A principios de este mes escribí una entrada en la que vaticinaba que quedaba Pedro Sánchez para rato como consecuencia de la división existente en la derecha y a la guerra absoluta que se estaba librando en el seno del PP y que ha acabado con la carrera política de Pablo Casado. Pues bien, hace unos días publicaban un artículo en OKdiario en donde se hablaba de la retirada del actual presidente del gobierno, destacando que el futuro de éste pasaría por una de estas dos opciones: Secretario General de la OTAN, o presidente del consejo de la UE. Como se puede apreciar estamos ante dos cargos de gran calado y relevancia internacional, lo cual me hace dudar de la veracidad de dicha noticia y de que dicha posibilidad sea barajada por los responsables tanto de la Organización Atlántica como de la Unión Europea, y menos en estos momentos de gran tensión internacional.
Aparte del artículo ya mencionado, han salido otros desde diversos medios digitales donde se anuncia que la retirada de Sánchez es un hecho, y que no pasará de este año cuando el presidente del gobierno convoque elecciones. Los periodistas que escriben estos artículos dan a Sánchez por amortizado y creen que el actual jefe del ejecutivo no estará en Moncloa de aquí a marzo del 2023. Personalmente soy bastante escéptico con estos artículos, y aunque sí es verdad que la huelga de transportes, la inflación, la crisis energética y la guerra de Ucrania pueden ser factores que estén jugando en contra del propio Sánchez, no creo que ni aun por esas se pueda sacar a éste del gobierno.
Hay varias razones que invitan a creer el porqué Sánchez no se va a ir. La primera es que estamos ante un personaje que ama el poder y desea a toda costa permanecer en el mismo, por lo cual su salida de forma voluntaria es bastante difícil por no decir que es casi imposible. La segunda es que Sánchez desea a toda costa agotar la legislatura, ya que aunque las grietas en el gobierno del Frente Popular son cada vez más claras, el presidente no se ve con intención alguna de adelantar unas elecciones que aunque pueden mantener a la izquierda en el poder, no lo es en cambio su permanencia en el. Ahora con Feijóo en el PP, éste podría pegarse un tiro en el pie anunciando su intención de formar gobierno con el PSOE de Sánchez si los socialistas ganan las elecciones, o podría actuar de forma algo más inteligente al vetar la continuidad del presidente del gobierno en ese ejecutivo de coalición.
En tercer lugar, Sánchez no va a convocar elecciones antes de junio de este año, como algunos apuntan, ya que en junio de 2022 tenemos la cumbre de la OTAN en Madrid, y como es normal en él, Sánchez querrá ser el rey de la fiesta y fotografiarse hasta con el Papa si hace falta con tal de ser el protagonista del evento y la portada de todos los periódicos del día siguiente. La cuarta es que en el segundo semestre del 2023 le corresponde a España la presidencia rotatoria de la UE, algo que Sánchez tampoco va a querer perderse ni en sueños. Un ser sediento de poder no va a perder su oportunidad de ser el líder que manda en Europa, aunque desde la creación de la presidencia del consejo europeo en 2009, la presidencia rotatoria no tiene relevancia alguna, pero eso a Sánchez le da lo mismo. El presidente quiere mandar y quiere poder, cuanto más, mejor para él.
La quinta razón es que Pedro Sánchez ya ha dejado entrever la posibilidad de convocar elecciones, no ya cuando se cumplan cuatro años del inicio de la legislatura, sino cuando haya terminado la presidencia rotatoria de la UE, es decir, en enero de 2024. Con esta decisión inédita en la historia de España, Sánchez intentaría así ir a por su tercer mandato en unas circunstancias en las que la inflación, la crisis energética o la crispación social sean ya parte del pasado. Y no hay que olvidar que según el refrán “El que resiste, gana”, con lo cual no sería de extrañar que después de todo lo vivido en esta legislatura, Sánchez no solo ganase en 2024 sino que obtuviese un resultado incluso mejor del que tiene actualmente, capaz incluso de prescindir de sus socios podemitas en la próxima legislatura.
La sexta y última es que aunque Sánchez optase por no repetir, no hay nadie en estos momentos en el PSOE capaz de hacerle sombra al actual jefe del gobierno. Sánchez se ha ido cargando uno a uno a sus enemigos internos y externos, con lo cual ha dejado al PSOE sin alternativa alguna al propio presidente. En este escenario solo cabría una opción: Que se repitiese lo que ya sucedió con González en el año 1993 y 1996, el cual supuestamente quería abandonar Moncloa pero las circunstancias le obligaron a seguir hasta que el pueblo español lo mandó a su casa. Con Sánchez podría repetirse la jugada y no tener otra alternativa que la de presentarse, aunque esto fuese en contra de su voluntad.
He aquí algunas de las razones por las que creo que todavía, y como ya dije a principios de este mes, queda Sánchez para rato. Por mucho que ahora se escuche sonar el río anunciando su inminente retirada. Estamos ante un personaje perverso, el cual ha matado políticamente a todos sus adversarios políticos con el fin de alcanzar primero y mantenerse después en el poder. ¿Alguien cree que después de todo esto Sánchez se va a ir tan fácilmente? Yo desde luego creo que no. Por otra parte, volviendo al artículo que he mencionado en primer lugar, me pregunto ¿Quién en su sano juicio apostaría por Sánchez como Secretario General de la OTAN o presidente del Consejo Europeo? Habría que estar enfermo para plantear a este psicópata criminal como jefe de la fuerza Atlántica o como líder de la Unión Europea. En el artículo se hablaba de la posibilidad de nombrarle líder de la Organización Atlántica de aquí a pocos meses, lo cual coincidiría con la cumbre de la OTAN en Madrid, mientras que si deciden desde el exterior nombrarle “Jefe de los Estados de la Unión Europea”, este nombramiento tendría que esperar hasta 2024, fecha en la que como ya he indicado antes, Sánchez tiene pensado convocar las próximas elecciones generales. No, de forma clara y rotunda, y por el bien de todos, no veo que ninguno de estos dos escenarios vaya a hacerse realidad. Y si de alguna forma se cumpliesen, preparémonos para el peor de los escenarios en Europa.
En definitiva, creo que para desgracia nuestra Sánchez va a poder mantener su sillón en Moncloa durante bastante tiempo, aunque eso suponga llevarse a España por delante. Creo que como mínimo su presidencia durará hasta 2028 o 2030 con el apoyo del PP, ya que no creo que después de lo ocurrido esté dispuesto a renovar su pacto con Podemos, aunque viniendo de este personaje cualquier cosa es posible con tal de seguir saboreando las mieles del poder. De momento estamos en 2022, y quedan casi dos años de legislatura por delante. Dos años en los que pueden ocurrir muchas cosas y no precisamente buenas. Ya hemos visto la traición al Sáhara a través de los acuerdos con Marruecos, y estamos a las puertas de una posible y verdadera huelga general, la primera que se convocaría sin la autorización de UGT y CCOO. Queda pues mucho partido por delante y no sabemos lo que ocurrirá. Lo que sí es un hecho es que España continúa de forma imparable su caída como nación, y eso se lo debemos a los políticos de todos los partidos desde 1977, pero especialmente y sobre todo al mayor enemigo que ha tenido este país. Un enemigo no externo, sino interno, el cual es para nuestra desgracia el presidente de dicho país: Pedro Sánchez.