Esta noche se ha vivido una jornada electoral que podría calificarse, salvando las distancias, como las terceras elecciones municipales y autonómicas en la que el Partido Popular arrasó electoralmente en España y barrió al socialismo en todo el país. Las primeras elecciones ocurrieron precisamente tal noche como la de hoy hace veintiocho años; en 1995. En esa ocasión, el PP de José María Aznar cosechó su mayor éxito electoral al ganar en la mayoría de provincias y Comunidades Autónomas frente a un PSOE liderado por Felipe González que vislumbraba ya su final al frente del gobierno de España tras casi una década y media como presidente. Las segundas elecciones ocurrieron el 22 de mayo de 2011, en las que el PP de Mariano Rajoy obtuvo una victoria aplastante en casi todas las provincias y CCAA, frente a un PSOE liderado por José Luis Rodríguez Zapatero que ya se sabía con antelación que tenían los días contados en la Moncloa. Las terceras elecciones han sido las de esta noche, en donde el PP de Alberto Núñez Feijóo ha desalojado de casi todos sus feudos al PSOE de Pedro Sánchez tanto a nivel provincial como a nivel autonómico.
El PP ha ganado esta noche en las CCAA de Madrid, Valencia, Aragón, Cantabria, Las Islas Baleares, La Rioja y Murcia, así como en las ciudades autonómicas de Ceuta y Melilla. También el PP recupera el gobierno de Extremadura al alcanzar la mayoría absoluta junto a VOX. En lo que respecta a las ciudades, el PP ha recuperado tras ocho años en la oposición el Ayuntamiento de Sevilla, ha obtenido mayoría absoluta en el de Madrid, y ha obtenido una clara victoria en los Ayuntamientos de Valencia, Santander, Logroño, Murcia, Alicante, Ciudad Real, así como en siete de las ocho capitales de provincias de Andalucía, donde el PP se ha impuesto con claridad frente al PSOE. Por no hablar de los otros Ayuntamientos en los que el PP, a pesar de haber perdido, podrá gobernar con VOX al sumar mayoría absoluta. En definitiva, toda una victoria clara del PP, el cual ha salido fortalecido en los que muchos han denominado como "La primera vuelta de las generales". Por otro lado, tanto Sánchez como Feijóo habían convertido estos comicios en una especie de plebiscito sobre la presidencia del líder del PSOE al frente del gobierno. Y finalmente, ese plebiscito que Sánchez se había impuesto sobre sí mismo se le ha vuelto en contra.
Estas elecciones pues marcan sin lugar a dudas un antes y un después en la era de Sánchez al frente del gobierno. Después de cinco años haciendo y deshaciendo a su antojo, España ha dicho basta y ha puesto, presumiblemente, fin a la presidencia de Sánchez. Un final que está por verse si se consume o no, ya que como he dicho en mi última entrada, veo muy difícil que el actual presidente del gobierno se deje vencer tan fácilmente. Lo dije en mi anterior entrada, y vuelvo a decirlo en esta, que las elecciones generales de diciembre estarán marcadas por el intento de fraude electoral por parte del PSOE, como de la misma forma han estado marcadas las de hoy. Un fraude electoral que podría haberse consumado si no hubiese sido porque se detectó a tiempo. De lo contrario, ¿Quién nos dice que ahora no estaríamos hablando de una victoria del PSOE en toda España por holgada mayoría gracias al pucherazo? Lo que está claro es que no hay que confiarse ni muchísimo menos en que la victoria del PP de esta noche pueda suponer una victoria popular en las generales de diciembre, ya que el control de Indra lo sigue teniendo el todavía presidente del gobierno, y puede que a finales de año Sánchez sí haga uso del mismo para poder mantenerse en el poder, con independencia de que se descubra con antelación o no un posible pucherazo.
Un Sánchez que vergonzosamente no ha hecho ninguna declaración pública tras el desastre electoral de su partido, ni ha asumido su clara responsabilidad en esta severa derrota. Algo que contrasta con lo vivido hace cuatro años, donde el jefe del gobierno compareció para celebrar los resultados de su partido en las municipales y autonómicas del 26 de mayo de 2019. Una prueba más de que Sánchez afronta y hace suyas las victorias, pero no las derrotas, lo cual demuestra nuevamente la clase de personaje que es. Dicho esto, algunos están hablando (Aunque no mucho) sobre la posibilidad de que Sánchez renuncie a la reelección tras los malos resultados de hoy. ¿Acaso alguien cree que va a dar un paso atrás? Ni muchísimo menos. La situación de esta noche, dentro de las comparaciones, es más parecida a la de 1995, en donde Felipe González, a pesar de perder las autonómicas y municipales, decidió presentarse nuevamente, que a las de 2011, en las que Zapatero ya había anunciado su retirada y sólo faltaba por conocer quién sería el candidato a las próximas generales. Dicho esto, que nadie lo dude: Sánchez será sí o sí el candidato a las generales de diciembre.
Lo que ocurrirá en los próximos días será. presumiblemente, una depuración de responsabilidades en el PSOE por parte de Sánchez hacia sus correligionarios, con el propósito de hacer creer que los que tenían que asumir sus responsabilidades ya lo han hecho al ser destituidos por él. Y en lo que respecta al propio Sánchez, multiplicará sus apariciones en los medios a partir de julio, que será el momento en el que España asuma la presidencia rotatoria de la Unión Europea. Aparte de eso, seguramente desde el gobierno se multiplicarán también la aprobación de medidas populistas con el objetivo de movilizar al electorado de la izquierda. Por no hablar ya de lo que Sánchez tenga pensado hacer que vaya contra la legalidad con tal de perpetuarse en el poder, que no tengo ninguna duda de que lo hará. Todo eso y más es lo que hará Sánchez a partir de ahora, pero ¿Retirarse? Jamás. Este tipo morirá matando (Políticamente hablando, claro) y hará todo lo posible para evitar un regreso del PP a la Moncloa. Por ello, y a pesar de lo vivido esta noche, soy escéptico sobre las posibilidades de Feijóo de alcanzar la Moncloa. Lo vivido tanto en 1995 como en 2011 fueron una antesala de lo que ocurrió posteriormente en las generales, pero hay que recordar que aquí el enemigo a derrotar es Sánchez, y con éste, todo es posible.
Aparte de esto, y aunque el propio Sánchez decidiese renunciar a la reelección, la cuestión a partir de ese momento sería ¿Quién lo sustituirá? García Page está encantado de la vida porque se ha convertido en el único barón socialista que ha mantenido hoy el sillón al salir reelegido como presidente de Castilla la Mancha, y quizás eso le ha dado ilusiones al verse con posibilidades de suceder a Sánchez si la cosa se sigue torciendo para él. A pesar de ello, y aunque así fuese, el problema no va ya de personas solamente, sino del propio partido y de la postura ideológica que defienden. Da igual quién suceda a Sánchez llegado el momento, si es que llega. El problema es el propio PSOE, y Sánchez es sólo la personificación de ese problema. Esto es algo que tanto el propio Feijóo como la propia Ayuso (La cual con su abrumadora victoria de esta noche ha salido reforzada como posible sucesora de Feijóo en el futuro) no quieren ver, pensando que con otro líder al frente del PSOE, los acuerdos entre los dos partidos mayoritarios serían más asequibles.
Para finalizar me gustaría comentar que algunos han mencionado que tanto los alcaldes como los presidentes autonómicos socialistas han pagado los platos rotos de Sánchez. Puede que tengan razón, pero en mi caso yo he votado contra el PSOE tanto porque la gestión del todavía alcalde de Sevilla, Antonio Muñoz, como la de su antecesor, Juan Espadas, han sido nefastas al frente del Ayuntamiento hispalense, como por el hecho de querer mandar a todos los socialistas (El primero a Sánchez) a la oposición de por vida. Y ya para rematar quiero comentar algo que creo que es importante que lo tenga en cuenta el PP a partir de ahora; la victoria en estas elecciones puede ser, aunque ahora ellos no lo piensen, un regalo envenenado, ya que si los populares pactan con VOX, el PSOE saldrá al momento para denunciar que "El PP ha pactado con los fascistas de Abascal". Algo que podría perjudicar al PP de aquí a las generales y que a su vez resulta bastante irónico, ya que los socialistas sí se pueden permitir el lujo de llegar a acuerdos con terroristas, independentistas o podemitas, pero niegan a los del PP la oportunidad de negociar con VOX.
Por ello, mucho cuidado con la forma en la que el PP gestiona estas negociaciones, porque si VOX se pone farruco a la hora de exigir algo a cambio, los populares pueden perder algún que otro Ayuntamiento o CCAA que hoy hayan ganado. En definitiva, hoy el PP ha obtenido una clara victoria en toda España, pero no hay que olvidar que quedan aún seis meses para las elecciones generales, y que hasta entonces nada está ganado. Pueden pasar muchas cosas a partir de mañana, y el PSOE aprovechará al máximo la situación para generar tensión hasta las generales, como ya afirmó Zapatero en su día. Por ello, el PP ha ganado una batalla, pero está por ver si gana la guerra. Dentro de seis meses, o incluso más, lo sabremos.
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