El pasado jueves 15 de febrero Felipe VI y Pedro Sánchez sancionaron la tercera reforma de la Constitución, la cual afecta en este caso al artículo 49, el cual hace mención a los discapacitados. Una reforma absurda y discriminatoria que ha sido aprobada en las Cortes Generales con el apoyo ferreo del bipartidismo y de los demás grupos parlamentarios (Con la excepción de VOX, que a última hora votaron en contra).
Esta reforma, la tercera desde que entrara en vigor la Constitución en diciembre de 1978, es una reforma como ya he indicado antes, absurda y discriminatoria. Absurda porque España tiene en estos momentos problemas muchísimo más graves e importantes que modificar un artículo en el que se modifica el término "disminuido" por "personas con discapacidad". ¿Acaso va a cambiar y/o mejorar algo cambiar ese término? Si alguien llama a una persona en tono despectivo "discapacitado" ya está discriminando con ese término a esa persona.
El mismo término que ahora tanto el propio Pedro Sánchez como Alberto Núñez Feijóo consideran que no ofende en absoluto a las personas que tienen algún tipo de problema sensorial, psíquico o físico. Eso sí, ya algunos no se acuerdan cuando desde los partidos que han aprobado esta reforma hablaban hace cuarenta años de las personas discapacitadas refiriéndose a ellas como "subnormales". Basta con mirar el diario de sesiones del Congreso de aquellos años para comprobarlo.
En estas circunstancias uno piensa ¿Cuando se considere el término discapacitado como un insulto se reformará nuevamente la Constitución para incluir un término más nuevo y menos ofensivo? Esto sería la noria que nunca para de rodar si llegamos a este contexto. Pero claro, todo sirve con tal de hacer demagogia y populismo a la hora de modificar un término para quedar bien ante la población y quedar como personas sensibles y comprometidas con aquellos más vulnerables.
Pero aquí no queda la cosa. En la misma reforma se ha incorporado un párrafo en el que se hace mención que los servicios públicos atenderán las necesidades específicas de las mujeres y menores con discapacidad. ¿Qué quiere esto decir? Pues que las mujeres y los menores con discapacidad tendrán preferencia a la hora de ser atendidos por las administraciones públicas frente a los hombres adultos.
Una ironía bastante curiosa y maliciosa que atenta contra el artículo 14 de la propia Constitución y que atenta a su vez también contra los derechos mencionados en el propio artículo 49 al discriminar a una parte de la población española frente a la otra. Y todo ello con la aprobación efusiva del gobierno y del principal partido de la oposición. Eso sí, todo en beneficio de la igualdad y los derechos de todos, según ellos.
Con esta reforma constitucional, la tercera desde la primera que se aprobó en agosto de 1992 con el artículo 13 y la segunda que se aprobó en septiembre de 2011 con respecto al artículo 135, la sociedad española contempla nuevamente entre la pasividad más absoluta como los poderes públicos pisotean sus derechos en favor de los intereses de esa propia clase política que se erige sin vergüenza alguna como la representante de esa sociedad cada vez más degradante y enferma.
La misma sociedad que contempla estos días como el gobierno ha gestionado de forma miserable e inhumana la crisis provocada por el asesinato de los dos Guardias Civiles en Barbate a manos del narcotráfico. Y es que no contento el gobierno con haber disuelto la unidad OCON-Sur, que combatía el nacotráfico en el territorio donde ahora se ha producido la tragedia, el propio PSOE ha votado en contra en el Parlamento europeo de catalogar a la Policía Nacional y a la Guardia Civil como "profesiones de riesgo", lo cual habría supuesto otorgar de mejores medios a estos cuerpos a la hora de hacer su labor. Pero eso al gobierno de Sánchez le da exactamente igual.
De hecho a las pocas horas del asesinato en Barbate fue el propio presidente del gobierno el que acudió pletórico a la gala de los Goya mientras él, ni Marlaska (El cual fue expulsado por la viuda de uno de los Guardias Civiles en su funeral) ni ningún otro miembro del ejecutivo pisaba la zona donde se había producido el crimen. Y todo ello mientras en el Parlamento catalán se les negaba un minuto de silencio a los asesinados por parte del PSC y los independentistas.
En definitiva, nada nuevo bajo el sol de esta España que continúa pudriéndose a marchas forzadas a la vez que el sector agrario mantiene en pie una huelga general en todo el país mientras lucha por sus derechos, los cuales también están siendo pisoteados como consecuencia de las políticas que se aplican desde Bruselas y desde el propio gobierno de España en favor de terceros países (Marruecos, especialmente).
Seguramente nunca sepamos lo que el PSOE le debe a Marruecos ni qué información tan altamente comprometida sacó el servicio secretó marroquí del móvil del presidente del gobierno, pero no cabe duda que tanto lo ocurrido en Barbate como la huelga general que el campo tiene abierta en toda España en defensa de sus derechos guardan cierta relación con la especial relación que la izquierda española mantiene con Marruecos y su rey.
Y todo ello mientras hoy se celebran en Galicia las elecciones autonómicas, las cuales podrán otorgar al PP de Feijóo otros cuatro años más en la Xunta o pasar a la oposición en favor de un gobierno separatista del BNG con el socialismo gallego, lo cual abriría un nuevo frente independentista en España desde Galicia, el tercero junto con Cataluña y el País Vasco. El remate perfecto para el caos en el que estamos inmersos.
Si esto se confirmase supondría una dura pérdida para el PP de Feijóo, el cual tras quince años en el gobierno gallego vería perdido una de sus territorios más fieles e importantes tras haber estado durante quince años arrinconando y marginando el español en favor del gallego mientras enaltecía su nacionalismo. Quién le diría a Manuel Fraga que iba a ser el fundador de un partido que en su propia tierra hace a día de hoy enaltecimiento de los nacionalismos regionales en detrimento del nacionalismo español, tan pisoteado y calumniado a lo largo de estas últimas décadas.
Por no hablar de las últimas noticias publicadas sobre el propio Feijóo, cuyo partido ha reconocido que a cambio de la investidura estaba por la labor de indultar a Puigdemont tras estudiar durante 24 horas la oferta de éste con respecto a la amnistía. El propio Feijóo ha reconocido de hecho estar en contra de las manifestaciones de su propio partido contra los indultos del año 2021, lo cual demuestra que entre el líder de la oposición y el presidente del gobierno no hay ninguna diferencia. O que como decía mi padre, "Tan hijo de puta es enero como febrero".
Por mi parte no me dará ninguna lástima ver cómo el PP pierde uno de sus feudos en favor de los independentistas y socialistas, ya que ellos mismos han sido los que han alimentado en Galicia el monstruo del nacionalismo como si de la Convergencia de Pujol en Cataluña o el PNV de Arzalluz en el País Vasco se tratase. De producirse este escenario sólo Sánchez saldrá nuevamente indemne y reforzado de todo esto, como ya es habitual en él; aunque por el camino el PSOE gallego quede en tercer lugar, como ya indican las encuestas. Y es que hay una cosa clara: Pedro Sánchez siempre sale fortalecido pase lo que pase; aunque el país se este viniendo abajo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.