lunes, 4 de diciembre de 2017

La guerra de los tres primos


El pasado mes de marzo escribí sobre los 100 años que en octubre se han cumplido de la Revolución Rusa. Ahora, en diciembre, y una vez transcurrido ese centenario del inicio de la URSS, me he parado a analizar los factores que determinaron la caída del zarismo y la llegada del comunismo a Rusia. Uno de estos factores (Entre otros muchos) fue la entrada de Rusia en la Primera Guerra Mundial. Y de eso precisamente quiero hablar esta noche. Pero no de la guerra en sí, sino de los motivos y sobre todo de aquellos que dieron luz verde para que ese conflicto se produjese en 1914. Por ello esta entrada va a estar centrada en tres personas que cambiaron el futuro del mundo por una simple "riña familiar". Sí, si uno lo analiza bien, la Primera Guerra Mundial no fue más que una simple disputa entre tres primos hermanos que acabó costando la vida de más de 30 millones de personas. Esos tres primos fueron el zar ruso Nicolás II, el rey británico Jorge V, y el káiser alemán Guillermo II.

Ya en 1974 se estrenó una serie británica formidable llamada "La caída de las águilas", en donde se narraba de una forma brillante la caída de las monarquías europeas de Austria-Hungria, Rusia y Alemania. Esta serie es una joya televisiva y sus interpretaciones son excelentes, pero creo que hubiese sido mucho más interesante si en lugar de narrar la caída del imperio austrohungaro hubiese narrado los entresijos que se producían en el palacio de Buckingam durante el reinado de Jorge V y su relación con sus primos. Y es que no hay que olvidar que la causante de que Europa fuese gobernada en realidad por una sola familia entre el siglo XIX y el siglo XX fue la propia reina Victoria. La reina británica tuvo la original idea de emparentar a sus hijos con los hijos de otros monarcas europeos, vinculando la casa real inglesa con el resto de casas reales europeas. Y es que Victoria no tenía ni un pelo de tonta. Sabía perfectamente que una Europa gobernada por sus hijos e hijas, yernos, nueras y nietos, era mucho más beneficiosa para la paz en nuestro continente, por ello casó a la mayoría de sus hijos con príncipes y princesas de Europa. Uno de los enlaces matrimoniales más relevantes de los hijos de la reina Victoria y el príncipe Alberto de Sajonia fue el de su hija Victoria, ("Vicky", como era conocida) con el príncipe alemán Federico de Hollenzoller, hijo del káiser alemán Guillermo I y heredero al trono de Alemania, ahí es nada. Con ese enlace, los dos imperios más poderosos de Europa en aquel entonces (Alemania y Reino Unido) se vinculaban en términos familiares. De esta unión nacería el futuro káiser de Alemania, Guillermo II. Por otra parte, Victoria y Alberto decidieron casar a su hijo mayor, el príncipe de gales y futuro Eduardo VII con la princesa Alejandra de Dinamarca. De esta unión nacería el futuro rey de Inglaterra, Jorge V. En lo que respecta a Rusia, la idea de emparentar a la casa Romanov con la casa de Hannover no partió de la propia reina Victoria, sino de los propios contrayentes, es decir, de la propia nieta de la reina británica e hija de Alicia del Reino Unido, Alix de Hesse, y del hijo del reciente fallecido zar de Rusia, Alejandro III, y de Dagma de Dinamarca, el recién nombrado zar Nicolás II. Con el matrimonio entre Nicolás y Alix (Que a partir de ese momento adoptaría el nombre de Alejandra Fiodorovna), la reina Victoria veía así colmado su sueño de ver emparentados a sus hijos y nietos con la realeza europea, con el propósito de tener garantizada la paz en nuestro continente por muchísimos años. A pesar de ello, esta idea provocó el efecto contrario tanto en Europa como en el resto del mundo.

Con la muerte del káiser Guillermo I, y noventa y nueve días más tarde de la del recién proclamado káiser, Federico III, Guillermo II accede en 1888 al trono de Alemania, tomando como una de sus primeras medidas la destitución del creador del II Reich Alemán y fundador del Imperio Germano; el canciller Otto Von Bismarck. Con esta medida, Guillermo buscaba afianzar su propia política y no dejarse guiar por las directrices del "Canciller de Hierro", como sí habían hecho su abuelo y su padre. En Rusia, por su parte, la llegada al poder de Nicolás II en noviembre de 1894 se produce tras la repentina muerte de su padre, el zar Alejandro III, como consecuencia de una nefritis. El nuevo zar reconoce su propia inexperiencia a la hora de tomar el timón del país más extenso del mundo. De hecho, su reinado no podrá comenzar peor cuando se produce la tragedia de Jodynka en medio de las festividades posteriores a su coronación. Ya en el siglo XX, la reina Victoria muere en enero de 1901 en los brazos de su nieto, el káiser Guillermo II. A partir de ese momento se produce la subida al trono de Eduardo VII del Reino Unido, el cual cambiará el nombre de su casa de Hannover por la de "Sajonia -Coburgo-Gotha". Eduardo VII acabará manteniendo buenas relaciones políticas con su sobrino político, el zar Nicolás II, pero no así con su sobrino carnal, el káiser Guillermo II. Este hecho supondrá un antes y un después en las relaciones entre Inglaterra y Alemania, las cuales se verán cada vez más deterioradas a medida que vayan transcurriendo los años. En la primera década del siglo XX se produce por parte de Rusia la entrada en la guerra contra Japón a causa de Corea, mientras que en Alemania, el káiser delega primero en el canciller Von Bulow y después en Von Bethmann-Hollweg la gobernabilidad de Alemania, a medida que él se va dedicando exclusivamente a la política exterior, la cual estará marcada por las continuas tensiones entre Guillermo con su tío Eduardo, o lo que es lo mismo, entre Alemania y Reino Unido. Este hecho se debe a que Guillermo, a pesar de ser hijo y nieto de la familia Hannover, tenía cierta admiración a la vez que odio contra Inglaterra y deseaba en cierto modo convertir a Alemania en todo lo que representaba el Imperio Británico. En lo que respecta a las relaciones entre Nicolás y Guillermo, las relaciones entre los dos primos políticos siempre fueron buenas, aunque Guillermo aprovechó su relación con Nicolás para influenciar sobre éste en la política rusa. Posteriormente, en mayo de 1910 y con las relaciones entre Gran Bretaña y Alemania cada vez más deterioradas, el rey Eduardo VII muere en Londres y su hijo, el príncipe de Gales, se convierte en el nuevo rey del Imperio Británico con el nombre de Jorge V. A partir de ese momento, tres primos hermanos gobernarían los imperios más poderosos de Europa.

La situación en Londres en el momento de la subida al trono de Jorge V en 1910 es completamente diferente a la de Guillermo II, pero sobre todo a la de su primo Nicolás II, con el que tenía un extraordinario parecido físico e incluso personal. La inestabilidad política en Gran Bretaña surgida tras las elecciones de enero de 1910 provocan un adelanto electoral para diciembre de ese mismo año que acaba con la victoria nuevamente de los liberales liderados por el primer ministro británico H. H. Asquith, aunque con mejores resultados. La situación política en Londres era completamente diferente en 1910 de la que se vivía en San Petersburgo, donde Nicolás II regía Rusia bajo un sistema de monarquía absoluta y con mano regia, a diferencia de sus primos Guillermo y Jorge, los cuales reinaban en un sistema constitucional y parlamentario. Este hecho provoca que a medida que avance el reinado de Nicolás, los apoyos revolucionarios vayan en aumento, en especial tras la Revolución de 1905, en la que tras la masacre del Domingo Sangriento, Nicolás decide destituir a su primer ministro, Sergei Whitte, y crear un parlamento (Duma) pero sin poderes ni facultades. Este parlamento quedaría disuelto hasta en dos ocasiones por el nuevo primer ministro ruso, Piotr Stolypin, pero tras el asesinato de éste en 1911, Nicolás designa a Vladimir Kokovtsov como nuevo primer ministro, adoptando éste una política algo más suavizada con la Duma aunque sin salirse de la dura política represiva que llevaba a cabo el zar. En lo que respecta a Jorge V, las relaciones con su primo Guillermo serían iguales de pésimas que con Eduardo VII. Sólo Nicolás II será el que mantenga buenas relaciones con sus dos primos. Aun así, este hecho cambiará a partir de 1914, año en el que estalla la Primera Guerra Mundial.

En junio de 1914 se produce en el atentado en Sarajevo contra el sobrino-nieto del emperador Francisco José y sucesor de éste al trono de Austria; el archiduque Francisco Fernando. Tras el atentado, Austria cree que Serbia está detrás del asesinato, por lo que se comienza a vislumbrar una guerra entre Serbia y Austria. Es entonces cuando aparece en escena Nicolás II, el cual comienza a movilizar tropas en la frontera de Austria. Esta acción por parte del zar se produce ya que Serbia estaba bajo la protección de Rusia. Tras esto Austria declara la guerra a Serbia, por lo que Nicolás ordena la movilización general por parte del ejército ruso. A partir de este momento es cuando entra en escena el káiser Guillermo II, el cual se comunica con su primo Nicolás a través de una serie de telegramas donde le pide el cese de las movilizaciones. Cabe destacar que Alemania siempre se muestra leal a Austria, por lo que Guillermo exige a su primo un cese contra en las actuaciones contra su país aliado. Ante la negativa del propio Nicolás se produce el momento culmen; Alemania declara la guerra a Rusia. En toda este escenario, el único que se mantiene en un segundo plano es el propio Jorge V, el cual verá cómo los acontecimientos arrastrarán a Gran Bretaña hacia la guerra cuando Alemania declara también la guerra a Francia y a Bélgica. Es aquí cuando Reino Unido interviene en favor de Bélgica, la cual se había mantenido neutral en el conflicto, y declara la guerra contra Alemania. Con este suceso se produce el estallido de la Primera Guerra Mundial, y con ello el fracaso del plan de la reina Victoria de dejar como legado una paz en Europa gracias al parentesco familiar. En este escenario, las rivalidades entre los tres primos hermanos, sobre todo entre Jorge V Guillermo II es lo que hace más factible el estallido de la guerra y la implicación de estos países en la que será conocida como "La Gran Guerra". Nicolás II y Jorge V lucharían en el mismo bando aliado contra su propio primo hermano, el káiser Guillermo II.

Después de esto, el káiser alemán se sentía traicionado por sus dos primos, y creía que tanto el zar ruso como el rey británico habían conspirado en su contra para declararle la guerra. Aunque al principio de la guerra, las fuerzas rusas son las que llevaban ventaja, en 1915 se produce un giro drástico en el conflicto que supondrá que Alemania lleve la delantera en el desarrollo del mismo, pero la entrada de Estados Unidos en la guerra en 1917 provoca otra vuelta en favor de los aliados. Para entonces las circunstancias habrían cambiado completamente. El zar Nicolás II, tras partir hacia el frente en 1915, decide abdicar el 15 de marzo de 1917 tras estallar la Revolución de Febrero en Rusia, poniendo fin con ello a 300 años de gobierno absoluto de la dinastía Romanov sobre el país ortodoxo. En Alemania, la situación tanto política como militar estaba dominada de facto por los generales Hindenburg y Ludendorff, aunque Guillermo seguía al frente de Alemania. En Gran Bretaña, por su parte se produce un cambio completo en la casa real británica. El rey Jorge V, ante las críticas feroces que se desataron en Inglaterra en 1917, decide cambiar el nombre alemán de su casa de Sajonia-Coburgo-Gotha por la de "Windsor", renunciando también a todos los títulos provenientes de Alemania que ostentaban hasta la fecha. En lo que respecta a Nicolás II, éste fue hecho prisionero nada más volver a San Petersburgo una vez abdicado. En un primer momento, el gobierno provisional ruso dirigido por Alexandre Kerensky ofreció al zar y a su familia la oportunidad de huir de Rusia. La idea de Nicolás en ese momento fue la de pedir asilo político a su primo y aliado en la guerra, Jorge V. Pero el rey Jorge, ante la presión que recibió por parte del gobierno de David Lloyd George y el peligro externo que podría suscitar la presencia de los Romanov en Londres, declinó la petición de asilo de su primo Nicolás.

Transcurridos unos meses, a finales de 1917 estalla en Rusia la Revolución de Octubre, llevada a cabo por los bolcheviques liderados por Vladimir Lenin, Iósif Stalin y León Trotsky. Este golpe de estado llevado a cabo por los comunistas provoca la caída del gobierno de Kerensky y la instauración de la Unión Soviética. Con la caída de Kerensky se produce también la paralización que el gobierno provisional estaba llevando a cabo para sacar a los Romanov de Rusia. Kerensky, poco antes de la Revolución de Octubre, había mandado a los Romanov hacia Siberia, con el propósito de alejarlos de San Petersburgo hasta que se encontrase un país donde la familia imperial rusa estuviese a salvo. Una vez en Siberia, y tras la llegada al poder de Lenin y el estallido de una guerra civil en Rusia, los Romanov son hechos prisioneros por los revolucionarios y enviados a Ekaterimburgo. Finalmente, en julio de 1918, el zar Nicolás, su esposa la zarina Alejandra y sus cuatro hijos serían fusilados por un escuadrón dirigido por Yakov Yurovsky. Con esta ejecución aprobada personalmente por Lenin, la vuelta de la monarquía en Rusia quedaba completamente anulada. A día de hoy, cerca de 100 años de su fusilamiento, la monarquía en Rusia no ha logrado restablecerse.

En lo que respecta a Guillermo II, en 1918 la situación militar de Alemania en la guerra estaba cada vez más lejos de la victoria. Es entonces cuando Guillermo decide empezar a negociar el tratado de paz con los aliados. Y es en este momento cuando el presidente de EEUU, Woodrow Wilson, pone como condición que el monarca alemán no sea uno de los integrantes en el proceso de negociación. En noviembre de 1918 se produce el estallido de la Revolución de Noviembre en Alemania. Guillermo, que en ese momento se encuentra en el cuartel general del ejército en Bélgica, al ver cómo los sucesos se van volviendo cada vez más graves en todo el país, decide muy a su pesar, abdicar como káiser de Alemania pero no como rey de Prusia. Horas más tarde se produce un hecho completamente insólito, cuando el primer ministro alemán, Max Von Baden, se adelanta al anuncio del káiser y confirma la abdicación de Guillermo tanto como emperador de Alemania como de rey de Prusia. Aun así, Guillermo acepta la doble abdicación y parte al día siguiente hacia el exilio en los Países Bajos, una vez proclamada la República de Weimar en Alemania. Una vez allí se produce en 1919 la firma en Francia del Tratado de Versalles por la que Alemania se rinde ante los aliados y acepta unos términos de rendición excesivamente duros para los alemanes. Uno de los puntos que figuraba en el Tratado de Versalles era la persecución y enjuiciamiento contra Guillermo II, a quienes los aliados consideraban principal responsable de la guerra. Este punto del acuerdo finalmente no se llevó a cabo debido a la negativa por parte de la reina de los Países Bajos a entregarles al ex-káiser. Guillermo, por su parte, se alojaría en Doorn, donde posteriormente simpatizaría con el nazismo y con su líder, Adolf Hitler, esperando sin éxito del dictador alemán el restablecimiento de la monarquía en Alemania. Guillermo finalmente fallece en 1941, en plena Segunda Guerra Mundial.

Finalmente, Jorge V acabaría siendo el único monarca de nuestros tres protagonistas en no abdicar del trono británico. El dueño del Imperio Británico vería en 1918 la rendición por parte de Rusia en la Primera Guerra Mundial, poco después de que los bolcheviques tomasen el poder tras la Revolución de Octubre, y también vería la rendición de Alemania en 1919, la cual iría acompañada del ya mencionado Tratado de Versalles, que sería la principal excusa para el estallido de la Segunda Guerra Mundial en 1939. Jorge V sería uno de los principales protagonista del proceso de independencia de Irlanda en 1922. En 1924 designaría el primer gobierno laborista en Inglaterra, el cual estaría presidido por el primer ministro Ramsay MacDonald. En 1925 sería testigo de la histórica huelga general llevada a cabo en Reino Unido y en 1926 sería también protagonista principal de la creación de la Mancomunidad de Naciones (La Commonwealth). Tras el estallido del crack de 1929 y la llegada de la Gran Depresión, en la década de 1930, Jorge asistiría al ascenso al poder de Adolf Hitler y cómo la llegada al poder del nazismo provoca un nuevo aumento de tensión entre los países europeos. Finalmente, y antes de que comience la Segunda Guerra Mundial, Jorge V fallece en 1936. Tras su muerte se produciría el ascenso al trono de su hijo, Eduardo VIII, protagonizando una de las mayores crisis políticas e institucionales de la historia de Reino Unido, la cual acabaría con la abdicación del nuevo rey en diciembre de ese mismo año y la subida al trono del segundo hijo de Jorge V, el futuro rey Jorge VI, padre de la actual reina, Isabel II.

Con este artículo he intentado hacer un análisis lo más cercano posible a la figura de estos tres monarcas, los cuales son en mi opinión, los principales responsables del estallido de la Primera Guerra Mundial, e incluso diría yo, de la Segunda Guerra Mundial. ¿Por qué digo esto? Porque como ya he mencionado al principio de la entrada, los tres primos hermanos eran rivales entre sí, y sus problemas personales y familiares no quisieron, o no supieron separarlos de los problemas políticos de sus respectivos países. La crisis originada tras el estallido del asesinato del archiduque austríaco Francisco Fernando fue una gran oportunidad para que los tres monarcas hubiesen llegado a un acuerdo de no agresión entre sus respectivos países. Nada más lejos de esto, tanto Guillermo, Nicolás como Jorge pusieron toda la carne en el asador y aceleraron el estallido del conflicto bélico debido a las rencillas ya existentes entre los primos hermanos. Aunque es verdad que entre Nicolás y Jorge hubo mejor relación y química que con Guillermo, esto no excusa para que en el momento del estallido de la guerra, ambos monarcas hubiesen intentado por todos los medios hacer reflexionar al káiser de las consecuencias que podía tener para el mundo el estallido de este conflicto bélico. Este hecho supone no sólo un fracaso en la gestión que llevaron a cabo del proceso prebélico los tres monarcas, sino que confirma el fracaso del plan ideado por la abuela de Jorge V y Guillermo II (De Nicolás II era abuela política), la reina Victoria, de mantener una Europa pacífica y unida bajo los reinados de sus hijos y nietos. También considero a nuestros tres protagonistas como principales responsables (Indirectos, por supuesto) del estallido de la Segunda Guerra Mundial. La causa es el pésimo legado que deja la guerra después de las horribles cifras de muertos; El Tratado de Versalles. Este tratado supone la humillación absoluta hacia Alemania por parte de los vencedores, lo cual provoca más rencillas y odios por parte de los alemanes hacia el resto de Europa (Cabe añadir que Alemania asumió todos los gastos de la guerra como parte del tratado, terminando de pagar estos gastos en el año 2010). Este sentimiento revanchista provoca la aparición de partidos ultranacionalistas como el partido nazi y el ascenso al poder de Adolf Hitler. Con la llegada de Hitler al poder, el objetivo principal del dictador alemán era el de recuperar la dignidad de Alemania y buscar la revancha contra sus adversarios en la Primera Guerra Mundial. Este hecho lo consigue Hitler con el estallido de la Segunda Guerra Mundial en 1939. En aquel año, Nicolás II llevaba ya 21 años muerto, Jorge V llevaba 3 años fallecido y sólo Guillermo II vivía en el momento de producirse el estallido de este conflicto bélico. La Primera Guerra Mundial tuvo como resultado final 30 millones de muertos, mientras que la Segunda Guerra Mundial tuvo como resultado final la escalofriante cifra de 60 millones de muertos. Un total de 90 millones de muertos (Cerca de un centenar de millones) como resultado de ambas guerras en las que nuestros principales protagonistas tuvieron en la primera la responsabilidad directa máxima, mientras que en la segunda fueron los principales responsables de manera indirecta. El legado de estos tres monarcas fue una sangrienta guerra, la cual fue el motivo principal para una segunda guerra aún más sangrienta años después. Por ello se puede decir que cerca de un centenar de millones de vidas humanas murieron como consecuencia de una disputa familiar entre tres primos que eran ni más ni menos que los principales gobernantes de los países más poderosos de Europa en aquel momento. Como dice el refrán; "Los trapos sucios se lavan en casa", y por desgracia, estos tres dirigentes no sabían eso...

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