Hoy, 20 de noviembre de 2025, se cumplen cincuenta años del fallecimiento de Francisco Franco Bahamonde, casi con toda seguridad el personaje histórico más relevante de la historia de España en el siglo XX. Un siglo XX que no estuvo exento de personajes relevantes e incluso polémicos: Alfonso XIII, Miguel Primo de Rivera, Manuel Azaña, Francisco Largo Caballero, su propio sucesor, Juan Carlos I, Adolfo Suárez, Felipe González, etc. Sin embargo, y a pesar de todo, Franco ocupa, y sigue ocupando, un lugar en primera fila tanto en la historia como en la actualidad española.
A lo largo de estos doce años de blog he hablado muchas veces sobre la figura histórica y política de Francisco Franco, pero quizás no tanto como lo voy a realizar hoy. Y es que la ocasión no es para menos, ya que en este día que escribo esta entrada se cumplen, como acabo de decir anteriormente, medio siglo de ausencia de aquél a quien para muchos representa (o representó) lo mejor de España en muchas décadas, mientras que para otros es la personificación de los males que padece nuestro país desde hace ya casi un siglo.
En lo que a mí respecta voy a ser bastante claro. Nací en noviembre de 1992, casualmente justo un siglo después del nacimiento de Franco, el cual nació en diciembre de 1892. Cuando se produjo mi nacimiento, el Caudillo llevaba fallecido exactamente diecisiete años, los mismos que llevaba Juan Carlos I reinando y catorce años desde la promulgación de la Constitución española de 1978.
No he vivido la II República, ni viví la Guerra Civil, ni tampoco la dictadura franquista ni los años posteriores de la denominada Transición Española. De hecho mis primeros años de vida coincidieron con la última etapa de gobierno de Felipe González. Pero el hecho de que no haya vivido los cuarenta años de gobierno de Francisco Franco, no son excusa para no tener criterio propio sobre los acontecimientos que ocuparon casi medio siglo en la historia contemporánea de España en el siglo XX.
En mi propia familia la Guerra Civil se vivió intensamente. Mientras por mi familia materna, dos de mis tíos abuelos, ambos hermanos, luchaban cada uno en un bando diferente, por parte de mi familia paterna mi bisabuelo fue fusilado por el bando nacional, su propio hijo, llevado al paredón junto a él, fue herido durante el fusilamiento, llegando a escapar tras contemplar el cadáver de su padre muerto a su lado.
Tras conocerse que mi tío abuelo, hermano de mi abuelo paterno, había conseguido escapar, la Guardia Civil se llevó a mi tía abuela, de tan solo dieciocho años y la fusilaron, siendo rematada con un tiro en la cabeza para asegurarse que, a diferencia de su hermano, estaba muerta y no herida. Mi otro bisabuelo por vía paterna fue encarcelado durante la Guerra Civil en Valladolid por sus vínculos con el PSOE, siendo liberado pocos años después, bajo el gobierno de Franco. Volviendo a mis tíos abuelos maternos, ambos lucharon, como ya he añadido, en bandos distintos, con la diferencia que mi tío abuelo republicano consiguió huir a Toulouse, permaneciendo allí hasta su muerte en 1977. Mi otro tío abuelo (al cual yo conocí), militar del Ejército de Tierra y combatiente en el bando nacional, continuó viviendo el resto de su vida en Madrid hasta su fallecimiento en 2001.
Tras esto podrá haber alguien que diga ¿Y para qué me cuentas tu vida y la de tu familia? Por la sencilla razón de que a pesar de no haber vivido personalmente el franquismo, el hecho de tener a familiares que han vivido en primera persona el conflicto nacional iniciado en 1936 y ser a su vez algunos de éstos familiares víctimas mortales del mismo, me da a la misma vez la legitimidad moral suficiente para posicionarme a la hora de hablar de un tema tan controvertido como es el franquismo, lo cual es sin duda alguna surrealista en pleno 2025.
¿Alguien se imagina que en 1915, con Woodrow Wilson como presidente de EEUU y cincuenta años después de la Guerra Civil americana y del asesinato de Lincoln, éste siguiese siendo actualidad en aquel entonces? Estados Unidos estaba en aquel entonces lo suficientemente ocupada con la Primera Guerra Mundial (finalmente entraron en guerra en 1917) como para remover heridas del pasado; un patrón que no se repite en España después de casi un siglo de la Guerra Civil y justamente cincuenta años del fallecimiento de Franco. Al contrario de lo ocurrido en EEUU, la polarización social y el removimiento histórico de estos hechos van cada día a más, sobre todo tras reabrirse en 2007 el debate con la mal llamada Ley de "Memoria Histórica" con Zapatero y secundada posteriormente en 2022 con Sánchez con la denominada Ley de "Memoria Democrática".
Estas leyes, cuyo único objetivo fueron siempre el de remover viejas heridas y reabrir las brechas que quedaron cerradas en su momento, han hecho que la figura de Francisco Franco esté más presente una vez muerto que vivo. Para muchos, sobre todo para aquellos que no conocieron el franquismo ni han tenido la decencia de abrir un puñetero libro de historia en su vida, o tan siquiera leer la Wikipedia o consultar a ChatGPT, el personaje de Franco representa, como así lo quiere presentar la izquierda, la demonización y la encarnación del mal absoluto sobre la tierra.
¿Esto quiere decir que Franco fue un santo? Claro que no, pero tampoco fue la bestia que la izquierda española trata de perfilar desde hace casi veinte años hasta la fecha. ¿Franco aprovechó su asalto al poder con la intención de perpetuarse en la Jefatura del Estado de por vida? Totalmente ¿Franco cometió errores? Por supuesto que los cometió ¿Qué persona no comete errores y más si lleva cuarenta años gobernando un país? ¿Tuvo aciertos en su largo periodo de gobierno? Absolutamente ¿Estuvo España mejor con él que con los gobiernos democráticos? A partir de la segunda etapa del franquismo en los 50, indudablemente que sí. En el momento de su muerte, España era el segundo país más próspero en términos económicos, con unas tasas de crecimiento del PIB más altas a nivel global.
España a su vez conoció durante el segundo periodo de la dictadura lo que se conoce históricamente como "El milagro español", con el desarrollo en el sector automovilístico, el aumento de la producción energética, la apertura del turismo como una de las principales bases del crecimiento económico, la creación de una clase media que conoció bajo el gobierno de Franco la estabilización social y la mejora destacada en los servicios públicos (Sanidad, Educación, Seguridad Social, etc), así como el asequible acceso a un hogar a través del Instituto Nacional de la Vivienda, la destacada mejora de los salarios, los escasos impuestos que los españoles tenían que pagar en aquellas décadas, el bajo nivel de desempleo, así como la protección y los derechos laborales obtenidos durante el franquismo.
Desde la izquierda se hace especial hincapié, entre otras cuestiones, en el hecho de que España estaba aislada del resto de los países de nuestro entorno durante el franquismo, pero la reapertura de las relaciones de nuestro país con EEUU a mediados de los cincuenta, secundada por la entrada de España en la ONU poco después y la normalización de las relaciones de nuestra nación con los países europeos en la segunda mitad del franquismo desmienten estos bulos.
Por no hablar del papel destacado que jugó Franco cuando, siendo en aquel entonces España aliada de la Alemania Nazi de Hitler y de la Italia Fascista de Mussolini, el llamado Generalísimo desechó la posibilidad de la entrada de nuestro país en la Segunda Guerra Mundial, lo cual habría acabado literalmente con nuestra nación, la cual estaba todavía en shock y en medio de la más absoluta miseria tras tres años ininterrumpidos de Guerra Civil. Una miseria de la que España no saldría hasta bien entrada la década de 1950.
Una vez dicho los pros, entremos ahora en los contras. Por el contrario, los principales errores y defectos cometidos bajo el mandato de Franco fueron la censura, la escasez de hambre, la falta de productividad durante los primeros años de la dictadura, la emigración española, la persecución política, el papel tan activo que la Iglesia tuvo durante el régimen (la cual Franco salvó de la izquierda), la "santificación" de Franco por el propio Catolicismo (llevarlo bajo palio, etc), el encarcelamiento de opositores al régimen (algunos pacíficos, otros no), la reinstauración de la Monarquía, el exilio de muchos españoles al extranjero e incluso la ejecución de personas contrarias al mismo. Con respecto a esto último debo añadir que es verdad que durante el periodo franquista hubo, según cálculos de varios historiadores (aunque la cifra difiere según otros), aproximadamente unos 50.000 fusilamientos durante la dictadura.
Muchas de esas criaturas eran inocentes y/o solo eran simples opositores pacíficos al régimen, otros sin embargo eran terroristas y asesinos que alteraban la paz social en pos de unos objetivos que iban más allá de la simple lucha contra el franquismo. ETA y el GRAPO son solo algunos de esos ejemplos de sanguinarios que perpetraron sus primeros atentados durante la dictadura y que posteriormente, sobre todo los últimos fusilados, han pasado a convertirse en mártires de la dictadura; un adjetivo que en nada se corresponde con lo que esos miserables eran y cuyas figuran han edulcorado y dramatizado la cultura popular izquierdista tras la muerte de Franco.
Una vez enumerados los pros y los contras cabe añadir ¿Por qué se sublevó Franco y gran parte del Ejército en 1936? ¿Por capricho? ¿Por aburrimiento? ¿Porque eran antidemócratas? Nada más lejos de la realidad. Si el bando nacional se sublevó fue porque personajes como Manuel Azaña, Juan Negrín, Francisco Largo Caballero, Indalecio Prieto, Santiago Carrillo, Dolores Ibárruri (la Pasionaria) y muchos más habían convertido a España y al sistema de la II República en un régimen izquierdista que tenía como objetivo el de entregar nuestro país a las órdenes de Stalin y de la Unión Soviética.
Esto mismo no solo lo digo yo, sino que lo secunda en 1933 Francisco Largo Caballero en una de sus frases más célebres: "Tenemos que recorrer un periodo de transición hasta el socialismo integral y ese periodo es la dictadura del proletariado, hacia la cual vamos". Tampoco es verdad que Franco, Mola, Sanjurjo, Queipo de Llano, Yagüe, etc, se sublevasen contra la República, sino contra aquellos que la habían descuartizado. Y esto tampoco lo digo yo solamente, sino que lo dijo también el propio Manuel Azaña: "Franco no se rebeló contra la República, sino contra la chusma que se había apoderado de ella".
Sin embargo, a pesar de todo lo expuesto, muchos seguirán creyendo que Franco y gran parte del Ejército se sublevaron contra la "bienaventurada" República porque eran unos malvados enemigos de la libertad. La simpleza es el factor donde se refúgian los ignorantes, y éstos aceptan sin más este argumento tan pobre como falso. En lo que a mí respecta, la sublevación militar del 18 de julio de 1936 estaba completamente justificada, y más si tenemos en cuenta que solo dos años antes el PSOE había intentado perpetrar su propio golpe de Estado, el cual se saldó con más de 2.000 muertos.
¿Estaba pues la sublevación justificada? absolutamente ¿Lo estuvo la Guerra Civil? en absoluto. Nadie desea una guerra, ni mucho menos en tu propio país. ¿Hubo crímenes por parte de ambos bandos? totalmente. ¿Estaban justificados? en absoluto. Pero por desgracia, España, como ocurre en pleno 2025 aunque en otros términos, era en 1936 una olla a punto de explotar, y cuando lo hizo en julio de 1936, tras muchos secuestros, asesinatos, violaciones y violencia por parte de la izquierda, el caos y la anarquía estaban, por desgracia, garantizados.
Dicho esto, quiero ahora hacer hincapié en otra cuestión bien distinta. Una cuestión no menor, esta vez ocurrida tras la muerte de Franco. Tras su fallecimiento el 20 de noviembre de 1975, su sucesor a título de rey, Juan Carlos I, comenzó a desmantelar los cimientos sobre los que se sustentaba el régimen franquista, presionando en julio de 1976 a Carlos Arias Navarro a dimitir como presidente del gobierno y a designar posteriormente a un joven y ambicioso Adolfo Suárez como nuevo jefe del ejecutivo.
Muchos creen después de cincuenta años que la denominada Democracia que nació con el régimen del 78 cayó milagrosamente del cielo y que ésta fue un regalo de Dios. Nadie parece percatarse de que quien precisamente maniobró en silencio los hilos para que ese escenario se produjese fue el propio Franco y las Cortes Franquistas. Franco no era imbécil y sabía perfectamente que detrás de su muerte no habría una prolongación de su régimen.
Sabía más o menos cuáles eran las intenciones del entonces príncipe Juan Carlos y era consciente en todo momento que lo que vendría después de él sería lo antagónico de lo que él había mantenido durante su dictadura. Es por ello por lo que, a pesar de todo, mantiene el nombramiento de Juan Carlos de Borbón como su sucesor, y además añade en su testamento político esta orden a sus colaboradores "Os pido que rodeéis al futuro rey de España, Don Juan Carlos de Borbón, del mismo afecto y lealtad que a mí me habéis brindado, y le prestéis, en todo momento, el mismo apoyo de colaboración que de vosotros he tenido".
Esto era prácticamente una última orden al aparato franquista para que éste cumpliese con el propósito de Juan Carlos, una vez como rey. Esa obediencia se consumió el 18 de noviembre de 1976, con Suárez ya en el poder y justo un año después de la muerte de Franco. Es el momento en el que las Cortes Franquistas se hacen el harakiri político en favor del Proyecto de Ley para la Reforma Política, la cual abolía de un plumazo el sistema franquista y daba paso a la transición política, que tendría como culmen la instauración del régimen del 78. ¿Con esto quiero decir que gracias al franquismo hoy tenemos "Democracia" (o como queramos llamarlo)? totalmente.
Sin el apoyo del aparato franquista a aquella Ley (la última de las Leyes Fundamentales del Reino), hoy España probablemente no viviría bajo el sistema que tenemos ni la transición hubiese sido tal y como ocurrió. Probablemente, de haberse negado las Cortes Franquistas a suicidarse políticamente, el frágil reinado de Juan Carlos I y el entonces débil gobierno de Suárez habrían fracasado y probablemente hubiese habido, o quizás no, una nueva sublevación militar, y quién sabe si con ello una nueva guerra civil. Sea como fuere, lo cierto y verdad es que el escenario posterior a la muerte de Franco con la llamada Transición Española fue todo un éxito gracias precisamente a aquél a quienes hoy muchos intentan borrar de la historia y a los políticos que en aquel entonces le secundaban.
Se cumplen hoy pues cincuenta años de la muerte de Franco, precisamente en el momento que más vivo está (en espíritu, obviamente). Como diría Juan Carlos I el 22 de noviembre de 1975 en su proclamación como rey "Una figura excepcional entra en la historia. El nombre de Francisco Franco será ya un jalón del acontecer español y un hito al que será imposible dejar de referirse para entender la clave de nuestra vida política contemporánea".
Sin ser monárquico, secundo completamente estas palabras, quizás las más certeras de las que ha dicho Juan Carlos I a lo largo de su vida. Con sus luces y sus sombras, el nombre y la figura de Francisco Franco estarán siempre presente en la historia de España, por mucho que algunos intenten por todos los medios despojarlo de ella. Con sus luces y sus sombras, con sus aciertos y sus errores, Francisco Franco Bahamonde es ya, por mucho que algunos se empeñen en eliminarlo, una huella imborrable en la historia de España. DEP.

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