Decía Karina en su épica canción del baúl de los recuerdos que "Cualquier tiempo pasado nos parece mejor". Una frase que pensando en ella en los días que corren recoge más fuerza que nunca, y es que verdaderamente cualquier tiempo ya ubicado en la lejanía del tiempo siempre es mejor que el presente, y qué decir del futuro. Digo esto porque en estos meses he reflexionado bastante acerca del pasado a través de dos vivencias nostálgicas que he experimentado. La primera ha sido estas pasadas navidades, donde buscando por Youtube vídeos del pasado me llegué a topar con algunos anuncios emblemáticos de la década de 1990. Claro, uno que es de la quinta de 1992 ve estas cosas y se queda bastante melancólico. Tras veinte años volví a encontrarme con anuncios tan nostálgicos como el del famoso "Calvo de la lotería" con la clásica música de Doctor Zhivago de fondo, o el de los turrones del "Almendro" con su emotiva y familiar canción "Vuelve a casa por Navidad", el ya desaparecido anuncio de "Las muñecas de famosa", así como otros anuncios ajenos a estas fiestas como pueden ser el anuncio del abuelo y el nieto de "Werther's original", el de Curro en el Caribe, o el del italiano de los famosos anuncios de café Capuccino, así como los anuncios para niños de Playmobil, entre otros.
Todos ellos anuncios que nos recuerdan a una época ya muy lejana y que representan una forma de hacer televisión y publicidad que por desgracia ya jamás podrá volver a realizarse. ¿Acaso alguien se imagina el nostálgico anuncio del abuelo y el nieto hoy en día? Impensable, ya que el perfil de este anuncio, al igual que el del resto, tienen un marcado carácter tradicional que para nada se compenetra con la sociedad (O suciedad, como yo prefiero decir) del año 2019. ¿Alguien ha visto en las navidades de los últimos años anuncios de juguetes e incluso navideños? Ni uno. Quizás dos o tres, pero nada más. Vivimos en una sociedad en la cual nuestras tradiciones y nuestras señas de identidad han quedado desplazadas por las élites gubernamentales hasta el punto de desaparecer por completo de nuestras vidas. ¿Dónde están esos niños ansiosos por ver en la televisión el anuncio del juguete que iba a pedir por reyes? Esa tipo de infancia murió con la década a la que yo pertenezco. Los integrantes de la década de los 90s fuimos, como ya he dicho en otras ocasiones, los últimos que vivimos una infancia auténtica, sencilla y humana. Un tipo de infancia que veinte años después supone el antagonismo absoluto con respecto a la infancia actual, integrada por unos niños que viven anclados en la tecnología, sin espíritu alguno de ser niños ni deseo alguno por tener juguetes, el desprecio a los padres y adoctrinados bajo los dogmas totalitaristas que predominan en nuestra sociedad actualmente bajo el peligroso lema del progresismo. Unos niños que representan mejor que nadie lo que será el futuro de este mundo que se nos escapa de las manos. Un mundo en el que por desgracia ya no tienen cabida esos anuncios ni ese estilo de vida conservador-tradicional del que antes he hecho referencia.
Otra cuestión que me ha llevado a percatarme de hasta dónde estamos llegando es el hecho de volver a ver en los últimos meses por Youtube los famosos sketch que se emitían en TVE en los primeros años del 2000, concretamente en el programa "Noche de fiesta", donde se narraba de forma humorística la vida cotidiana de tres matrimonios, los primeros llevaban casados cuatro meses y representaban la felicidad matrimonial, los segundos 14 años y comenzaban a no soportarse, mientras que los terceros llevaban 40 años y representaban la insoportabilidad mutua en el matrimonio. Las dos últimas parejas, formadas por Roberto y Marina (El matrimonio de los catorce años, interpretado por Alfredo Cernuda y Silvia Gambino), y por Pepa y Avelino (El matrimonio de los cuarenta años, interpretados por Marisa Porcel y Pepe Ruíz), eran las más populares, sobre todo esta última. Pues bien, tras ver nuevamente en estos meses los grandes sketch que estos inolvidables y grandiosos matrimonios nos ofrecían llegué a la conclusión de que estos teatrillos serían hoy en día imposibles de ser emitidos en una cadena. Sobre todo si tenemos en cuenta de que este programa era emitido en TVE, es decir, en una cadena pública.
Eran otros tiempos, nos situamos en la España previa al 11-M y a la llegada del Zapaterismo al gobierno, origen de todos los males actuales en nuestro país. En aquellos años, los sketch como los de nuestros simpáticos matrimonios en los que tanto la mujer insultaba al marido como a la inversa era visto simple y llanamente por lo que era, un teatro en donde se llevaba en forma de humor la vida cotidiana de los matrimonios y de cómo éste va eliminando con el paso de los años cualquier atisbo de romanticismo y de aprecio en la pareja. Hoy en día, como ya he dicho antes, estos programas serían impensables de llevarse a cabo, ya que serían de inmediatos tildados por determinadas organizaciones totalitarias como "Machistas" y "Opresoras hacia la mujer". De ser llevados hoy en día este programa a algún canal de televisión, la productora de dicho programa sería denunciada de inmediato, así como la cadena e incluso los actores. Lo cual dice bastante de nuestro sistema de derechos y libertades, y es que curiosamente si uno lo analiza bien hemos llegado a una conclusión bastante preocupante: En la época de los 90s, si veíamos y/o escuchábamos algo escandaloso se decía; "Esto hace 20 años era imposible de hacerse". Pero si nos situamos en 2019, es decir, en nuestro año actual y vemos algo que se decía y/o oía en la década de los 90s decimos ahora; "Esto hoy en día es imposible de hacerse". Estas son las consecuencias del recorte de libertades que llevamos sufriendo en España desde el año 2004 en pos de "La defensa de los derechos sociales". Así está España y así vamos encaminados...
Otro hecho que me llamó la atención fue la aparición hace unos días en un programa de televisión del famoso humorista de los 90s "Barragán", el cual recuerdo a pesar de mi escasa edad en sus apariciones en el mítico programa de humor en TVE "No te rías que es peor", junto con otros humoristas como Pedro Reyes y Paco Aguilar, entre otros. Al ver a Barragán pensé nuevamente en la imposibilidad de que programas como el que antes he hecho referencia pudiesen ser emitidos en nuestros días. ¿Acaso hoy se pueden emitir programas de chiste en la televisión? Debemos recordar que en la actualidad no se puede, o está mal visto socialmente, realizar cualquier tipo de chistes que vayan en relación a cuestiones como los homosexuales, los inmigrantes, las prostitutas e incluso los animales, lo cual hace imposible que el humor brille como lo ha hecho siempre. También otros programas como "¿Qué apostamos?", "Grand Prix" (Ambos presentados por Ramón García), o programas y series como "El Juego de la Oca" o "Médico de familia" (Ambos presentados y protagonizados por Emilio Aragón) o "Farmacia de Guardia" tampoco podrían ser emitidos en la actualidad debido al perfil tradicional que caracterizaban a estos formatos televisivos.
Pero no sólo en el ámbito televisivo se aprecian estos cambios sociales. Dando un grandísimo salto también encontramos cambios relevantes en las festividades religiosas y populares como la Semana Santa. En el caso de la Semana Santa sevillana, lo que hasta hace veinte años se vivía en nuestra ciudad como una festividad en términos de creencias, hoy en día se vive como una semana de espectáculo y marketing turístico de la capital de Andalucía y sus fiestas populares. Atrás queda lo religioso y el sentimiento cristiano para dar paso a espectáculos folclóricos por parte de las hermandades ante las cámaras de televisión, con el objetivo de provocar el aplauso fácil del público allí congregado. Las rivalidades a cara descubierta de las cofradías, así como los enfrentamientos públicos entre las instituciones religiosas han provocado que nuestra fiesta mayor sea tratada cuan cotilleo del corazón en debates y tertulias, dejando al lado lo que hasta hace unos años era lo más importante: Las creencias religiosas y sentimientos puros hacia Dios Hijo y su bendita Madre.
Por último debo volver al asunto al que he hecho mención al principio de la entrada: La Navidad. Otra festividad religiosa y popular, la cual hoy en día se ve lastrada por el consumismo y el progresismo, en detrimento de las tradiciones que caracterizan a esta fiesta cuyo principales factores son la celebración del nacimiento de Cristo en un escenario de unidad y armonía familiar. Estos factores, como acabo de señalar, se ven desplazados por las nuevas ideas progresistas que desde las élites gubernamentales se nos intentan implantar. Buena prueba de cómo se está intentando acabar con esta fiesta es a través de los más pequeños. Cada vez hay más sinvergüenzas que en público y aprovechando la presencia de niños se hace la misma alusión: "Los reyes magos son los padres". Este año se ha podido comprobar en dos ciudades distintas este fenómeno por parte de dos tipejos, los cuales habían participado simultaneamente en las cabalgatas de reyes de sus respectivas ciudades. No nos engañemos, la Navidad también está sufriendo un cambio brusco por parte de aquellos que están trabajando incansablemente y con éxito en destruir nuestro modelo de sociedad.
Con esto he querido hacer un repaso de cómo el tiempo, y sobre todo aquellos que ostentan poder e influencia, han logrado hacer desaparecer nuestra sociedad, nuestras tradiciones, nuestra armonía civil y nuestra forma de ver y de entender la vida en comunidad. Buena prueba de ello es el polémico anuncio de "Guillete" de este año, en el que se muestra a todos los hombres como unos maltratadores, ofreciendo una imagen complemente contraria de la que en 1990 se ofrecía de los hombres: Seres que cuidaban de sus familias, sus mujeres y sus hijos. Esta es la prueba definitiva de cómo se ha consumado el declive de nuestra sociedad sin que nosotros nos hayamos dado cuenta mientras otros trabajaban en ello. Como decía nuevamente Karina en su canción "Volver la vista atrás es bueno a veces", y en estas circunstancias en las que el presente y el futuro de España y del mundo se antoja peor que nunca ante unas ideas totalitarias y peligrosas en perjuicio de nuestra sociedad y nuestra civilización, es mejor volver la vista atrás de vez en cuando aunque sólo sea para aprender y/o consolarnos con los recuerdos de un pasado que por desgracia nunca volverá a nosotros.
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