Hoy, 11 de marzo de 2024, se cumplen veinte años de uno de los acontecimientos más trascendentales de la historia reciente de España: el 11-M. Una fecha que arrebató la vida a cerca de 200 personas, destrozó la de más de 2.000 y cambió por completo la historia de España y por ende la vida de sus casi 50 millones de habitantes. Una fecha la de este año en la que también prescriben los delitos de este atentado, con lo cual los verdaderos autores intelectuales de esta matanza pueden campar a partir de hoy un poco más a sus anchas, para vergüenza e indignación de todos.
Aunque ya escribí en marzo de 2016 sobre esto, no fue hasta noviembre de 2018 cuando verdaderamente escribí una entrada hablando sobre lo que en mi opinión fue el origen del 11-M. Ya dije entonces que todo comenzó en Perejil allá por julio de 2002, continuó en 2003 con el papel relevante que España asumió en la escena internacional (EEUU como potencial aliado junto a Reino Unido) y acabó en Atocha en 2004 con las explosiones en Madrid. No voy a repetir punto por punto lo que ya dije en aquella entrada, pero después de casi seis años de haberla escrito, con todo lo que llevamos viendo con el gobierno de Sánchez y su sumisión a Marruecos, así como el balance que uno hace de veinte años atrás hasta la fecha creo que puedo decir que corroboro todo lo que dije en aquel momento, y que incluso me quedé corto.
Vaya por delante que yo no defiendo a estas alturas a Aznar ni al PP a la hora de cómo gobernaron España hasta 2004. Jamás defenderé nunca más a ningún partido ni a ningún político. Pero dicho esto debo añadir también que la España del 2024 no se parece en nada a la de 2004. No voy a decir que la situación en nuestro país fuese el paraíso en la tierra, ni muchísimo menos, pero sí era algo mejor y decente que lo que hay ahora. También es verdad que España tenía (y sigue teniendo) muchos enemigos tanto externos como internos. Desde el sur había algunos que no perdonaron la humillación que recibieron dos años antes, y en el norte había otros que no perdonaban que España les pasase por lo alto. España comenzaba a ser escuchada y algo respetada en el mundo y eso para los enemigos de nuestro país era un escenario al que había que darle un vuelco cuanto antes.
Ese vuelco se produjo desgraciadamente el 11 de marzo de 2004. Tras los atentados se celebraron tres días más tarde las elecciones generales del 14 de marzo. Unas elecciones que jamás se debieron celebrar. Siempre he pensado que José María Aznar debió suspender esas elecciones, ya que el país se encontraba en medio del peor ataque terrorista que había sufrido en su historia y la sociedad estaba en shock por lo ocurrido. No se daban las condiciones para celebrar de forma tranquila unas elecciones generales. El escenario nunca antes visto de celebrar unas elecciones generales en medio de tan desgarrador escenario, sumado a una situación tensa en las calles que algunos aprovecharon para sacar rédito electoral de la desgracia, provocaron que el país votase mayoritariamente al PSOE de José Luis Rodríguez Zapatero, el mismo partido que días antes iba a perder las elecciones frente al PP de Mariano Rajoy, según vaticinaban todas las encuestas.
Sinceramente no sé qué habría ocurrido de haberse suspendido las elecciones. Quizás los mismos que generaron tensión entre los días 11 y 14 hubiesen hecho lo mismo y habrían tensado aún más el ambiente en la calle hasta que Aznar hubiese convocado las elecciones, provocando con ello una victoria de igual forma o incluso más mayoritaria para el PSOE de Zapatero que la que obtuvo el 14-M. No lo sé. Tampoco sé qué habría ocurrido de haber ganado el PP de Mariano Rajoy las elecciones, con independencia de si se hubiesen celebrado el 14 de marzo o se hubiesen suspendido más adelante (quizás para septiembre, octubre o noviembre de 2004). Quizás Rajoy hubiese continuado con el legado de Aznar, o quizás hubiese llevado a cabo una política completamente diferente a la que realizó su jefe, a tenor de lo sucedido el 11-M y como finalmente hizo cuando llegó a la Moncloa en 2011.
Seguramente Rajoy lo hubiese hecho de haber ganado ya en 2004, aunque probablemente no lo hiciera de la forma tan radical en la que lo hizo Zapatero. Lo que es seguro es que de haber ganado Rajoy y no Zapatero las elecciones generales del 14-M, el entonces líder del PP no hubiese tenido que lidiar nunca con las políticas que le legó su predecesor socialista, ya que dichas políticas nunca se habrían llegado a implantar de no haber ganado el PSOE dichos comicios. Y lo que es más seguro todavía es que España con el atentado recibió un serio aviso por parte de los verdaderos autores intelectuales. De esta forma se avisaba a Aznar y a todo el que quisiese seguir con su política atlantista cuáles eran las consecuencias de que España despegase por su cuenta y se saliese de la pista. Eso lo sabía Aznar, Zapatero, Rajoy y todo el sistema político y financiero en España en el momento de los atentados.
Todos ellos sabían y saben quiénes fueron, pero era mejor mirar a otro lado y no meterse en guerra con dos países vecinos. A pesar de ello Aznar insistió en la sola autoría de ETA. De ser así, ¿Por qué no aplicó el 155 en ese momento para suspender la autonomía vasca y enviar al ejército al País Vasco? Ese procedimiento lo realizó en varias ocasiones el gobierno británico con Irlanda del Norte y el IRA. Y de ser Al Qaeda la autora del atentado, como así pregonaba el PSOE y la izquierda en general, ¿Por qué no se tomó represalias junto a EEUU y la OTAN en aquel momento? Esa fue la respuesta que Bush realizó tras los atentados del 11-S, ¿Por qué no la dio España junto a sus aliados en 2004? Aznar guardó silencio y no hizo nada. Eso sí, en noviembre de aquel año y ya fuera del gobierno se hizo el gallito declarando aquello de "los autores no están en desiertos muy remotos ni en montañas muy lejanas". ¿Sabía entonces quién lo hizo y no lo dijo y por eso autorizó destruir los trenes a las pocas horas del atentado? No sé si ETA pudo estar involucrada en el atentado, aunque visto los beneficios que la organización terrorista ha tenido desde 2004 hasta la fecha no lo descarto en absoluto. Pero que operaron solos, no.
Con toda seguridad jamás sabremos quiénes fueron los criminales que perpetraron verdaderamente esta carnicería. Ya lo dijo el propio Javier Gómez Bermúdez, el Juez que dirigió el juicio del 11-M: "España no está preparada para saber la verdad sobre el 11-M". No hay más palabras, Señoría. Al sistema no le conviene que se sepa la verdad, y si algún día se sabe (cosa que dudo) es porque todos los autores intelectuales están ya muertos y no hay peligro para nada ni para nadie. Así ha ocurrido siempre y seguirá ocurriendo, por desgracia. Mientras tanto los españoles solo podemos hacer nuestro análisis particular de todo aquello y llegar a nuestras propias conclusiones.
España, por su parte, continua de forma imparable su demolición iniciada hace hoy veinte años. Tras el 11-M llegó Zapatero con su "cambio tranquilo". Una frase que en el pasado no entendía pero que ahora sí comprendo perfectamente. El cambio tranquilo era esto, el cambio de una sociedad próspera a una sociedad enfrentada, extremista y sin valores. Zapatero plantó la semilla con sus leyes sectarias y radicales: la Ley de Memoria Histórica, las leyes de identidad de género, las leyes que haciendo gala del feminismo dicriminan al hombre en favor de la mujer, la Ley del Aborto, el Estatuto de Cataluña que nos ha conducido al procés catalán, las negociaciones con ETA y la posterior incorporación del terrrorismo vasco en la política española, acompañada del acercamiento de presos etarras a las cárceles vascas y los beneficios penitenciarios para los terroristas, etc. Por no hablar del grave retroceso internacional que supuso para España pasar en un solo año del trío de las Azores al trío de la Moncloa (la foto de Zapatero posando en la Moncloa junto a Chirac y a Schröder en la que España pasaba de ser socio preferente en el eje atlántico a quedar sumida por completo al eje franco-alemán).
Todo ello lo comenzó este personaje miserable que ahora, tras estar varios años metido en su cueva como consecuencia de su vomitiva gestión, vuelve a salir a las andadas diariamente afirmando en reiteradas ocasiones y siempre entre risas que él ganó "por sorpresa". Unas declaraciones que suponen todo un insulto a las víctimas y a sus familias, pero que a este peligroso sujeto le es indiferente, ya que sabe mejor que nadie que gracias a ese atentado consiguió lo que nunca habría conseguido en circunstancias normales: ganar las elecciones y llegar a la Moncloa para plantar la semilla de odio y discordia entre los españoles. Una semilla que Rajoy se negó a cortar cuando finalmente llegó al gobierno en 2011 y que acabó estallándole en la cara con la declaración de independencia de Cataluña. En 2018 llegó Sánchez, siendo él el encargado de seguir regando la semilla de odio y tensión (esa misma tensión que Zapatero dijo en 2008 que le convenía) y que ahora nos conduce de forma imparable a nuestra destrucción como sociedad.
Este es el desalentador panorama que vive España dos décadas después del 11-M. Este es el legado que junto a las pérdidas de vidas humanas, los heridos causados y las vidas destrozadas de miles de familias provocó esta masacre terrorista: la de una nación condenada a su descomposición mientras la sociedad es destruída a todos los niveles: moral, económico, cultural, familiar, religioso, etc. Todo ello como consecuencia de los continuos gobiernos que esta nación lleva padeciendo desde hace veinte años. Por mi parte solo me queda darle el pésame a los familiares de las víctimas, mi apoyo a los heridos y mi deseo de que, aun sabiendo de que desgraciadamente jamás se logrará saber lo que verdaderamente ocurrió, ojalá algún día, más pronto que tarde, se sepa toda la verdad y se haga Justicia a las víctimas, a sus familias y a toda la sociedad española.
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