Hace unos veinte años, se estrenó en televisión una miniserie titulada "Camino a la guerra". Dicha miniserie trataba sobre el segundo mandato del presidente estadounidense, Lyndon B. Johnson, desde su juramento el 20 de enero de 1965 hasta su renuncia a la reelección el 31 de marzo de 1968, teniendo como epicentro de la trama la intervención de Estados Unidos en la guerra de Vietnam. La miniserie, interpretada por un grande de la interpretación británica como era Michael Gambon, es entretenida, aunque peca a la hora de retratar de forma noble y sufridora la figura de Johnson, el cual ni fue noble ni sufridor durante el conflicto bélico.
¿Y por qué menciono esta miniserie? Básicamente porque su título, "Camino a la guerra", creo que es el más acertado con respecto a la gravísima situación en la que nos encontramos en estos instantes. Hace unos días ya escribí una entrada acerca de cómo estaba cambiando el mapa geopolítico mundial desde el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca el 20 de enero de este año y mencioné lo que había ocurrido tras la polémica discusión de Trump y Vance con Zelenski en el Despacho Oval ante las cámaras de televisión.
Por cierto, un Zelenski el cual hace unos días se medio doblegó ante el presidente estadounidense al disculparse por lo sucedido hace unos días en el Despacho Oval y garantizarle además su plena disposición a firmar cuanto antes un acuerdo de paz bajo el "firme liderazgo de Donald Trump" (Zelenski dixit). Todo ello tras haber suspendido la Casa Blanca el envío de financiación estadounidense a Ucrania, además de suspender también el intercambio de información de inteligencia con los ucranianos. Pues bien, si más pronto Zelenski hace estas declaraciones tras ver acongojado cómo EEUU le retiraba su apoyo, al día siguiente, tras un nuevo bombardeo contra Ucrania por parte de Rusia, mantuvo sus disculpas a Trump pero retiró sus declaraciones de llegar a un acuerdo de paz e insistió en su firme propósito de seguir con la guerra.
Como se puede ver, a partir de la polémica visita de Zelenski a Washington, la situación no ha ido si no a peor de forma progresiva en estos días en los que la tensión está aumentando de forma preocupante y progresiva. Mientras Estados Unidos intenta por todos los medios rebajar la tensión en Ucrania y forzar un acuerdo de paz, Zelenski parece empecinado, como he comentado antes, en continuar la guerra a cualquier precio, llevándose por delante a una Europa que en estos días se ha reunido con él y cuyos gobiernos (incluido el de España) le han mostrado todo su respaldo y han comenzado ya a mover sus cartas, comenzando a hablarse claramente de un enfrentamiento bélico directo entre la Unión Europea y Rusia con Ucrania como tercer actor en el conflicto.
Las declaraciones de la presidenta de la Comisión Europea, la miserable Ursula von der Leyen, proponiendo movilizar más de 800.000 millones de euros (casi un billón, ojo) para rearmar a Europa ante la amenaza que según ella representa Putin, demuestra hasta qué punto estamos llegando y cómo todo parece indicar que el escenario va a saltar por los aires de un momento a otro. Un escenario al cual nos está conduciendo de forma imparable Europa y los gobiernos nacionales de nuestro continente, los cuales están decididos a ir contra Moscú en su empeño por defender a un criminal corrupto como Zelenski, el cual ya ha anunciado que si EEUU les cierra el grifo, como así ha anunciado esta misma semana Trump, a la hora de recibir financiación para la guerra, exigirá que sea Europa quien le de 250.000 millones de dólares para continuar con su masacre criminal en Ucrania.
Como se puede ver, el judío Zelenski no pierde el tiempo a la hora de exigir de forma desvergonzada y chulesca un dinero que nadie tiene obligación de darle. Pero Europa está empecinada en seguir su estrategia y apostar plenamente, no ya por la ayuda económica y de armamento, sino por la intervención de pleno en un conflicto bélico que nos es completamente ajeno frente a una potencia mundial que tiene más de 4.000 cabezas nucleares y cuyo uso por parte de éstos aniquilaría el continente europeo en un solo día. Frente a esto, ya ha salido el chico de los recados de los Rothschild, el también sionista Emmanuel Macron, para insistir a través de un mensaje televisado desde París en la necesidad urgente de rearmar a Europa y en protegerla con el arsenal nuclear francés frente a Rusia. Por algo es Francia la nación europea que está abanderando esta respuesta contra los rusos.
Todo hace indicar que, como le ha dicho el propio Putin, Macron se cree una especie de Napoleón Bonaparte del siglo XXI, capaz de entrar con sus ejércitos en Moscú, como hizo el emperador francés en junio de 1812. El problema es que quizás Macron no se acuerde, o quizás no sepa siquiera, cómo acabó el conflicto bélico de Napoleón en Rusia contra el zar Alejandro I. Como se puede ver, la situación está al borde del abismo y en cualquier momento puede saltar la chispa. Una chispa que, obviamente, es esta Unión Europea criminal, globalista y woke la que está buscando hacer saltar.
Por cierto, y en lo que respecta a Francia, ¿Por qué Marine Le Pen y el denominado "Frente Popular" francés no se ponen de acuerdo en presentar y aprobar una moción de censura contra el nuevo primer ministro de Macron, François Bayrou? Si dicha moción de censura saliese adelante, el gobierno francés caería, dejando a Macron en una posición bastante débil y difícil, lo cual abriría la posibilidad a que Francia fuese a elecciones presidenciales en este año y Macron acabase de forma anticipada su mandato como presidente, eliminando con ello la amenaza que en estos momentos supone el actual jefe del Estado francés. ¿Por qué no lo hacen?
Le Pen es, según las encuestas, quien tiene todas las papeletas para convertirse en la próxima inquilina del palacio del Elíseo, lo cual, sumado al factor de que es afín a Putin, rebajaría al menos en París la escalada de tensión que hay en el resto de Europa si finalmente provocase la caída de Macron y con ello su consecutiva llegada al poder. ¿Por qué no lo hace? Quizás porque todo aquello que el sistema define como "ultraderecha" y/o "ultraizquierda", "antisistema" o "disidencia" son realmente parte de esa misma élite que quiere llevarnos a esta maldita e inminente guerra y por ello no mueven un solo dedo para evitar que la situación estalle, aunque de cara a la galería mantengan sus posturas hipócritas, las cuales no dejan de ser una simulada interpretación hacia la población y sus votantes.
Y en medio de todo esto tenemos a Trump, el cual ha amenazado hace unos días con imponer sanciones económica y aranceles a Rusia si el Kremlin no acepta tampoco sentarse a negociar el final de la guerra. Obviamente esta "amenaza" es un farol, ya que lo único que está buscando Trump, como buen empresario de éxito que es gracias a sus negocios, es presionar a Putin para que éste acceda a negociar cuanto antes el acuerdo de paz por el que EEUU se llevaría su parte del botín a través de la explotación de los recursos minerales y de las tierras raras en Ucrania. Por cierto, una explotación que igualmente busca la UE y que es uno de los motivos, entre otros, por los que están buscando boicotear ese acuerdo de paz, con el objetivo de repartirse ellos también su parte del botín en Ucrania y, a ser posible, en Rusia si finalmente acabamos en guerra contra Putin, como todo parece indicar ahora mismo.
Seamos sinceros, a nadie le importa Ucrania. Ni a la UE, la cual está deseando de ver arrasar nuestro continente y la propia Ucrania, ni a Rusia, como es obvio, ni a EEUU, cuyo único interés en todo esto es, al igual que Rusia y la UE, el de repartirse las tierras ucranianas una vez firmado el acuerdo de paz, ni por supuesto al propio Zelenski, cuyo objetivo principal es el de lucrarse todo lo posible a costa de esta guerra y prolongarla sine die, aunque ello suponga la destrucción absoluta de su país. Sin embargo, hay que reconocer que el único que le está poniendo ganas para poner fin a todo esto es el propio Trump, con independencia de sus intereses económicos. Sin embargo, la UE parece estar decidida en darle la espalda a EEUU y a asumir su propio papel en esta guerra.
Un papel que durante los tres años que ha durado la guerra con la administración Biden jamás se han atrevido a reclamar. Ahora, como la Casa Blanca persigue unos intereses que afortundamente están lejos de ser los que busca la UE, parece que en Bruselas han creído que ha llegado el momento de plantarse ante Washington y de marcar su propia agenda. Por supuesto esto jamás habría ocurrido con la administración criminal de Biden, la cual tenía en común los mismos intereses que los que defiende Europa.
La cuestión es, en esta situación tan extremadamente grave en la que nos encontramos ¿Qué debería hacer EEUU? Por supuesto, la opción más razonable sería la de retirarse de la OTAN y la de dejarnos con el culo al aire tras habernos exigido Trump que subamos un 5% nuestro gasto en defensa. Si EEUU quiere verdaderamente evitar esta guerra inminente que se avecina casi con toda seguridad, su estrategia pasa por retirarse de la Alianza Atlántica y la de dejar que la UE combata sola frente a Moscú. "¿Queréis guerra? Ahí os quedáis y os la apañáis vosotros solos". Esa debería de ser la respuesta de Trump a von der Leyen, Macron, Starmer, Sánchez y toda la morralla que está buscando de forma desesperada una provocación hacia Putin, la cual provoque el estallido de no sé muy bien si definirla una Tercera Guerra Mundial, como hice hace unos días, pero sí como la primera gran guerra a escala europea.
Por supuesto, Donald Trump no va a hacer lo que he comentado, ya que como dije hace unos días, la OTAN es la sucursal de Washington en Bruselas, siendo la vía por la que se implantan en nuestro continente las políticas aprobadas en Washington para con nosotros, con el objetivo de destruir nuestra cultura, nuestra historia, nuestras raíces, nuestra raza y nuestra civilización. EEUU jamás podría permitirse renunciar a su poder en Europa, aunque esto suponga que nuestro continente entre en guerra contra su viejo aliado, Vladimir Putin. La cuestión es, ante una más que descartada retirada de EEUU de la OTAN (retirada que llevaría consigo la desintegración automática de la Alianza Atlántica) ¿Qué papel va a tomar Washington si nuestros gobiernos nacionales y la UE deciden ir a por los rusos? Un dilema interesante y jodido el que tendría Trump si quiere conservar sus relaciones con Rusia y a la vez conservar su poder en Europa.
Y a todo esto ¿Qué dice nuestro querido y bienamado líder, Pedro Sánchez? Básicamente sigue la opinión impuesta en Bruselas sobre el rearme al pie de la letra y ha asegurado que hablará con todos los partidos políticos, menos con VOX, para buscar acuerdos generalizados ante la situación que está por venir. Partidos que por supuesto respaldan igualmente la entrada en guerra contra Rusia, con lo cual es absurda esa serie de reuniones que Sánchez va a mantener si sus socios van a secundar su política, que es la que a su vez impone Europa. Pero como ya sabemos lo que le gusta a nuestro presidente las cámaras, fotos y reuniones de sus socios-palmeros con felaciones incluidas hacia su suprema persona, la ronda de contactos está garantizada pues.
Por cierto, ¿Dónde se encuentran en estos momentos los Bardem, Almodovar, Tosar, entre otros, para manifestarse de nuevo y exclamar "No a la guerra"? Ah, perdón. Se me olvidaba que cuando gobierna la izquierda, los soldados van al frente a poner tiritas a los heridos, mientras que cuando gobierna la derecha van a luchar cuerpo a cuerpo contra el enemigo? De hecho ya se habla que nuestros soldados, en caso de ser enviados a Ucrania, serán enviados en misión de paz. De esta forma se comienza a adoctrinar a la población, en caso de que ésta decida manifestarse masivamente, y con toda la razón del mundo, en contra de esta guerra a la que estos criminales piensan llevarnos.
Las palabras "misión de paz" son las más propicias por parte del sistema para tranquilizar a una población ignorante, la cual cree que de esta forma, nuestros soldados (y quien sabe si nosotros mismos si se llega al reclutamiento forzoso) van a llevar la paz al frente bélico. Qué razón tenía el gran Alejandro Sanz cuando dijo, hace justo treinta años, en su mítica canción "Por bandera" aquella frase que decía "Un billete de ida hacia un lugar que no sabía ni pronunciar, con la excusa hecha oficial de disparar en nombre de la paz".
Supongo que si es una misión de paz, como algunos indican ya, no le importará a Felipe VI, como capitán general de las FFAA, ir personalmente al mando de nuestros ejércitos o, en su defecto, enviar a su hija Leonor al frente, ahora que está dando la vuelta al mundo en el Juan Sebastían Elcano y pasándoselo pipa con sus compis guardamarinas. Ni supongo que tampoco le importará a von der Leyen enviar a sus hijos a la guerra, aunque ella lo rechace públicamente con toda la desvergüenza del mundo. La guerra, como siempre ocurre en la historia, son para los de abajo mientras los de arriba se reparten el botin. Luego nos asustamos de cómo llegó a producirse en Barcelona la denominada "semana trágica", cuando el gobierno de Antonio Maura decretó el reclutamiento forzoso para combatir en la guerra de Melilla en 1909.
En definitiva, la Unión Europea se ha quitado la careta completamente y apuesta abiertamente por el conflicto bélico y directo contra Rusia. Todo ello en un clima de vientos de guerra y escalada constante, cuya tensión aumenta por días. Veremos a ver cómo acaba todo esto, aunque ya auguro yo que esto no va a acabar nada bien. Los globalistas tienen ya la agenda marcada y van a efectuarla cueste lo que cueste, aunque eso vaya contra los intereses de EEUU en estos momentos. Y veremos a ver hasta dónde llega la paciencia de Rusia, ya que Putin ha advertido que no va a permitir bajo ningún concepto que los ejércitos europeos entren en Ucrania. Pero claro, si Putin no ha hecho nada hasta ahora, incluso cuando han bombardeado suelo ruso con armamento americano, ¿Quién nos dice que actuará ahora?
Personalmente no sé qué es lo que va a ocurrir en los próximos días, semanas y meses, pero estoy convencido de que, pase lo que pase y visto el rápido desarrollo de los acontecimientos, esto no va a acabar nada bien. Si los países europeos, entre ellos, España, vamos a la guerra, Zelenski y la élite criminal de Bruselas habrán visto por fin cumplido su ansiado objetivo de enfrentarnos de forma desprotegida contra toda una potencia mundial; Putin nos aplastará sin compasión ante un pobre y débil ejército europeo; Trump habrá fracasado en su intento de poner orden en medio del caos; y nosotros, los ciudadanos de a pie, seremos los únicos perdedores al pagar las consecuencias de la peor forma posible. Europa va pues, al igual que el título de la miniserie a la que he hecho referencia, camino a la guerra.
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