Después de lo que llevamos vivido en los últimos días sobre la publicación por parte de Bildu acerca de los etarras que van a presentarse por los municipios del País Vasco y Navarra, no sé muy bien qué es lo que los españoles llevan vivido en los últimos 20 años. Y me refiero a la sorpresa por parte de muchos a la hora de que Bildu haya hecho pública estas listas electorales, las cuales incluyen a cuarenta y cuatro etarras condenados, siete de ellos por delitos de sangre. Insisto, no sé a cuento de qué se sorprenden aquí algunos sobre esta noticia. ¿Acaso alguien creía aún que Bildu no era ETA? ¿O que los sujetos que integran ese partido no guardan relación con el terrorismo etarra ni la izquierda abertzale? Vamos a ser serios, por Dios. Aquí todo el mundo sabe lo que lleva ocurriendo en España desde hace ya dos décadas, que no es otra cosa que la derrota del Estado de Derecho en favor de la banda terrorista vasca.
Un escenario que tiene su origen en la última legislatura de Aznar, cuando el por entonces líder de la oposición, José Luis Rodríguez Zapatero comenzó a entablar contactos con el entorno etarra mientras firmaba con Aznar en Moncloa el Acuerdo a favor de las libertades y contra el terrorismo, así como la Ley Orgánica de Partidos Políticos, que propició la ilegalización de la por entonces Batasuna. Mientras esto sucedía, el PSOE de Zapatero mantenía contactos con la banda terrorista. Y casualmente, en 2004, y contra todo pronóstico, Zapatero obtiene una inesperada victoria que le lleva a la Moncloa 72 horas después del mayor atentado terrorista perpetrado hasta la fecha en España y Europa (Atentado del que todavía no sabemos la verdad). Todo esto tras conocerse que en Cataluña, el por entonces vicepresidente del gobierno izquierdista dirigido por el socialista Pascual Maragall, Carod Rovira, había mantenido conversaciones con ETA para que la banda terrorista atentase en cualquier lugar de España, menos en Cataluña. ¿Casualidad? Quien crea en ellas es un ingenuo.
Después de la sorprendente llegada de Zapatero al gobierno, ya sabemos lo que vino después: el alto el fuego de ETA y la posterior negociación del PSOE a efectos oficiales con la banda terrorista a partir del 2006. Visto con la perspectiva del tiempo, todo hace indicar que Zapatero se creía, o intentaba emular a Tony Blair y los Acuerdos del Viernes Santo de 1998 (Acuerdos que, el pasado mes de abril, han cumplido 25 años) que pusieron fin al terrorismo del IRA en Irlanda del Norte y a su incorporación a la política norirlandesa. De hecho es sabido que Tony Blair aconsejó a Zapatero durante la tregua de 2006. Pero ni Zapatero era Blair (Aunque él lo quisiese), ni la situación del País Vasco era equiparable al complejo escenario que se vivía en Irlanda del Norte. Pese a todo, y tras los atentados etarras de Barajas en diciembre de 2006, el gobierno socialista nunca rompió las negociaciones con el mundo etarra. Esto condujo al nuevo y definitivo alto el fuego de ETA en 2010, el cual concluyó en octubre de 2011, cuando los terroristas anunciaron el fin de la lucha armada. Un anuncio que coincidió con la llegada de ETA a las instituciones ese mismo año a través de las elecciones municipales, autonómicas y generales a través de los partidos Amaiur, Sortu, Bildu, etc.
A partir de entonces, todo el mundo se echó al monte y exclamó a los cuatro vientos aquello de "El Estado ha derrotado al terrorismo". Nada más lejos de eso. Las negociaciones de Zapatero con ETA, así como su contenido, es algo que todavía está por descubrir. Hace cuatro años (Ya con Pedro Sánchez en el gobierno) se hicieron públicas las actas de ETA en las reuniones de éstos con el gobierno socialista de Zapatero. En su momento dije, y vuelvo a decirlo ahora, que esas publicaciones eran lo más grave que se había publicado desde la instauración del sistema constitucional de 1978. Sin embargo, la mayoría de los medios y la clase política callaron ante semejante escándalo. ¿Por qué? Eso es otro misterio, al igual que lo es el por qué el gobierno de Mariano Rajoy decidió continuar con la hoja de ruta con respecto a ETA diseñada por Zapatero y Rubalcaba. Un Rubalcaba que, curiosamente, cuando falleció en 2019 fue despedido con todos los honores en el Congreso de los Diputados, como si de un funeral de Estado a un ex presidente del gobierno se tratase, con la asistencia incluso de la Familia Real. Otro misterio más que nunca nos será revelado.
Pero volviendo al tema en cuestión, debo añadir que por muy enigmático que parezca, nada es casual en lo que llevamos vividos en estos 20 años. Zapatero y Rubalcaba idearon un plan que consistía no en acabar con ETA, sino en darle el lugar que según ellos, les correspondía en las instituciones, es decir, pasar de la actividad armada a la actividad política. De hecho, el propio Zapatero lo ha dicho hace unos días en una entrevista, cuando afirmó que "Si ETA dejaba las armas, tendrían juego en las instituciones". Una promesa que, según Zapatero, hay que mantener. Pues bien, tras hacerse efectivo ese acuerdo, está claro que el PP de Rajoy se sumó a dicho acuerdo una vez que entraron en el gobierno en 2011. Sólo hay que recordar la visita secreta que Zapatero (Ya ex presidente) hizo en 2012 al entonces ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, o el rechazo del PP (Y por supuesto del PSOE y los demás grupos parlamentarios) de rechazar la ilegalización de Bildu, todo ello con Rajoy ya en la Moncloa. Se puede decir a todos los efectos, que el PP continuó la hoja de ruta del PSOE, la cual tuvo su otro punto destacado cuando en 2018 ETA se disolvió. Tras esto se produce la llegada de Sánchez al gobierno, el cual refuerza la hoja de ruta al incluir a Bildu entre sus socios de gobierno, llegando a pactar con ellos tanto desde el gobierno de España, como desde los ayuntamientos vascos y navarros, pasando por el gobierno de Navarra, el cual preside el PSOE con la ayuda de Bildu.
No seamos imbéciles. Todos sabemos que ETA no fue derrotada, desgraciadamente, ni forma parte ya del pasado reciente de nuestra historia. ETA está viva, y desde hace ya cinco años son directamente una organización política que mantiene a Sánchez en el poder y saca la cara por él cuando el presidente del gobierno se ve en peligro. La declaración de Arnaldo Otegi de anunciar que los siete etarras condenados por asesinato renunciarán a sus actas de concejales si son elegidos no es más que una campaña a contrarreloj para salvar al PSOE y a Sánchez en estas elecciones. Eso sí, Otegi no ha dicho nada con respecto a los otros treinta y siete terroristas que en teoría sí recogerán sus actas de concejales, si salen elegidos, lo cual demuestra que la izquierda abertzale sigue riéndose de las víctimas del terrorismo y de todos los españoles con el beneplácito de Sánchez, del PSOE, de Podemos, de Irene Montero (La cual salió hace unos días a pedir respeto por ellos. Ya hay que ser miserable), de Sumar, de Yolanda Díaz, etc. La cuestión es ¿Por qué realiza Bildu/ETA esta operación para salvar a Sánchez y al PSOE? Por la sencilla razón de que la hoja de ruta diseñada hace 20 años no ha terminado. Los siguientes pasos son los de mantener a Sánchez en la Moncloa para que a medio plazo se pueda llevar a cabo la fusión territorial del País Vasco con Navarra, y por último la aceptación por parte del gobierno de la nación de aceptar un referéndum de independencia para estos territorios ya fusionados en uno solo. Todo parece seguir el guion elaborado hace ya dos décadas entre el PSOE y la ETA, la cuestión es si el PP con Feijóo a la cabeza estará dispuesto a apoyar esa hoja de ruta hasta el final.
De momento, tras el anuncio de Otegi de que parte de los terroristas no recogerán sus actas de concejales, en caso de ser elegidos, Feijóo no ha tardado en manifestar abiertamente que "La democracia, y no los terroristas, ha ganado". Una frase que ya sabemos que es mentira, además de un insulto a los españoles, puesto que ETA sigue poco a poco ganando terreno para conseguir a través de la política lo que no pudo obtener a través de las armas. Esta es la verdadera realidad, por mucho que ahora algunos se lleven las manos a la cabeza mientras piensan que cómo es posible que Sánchez negocie con Bildu. ¿Acaso no es eso lo que llevamos viendo desde 2018 hasta la fecha? ¿Por qué ahora es noticia esto, si ya es algo que por desgracia llevamos viendo desde hace cinco años? Está claro que todo obedece a intereses electorales. Si no fuera así, por esa regla de tres, Feijóo podría haber puesto el grito en el cielo desde el primer día en que Sánchez pactó con Bildu, y no ahora que estamos a final de la legislatura. El cara a cara que mantuvieron ayer Sánchez y Feijóo en el Senado cuando el líder del PP le preguntó una y otra vez a Sánchez si se compromete a no pactar más con Bildu es propio de una película mal hecha. ¿Acaso duda Feijóo de que Sánchez no va a pactar más con Bildu si de ellos dependen los votos para que el líder del PSOE salga reelegido como presidente del gobierno? El cuento a otro, Caperucita. Y esto va también dirigido hacia VOX y Santiago Abascal, el cual registra ahora en el Congreso una propuesta inútil para ilegalizar a Bildu, la cual no la ha presentado en toda la legislatura excepto ahora.
Por último añadir que, desgraciadamente, nada de lo que está ocurriendo le va a pasar factura electoral al PSOE la semana que viene. Los votantes de la izquierda española hace tiempo que demostraron ser iguales que los votantes de la izquierda abertzale, del mismo modo que los líderes de las formaciones de la izquierda española son equiparables a los dirigentes de Bildu. Por ello nada de lo que pase con respecto a este asunto va a provocar un efecto negativo ni al PSOE (Un partido que ya ha demostrado de sobra ser tan terrorista y sanguinario como la propia ETA), ni a Bildu (Cuyos votantes son iguales de terroristas que los políticos a los que votan), ni a la izquierda en general (La cual ve con mejores ojos a los terroristas vascos que a los propios ciudadanos de derechas de esta nación). Vivimos pues en un país donde los ciudadanos aceptan todo, incluso el compadreo y los pactos entre políticos y terroristas. Este es el fiel reflejo de una clase política y de una sociedad que se ha rendido ante el terrorismo y las armas, quedando ya como un lejano recuerdo aquellas imágenes de los españoles gritando contra ETA con una sola voz tras el asesinato de Miguel Ángel Blanco allá por julio de 1997. Esta son las consecuencias de tener a una sociedad aborregada y dormida, la cual acepta todo lo que les dictaminan los de arriba. Por mucho que algunos crean lo contrario, España, (Al igual que Reino Unido u otros países de nuestro entorno) está condenada a desaparecer, ya que quienes gobiernan esta nación son precisamente sus enemigos, aquellos que desean acabar con ella (PSOE, Podemos, Bildu, ERC, etc). Estamos pues en un camino del que por desgracia no hay vuelta atrás, y esto lo saben aquellos que ostentan el gobierno en España. Y por eso intentarán hasta el final mantener el poder de esta nación, hasta que ya no haya nación sobre la que ejercer ese poder. Ese es su verdadero objetivo, y eso es desgraciadamente lo que van a conseguir ante la pasividad de todos.
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