domingo, 27 de marzo de 2022

El futuro de Sánchez


A principios de este mes escribí una entrada en la que vaticinaba que quedaba Pedro Sánchez para rato como consecuencia de la división existente en la derecha y a la guerra absoluta que se estaba librando en el seno del PP y que ha acabado con la carrera política de Pablo Casado. Pues bien, hace unos días publicaban un artículo en OKdiario en donde se hablaba de la retirada del actual presidente del gobierno, destacando que el futuro de éste pasaría por una de estas dos opciones: Secretario General de la OTAN, o presidente del consejo de la UE. Como se puede apreciar estamos ante dos cargos de gran calado y relevancia internacional, lo cual me hace dudar de la veracidad de dicha noticia y de que dicha posibilidad sea barajada por los responsables tanto de la Organización Atlántica como de la Unión Europea, y menos en estos momentos de gran tensión internacional. 

Aparte del artículo ya mencionado, han salido otros desde diversos medios digitales donde se anuncia que la retirada de Sánchez es un hecho, y que no pasará de este año cuando el presidente del gobierno convoque elecciones. Los periodistas que escriben estos artículos dan a Sánchez por amortizado y creen que el actual jefe del ejecutivo no estará en Moncloa de aquí a marzo del 2023. Personalmente soy bastante escéptico con estos artículos, y aunque sí es verdad que la huelga de transportes, la inflación, la crisis energética y la guerra de Ucrania pueden ser factores que estén jugando en contra del propio Sánchez, no creo que ni aun por esas se pueda sacar a éste del gobierno.  

Hay varias razones que invitan a creer el porqué Sánchez no se va a ir. La primera es que estamos ante un personaje que ama el poder y desea a toda costa permanecer en el mismo, por lo cual su salida de forma voluntaria es bastante difícil por no decir que es casi imposible. La segunda es que Sánchez desea a toda costa agotar la legislatura, ya que aunque las grietas en el gobierno del Frente Popular son cada vez más claras, el presidente no se ve con intención alguna de adelantar unas elecciones que aunque pueden mantener a la izquierda en el poder, no lo es en cambio su permanencia en el. Ahora con Feijóo en el PP, éste podría pegarse un tiro en el pie anunciando su intención de formar gobierno con el PSOE de Sánchez si los socialistas ganan las elecciones, o podría actuar de forma algo más inteligente al vetar la continuidad del presidente del gobierno en ese ejecutivo de coalición. 

En tercer lugar, Sánchez no va a convocar elecciones antes de junio de este año, como algunos apuntan, ya que en junio de 2022 tenemos la cumbre de la OTAN en Madrid, y como es normal en él, Sánchez querrá ser el rey de la fiesta y fotografiarse hasta con el Papa si hace falta con tal de ser el protagonista del evento y la portada de todos los periódicos del día siguiente. La cuarta es que en el segundo semestre del 2023 le corresponde a España la presidencia rotatoria de la UE, algo que Sánchez tampoco va a querer perderse ni en sueños. Un ser sediento de poder no va a perder su oportunidad de ser el líder que manda en Europa, aunque desde la creación de la presidencia del consejo europeo en 2009, la presidencia rotatoria no tiene relevancia alguna, pero eso a Sánchez le da lo mismo. El presidente quiere mandar y quiere poder, cuanto más, mejor para él. 

La quinta razón es que Pedro Sánchez ya ha dejado entrever la posibilidad de convocar elecciones, no ya cuando se cumplan cuatro años del inicio de la legislatura, sino cuando haya terminado la presidencia rotatoria de la UE, es decir, en enero de 2024. Con esta decisión inédita en la historia de España, Sánchez intentaría así ir a por su tercer mandato en unas circunstancias en las que la inflación, la crisis energética o la crispación social sean ya parte del pasado. Y no hay que olvidar que según el refrán “El que resiste, gana”, con lo cual no sería de extrañar que después de todo lo vivido en esta legislatura, Sánchez no solo ganase en 2024 sino que obtuviese un resultado incluso mejor del que tiene actualmente, capaz incluso de prescindir de sus socios podemitas en la próxima legislatura. 

La sexta y última es que aunque Sánchez optase por no repetir, no hay nadie en estos momentos en el PSOE capaz de hacerle sombra al actual jefe del gobierno. Sánchez se ha ido cargando uno a uno a sus enemigos internos y externos, con lo cual ha dejado al PSOE sin alternativa alguna al propio presidente. En este escenario solo cabría una opción: Que se repitiese lo que ya sucedió con González en el año 1993 y 1996, el cual supuestamente quería abandonar Moncloa pero las circunstancias le obligaron a seguir hasta que el pueblo español lo mandó a su casa. Con Sánchez podría repetirse la jugada y no tener otra alternativa que la de presentarse, aunque esto fuese en contra de su voluntad. 

He aquí algunas de las razones por las que creo que todavía, y como ya dije a principios de este mes, queda Sánchez para rato. Por mucho que ahora se escuche sonar el río anunciando su inminente retirada. Estamos ante un personaje perverso, el cual ha matado políticamente a todos sus adversarios políticos con el fin de alcanzar primero y mantenerse después en el poder. ¿Alguien cree que después de todo esto Sánchez se va a ir tan fácilmente? Yo desde luego creo que no. Por otra parte, volviendo al artículo que he mencionado en primer lugar, me pregunto ¿Quién en su sano juicio apostaría por Sánchez como Secretario General de la OTAN o presidente del Consejo Europeo? Habría que estar enfermo para plantear a este psicópata criminal como jefe de la fuerza Atlántica o como líder de la Unión Europea. En el artículo se hablaba de la posibilidad de nombrarle líder de la Organización Atlántica de aquí a pocos meses, lo cual coincidiría con la cumbre de la OTAN en Madrid, mientras que si deciden desde el exterior nombrarle “Jefe de los Estados de la Unión Europea”, este nombramiento tendría que esperar hasta 2024, fecha en la que como ya he indicado antes, Sánchez tiene pensado convocar las próximas elecciones generales. No, de forma clara y rotunda, y por el bien de todos, no veo que ninguno de estos dos escenarios vaya a hacerse realidad. Y si de alguna forma se cumpliesen, preparémonos para el peor de los escenarios en Europa. 

En definitiva, creo que para desgracia nuestra Sánchez va a poder mantener su sillón en Moncloa durante bastante tiempo, aunque eso suponga llevarse a España por delante. Creo que como mínimo su presidencia durará hasta 2028 o 2030 con el apoyo del PP, ya que no creo que después de lo ocurrido esté dispuesto a renovar su pacto con Podemos, aunque viniendo de este personaje cualquier cosa es posible con tal de seguir saboreando las mieles del poder. De momento estamos en 2022, y quedan casi dos años de legislatura por delante. Dos años en los que pueden ocurrir muchas cosas y no precisamente buenas. Ya hemos visto la traición al Sáhara a través de los acuerdos con Marruecos, y estamos a las puertas de una posible y verdadera huelga general, la primera que se convocaría sin la autorización de UGT y CCOO. Queda pues mucho partido por delante y no sabemos lo que ocurrirá. Lo que sí es un hecho es que España continúa de forma imparable su caída como nación, y eso se lo debemos a los políticos de todos los partidos desde 1977, pero especialmente y sobre todo al mayor enemigo que ha tenido este país. Un enemigo no externo, sino interno, el cual es para nuestra desgracia el presidente de dicho país: Pedro Sánchez.

viernes, 25 de marzo de 2022

Sánchez traiciona al Sáhara y a España


Cuando todo parecía indicar que España no podía ser más humillada por Pedro Sánchez, viene éste y se supera a sí mismo una vez más. La carta remitida al rey de Marruecos en la que reconoce que la única solución al conflicto del Sáhara Occidental es la constitución de ésta como provincia marroquí supone toda una traición a la postura que ha venido manteniendo España con su ex provincia después de que en noviembre de 1975 el gobierno de Arias Navarro, auspiciado por el entonces príncipe Juan Carlos firmase los impresentables Acuerdos de Madrid, en los que nuestro país entregaba cobardemente el Sáhara español a Marruecos y Mauritania, aunque posteriormente esta última se retiró del territorio, dejándolo completamente en manos marroquíes. 

Desde que se produjo tal traición, España ha venido defendiendo la libre autodeterminación del Sáhara, el cual sigue controlado por Marruecos y se niega a dar una solución que conlleve darle la voz a los saharauis para que decidan su futuro. Pero he aquí que tras la llegada de Zapatero en 2004 se produjo un giro en el cual el gobierno de España apoyaba la anexión del Sáhara como territorio marroquí. Un giro que siguió siendo apoyado por Rajoy y que ahora ha culminado por todo lo alto con el acuerdo reflejado a través de la carta de Pedro Sánchez al rey de Marruecos. 

Una carta con la que se ha abierto de nuevo el melón de la soberanía de Ceuta y Melilla, además de las Islas Canarias, ya que con este acuerdo Marruecos se compromete a no reclamar dichos territorios a cambio de que España respalde la solución al Sáhara con la que se ha comprometido por carta Sánchez. Pero claro, en medio de una guerra en Europa y con la situación interna tan inestable que estamos viviendo ¿Quién se cree que Marruecos no vaya a rechazar reclamar su soberanía sobre Ceuta, Melilla y Canarias? Hay quienes dicen que detrás de este acuerdo está la mano de EEUU, lo cual no discuto, pero que Washington haya interferido en esto no quita que la amenaza marroquí siga presente y que tras conseguir el sí de España a la entrega del Sáhara, Mohamed VI no vaya a por nuestras dos ciudades autónomas o a por las Islas Canarias. 

Para rematar la historia, todo esto ha provocado un conflicto diplomático con Argelia, la cual se queja de no haber sido informada del acuerdo entre España y Marruecos, además de haber acusado a Pedro Sánchez de traicionar a los saharauis con el acuerdo sellado entre España y nuestro país vecino. En resumen, todo un escándalo diplomático que ha saltado por los aires con la traición de Sánchez a la causa saharaui, lo cual supone a su vez toda una traición histórica a la posición que nuestros sucesivos gobiernos, hasta Zapatero, han venido tomando con respecto al Sáhara después de que saliésemos cagando leches de dicho territorio tras los acontecimientos que desencadenaron en la Marcha Verde en 1975, dejando tirados a su suerte a nuestros compatriotas. Una traición que se ha vuelto a repetir cuarenta y siete años después.

En resumen, todo un caos en el que Sánchez y su ministro de Asuntos Exteriores son los únicos que saben hasta dónde han llegado los acuerdos que han alcanzado con Marruecos y que a su vez han ocultado al sector podemita del gobierno, a las Cortes Generales y a la oposición en su conjunto (No se sabe si el rey Felipe VI era conocedor o no de esto). Como se puede apreciar, todo un éxito la política exterior de este desgobierno que se deshace a pedazos por momentos y que se dedica poco a poco a devolverle los favores prestados por Marruecos en su tiempo...

De momento, tras el revuelo que se ha formado tanto nacional como internacionalmente, ya que la ONU ha rechazado el acuerdo adoptado entre España y Marruecos sobre el Sáhara, Sánchez va a comparecer en el Congreso el día 30 para explicar su posición sobre este asunto. Todo esto mientras vivimos una crisis energética de dimensiones catastróficas, una huelga de transportes que cada día amenaza más con convertirse en una huelga general indefinida y una guerra en Europa. Con este panorama algunos avisan ya de lo que podría suceder en un futuro a no muy largo plazo: Una guerra contra Marruecos por el control de nuestros territorios, lo cual no sería descabellado viendo el escenario tanto a nivel nacional como internacional. Y mientras esto sucede, Sánchez y el PSOE vuelven a entregarse a nuestro enemigo del sur una vez más y a traicionar a España de nuevo, con lo cual podemos decir que "No hay nada nuevo bajo el sol". 

miércoles, 9 de marzo de 2022

El exilio del rey


Después de que el gobierno a través de la Fiscalía General del Estado (Recuerden aquella frase de Pedro Sánchez diciendo aquello de "¿De quién depende la Fiscalía?") haya archivado hace unos días las investigaciones sobre el patrimonio del rey emérito, éste ha emitido un comunicado dirigido a su hijo, el rey Felipe VI, donde le confirma su deseo de quedarse a vivir de forma permanente en Emiratos Árabes, aunque afirma que viajará de forma frecuente a España, lo cual confirma el deseo del rey Juan Carlos I de continuar su exilio fuera de nuestro país de forma vitalicia.

Personalmente es una noticia a la que no he dedicado tiempo alguno en escribir, ya que aunque en agosto de 2020 se produjo la salida del país del rey emérito tras los continuos escándalos de corrupción que le salpicaban, nunca pensé que ese "Exilio voluntario" fuese a durar poco más de unos meses. Ahora que se confirma el deseo de Juan Carlos I de seguir viviendo hasta su muerte en Dubái, creo que la noticia merece ser comentada en esta entrada, puesto que estamos ante un nuevo caso de exilio permanente de un monarca perteneciente a la dinastía de los Borbones, el cuarto en poco más de doscientos años.

Y es que tras los exilios de Carlos IV, Isabel II y Alfonso XIII, los españoles nunca llegamos a pensar que tras cuarenta años de reinado, Juan Carlos I acabaría sus días exiliado en un país árabe, alejado de su país, de su familia, de sus amantes... y marcado por los múltiples casos de corrupción que le han venido salpicando en los últimos años. Unos escándalos que se han cerrado en falso y que por mucho que algunos lo intenten no consiguen lavar la imagen del rey emérito, la cual ha quedado manchada de forma permanente, y con ello ha echado por tierra la imagen heróica que algunos tenían todavía del rey por el papel que éste jugó durante los años cruciales de la Transición española. 

De ahora en adelante, cuando se recuerde la figura de Juan Carlos I, se le recordará por los sucesivos escándalos de corrupción que rodearon su reinado, y por ser un rey que acabó sus días en el exilio, y no por ser ese rey ejemplar y demócrata que muchos han descrito siempre. Ese rey al cual le debemos todos, según la prensa y los cortesanos, la llegada de la democracia y la consolidación de ésta en estos cuarenta años. Algo ilógico si tenemos en cuenta que con independencia de quien hubiese sido el sucesor de Franco en 1975, la democracia hubiese llegado de igual forma, ya hubiese sido con Juan Carlos I, con su padre Don Juan, con su primo Alfonso de Borbón, o con cualquier otro monarca en el trono. Eso por no hablar del papel que el rey Juan Carlos jugó en el 23-F, aunque eso ya es otra historia de la que ya se sabe casi todo y de la que yo personalmente ya he hablado en otras entradas. 

En lo que a mí respecta, si me preguntan mi opinión sobre los casi dos años que el rey Juan Carlos lleva exiliado en Emiratos Árabes respondería que es una decisión absurda que el ex-jefe del estado tomó en su momento, ya que éste creía que manteniéndose fuera de España, los escándalos que saliesen a la luz no repercutirían en su hijo ni en la monarquía, algo que en realidad ha ocurrido pero no gracias a la decisión del emérito, sino al silencio cómplice de los medios de comunicación, los cuales han realizado una operación cuyo objetivo era salvar a Felipe VI de los escándalos que afectasen a su padre. 

Podemos decir pues que quien ha salvado el pellejo al actual rey de España no ha sido su padre con la decisión de marcharse del país, sino de los propios medios, los cuales fueron los mismos que durante décadas taparon los escándalos de su padre, y que posteriormente decidieron hacerlos públicos para precipitar la caída de éste y la llegada al trono de su hijo entre 2012 y 2014. Algo que se volverá a repetir cuando al sistema no le convenga mantener más en el poder a Felipe VI y crean que ha llegado el momento de que reine la actual princesa de Asturias, Leonor de Borbón. 

Volviendo al tema que nos ocupa creo que lo más acertado para todos sería que el rey Juan Carlos volviese a España para dar las explicaciones pertinentes y volver a establecer su residencia aquí, ya que si en teoría no tiene nada que ocultar, ¿Para qué prolongar este sinsentido? De momento Pedro Sánchez ya ha pedido que el rey dé explicaciones. Por otro lado, el simple hecho de que el emérito decida quedarse en Dubái pero a la misma vez venir a España cuando le convenga no hará sino empeorar aún más las cosas para él, y quién sabe si para la Corona también, por mucho que la prensa quiera salvarle el pellejo a Felipe VI. Por ello esta decisión de volver a medias no hará sino darle motivos a los podemitas y compañía para poner el grito en el cielo y de paso exigir que se vuelva a abrir la cuestión sobre la jefatura del Estado. 

En definitiva, creo que fue una mala decisión en su momento por parte de Juan Carlos I la de huir de España (Cosa habitual en los Borbones cuando las cosas se les complican) hace dos años, y también me parece un error la tomada ahora de mantener su residencia en Dubái pero al mismo tiempo volver a España cuando le plazca. Creo que ni Juan Carlos I ni la Casa Real española están llevando este asunto de la forma más correcta, y creo que tarde o temprano les pasará factura todo este asunto. No sé en qué terminará todo este asunto, pero de momento tenemos a un ex-jefe del estado exiliado de por vida, mientras en Madrid se intenta hacer todo lo posible para que los actos del exiliado no perjudiquen al actual monarca. Un monarca que tal y como están evolucionando los acontecimientos no sería de extrañar que tarde o temprano siga los pasos de su padre y se convierta en el quinto Borbón en tener que coger las maletas para irse también al exilio. 

jueves, 3 de marzo de 2022

De Guatemala a Guatepeor


Cuando todo parecía que no podía ir a peor dentro del Partido Popular, llega Feijóo y confirma que sí se puede ir a peor. Con la grave crisis desatada dentro del PP que ha provocado la caída de Pablo Casado como presidente del partido (El cual seguirá hasta el congreso que se celebrará aquí en Sevilla en abril), vuelve la vieja guardia a Génova 13 de la mano de Alberto Núñez Feijóo, y con ello el Marianismo, que había sido expulsado de la vida del principal partido de la oposición tras la llegada de Casado en 2018. Ya dije hace unos días que Pablo Casado no era la solución al grave problema que padece España con este desgobierno, pero tampoco creía que la solución a todo ello viniese de Galicia. 

En 2018, tras la salida de Rajoy del gobierno, escribí por aquí y expresé mi apoyo por Pablo Casado, al cual veía en él a un tipo joven, con carisma, dotes de liderazgo y con un discurso de renovación que tantísima falta hacía por aquel entonces en el PP. Como se ha podido comprobar a lo largo de estos cuatro años, Casado no solo ha demostrado que carece de dotes de liderazgo, sino que tampoco ha demostrado tener un proyecto de gobierno para España, ni el carisma que se le intuía, ni de un discurso de renovación que el PP sigue pidiendo a gritos.

Lo irónico de todo esto es que aunque era un líder débil, tenía consigo todas las cartas de poder acceder a la presidencia del gobierno como consecuencia del devastador panorama en el que los socialistas están dejando España. Pero he aquí que se cruzó en su camino Isabel Díaz Ayuso, la cual representaba (Y representa) todo aquello que Casado no posee. Es entonces cuando los celos y la envidia, además de los malos consejos llevados a cabo por su nucleo más cercano le llevaron a intentar acabar políticamente con ella. Es entonces cuando el presidente del PP firma su sentencia de muerte política sin él saberlo. Abre una crisis sin precedentes en el partido, que solo puede ser comparable con la vivida en el PSOE con Pedro Sánchez en el 2016, y provoca que la militancia se eche a la calle a pedir su dimisión. El resto ya lo sabemos todos: Los barones se movilizan para acabar con un Casado atrincherado en su sillón y con el que acuerdan darle una salida honrosa a cambio de no presentarse al congreso extraordinario que debía convocar cuanto antes.

De esta forma nos encontramos con la noticia aparecida ayer en los medios, donde el presidente del PP gallego, Alberto Núñez Feijóo anunciaba su intención de presentarse como candidato a la presidencia del PP para el próximo mes de abril. Por si fuese poco, el de facto nuevo presidente del PP ya ha anunciado que su intención es pactar con el PSOE las cuestiones más relevantes y atacar a VOX para que el PP vuelva a ser la única alternativa a los socialistas. Cabe destacar que Feijóo cuenta con el apoyo de los medios de comunicación, los cuales ya están llevándole en volandas a la Moncloa con encuestas que no se la creen ni el que las mandó realizar. Unas encuestas en las que Feijóo aparece por delante de Ayuso como candidato preferido para ser el nuevo presidente popular. Es más, en las últimas encuestas ya apuntan que Feijóo es el mejor candidato para ser presidente del gobierno, por encima incluso de Pedro Sánchez, lo cual no se había visto en estos cuatro años con Casado ni por asomo. Como ya comenté por Twitter cuando vi estas encuestas, la operación Feijóo ya está en marcha.

Personalmente debo decir, y lo digo con mucha pena, que el PP no ha aprendido absolutamente nada en estos cuatro años de oposición. Lo que los militantes apostaron hace cuatro años fue por un cambio absoluto en el discurso del partido, algo que se creía que aportaría Casado, pero no ha sido así. De líder duro en un principio se acabó convirtiendo en un líder débil y acomplejado, manteniendo punto por punto el discurso de la era Rajoy. Finalmente, y cuando los barones han dado este pequeño golpe de estado para derrocarlo, aparece Feijóo con su discurso tibio y apuesta por volver a lo que nunca se fue: Al Marianismo. 

Con esto me pregunto lo mismo que hace unos días: ¿Acaso no hay gente suficientemente preparada dentro del PP para asumir el liderazgo del partido? No me refiero ya a Ayuso, la cual ha perdido un tren importante para ser llevada en volandas hasta Génova, pero ello no quita que no aparezcan más trenes en su vida dentro de unos años. Me refiero a que existen personas con gran valía dentro de este partido como para encomendárselo a un tipo de más de sesenta años, nacionalista gallego encubierto, y enlazado con el narcotráfico gallego. Es decir, cambiamos a un inútil por un corrupto, el cual es más partidario que su antecesor en llegar a importantes acuerdos con un PSOE cada vez más radicalizado y peligroso, y en atrincherar a aquellos que él denomina como "La extrema derecha". Esa misma extrema derecha que sería la única en poder llevarlo en la Moncloa si las circunstancias le sonriesen, algo que creo que no va a ocurrir jamás, para alivio de los españoles. 

No, Feijóo no es la solución a este PP que sigue sin enterarse que hay que volver al discurso conservador por el que se identificó en su día el partido. La solución al fracaso de Casado no es la de situar en su lugar a un tipo que tiene atrincherado el español en las escuelas gallegas. Si alguien cree que proclamando a este Pujol gallego en presidente del PP se acabarán todos los problemas del partido es que no sabe ni por asomo la peligrosa situación de extinción en la que se encuentra el Partido Popular. Por cierto, cabe decir que si alguien creía que Feijóo hace todo esto como un sacrificio hacia España lo lleva claro. El presidente de Galicia ha estado esperando durante cuatro años la caída de Casado para poder acceder a la presidencia del PP bajo palio. Eso fue lo que él quería en 2018 y por ello decidió dar un paso atrás cuando comprobó que a diferencia de ahora, no reunía los apoyos unánimes para ir a Madrid convertido en candidato único para presidir el partido.

Ahora finalmente ha visto su oportunidad y la ha aprovechado al máximo. Una oportunidad en la que ha perdido el PP y ha ganado Feijóo, convirtiendo de facto a VOX en la única y principal fuerza de oposición al gobierno de Sánchez. Un Sánchez que sabe perfectamente que tendrá en Feijóo al primer interesado en pactar un gobierno de coalición si las circunstancias así lo exijen. Un gobierno de coalición entre PSOE y PP en el que Sánchez seguiría como presidente del gobierno y posiblemente Feijóo fuese su vicepresidente. Este es el desolador panorama al que nos ha conducido la ineptitud de Casado de no ejercer valientemente como líder de la oposición. Ahora tenemos a un presidente del gobierno gobernando con la ETA, Podemos y los independentistas, y a un tipo que previsiblemente será proclamado dentro de un mes como nuevo líder de la oposición y presidente del PP que está más cerca de los principios del BNG que del propio partido que aspira a presidir en menos de treinta días. 

martes, 1 de marzo de 2022

Putin va a por todas


Cinco días después de que estallase la invasión de Ucrania por parte de Rusia, no parece que la situación vaya a mejor, al menos de momento. La guerra ha dado un vuelco desde que escribí mi última entrada la noche del pasado 25 de febrero, y los ucranianos se han organizado para defender su país ante el avance imparable del ejército ruso. Los ucranianos, tanto militares como civiles han concentrado sus defensas en las principales ciudades y esto ha provocado que de momento Putin no logre su deseo de tomar Kiev, la cual sigue resistiendo durante estos días a pesar de los bombardeos por parte de los rusos.

Aparte del giro de 180º que ha dado la situación desde el punto de vista estratégico, desde la Unión Europea se está imponiendo sanciones cada vez más estrictas a Moscú, además de facilitar armas por parte de los países europeos a los ucranianos para que éstos puedan seguir defendiéndose del ejército de Putin, que cada vez ve con más dificultad la posibilidad de ganar de una sola estocada esta guerra que él dio comienzo hace casi una semana y que ha cambiado por completo el escenario mundial.

Por ello, desde las dos partes han acordado sentarse e iniciar conversaciones desde la frontera de Bielorrusia para dar una salida a un conflicto bélico que cada vez toma más fuerza de convertirse en un grave problema a nivel mundial. Pero aunque esas conversaciones ya han comenzado a producirse y se espera que mañana continuen, eso no quita que los bombardeos prosigan y la tensión vaya a más, sobre todo tras el anuncio por parte de Putin de activar la amenaza nuclear ante, según el presidente ruso, "Los ataques de los líderes de la OTAN". Un nuevo escenario que provoca que los daños causados por esta guerra puedan extenderse más allá de Ucrania y puedan alcanzar a Europa.

Todo esto después de que Estados Unidos y la Unión Europea decidiesen, entre otras sanciones, expulsar a Rusia del sistema SWIFT (Que es el sistema electrónico de transmisión de datos entre las instituciones financieras), lo cual ha provocado el bloqueo del Banco Central Ruso a acceder a los más de 650.000 millones de dólares que el país ortodoxo dispone de reservas. De esta forma se le ha dado un golpe bastante mortal a Putin, ya que éste no contaba con que la Comunidad Internacional decidiese "Cortarle el grifo", por mucho que los rusos hayan llegado a acuerdos económicos con los chinos antes de que se produjese la invasión. 

La cuestión que cabe preguntarse es ¿Ahora qué? La amenaza de Putin de activar sus armas nucleares ha puesto al mundo en vilo y en estos momentos no se descarta ningún escenario. Ya he dicho en reiteradas ocasiones que no creo bajo ningún concepto que este escenario nos lleve a una Tercera Guerra Mundial, y sigo creyendo firmemente en que no será así, ya que como dijo hace unos días el ex ministro popular, José Manuel García Margallo, esto nos conduciría irremediablemente al Apocalipsis de San Juan. Estamos hablando pues de un escenario que nos llevaría a la extinción de la especie humana, y creo que ni Putin, ni Biden ni ningún otro líder mundial es tan imbécil como para llevarnos a esa situación en la que acabaríamos todos bajo tierra. Una situación a la que no se llegó siquiera con la crisis de los misiles en Cuba, y que por mucho que haya subido la tensión en las últimas horas no creo que se dé tampoco ahora. 

Aún así Putin ya ha dado señales de que su objetivo no es solo Ucrania, la cual ya ha pedido su ingreso inmediato en la Unión Europea, sino que también ha extendido sus amenazas a países como Suecia y Finlandia si éstos decidiesen incorporarse en un momento dado a la OTAN. Un acto bastante preocupante por parte del presidente ruso, el cual se puede decir que va ya a por todas y que no teme las acciones que le puedan repercutir ni políticamente ni personalmente desde el exterior. Con esto cabe preguntarse ¿Son suficientes las sanciones que desde el extranjero se le está imponiendo a Rusia? Por supuesto que no, ya dije el otro día que estamos ante un gigante, y que solo con sanciones no se llegará a ningún lado.

El hecho de que tanto Biden como la OTAN y la Unión Europea hayan dejado hasta ahora tirados a su suerte a los ucranianos ha provocado un escenario del cual es bastante complejo salir. Si occidente no se pone seria y advierte a Putin de las graves consecuencias de su ambicioso plan imperialista, el jefe del estado ruso redoblará sus ataques a Ucrania, y si ésta cae seguirán otros países ya pertenecientes a la UE, lo que provocaría que entonces sí habría que hacer uso del armamento nuclear para detener al Kremlin por parte de EEUU y la OTAN. Quizás sea esto lo que busca Putin, pero desde luego tanto Europa como Estados Unidos no pueden permanecer más de lado en este grave conflicto. Bastante traidores han sido tanto el gobierno norteamericano como la OTAN y la Unión Europea de prometerles apoyo a Ucrania para posteriormente dejarla tirada hasta hace unos días.

En lo que respecta a España, el gobierno ha aumentado el envío de tropas al este de Europa, pero no ha patrocinado armamento militar al gobierno ucraniano por temor a que la parte podemita del ejecutivo decida romper el acuerdo de gobierno y llevarnos a elecciones anticipadas. Con esto se demuestra una vez más el personaje tan siniestro como perverso que es Pedro Sánchez, al cual siguen sin llamarle de ninguna de las reuniones internacionales por la desconfianza que provoca en el resto del mundo su gobierno. Veamos cómo acaba todo esto, aunque personalmente creo que con las negociaciones entre Moscú y Kiev se acabará produciendo un acuerdo. El problema es lo que ocurrirá con el resto de Europa tras lo ocurrido en las últimas horas. Aún así, y aunque soy por naturaleza pesimista, soy optimista con respecto a todo esto y creo que la situación no irá a más, por el bien de todos, incluido el de los rusos, ya que aquí nos la jugamos todos.