martes, 27 de agosto de 2024

Baldomero Espartero: El regente de hierro


Estos días en los que la situación política a nivel nacional está paralizada como consecuencia de las vacaciones de verano he estado reflexionando sobre cómo habría tomado el control de la situación que actualmente atraviesa España uno de los militares y políticos más polémicos y controvertidos de la historia contemporánea de nuestro país. Y no, no me estoy refiriendo a Francisco Franco. Aunque algunos no se lo crean, España existe desde un poco más atrás de la llegada de Franco, la guerra civil o la instauración de la II República. 

España no es algo que nació de repente como Estado-Nación hace cuestión de dos días, aunque algunos ignorantes se crean lo contrario y piensen que España surgió a partir del 14 de abril de 1931. La historia de España y su creación se remontan muchos más siglos atrás de todos estos hechos, aunque el personaje al que voy a hacer alusión estuvo gobernando nuestro país hace apenas algo menos de doscientos años. Me estoy refiriendo al general Baldomero Espartero.

Algunos conocerán a Espartero por la famosa frase de "Tienes más huevos que el caballo de Espartero". Una frase que se acuña a los famosos testículos de un caballo que porta al que fuera jefe del Estado español en una estatua que se encuentra en Madrid. Pero la realidad que hay detrás de este personaje es mucho más profunda. Y es que Baldomero Espartero lo fue todo durante sus años en activo, tanto en lo militar como en lo político. Reconocido ampliamente por sus méritos militares, participó en la primera guerra carlista, liderando el bando isabelino; y en 1838, poco después de su llegada al gobierno de España, fue nombrado capitán general del ejército. 

En 1839 (Cien años atrás del fin de la guerra civil española) Fue Espartero quien tras su victoria puso fin a la primera guerra carlista (La cual no dejó de ser otra cruel guerra civil) a través del famoso "Abrazo de Vergara" con los partidarios del Infante Carlos María Isidro. Antes de eso había sido nombrado comandante general de las provincias vascas, así como general supremo del ejército del norte. Pero es dos años antes, concretamente en 1837 y en mitad de la guerra, cuando Espartero consigue llegar finalmente al poder, convirtiéndose por primera vez en presidente del gobierno de España (En aquel entonces presidente del consejo de ministros) y ministro de la Guerra. 

Espartero lograba así la jefatura del gobierno de España mientras en Navarra obtuvo brevemente otro puesto no menos importante: virrey de Navarra. Un cargo que aunque desaparecido a lo largo del siglo XIX (Concretamente poco después del paso de Espartero por este puesto) demuestra hasta qué punto llegó el poder y la influencia de Espartero en la vida política española. Un cargo que ocuparía dos veces, ya que desde 1839 hasta 1840 volvió a ejercer como virrey de Navarra durante unos meses.

Depués de la guerra vino su más alto reconocimiento a nivel político, donde tras la renuncia forzada de la reina regente María Cristina de Borbón como consecuencia de los escándalos de corrupción que salpicaban a ésta, Espartero llegó a convertirse en regente de España durante la minoría de edad de la reina Isabel II. Un cargo el de regente al que se le sumó a su vez el de presidente del gobierno. Espartero se convirtió así en uno de los pocos españoles que alcanzaron la jefatura del Estado y del gobierno sin ser a su vez presidente de una República y con España establecida oficialmente en aquel momento como Reino. 

Y es que aunque su mandato como regente fue de solo tres años, en aquel tiempo Espartero demostró tenerlos más grandes que la estatua de su caballo. Perteneciente al Partido Progresista (O lo que es lo mismo, a los liberales de entonces), ello no fue excusa para que Espartero mostrase durante su periodo de gobierno un fuerte y duro caracter militar y un personalismo crudo a la hora de ejercer el poder, lo cual le valió muchas enemistades y el temor de otros muchos. 

Uno de sus momentos más polémicos como regente se produjo en 1842, cuando tras sublevarse Barcelona contra su gobierno, Espartero se personó en la capital catalana y ordenó bombardear la ciudad en diciembre de ese mismo año. Tras un día de intensos bombardeos, los catalanes se rindieron al día siguiente tras arrasar Espartero con la ciudad. Unos bombardeos que fueron secundados posteriormente por una fuerte represión por parte del gobierno contra los sublevados. Una lección de Espartero ante quienes se oponían a su estilo autoritario de gobernar. De hecho se le asocia a él la famosa frase "A Barcelona hay que bombardearla cada cincuenta años". Una frase que con independencia de que realmente la pronunciase o no el propio Espartero, ahí ha quedado para la Historia de España.

Pero no solo fue bombardeada Barcelona. Ya en julio de 1843 se produjeron también sublevaciones contra Espartero aquí en Sevilla, la cual fue respondida por éste con la misma severidad. Tras personarse el regente en la ciudad hispalense, posteriormente dio orden de bombardearla, siendo las zonas más afectadas las de la Puerta de la Carne, la Puerta Carmona, la Puerta Osario y lo que hoy en día conocemos en Sevilla como el barrio de la Calzada y el barrio de San Bernardo. A pesar del bombardeo, la situación solo empeoró para Espartero, el cual se vio obligado a dejar el poder después de tres años de intenso y duro gobierno, cuando los generales Ramón María Narváez, Francisco Serrano y Juan Prim (Todos ellos serían posteriormente presidentes del gobierno), dieron un exitoso golpe de Estado contra él. Pero ahí no quedaría la historia. Espartero se marchaba al exilio, concretamente a Inglaterra, para volver posteriormente a España y recuperar el poder.

Ya en 1854, y con Isabel II ejerciendo plenamente sus funciones constitucionales como reina de España, Espartero fue llamado por la monarca para ser nombrado nuevamente presidente del gobierno tras producirse el intento de golpe de Estado por parte del general Leopoldo O'Donnell. Isabel II le encomendó nuevamente la jefatura del gobierno a un Espartero que siempre se declaró profundamente monárquico e isabelino. Es entonces cuando nace lo que en España se conoce como el Bienio Progresista. 

La cuestión está en que para apaciguar la situación, Espartero e Isabel II aceptaron que O'Donnell (Que había sido quien lideró el golpe de Estado previo) entrase también en el gobierno de Espartero como ministro de la Guerra. Este fue sin duda uno de los mayores errores estratégicos de Espartero a nivel político, ya que O'Donnell era desde el periodo en el que Espartero fue regente uno de los mayores enemigos del jefe del gobierno. De hecho fue el propio O'Donnell uno de los principales militares que encabezó otro golpe de Estado fallido durante la regencia de Espartero, que finalizó con la represión por parte del regente hacia éstos, fusilando a destacados militares de entonces que apoyaron el golpe. O'Donnell por su parte consiguió exiliarse antes de ser capturado por Espartero.

Es entonces cuando en este último periodo de Espartero como presidente, se producen las intrigas políticas desde el propio gobierno con O'Donnell a la cabeza para destronar a Espartero del poder definitivamente. Esto se produce finalmente en 1856, cuando tras producirse en España la primera huelga general de su historia, O'Donnell es nombrado presidente del gobierno por Isabel II en sustitución de un Espartero que carecía ya de la energía y la dureza con la que se había caracterizado años antes. 

A partir de entonces, Espartero se retira definitivamente de la política. Aun así, en 1870, y tras ser derrocada Isabel II a raiz de la Revolución de 1868, el nuevo presidente del gobierno, Juan Prim, le ofreció a Espartero la Corona de España. Un ofrecimiento de altísimo rango que demostraba el respeto y la admiración que a pesar de sus autoritarios años de gobierno sentía la clase política, militar y social hacia Espartero. Y es que no hay que obviar un dato bastante esclarecedor. A pesar de su forma autoritaria como gobernante, Espartero siempre tuvo un amplio respaldo por parte del pueblo español, a pesar de los levantamientos que hubo contra él en su momento. 

Tras rechazar convertirse en rey de España debido a su avanzada edad (Ya contaba con casi ochenta años), Espartero siguió siendo una figura respetada e incluso me atrevería a decir que temida por parte de algunos, a pesar de ser ya el ex regente una sombra de lo que en su día fue. De hecho tanto el candidato que finalmente obtuvo la Corona de España, el breve e incomprendido Amadeo de Saboya, como el futuro presidente de la I República española, Estanislao Figueras, como Alfonso XII posteriormente, fueron a su casa a visitarlo. Una muestra clara del respeto que Espartero tenía incluso entre los diferentes monarcas y políticos de la época. 

De hecho fue el propio Amadeo de Saboya quien le otorgó en 1872 el título de Príncipe de Vergara con tratamiento de "Alteza real". Un título, el de un principado, que solo se había otorgado a finales del siglo XVIII a Manuel de Godoy, y que demuestra hasta qué punto Espartero, a pesar de su crudeza como militar y gobernante, estaba tan altamente valorado dentro de los círculos de poder en la España de 1872. Este título nobiliario se suma al que ya le fue concedido en 1839, cuando fue nombrado Duque de la Victoria poco después de acabar la primera guerra carlista. 

Finalmente, y tras la proclamación de la I República española, el nuevo gobierno republicano le solicita nuevamente a Espartero que asuma la jefatura del Estado, esta vez en calidad de presidente de la República, a lo que Espartero se niega nuevamente. Una vez finiquitada la I República e instaurada de nuevo la Monarquía con Alfonso XII en diciembre de 1874, Espartero seguiría viviendo ajeno a las luchas de poder en Madrid hasta su fallecimiento en 1879. De esta forma moría uno de los personajes clave de la historia de España del siglo XIX.

Un personaje que sin duda, a pesar de su autoritarismo y su crudeza, no dejó indiferente a nadie. Y es que Baldomero Espartero fue un generalísimo, e incluso un caudillo de la España del siglo XIX, sí. Pero a diferencia de personajes más recientes como Franco, su figura apenas es conocida salvo por los pocos que nos tomamos la molestia de leer algo sobre la historia de España, lo cual dice mucho acerca del conocimiento, la formación y la cultura que este país tiene de personajes que no han gobernado esta nación hace quinientos, cuatrocientos o trescientos años, sino hace algo menos de doscientos. 

Es como si en Estados Unidos nadie supiese actualmente quién fue Abraham Lincoln. O que en Alemania no se sepuiese quién fue Otto von Bismarck, el famoso canciller de hierro que podría ser, salvando las distancias, equiparable a lo que aquí en España tuvimos con Espartero. Esta falta de conocimiento e incultura sería impensable al otro lado del Atlántico o en el centro de Europa, pero aquí es por desgracia una dura realidad. En España le preguntas a alguien por Espartero y es capaz de creerse el personal que le estás hablando de Espartaco. Este es el nivel que hay en nuestro país, desgraciadamente. 

El motivo que me ha llevado a escribir esta entrada es ¿Qué habría hecho Espartero de vivir la situación de decadencia que actualmente sufre España? No estoy preguntando ya qué habrían hecho militares relevantes del siglo XX en España, como Miguel Primo de Rivera o el propio Franco, sino de un militar como Espartero que estaban forjados por una ética militar aún más estricta que la que recibieron Primo de Rivera o Franco, que ya es decir. Por cierto, una comparación, la de Espartero con Franco, que no deja de ser curiosa. En algunos términos, y salvando las distancias, sus carreras son similares. 

Si Franco es considerado una de las figuras políticas más relevantes en la España del siglo XX, Espartero lo fue en la España del siglo XIX. Ambos fueron militares de amplia y reconocida trayectoria que llegaron a ser jefes del Estado (Franco como dictador y Espartero como regente) a la vez que ejercieron como jefes del gobierno. Y ambos fueron militares que lideraron uno de los dos bandos en las respectivas guerras civiles que le tocaron lidiar (Franco en la guerra civil y Espartero en la primera guerra carlista), de las cuales ambos salieron vencedores con un siglo exacto de diferencia. La gran diferencia entre ambos radica en que mientras Franco consiguió consolidar su poder, Espartero acabó siendo expulsado del mismo. Por no hablar de que a pesar del autoritarismo que les unía a ambos, Espartero era liberal, mientras que Franco era antiliberal.

Dicho esto, y volviendo a la pregunta que había planteado antes sobre lo que habría hecho Espartero en la situación actual, extiendo estas preguntas a otros ámbitos: ¿Qué habría hecho Espartero con la cuestión independentista catalana? ¿O qué habría hecho con la situación en el País Vasco y Navarra, donde los etarras de Bildu cada vez asume mayores cuotas de poder? ¿Qué habría hecho con la situación de desgobierno, corrupción, derrumbe y pérdida de identidad que actualmente atraviesa nuestro país en todos sus niveles? En definitiva, ¿Qué habría hecho un militar y político de hierro como Baldomero Espartero de haber vivido en la España actual? No hay que ser un vidente para comprobar cómo habría reaccionado Espartero ante todos estos problemas, si nos atenemos a lo que él mismo llevó a cabo en su periodo de gobierno. 

Una respuesta dura, autoritaria, represiva e incluso sanguinaria que no tendría cabida en la España del año 2024, pero que sin embargo hace a uno reflexionar sobre hasta qué punto la falta de personajes tan polémicos y autoritarios como éste han hecho posible que aquellos que se han visto beneficiados de la inexistencia en la actualidad de personajes de este tipo, aprovechen ahora ese vacío para conseguir destruir con éxito una nación que con sujetos tan polémicos y controvertidos como Espartero, jamás habrían llegado a conseguir sus objetivos. 

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