lunes, 7 de julio de 2025

Veinte años del 7-J


Tal día como hoy, 7 de julio de 2025, se cumplen veinte años de uno de los sucesos más relevantes que se produjo a inicios del presente siglo XXI. Me refiero a los atentados terroristas del 7 de julio de 2005 en Londres. Unos atentados que provocaron 52 muertos y más de 700 heridos y que tuvieron como objetivos tres vagones del metro de Londres y un autobús de la capital británica, donde tres bombas estallaron en el primer objetivo y una cuarta en el segundo.

La autoría de este atentado fue perpetrada por cuatro ciudadanos británicos de origen musulmán, los cuales operaron de forma autónoma, pero influenciados por la ideología de Al Qaeda, aunque la organización terrorista, a diferencia del 11 de septiembre de 2001, nunca reivindicó oficialmente la autoría del atentado londinense. Los terroristas justificaron el atentado como una represalia por la actuación del gobierno de Tony Blair y su apoyo e intervención a la guerra de Afganistán e Irak, liderada entonces por el presidente estadounidense, George W. Bush. 

Aun así, y después de dos décadas desde los atentados, todavía hay muchas lagunas e interrogantes que rodean a este atentado. Un atentado que, a diferencia del 11-S o del 11-M, tuvo repercusión a nivel mundial pero no de la misma magnitud que estos atentados. Y es que, cuando hablamos del 7-J, hablamos de un atentado que sucedió solo siete días después de que Reino Unido asumiese oficialmente la presidencia semestral de la Unión Europea. 

Pero, por si fuera poco, y esto es lo más preocupante, el día anterior, 6 de julio, comenzó en Londres la cumbre del G-8, la cual estaba liderada aquel año por Tony Blair y que duraría hasta el 8 de julio. El atentado pues se produjo en medio de aquella reunión a la que asistieron presidentes y primeros ministros como el propio George W. Bush, Jacques Chirac, Vladimir Putin, Silvio Berlusconi, Gerhard Schröder, entre otros. 

Como se puede ver, una cumbre política de alto nivel donde todos los cuerpos y fuerzas de seguridad británicos así como su propio centro de inteligencia estaban volcados en velar por la seguridad en la capital de Reino Unido en aquellos días tan cruciales. ¿Cómo es posible que cuatro terroristas fuesen capaces de burlar el cordón de seguridad y provocar tal masacre en medio de aquellas medidas tan estrictas? 

Una pregunta bastante esencial e interesante que muchos, después de veinte años del atentado, se siguen haciendo. Por supuesto, hay más agujeros negros en el atentado del 7-J, del mismo modo que los hay también con el 11-S y el 11-M, pero en este caso, esta es una de las preguntas más cruciales y por las que nadie aún ha conseguido dar una explicación razonada y coherente, y probablemente nunca se llegue a dar.

Otro aspecto que me parece interesante, y el cual considero a su vez bastante frívolo, es el hecho de que solo a los dos días de producirse el atentado, es decir, cuarenta y ocho horas después, se conmemorase en Londres el 60 aniversario del fin de la II Guerra Mundial, sin producirse en ningún momento la suspensión de dicho acto en medio de un escenario que debió ser, tras lo ocurrido, de absoluto duelo en todo el país. 

Sin embargo, la conmemoración se realizó con la presencia de la reina Isabel II. Otro suceso más que añade esa capa de intriga y desconcierto en todo este asunto y que demuestra la falta de sensibilidad del gobierno de Blair en aquellos sucesos devastadores. Un gobierno que, a pesar de haber sido reelegido justo dos meses antes, ya estaba bastante erosionado entre los británicos como consecuencia de su apoyo inquebrantable a la administración republicana de Bush y que, con este atentado, contribuyó aún más al desgaste del ejecutivo laborista de Tony Blair.

Lo cierto y verdad es que este atentado sirvió para recrudecer la guerra contra el terrorismo en Oriente Medio y justificar las voces que desde amplios sectores de la sociedad, entre ellos la británica, se lanzaban en contra de la guerra, no tanto de Afganistán como sí de la de Irak. En aquellos momentos, EEUU y Reino Unido llevaban ya cuatro años luchando en Afganistán y dos en Irak. Este atentado sirvió como soporte para reivindicar la lucha contra el terrorismo, como el propio Blair hizo de hecho en el discurso posterior a los atentados, rodeado de los demás jefes de Estado y de Gobierno asistentes en la cumbre del G-8. 

Tras esto, las guerras de Afganistán e Irak se fueron prolongando y desgastando, mientras las voces en contra de dichos conflictos se incrementaron aún más. Tony Blair, el cual estaba ya absolutamente ligado a Bush y había unido su suerte a la del entonces presidente de EEUU y al desenlace de la guerra, fue desgastándose políticamente y personalmente en los dos años posteriores como consecuencia del transcurso de dichas guerras, de su apoyo incondicional a EEUU y a los escándalos y divisiones en su propio partido, hasta que justo dos años después de los atentados, en junio de 2007, dimitió en favor de su delfín político, Gordon Brown. 

Entrando ya en el terreno personal, debo añadir que, a pesar de contar entonces con trece años, mis recuerdos con respecto a aquel día y a dichos sucesos no son muy profundos. En la mañana del 7 de julio de 2005 estuve en el hospital y cuando llegamos a casa sobre el mediodía nos enteramos por la televisión de los atentados, los cuales estaban siendo comentados en todas las cadenas a través de los informativos. 

Recuerdo sobre todo las imágenes televisadas del autobús tras la explosión, pero después de aquello, no recuerdo mucho más de aquel día ni de aquellos sucesos que supusieron un antes y un después en la historia de Reino Unido. Sí recuerdo que los atentados no recibieron un despliegue tan intenso como los que sí tuvieron el atentado del 11-S o los de aquí del 11-M. Fueron comentados y recibieron una alta cobertura en aquel momento, como era lógico, pero no con la misma intensidad que los atentados terroristas de Nueva York o Madrid. 

No sé si fue porque el número de víctimas fue menor, en comparación con los otros atentados, o porque desgraciadamente la sociedad occidental estaba ya tomándose como algo cotidiano este tipo de ataques terroristas. Lo que está claro es que aquella atrocidad demostró una vez más cómo el mundo y Occidente habían entrado en una nueva era a raíz de los atentados del 11-S, siendo en este caso Reino Unido el objetivo del terrorismo internacional. Dos décadas después de aquellos trágicos sucesos, se puede confirmar que lo vivido en aquellos años fue el inicio del devastador contexto geopolítico que vivimos actualmente a nivel mundial. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.