domingo, 3 de junio de 2018

Presidente Sánchez

Hace tan sólo unas horas se ha consumado el cambio de gobierno más brusco y fugaz de la historia de la España constitucional desde 1978. Lo que hasta hace sólo unos días parecía misión imposible se ha hecho realidad; Pedro Sánchez ha ganado la moción de censura presentada contra Mariano Rajoy y se ha convertido automáticamente y contra todo pronóstico en el séptimo presidente del gobierno de España. Sí, han leído bien. Por increíble que nos pueda parecer, el gobierno de Rajoy ha llegado a su fin. Aquél que muchos dieron por muerto políticamente el 1 de octubre de 2016, ha alcanzado de manera inesperada la presidencia del gobierno tras vivir España una de las semanas más intensas en el panorama político desde hace décadas.

En la mañana de hoy, Pedro Sánchez ha prometido su cargo como nuevo presidente del gobierno en el palacio de la Zarzuela ante el rey Felipe VI y ante el presidente saliente, Mariano Rajoy. Con esta toma de posesión (La cual se ha hecho sin la presencia de un crucifijo ni de una Biblia, algo que personalmente considero un completo error) se ha puesto fin al gobierno del PP que durante casi siete años ha dirigido Rajoy, y ha puesto en marcha una nueva etapa política en España. Una etapa política que casi con toda seguridad será peor que la que hemos dejado atrás, ya que el nuevo presidente ha llegado a la Moncloa gracias al apoyo de los podemitas, los independentistas catalanes, los nacionalistas vascos y los proetarras. Pero vayamos por partes, primero quiero analizar todo lo ocurrido hasta el día de hoy y las extrañas circunstancias en las que se ha producido todo este escenario, el cual todavía no doy crédito de que se haya producido. 

Tras el anuncio por parte de Sánchez para la moción de censura contra Rajoy, muchísimas personas y yo incluido (Como ya dije en el pasado artículo) creíamos que la moción de censura contra el PP no iba a salir adelante por falta de apoyos. Debo reconocer que me equivoqué totalmente. Pedro Sánchez ha jugado muy bien sus cartas en el grave escenario que se abrió el pasado jueves 24 de mayo con la sentencia sobre el caso Gürtel y ha sabido llegar a la Moncloa pasando por encima del futuro presidenciable, Albert Rivera, el cual creo que ha perdido con este escenario su último cartucho para alcanzar la Moncloa, pero eso lo mencionaré más adelante. Ahora quiero centrarme en la que ha sido la primera e histórica moción de censura que ha salido adelante y que ha provocado el cambio de gobierno en nuestro país.

Con el paso de los días desde el anuncio de la moción de censura, la opinión mayoritaria de que Sánchez tenía perdida la moción fue variando progresivamente. Para rematar la situación, la presidenta del congreso de los diputados, Ana Pastor, convocó por orden de Rajoy el debate de la moción de censura con la máxima celeridad. Creo (Y digo creo porque tengo mis dudas) que con esta decisión, desde el PP se pensaba que las opciones de que la moción triunfasen se esfumarían debido al breve plazo de tiempo que desde el parlamento se había dado al candidato para que pactase con otras fuerzas políticas. Quizás Rajoy pensaba que entre este escaso margen de tiempo y la aprobación reciente de los PGE con la ayuda del PNV, Sánchez no conseguiría convencer a los vascos para que apoyasen un cambio de gobierno. La duda de que los presupuestos no consiguiesen aplicarse debido al cambio de gobierno fue el gran temor desde primera hora por parte de los vascos para recelar en primera hora de un voto afirmativo a Sánchez. Sin embargo, las garantías del secretario general del PSOE a los vascos de que apoyaría los mismos presupuestos que su partido habían rechazado en menos de una semana, fue decisivo para que el partido nacionalista decidiese dar su apoyo al candidato socialista ante el temor de que apoyando a Rajoy, éste cayese de igual modo convocando unas elecciones generales anticipadas que cada vez reclamaban más voces.

Finalmente llega la moción de censura y en pleno debate se confirma que los vascos apoyarán el cambio de gobierno tras las garantías (O bajada de pantalones, según prefieran) de Sánchez. Ante esta decisión, el todavía presidente del gobierno decide irse a un restaurante madrileño con su equipo más cercano y ahoga sus penas en vasos de whiskis hasta esa misma noche. Con el apoyo del PNV, las alarmas suenan en Moncloa y en Génova 13, el gobierno está a punto de caer mientras Rajoy se va de copas. Desde los medios conservadores y ante la inminente llegada de Sánchez con el apoyo de los independentistas catalanes y los proetarras, se pide incesantemente la dimisión de Rajoy con el objetivo de paralizar la moción de censura (Algo que personalmente no sé si constitucionalmente hubiese sido legal). Desde el sector de la vicepresidenta Soraya Saénz de Santamaría se habla de la inminente dimisión de Rajoy y la llegada de Santamaría a la presidencia con el objetivo de llegar a un acuerdo con la oposición para la convocatoria de unas elecciones inmediatas (Otra cuestión que constitucionalmente es ilegal, ya que un gobierno en funciones no hubiese tenido facultad ninguna para convocar elecciones). Ante este escenario, Rajoy manda a Cospedal para que anuncie su intención de no dimitir y acallar de una vez por todas los incesantes rumores que desde todos los medios de comunicación se estaban produciendo. 

Mientras esto sucedía, Sánchez debatía en el congreso con los diputados catalanes su disposición al diálogo y a buscar un entendimiento entre el bloque independentista y el constitucionalista, lo cual alimenta los rumores de que el inminente presidente tiene un pacto no revelado con los independentistas catalanes que sólo el tiempo se encargará de descifrar. Finalmente, al día siguiente se vota la moción de censura, no sin antes aparecer Rajoy por última vez en calidad de presidente del gobierno para dar un breve discurso donde se despide de la cámara y del pueblo español, reconoce la derrota y felicita a Sánchez. Tras esto, se produce la votación, con un resultado de 180 votos a favor, 169 en contra y 1 abstención; Pedro Sánchez se convierte en el séptimo jefe del gobierno español desde 1978. Hoy, el nuevo presidente ha prometido su cargo y en unos días designará a sus ministros, los cuales ya ha dicho el propio Sánchez que serán socialistas y no de ningún otro partido.

Sin lugar a dudas España ha vivido el cambio de gobierno más inesperado de su historia reciente. Un cambio que recuerda en gran medida al sufrido en España hace 14 años, en 2004, aunque en otras circunstancias muy diferentes, por supuesto. Tanto los gobiernos de José María Aznar como los de Mariano Rajoy han sido fulminados de manera fugaz. En 2004 por parte del pueblo español tras la gestión del gobierno de Aznar por parte de los atentados del 11-M, y ahora por parte del congreso de los diputados, el cual ha provocado la caída fulminante de un Rajoy que hace sólo una semana sacaba pecho de haber logrado aprobar los presupuestos generales del estado y con ello la prolongación de su estancia en la Moncloa hasta 2020.

Ahora, tras la caída de Rajoy se ha abierto el debate sobre la continuidad o no del ya ex presidente del gobierno. Esta situación (Que me recuerda en parte también a la vivida en los años 90 con la caída de Felipe González) podría llevar al PP a un escenario en el cual Rajoy, al igual que González, decida quedarse como líder de la oposición para llevar a cabo un proceso de transición dentro del PP, o bien decida irse de inmediato, o bien acabar definitivamente con el PP manteniéndose como presidente del partido, líder de la oposición y candidato a la presidencia del gobierno nuevamente en unas futuras elecciones generales. Mientras en el PP se abre el debate hasta ahora censurado sobre la continuidad o no de su líder tras su salida del gobierno, en el PSOE se consolida el liderazgo de Sánchez con su llegada fulminante a la Moncloa.

¿Qué ha pasado para que este cambio de gobierno se haya producido?, ¿Ha sido la demoledora sentencia del caso Gürtel o ha habido algo más?. En los sistemas parlamentarios es algo absolutamente normal y democrático la presentación de una moción de censura para echar al gobierno y cambiarlo por otro de un partido diferente, pero ¿Por qué a esta velocidad? En unas líneas más atrás he mencionado que creía con dudas que la idea del PP de adelantar el debate de la moción se debía por la necesidad de impedir que Sánchez llegase a la presidencia, pero ¿Y si ha habido otros motivos? Por regla general lo "Lógico" en este caso hubiese sido que Ana Pastor retrasase al máximo el debate de la moción, como ya hiciera el año pasado cuando la presentó Pablo Iglesias. Sin embargo la decisión de Pastor ordenada por Rajoy así como la decisión de éste de agilizar al máximo el traspaso de poderes sin perder un sólo día provoca en mí una sospecha de que aquí ha habido algo que no nos han contado. 

Ya he dicho que era de dudosa legalidad el hecho de que Rajoy dimitiese en medio de la moción de censura para ganar tiempo, pero es precisamente el hecho de que estemos hablando de Rajoy lo que hace más sospechosa esta actitud por parte de quien ha removido cielo y tierra para seguir en el poder a toda costa y que ahora sin embargo ha aceptado como quien no iba con él su expulsión del poder. Debemos tener en cuenta que Mariano Rajoy se encuentra entre la espada y la pared en términos judiciales, y por ello su permanencia en la Moncloa le garantizaba el aforamiento en caso de ser citado judicialmente, lo que hace aún más inexplicable su decisión de no atrincherarse en la presidencia del gobierno. Quizás algún día se sepa lo que verdaderamente le ha llevado a actuar así y los motivos ocultos que en realidad han podido promover este cambio de gobierno. Debo añadir que hace dos años, en pleno proceso de las negociaciones postelectorales de diciembre de 2015, leí una noticia en un medio digital donde se hablaba de un pacto entre Rajoy y Sánchez, el cual se basaba en una legislatura dividida en dos presidencias. La primera sería con Rajoy como jefe del gobierno hasta 2018, es decir, la mitad de la legislatura, y desde entonces hasta 2020 una segunda presidencia con Sánchez como nuevo jefe del ejecutivo hasta la convocatoria de las nuevas elecciones generales. Quizás vayan por ahí los tiros, o quizás no. Hace 37 años, Adolfo Suárez dimitió como presidente del gobierno, y hasta el día de hoy, la sociedad española no sabe los verdaderos motivos que llevaron a la dimisión del líder de la UCD. Quizás tampoco sepamos nunca los verdaderos motivos de todo lo ocurrido en estos históricos días.

Para terminar con Rajoy debo añadir que me alegro enormemente de su salida del poder. Ha tenido el final político que se merecía. Un final inesperado y sumamente duro. Un final merecido para alguien que ha traicionado a su país desde el minuto uno en que llegó a la presidencia del gobierno. Su presidencia ha sido todo una decepción para mí, tanto en lo personal como en lo político. En su momento, antes de llegar a la presidencia, me simpatizaba y le voté creyendo que estábamos ante un tipo honrado y con principios. Ante un hombre que sabría cómo llevar a buen puerto a España tras la nefasta presidencia de Zapatero y con un ambicioso programa político que devolvería a nuestro país al lugar que le correspondía. Finalmente no fue así. Desperdició la gran y quizás última mayoría absoluta que el pueblo español ha concedido a un líder político con tantas esperanzas depositadas. Al igual que Aznar confundió mayoría absoluta con absolutismo, y ello le llevó al alejamiento con los ciudadanos y con la realidad. Ha sido fuerte con los débiles y débil con los fuertes, permisivo con la corrupción y traidor a su nación cuando más la necesitaba con la declaración de independencia de Cataluña (Octubre de 2017). Le ha tocado un periodo histórico de gobierno en el que han sucedido los acontecimientos más relevantes de estos cuarenta años (Independencia catalana, cambio de rey, rescate financiero, ruptura del bipartidismo, fin de régimen, etc) y en ninguno de ellos ha estado a la altura de las circunstancias.

Al igual que Nixon, Rajoy ha sido el primer presidente en irse por la puerta de atrás. Hace ya tres años escribí acerca de las grandes similitudes entre el ex presidente norteamericano y el ya ex presidente español. A lo largo de estos tres años algunos acontecimientos han provocado incluso que esas similitudes se acrecienten. Ambos, tras ganar sus respectivas segundas elecciones con la sombra de la corrupción, ha salido de la manera más vergonzosa y humillante del poder sin finalizar sus segundos mandatos. Cuarenta y cuatro años después, EEUU no olvida la presidencia y aquella humillante salida de su ex presidente, y espero que España jamás olvide la presidencia y la salida de aquel que traicionó a su nación sin despeinarse lo más mínimo. No, no te echaremos de menos, Mariano. Dimite de la presidencia del PP y déjanos a los españoles en paz definitivamente. No lo harás pero sería el mejor favor que podrías hacer a esa nación a la que has humillado de la misma forma en la que has salido del poder. 

Ahora cabe hablar del presente y del futuro. Conviene hablar de aquel que ha llegado a la presidencia del gobierno a toda costa sin importarle el precio ni los acompañantes. A aquel que se ha apoyado en los asesinos e independentistas para alcanzar su objetivo y quedar en la historia como alguien que llegó a ser presidente del gobierno; Pedro Sánchez. Yo comprendo que el secretario general del PSOE tuviese prisas por acceder él y partido a la Moncloa, ya que las encuestas vaticinaban que el PSOE estaba (Y está) situado como tercera fuerza política en caso de celebrarse elecciones generales. Comprendo que puedan tener cierta ansiedad por volver al gobierno de España después de su salida hace ya seis años y medio, y comprendo que necesiten como agua de mayo volver a ocupar el gobierno de la nación para poner en marcha una serie de medidas que permitan recuperar al PSOE el apoyo perdido durante todos estos años. Pero una cosa es volver al gobierno de una manera digna y otra llegar al gobierno con aquellos que desean no ya destruirla, porque España está ya destruida, por desgracia, sino rematarla. Sánchez debió ser más insistente en la idea de que Ciudadanos apoyase la moción de censura, con el objetivo de fijar una fecha para las elecciones y dar la voz a los españoles. En lugar de eso dio por imposible su acuerdo con Rivera y se echó en manos de los etarras e independentistas, los cuales tienen ahora la llave del gobierno de España, lo cual supone entrar en el periodo más convulso y peligroso de nuestra historia reciente.

¿Cómo pretende Pedro Sánchez gobernar con aquellos que desean la independencia inmediata de España?, ¿Cómo pretende Pedro Sánchez gobernar con aquellos que están reformando el estatuto de Gernika para otorgar el grado de nación al País Vasco?, ¿Cómo pretende Pedro Sánchez gobernar con aquellos que asesinaron a más de 800 personas durante cuarenta años?. No, Pedro. No todo vale en política. La moción de censura era necesaria y urgente, sí, pero no con estos apoyos. Bastaba con que hubieras perdido esta moción de censura y presentases otra con un candidato independiente que contase con el apoyo de Iglesias y Rivera a la vez. De esta forma puede que jamás hubieses gobernado, sí, pero España se habría librado de tener ahora a asesinos e independentistas chantajeando al nuevo gobierno de España. Nuestro desdichado país no gana para presidentes traidores. Hemos dado la llave del gobierno de España en el peor momento de nuestra historia reciente y en el que nuestra nación se encuentra más débil que nunca, y esto supondrá (O eso espero yo) la caída definitiva de ese partido que tanto daño ha hecho a nuestro país y que es el Partido Socialista Obrero Español.

En lo que respecta a Pedro Sánchez debo decir que aunque no comulgo con sus ideas siempre me había parecido un buen tipo, el cual me simpatizaba. Un tipo que contó con el desprecio de su propio partido y que supo resucitar hace un año para sorpresa de todos cuando los suyos lo mataron politicamente en el famoso comité federal del 1 de octubre de 2016. Debo confesar incluso que aunque reniego de su partido, voté por él en las elecciones generales de 2016 porque creía que había sido un tipo acorde con sus principios a la hora de negarse a apoyar a Rajoy tras las elecciones generales de 2015. Sin embargo, su llegada a la presidencia gracias al apoyo de aquellos que odian a España me hace creer que su mandato no será nada beneficioso para los españoles, y que sus pactos previos a la moción de censura provocarán que nuestro país sea rematado definitivamente cuando estábamos en la peor situación posible. Ante esta situación cabe añadir; Sí Sánchez ha pactado cuestiones que van más allá de lo que dicta la constitución, ¿Cómo planea llevar a cabo dichas medidas?, ¿Tiene pensado llevar a cabo una reforma de la constitución con sólo 85 diputados?, ¿Cómo va a paralizar entonces la crisis independentista catalana?, ¿Y la puesta en marcha del proceso soberanista en el País Vasco a través de la reforma del estatuto de Gernika?, ¿Y la cuestión territorial que defiende en la que convertiría a España en un estado federal?, ¿Y qué va a hacer frente a los independentistas catalanes que le han brindado su apoyo a cambio de que Sánchez ponga en marcha el proceso de una República para España?. 

Creo que no me equivoco ni exagero si digo que estamos ante el Adolfo Suárez del siglo XXI, y no, no lo digo en plan alabador hacia Suárez, ya que siempre lo consideré el responsable del corrompido sistema actual, así como un veleta cuyo único objetivo fue el de mantenerse en la vida política cambiándose de chaqueta. Lo comparo con Suárez porque creo que tendrá que hacer frente a problemas tan sensibles y graves como los que el líder de la UCD tuvo que lidiar durante la transición. Suárez echó mano del "Café para todos" para contentar a los nacionalistas catalanes y vascos. Sánchez puede tener ya un as bajo la manga para contentar cuarenta años después al nacionalismo vasco y catalán, la pregunta es ¿Con qué? Dentro de poco lo sabremos, pero de lo que no hay duda es de que dichas medidas sólo contribuirán a romper y a fragmentar aún más España. Si a Rajoy lo llegué a comparar hace un tiempo con Carlos Arias Navarro por su inmovilismo, Pedro Sánchez será el Adolfo Suárez que traiga el nuevo "Reino de Taifas" en esta II Transición que nos van a querer vender. Por cierto, como dato anecdotico y rememorando a presidentes anteriores debo añadir que con la llegada de Sánchez volvemos a tener un presidente con la letra Z en sus apellidos, lo cual confirma la teoría que circula por ahí y que yo ya expuse hace dos años sobre la "Maldición" que tenemos los españoles al padecer solamente a presidentes que contengan la letra Z en sus dos apellidos (En el caso de Rajoy la Y, antecedente de la Z). 

Con la importancia de todo lo ocurrido en estos días cabe preguntarse qué sucederá a partir de ahora con Podemos y Pablo Iglesias, así como con Ciudadanos y Albert Rivera. En lo que respecta al primero debo añadir que ha tocado techo político. Con la decisión de apoyar ahora a Sánchez se quita la espina que desde hace dos años le venían recriminando muchos al considerarlo responsable de no apoyar el cambio de gobierno en 2016. Finalmente, ese cambio de gobierno se ha producido dos años después, y con ello, Iglesias queda libre con su conciencia al creer que ha hecho lo que los suyos le exigían, echar al Partido Popular del gobierno de España. Ahora, si Sánchez lleva a cabo un desastre de gobierno (Que es lo más probable), Iglesias se lavará las manos e intentará excusarse retirando su apoyo al gobierno de Sánchez. Si por el contrario, su gestión de gobierno es meridianamente aceptable (Cosa que veo difícil), Sánchez y el PSOE se colgarán las medallas de los méritos e Iglesias aprovechará e intentará coaligarse con el PSOE con el objetivo de crear una izquierda unida y fusionada en España, o lo que es lo mismo, un nuevo "Frente Popular". Aún así e independientemente del escenario que se produzca, no creo que Podemos suba en votos a partir de ahora ni que consiga ser verdaderamente partido de gobierno.

En lo que respecta a Albert Rivera debo añadir lo que ya dije al principio de esta entrada. Albert Rivera ha perdido definitivamente su oportunidad de ser presidente del gobierno. Su estrategia basada en dejar que el adversario, en este caso el PP, se quemase ha sido un rotundo fracaso. Su ambición de ser presidente sí o sí (Al igual que Rajoy y Sánchez) le ha llevado a que el secretario general salte sobre él y alcance el palacio de la Moncloa antes que él cuando todas las encuestas le daban como seguro ganador en unas futuras elecciones generales que de no haber prosperado la moción de censura, se hubiesen celebrado seguramente en octubre o noviembre de este año. Aparte de Sánchez, el gran responsable de que en estos momentos el gobierno de España dependa de los independentistas y proetarras es el propio Rivera, el cual se negó en rotundidad para pactar con Sánchez la moción de censura y fijar una fecha para las elecciones. En lugar de eso exigió una y otra vez que Rajoy se mantuviera en la presidencia en funciones para que éste designase un sucesor (En este caso Soraya) y permitiese al PP o bien convocar elecciones en otoño, o quién sabe si para mantener ese gobierno hasta el final de la legislatura. Ahora, tras la caída del PP y su salida del gobierno por la puerta de atrás, los populares desean sed de venganza contra los socialistas. Ya han anunciado que su oposición será durísima, por lo que todas aquellas polémicas decisiones que tome Sánchez serán sometidas a un férreo control por parte del PP y no de C's, lo cual los deja fuera de juego y sin posibilidades de subir electoralmente de nuevo. Quién sabe si todo este cambio de gobierno no ha sido como algunos dicen una operación orquestada por el bipartidismo para mantenerse y turnarse en el poder, y así cortar de raíz la subida de los partidos emergentes. Analizándolo detenidamente y viendo esos previsibles resultados, no sería de extrañar para nada.

En fin, con esta histórica moción de censura (La cuarta desde 1980 y la primera que triunfa en democracia) que ha dado el poder a Sánchez y al PSOE y se lo ha arrebatado a Rajoy y al PP (Algo que hasta hace sólo una semana resultaba inimaginable) se consuma la llegada de un nuevo y quizás último tiempo político en esta desdichada España del régimen del 78, el cual empezó con la abdicación del rey Juan Carlos y la llegada de Felipe VI, y ha concluido justo cuatro años después con la llegada al gobierno de Pedro Sánchez (Habrá que ver cómo serán las relaciones entre el jefe del estado y del gobierno, los cuales son de la misma generación). Se puede decir pues que esta década de 2010 ha sido de lo más completa en términos políticos, sociales y económicos, y aún falta la mitad de este 2018 y todo 2019, por lo que esta década puede darnos más sorpresas todavía. 

En lo que respecta a todo lo ocurrido durante todo este tiempo debo añadir que aunque este escenario supone por desgracia y sin lugar a dudas el final de España, confío en que también sea el desencadenante para que el sistema reviente definitivamente, llevándose por delante a todos aquellos que han contribuido a hundir nuestro país durante estos cuarenta años. Ya es tarde para solucionar nada, pero quizás sea mejor para España y para los españoles el "Cuanto peor, mejor" para darnos cuenta realmente del daño y las consecuencias devastadoras que el régimen del 78 ha ocasionado a nuestro país. 

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