteras que afectaron al mismo y la falta de trasparencia sobre este asunto, demuestran la irresponsabilidad de este tipo, el cual se irá del cargo a finales de este año llevándose consigo una negligencia gravísima donde ha puesto en serio riesgo a la propia imagen de la Macarena, la cual no es solo una imagen religiosa (que también, obviamente), sino un símbolo absoluto de la imagen de Sevilla, como lo puede ser la imagen del Señor del Gran Poder, la Giralda, la Torre del Oro o el Puente de Triana, entre otros monumentos artísticos de nuestra ciudad. 

La irresponsabilidad de los individuos que se encuentran actualmente al frente de cualquier institución es de tal gravedad que da igual el daño que ocasionen, ya que saben que sus actos no tendrán repercusiones civiles ni penales. Y en este sentido debo hacer hincapié en la actitud irresponsable del propio Arzobispo de Sevilla, José Ángel Saiz Meneses, el cual no ha dado señales de vida en estos días en los que la imagen no solo de la Macarena sino de la ciudad de Sevilla ha ocupado los noticieros de toda la prensa española y parte de medios en el extranjero. ¿Cómo es posible que el Arzobispo de Sevilla no haya intervenido en este asunto tan grave y delicado? Supongo que es precisamente por el hecho de que aquí hay, por desgracia, hermandades de primera y segunda. 

Si fuese de segunda, estoy convencido de que ya habría intervenido y tomado cartas en el asunto. Como es una hermandad de primera, prefiere mirar para otro lado mientras la tormenta persiste. La imagen vivida hoy de los hermanos de la Macarena manifestándose a las puertas de la Basílica, con los medios de comunicación cubriendo la noticia, es algo que se podría haber evitado si el Arzobispo hubiese tomado las riendas de la situación desde el primer momento tras manifestarse la absoluta incompetencia de Cabrero y su Junta de Gobierno, así como la negativa de éstos a dimitir tras lo ocurrido. 

Otra cuestión que me ha llamado poderosamente la atención, y que no quiero dejar atrás, es la polémica suscitada con respecto a las teorías que han ido circulando sobre la originalidad de la imagen que fue repuesta al público el sábado. Debo añadir, y aquí entramos en el terreno de la conspiración, que muchos creyeron que quien había sido repuesta al culto no era la Macarena, sino una copia de la misma. Yo, personalmente, no me creí en ningún momento esa teoría tan descabellada; pero una vez que se produjo la tercera intervención, sí comencé a sospechar, y de hecho es la teoría que he adoptado desde el domingo hasta ahora, de que probablemente no sea la Macarena original la que en estos momentos está en la Basílica. 

Insisto, entramos ya en la especulación y no hay pruebas de que sea así, pero el hecho de que personajes relacionados con el mundo cofrade hayan confirmado que existe una copia de la Macarena en las dependencias de la hermandad, hacen acrecentar la sospecha de que probablemente no sea la imagen original la que en estos momentos está expuesta al público sevillano. Eso, unido a las marcadas diferencias en los rasgos de "la original" y la que ha sido repuesta al público, hacen acrecentar estas sospechas, al menos para mí y para mucha más gente que ya han comentado esto mismo por las redes sociales. 

De ser así habría que preguntarse ¿Dónde está la Macarena? ¿Qué han hecho con Ella? ¿Ha habido un cambiazo, un robo, una venta encubierta orquestada por la Junta de Gobierno y/o el restaurador? No lo sé. Pero si esto fuese así, cosa que no se ha demostrado en absoluto pero que muchos creen que ha podido ocurrir, estaríamos ante un delito contra el patrimonio cultural, del cual tendrían que responder ante los Tribunales Cabrero, Arquillo, etc. Insisto, esto es especulación, y puede que estemos sacando las cosas de tiesto, más aún de lo que ya están, pero la situación que se vive en estos momentos en Sevilla es, como mínimo, para replantearse cualquier escenario, por mucho que desde los medios de comunicación, sobre todo locales, intenten desmentirlo y tachar de "conspiranóicos" a los que defendemos esta posibilidad.

Sea como fuere, lo cierto y verdad es que lo ocurrido en estos días no ha dejado indiferente a nadie y veremos a ver cómo acaba. En estos momentos, ni siquiera la Hermandad ha dado las explicaciones oportunas ni tampoco ha presentado el informe del TAC al que se ha sometido a la Virgen, lo cual corrobora las sospechas de que algo más turbio hay detrás de todo esto. Este último factor es otra confirmación de que la Junta de Gobierno presidida por Cabrero ha actuado, cuanto menos, con una falta de transparencia de la que debería de asumir responsabilidades ahora mismo y no en noviembre, que es cuando la Hermandad celebrará sus elecciones dentro de la corporación. Unas elecciones en las que, por supuesto, la polémica y la guerra interna están servidas desde ya, y que todo indica que perjudicará aún más el nombre de la Hermandad y, con ello, de la Semana Santa sevillana y, por último, de nuestra ciudad. 

Aunque hace ya un tiempo que mis creencias religiosas quedaron atrás, no es menos cierto que el apego a la Semana Santa no ha quedado atrás del todo para mí, ya que como sevillano y persona de fe que he sido me he criado desde niño en el ambiente cofrade, y eso, con independencia de mis creencias religiosas actuales, sigue en cierta forma latente en uno. La Semana Santa es algo más que una cuestión religiosa, es un hilo que va inexorablemente unido a la propia ciudad de Sevilla, y la Macarena es uno de los símbolos más poderosos y principales que tiene nuestra tierra. 

Su trágica y nefasta restauración, auspiciada por unos miserables irresponsables que le traen sin cuidado la conservación de la imagen y los sentimientos que ella suscita, ha sido un duro golpe para Sevilla y ha sentado un precedente que sin duda marcará un antes y un después en la capital de Andalucía. Espero y deseo que el IAPH se haga cargo de la imagen cuanto antes y que dentro de unos meses podamos ver a la Macarena que los sevillanos hemos visto siempre. Del mismo modo espero y deseo que la Cabrero y su Junta de Gobierno asuman las responsabilidades internas en la Hermandad e incluso judiciales, si la situación lo requiere, por el bochornoso espectáculo que han dado a la ciudad de Sevilla y a uno de sus patromonios artísticos más valiosos. De nada valen las disculpas que en el comunicado de esta noche han realizado, puesto que el daño está hecho ya.

Por desgracia, cabe recordar que vivimos en un país donde, como he dicho antes, todo el mundo sale indemne de sus acciones. Y poco o nada podemos esperar de la responsabilidad y/o las sanciones judiciales que estos tipejos puedan tener en el futuro. Y sobre el futuro de la propia Macarena, solo cabe esperar y confiar en que la IAPH haga su trabajo y que de una vez por todas, si consiguen revertir por completo el daño causado (yo soy escéptico sobre ello, aunque quiero pensar que debido a su profesional lograrán revertir el daño producido, aunque no sea completamente), tanto la Hermandad como Sevilla pasen página de uno de los episodios más turbios y tristes vividos en muchos años desde el punto de vista patrimonial, religioso y sentimental. 

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