Donald Trump ha vuelto a hacer historia esta pasada noche al convertirse en el primer ex presidente de Estados Unidos en volver a la Casa Blanca desde Grover Cleveland, el cual volvió a la presidencia en 1892 tras haber perdido la reelección contra Benjamin Harrison en 1888. Trump derrota así a la aspirante femenina a Barack Obama, Kamala Harris, y logra un segundo y último mandato que le permitirá estar en la Casa Blanca hasta enero de 2029.
En mi opinión, la victoria de Trump era necesaria en estos graves, tensos y difíciles momentos que estamos viviendo a nivel mundial, donde la guerra en Ucrania (Que amenaza con extenderse hacia Europa cada vez más); la guerra en Oriente Medio (Que cada vez se extiende a más territorios de la región); y la implantación progresiva y totalitaria de las políticas woke a escala global están llevando al mundo a un abismo del que difícilmente podremos salvarnos. Hay quienes creen que Trump va a ser una especie de "Mesías" o "Salvador" que va a frenar este camino imparable que nos conduce al abismo. Yo personalmente tengo mis dudas.
Hace justo ocho años, cuando Trump ganó su primer mandato contra todo pronóstico frente a Hillary Clinton me pregunté por aquí si con la victoria de Trump perdía el establishment. Ocho años después, cuando Trump se ha cobrado por fin su venganza del amaño electoral que le costó la reelección en 2020, puedo responderme a mí mismo y decir que el establishment no ha perdido en absoluto, sino que gana, siempre gana. ¿Por qué digo esto? Por la sencilla razón de que Trump, al que he apoyado y sigo apoyando aunque con reservas, no es más que otro sujeto perteneciente al establishment que algunos creen de forma ingenua e incluso ignorante que va a destruir ese establishment.
Seamos serios, Donald Trump no es afortundadamente un proletario comunista que está decidido a volar de forma descontrolada el sistema. Es un tipo que, herido en su orgullo por el robo electoral que los demócratas le hicieron hace cuatro años, estaba decidido a volver sí o sí a la presidencia en estas elecciones y cobrarse su justa venganza. ¿Estaba en su derecho de intentarlo de nuevo y vengarse de sus enemigos? Completamente
¿Esto supone que Donald Trump va a poner patas arriba el sistema, además de revertir la grave situación que se está viviendo tanto en Estados Unidos como en el resto del mundo? En absoluto. Ya lo vimos en su primer mandato, donde a pesar de obtener algunos éxitos no fue el antisistema que muchos creían que iba a hacer caer ese mismo sistema que es precisamente el que ha hecho que sea uno de los mayores magnates del mundo empresarial en todo el planeta.
Personalmente tengo mi teoría sobre este nuevo triunfo de Trump. Todos sabemos que realmente, por mucho poder que tiene el presidente de los Estados Unidos, éste no es realmente quien decide el destino del mundo. Quien crea eso es un ingenuo o un ignorante, o bien las dos cosas. El destino del mundo lo manejan sujetos que no conocemos nadie ni están expuestos diariamente a las cámaras ni al público. Mi tesis es que Trump ha podido llegar a algún tipo de acuerdo con esas élites con el fin de que le permitan volver a la presidencia a cambio de mantener y/o implantar la agenda que la élite quiere imponer a nivel mundial.
Conviene recordar los intentos de asesinato que ha habido contra Donald Trump, sobre todo el que ocurrió en julio de este año que casi le cuesta la vida. Conviene recordar todo esto, sí. Pero también es sospechoso que la propia élite haya permitido finalmente la victoria de un hombre al que supuestamente ven como el enemigo número uno y a un adversario al que había que eliminar, tanto políticamente como físicamente.
Es así de duro y de crudo, pero no es ningún secreto que desde los medios afines a los demócratas e incluso éstos mismos se han hecho declaraciones donde se instaba, a veces de forma más maquillada y otras menos, a eliminar a Trump en todos los sentidos. Unas declaraciones que demuestran el nivel de psicopatía y oscuridad que pululan por los centros de poder, pero que a su vez demuestran igualmente que si la élite está dispuesta a hacer algo de forma pública, lo hará. Las instancias públicas contra Trump así como su intento de asesinato en un mitin en público demuestran cómo se las ingenia maquiavélicamente el sistema.
Dicho esto, creo que después de lo ocurrido, Trump llegó a algún tipo de acuerdo con ese denominado "Estado profundo", garantizándoles que su vuelta a la Casa Blanca no pondría en riesgo la agenda que éstos tienen pensado implantar. Estos sujetos se han asegurado de que va en serio y han permitido, a pesar de seguir boicoteando su campaña electoral hasta última hora, su victoria sin necesidad de recurrir a más atentados ni a pucherazos electorales, algo que habrían realizado sin duda si hubiesen visto que Trump iba a revertir la situación que esa misma élite ha realizado hasta ahora. Ese y no otro es, en mi opinión, el verdadero motivo que ha permitido a Trump a volver a la Casa Blanca cuatro años después.
Personalmente creo que aunque Donald Trump estaba en su derecho de cobrarse su venganza por el robo electoral del que fue víctima en 2020, lo más sensato hubiese sido haber dejado la política tras el polémico asalto al Capitolio por parte de sus seguidores y su abandono de la presidencia en 2021. En lugar de eso se dedicó desde el mismo 20 de enero de 2021 en hacer campaña para estas elecciones y en intentar nuevamente un regreso que finalmente ha obtenido.
Ahora bien ¿Por qué creo que debería haberse retirado definitivamente Trump en 2021? Por la sencilla razón de que Trump ya ha sido presidente de EEUU. Ya había dejado pues su huella en la Historia y no necesitaba en absoluto volver para presidir una de las mayores potencias mundiales, y la primera de Occidente, precisamente cuando el planeta está más cerca que nunca del estallido de una Tercera Guerra Mundial.
¿Era necesaria esta vuelta? Para él sí, obviamente, ya que era una cuestión de orgullo personal. Pero para una nación que se encuentra en el momento de mayor división y fragmentación social desde la época de Vietnam, y para un mundo que está al borde del colapso bélico, social y político, no creo que Trump vaya a aportar mucho. ¿Que es mejor que la banda de criminales de Biden, Harris, Obama y todos los demócratas juntos? Indudablemente que sí. Pero creo que Trump ya tuvo su oportunidad hace ocho años, mantuvo la calma (Que no es poco) en medio de una tempestad que no alcanzaba en aquel entonces la magnitud que sí hay ahora y se fue justo después de que el mundo entrase en una nueva y oscura era que aún sufrimos hoy y que se inició con la llegada de la pandemia.
Las circunstancias a las que se tendrá que enfrentar Trump en enero de 2025 no son, ni por asomo, las mismas que las que se encontró en enero de 2017. Y creo que él no es consciente aún (O quizás sí) de ese factor decisivo que puede tirar por la borda los logros que obtuvo en su primer mandato. La guerra de Ucrania, la guerra de Oriente Medio y la polarización extrema que vive EEUU son escenarios a los que en su primer mandato no tuvo que hacer frente, ya que a pesar de las dificultades, el escenario tanto nacional como internacional era más "tranquilo", por utilizar un término suave.
Siempre he sido mucho de refranes, y en este caso creo que, como dice el refrán, "Segundas partes nunca fueron buenas". Creo que esta segunda presidencia de Trump puede y va a tirar por la borda lo conseguido en su primer mandato, y puede manchar su legado como consecuencia del devastador panorama al que tendrá que hacer frente a partir de enero. Espero y deseo que no sea así, pero todos sabemos que el mundo de 2024/2025 no es ni por asomo el mismo que había en 2016/2017, que ya era bastante decadente pero donde al menos había un clima algo más respirable, dentro de las circunstancias, que el que hay ahora. Todo aquello se fue por la borda en 2020 con la llegada de la pandemia y de esta nueva era oscura, como antes he hecho mención.
Para finalizar debo decir que estas elecciones me han recordado en cierta forma, y salvando las distancias, a dos elecciones concretas: las de 1892 y las de 1968. Las elecciones de 1892 devolvieron a Grover Cleveland a la presidencia después de que éste perdiese frente a Benjamin Harrison en 1888. Hoy, ciento treinta y dos años después, Trump ha recogido el testigo de Cleveland pasando a ser el segundo ex presidente que logra volver a la Casa Blanca tras haber sido desalojado en unas elecciones previas.
Hay que decir, en base a lo comentado anteriormente, que esa segunda presidencia de Cleveland fue un desastre que acabó echando por tierra los logros de su primera administración. Veremos a ver si Trump logra nuevos éxitos en su segundo mandato o por el contrario acaba como Cleveland, cuya segunda presidencia provocó que los republicanos (Cleveland era demócrata) volviesen a la Casa Blanca en 1896, manteniéndose en el poder durante dieciseis años, concretamente hasta 1912.
Las elecciones de 1968 ya sabemos en qué contexto se produjeron. Como ya comenté en otras entradas, fueron unos comicios que se celebraron en medio de la Guerra de Vietnam, con un presidente en retirada como fue Lyndon B. Johnson y con un nivel de polarización nunca antes visto desde la Guerra Civil americana. Aquellas elecciones las ganó, como todos sabemos, Richard Nixon, prometiendo sacar a EEUU de la guerra en un breve plazo de tiempo. Algo que finalmente no sucedió, sino que por el contrario provocó por parte de Nixon un recrudecimiento del escenario bélico hasta la retirada definitiva de EEUU en Vietnam en 1973.
Con la excepción de este último suceso, todo lo demás se ha repetido en estas elecciones. Un Biden con demencia senil avanzada que ha sido forzado a retirarse, un nivel de división y odio no visto en EEUU desde 1968 y un candidato a presidente prometiendo acabar con las guerras de Ucrania y Oriente Medio. Todo ello se ha repetido en estas ya históricas y singulares elecciones presidenciales de 2024. Esperemos que una vez Trump instalado de nuevo en el Despacho Oval no repita el patrón de Nixon y pise el acelerador para recrudecer la situación bélica actual. Con Harris era seguro que ese escenario se iba a producir, con Trump tengo mis dudas, aunque pese a todo le doy aún un voto de confianza.
Con las elecciones de ayer se pone punto y final a la nefasta y criminal presidencia de Joe Biden y a las aspiraciones de Kamala Harris de suceder a su mentor y convertirse en la primera presidenta de EEUU. Espero y deseo que en los libros de Historia, cuando se narren estos nefastos cuatro años de administración demócrata, se describa este periodo como uno de los más oscuros, nefastos y polarizadores de la historia contemporánea.
Aún así todavía quedan dos meses de gobierno de Biden, con lo cual los demócratas tienen aún tiempo por delante para dejarle a Trump un panorama mucho más devastador del que se va a encontrar ya. Y más si tenemos en cuenta que éstos ya no tienen nada que perder, puesto que las elecciones ya las han perdido hace unas horas. Ahora toca comenzar a mover los hilos para despejar el camino de la candidatura demócrata a Michelle Obama en 2028, con el objetivo de emular a su marido en el vigésimo aniversario de su llegada al poder, dar paso a un regreso de la ex pareja presidencial a la Casa Blanca y reanudar la implantación de la agenda woke.
Por parte de Trump, solo me queda felicitarle por su victoria y desearle mucha suerte, y esperar que al menos, mantenga la situación controlada en estos cuatro años, aunque, como ya he comentado, me temo que no sucederá así. Ya he dicho en otras ocasiones que creo que Trump era el menor de los males y por eso lo he apoyado. Aún así, lo que pueda hacer negativamente a partir de enero, no será precisamente a mí a quien me pille por sorpresa. Pese a ello, creo que las altas expectativas que otros sí tienen depositadas fervientemente en él se van a ir diluyendo a marchas forzadas en estos cuatro años.
Espero equivocarme y que cuando en 2029 se hable de la segunda presidencia de Trump se diga de ella que fue un periodo relativamente tranquilo en medio de la tempestad. Veremos a ver cómo acaba todo esto, aunque lo cierto y verdad es que incluso con una presidencia positiva de Trump, lo único que podría salir de aquí es el retraso de la implantación de la agenda woke y todo lo que, por desgracia, se acabará implantando, tarde o temprano. El futuro pues, incluso con una eficaz presidencia de Trump de por medio, no es bueno, una vez que éste deje el cargo.