jueves, 1 de febrero de 2024

Un país en decadencia


Ya dije en mi última entrada que este 2024 que acabamos de empezar hace justo un mes iba a ser un año turbio, y no parece que me vaya a equivocar en absoluto. Tras el rechazo del Congreso a la ley de amnistía con los votos en contra de Junts el pasado 30 de enero y la fragilidad extrema en la que se encuentra el gobierno de Pedro Sánchez cabe preguntarse si la legislatura está cercana a su fin, o si por el contrario, Sánchez aguantará el pulso nuevamente y se mantendrá contra todo pronóstico en el poder hasta 2027 o incluso más allá. 

Personalmente creo que esta legislatura no va a durar cuatro años, ni muchísimo menos. Pero también creo que muchos están nuevamente dando por muerto políticamente a Sánchez antes de tiempo. Parece mentira, viendo las veces que el presidente del gobierno ha recucitado políticamente que digan algunos que su final está inminentemente cerca. Para empezar hay que decir que Sánchez ya tiene lo que quería, que no era otra cosa que ser reelegido presidente del gobierno. A partir de ahí ya lo demás le da igual. 

Si el gobierno no puede sacar adelante sus presupuestos no pasa nada, se prorrogan los del año anterior. Si el gobierno no puede sacar adelante sus Proyectos de Ley no pasa nada, con no presentar ninguno les vale. Si el gobierno no puede convalidar en el Congreso sus Decretos Leyes no pasa nada, se vuelven a aprobar nuevamente en el consejo de ministros consecutivamente. Para Pedro Sánchez todo vale con tal de seguir en el gobierno, aunque ello suponga paralizar España sin presupuestos y sin leyes durante los próximos tres años hasta el final de la legislatura. 

¿El final de Pedro Sánchez como presidente del gobierno está cerca? En mi opinión, puede que sí, pero no de la forma en la que algunos cretinos de la derecha siguen confiando. Sánchez podría dejar de ser presidente del gobierno tras las elecciones europeas de junio. Ya hay quienes están extendiendo el rumor de que Sánchez será designado en junio/julio de este año como nuevo presidente del Consejo Europeo. Una salida que, en mi opinión, Sánchez podría aceptar con gusto, ya que de esta forma saldría del gobierno sin esperar a que la situación nacional lo devore y con la garantía de tener su futuro político asegurado en un alto cargo a nivel europeo. 

De esta forma sí es posible que se pudiese ir Pedro Sánchez, ya que tendría un final en el gobierno como a él le gusta: glorioso. Dejaría después de seis años la jefatura del gobierno para ascender políticamente en la Unión Europea. Un final que ni en sus mejores sueños. De esta forma le pasaría la patata caliente al próximo (O próxima, según avanzan ya algunos) presidente del gobierno con respecto a la amnistía y los demás acuerdos con los independentistas. Unos independentistas que se quedarían con caras de gilipollas cuando viesen cómo Sánchez se largaría cagando leches a Europa tras no haberles otorgado nada de lo que pactaron cuando ellos le votaron el pasado mes de noviembre para ser reelegido como presidente del gobierno.

¿O qué creen algunos, que la amnistía va a salir adelante? En absoluto. Lo ocurrido el pasado martes confirma que la amnistía es una chapuza que no hay por donde cogerla. El hecho de estar viviendo en una situación en la que los jueces están a la espera de la próxima cesión del gobierno a Puigdemont para posteriormente éstos imputarle un nuevo delito no contemplado en la amnistía y a su vez el gobierno modifica su legislación a medida que los jueces se pronuncia para así esquivar la mano de la Justicia confirma que esta situación está llegando a un punto en el que la amnistía va a quedar en papel mojado. Y luego que Junts y ERC le pidan cuentas a Sánchez si éste se va a Bruselas mientras él les hace un corte de mangas con descojone incluido a los secesionistas. 

Otra posibilidad que podría darse con respecto a la amnistía es que Pedro Sánchez espere a que se celebren las elecciones en Galicia del próximo 18 de febrero para ceder lo que ahora le niega a Puigdemont. De esta forma las cesiones se harían después de los comicios y el PSOE no se vería más lastrado aún si cabe en la campaña electoral gallega si el presidente del gobierno cediese ahora. Con Pedro Sánchez todo es posible que ocurra... para mal, claro está. Aún así, y en el caso de que Sánchez acabe cediendo tras las elecciones gallegas, estoy convencido de que la amnistía, por una u otra razón, no se aprobará finalmente y que todo acabará en papel mojado. 

Volviendo a la hipotética salida de Pedro Sánchez del gobierno, esto no quita que de darse ese supuesto escenario, el cual es una mera especulación, la situación se fuese a relajar ni muchísimo menos. Si Sánchez se largase alguien deberá asumir la presidencia en funciones hasta que se confirme al nuevo presidente. Es aquí donde vendría lo gracioso, ya que Junts y ERC (Así como los etarras y toda la demás morralla izquierdista) tendrían que negociar con el PSOE nuevamente y creer en la palabra del sucesor de Sánchez para que éste cumpla las promesas que él ha dejado en saco vacío. 

Con este panorama podríamos ir a uno de estos dos escenarios: o todos estos ceden nuevamente (Lo cual demostraría nuevamente lo gilipollas que son) o rechazan los acuerdos, lo cual nos llevaría a unas nuevas elecciones generales para después del verano. Un escenario que pondría de nuevo al PP y a Feijóo en el punto de mira nuevamente, ya que según esas mismas encuestas que fallaron el año pasado vuelven a darle la posibilidad de gobernar, esta vez sí, con mayoría junto a VOX (Las encuestas del año pasado parece ser que eran un ensayo para saber hasta qué punto se le podía tomar el pelo a la gente). 

En definitiva, estamos en un escenario en el que puede ocurrir de todo: o bien que Sánchez se largue o bien que Sánchez se quede y decida quemar los cartuchos hasta 2027 o hasta que la situación no de más de sí. Es aquí donde sí creo que, de seguir en la Moncloa, Sánchez no duraría más allá del año que viene, ya que por mucho que se resista a no legislar, las presiones por parte de Europa para que haga frente a nuevas reformas hará que tenga que ceder tarde o temprano. 

Y todo esto mientras el señor Alberto Núñez Feijóo manda a Esteban González Pons a Bruselas para negociar con Felix Bolaños la reforma del CGPJ con el comisario de Justicia de la UE como mediador. Con dos cojones, sí señor. El mismo que critica que el gobierno de España negocie con unos golpistas con mediadores internacionales de por medio, negocia con ese mismo gobierno la reforma del CGPJ con mediadores de la UE de por medio también. Viva la coherencia. Y todo ello mientras el señor Feijóo se va cada quince días de manifestaciones por Madrid criticando a Sánchez pero salvaguardando "el buen nombre del PSOE, de su honorable historia y de los socialistas sensatos", según él. 

El mismo Feijóo que espera como agua de mayo que Sánchez caiga por su propio peso para que el destino le ofrezca de nuevo la oportunidad de ser presidente y de esta forma garantizar que nada de lo que el socialismo ha realizado en estas dos décadas lo derogue él. Incluso la propia amnistía si se llegase a aprobar la mantendría, por mucho que ahora diga que es inconstitucional. Aunque ya el propio Borja Semper ha dicho que no van a cometer la "ilegalidad" según él de paralizar la ley de amnistía si ésta llega al Senado. Con esta impresentable afirmación el PP reconoce de forma inconsciente que lo que ellos consideran un "golpe de Estado" es algo legal, ya que lo ilegal sería que ellos frenasen la propia amnistía. Si esta es la alternativa a Sánchez, al PSOE y a la izquierda que Dios nos pille confesados.

Un escenario que no debe de extrañar en absoluto, ya que aquí en Andalucía tenemos a Juanma Moreno, el cual ya se ha ofrecido a Sánchez de llegar a acuerdos con el PP si Junts lo deja tirado. Tócate los cojones, María Manuela. El mismo que de lunes a viernes llama a Pedro Sánchez golpista es el que los fines de semana acude a su rescate por si los golpistas deciden mandarlo a paseo. En fin, qué se puede esperar de un tipo que cosechando los peores resultados del PP en Andalucía consiguió ser presidente de la Junta gracias a un acuerdo con su salvavidas VOX, ese mismo partido del que ahora reniega en favor del PSOE de los ERE, las putas y la cocaína. Vivir para ver.

Cada vez que pienso en la deriva que lleva el PP desde el crucial año del que este 2024 se cumplen dos décadas, el año 2004, pienso en lo que pensaría a día de hoy Manuel Fraga Iribarne si viese cómo el partido que él fundó hace cuarenta y seis años ha acabado convirtiéndose en la versión pirata del PSOE, con un nacionalista gallego camuflado al frente del partido (El cual fue a su vez su delfín en la Xunta de Galicia), el cual hubiese sido un digno sucesor de Jordi Pujol en la Cataluña de la extinguida CIU hace veinte años, y con unos barones defendiendo a ultranza la vuelta de "ese PSOE del que se siente orgulloso" (Juanma Moreno) y la Agenda 2030, así como la eficacia de las vacunas contra el COVID (Isabel Díaz Ayuso).

Y todo esto mientras en la propia Corona se intenta silenciar de una vez el escándalo iniciado por Jaime del Burgo sacando imágenes de Felipe y Letizia acudiendo al cine (Supongo que con palomitas y bebidas incluidas). Algunos creían que tras el sospechoso despido de Jaime Peñafiel en el periódico "El Mundo" como consecuencia de la publicación de su polémico libro y sus posteriores declaraciones sobre Letizia, el anuncio de divorcio entre los actuales reyes era inminente y se han encontrado con una escena de lavado de imagen entre la adúltera y el cornudo con el objetivo de poner fin a las especulaciones. Y es que Leti es mucha Leti y por nada del mundo consentiría en dejar su papel de reina consorte de España, aunque se la haya relacionado íntimamente con el presidente Sánchez, como así se ha anunciado en algunos medios digitales en los últimos días. La corte de Felipe VI no parece ser muy diferente a la de su antecesor y pariente Carlos IV. 

En definitiva, esta es la grave, penosa y deteriorada situación que vive España a comienzos de este, insisto, turbio 2024 que ha empezado hace un mes. Un 2024 en el que, como ya he dicho antes, se cumplirán veinte años de uno de los años más cruciales de la historia reciente de España y de uno de los momentos que cambió para siempre su destino: el año 2004 y el 11-M. Veinte años después de aquellos graves y trágicos sucesos en los que el gobierno de España pende de un hilo, la situación política y social se ha degradado por completo y nuestra reputación en el exterior está peor considerada que nunca. Este es el panorama en el que se encuentra el país. Un país que probablemente lleve como representante a Eurovisión este año a una tipa cuya canción se titula "Zorra" y cuya letra, coreografía y puesta en escena es el fiel reflejo de la decadencia actual de España. 

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