El pasado día 11 de marzo escribí una entrada acerca del veinte aniversario de los atentados del 11-M. Hoy la escribo para recordar otro de los días más nefastos que ha tenido España en su historia reciente. Me refiero al veinte aniversario de la victoria inesperada de José Luis Rodríguez Zapatero el 14 de marzo de 2004, tres días después de los brutales ataques terroristas perpetrados en Madrid. Unos acontecimientos desgarradores que sacudieron a España pero del que este siniestro personaje sacó rédito electoral para provocar un vuelco en las urnas, objetivo que desgraciadamente consiguió. Un objetivo que nunca se cansa de repetir cuando de un tiempo a esta parte acude a un acto arropado por los suyos, alegando, siempre entre risas, que él ganó por sorpresa y que a su partido le gusta ganar por sorpresa. Una falta de respeto absoluta a las víctimas, como ya indiqué en mi última entrada.
Y es que este personaje jamás habría ganado las elecciones ni llegado a la Moncloa en unas circunstancias normales. De hecho en el PSOE se daba ya por descontada la derrota frente al PP de Mariano Rajoy, el cual era quien iba a ganar aquellos comicios, según todas las encuestas. Pero la masacre de Atocha lo cambió todo y en solo tres días lo que para los socialistas era imposible se acabó convirtiendo en una realidad. Un PSOE liderado por un sectario al que apenas nadie conocía cuatro años antes y repleto de inútiles, incompetentes, inexpertos y radicales se hacían con el timón del país cuando nadie daba un duro por ellos solo cuatro días antes. El cambio de gobierno se hizo posible cuando nadie apostaba por él ni lo esperaba.
Desde entonces, y como ya he dicho en mi anterior entrada, todo cambió para mal en España. Aquella famosa frase de Zapatero afirmando que comenzaba "el cambio tranquilo" se entiende ahora perfectamente, ya que la España que vivimos hoy y a la que seguimos encaminándonos es el cambio al que este peligroso sujeto se refirió aquella trágica noche electoral. A partir de la llegada un mes después de Zapatero a la Moncloa se comenzó a iniciar el declive de España. Un declive que en la primera legislatura de este miserable tuvo consecuencias políticas y sociales, mientras que en la segunda lo tuvo en el ámbito económico. Sí, por mucho que ahora algunos no se acuerden o no quieran acordarse, este tipejo dejó más de cinco millones de parados, a España al borde de la quiebra y a punto de ser rescatada por la Unión Europea cuando dejó el cargo en 2011 para pasarle el muerto a Rajoy.
Pero parece ser que a este sujeto lo ocurrido en su segunda legislatura no le interesa recordarlo. Desde hace un año está saliendo de nuevo a la palestra de manera incesante para defender la gestión de Sánchez, defender su legado y darse su particular baño de masas entre los suyos después de estar varios años encerrado en su cueva como consecuencia de su desastroza gestión económica. Pero insisto, él no desea ser recordado por eso. Prefiere en cambio que se le recuerde por las leyes sectarias y extremistas que aprobó en su primera legislatura: las leyes de identidad de género, las leyes discriminatorias del hombre en favor de la mujer, el Estatuto de Cataluña (Origen en gran parte del posterior procés catalán), la Ley de Memoria Histórica y las negociaciones con ETA que acabaron con la integración de la banda terrorista en el escenario político español como si de un partido más se tratase. De eso es de lo que este criminal se siente especialmente orgulloso. De habernos traído a la situación en la que nos encontramos veinte años después de su llegada al gobierno contra todo pronóstico.
Al escribir esta entrada recuerdo unas afirmaciones de la polémica periodista izquierdista, María Antonia Iglesias, en el programa de "La Noria" en Telecinco. En esas declaraciones, realizadas entre 2010 y 2011 (No recuerdo exáctamente la fecha), la propia María Antonia dijo que "Rubalcaba ha frenado muchas de las locuras de Zapatero". Que esto lo dijese una periodista reconocida por su ferviente sectarismo ideológico y su defensa acérrima del PSOE y del propio Zapatero es toda una señal de que incluso veinte años después no sabemos aún las ocurrencias que a este tipejo se le pasó por la cabeza aprobar durante sus años como presidente. Basta recordar que hace solo unos meses, y para justificar la amnistía de Pedro Sánchez a los independentistas, el propio Zapatero afirmó que él mismo se planteó darle la amnistía a los terroristas de ETA durante el proceso de negociación. Un extremo al que no se llegó porque las circunstancias no lo exigieron, según él.
Que este ser despreciable hiciera estas declaraciones demuestra la miseria moral del sujeto y hasta qué punto estuvo dispuesto a llegar con una banda de terroristas asesinos para pasar a la Historia, aunque eso supusiera borrar los delitos por los que fueron asesinadas cerca de 1.000 personas a manos de estos criminales. ¿Cómo se hubiera vendido esa amnistía mientras millones de personas se manifestaban en las calles contra el proceso de negociación? Estoy seguro que la situación se hubiese vuelto insostenible, ya que este ser vomitivo no llegó a aprobar la amnistía por el devenir de los acontecimientos y no porque eso fuese contra sus conviciones. El caso es que, finalmente, ETA dejó las armas bajo su gobierno, como a él le gusta recordar diariamente, sí, pero para bajarse los pantalones ante ella y dejarles integrarse en el sistema político español sin pedir perdón por los crímenes causados.
Para la izquierda, ETA pasaba de ser una banda de terroristas asesinos a ser un partido democrático y progresista tan legítimo como cualquier otro. Vomitivo y repugnante son adjetivos que se quedan cortos a la hora de definir esta postura defendida por la izquierda española. Pero también es algo que tampoco debe de extrañar, ya que la izquierda española siempre ha sentido cierta debilidad por el terrorismo etarra, ya que según decían ellos durante los años del franquismo "ETA mataba para luchar por las libertades". Luego cuando el terrorismo vasco siguió matando tras la aprobación de la Constitución de 1978 tuvieron que cambiar el mensaje, pero sin dejar de hacerle ojitos a la organización terrorista (a excepción de los años del GAL).
El 14 de marzo de 2004 es pues una fecha que, al igual que el 11-M, marcó un antes y un después en la historia reciente de España y que a día de hoy incluso sigue marcando los sucesos devastadores que se están desarrollando en nuestro país, ya que lo recogido ahora es lo sembrado entonces. Y es que Zapatero fue quien dio origen al enfrentamiento, a la división y a la tensión entre los españoles, como él bien le dijo al sectario Iñaki Gabilondo detrás de las cámaras durante la campaña electoral de 2008: "nos conviene que haya tensión".
Fue con su llegada a la Moncloa cuando apostó por reabrir las heridas ya cicatrizadas de la Guerra Civil y del franquismo, reabrir el debate territorial aprobando el Estatuto catalán, el cual reconocía a Cataluña como nación (Aunque fuese en el Preámbulo) y comenzando con ello el origen de lo que posteriormente sería el procés catalán. Ese mismo procés en el que Zapatero, como buen enemigo de España, defiende de manera ferviente la amnistía para los que quieren acabar con ella (primero fue con los etarras y ahora con los independentistas), lo cual resulta curioso, ya que defiende concederle la amnistía a los implicados en un proceso inconstitucional que tiene su origen, entre otras cosas, en una reforma del Estatuto de Cataluña que tuvo lugar durante su mandato y que él mismo declaró en su momento que sería la solución para Cataluña y el resto de España. Ironías de la vida.
En definitiva, se cumplen veinte años de uno de los momentos más trascendentales de la historia reciente de España: la elección inesperada de este sujeto, el cual es el principal responsable de gran parte de los males que nuestra nación padece actualmente, aunque de eso él se siente muy orgulloso. Cabe añadir como dato curioso que el propio Pedro J. Ramírez ha declarado en alguna ocasión cómo Zapatero lo llamó durante la mañana del 11-M en la que casi entre lágrimas le dijo que si la autora del atentado era ETA tenía perdida las elecciones y los suyos lo echarían a patadas.
El propio Pedro J. comentó también cómo esa misma noche, el sujeto lo llamó nuevamente de una forma eufórica cuando ya se estaba extendiendo la teoría de que había sido Al Qaeda, lo cual demuestra la bajeza moral de este impresentable, el cual es sin lugar a dudas lo peor que le ha pasado a España junto a sus discípulo aventajado, Sánchez, el cual está cerrando el "cambio tranquilo" que él mismo inauguró en 2004 y que Rajoy dejó intacto cuando tuvo la oportunidad de derogarlo todo una vez llegado al gobierno en 2011. El cambio tranquilo de Zapatero es pues un cambio aceptado por todos los partidos y en el que se pretende ir hacia una II Transición con el objetivo de reabrir el debate constitucional. Esa II Transición la inició Zapatero con su llegada al gobierno hace dos décadas y continúa en marcha en pleno 2024.
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