sábado, 16 de febrero de 2019

A las urnas

Dos días después de que el congreso rechazase por segunda vez desde 1978 los presupuestos generales del estado (La primera vez fue en 1995 con Felipe González), Pedro Sánchez se ha visto en la obligación de convocar contra su voluntad elecciones generales para el próximo día 28 de abril. Hace unas horas el líder del PSOE ha anunciado en una impresentable declaración-mitin desde la Moncloa su intención de poner fin de forma anticipada a la XII legislatura y llamar a los españoles a las urnas. Con esto Pedro Sánchez pone, muy a su pesar, fin a su obsesivo objetivo de completar sí o sí la legislatura. Tras el vomitivo espectáculo del relator y las negociaciones secretas entre Sánchez y los independentistas para obtener a cambio el sí de los presupuestos, el gobierno anuncio a través de una rueda de prensa el viernes de la semana pasada que daban por rotas las negociaciones con los golpistas catalanes. Unas declaraciones que personalmente creo que forman parte de una estrategia política por parte del propio Sánchez para acudir a las urnas con el mensaje de "¿Veis?, no he cedido al chantaje de los independentistas". Cabe decir que Sánchez necesita ser visto en estos momentos por los españoles como "Un hombre de estado" y no como "Un radical que desea sí o sí permanecer en el poder a toda costa".

Pues bien, volviendo al anuncio de hoy debo decir que tras ocho meses en el cargo, Sánchez ha convocado, insisto, contra su voluntad, unas elecciones en las que en teoría el resultado electoral es más incierto que nunca. Y no nos engañemos, estamos sin lugar a dudas ante las elecciones generales más importantes desde 1977. España se juega todo en estos comicios. Unos comicios en los que tendrá que elegir si votar a una izquierda radical y antiespañola, dispuesta a todo con tal de seguir ostentando el poder, aunque ello lleve emparejado ceder ante el derecho de autodeterminación de Cataluña y el País Vasco, y con ello poner fin a la unidad territorial de España y a la existencia de nuestra nación como comunidad política y social. Por otro lado, España tendrá que elegir si quiere ésto o una derecha que, independientemente de sus defectos y errores, representa el último lazo que permitiría de momento que la unidad territorial de España no se viese afectada, al menos de momento. Una derecha representada por el PP que vive completamente alejada de la realidad y que cree ilusa que los de la calle Génova 13 van a volver como si nada al gobierno de España después de ocho meses desde que fuesen expulsado Mariano Rajoy y su gobierno a través de la moción de censura de Sánchez en junio del año pasado.

Centrándome en lo que respecta a las elecciones debo añadir que no me da buena impresión todo lo que está ocurriendo y que creo que va a tener un final bastante distinto al que muchos creen. ¿Por qué creo esto? Por varios motivos: Primero; todas las encuestas dan por hecho que el PSOE va a ganar las elecciones y recuperará parte del electorado perdido que hasta ahora se había refugiado en Podemos y Pablo Iglesias, lo cual supone un aumento considerable tanto de votos como de escaños. Seguramente Sánchez consiga un resultado intermedio entre los resultados de Rubalcaba en 2011 y los de Almunia en el 2000, es decir, entre 110-125 escaños. Aunque Sánchez haya traicionado la constitución y la soberanía nacional y haya intentado ceder ante los independentistas el derecho de autodeterminación, así como la concesión de compra de armas por parte de los catalanes, al votante más izquierdista del PSOE le es completamente indiferente todo esto. Ya se vio en 2008 cómo Zapatero consiguió revalidar su victoria electoral tras entregar Cataluña en su primera legislatura al sector más nacionalista del PSC, CIU, y ERC y ceder ante la ETA en el proceso de negociación. Por ello, independientemente de que Sánchez haya cometido delito de alta traición, el electorado socialista le importa un carajo este hecho, ya que lo único que le interesa al votante del PSOE son las ayudas sociales. 

Segundo; En términos de bloques izquierda-derecha estamos en unas circunstancias completamente diferentes a las de 2015 y 2016, cuando Rajoy buscaba la reelección. En estos momentos la izquierda está más unida en torno al PSOE que la derecha en torno al PP. Por parte de la derecha, ésta se encuentra dividida en dos bandos: PP y VOX. La formación de Santiago Abascal está subiendo como la espuma en detrimento de un PP que desde la pésima gestión de la crisis catalana por parte de Rajoy ha bajado de forma considerable hasta situarse según las encuestas en unos 90 escaños de los 137 que posee actualmente. Por ello, sólo una mayoría absoluta compuesta por PP y VOX que personalmente considero impensable actualmente por la caída del voto actual por parte de los populares sería la única salvación para liberar a España de Pedro Sánchez y de la izquierda radical.

Tercero; Debemos tener en cuenta de que en medio de esta aglomeración de partidos tenemos a los veletas por excelencia: Ciudadanos y Albert Rivera, los cuales ya han anunciado estar predispuestos a apoyar al PSOE siempre que el candidato no sea Pedro Sánchez. Es decir, volvemos a la situación de 2015 y 2016, cuando Rivera afirmaba que jamás pactaría con el PP de Rajoy, y que de hacerlo sería con la condición de que el entonces presidente del gobierno se retirase. Todos sabemos cómo acabó aquella historia: Rivera pasó por el aro y finalmente aceptó apoyar al PP y a Mariano Rajoy, a cambio de unas condiciones que Mariano jamás cumplió con su socio de investidura. Por ello ya sabemos que de obtener Sánchez un resultado que oscile entre los 110-125 escaños, o incluso entre los 130 escaños, Rivera estará al día siguiente llamando al timbre del número 70 de la calle Ferraz para solicitar la vicepresidencia del gobierno a Sánchez a cambio de su apoyo parlamentario a la investidura. Un apoyo que para muchos en el PSOE supone su sueño húmedo, ya que ante la deriva radical y antiespañola del PSOE (Algo que por otra parte es por lo que siempre se ha caracterizado este partido), muchos socialistas creen que lo único que puede hacer regresar al socialismo a la senda del constitucionalismo es un pacto con Rivera y C's. Por ello creo que no es para nada descartable que el próximo gobierno de España sea un ejecutivo formado por Sánchez y Rivera con el apoyo externo de un Podemos que se deshace por momentos.

Cuarto; La situación no puede ser más propicia para Sánchez, ya que ante un resultado incierto en el que ningún partido consiga una mayoría suficiente para poder pactar con otro partido con el que sume mayoría absoluta, España se vería abocada nuevamente a una situación de bloqueo político, como ya sucedió en 2016. De ser así, Sánchez vería toda esta situación desde el mejor sitio: El gobierno. Como ya le sucedió a Rajoy hace tres años, Sánchez vería ahora el panorama postelectoral desde la Moncloa como presidente del gobierno en funciones, lo cual le da gran ventaja política frente a sus adversarios, los cuales se irán quemando a lo largo del año si intentan sin éxito formar un gobierno alternativo al del PSOE. Como se puede ver, todo son ventajas para el actual presidente del gobierno.

Quinto; La movilización del electorado de la izquierda será abrumadora, ya que ante la aparición de VOX y la falsa identificación de éstos con la extrema-derecha por parte de los medios progres, la llamada de Sánchez al voto de la izquierda con el famoso eslogan "Que viene la derecha" será determinante para provocar una avalancha de votos hacia el PSOE, o en su defecto, hacia Podemos para hacer frente a "Las derechas" como ya ha bautizado Sánchez a PP y VOX. Si a esto le añadimos el resultado de las elecciones en Andalucía en la que la abstención o la no participación del electorado izquierdista en las elecciones provocó la llegada por primera vez del PP a la junta de Andalucía de la mano de VOX y C's, las elecciones de abril serán una llamada constante a los socialistas desencantados para que éstos acudan en masa a votar al PSOE. 

Por todos estos motivos y alguno más que seguramente se me escape en estos momentos estoy convencido, aunque espero equivocarme, que Pedro Sánchez va a seguir como presidente del gobierno tras estas elecciones. Muchos están ya visualizando al PP de nuevo en la Moncloa, y desde aquí ya les aviso yo de que no se hagan muchas ilusiones. Sánchez no ha llegado hasta aquí para ser jefe del gobierno durante sólo un año. Cuando en los sistemas bipartidistas se producen los cambios de gobierno (Aunque en el último caso haya sido vía moción de censura), éstos se hacen con la intención de que el nuevo gobierno dure, cuanto menos, cuatro años en el poder. Esa es la esencia de los sistemas bipartidistas, el que el un partido permita al otro acceder al gobierno para estar durante unos años determinados y luego volver a relevarse nuevamente. Ahora, por mucho que a los españoles conservadores como yo nos joda reconocerlo, Sánchez tiene por delante varios años en la Moncloa. Hasta el año 2023-2024 no veo posible un cambio real de gobierno. El problema radica en que tras estos comicios, que insisto, son los más importantes desde 1977 y en los que nos jugamos el futuro de España y nuestra existencia como comunidad, nada quedará de nuestra nación si finalmente es la izquierda la que consiga el triunfo electoral. Y es que seamos sinceros, Pedro Sánchez todavía no ha hecho todo el daño que es capaz de hacer. De momento ha cedido ante los independentistas, pero el daño auténtico a España lo ocasionará en el momento que vuelva a tomar posesión del cargo para un segundo mandato y lleve a efecto todas las concesiones acordadas en estos meses. Por ello creo que los españoles deben de ser muy conscientes de lo que votan en estas elecciones, aunque por desgracia y visto como somos los españoles no creo que muchos sean conscientes de lo que nos jugamos ahora. Nos jugamos a cara o cruz el futuro de nuestro país en estos comicios, y España debe de estar a la altura de estas circunstancias o será responsable de lo que ocurra a partir de ahora. Ya sólo queda decir al igual que la canción "Habla, pueblo, habla".

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