miércoles, 28 de febrero de 2018

El fin del Régimen del 78

Pasan y pasan los meses y la situación en Cataluña no hace más que empeorar por mucho que uno piense que la cosa no puede ir peor tras las última noticias que nos llegan desde Barcelona. Ahora le ha tocado el turno al rey, el cual ha sido boicoteado en la capital catalana tras acudir a la inaguración del Mobile World Congress. En un desplante insólito, el rey no fue recibido ni por la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, ni por el presidente del parlamento catalán, Roger Torrent. Pero por si fuera poco a todo esto, Felipe VI fue recibido en Barcelona con múltiples protestas independentistas (Las cuales acabaron con heridos y detenidos) y por el himno de Riego (El himno de la II República española).

Ante esta insólita situación cabe preguntarse; ¿Cómo acabará esto?, porque por muy increible que nos parezca, el referendum ilegal e incluso la declaración unilateral de independencia de octubre no es nada con lo que puede ocurrir de aquí a unos meses. Hace unas horas se ha anunciado que el bando independentista ha acordado nombrar al radical Jordi Sánchez (El líder de la Asamblea Nacional Catalana) presidente de la generalitat catalana. Claro, uno lee esto y dice; "¿Y qué pasa con esto?", pues simple y llanamente que Jordi Sánchez está en estos momentos en prisión, por lo que a ver cómo se las apañan los independentistas para proclamar presidente de Cataluña a un preso. Un preso que de llegar a ser presidente tendría que implantar de manera efectiva la República catalana proclamada tras la declaración unilateral de independencia efectuada el 27 de octubre, algo que podría provocar unos acontecimientos que nadie sabe todavía. ¿Cómo reaccionaría el Estado español ante la implantación efectiva del nuevo estado catalán ya proclamado?, ¿Activaría Rajoy de nuevo el 155?, ¿O enviaría de nuevo a toda la Policía y a la Guardia Civil a Cataluña como ya hizo en octubre?. Más le valdría al presidente del gobierno que se guarde de enviar a los cuerpos y fuerzas de seguridad a Barcelona nuevamente, no vaya a ser que con las manifestaciones y protestas que se están produciendo en la Policía y en la Guardia Civil por la equiparación de salarios, algunos mandos desistan de acatar la orden que Mariano les mande desde el palacio de la Moncloa.

Si de algo podemos sacar como conclusión a todo esto no es sólo ya que los catalanes quieren marcharse de España, sino que los catalanes no reconocen a Felipe VI y a la monarquía como forma de estado en su territorio, y menos después del discurso del rey el pasado 3 de octubre. Algo que afecta ya no sólo a la integridad territorial de la nación, sino también a la forma de estado en sí. Y a todo esto conviene no perder de vista a los vascos, los cuales están elaborando ya una reforma del estatuto de Gernika en la que se reconoce abiertamente la posibilidad de celebrar un referéndum secesionista para la independencia del País Vasco con respecto a España. La cuestión es; ¿Cómo va a detener Rajoy al PNV si la estabilidad gubernamental depende de los vascos así como de Ciudadanos?. ¿Aceptará Rajoy esta reforma inconstitucional del estatuto vasco a cambio de seguir hasta 2020 en la Moncloa?, ¿O rechazará la propuesta del lehendakari Urkullu, lo que provocaría un adelanto electoral en España que Rajoy no quiere ni oír hablar en estos momentos de caída en picado en las encuestas?. Si de algo podemos sacar también como conclusión a todo esto es que a Rajoy la situación se le ha ido completamente de las manos y ya no depende de él el manejo de los tiempos, lo cual va a provocar que se lleve el país, la corona, y a todos nosotros por delante en su interminable caída.

En lo que a mí respecta, ¿Qué solución veo yo a todo esto? La dimisión inmediata del gobierno de Mariano Rajoy y la convocatoria urgente de elecciones generales constituyentes, cuyas nuevas cortes nombrarían a una persona neutral como nuevo presidente de un gobierno técnico y la posterior elaboración de una nueva Constitución para empezar (Que no reformar) un nuevo sistema político en España, el cual pasaría por la supresión de la monarquía y la instauración de una República presidencial o semipresidencial, la centralización territorial del estado (Como sucede en Francia), y la devolución de las principales competencias al estado español (Entre ellas, sanidad y educación).

El régimen del 78 no puede acabar con esta grave crisis puesto que ha sido este mismo régimen el que ha alimentado al monstruo que ahora estamos sufriendo. El gobierno de Rajoy ha ido demasiado lejos en su empeño de dejar pasar el tiempo para que todo esto se calmase, lo que supone en mi opinión un delito de alta traición contra el estado por el cual el actual gobierno debería ser juzgado llegado el momento. La monarquía por su parte sólo está sirviendo para calentar aún más la situación, y lo vivido estos días con Felipe VI en Barcelona es prueba de que el rey supone más un estorbo que una solución a este problemón. Y que rece el rey porque Pablo Iglesias y sus acólitos podemitas no les den por expandir y aflorar aún más si cabe el sentimiento antimonárquico por toda España, aludiendo a que el actual jefe del estado es parte del problema y no de la solución en el conflicto catalán. Ada Colau ya ha puesto su granito de arena, veremos a ver qué hace Iglesias a este respecto, y más teniendo en cuenta que Podemos está casi excluido del panorama político en estos momentos.

Debo añadir que hablando del rey se me ha venido a la mente una frase que pronunciaría Oliver Cromwell sobre el rey Carlos I de Inglaterra en la película “Cromwell” y que es perfecta para esta ocasión; “El rey no es Inglaterra, del mismo modo que Inglaterra no es el rey”. Haciendo las modificaciones oportunas en la frase anteriormente citada llegamos a la misma conclusión; El rey no es España, del mismo modo que España no es el rey. Con lo cual, si llegado el momento, Felipe VI tuviese que dejar el palacio de la Zarzuela porque las circunstancias así lo exigiesen, quizás, por no decir seguro, supusiera para la nación un mayor beneficio su salida que su permanencia en el trono, por mucho que les moleste a algunos esta conclusión, los cuales siguen creyendo en pleno siglo XXI que el rey y España son la misma cosa, como algunos creían en el siglo XVII con Inglaterra y Carlos I.

Por todo ello, después de que se haya anunciado que Urdangarín seguirá en libertad y no pisará la cárcel, lo que menos falta le hace al rey en estos momentos es una expansión del sentimiento antimonárquico por todo el país, y lo mismo cabe decir de Rajoy con sus casos de corrupción que cada vez lo tienen más acorralado. El jefe del gobierno, el cual si desea lo mejor para su país como él tanto pregona a los cuatro vientos, lo que debe hacer cuanto antes es anunciar su retirada, antes de que se lleve el país por delante. Ante todo este escenario cabe preguntarse nuevamente; ¿Cómo va a acabar todo esto? No tengo ni idea, pero desde luego bien no va a acabar, y no me refiero solamente en el territorio catalán, sino en el resto de España. Así que, señoras y señores, si lo de ahora les ha parecido un terremoto, agárrense porque vienen curvas con tsunami y huracán incluidos. Visto lo visto en las últimas horas, lo peor está todavía por llegar y puede llevarse por delante todo y a todos. 

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