martes, 21 de febrero de 2017

23-F; El autogolpe del estado


Como ya dije en la última entrada que escribí el pasado viernes, ahora toca un lavado masivo de cara de nuestra "honrada" monarquía. Pues bien, por mi parte voy a hacer todo lo contrario. Ahora que estamos a tres días del trigésimo sexto aniversario del 23-F, voy a recordar un poco todo lo que ocurrió en su momento y que ahora los medios de descomunicación tratan de ocultar. Sí, ya sé que este tema está más visto que los invitados de "Qué tiempo tan feliz", pero nunca está de más recordar la historia reciente de España, y más en estos días en los que nuestra "ejemplar" familia real vuelve a estar a la orden del día.

El próximo día 23 de febrero se cumplirán 35 años de la entrada del teniente coronel de la Guardia Civil, Antonio Tejero en el Congreso de los Diputados. Esa imagen por televisión de Tejero enfrentándose al vicepresidente primero del gobierno en funciones, Manuel Gutierrez Mellado, y el posterior tiroteo del Guardia Civil apuntando hacia el techo de las cortes, dieron la vuelta al mundo. Enseguida se habló por parte de la prensa de un golpe de estado por parte de unos señores "muy malos, muy malos que querían acabar con la libertad en nuestro país para volver a establecer una dictadura militar". Lo que no dijeron los medios de descomunicación de nuestro país es que los españoles estábamos asistiendo en vivo y en directo (Yo no porque todavía no había nacido) a una operación orquestada por el estado en todo su conjunto para llevar a cabo un gobierno de concentración presidido por el enemigo personal de Suárez, ex jefe de la Casa Real, y mano derecha del rey Juan Carlos I, Alfonso Armada, con el beneplácito y la colaboración de todos los partidos políticos, los cuáles formarían parte de ese gobierno de "Salvación Nacional". También se les "olvidó" a los medios decir que ese mismo tipo con bigote y con tricornio que había asaltado la sede de la soberanía popular fue el mismo que acabó con ese "Golpe de timón" al impedir el acceso del general Armada al hemiciclo del Congreso para postularse como presidente del gobierno. "Detalles sin importancia" que harían que el suceso político del que se ha venido hablando las últimas tres décadas cambiase un poco su argumento.

Y es que seamos serios. Todos sabemos que lo ocurrido el 23 de febrero de 1981 fue una farsa (Al igual que todo el proceso de transición y estos 40 años de sistema cleptocrático). En lo que respecta a Adolfo Suárez, éste nunca fue ese santo que hoy en día pregonan todos los medios del establishment, sino un chaquetero que durante el franquismo se presentó como el más falangista de todos, y una vez en el gobierno se presentaba como un centrista socioliberal y progresista. Su idea de no retirarse una vez aprobada la constitución de 1978 condujo a que el estado orquestase toda una peligrosa operación de estado de muy dudosa legalidad con el fin de echarlo de la Moncloa ante el temor de que la posibilidad de un golpe militar se llevasen por delante la monarquía y con ello el recién inaugurado Régimen del 78. Se puede decir con esto que en las elecciones generales de marzo de 1979 Suarez era ya un tipo muy desgastado políticamente, el cuál ya no le era necesario a los intereses de la élite, puesto que su cometido principal (Que no era otro que la instauración del sistema político actual) ya lo había cumplido con creces. Una cuestión a destacar del personaje es que siempre fue un fiel palmero de la corona aún cuando éste supo de que el rey Juan Carlos era el principal promotor de su salida del gobierno, así como el señor X de la operación Armada y del 23-F. Sólo hay recordar que Suárez no quiso ir más allá cuando pronunció en su discurso de dimisión aquella frase que hoy en día sigue dando mucho que hablar: "Me voy porque no quiero que el sistema de convivencia sea una vez más un paréntesis en la historia de España". Sin lugar a dudas el silencio que Suárez se llevó a la tumba destaca lo servil que fue con aquél que sin haber sido votado jamás para ser jefe del estado (El propio Suárez reconoció en 1995 que impidió un referéndum monarquía-república en 1976 porque las encuestas anunciaban que perdía la corona), sí hizo lo posible dentro de la legalidad e incluso fuera de ella para echarlo de un cargo del que había sido legitimado por las urnas.

Del rey Juan Carlos qué voy a decir que no se haya dicho ya. Estamos ante un ex jefe del estado más propio de una república bananera que de un país supuestamente democrático. Durante sus 40 años de reinado se ha podido comprobar la forma bastante peculiar en la que nuestro ex monarca ha solucionado las cosas, pero sin lugar a dudas el 23-F se lleva el gato al agua en lo que se refiere a las "Soluciones Borbónicas". Es por ello por lo que si algo nos demuestra la verdadera historia del 23-F es el poco o nulo respeto que Juan Carlos I tenía hacia las instituciones y el ordenamiento constitucional de nuestro país. La famosa frase que pronunciaba cada vez que se reunía para despachar el asunto; "A mí dádmelo todo hecho", sus reuniones previas al golpe con Armada y los principales líderes políticos, la entrada de la Guardia Civil en el congreso "En nombre del rey", la toma de control de los centros de poder durante el golpe exceptuando el palacio de la Zarzuela, así como las declaraciones del propio Juan Carlos en 1992 reconociendo que sabía desde el primer momento la identidad del "Elefante Blanco" del 23-F, confirman su conocimiento y participación en el mismo de este personaje que por contra de lo que se ha hablado estos 40 años, ha causado más mal que bien a la sociedad española. Sólo la escena que Pilar Urbano narró en su libro "La gran desmemoria", en la que tras amenazar a Suárez con una pistola un grupo de altos mandos militares, el rey le dijo al político castellanoleonés "¿Ves Adolfo hasta dónde me estás haciendo llegar?", nos hace una idea de la clase de personaje que durante casi 40 años ha ocupado la jefatura del estado español. Pero lo peor de todo no es esto (Que ya es bastante grave) sino la gran mentira que los españoles han creído durante todo este tiempo de que este tipo fue héroe y salvador de un golpe de estado que él mismo aprobó y consintió y por el que gracias a su inviolabilidad de entonces y a su aforamiento de ahora, no ha sido juzgado por su responsabilidad en este y en otros muchos casos.

Por último y para finalizar, hay que destacar también la participación en la operación y posterior golpe de líderes políticos como Felipe González (El cuál figuraba en la lista de gobierno de Armada como vicepresidente para asuntos políticos), Manuel Fraga, Santiago Carrillo, o de periodistas como Luis María Ansón (El mismo que luego participó en la operación de acoso y derribo para echar del poder a Felipe González en los 90, y que luego reconoció que con esta operación para encumbrar a José María Aznar hacia la Moncloa habían rozado la estabilidad del estado). Lo que demuestra los escasos o nulos principios democráticos que tenían estos personajes a la hora de echar del poder a un tipo, que por muy oportunista que fuese, había ganado dos elecciones generales consecutivas. La lista de gobierno que Armada enseñó a Tejero y que fue la detonante para que este último abortase el golpe, demuestran no sólo lo más miserable del Régimen del 78, sino también el alcance que tuvo la operación no sólo en el ámbito político sino también en otros ámbitos de la sociedad española. Es por ello por lo que considero que el único que pecó de ingenuo e incluso de leal con sus principios fue el propio Tejero. El cuál creía que el 23-F era todo un golpe de estado para llevar a la presidencia del gobierno al capitán general de Valencia y miembro también de la operación, Jaime Milans del Bosch. Lo que no supo Tejero es que estaba siendo utilizado por una élite que quería salvar su pellejo como fuese. Una élite que 40 años después sigue maquinando la forma de seguir manteniéndose en el poder a cualquier precio, aunque ello suponga la destrucción definitiva de un país y de una sociedad que ya han perdido toda esperanza de futuro gracias a un sistema político que al igual que la historia oficial del 23-F, es toda una farsa.

viernes, 17 de febrero de 2017

La justicia NO es igual para todos

Se acabó lo que se daba. Ya ha terminado la función y pueden ir saliendo uno por uno y en silencio. La Audiencia Provincial de Baleares ha dictado sentencia sobre el caso Noos y ha "condenado" a Iñaki Urdangarin a 6 años y 3 meses de cárcel, mientras que la infanta Cristina queda absuelta aunque "condenada" a pagar 265.000 euros como responsable civil. ¿Gracioso, verdad? Pues esperen que aquí no acaba el chiste. El Estado deberá devolver a Cristina de Borbón más de 300.000 euros, ya que la ex duquesa de Palma pagó en 2014 una cifra de 600.000 euros impuesta por la Fiscalía. Ya que la multa de hoy es inferior a la de entonces, los españoles tendremos que devolverle a nuestra pobre y desdichada infanta una cuantía exacta de 322.000 euros. Además la Audiencia también condena a Manos Limpias (La única acusación que pedía pena de cárcel para la hermana del rey Felipe VI) a pagar las costas del juicio de la hija de Juan Carlos I. Para más inri, Diego Torres se lleva la peor parte al ser condenado a 8 años y 6 meses de cárcel (Una pena de más de dos años de diferencia con la de Urdangarin) y a pagar una multa de más de un millón y medio de euros, mientras Ana María Tejeiro (La mujer de Torres) es condenada a pagar más de 344.000 euros como responsable civil (Una diferencia de cerca de 80.000 euros con respecto a la multa de la infanta). Tras esto, el abogado de la esposa de Urdangarin y padre de la Constitución, Miquel Roca, ha afirmado que la infanta se encuentra satisfecha con su sentencia y que esto ha servido para demostrar que la justicia es igual para todos. Ante todo esto; ¿Lo ocurrido en el día de hoy es sorprendente? Por supuesto que no, ¿Es vomitivo y repugnante? Por supuesto que sí.

Si anoche escribí acerca de la monarquía rusa y de su caída hace ahora un siglo debido al estallido de la revolución rusa, hoy toca hablar de la monarquía española. La sentencia anunciada hoy demuestra ni más ni menos la podredumbre de nuestro sistema político y judicial. Un sistema que perfectamente puede ser la viva representación de lo que en su día fue el Antiguo Régimen. La protección de una élite privilegiada frente a una sociedad sumisa que contempla impasible la pérdida de sus derechos día sí y día también. En un país con un sistema democrático y unas instituciones impecables, esta gentuza hubiese sido condenada a ingresar en prisión por un periodo no menor de 15 años, y a devolver el dinero robado. Aquí por el contrario se les añade una pena insignificante de la que no cumplirán ni la mitad de su condena, y se les absuelve devolviéndoles un dinero que nos pertenece. También tengo que añadir que en una sociedad democrática con unas instituciones judiciales independientes y honradas, la investigación del caso Noos hubiese llegado hasta el fondo del asunto, llevándose por delante a quien hiciera falta. El problema está en que el señor X de este caso no es otro que el ex rey Juan Carlos I, y en un país donde la justicia es dependiente del poder político, y el jefe del estado es inviolable según la Constitución de 1978 (Que redactó entre otros ese que hoy ha afirmado con toda desvergüenza la igualdad de los ciudadanos ante la justicia), la cosa cambia. Hay que añadir que al igual que el abogado de su hija en el día de hoy, Juan Carlos de Borbón también afirmó con toda desfachatez en su discurso de navidad en 2011 que "La justicia es igual para todos". Por supuesto a estos dos caraduras se les olvidó decir que es igual para todos los de abajo, ya que los de arriba son inmunes, como hoy bien se ha podido demostrar.

Aún así lo peor de todo no es la sentencia en sí, sino la conciencia previa de la ciudadanía del dictamen de esa sentencia. Todos sabíamos que la infanta Cristina no iba a ir a prisión, y todos sabíamos también que Iñaki Urdangarin no sería condenado a una pena de cárcel muy elevada. Bajo ningún concepto el estado y la justicia podían consentir que la hija de un ex rey y hermana del actual rey acabase entre rejas. Rajoy ya lo anunció en una entrevista en enero de 2014 cuando en una torpeza de las muchas por las que el personaje en cuestión se caracteriza, anunció que "A la infanta le van a ir muy bien las cosas". Hoy podemos confirmar que la predicción del presidente del gobierno se ha cumplido a rajatabla. Después de lo de hoy, los medios de descomunicación volverán a catalogar a la infanta como "Una pobre mujer que había sido engañada por su cruel marido", mientras ensalzan a la monarquía, a la familia real, y en especial a los reyes actuales, los cuales son según la prensa "Una pareja limpia de cualquier sospecha". Lo que se les "olvida" decir a los medios del establishment es que el actual rey de España y por entonces príncipe de Asturias también era conocedor de las actividades ilegales de su hermana y su cuñado en el Instituto Noos, como bien demuestran los emails que Diego Torres entregó al juez Castro en su momento. Y es que como ya dijo el propio Urdangarin en su momento; "Yo sólo he hecho lo que todo el mundo hacia en esa familia". Por supuesto todo esto no será jamás publicado, y si llega a publicarse será dentro de 20 años, cuando Felipe VI sea un estorbo para el Sistema y convenga sacar todos sus trapos sucios para provocar su abdicación. Esa fue la operación que el estado fraguó contra el rey Juan Carlos y que acabó con su abdicación en 2014, cuando su implicación en el caso Noos, así como en otros muchos casos de corrupción eran ya más que patentes y había que echar toda la mierda sobre él para que pagase su parte de culpa con su renuncia al trono, blindar la corona y facilitar la sucesión al trono de su hijo.

Ahora ya todo volverá a la normalidad y la monarquía volverá a disfrutar de su inmunidad como siempre ha venido haciendo. También nuestra inocente y frágil infanta podrá ya dejar para siempre España, tal y como ella misma dijo hace poco: "Qué ganas tengo de que acabe esto para no volver a pisar este país". Sin duda, Cristina no tiene mucha simpatía hacia el país del cual lleva viviendo durante toda su vida, ni tampoco hacia los súbditos a los cuales ha robado. Cuestión de gustos, supongo. Aún así no tendrá más remedio que seguir pisando tierra patria más de una vez si quiere ver a su maridito en prisión, al menos que no quiera cumplir con su papel de esposa sufridora acudiendo a la cárcel. Por otro lado, hablamos ya de la entrada de Urdangarin en prisión como un hecho, cuando en este país puede ocurrir cualquier improvisación que cancele dicho ingreso a última hora. En fin, pase lo que pase, lo que sí podemos confirmar una vez terminada esta farsa es que, como si nada hubiera pasado, a este corrupto sistema y a esta corrupta monarquía le quedan por delante muchos años de vida para desgracia de los españoles, lo cuál conlleva la imposibilidad de que la III República llegue algún día a nuestro país. Leonor llegará a reinar después de su padre, ya que la censura hacia la Casa Real volverá a estar a la orden del día durante los próximos 20 años como mínimo, y el sistema político y judicial no se pondrá en cuestión gracias al trabajo que realizará la prensa en favor de todos éstos a partir de ahora. España es hoy sinónimo de injusticia y de desigualdad, y quién quiera lo contrario tendrá que cruzar la frontera, ya que si algo se ha confirmado también en el día de hoy es que con un sistema político y judicial de este calibre, nuestro país no tiene por desgracia ningún futuro, y eso en realidad es la conclusión mas dramática que se puede sacar de todo esto.

jueves, 16 de febrero de 2017

Un siglo de la Revolución Rusa

La otra noche volví a ver una impresionante película que descubrí allá por el año 2004 titulada "Nicolás y Alejandra". Tras verla varias veces de forma casual a la venta en "El Corte Inglés", me dio por mirar detalladamente en Internet de qué iba esa película que ya se había cruzado en mi camino en algunas ocasiones y que sin saber por qué me llamó la atención. Cuando averigüé el argumento supe entonces que trataba de la historia de los últimos zares de Rusia. Para un niño de por entonces doce años como yo, los identifiqué al instante como los padres de la protagonista de aquella película de animación de 1997 titulada "Anastasia", así que decidí comprarla. Después de comprarla y verla por primera vez, se convirtió instantáneamente en una de mis películas favoritas, y hoy en día lo sigue siendo. La película dirigida por el mismo director que rodó "Patton", narra la historia del zar Nicolás II y su esposa, la zarina Alejandra, y con ello el desarrollo de los acontecimientos que desembocaron en la Revolución Rusa en 1917. Para mí es una de los mayores joyas del cine, la cuál recomiendo a todo aquél que desee saber algo más de ese periodo tan turbulento como fue la Primera Guerra Mundial, la caída de los Romanov del poder en Rusia, y la posterior revolución que dio comienzo a la creación de la Unión Sovietica por parte de los bolcheviques liderados por Lenin, Trotsky y Stalin. Pues bien, tras ver esta grandiosa película, creo que era justo escribir esta noche una entrada acerca de ese acontecimiento histórico del cuál este año se conmemora un siglo: La Revolución Rusa.

Se ha dicho desde siempre que el zar Nicolás se buscó él solito su trágico final. En parte estoy de acuerdo con esta afirmación. Aún así no es de recibo que unos niños inocentes fuesen ejecutados salvajemente por culpa de las responsabilidades (O irresponsabilidades mejor dicho) de su padre mientras éste ejerció el poder absoluto en Rusia durante 22 años. El principal problema del zar Nicolás fue sin lugar a dudas la debilidad de su carácter. Un carácter del que los políticos de entonces, e incluso su propia familia se aprovecharon para ejercer el poder a través de él. También el pensamiento del propio Nicolás en que él había sido elegido por Dios para regir los destinos de la "Santa Rusia" influyó en su forma autoritaria a la hora de gobernar el país más extenso del mundo. Por otra parte, mientras el zar disfrutaba de una vida de lujos y privilegios, sus súbditos vivían en la más extrema de las pobrezas. La clase obrera no tenía derecho a nada y sus condiciones de vida eran deplorables. Con ello fue creciendo en Rusia el descontento hacia un sistema político oligárquico, autoritario e insolidario. Mientras, en el exilio, un ruso llamado Vladimir Ilich Ulianov, más conocido como Vladimir Lenin, creó junto con sus más estrechos colaboradores; Iósif Stalin y León Trotsky, el partido Bolchevique, erigiéndose como uno de los grandes antagonistas al sistema zarista de San Petersburgo. Al mismo tiempo, el zar Nicolás se vio envuelto en una guerra sin salida con Japón de la que finalmente sufrió graves consecuencias cuando Rusia fue derrotada en 1905. Ese mismo año se produjo el conocido "Domingo Sangriento", donde una gran protesta por parte de la clase obrera frente al palacio de invierno de los Romanov acabó en una matanza de cerca de 200 manifestantes por parte de la guardia zarista que disparó a quemarropa contra los trabajadores allí congregados. Esta noticia causó gran impacto, con lo que el zar creó muy a su pesar un parlamento denominado "Duma", en la que el poder legislativo era solamente un poder decorativo pero sin capacidad de decisión. Nicolás, a diferencia de sus primos, el rey Jorge V en Inglaterra, y el káiser Guillermo II en Alemania, no supo o no quiso reconocer que el periodo de las monarquías absolutas habían llegado a su fin, y que el único medio para que la monarquía que él representaba tuviese futuro, pasaba por un traspaso de poder al parlamento, algo que el zar de todas las Rusias nunca llevó a cabo. En este periodo los médicos de la familia real confirman al zar y a su esposa la enfermedad hereditaria que padece su hijo, el zarevich Alexis: Hemofilia. Ante este desolador panorama, la zarina Alejandra decide buscar ayuda en un monje con poderes sobrenaturales de Siberia al que muchos consideraban un santo llamado Grigori Rasputín, el cuál si bien ayudó con sus "curaciones milagrosas" a salvar más de una vez la vida del heredero al trono ruso, también contribuyó a ejercer una influencia decisiva tanto en la esposa alemana del zar, como en el propio Nicolás. Ya en 1914, y tras el asesinato del sobrino-nieto del emperador de Austria, Francisco José I, y heredero al trono austro-húngaro; el archiduque Francisco Fernando, Rusia se moviliza provocando la declaración de guerra por parte de la Alemania del káiser Guillermo. Rusia entra pues en la Primera Guerra Mundial debido a la declaración de guerra del que hasta entonces había sido uno de sus grandes aliados, el káiser alemán y primo del zar Nicolás. En este escenario, el zar decide partir al frente con sus tropas dejando a la zarina Alejandra al mando del gobierno ruso. Con ello, quién verdaderamente se hizo con las riendas de la situación fue Rasputín, el cuál era el que tomaba las decisiones ante los continuos consejos que le pedía Alejandra en una situación que se deterioraba por momentos. Aún así, con Rusia perdiendo la guerra y con el movimiento bolchevique de Lenin ganando cada vez más apoyos tanto dentro como fuera del país, Rasputín es asesinado en diciembre de 1916 en una conspiración en la que participan diversos políticos rusos, aristócratas e incluso miembros de la familia real. Después de esta situación, los acontecimientos se precipitan y estalla el caos en las calles. Tras el estallido de la revolución en febrero de 1917, Nicolás, ante la presión constante tanto del ejército como de la clase política, e incluso de su propia familia, decide abdicar el 15 de marzo de ese mismo año. Una vez que el ya ex zar renuncia al trono tanto en su nombre como en el de su hijo, vuelve a San Petersburgo y cae prisionero del gobierno provisional del que durante varios años fue uno de los principales opositores al gobierno del monarca ruso; el socialdemócrata Alexander Kerensky. Una vez hecho prisionero junto a su familia, el zar establece una relación de amistad con el nuevo líder ruso y ex opositor suyo, intentando éste sacarlos de Rusia ante la inminente llegada de Lenin al país ortodoxo. Hecho que se produce en octubre de 1917 cuando Lenin, en su defensa de pactar la derrota rusa ante Alemania logra la ayuda del káiser Guillermo para viajar desde Alemania a Suiza, y de dicho país a Rusia, estallando con ello la segunda fase de la Revolución. Tras esto, Lenin toma por la fuerza el poder tras la huida de Kerensky, empezando con ello la guerra civil en Rusia. Kerensky, antes de la Revolución de octubre, envió al zar y a su familia a Siberia con la intención de sacarlos de Rusia en un breve periodo. Tras la llegada de los comunistas al poder, los bolcheviques se hacen cargo de la familia real llevándolos a un pueblo llamado Ekaterimburgo, comenzando con ello la pesadilla para los Romanov. En este periodo, la familia real es sometida a todo tipo de humillaciones y vejaciones por parte de los bolcheviques. Finalmente en julio de 1918, el gobierno ruso liderado por Lenin decide, ante el avance de las tropas monárquicas sobre Ekaterimburgo, fusilar a toda la familia imperial, hecho que se produce en la madrugada del 17 de julio cuando los Romanov son llevados ignorantemente al sótano de la casa donde residían como prisioneros para ser acribillados por las balas de sus secuestradores. Con este suceso se puso fin a más de 300 años de autoritarismo y represión de la dinastía Romanov en Rusia y al comienzo de más de 70 años de comunismo totalitario en la que a partir de entonces sería conocida como la Unión Soviética. 

100 años han pasado ya de estos dramáticos e históricos hechos. Unos hechos que sin duda han sido determinantes en el siglo XX y que supusieron la caída de un sistema totalitario por el auge de otro sistema totalitario. Aunque el zar Nicolás II fuese una persona débil de carácter, ello no le exime de su gran responsabilidad a la hora de tratar y vejar al pueblo ruso y a los opositores de su régimen del mismo modo que él y su familia fueron tratados y vejados cuando fueron hechos prisioneros a manos de los bolcheviques en 1918. Es por lo que creo que si hubo en algún momento motivos para ejecutar a alguien, ese fue sin lugar a duda el zar y sólo él. El fusilamiento de los hijos nunca debió producirse (Como tampoco debió producirse jamás ningún fusilamiento aprobado por Nicolás II cuando éste reinaba), pero quizás la hipótesis de los comunistas de que la supervivencia de los hijos de los zares provocase posteriormente la vuelta de la monarquía encabezada por uno de ellos, influyó decisivamente en la repugnante idea de asesinarlos junto con sus padres. Por otro lado tengo que añadir que si el zar hubiese sido más inteligente, no se hubiese dejado manipular por sus primeros ministros y su familia, hubiese convertido a Rusia en una monarquía parlamentaria del mismo modo que Inglaterra y/o Alemania, y no se hubiese entrometido en la Primera Guerra Mundial, manteniendo a su reino neutral durante dicho periodo, probablemente no hubiésemos asistido ante la caída de una de las monarquías más importantes del mundo, y con ello seguramente jamás hubiésemos conocido la llegada del comunismo a Rusia, así como el gobierno de Lenin y de Stalin, ni el muro de Berlín, ni la Guerra Fría contra EEUU que asoló al mundo durante cerca de 50 años y que condujo a la Unión Soviética al liderazgo de medio mundo. Por todo ello conviene recordar todos los errores e irresponsabilidades que cometieron tanto los Romanov por un lado, como posteriormente los comunistas por otro, para tomar nota y no repetir por el bien de todos uno de los acontecimientos más sangrientos y desoladores que se recuerdan, y que marcaron de forma decisiva un antes y un después en la historia de la humanidad. 

domingo, 12 de febrero de 2017

Una pareja de San Valentín

Menos mal que ya ha terminado el espectáculo que los españoles llevábamos soportando desde hacía meses con el rifirrafe entre Pablo Iglesias e Íñigo Errejón. Como ya se es sabido desde este mediodía, Iglesias le ha ganado el pulso a Errejón por mayoría absoluta. Hasta aquí no hay ninguna novedad. Lo curioso viene con la forma en la que diversos medios de descomunicación han tratado la noticia. Según estos, la victoria de Pablo Iglesias es la victoria de Mariano Rajoy, el cuál ha conseguido su perpetua permanencia en la Moncloa con la reelección de aquél que despierta el mayor de los temores posibles dentro del electorado conservador.

Lo que han venido a decir los medios es ni más ni menos lo que yo llevo diciendo desde hace un año; la caída de Pablo Iglesias no se contemplaba ni se podía permitir bajo ningún concepto, ya que él político madrileño es el único líder con el carisma suficiente para llevar a cabo la operación del PP, que no es otra que la caída definitiva del PSOE. Lo que provocaría el auge de Podemos como primera fuerza de la oposición y con vistas a gobernar España, mientras el PP se asegura su permanencia sine die en el poder amenazando a los ciudadanos con el peligro que acarrearía para el país votar a un partido de izquierdas radical. Una operación bastante inteligente y nada democrática por parte del PP, el cuál espera ya el resultado de las primarias del PSOE para el mes de mayo, donde una victoria de Susana Díaz le aseguraría el apoyo sin fisuras del partido de la calle Ferraz al gobierno popular hasta el año 2020, mientras que una victoria poco probable de Pedro Sánchez obligaría a Mariano Rajoy a adelantar su operación con la convocatoria anticipada de elecciones generales con el fin de obtener un mejor resultado electoral, rematar definitivamente a los socialistas, y entregarle el liderazgo de la izquierda y de la oposición a su compañero y aliado en este complot, Pablo Iglesias.

Por su parte, desde algunos sectores del establishment se ha llevado a cabo de una forma bastante descarada una promoción continúa de la candidatura de Íñigo Errejón. Esta promoción tendría como objetivo la victoria en el día de hoy de Errejón como secretario general de Podemos, acompañada de una posterior "moderación" del partido morado, y finalizando con un acercamiento al PSOE que permitiese llegar a los socialistas y podemitas a un acuerdo para arrebatarle el gobierno a Rajoy en un futuro y recomponer en España lo que algunos denominan "la izquierda moderada", o lo que es lo mismo; la izquierda sumisa a los intereses del capital. Después del resultado de hoy, esta operación orquestada por el sistema se ha venido abajo. Con lo cuál queda por ver qué otro plan (Si es que lo tienen) llevarán a cabo a partir de ahora "los de arriba" para paralizar los planes de Rajoy e Iglesias, que ya han demostrado ser una pareja que no sólo se necesitan mutuamente para cumplir sus objetivos sino que también son inmunes e invencibles ante cualquier escándalo y/o revés que los salpiquen. Por ello se puede confirmar que a día de hoy, con este panorama y con un PSOE en las últimas apunto de ser liderado por aquella que al igual que la Cruzcampo, es querida en el sur pero odiada desde Despeñaperros para arriba, el peligroso plan de PP y Podemos continúa de manera imparable.

miércoles, 8 de febrero de 2017

Zapatero; ¿El regreso?

Hoy he leído una noticia cuando menos curiosa que me ha dejado un poco en estado de shock. Esta noticia se refería a la posibilidad de que el ex presidente del gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, se postulase de nuevo para la secretaría general del PSOE en las primarias que se celebrarán en dicho partido para el mes de mayo. El entorno de Zapatero ya ha salido al paso de las informaciones y ha negado la posibilidad de que ZP vuelva a la política. Yo personalmente no creo que este noticia se produzca, no por el hecho de que Zapatero lo haya desmentido, ya que las confirmaciones o desmentidos que salgan de la boca de este sujeto no pueden ser tomadas en serio, sino por la situación en la que se encuentra el PSOE en estos instantes. Comprendo que haya un sector dentro del partido socialista bastante nervioso por las circunstancias actuales que sueñe con la posibilidad masoquista de que este tipo vuelva a liderar lo poco que queda del partido que en 1879 fundase Pablo Iglesias, pero deben de ser conscientes (Si no es mucho pedir para ellos) de que esta formación no puede ni muchísimo menos ser liderada nuevamente por aquél que a día de hoy es el primer responsable de la situación en la que se encuentra ese partido que el vallisoletano lideró durante doce años. Ya que por desgracia ha salido a la luz este personaje, conviene hablar un poco sobre él. En estos cuatro años he dedicado muchas entradas a nuestro gran Mariano, pero nuestro añorado ZP bien se merece una entrada por todo lo alto en este blog, y aunque he hablado de él en otras circunstancias, no le había dedicado exclusivamente una entrada a tan patético personaje... hasta esta noche.

Se dice siempre que los españoles tenemos memoria de pez, y en cierta forma es verdad. Aunque yo soy el primero en criticar las acciones del gobierno de Mariano Rajoy, no podemos tampoco olvidar al personaje que nos ha traído hasta aquí y al que yo considero que es hasta la fecha el peor presidente del gobierno que ha tenido España (Aunque Mariano está a punto de arrebatarle ese honor). Sí, aunque muchos no quieran reconocerlo, gran parte de los males de este país se deben a ese personaje llamado José Luis Rodríguez Zapatero. Ese personaje que llegó contra todo pronóstico al gobierno en marzo de 2004 tras el mayor atentado de la historia del continente europeo, y que tanto él como su partido supieron sacarle tajada electoral a dicha desgracia. Ese personaje que es el primer responsable de la deriva independentista que llevamos soportando los españoles desde hace cinco años (Aunque como ya dije la otra noche, detrás sólo existen intereses económicos) gracias a su apoyo a un estatuto autonómico que era contrario a la Constitución. Ese personaje que llevó a cabo una negociación política con ETA que acabó con la legalización de los partidos proeterras y la institucionalización de los terroristas en el País Vasco, traicionando con ello a las víctimas del terrorismo y a la sociedad española. Ese personaje que es el autor de frases tan impresentables e insólitas como "El concepto de España es discutido y discutible", o "Apoyaré la reforma del estatuto de Cataluña que apruebe el parlamento de Cataluña". Ese personaje que aprobó la ley de Memoria Histórica, la cuál ha vuelto a reabrir (Aunque nunca se cerraron del todo) las heridas de la Guerra Civil. Ese personaje que aprobó la ley de "Violencia de Género", y que en realidad ha supuesto una discriminación de los hombres en favor de las mujeres. Ese personaje que incrementó el número de soldados españoles en Afganistán y Líbano para contentar a la administración Bush después de la enorme crisis diplomática surgida entre España y EEUU producida por el retiro de las tropas españolas en Irak. Ese personaje quien junto a Pedro Solbes mantuvo la política económica de Aznar y no hizo absolutamente nada para minimizar los efectos del estallido de la burbuja inmobiliaria. Ese personaje el que una vez estallada la burbuja inmobiliaria en España y con el mundo al borde de la crisis económica de 2008 negaba cualquier problema en la economía de nuestro país porque ello podía perjudicarle en las elecciones generales de 2008. Ese personaje el que aún cuando el paro no dejaba de subir hasta alcanzar los 5 millones, se negaba a tomar cualquier medida ya que no había ninguna crisis económica en España. Ese personaje que en 2009 aprobó una ley del aborto que permitía a las niñas de 16 años abortar sin conocimiento ni consentimiento de sus padres. Ese personaje que en mayo de 2010 empezó a recortar en políticas sociales y congeló las pensiones a los mayores mientras mantuvo intacto el gasto de las administraciones. Ese personaje que aprobó el retraso de la edad de la jubilación de los 65 a los 67 años. Ese personaje que aprobó la reforma de la constitución en 48 horas para contentar a Angela Merkel. Ese personaje que indultó a un banquero acusado de estafa como es Alfredo Sáenz. Ese personaje que dejó una deuda mayor para el país de la que había anunciado antes de abandonar el gobierno...

Podría decir mil cosas más acerca de este impresentable sujeto pero si lo hago no terminaría nunca esta entrada. Cualquiera que me lea sabe el desprecio que siento hacia Mariano Rajoy por la política que lleva ejerciendo desde que llegó al gobierno en diciembre de 2011, pero eso no quita ni muchísimo menos el desprecio en la misma medida que le tengo a este tipo. Todos los personajes que han ocupado la presidencia del gobierno desde 1977 hasta la fecha han sido unos impresentables, pero estos dos últimos que llevamos padeciendo la sociedad española desde hace 13 años, se llevan la palma. Zapatero, al igual que Rajoy, representa el cinismo y la catadura moral más baja de la sociedad. En un país civilizado y con una democracia plena, este "señor" debería haber sido juzgado por endeudar y arruinar el país que presidía. Aquí por el contrario se les nombra consejeros de estado y van dando lecciones de democracia por Venezuela. Sin la desgracia del 11-M, probablemente en el plano político actual Rajoy ya hubiese sido ex presidente del gobierno, la pregunta es ¿Hubiese llegado Zapatero a la presidencia de no haberse producido dicho atentado? La respuesta nunca la sabremos. Lo que sí es seguro es que Zapatero nunca debió ser presidente, ya que no tenía la preparación ni la capacidad suficiente para asumir dicha responsabilidad, pero los golpes del destino provocaron que un tipo desconocido cuatro años antes y sin experiencia de gobierno ni tan siquiera en términos locales, llegase a la Moncloa y se convirtiese en jefe del gobierno durante casi 8 años. Con respecto a esto último leí hace unos años una frase que pronunció en vísperas de las elecciones generales de 2004 un miembro destacado del PSOE cercano a Zapatero y conocedor ya del estallido de la burbuja inmobiliaria que se avecinaba: "Menos mal que José Luis va a perder estas elecciones porque no está preparado todavía para el cargo con la que se nos viene encima". El 11-M echó por tierra esta frase que demuestra la opinión que tenían de su propio líder los miembros del partido socialista. 

Aún así, tengo que destacar sólo una cosa que sí hizo bien Zapatero y que siempre le he reconocido. La creación de la Ley de Dependencia. Esa ley supuso una gran ayuda para muchas personas con problemas de dependencia y creo que es justo tanto criticar todo lo malo que hizo, que fue mucho, como lo bueno que hizo, que por desgracia fue poco. Por último y volviendo a la noticia con la que empecé, estoy convencido de que puede ser con toda probabilidad una cortina de humo como la de hace unas semanas en las que se rumoreó con la posibilidad de que el ex presidente del gobierno, José María Aznar, volviese a la política con la creación de un nuevo partido político. Aún así no hay que dejar atrás este tipo de filtraciones, ya que en este país puede ocurrir cualquier cosa, y por desgracia siempre es para peor. Para finalizar tengo que añadir que creo firmemente que el PSOE es un partido que no tiene ninguna salvación, pero si tuviese una mínima oportunidad de salir adelante es sin lugar a dudas alejándose lo máximo posible tanto de aquél andaluz que hace 40 años era conocido en las reuniones clandestinas del partido con el sobrenombre de "Isidoro", como de aquél castellanoleonés que en su día se presentó como secretario general del partido emulando a Tony Blair con su corriente "Nueva Vía" y que hace ya 13 años para fortuna suya y para desgracia de los españoles se convirtió inesperadamente en presidente del gobierno de este país. 

domingo, 5 de febrero de 2017

El desánimo del 12 de febrero

No tenía pensado escribir sobre ello porque la situación política actual en España es muy aburrida, pero ya que la semana que viene se conmemora el cuadragésimo tercer aniversario del "Espíritu de febrero" (Fecha en la que el presidente Arias Navarro presentó un paquete de reformas políticas en las cortes franquistas), y dicho aniversario coincide con los respectivos congresos del Partido Popular y de Podemos, he decidido hacer un breve repaso de la situación ante la que nos encontramos. Insisto, seré breve ya que la situación tampoco es que haya cambiado mucho ni creo que vaya a cambiar.

Por un lado tenemos el congreso del Partido Popular, donde sin novedad en el frente, Mariano Rajoy será reelegido presidente del partido así como candidato a la presidencia en unas elecciones que bien pueden ser en verano de este año si él ve el panorama en su contra y decide adelantarlas, o bien en 2020, yo personalmente me inclino más por esta última opción. Así pues con este previsible, poco democrático, y nada optimista panorama, podemos confirmar que a Mariano se le está poniendo cara de Fidel Castro (Y no lo digo sólo por la barba). Ya que como ocurre en la Habana, el líder popular se mantiene intacto en sus cargos. Ya he dicho por activa y por pasiva que para nuestra desgracia no creo que tenga en mente abandonar como mínimo hasta mediados o finales de la próxima década. 

Por otro lado tenemos el congreso de Podemos, donde Iglesias y Errejón mantienen una, en mi opinión, teatral disputa por hacerse con el control de la formación morada. Seamos serios, aquí hay dos cuestiones en juego. 1º Podemos sin Pablo Iglesias no es nada. 2º La operación del gobierno del PP para acabar con el PSOE y aupar a Podemos sólo es posible y segura con Iglesias y no con Errejón al frente. Íñigo Errejón puede ser un referente dentro del partido, pero ni mucho menos posee el carisma y la actitud de liderazgo que sí tiene Iglesias. Por ello creo firmemente que el ganador del congreso de Vistalegre II será Pablo Iglesias, mientras que Errejón seguirá siendo el segundo de éste, por mucho que ahora él afirme que no seguirá en sus respectivos cargos si fracasa su candidatura.

Después tenemos a ese partido casi inexistente pero todavía con representación en las cortes hasta las próximas elecciones generales, me refiero claro está al PSOE. Por un lado tenemos a Pedro Sánchez, el cuál cree ingenuamente que tiene posibilidades de volver a ocupar la secretaría general. Luego está Patxi López, que piensa que con su candidatura está sacrificándose por España, por Europa, y por el mundo dividiendo el voto antisusanista para evitar el regreso de Sánchez. Y por último tenemos a nuestra paisana Susanita con su ratón. Ésta sí, flagrante próxima secretaria general del moribundo PSOE. Siempre se dice que las ratas son las primeras en abandonar el barco, aunque en este caso el ratón de Susana irá con ella al barco para hundirse definitivamente con este en el fondo del mar. 

Luego tenemos a ese horrendo experimento del que casi prefiero no hablar llamado Ciudadanos. El congreso del partido del Ibex-35 ha finalizado hoy con el giro de la formación naranja hacia el liberalismo. Como ya es sabido que C's no va a ser nunca un partido de gobierno, sino un salvavidas del PP, como bien esta ya demostrando, Rivera prefiere quitarse la máscara y confirmarse como un partido liberal y despojarse de la socialdemocracia, ya que sabe que su escaso caladero de votos siempre estará entre los liberales y no entre la población de centro-izquierda. En resumen, Rivera se cambia más de acera ideológica que su referente, el ex presidente Adolfo Suárez. Ambos, dignos representantes de la frase de Groucho Marx; "Estos son mis principios, si no te gustan tengo otros".  

Y como telón de fondo tenemos el teatro nacional que llevamos padeciendo desde hace cinco años. Me refiero a la (No) independencia de Cataluña. Estos días volvemos a escuchar noticias como el artículo 155, el choque de trenes, o la implicación del rey Juan Carlos en el caso Pujol. Todo ello mientras los catalanes insisten en celebrar su referéndum para la autodeterminación. Pobrecillos, no han tenido tiempo suficiente en 2016 para proclamar directamente la declaración unilateral de independencia mientras España se encontraba con un gobierno en funciones y una crisis política y constitucional. Por contra de lo que he venido expresando por aquí en los últimos años, la situación en Cataluña sólo se terminará cuando el gobierno le otorgue un cheque en blanco (Nuevo sistema fiscal) a la generalitat, ya que esto es lo único que ellos quieren. Cuando éstos obtengan sus objetivos económicos, la independencia no se volverá a mencionar, por lo menos durante una buena temporada.   

Con este escenario se cumplirá la semana que viene los cuarenta y tres años del discurso del presidente Arias Navarro en favor de una tímida pero importante reforma dentro del Franquismo. Unas reformas, en especial la de las asociaciones políticas, que posteriormente quedaron en papel mojado. Aún así, y visto el panorama actual, tengo que decir aunque suene a coña que en comparación con los sujetos actuales, el ultraconservador e inmovilista Arias Navarro fue todo un regenerador. Éste por lo menos tuvo la decencia de acudir a las cortes y anunciar una serie de reformas que aunque posteriormente quedaron en nada, sí supuso un antes y un después en el sistema franquista que por entonces cada vez veía más cerca su fin. Así estamos en esta España de 2017, con un sistema y unos políticos más inmovilistas que el propio régimen de Franco y sus políticos. Aquellos, o por lo menos una parte de ellos, intentaron sin éxito cambiar algo. Los de ahora, ni eso.