lunes, 8 de diciembre de 2025

Los misterios de Fátima


Esta noche voy a escribir sobre un tema del que hace meses quise hacer una entrada pero no llegué a hacerlo. Me refiero a los sucesos ocurridos en Fátima y al enígma e intriga que genera esta historia. Una historia donde aparentemente, como todos sabemos, tiene su origen en un pequeño pueblo portugués llamado Fátima, donde supuestamente la Virgen María se apareció a unos pastores, en este caso tres niños que apenas tenían diez años: Lucía, Jacinta y Francisco, los tres eran primos hermanos. 

Las apariciones tuvieron lugar durante seis meses (número seis, ya llama la atención este detalle), entre mayo y octubre de 1917. En dichas apariciones los chiquillos aseguraban haber visto a "una mujer más brillante que el sol", vestida de blanco y con un rosario en las manos. Supuestamente, la Virgen les pidió que rezaran y que estuviesen en ese mismo lugar los próximos seis meses el mismo día y a la misma hora, ya que se aparecería en dichos días a los críos. 

Como es obvio, cuando los chiquillos fueron al pueblo a contar que habían visto a la Virgen, los familiares y vecinos no echaron cuenta de la historia narrada por los pastores. En la segunda aparición, ocurrida el 13 de junio de 1917, la Virgen anunció a los chiquillos la muerte de dos de ellos: Jacinta y Francisco, ambos hermanos, mientras que Lucía era la prima de éstos. Efectivamente, pocos años después de los sucesos de Fátima, tanto Jacinta como Francisco murieron como consecuencia de contraer la denominada "Gripe española" en 1919. Francisco murió aquel mismo año, mientras que Jacinta fallecería al año siguiente. 

Pero volviendo a 1917, fue en el tercer encuentro donde la Virgen supuestamente le confió a los chiquillos los denominados "secretos de Fátima". Unos secretos en los que la supuesta Virgen mostró en primer lugar a los niños una visión del infierno y de los demonios que allí habitaban, advirtiéndoles del lugar al que irían los pecadores si no se arrepentían de los actos cometidos, rezaban el Rosario y hacían penitencia, además de encomendarse a Dios y, según anunciaba la Virgen, a su "Inmaculado Corazón". 

El segundo secreto estaba relacionado con la propia Primera Guerra Mundial, donde la Virgen les aseguró que la guerra terminaría pronto (lo cual fue verdad, ya que su final tuvo lugar en 1918), pero advirtió a los niños que durante el futuro pontificado de Pío XI se produciría el estallido de una guerra mucho peor, en este caso la Segunda Guerra Mundial (lo cual sucedió realmente con Pío XII), algo que podría evitarse si Rusia (por entonces, la Unión Soviética) se encomendaba al Inmaculado Corazón de la Virgen. 

En el tercer y último secreto, la Virgen profetizó la destrucción de una ciudad en llamas, donde un futuro Papa y otros miembros de la Iglesia huirían a una colina pero sería asesinados por unos soldados. Tras aquellas profecías los familiares y los vecinos del pueblo comenzaron a creer la versión de los niños, y a partir de entonces los acompañaron los 13 de cada mes para ver a la Virgen, siendo solo los niños los que llegaban a verla. 

Llegados a este punto hay que situarse en el 13 de octubre de 1917, día en el que la Virgen había asegurado a los niños que haría una demostración de su poder. Aquel día, delante de 70.000 personas (una cifra bastante alta), muchos de los allí presentes aseguraron haber visto cómo el sol danzaba y emitía luces y colores radiantes. Este suceso fue cubierto incluso por la prensa portuguesa allí presente. Aquel día, precisamente, fue un día lluvioso en el municipio de Fátima, y según declaron muchos de los testigos, cuando el "Sol" pasó por encima de ellos, sus ropas, las cuales estaban empapadas de agua como consecuencia de la lluvia, se secaron de inmediato. 

Tras aquellos extraños sucesos, la Virgen desapareció y comenzó el mito de Fátima, el cual ya todos conocemos. La historia llegó a oídos del Vaticano, quienes declararon verdadero los acontecimientos sobrenaturales vividos en Portugal, la hoy denominada Basílica comenzó a construirse y la leyenda de Fátima comenzó a expandirse por todo el mundo mientras el Papa Pío XII encomendaba al mundo, como según había pedido la Virgen, la consagración al Inmaculado Corazón de María. 

De los tres niños, solo llegó a la edad adulta Lucía, quien ingresó en un convento en 1921 hasta su muerte en 2005 (solo dos meses antes del fallecimiento de Juan Pablo II), ratificando el resto de su vida lo que vivió junto a sus primos. Jacinta y Francisco, como ya he comentado antes, fallecieron como consecuencia de la gripe y murieron con solo 11 y 9 años, tal y como había profetizado la Virgen en 1917. 

Dicho esto, y después de hacer un breve resumen de los hechos ocurridos en Portugal, cabe preguntarse: ¿Qué fue lo que vieron realmente aquellos chiquillos? Si existe la Virgen María es de muy poca delicadeza mostrarles a unos críos que apenas alcanzaban los diez años de edad el propio infierno y los demonios que habitaban en él. Seré raro, pero considero espeluznante e incluso terrorífico que la propia Virgen María hiciese eso. Por otro lado, es curioso cómo la supuesta Virgen les pidió a los críos que manifestasen que había que consagrar su Inmaculado Corazón al mundo y a Rusia. 

Para empezar, ¿No habíamos quedado que consagrando nuestra vida a Dios nuestras vidas tendrían salvación? ¿Por qué la Virgen pediría al mundo la veneración de su Sagrado Corazón también? Recordemos que dentro del Cristianismo, el ser humano solo se debe a Dios, no a la Virgen, ni a los Ángeles ni a los Santos. De hecho tengo la duda incluso de si esa entrega se extiende también a Jesucristo (único mediador entre Dios y el ser humano) y al Espíritu Santo o solo a Dios Padre. Esto último es una cuestión donde ya entraría el Misterio de la Santísima Trinidad, con lo cual daría para otra entrada íntegra sobre esta cuestión, y de la que ya me pronuncié en parte en una que publiqué hace casi un año titulada "La Biblia: enígmas e incongruencias". 

Pero volviendo a Fátima, ¿Por qué la Virgen utilizaría a esos niños para profetizarles además su propia muerte? ¿Acaso un ente misericordioso haría esto a unas criaturas inocentes? ¿Y qué hay de cierto en lo que respecta al tercer secreto? En el año 2000, el Vaticano anunció que la tercera profecía se había cumplido con el intento de asesinato de Juan Pablo II el 13 de mayo (Día de Fátima) de 1981. 

Pero la profecía de Fátima habla de la destrucción de una gran ciudad (supuestamente sería Roma), de muertos y de un Papa que huye a las colinas para ser asesinado por unos soldados. Lo ocurrido en 1981 no fue, bajo ningún caso, un escenario de este tipo; por no hablar de que Juan Pablo II (el cual creyó que fue la Virgen de Fátima quien lo salvó) no falleció, sino que sobrevivió al intento de asesinato perpetrado por Alí Agca. 

Todo hace indicar pues que el Vaticano tiene información de primera mano sobre los secretos paranormales que la supuesta Virgen le confirió a los pastores y decidieron anunciar falsamente en el año 2000 que el tercer secreto ya se había producido y cumplido, cuando es bastante probable que no sea así y que incluso el tercer secreto lleve implícito revelaciones sobre el Apocalipsis y que puede, o quizás no, que lo veamos realmente en un futuro no muy lejano.

Por otro lado, ¿Qué fue lo que se vio en los cielos el 13 de octubre de 1917? los astrónomos no vieron en ningún momento un movimiento extraño del sol durante aquel día, y llevan algo más de un siglo asegurándolo desde entonces. ¿Qué fue aquello entonces? ¿Un OVNI? ¿Un meteorito? Hay que recordar que lo vivido en octubre de 1917 no lo vieron solo los tres niños, sino más de 70.000 personas allí congregadas, entre ellos periodistas, creyentes, agnósticos, ateos, etc. 

Dicho esto, y en lo que a mí respecta debo añadir que no creo en absoluto que el ente que se presentó a esos niños fuese la propia Virgen María. Ya he dicho que me considero de unos años hasta ahora agnóstico o escéptico con las cuestiones religiosas, pero desde luego me extrañaría muchísimo, aunque todo puede ser, que la Virgen María fuese quien protagonizase unos acontecimientos que rozan más lo terrorífico que lo milagroso. Hay quienes aseguran que detrás de estas supuestas apariciones Marianas estaría el propio demonio y que todo esto tendría como objetivo desestabilizar la fe Cristiana. Como escéptico que soy, no puedo decir ni que sí ni que no, solo que es una probabilidad posible e incluso plausible.

Y sobre los sucesos de octubre de 1917, dentro de las teorías me inclino a pensar que es más probable que lo vivido en Fátima en aquel día tan turbulento estuviese más relacionado con la teoría OVNI o con sucesos ultraterrestres o extraterrestres que de un milagro religioso. De hecho, cabe añadir que los propios niños, cuando describieron físicamente a la Virgen, no la describieron como hoy conocemos las imágenes y retratos de la Virgen de Fátima, sino con una descripción bastante alejada de la cuestión religiosa. 

De hecho, y esto es algo fundamental, los niños, tras producirse la primera aparición el 13 de mayo, aseguraron que la Virgen no les dijo en un primer momento que era María, sino una entidad "que venía del cielo". Cuidado con esto porque aquí estaríamos confundiendo conceptos y habría algo o alguien interesado en un momento dado de que esa entidad bajada del cielo fuese reconocida como la misma Virgen María; y este factor pudo ser propiciado incluso por la propia entidad como por la Iglesia Católica, la cual, según se ha escrito, presionó a los niños para que afirmasen que habían visto no a una entidad que venía del cielo sino a la propia Virgen María.

Como se puede comprobar, los sucesos de Fátima, algo más de un siglo después de producirse, generan incertidumbre, respeto, miedo e incluso pánico y terror en muchas personas cuando salen a la luz las profecías, los sucesos de 1917 y todo lo que vino después, lo cual es mucho más profundo de lo que he contado, pero que obviamente me llevaría para escribir un libro y no una entrada.

Personalmente debo decir que cuando viajé con mis padres en 2004 a Portugal, hicimos parada en Fátima. Como chaval de 12 años que tenía por aquel entonces, me llamaban sobre todo la atención las enormes imágenes que había en los sinfines de quioscos y tiendas en aquella ciudad. De hecho, como creyente que era por aquel entonces, quería llevarme una de las más grandes que estaban a la venta en aquellos quioscos pero, como es obvio, ni la economía daba para tanto ni había espacio en el coche, ni en casa, para hacerle un hueco tan amplio a la Virgen, con lo cual me tuve que conformar con una de un tamaño mediano, la cual aún conservo en casa. 

Cuando llegamos a la plaza de la Basílica recuerdo que sentí por un momento como si estuviese en la Plaza de San Pedro en Roma y estuviésemos delante del propio Vaticano. Obviamente, no estábamos en Roma, pero las apariencias del lugar eran, salvando las distancias, bastante parecidas. Recuerdo a los fieles caminando en rodillas hasta la Basílica, y recuerdo a la auténtica Virgen de Fátima, la cual me llamó la atención porque era de hecho incluso más pequeña que las que estaban vendiendo en los quioscos aledaños. Desde entonces nunca he vuelto a ir a Fátima, aunque siempre que veo la procesión de la noche del 12 al 13 de mayo me llama la atención el ir de nuevo. 

Esa procesión nocturna repleta de velas y con ese ambiente apocalíptico y profético es, cuando menos, curioso, incluso para un escéptico como yo. ¿Qué es lo que pasó verdaderamente en Fátima? Nunca lo sabremos ¿Quién era esa entidad realmente? Tampoco lo sabremos, aunque me decanto por cualquier entidad no humana, descartando a su vez a la propia Virgen, y no excluyendo, dentro de mi escepticismo, a una entidad demoníaca. Otra cuestión que llama la atención, y que no he comentado a la hora de narrar la historia, es que los niños recibieron en tres ocasiones la visita de "un Ángel" en 1916, el cual les instaba a rezar a Jesús y a María, con el fin de prepararlos teóricamente para la llegada de la Virgen el 13 de mayo de 1917.

Una cuestión, la del número tres, el cual se repite en varias ocasiones tanto a lo largo de esta historia como en la propia Biblia: tres fueron las visitas del supuesto Ángel a los niños, tres eran los propios niños, tres fueron los secretos que la supuesta Virgen le confirió a los pastores, seis veces se apareció la Virgen a los niños (el doble de tres y el número de la bestia), tres fueron los días que transcurrieron desde la muerte de Cristo a su Resurrección, tres fueron las negaciones de San Pedro, tres fueron las tentaciones de Satanás a Jesús en el desierto, tres fueron los magos que fueron a adorar a Jesús al pesebre (otras fuentes aseguran que fueron cuatro) y tres fueron los apóstoles más cercanos a Cristo, los cuales estuvieron presentes tanto durante la resurrección de la hija de Jairo como durante la Transfiguración de Jesús, siendo éstos igualmente quienes estuvieron más cerca de él durante su oración y prendimiento en el huerto de Getsemaní. Casualmente, tres eventos que involucran a estos tres apóstoles.

Por otro lado, tres son las Entidades que forman la Santísima Trinidad, tres fueron las veces que Jesucristo oró en el Getsemaní, tres fueron los años que Jesús dio a conocer su ministerio, tres fueron, según los Evangelios Apócrifos, las caídas de Jesucristo con la cruz en su camino al Calvario, con treinta y tres años Cristo fallece y resucita, y treinta monedas de plata fueron pagadas a Judas por su traición a su maestro. Si el número tres se repite tantas veces tanto en Fátima como en la Biblia, ¿Quién nos dice que el fin de la humanidad no llegará en el milenio actual, en el III Milenio? Es una cuestión que, como escéptico, dejo en el aire. 

En definitiva, nunca sabremos lo que pasó realmente en Fátima ni qué o quién se esconde detrás de esta historia tan sobrenatural. Por supuesto, en lo que a mí respecta, estoy plenamente convencido de que las profecías de la supuesta Virgen nunca llegaron a publicarse en su integridad y que hay muchos secretos ocultos en estas "Apariciones Marianas", como también las hay en el caso de Lourdes, con Bernadette Soubirous (¿Qué o quién era esa entidad que se presentaba a sí misma como "La Inmaculada Concepción? un término que la Biblia no reconoce a la Virgen María), Garabandal u otros lugares, los cuales están rodeados de misterios y de oscuros detalles que nunca llegaremos a conocer.  

sábado, 6 de diciembre de 2025

Pedro Sánchez: un personaje shakespeariano


Cada vez que veo últimamente en los medios a Pedro Sánchez se me viene a la mente la idea de que el todavía presidente del gobierno es un personaje que encajaría perfectamente en un drama de William Shakespeare. Un gobernante que resiste completamente a todo, que es admirado por muchos y odiado por otros muchos, que es hábil a la hora de esquivar los golpes que la política ofrece periódicamente y cuya ambición y despotismo no conoce límites.

En lo que a mí respecta, siempre he sido más partidario de William Shakespeare que de nuestro compatriota, Miguel de Cervantes. Aunque el debate y la "rivalidad" entre ellos es mítico, debo reconocer que a mis 33 años, apenas he leído algunas páginas de El Quijote, mientras que a través de la película que magistralmente dirigiría Joseph L. Mankiewicz en 1953, "Julio César" de Shakespeare, me introduje a leer la obra del dramaturgo inglés, y de ahí a leer posteriormente "Antonio y Cleopatra", la cual la considero una secuela de "Julio César", y a partir de entonces, otras obras del autor. 

Es verdad que hay obras de Shakespeare que ni siquiera he leído, como "Romeo y Julieta", "El sueño de una noche de verano", "Enrique V", "Otelo", etc; pero también he leído otras obras suyas que son magistrales: "Hamlet" (el mítico monólogo "Ser o no ser" ya es solamente una obra maestra), "El Rey Lear", "Ricardo III", "Macbeth". Como se puede apreciar, me decanto más por el perfil de sus obras trágicas y/o históricas que de sus comedias. 

En ese sentido, valga la ironía, se puede considerar que soy un "traidor a la patria" al decantarme por el autor anglosajón en lugar de hacerlo por nuestro gran literario castellano. Eso no quita bajo ningún concepto que El Quijote no sea una obra magna, la mayor de la literatura española, pero reconozco que las aventuras del hidalgo de la Mancha y Sancho Panza no terminan de atraerme tanto como sí lo hacen en cambio las tragedias de Julio César, Cleopatra, Marco Antonio, Lear, Hamlet, Macbeth o Ricardo III, entre otros personajes shakespearianos.

Dicho esto, y volviendo al inicio de lo expuesto en la entrada, estoy plenamente convencido de que si William Shakespeare viviese en pleno siglo XXI y residiese en España, estaría ya escribiendo una obra que tuviese a Pedro Sánchez como protagonista. Y es que el presidente del gobierno tiene muchas similitudes, y no precisamente buenas, con muchos de los personajes que describió brillantemente Shakespeare. Sobre todo hay tres personajes en los que se puede ver reflejada la personalidad de Sánchez: Julio César, Macbeth y Ricardo III. 

En Julio César observamos en el dictador romano a un líder soberbio, ambicioso, polarizante, egocéntrico, narcisista, seguro de sí mismo, y convencido absolutamente de su superioridad sobrehumana por encima del resto; cualidades (o defectos, mejor dicho) todas ellos que podemos encontrar en Pedro Sánchez a la primera de cambio. En Julio César, dichos factores son, además de la envidia que los propios conspiradores siente hacia César, los motivos que llevan a éstos a tramar su caída en los Idus de marzo. 

En Macbeth descubrimos a un personaje que, aun perteneciendo a la nobleza, logra de forma inesperada alcanzar el trono de Escocia y cuya personalidad también es muy equiparable a la del jefe del gobierno: ambición desmedida, ausencia absoluta de escrúpulos tanto a la hora de alcanzar el poder como a la hora de mantenerse en el mismo posteriormente, desconexión con la realidad (lo que en España podemos definir como "El síndrome de la Moncloa") y su alianza con personajes tan amorales como el propio monarca. 

En el caso de Macbeth encontramos un factor que lo hace incluso más llamativo en lo que respecta a la comparación con Sánchez, y es la figura de su esposa, Lady Macbeth, cuya ambición es igual o incluso más desmedida que la del propio Macbeth a la hora de ostentar y perpetuarse en el poder. Un caso que nos recuerda bastante a la esposa del propio Sánchez, Begoña Gómez, cuya ambición y falta de escrúpulos siempre se han comentado que están, como mínimo, a la altura de los de su marido. 

Y por último tenemos el caso de Ricardo III, un miembro de la familia real inglesa que contra todo pronóstico consigue llegar al trono y cuyo perfil es también bastante parecido al de Pedro Sánchez. En el caso del que fuera rey de Inglaterra encontramos muchos factores similares con el líder socialista, como pueden ser la ambición ilimitada (lo cual se repite, como ya he señalado antes, con Julio César y Macbeth), un cinismo absoluto a la hora de realizar sus acciones, una habilidad asombrante de manipulación, un narcisismo desmedido, desprecio y traición hacia quienes le son leales, así como una inteligencia fría y calculada y un desapego absoluto con la realidad. 

Como podemos ver, los perfiles de estos tres personajes shakespearianos son bastante similares a los del actual jefe del ejecutivo español, sobre todo los de Macbeth y Ricardo III; pero si tuviese que decantarme por uno, éste sería casi con toda seguridad Macbeth, ya que reúne el mismo perfil en cuanto a personalidad se refiere con Pedro Sánchez. También el rey inglés, Ricardo III, tiene componentes que hacen recordar en gran medida al presidente Sánchez, e incluso Julio César, aunque quizás en menor medida en el caso del dictador romano. Pero sin duda, de los tres es el rey escocés Macbeth quien se lleva el gato al agua cuando hablamos de comparaciones con el inquilino de la Moncloa. La prueba de ello está en algunos de los ejemplos de Sánchez a la hora de demostrar su egocentrismo en estos siete años de gobierno, egocentrismo que recuerda en muchos casos al de Macbeth. 

Por ejemplo, en estos años como presidente, ¿Cuántas veces hemos visto a Sánchez hablar y actuar de forma despótica, arrogante, fría e incluso narcisista? conviene recordar cómo poco después de su llegada al poder tras la moción de censura en 2018, Sánchez recordaba en todas las entrevistas que concedía que él era el presidente del gobierno. Un factor que no hacía falta que diese a conocer, ya que todos sabíamos, obviamente, que ya era presidente del gobierno. La cuestión aquí está en si se lo decía a los ciudadanos o se lo decía a sí mismo, para autoconvencerse de que él era quien ostentaba ya el poder y de esta forma decidir sobre los destinos del país. 

Otro ejemplo lo encontramos en una de esas entrevistas en las que, tras llegar a la Moncloa afirmó aquello de "Soy el presidente del gobierno y haré lo que quiera en la Cámara (refiriéndose al Congreso de los diputados)". Después de siete años de presidencia, la actitud de Sánchez sigue siendo la misma o incluso peor, demostrando así que no solo es un personaje digno de una obra de Shakespeare, sino que puede que incluso haya leído las obras del dramaturgo inglés para tomar nota de cómo hay que portarse cuando se ostenta el poder. 

Si las obras de Shakespeare son los ejemplos de cómo actúan los líderes políticos despóticos (un término con el que, dejando a un lado el Julio César de Shakespeare, rechazo definir al dictador romano), la legendaria y magna obra de Maquiavelo "El Príncipe", sirve como guía a la hora de aprender cómo hacer uso de ese poder. Personalmente, creo que Pedro Sánchez ha consultado dichas obras, tanto las de Shakespeare, como "El Príncipe" de Maquiavelo. Solo de esa forma se puede llegar a la conclusión del porqué actúa y gobierna Pedro Sánchez con esa avaricia, ambición ilimitada, ira y soberbia. Por otro lado puede que quizás quien esté equivocado sea yo, y el perfil de Sánchez obedezca simplemente a su propia personalidad, sin necesidad de haber leído a Shakespeare y/o a Maquiavelo. 

De lo que no hay duda es que el final de Julio César, Macbeth y Ricardo III es un final trágico para aquellos que ostentan el poder creyéndose por encima de las Leyes y creen ser Dios en la tierra, sin posibilidad alguna de que nada ni nadie frene sus deseos desmedidos de poder y sus acciones como gobernantes. En ello está también Pedro Sánchez, quien a pesar de todos los casos de corrupción que le acechan tanto a él, a su familia, a su gobierno y a su partido, sigue creyendo estar por encima del bien y del mal y sigue plenamente convencido de que, finalmente, saldrá victorioso una vez más de todos los reveses políticos y personales que ahora está sufriendo. 

La cuestión es ¿Lo conseguirá? de aquí a julio de 2027, o incluso antes, saldremos de dudas. Los personajes de Shakespeare tuvieron, como todos sabemos, un duro final, ¿Cómo será el final de Pedro Sánchez? Obviamente no igual que el de los personajes de Shakespeare, literalmente hablando, pero sí puede que igual de duro en lo político. Quizás su caída esté a la altura de lo que ha sido su gobierno y su forma tiránica y despótica de ejercer el poder; o quizás puede que, siguiendo la guía de Maquiavelo, consiga pese a todo seguir en el gobierno. 

La respuesta la tendrán próximamente las urnas (e Indra), y todos sabemos cómo es el pueblo: ignorante, adoctrinable y utilizable. La propia escena de Julio César en la que Bruto justifica el asesinato del dictador, convenciendo así a los ciudadanos que hasta entonces lloraban su muerte, y el posterior discurso de doble sentido que Marco Antonio utiliza para halagar a César de forma ágil, frívola e irónica, el cual provoca que los romanos vuelvan a llorar la muerte de César y decidan vengar su muerte, es un reflejo perfecto de que si el desenlace de todo esto lo tienen en sus manos los ciudadanos, ya podemos esperar con ello el peor de los finales posibles. 

martes, 2 de diciembre de 2025

Sánchez, acorralado y atrincherado


Si ya este 2025 está siendo un año de escándalos y corrupción por doquier, el final del mismo no iba a ser menos. La entrada en prisión provisional el pasado jueves, 27 de noviembre, del ex ministro de Industria y ex número 3 del PSOE, José Luis Ábalos y de Koldo García, uno de los principales implicados en la trama de corrupción que salpica al PSOE, ha supuesto un terremoto en la política española bastante considerable. 

Un terremoto que veremos cómo acaba, ya que desde la entrada en prisión de Ábalos y Koldo, e incluso desde horas antes de que el juez dictaminase prisión provisional para ambos hace casi una semana, los dos individuos han comenzado a "cantar la Traviata". Una "Traviata" que amenaza directamente al propio Pedro Sánchez y a su mujer, Begoña Gómez, como consecuencia del rescate que el gobierno realizó en 2020 con la compañía Air Europa y en donde la mujer del presidente del gobierno tuvo un papel destacado. 

Hasta ahí todos sabemos más o menos cómo era la historia; la cuestión viene cuando el hijo del propio Ábalos (obviamente, con la autorización previa de su padre) ha comenzado a hablar y a apuntar a Moncloa como el epicentro de toda la trama de corrupción que salpica al PSOE y ha acusado a Begoña Gómez de ser la responsable a la hora de presionar a su marido para que éste expulsase a Ábalos del gobierno. Pero no solo es el hijo de Ábalos quien ha comenzado a hablar, sino también el propio ex ministro horas antes de entrar en la cárcel, el cual ha señalado que investigar Air Europa sería "abrir el melón", alegando a continuación que de investigar dicha trama se podría llegar hasta Begoña Gómez. 

Eso por un lado, por otro tenemos las declaraciones que el propio Ábalos ha realizado a Okdiario, donde afirma rotundamente que Sánchez le llamó a Moncloa en septiembre de 2023 para filtrarle que la Fiscalía estaba investigando a Koldo García, lo cual llevaba emparejado la orden de Sánchez para que tanto Ábalos como Koldo destruyesen pruebas. Ahí hablamos ya de un delito de filtración de secretos por parte del propio presidente del gobierno, el mismo delito por el que hace solo unos días fue condenado el ex Fiscal General del Estado, Álvaro García Ortiz.

Pero no solo Ábalos ha comenzado a "cantar", Koldo García también ha comenzado a destapar algunas cuestiones, las cuales afectan a Moncloa y, sobre todo, a Begoña Gómez en la trama de Air Europa. La cuestión aquí es ¿Ábalos y Koldo van a por todas o todo esto es solo un aviso a navegantes para que Moncloa dé luz verde a su salida inmediata de la cárcel? Personalmente, soy bastante escéptico con este cambio de posición y estas acusaciones que ambos sujetos están realizando en los últimos días contra el propio Sánchez y su mujer. 

En lo que a mí respecta, me inclino más por la segunda opción y creo que todo esto forma parte de una estrategia conjunta de Ábalos y Koldo para salir cuanto antes de la cárcel a través de estas declaraciones a la prensa previas a su ingreso en prisión, las cuales servirían de presión contra Pedro Sánchez para que éste saque a ambos de la cárcel de Soto del Real más pronto que tarde. 

Buena prueba de ello es que hoy mismo se ha conocido que ni Ábalos ni Koldo tienen intención de "tirar de la manta" cuando comparezcan ante el juez, lo cual es un indicio más que razonable para determinar que todo esto no es más que una amenaza a Moncloa y no una guerra abierta contra Sánchez, el gobierno y el PSOE en su conjunto. Quien quiere colaborar con la Justicia lo hace, y si se niega a hacerlo es porque este tipo de confesiones son solo amenazas para que el receptor de dichas declaraciones tome las decisiones pertinentes para poner en libertad a estos tipos. 

Y por si fuese poco todo lo que llevamos visto desde hace casi una semana, hoy nos hemos enterado de que Sánchez prepara de forma exprés el relevo en la dirección de la UCO para apartar al hasta ahora jefe de este organismo y nombrar a un sustituto afín al gobierno, el cual frenaría las investigaciones que por parte de este organismo se están realizando en estos instantes sobre Ábalos, Begoña Gómez, el PSOE, etc, así como la publicación de los informes que la propia UCO aportaría en su momento sobre dichos casos. Como se puede ver, Sánchez va a pecho descubierto y actúa ya de una forma descarada a la hora de defender sus propios intereses y los de su familia. 

Un Pedro Sánchez que en estos momentos se encuentra en una posición extremadamente débil y cuya continuidad en Moncloa depende exclusivamente de la voluntad de sus socios de no dejarle caer por temor a la llegada al gobierno de una coalición PP-VOX. Eso por un lado, por otro radica el hecho de que Junts, hasta hace unos días socios de gobierno de Sánchez, rechazan de forma tajante apoyar ninguna moción de censura que presente el PP de Feijóo en el Congreso. Como se puede apreciar, a pesar de la aparente ruptura entre PSOE y Junts, los de Puigdemont reniegan a su vez de darle la estocada final a un Sánchez más debilitado que nunca. ¿Por qué no lo hacen? Eso habrá que preguntárselo a Puigdemont.

Lo que sí apoyaron tanto PP, VOX y Junts en el Congreso el pasado 27 de noviembre (el mismo día de la entrada de Ábalos y Koldo en prisión) fue el rechazo a la senda de estabilidad (primer paso para la presentación de los Presupuestos Generales del Estado) presentada por el gobierno del PSOE, lo cual supone la antesala de una eventual derrota si el ejecutivo socialista decide finalmente presentar los Presupuestos de 2026 en las Cortes Generales.

Si dicho escenario se produjese y el gobierno no consigue aprobar los Presupuestos de 2026 o ni siquiera hace el intento por presentarlos, estaríamos ante la primera ocasión de la historia reciente de España en la que un gobierno no aprueba ni un solo Presupuesto General del Estado en toda la legislatura. Es obvio que si en 2026 no se aprueban dichos Presupuestos, menos aún se aprobarán en 2027, con la llegada de las elecciones autonómicas, municipales y generales ese mismo año, ya que los socios de Sánchez tendrían ahí mucho que perder y poco que ganar si finalmente aprobasen los Presupuestos de 2027. 

España está pues desde hace tres años con unos Presupuestos prorrogados de la anterior legislatura y con un gobierno completamente calcinado por los casos de corrupción, noqueado en el extranjero y bloqueado internamente ante la falta de apoyos parlamentarios para aprobar ni una sola ley. Pero a fin de cuentas, ¿Qué más dá que estemos inmersos en este escenario de declive progresivo? Lo importante para Pedro Sánchez es que él sigue durmiendo en la Moncloa y que de ahí no lo saca nada ni nadie. 

Este último movimiento por parte del presidente de relevar al director de la UCO es otra jugada sucia que demuestra hasta qué punto está el líder del PSOE dispuesto a llegar con tal de no abandonar el poder. Si en 2016, los propios socialistas acabaron, literalmente, a hostias en el polémico e histórico comité federal del 1 de octubre de 2016, el cual provocó la expulsión de Pedro Sánchez de la secretaría general del PSOE (a la cual volvería meses después), ahora, con él pilotando la nave del Estado, todo hace presagiar que su segunda y posible definitiva salida de la política española será, sobre todo, dramática, agresiva y altamente peligrosa.

Hay quienes aseguran que todo está finiquitado y que, en este escenario, Sánchez tendrá que convocar sí o sí elecciones generales anticipadas para 2026. Yo personalmente no lo creo así. Sánchez será todo lo peor que queramos decir de él, que lo es; pero si algo ha demostrado Sánchez en estos once años en la primera línea política es su perseverancia y su capacidad de salir a flote incluso cuando los suyos lo daban por liquidado políticamente. Algunos ya tienen guardado el champagne en la nevera, a la espera de que Sánchez decida convocar elecciones. 

Yo les aconsejaría a éstos que mantuviesen bien guardado el champagne hasta 2027. De hecho me apostaría lo que fuese a que de una u otra manera, Sánchez saldrá reelegido presidente del gobierno, aunque pierda las elecciones generales. A diferencia de Felipe González en 1996, la corrupción podrá hacer que Sánchez pierda los comicios en 2026, o 2027 si la legislatura agota los cuatro años, pero no podrá privarle de seguir gobernando junto a sus actuales socios, aunque quede en un pésimo lugar, frente a una derecha que por uno u otro motivo no consiga formar gobierno. 

Y mientras tanto ¿Qué hace la oposición? Manifestarse en las calles, como a los propios populares les gusta. Manifestaciones absurdas que no llevan a nada, salvo a cortar la vía pública mientras sus convocantes y las personas que secundan dicha manifestación reclaman algo que Sánchez jamás concederá: convocar elecciones para entregarle sin más el gobierno a una derecha (PP-VOX) cuyas encuestas pronostican un resultado que superaría los doscientos diputados. 

Por ello, y a pesar de lo que estamos viendo en los últimos días, semanas y meses, me atrevo a vaticinar que Sánchez, contra todo pronóstico, conseguirá de una forma u otra no solo concluir la legislatura, sino mantenerse en el poder más allá de 2027. Espero equivocarme enteramente en mi pronóstico, pero ya sabemos que Sánchez es capaz de todo con tal de permanecer en el gobierno al precio que sea. 

Dá igual lo que digan Ábalos y Koldo (si siguen hablando), dá igual que la UCO quede bloqueada a merced de lo que diga Sánchez cuando designe al frente de este organismo a un director afín a él, dá igual que la corrupción sea la protagonista de las noticias diarias, al igual que ocurriera hace treinta años en los últimos meses de Felipe González en el gobierno; de una u otra forma, Sánchez saldrá nuevamente victorioso, e incluso voy más allá, si Sánchez finalmente es derrotado y Feijóo asume con Abascal el gobierno en una coalición gubernamental entre PP y VOX, España estará igualmente perdida. 

Por mucho que aticemos, y con toda la razón del mundo, contra Pedro Sánchez, él no es más que una pieza de un juego que está completamente corrompido, con independencia de que se cambien dichas piezas. Ese juego es el propio régimen del 78, el cual ha demostrado sobradamente que está en una fase parecida a la que hace cien años padeció el propio sistema de la Restauración de 1876, con Alfonso XIII y Miguel Primo de Rivera al frente. 

El propio video de hoy publicado por Juan Carlos I en "favor" de su hijo, Felipe VI (un video que desde Zarzuela han rechazado y que se publica a solo cuarenta y ocho horas de la publicación de las memorias del rey emérito en España), es un claro síntoma de las rencillas, venganzas y luchas de poder entre los representantes de las más altas instituciones del Estado; un Estado que está en su fase terminal y que con este escenario devastador y abismal demuestra una vez más su declive y la sensación de estar al borde de su epílogo. 

lunes, 1 de diciembre de 2025

Fatalismo y resignación


Si hay algo que hace reflexionar al ser humano en lo que respecta a nuestra existencia es, entre otras muchas cosas, el hecho de pensar si lo que vivimos es todo producto de lo inesperado, de nuestras propias decisiones (o el libre albedrío) o es todo resultado de un plan que bien Dios (en el caso de que exista), el destino, el azar o el Cosmos te tiene preparado, con independencia de lo que uno vaya a hacer. ¿Somos dueños de nuestro propio destino o somos meramente piezas de ajedrez de un juego ajeno a nuestra inteligencia?

Cuando uno se pregunta en algunos momentos de su vida ¿Por qué me ocurrió esto? o ¿Por qué no me pudo ocurrir aquello? estamos profundizando en uno de los temas cruciales que más se han debatido en la filosofía, la teología y la religión. Si aquella persona no estaba destinada para mí, ¿Por qué la puso X (que cada uno le ponga el nombre que quiera) en mi camino? Si no estaba para mí terminar algo, ¿Por qué la vida me dio la oportunidad de empezarlo y dejarlo a medias? ¿Acaso nuestras desgracias y/o fortunas están escritas de antemano o somos nosotros los que, dentro del libre albedrío, las buscamos?

¿Nuestro destino y nuestros días están escritos de antemano o somos nosotros los que, ignorantemente, escribimos el relato de nuestra vida así como su final? Creo que es una buena ocasión para contar algo personal que jamás he contado en este blog y que demuestra cómo, de una forma u otra, el destino, Dios, el azar, el Universo o nosotros mismos escribimos nuestro destino.

7 de agosto del año 2004. Contaba en aquel entonces con 12 años y me fui con mis padres de viaje al norte de España (Cantabria, Asturias y Galicia). Aquel día, después de varias jornadas en Cantabria, nos encaminamos rumbo a Asturias cuando antes de entrar en tierras de Don Pelayo nos detuvimos un momento para descansar en San Vicente de la Barquera, el cual nos pillaba de paso y que en aquel entonces era famoso por ser el pueblo donde había nacido David Bustamante. 

Alrededor de las 12 y pico del mediodía, nos dispusimos a hacernos unas fotos al lado del puente de la Maza, junto al río Escudo. Recuerdo que había poca gente, por no decir casi nadie, en aquel entonces por esa zona. Tras hacernos las fotos tanto mis padres como yo, nos subimos nuevamente al coche y nos fuimos rumbo a Asturias. ¿Cuál fue la sorpresa que nos llevamos tres cuartos de hora después? 

En aquel viaje recuerdo que teníamos la radio puesta siempre, mientras escuchábamos CDs de música que nos habíamos llevado de casa, pero en aquel momento teníamos puesta una emisora de radio, desconozco cual. En ese momento, desde la radio, informaron que habían estallado dos bombas en el municipio de San Vicente de la Barquera, justo al lado del puente de la Maza, de las cuales ETA se había atribuido su autoría. La cara que se nos quedó a mis padres y a mí en ese momento eran un poema. 

Por escasos minutos, la bomba no llegó a explotarnos a nosotros. Afortundamente no hubo muertos ni heridos, pero el shock que nos produjo en aquel momento, sobre todo a mí, el saber que habíamos estado tan cerca de la muerte y que por cuestión de minutos nos libramos de no haber fallecido allí a manos de ETA, es algo que tengo, después de veintiún años, grabado en la memoria. 

Pudimos haber sido víctimas de un atentado terrorista pero, por circunstancias que se nos escapan de nuestra comprensión, no lo fuimos. Nuestros días no estaban ahí, aunque tuvimos la muerte muy cerca. Quién sabe si incluso los terroristas estaban ya en el lugar mientras nosotros nos hicimos las fotos y nos estaban observando. Sea como fuere, sobrevivimos de milagro a un atentado terrorista donde, de habernos pillado minutos después, hoy este que escribe esta entrada, estaría ya bajo tierra.

Otro suceso parecido, pero menos directo, tuvo lugar meses antes, concretamente el 2 de abril de ese mismo año, 2004. Recuerdo que aquel día, Viernes de Dolores, nos daban las vacaciones en el colegio, y por ello nos fuimos ese día de excursión al Parque de la Alquería, en Dos Hermanas. Antes de tomar el cercanías, fuimos a la Estación de Santa Justa, donde nos enseñaron como funcionaban las maquinarias de la Estación antes de subirnos al tren que nos conduciría hasta nuestro destino. Una vez en el vagón le comenté a mis compañeros de clase si en el tren podría haber alguna bomba. 

No había pasado todavía ni un mes de los atentados del 11-M en Madrid y aquello estaba, por lo menos para mí, muy presente. Mis compañeros me dijeron que eso no podía ocurrir y que era una tontería pensar en ello. Llegamos a Dos Hermanas, estuvimos unas horas allí y luego volvimos a montarnos en el Cercanías que nos llevaría de vuelta a Santa Justa. ¿Cuál fue mi sorpresa? Que años después me enteré, y así está contrastado en los peródicos de aquel día, que un empleado del AVE localizó a la altura de Toledo un artefacto con 12 kilos de dinamita bajo el tendido ferroviario por el que circulaba el AVE Madrid-Sevilla, el cual tenía como objetivo de destino la propia Estación de Santa Justa. 

Afortunadamente no ocurrió nada, pero cuando años después escuché esa noticia me acordé enseguida de aquel viaje y, sobre todo, de aquella pregunta que le hice a mis compañeros. Lo que ellos creían una tontería o algo surrealista que no podía pasar, estuvo cerca de pasarnos, aunque no en ese vagón, pero sí aquel mismo día. El destino, Dios, el azar, el Cosmos, el karma o lo que sea tenía otros planes para nosotros, y para todas las personas que viajaban en aquel AVE en dirección a Sevilla. Nuestros días tampoco estaban ahí, aunque el peligro andaba cerca.

Estas dos anécdotas nunca las he contado en este blog, pero creo que al hablar de un tema tan profundo y reflexivo, bien merecía que lo comentase en esta entrada. Dicho esto, vuelvo a preguntar: ¿Somos nosotros quienes decidimos nuestro destino o éste ya está escrito por algo o alguien ajeno a nosotros? ¿Cuántas veces hemos escuchado a alguien decir "iba a coger el coche pero tuve un presentimiento y no lo cogí", o "ha habido un accidente en X carretera y a esa hora tenía que pasar yo por allí para ir al trabajo". Frases como estas las hemos escuchado muchas veces a lo largo de nuestra vida, así como videos impactantes donde, como por un milagro, los protagonistas de esos videos tienen un accidente del que de forma inexplicable salen vivos. ¿Cómo es esto posible?

¿Acaso el libro de nuestra vida nos juega malas pasadas o quienes dirigen nuestros destinos (contando con que exista alguien que lo dirija) se divierte jugando con nosotros y con nuestra integridad física? ¿Acaso somos meros peones en una partida de ajedrez o somos nosotros mismos los que a través del libre albedrío tomamos decisiones que nos pueden salvar la vida, así como decisiones que nos cuestan la misma? Y no me refiero ya solo a nuestra integridad física, sino también a cualquier otro ámbito de nuestra vida: el amor, el trabajo, el dinero, los negocios, la salud, la alimentación, las amistades, las relaciones sociales, la familia, etc. 

¿Hasta dónde somos directores de nuestra propia historia? ¿Acaso lo somos quizás? ¿Lo somos nosotros o son otros los que dirigen nuestras vidas y nosotros de forma inconsciente hacemos lo que ellos ya han dictaminado? Y me refiero desde la más absurda e insignificante decisión a la más trascendental de todas. ¿Qué o quién dirige nuestras vidas? ¿Nosotros o algo más allá que nosotros desconocemos? Recuerdo que hace ya justo ocho años escribí por aquí una entrada titulada "Todo está escrito", donde también hacía referencia a este tema. 

En aquel entonces, todavía era una persona creyente; actualmente me declaro agnóstico o escéptico y no sabría dar una respuesta concreta a esta cuestión, ya que como diría Sócrates "Sólo sé que no sé nada". Pero si tuviese que dar una respuesta, quizás la propia respuesta sería el mismo título que utilicé para aquella entrada: todo está escrito. Es bastante probable que desde la decisión más absurda a la más importante sea todo producto de aquello que se conoce como "Fatalismo", un concepto que se resume básicamente en que, hagas lo que hagas, el desenlace de lo que hagas ya está escrito. 

Reconozco que muchas veces me he arrepentido de cosas que he hecho y en otras de cosas que no debí hacer, pero cuando entramos en este terreno y comenzamos a profundizar en estas cuestiones, uno se acaba preguntando si, con independencia de lo que uno hubiese hecho, el final hubiese sido el mismo o habría sido otro distinto. Personalmente creo que, hagamos lo que hagamos en cualquier faceta de nuestra vida, todo está escrito y nada ni nadie puede modificarlo. 

¿Cómo se lleva eso? Con resignación. Es lo que mejor he aprendido en estos últimos cinco años de mi vida. Dá igual si lloras, si te alegras, si te chocas contra una pared por la rabia, si gritas de furia o si das saltos en un estado exultante. Todo lo que está destinado, o predestinado, para cada uno, está más que decidido, y frente a eso nada puedes hacer. No quiero decir con esto que las pequeñas cuestiones no puedas resolverlas, claro que sí, puedes intentarlo e incluso salirte bien. Ahí entra ya el libre albedrío, que podría ser realmente un libre albedrío falso, donde incluso tus decisiones y las consecuencias de esas decisiones están ya tomadas por algo o alguien ajeno a nosotros. 

Las pequeñas cuestiones pueden resolverse dentro de ese falso libre albedrío, pero lo relevante en la vida es sentencia firme, y de ahí nada se puede cambiar. E insisto, incluyo cualquier faceta de la vida, no solo nuestro final. Por eso, ante este tipo de conclusión, no merece la pena enfurecerse o saltar de alegría. Lo que esté para ti, será, y lo que no, pues no será, y frente a eso hay que afrontar la situación con resignación. ¿Es duro? absolutamente, claro que lo es; pero es lo único que podemos hacer. De esta forma, podemos llegar a la conclusión de que, como defendían los estóicos, no merece la pena preocuparse por algo que está fuera de nuestro alcance. Todo está escrito y la resignación es la única reacción.

domingo, 23 de noviembre de 2025

El Fiscal General, condenado


Este pasado jueves se hizo pública una de las noticias del año y, probablemente, una de las más importantes de la historia reciente de España: el Tribunal Supremo condenaba al Fiscal General del Estado, Álvaro García Ortiz, a dos años de inhabilitación (lo que supone su destitución inmediata como máxima autoridad del Ministerio Fiscal), a indemnizar con 10.000 euros a la pareja de Isabel Díaz Ayuso, Alberto González Amador, por daños morales, así como al pago de una multa de algo más de 7.000 euros en un fallo judicial sin precedentes que condena al hasta ahora Fiscal General del Estado por un delito de revelación de datos reservados mientras ejercía como alto representante del Ministerio Fiscal. 

Esta condena, la cual, insisto, no deja de ser histórica, puede suponer, a su vez, pan para hoy y hambre para mañana. ¿Por qué llego a esta conclusión? vayamos por partes. Las reacciones del gobierno y de todos los grupos de izquierdas han sido unánimes: el Tribunal Supremo ha dado un golpe de Estado judicial contra el gobierno y contra la propia Fiscalía al condenar al Fiscal General del Estado. 

Este fallo judicial, cuyo contenido condenatorio no esperaba el gobierno socialista de Pedro Sánchez, supone un duro revés para el PSOE y para el propio Pedro Sánchez, ya que el presidente del gobierno ha puesto en todo momento la mano en el fuego por su Fiscal General, ha hecho de este juicio un pleito contra él mismo y ha reiterado una y otra vez que el Supremo dictaminaría una sentencia favorable hacia García Ortiz. 

Como se puede ver, esto último no ha ocurrido, lo cual nos lleva al escenario que estamos presenciando desde el jueves pasado: un ataque sin precedentes por parte del gobierno, de los partidos izquierdistas y de los medios de comunicación favorables a éstos hacia el Tribunal Supremo y, prácticamente, hacia la mayoría del Poder Judicial. Términos como "golpistas", "fascistas", "políticos con toga", "inquisidores", "lawfare" o "indecentes" han sido algunos de los muchos descalificativos que los Magistrados del Tribunal Supremo han recibido en estos días como consecuencia del polémico fallo judicial. 

Pero la cosa no acaba aquí, ya que incluso se han fundido rumores en estos días donde, según parece, desde el PSOE y otros partidos de izquierdas estarían enviando Whatssaps con el objetivo de que sus votantes se manifiesten y protesten delante de la sede del Tribunal Supremo. Una especie de "pásalo", como ya ocurrió en 2004 contra las sedes del PP tras los atentados terroristas del 11-M pero en una nueva versión y cuyo objetivo sería ahora el Poder Judicial. 

Cuando estamos ya a día 23 de noviembre, dichas protestas no se han producido aún, pero nada exime de que éstas no vayan a producirse más pronto que tarde. De hecho en el día de ayer, la vicepresidenta Yolanda Díaz ha llamado a la izquierda a movilizarse frente a los, según ella, "togados reaccionarios". Y para colmo, los medios de comunicación favorables al PP y a VOX hablan de una victoria del Estado de Derecho frente al totalitarismo autocrático que representa Pedro Sánchez junto a todos sus secuaces.

Dicho esto debo añadir que no se puede ser más imbécil que aquellos que están lanzando estos vítores. No hay ninguna victoria por parte del Estado de Derecho contra la autocracia de Sánchez. Ya dije en una entrada publicada este mismo mes que fuese cual fuese el fallo judicial, la reputación y el nombre del Ministerio Fiscal, y con ello el de todo el Estado de Derecho en España quedaría estigmatizado por este juicio. Si hubiese habido un fallo en favor de García Ortiz, el daño sería tan inmenso como el que se ha producido.

¿Por qué? Por la sencilla razón de que un Fiscal General del Estado, cuyas funciones son las de velar por la independencia judicial, así como por el interés público, no puede bajo ningún concepto sentarse aún en el banquillo como máximo representante del Ministerio Fiscal, ya que dicha imagen daña de forma irreversible no solo al Poder Judicial sino al propio Estado de Derecho y al ya agónico sistema constitucional de 1978. Habrá quienes digan "pero afortunadamente ha sido condenado" Sí, pero ello no exime que la imagen del Estado de Derecho quede arrasada, con independencia del fallo proveniente del Supremo. 

Los Magistrados han cumplido con su deber, como debía ser, pero ello no excusa que la imagen institucional de la Justicia y de la Fiscalía hayan salido heridas de muerte cuando el máximo representante del Ministerio Fiscal ha filtrado datos personales de un anónimo como consecuencia de que ese anónimo es pareja de una adversaria política del gobierno, en este caso Isabel Díaz Ayuso. Si esto lo hace la Fiscalía con la pareja de, en este caso, la presidenta de una Comunidad Autónoma ¿Qué no hará con cualquier otro ciudadano, ya sea anónimo o personaje público? 

En el caso que nos ocupa hablamos ya de sucesos en los que se persigue, por parte de la Fiscalía, a opositores políticos o a familiares de éstos; y todo por ordenes provenientes del gobierno, lo cual es propio de un sistema totalitario o dictatorial. Álvaro García Ortiz ha sido pues la cabeza de turco que ha pagado, como Fiscal General que era, la filtración ilegal de los datos privados del novio de Ayuso, pero todos sabemos que las órdenes que recibió para que dichos datos se filtrasen provenían de Moncloa, y ahí García Ortiz ha sabido ser leal, sumiso y discreto con Pedro Sánchez.

Volviendo al fallo, insisto, los Magistrados del Supremo han hecho bien su trabajo y les felicito por ello. Pero del mismo modo que el fallo ha sido desfavorable hacia Álvaro García Ortiz, podría haber sido perfectamente favorable, y más cuando desde el propio gobierno se ha presionado sin éxito a los miembros del Poder Judicial (en este caso a los Magistrados del Tribunal Supremo) para que absolviesen al Fiscal General, lo cual empeora aún más el escenario. 

Todo ello mientras el ejecutivo alardeaba que todo se trataba de "una caza de brujas", "lawfare" o "bulos ultraderechistas". Ahora, tras el fallo, el gobierno no solo no se ha quedado callado sino que ha salido en defensa del propio Fiscal General alegando que no comparten dicha sentencia, que García Ortiz es inocente y que el Poder Judicial está politizado. Una lucha institucional sin precedentes entre el Poder Ejecutivo y el Poder Judicial que veremos hasta dónde llega. Lo que está claro en estos momentos es que la guerra entre el gobierno y la Justicia ha comenzado y no tiene vuelta atrás.

Pero volviendo a lo que expuse al principio, reitero de nuevo en que todo esto puede quedar en nada. ¿Los motivos? García Ortiz puede recurrir la sentencia, e incluso elevarla, como ya hicieran con éxito hace unos meses Manuel Chaves, José Antonio Griñán y toda la pandilla de los ERE de Andalucía, al Tribunal Constitucional, compuesto mayoritariamente por Magistrados en favor del gobierno y, por ende, de la izquierda española. En el momento en el que García Ortiz presente un recurso ante el Tribunal Constitucional, podemos dar por hecho de forma anticipada que el fallo de dicho Tribunal será favorable hacia el condenado. 

¿Qué ocurrirá entonces? Que con ello se suspenderá el fallo dictaminado por el Supremo a través de un Tribunal cuyas competencias no son en absoluto las de absolver o inculpar a ningún ciudadano por hechos que deben de ser juzgados y dictaminados por la justicia ordinaria, no por un Tribunal cuya única función es la de interpretar y velar por la Constitución, el cual no forma parte además del Poder Judicial. 

Eso, obviamente, es la teoría que establece el Derecho español y la Constitución, pero en la España de Sánchez todo es susceptible de ser invertido. De esta forma, si este escenario se cumpliese, estaríamos ante dos escenarios devastadores. El primero, el de la condena al Fiscal General del Estado, el cual es un escenario justo pero a la vez devastador para el Estado de Derecho, y el segundo ese hipotético recurso de García Ortiz ante el Constitucional, el cual le daría con toda probabilidad la razón a éste, dando con ello un nuevo golpe mortal a la ya devastadora situación política, judicial y social que vive el país. 

Pase lo que pase, es seguro que nada va a quedarse así. Ni el gobierno se va a quedar de brazos cruzados, ni Álvaro García Ortiz va a resignarse con la sentencia del Supremo. La izquierda ha prometido dar la batalla contra el Poder Judicial y en los próximos días o semanas veremos hasta dónde escala ese conflicto político-judicial. Un conflicto que empeorará la ya agónica situación que atraviesa España y en la que se encuentran de por medio los escándalos de corrupción y los informes de la UCO, los cuales tienen cada vez más arrinconados al gobierno del PSOE y a todos sus socios parlamentarios. 

Hay quienes dicen que esta sentencia contra el Fiscal General ha sido un duro revés contra Sánchez, el cual, aseguran, está en shock por un fallo judicial que él no esperaba. Hay, incluso, quienes aseguran que ya no descartan nada, ni siquiera un adelanto electoral. Si alguien a estas alturas piensa que con toda la mierda en la que está el gobierno inmerso, Sánchez va a suicidarse políticamente convocando unas elecciones en las que, según las encuestas, se llevaría un batacazo histórico, no saben después de once años quién es Pedro Sánchez.

El gobierno, y la izquierda en general, aprovecharán para rodear las sedes judiciales, e incluso el Tribunal Supremo, y exigirán que sus votantes salgan a las calles para protestar contra el Poder Judicial. Sinceramente, no sé cuándo podrá ocurrir esto, pero acabará pasando tarde o temprano. Dicho esto, debo reconocer que si hay algo que admiro de la izquierda española es su forma de polarizar y de llamar a las calles a la gente para que vayan a por todas contra quienes ellos consideran "un peligro que hay que erradicar". 

Todo un discurso totalitario y sectario (lo que es realmente la izquierda) pero que tiene su efecto tanto en España como en otras partes del mundo. La propaganda y la movilización izquierdista es pues inigualable, y de todo ello todavía no se han enterado los partidos inútiles y deplorables de la derecha española, los cuales consideran que la izquierda les entregará el poder sin dejarse antes la piel en el camino.

Volviendo a Pedro Sánchez insisto en que este revés del Tribunal Supremo, con independencia de cuál sea el fin de este asunto (si se recurre o no ante el Constitucional), ha provocado que Sánchez se atornille más fuerte que nunca en la Moncloa ante el temor de que todos los casos que afectan a su mujer, Begoña Gómez, a su hermano, David Sánchez, así como a todos los miembros de la trama de corrupción que salpica al PSOE: José Luis Ábalos, Santos Cerdán, Koldo García, etc, tengan el mismo final que ha tenido, al menos en el Supremo, el caso del Fiscal General del Estado. 

Sánchez sabe que, ahora más que nunca, es cuando debe permanecer en el poder a toda costa para autoprotegerse. Si eso conlleva ir a un choque contra el Poder Judicial e incendiar las calles, así será; si ello conlleva ir a una situación de bloqueo y de crisis institucional que acabe llevándose a gran parte del aparato del Estado por delante, bienvenido sea. Sánchez está más decidido que nunca de ir a por todas y nada ni nadie lo va a detener. 

Su expulsión del liderazgo del PSOE en 2016 será una broma con respecto a la forma en que, con independencia del tiempo, salga del gobierno en su día. Como dice la Ley de Murphy, de la cual soy un gran fan, "toda situación, por muy mala que sea, es susceptible de empeorar". Eso es precisamente lo que va a ocurrir a partir de ahora. La batalla final del sanchismo ha comenzado.

sábado, 22 de noviembre de 2025

Cincuenta años de la llegada de Juan Carlos I


Si hace un par de días escribí sobre los cincuenta años del fallecimiento de Francisco Franco, hoy, 22 de noviembre de 2025, escribo sobre el acontecimiento histórico que tuvo lugar en esta misma jornada hace cincuenta años: la proclamación como rey de Juan Carlos I y con ello el regreso de los Borbones al trono de España cuarenta y cuatro años después de la salida abrupta del país de Alfonso XIII y la familia real tras la proclamación de la II República el 14 de abril de 1931.

Medio siglo nos separa pues del momento en el que Juan Carlos de Borbón se convirtió en rey de España. Hoy, el propio Juan Carlos lleva ya once años como ex rey (o rey emérito, como queramos llamarlo) y cinco exiliado en Abu Dabi como consecuencia de los constantes escándalos que de una década hasta ahora vienen salpicando a la familia real española. La misma familia real que durante los cuarenta años que Juan Carlos I fue rey de España era intocable para la prensa y apenas teníamos los españoles información sobre los escándalos y la corrupción que se originaban en el Palacio de la Zarzuela. 

Personalmente debo decir que, como ya he añadido en múltiples ocasiones, soy republicano. En mi adolescencia sí era monárquico, ya que dentro de mi ingenuidad juvenil y mi corta edad creía que un rey neutral por encima del poder político era lo mejor que podía ocurrir, ya que el rey podría intervenir si el gobierno, con independencia del partido político que estuviese, se pasaba de los límites que establecía la Ley. 

Eran los últimos años de Aznar y los primeros de Zapatero en el gobierno y pensaba que el rey podía intervenir si el gobierno "se pasaba de la raya" (Guerra de Irak, Estatuto de Cataluña, Ley de Memoria Histórica, proceso de negociones con ETA, etc). Para mi sorpresa me fui dando cuenta con el tiempo que a pesar de que el gobierno se sobrepasaba la línea de lo permitido, el rey no era más que una figura decorativa, la cual no tenía potestad para decir u hacer nada, aunque la situación nacional estuviese en el límite. El caso Noos lo cambió todo y fue cuando practicamente me di cuenta que era más valioso un presidente de la República con funciones ejecutivas, con independencia de su ideología política, que un monarca decorativo que encabezaba una familia y una institución corrupta. 

En pleno 2025, y a mis casi 33 años, sigo pensando lo mismo e incluso mis ideas se han acentado aún más a este respecto. Dicho esto, y después de cincuenta años de la proclamación de Juan Carlos I como rey y la reinstauración de la Monarquía por parte de Franco cabe preguntarse: ¿Qué legado ha dejado realmente el rey Juan Carlos a España? Como todos sabemos ya, hace unos días se han publicado en Francia las memorias que el ahora rey emérito ha escrito con motivo de los cincuenta años de su proclamación como monarca. 

Unas memorias que no saldrán aquí en España hasta el próximo mes de diciembre, pero de cuyo contenido ya se ha hablado y mucho en nuestro país. Una de las declaraciones más controvertidas del libro, y que más críticas ha generado en España, son los elogios que Juan Carlos hace de Franco, de quien el propio ex monarca afirma que "si pude ser rey, fue gracias a él", lo cual no deja de ser verdad, a pesar de la polémica suscitada.

Dice también Juan Carlos en sus memorias que su legado y su herencia son el de haber traido la Democracia a España. Unas declaraciones que yo discrepo absolutamente, ya que como añadí en mi última entrada sobre el fallecimiento de Franco, creo firmemente que quienes trajeron e hicieron posible la llegada de la "Democracia" (si es que lo que tenemos se puede llamar así) fue precisamente el propio aparato franquista con Franco como tutor póstumo de esa llegada. 

Ya dije en mi última entrada que Franco dejó constancia en su testamento que se guardase fidelidad a Juan Carlos del mismo modo que se le había guardado a él. Franco sabía perfectamente de las intenciones de Juan Carlos y aún así dejó como última orden al aparato franquista que fuesen fieles al nuevo rey. Fue el propio franquismo y no Juan Carlos, ni Adolfo Suárez ni Torcuato Fernández Miranda quienes lideraron la Transición.

Entonces, dicho esto, cabe preguntarse nuevamente: ¿Cuál es el legado que ha dejado Juan Carlos I a España? En mi opinión, Juan Carlos de Borbón dejó en 2014 una España fragmentada, inmersa en una crisis económica, social, moral, política y territorial de la que en pleno 2025 no solo no nos hemos recuperado sino que hemos empeorado. La España feliz y próspera de la que nos hablan Juan Carlos, sus cortesanos y aquellos de su quinta nunca existió o, en el mejor de los casos, fue un espejismo. ¿Acaso España no ha ido perdiendo soberanía nacional a través de estos cincuenta años? ¿Acaso la entrada en la UE y la OTAN no ha supuesto una pérdida de soberanía progresiva interna de la cual Juan Carlos y sus sucesivos presidentes del gobierno se han enorgullecido? 

¿De qué España feliz y próspera estamos hablando? ¿De la España que él dejó en 2014, con su hija y su yernos imputados por el caso Noos? ¿De la España que en 2014 estaba ya inmersa en una polarización absoluta cuyo origen se remonta al 11-M y la llegada contra todo pronóstico de José Luis Rodríguez Zapatero? ¿De la España que en noviembre de ese mismo año, 2014, vivió el primer referéndum orquestado por los independentistas, entonces con Artur Mas a la cabeza? ¿De esa España que en 2014 vivía, y sigue viviendo aún, en un declive constante de sus instituciones y de un Estado de Derecho que se desintegra por días? ¿De esa España repleta de corrupción en todas y cada una de sus instituciones empezando, como ya he añadido, por la de su propia institución?

El legado de Juan Carlos I no se puede considerar que haya sido, ni mucho menos, ejemplar; así como tampoco lo fue su reinado desde noviembre de 1975 hasta junio de 2014. ¿Acaso fue ejemplar la conducta del rey en sus escándalos matrimoniales? y no lo digo en el sentido privado, ya que personalmente, lo que cualquier persona haga en su vida privada me importa entre cero y nada; pero sí me importan sus relaciones cuando éstas afectan a las cuentas del Estado, y sus relaciones sentimentales/sexuales con Marta Gayá, Bárbara Rey o Corinna Larsen costaron bastantes millones a las arcas públicas con tal de que éstas mantuviesen la boca cerrada. 

En el caso de Bárbara Rey ha sido, de hecho, para nada, ya que treinta años después de su chantaje a Juan Carlos, donde éste fue grabado en la misma casa de la por entonces vedette, manteniendo relaciones sexuales con ella y hablando con ésta de cuestiones políticas y familiares, finalmente ha reconocido públicamente dicha relación e incluso ha hablado de ella en un libro y en la propia televisión. 600 millones de pesetas (el dinero que el Estado pagó a Bárbara Rey por su silencio) tirados a la basura. 

Lo de Corinna Larsen es otra cuestión mucho más profunda, ya que con ella hubo una relación sentimental donde incluso el propio Juan Carlos le aseguró a Mariano Rajoy en 2012 su deseo de divorciarse de la reina Sofía y casarse con la empresaria alemana, algo que finalmente no pudo llevar a cabo, muy a su pesar. Eso sí, las comisiones y los negocios ilícitos que ambos realizaron con Juan Carlos aún en el trono, eso sí llegó a consumarse, de tal forma que Juan Carlos y Corinna, a pesar de romper su relación, tienen las espaldas bien cubiertas económicamente, sin que ese dinero haya sido declarado a Hacienda hasta la fecha. 

El reinado de Juan Carlos de Borbón no se caracterizó pues ni por la discrección ni por la ausencia de escándalos en sus casi cuarenta años en el trono. Buena prueba de ello es su controvertido papel en el 23-F y en la denominada Operación Armada. Aquella jugarreta en la que toda la clase política, encabezada por la Monarquía, pretendió hacer limpieza como consecuencia de los graves errores cometidos durante la Transición y el gobierno de Suárez. Por cierto, el mismo Suárez que hace años reconoció que no quiso en plena Transición someter a referéndum la forma de Estado porque, según él, "hacían encuestas desde el gobierno y siempre perdía la Monarquía". Muy democrático todo. 

Pero volviendo al 23-F, cuarenta y cuatro años después de aquellos acontecimientos, todavía hay personas que creen de forma ingenua que Juan Carlos nos libró aquella noche de febrero de 1981 de la llegada de una nueva dictadura militar, cuando el objetivo último del 23-F era todo lo contrario. En este caso, la idea era la de designar al mentor y mano derecha del rey, el general Alfonso Armada, como nuevo presidente de un gobierno de concentración nacional que llevase a cabo las reformas oportunas, incluyendo la Constitución de 1978, para "hacer limpieza" de los errores cometidos en los años atrás.  

Obviamente, todos sabían que el 23-F era una farsa, excepto el propio asaltante al Congreso, el teniente coronel Antonio Tejero, el cual creyó de forma ingenua que aquella operación era realmente un golpe de Estado militar y que de ahí saldría una Junta Militar encabezada por Jaime Milans del Bosch como nuevo presidente del gobierno. El resto de la historia ya la sabemos todos. 

Fue el propio Tejero el que, al conocer la trampa que le habían tendido, impidió que Armada entrase en el hemiciclo para ser investido presidente del gobierno. De esta forma fue Tejero y no Juan Carlos en su ya famoso mensaje de televisión quien abortó el golpe, que no era más que un contragolpe de Estado diseñado por el CESID con el objetivo de abortar definitivamente cualquier intento real de golpe de Estado, ya fuese por lo militar o por lo civil.

Volviendo a las memorias que Juan Carlos ha publicado, en ellas afirma que es el único español que después de cuarenta años de servicio no recibe una pensión del Estado. Debo reconocer que nuestro ex monarca es inigualable en lo que respecta a cinismo y sinvergonzonería. Que esas afirmaciones las realice el mismo ex rey que durante cuarenta años ejerciendo como Jefe del Estado fue el único español que judicialmente era inviolable, según la Constitución de 1978, es de un sarcasmo espectacular proveniente de este tipo. Un tipo que envió una carta en 1977 al Sha de Persia para pedirle diez millones de dólares para la campaña de financiación de la UCD de Suárez (incumpliendo con ello su neutralidad como rey) y cuyo dinero nunca se supo a qué bolsillo llegó realmente, tiene la desfachatez de pronunciar estas palabras. 

Un tipo que por cada barril de petróleo que se exportaba de Arabia Saudí a España cobraba un millón de euros por cada barril, tiene la caradura de atreverse a quejarse públicamente. Un tipo que después de cuarenta años como rey de España está viviendo el final de su vida en el exilio por los continuos escándalos tanto financieros como sentimentales que de unos años hasta la fecha se han publicado, tiene la poca vergüenza de quejarse de su situación económica. Un tipo que tiene cuentas millonarias en paraísos fiscales como consecuencias de esos "servicios" que él mismo se cobrabra siendo rey, tiene el descaro de poner el grito en el cielo.

Por cierto, un exilio cuyo primer interesado en que continúe allí es el rey Felipe VI, su propio hijo. Como se puede comprobar, en los genes de los Borbones está el hecho de que el hijo traicione siempre a su padre. Lo hizo Juan Carlos en julio de 1969 cuando Franco, aconsejado por su entonces vicepresidente, Luis Carrero Blanco, lo designó sucesor a título de rey, aceptando Juan Carlos dicho nombramiento y traicionando a su vez a su padre, Don Juan de Borbón, el cual era el legítimo heredero a la Corona española tras el fallecimiento de Alfonso XIII en 1941. 

Una traición que el Conde de Barcelona nunca perdonó a su hijo y que ahora está pagando el propio Juan Carlos con su hijo Felipe VI, el cual no quiere ver a su padre ni en pintura por España. Es por ello por lo que Juan Carlos ha criticado duramente a su propio hijo, así como a su nuera, Letizia Ortiz, e incluso al gobierno de Sánchez en sus memorias por este hecho mientras alega su deseo de volver por fin a España. 

Como es obvio, Felipe VI y el gobierno de Pedro Sánchez jamás permitirán el regreso de Juan Carlos I a España. El destino del ex rey parece estar ya sellado, y no es otro que el de fallecer en el extranjero, del mismo modo que en el extranjero nació en enero de 1938. Juan Carlos volverá a España, sí, pero después de su fallecimiento (Que esperemos sea dentro de muchos años), cuando su cadáver vuelva a nuestro país para recibir los honores y el funeral de Estado correspondiente al cargo que ha ostentado como Jefe del Estado. Ese es el trágico e irónico destino que a todos los reyes de España, excluyendo a Alfonso XII, le ha deparado la historia: reinar, exiliarse y morir en el extranjero. 

Por otra parte cabe añadir que si Felipe VI cree que él quedará exento de esa traición y de ese destino, está muy equivocado. No estará lejos el día en el que su propia hija lo traicione, del mismo modo que él ha traicionado a su padre y éste en su día a su abuelo. Si Leonor, llegado el momento, debe traicionar a su padre para ocupar su cargo, lo hará sin ninguna duda; del mismo modo que lo enviará al exilio si en el futuro, Felipe VI no tiene ya cabida en España y comienzan a salir escándalos sobre él que actualmente están ocultos.

En lo que a mí respecta, no puedo destacar ningún acierto de Juan Carlos I en sus casi cuatro décadas al frente de la Jefatura del Estado. Al igual que hice en mi última entrada con respecto a Franco, hablé de sus aciertos y sus errores. En el caso de Juan Carlos he mencionado muchos errores, pero no puedo, o al menos no consigo encontrar ninguna ventaja en sus largos años de reinado. 

De hecho, por errores se pueden incluso mencionar los que realizó siendo aún príncipe de España y Jefe del Estado en funciones mientras Franco agonizaba, capitulando ante Marruecos junto a Arias Navarro y entregando el Sáhara Occidental en plena Marcha Verde con el objetivo de evitar una guerra contra los marroquíes a cambio de regalar parte de nuestro territorio a un país hostil hacia España, teniendo que salir de forma urgente y amedrentada los españoles y nuestras tropas allí establecidas. 

Dicho esto, y volviendo a los posibles aciertos de Juan Carlos I, probablemente su mayor logro haya sido el de, a través de sus muchos contactos, lograr buenos acuerdos comerciales y económicos con España, lo cual no es poco, pero lo mismo que usaba sus contactos para lograr dichos acuerdos, también los utilizaba para enriquecerse ilícitamente, lo cual era, como se suele decir, desnudar a un fraile para vestir a otro. De esta forma, los pocos aciertos en política exterior de Juan Carlos I se ven ensombrecidos nuevamente por su propia corrupción. 

En lo que respecta al papel que la historia le tendrá deparado a Juan Carlos I creo que será parecido, salvando todas las distancias posibles, con el de Alfonso XII, el cual fue el artífice junto a Cánovas del Castillo del sistema de la Restauración de 1876. Juan Carlos quedará, obviamente y a pesar de lo que yo opine, como el artífice de la Transición y del denominado régimen del 78 junto a Adolfo Suárez. Un régimen que al igual que el de 1876 se descompone por momentos. Hace cien años fue Alfonso XIII el que sepultó el sistema caciquil que su padre había levantado junto a Cánovas, en esta ocasión será o bien Felipe VI o bien Leonor en un futuro quien entierre el actual sistema para dar paso a otro peor.

En el futuro, la historia hará mención también a su relación con los diferentes presidentes del gobierno que tuvo bajo su reinado, y probablemente con el tiempo se sepa más aún sobre dichas relaciones. Unas relaciones que empezaron mal con Carlos Arias Navarro, el cual se negaba a reformar nada, comenzaron extraordinariamente bien y acabaron catastróficamente mal con Adolfo Suárez, fueron respetuosas aunque frías con Leopoldo Calvo Sotelo en su breve periodo de gobierno, fueron absolutamente amistosas, tanto en lo político como en lo personal, y de apoyo mútuo entre Felipe González y él (incluso en los peores tiempos de la corrupción felipista). 

Con José María Aznar, en cambio, fueron completamente penosas y tensas, aceptables e institucionales con José Luis Rodríguez Zapatero (a pesar de ser con él cuando se comenzó a cuestionar la Transición) así como cordiales y respetuosas con Mariano Rajoy. Puede que con el tiempo sepamos más sobre dichas relaciones, y que incluso Juan Carlos ofrezca algunos detalles de ellas en su libro cuando éste llegue a España en diciembre.

Lo que sí queda claro es que, con independencia de las opiniones que cada uno tengamos de Juan Carlos I de Borbón, no hay duda de que su reinado marcó un antes y un después en la historia de España. Primero con la instauración del sistema constitucional de 1978 y el denominado Estado de las Autonomías y posteriormente tras el escenario que se abrió en España a partir de 2004, el cual dio inicio a la decadencia institucional y política, a la corrupción generalizada y al enfrentamiento social y territorial, así como a la reapertura de las viejas heridas de la Guerra Civil y a la polarización entre españoles. Cincuenta años después de su proclamación como rey, España es, a diferencia de lo que era en 1975, una nación en decadencia, y de eso tiene gran responsabilidad, aunque él no lo quiera asumir, el propio rey Juan Carlos I. Medio siglo después de aquél 22 de noviembre de 1975, será pues la historia la que lo juzgue en el futuro. 

jueves, 20 de noviembre de 2025

Cincuenta años sin Franco


Hoy, 20 de noviembre de 2025, se cumplen cincuenta años del fallecimiento de Francisco Franco Bahamonde, casi con toda seguridad el personaje histórico más relevante de la historia de España en el siglo XX. Un siglo XX que no estuvo exento de personajes relevantes e incluso polémicos: Alfonso XIII, Miguel Primo de Rivera, Manuel Azaña, Francisco Largo Caballero, su propio sucesor, Juan Carlos I, Adolfo Suárez, Felipe González, etc. Sin embargo, y a pesar de todo, Franco ocupa, y sigue ocupando, un lugar en primera fila tanto en la historia como en la actualidad española. 

A lo largo de estos doce años de blog he hablado muchas veces sobre la figura histórica y política de Francisco Franco, pero quizás no tanto como lo voy a realizar hoy. Y es que la ocasión no es para menos, ya que en este día que escribo esta entrada se cumplen, como acabo de decir anteriormente, medio siglo de ausencia de aquél a quien para muchos representa (o representó) lo mejor de España en muchas décadas, mientras que para otros es la personificación de los males que padece nuestro país desde hace ya casi un siglo.

En lo que a mí respecta voy a ser bastante claro. Nací en noviembre de 1992, casualmente justo un siglo después del nacimiento de Franco, el cual nació en diciembre de 1892. Cuando se produjo mi nacimiento, el Caudillo llevaba fallecido exactamente diecisiete años, los mismos que llevaba Juan Carlos I reinando y catorce años desde la promulgación de la Constitución española de 1978. 

No he vivido la II República, ni viví la Guerra Civil, ni tampoco la dictadura franquista ni los años posteriores de la denominada Transición Española. De hecho mis primeros años de vida coincidieron con la última etapa de gobierno de Felipe González. Pero el hecho de que no haya vivido los cuarenta años de gobierno de Francisco Franco, no son excusa para no tener criterio propio sobre los acontecimientos que ocuparon casi medio siglo en la historia contemporánea de España en el siglo XX.

En mi propia familia la Guerra Civil se vivió intensamente. Mientras por mi familia materna, dos de mis tíos abuelos, ambos hermanos, luchaban cada uno en un bando diferente, por parte de mi familia paterna mi bisabuelo fue fusilado por el bando nacional, su propio hijo, llevado al paredón junto a él, fue herido durante el fusilamiento, llegando a escapar tras contemplar el cadáver de su padre muerto a su lado. 

Tras conocerse que mi tío abuelo, hermano de mi abuelo paterno, había conseguido escapar, la Guardia Civil se llevó a mi tía abuela, de tan solo dieciocho años y la fusilaron, siendo rematada con un tiro en la cabeza para asegurarse que, a diferencia de su hermano, estaba muerta y no herida. Mi otro bisabuelo por vía paterna fue encarcelado durante la Guerra Civil en Valladolid por sus vínculos con el PSOE, siendo liberado pocos años después, bajo el gobierno de Franco. Volviendo a mis tíos abuelos maternos, ambos lucharon, como ya he añadido, en bandos distintos, con la diferencia que mi tío abuelo republicano consiguió huir a Toulouse, permaneciendo allí hasta su muerte en 1977. Mi otro tío abuelo (al cual yo conocí), militar del Ejército de Tierra y combatiente en el bando nacional, continuó viviendo el resto de su vida en Madrid hasta su fallecimiento en 2001.

Tras esto podrá haber alguien que diga ¿Y para qué me cuentas tu vida y la de tu familia? Por la sencilla razón de que a pesar de no haber vivido personalmente el franquismo, el hecho de tener a familiares que han vivido en primera persona el conflicto nacional iniciado en 1936 y ser a su vez algunos de éstos familiares víctimas mortales del mismo, me da a la misma vez la legitimidad moral suficiente para posicionarme a la hora de hablar de un tema tan controvertido como es el franquismo, lo cual es sin duda alguna surrealista en pleno 2025. 

¿Alguien se imagina que en 1915, con Woodrow Wilson como presidente de EEUU y cincuenta años después de la Guerra Civil americana y del asesinato de Lincoln, éste siguiese siendo actualidad en aquel entonces? Estados Unidos estaba en aquel entonces lo suficientemente ocupada con la Primera Guerra Mundial (finalmente entraron en guerra en 1917) como para remover heridas del pasado; un patrón que no se repite en España después de casi un siglo de la Guerra Civil y justamente cincuenta años del fallecimiento de Franco. Al contrario de lo ocurrido en EEUU, la polarización social y el removimiento histórico de estos hechos van cada día a más, sobre todo tras reabrirse en 2007 el debate con la mal llamada Ley de "Memoria Histórica" con Zapatero y secundada posteriormente en 2022 con Sánchez con la denominada Ley de "Memoria Democrática". 

Estas leyes, cuyo único objetivo fueron siempre el de remover viejas heridas y reabrir las brechas que quedaron cerradas en su momento, han hecho que la figura de Francisco Franco esté más presente una vez muerto que vivo. Para muchos, sobre todo para aquellos que no conocieron el franquismo ni han tenido la decencia de abrir un puñetero libro de historia en su vida, o tan siquiera leer la Wikipedia o consultar a ChatGPT, el personaje de Franco representa, como así lo quiere presentar la izquierda, la demonización y la encarnación del mal absoluto sobre la tierra. 

¿Esto quiere decir que Franco fue un santo? Claro que no, pero tampoco fue la bestia que la izquierda española trata de perfilar desde hace casi veinte años hasta la fecha. ¿Franco aprovechó su asalto al poder con la intención de perpetuarse en la Jefatura del Estado de por vida? Totalmente ¿Franco cometió errores? Por supuesto que los cometió ¿Qué persona no comete errores y más si lleva cuarenta años gobernando un país? ¿Tuvo aciertos en su largo periodo de gobierno? Absolutamente ¿Estuvo España mejor con él que con los gobiernos democráticos? A partir de la segunda etapa del franquismo en los 50, indudablemente que sí. En el momento de su muerte, España era el segundo país más próspero en términos económicos, con unas tasas de crecimiento del PIB más altas a nivel global. 

España a su vez conoció durante el segundo periodo de la dictadura lo que se conoce históricamente como "El milagro español", con el desarrollo en el sector automovilístico, el aumento de la producción energética, la apertura del turismo como una de las principales bases del crecimiento económico, la creación de una clase media que conoció bajo el gobierno de Franco la estabilización social y la mejora destacada en los servicios públicos (Sanidad, Educación, Seguridad Social, etc), así como el asequible acceso a un hogar a través del Instituto Nacional de la Vivienda, la destacada mejora de los salarios, los escasos impuestos que los españoles tenían que pagar en aquellas décadas, el bajo nivel de desempleo, así como la protección y los derechos laborales obtenidos durante el franquismo.

Desde la izquierda se hace especial hincapié, entre otras cuestiones, en el hecho de que España estaba aislada del resto de los países de nuestro entorno durante el franquismo, pero la reapertura de las relaciones de nuestro país con EEUU a mediados de los cincuenta, secundada por la entrada de España en la ONU poco después y la normalización de las relaciones de nuestra nación con los países europeos en la segunda mitad del franquismo desmienten estos bulos. 

Por no hablar del papel destacado que jugó Franco cuando, siendo en aquel entonces España aliada de la Alemania Nazi de Hitler y de la Italia Fascista de Mussolini, el llamado Generalísimo desechó la posibilidad de la entrada de nuestro país en la Segunda Guerra Mundial, lo cual habría acabado literalmente con nuestra nación, la cual estaba todavía en shock y en medio de la más absoluta miseria tras tres años ininterrumpidos de Guerra Civil. Una miseria de la que España no saldría hasta bien entrada la década de 1950.

Una vez dicho los pros, entremos ahora en los contras. Por el contrario, los principales errores y defectos cometidos bajo el mandato de Franco fueron la censura, la escasez de hambre, la falta de productividad durante los primeros años de la dictadura, la emigración española, la persecución política, el papel tan activo que la Iglesia tuvo durante el régimen (la cual Franco salvó de la izquierda), la "santificación" de Franco por el propio Catolicismo (llevarlo bajo palio, etc), el encarcelamiento de opositores al régimen (algunos pacíficos, otros no), la reinstauración de la Monarquía, el exilio de muchos españoles al extranjero e incluso la ejecución de personas contrarias al mismo. Con respecto a esto último debo añadir que es verdad que durante el periodo franquista hubo, según cálculos de varios historiadores (aunque la cifra difiere según otros), aproximadamente unos 50.000 fusilamientos durante la dictadura. 

Muchas de esas criaturas eran inocentes y/o solo eran simples opositores pacíficos al régimen, otros sin embargo eran terroristas y asesinos que alteraban la paz social en pos de unos objetivos que iban más allá de la simple lucha contra el franquismo. ETA y el GRAPO son solo algunos de esos ejemplos de sanguinarios que perpetraron sus primeros atentados durante la dictadura y que posteriormente, sobre todo los últimos fusilados, han pasado a convertirse en mártires de la dictadura; un adjetivo que en nada se corresponde con lo que esos miserables eran y cuyas figuran han edulcorado y dramatizado la cultura popular izquierdista tras la muerte de Franco. 

Una vez enumerados los pros y los contras cabe añadir ¿Por qué se sublevó Franco y gran parte del Ejército en 1936? ¿Por capricho? ¿Por aburrimiento? ¿Porque eran antidemócratas? Nada más lejos de la realidad. Si el bando nacional se sublevó fue porque personajes como Manuel Azaña, Juan Negrín, Francisco Largo Caballero, Indalecio Prieto, Santiago Carrillo, Dolores Ibárruri (la Pasionaria) y muchos más habían convertido a España y al sistema de la II República en un régimen izquierdista que tenía como objetivo el de entregar nuestro país a las órdenes de Stalin y de la Unión Soviética. 

Esto mismo no solo lo digo yo, sino que lo secunda en 1933 Francisco Largo Caballero en una de sus frases más célebres: "Tenemos que recorrer un periodo de transición hasta el socialismo integral y ese periodo es la dictadura del proletariado, hacia la cual vamos". Tampoco es verdad que Franco, Mola, Sanjurjo, Queipo de Llano, Yagüe, etc, se sublevasen contra la República, sino contra aquellos que la habían descuartizado. Y esto tampoco lo digo yo solamente, sino que lo dijo también el propio Manuel Azaña: "Franco no se rebeló contra la República, sino contra la chusma que se había apoderado de ella". 

Sin embargo, a pesar de todo lo expuesto, muchos seguirán creyendo que Franco y gran parte del Ejército se sublevaron contra la "bienaventurada" República porque eran unos malvados enemigos de la libertad. La simpleza es el factor donde se refúgian los ignorantes, y éstos aceptan sin más este argumento tan pobre como falso. En lo que a mí respecta, la sublevación militar del 18 de julio de 1936 estaba completamente justificada, y más si tenemos en cuenta que solo dos años antes el PSOE había intentado perpetrar su propio golpe de Estado, el cual se saldó con más de 2.000 muertos. 

¿Estaba pues la sublevación justificada? absolutamente ¿Lo estuvo la Guerra Civil? en absoluto. Nadie desea una guerra, ni mucho menos en tu propio país. ¿Hubo crímenes por parte de ambos bandos? totalmente. ¿Estaban justificados? en absoluto. Pero por desgracia, España, como ocurre en pleno 2025 aunque en otros términos, era en 1936 una olla a punto de explotar, y cuando lo hizo en julio de 1936, tras muchos secuestros, asesinatos, violaciones y violencia por parte de la izquierda, el caos y la anarquía estaban, por desgracia, garantizados.

Dicho esto, quiero ahora hacer hincapié en otra cuestión bien distinta. Una cuestión no menor, esta vez ocurrida tras la muerte de Franco. Tras su fallecimiento el 20 de noviembre de 1975, su sucesor a título de rey, Juan Carlos I, comenzó a desmantelar los cimientos sobre los que se sustentaba el régimen franquista, presionando en julio de 1976 a Carlos Arias Navarro a dimitir como presidente del gobierno y a designar posteriormente a un joven y ambicioso Adolfo Suárez como nuevo jefe del ejecutivo. 

Muchos creen después de cincuenta años que la denominada Democracia que nació con el régimen del 78 cayó milagrosamente del cielo y que ésta fue un regalo de Dios. Nadie parece percatarse de que quien precisamente maniobró en silencio los hilos para que ese escenario se produjese fue el propio Franco y las Cortes Franquistas. Franco no era imbécil y sabía perfectamente que detrás de su muerte no habría una prolongación de su régimen. 

Sabía más o menos cuáles eran las intenciones del entonces príncipe Juan Carlos y era consciente en todo momento que lo que vendría después de él sería lo antagónico de lo que él había mantenido durante su dictadura. Es por ello por lo que, a pesar de todo, mantiene el nombramiento de Juan Carlos de Borbón como su sucesor, y además añade en su testamento político esta orden a sus colaboradores "Os pido que rodeéis al futuro rey de España, Don Juan Carlos de Borbón, del mismo afecto y lealtad que a mí me habéis brindado, y le prestéis, en todo momento, el mismo apoyo de colaboración que de vosotros he tenido". 

Esto era prácticamente una última orden al aparato franquista para que éste cumpliese con el propósito de Juan Carlos, una vez como rey. Esa obediencia se consumió el 18 de noviembre de 1976, con Suárez ya en el poder y justo un año después de la muerte de Franco. Es el momento en el que las Cortes Franquistas se hacen el harakiri político en favor del Proyecto de Ley para la Reforma Política, la cual abolía de un plumazo el sistema franquista y daba paso a la transición política, que tendría como culmen la instauración del régimen del 78. ¿Con esto quiero decir que gracias al franquismo hoy tenemos "Democracia" (o como queramos llamarlo)? totalmente. 

Sin el apoyo del aparato franquista a aquella Ley (la última de las Leyes Fundamentales del Reino), hoy España probablemente no viviría bajo el sistema que tenemos ni la transición hubiese sido tal y como ocurrió. Probablemente, de haberse negado las Cortes Franquistas a suicidarse políticamente, el frágil reinado de Juan Carlos I y el entonces débil gobierno de Suárez habrían fracasado y probablemente hubiese habido, o quizás no, una nueva sublevación militar, y quién sabe si con ello una nueva guerra civil. Sea como fuere, lo cierto y verdad es que el escenario posterior a la muerte de Franco con la llamada Transición Española fue todo un éxito gracias precisamente a aquél a quienes hoy muchos intentan borrar de la historia y a los políticos que en aquel entonces le secundaban. 

Se cumplen hoy pues cincuenta años de la muerte de Franco, precisamente en el momento que más vivo está (en espíritu, obviamente). Como diría Juan Carlos I el 22 de noviembre de 1975 en su proclamación como rey "Una figura excepcional entra en la historia. El nombre de Francisco Franco será ya un jalón del acontecer español y un hito al que será imposible dejar de referirse para entender la clave de nuestra vida política contemporánea". 

Sin ser monárquico, secundo completamente estas palabras, quizás las más certeras de las que ha dicho Juan Carlos I a lo largo de su vida. Con sus luces y sus sombras, el nombre y la figura de Francisco Franco estarán siempre presente en la historia de España, por mucho que algunos intenten por todos los medios despojarlo de ella. Con sus luces y sus sombras, con sus aciertos y sus errores, Francisco Franco Bahamonde es ya, por mucho que algunos se empeñen en eliminarlo, una huella imborrable en la historia de España. DEP.