domingo, 17 de febrero de 2019

España; El éxito y fracaso de una nación

Ahora que sabemos que España se enfrenta dentro de dos meses a la más importante convocatoria electoral de su historia contemporánea me he parado a pensar en el futuro de nuestra nación y en cómo ésta se encaminada sin otra alternativa que a su disolución. Muchas veces he hablado sobre este tema en las muchas entradas que en los últimos años he escrito con motivo del golpe de estado en Cataluña, pero nunca he profundizado en los porqué de esa futura disolución de una nación que tiene ya más de 500 años de antigüedad y que todavía no ha sabido convivir en paz durante estos siglos.

Para empezar me voy a remontar a una pregunta que alguien soltó en un foro de Internet hace unos años y que me llamó la atención. La pregunta en cuestión era ¿Y si Fernando II de Aragón no se hubiese casado con Isabel la Católica? La pregunta es muy curiosa, ya que nos adentramos en el origen de nuestra creación como nación en 1469 con la fusión de los reinos de Castilla y Aragón a través de la boda entre los que posteriormente serían catalogados por el papa valenciano Alejandro VI, (El conocido papa de "Los Borgia") como los Reyes Católicos. Posiblemente de no haberse producido este enlace matrimonial, Castilla hubiese continuado su camino por sí sola e incluso hubiese podido fusionarse con Portugal si Isabel hubiese accedido a casarse con el futuro rey portugués Juan II, mientras que Aragón quizás hubiese acabado en la irrelevancia ante una Castilla y una Portugal unidas en un sólo país. Esto ya es hablar de puras suposiciones, ya que nadie sabe lo que habría ocurrido a partir de entonces, aunque vista la situación actual de nuestro país me pregunto qué pensarían tanto Isabel como Fernando si viesen las circunstancias que estamos viviendo. Quizás pensarían cada uno por su lado que la fusión de los reinos de Castilla y Aragón fue un error. Debemos tener en cuenta que después de 500 años, la convivencia entre españoles sigue sin alcanzarse plenamente, aunque esto no se deba a las diferencias entre castellanos y aragoneses, sino a factores posteriores ocurridos en la historia de España que han alcanzado a nuestros días. 

Cuando uno ve a Reino Unido piensa ¿Cómo es posible que cuatro reinos diferentes sigan unidos a pesar de todo lo ocurrido entre ellos a lo largo de la historia? No hay que olvidar que la historia de Reino Unido es de lo más grandioso que uno puede leer en los libros de historia: Guerras civiles, independencias entre reinos y uniones posteriores... todo un cúmulo de acontecimientos que nos llevan hoy en día a ver a los reinos que encabeza Isabel II como unos reinos que a pesar de todas sus adversidades actuales sigue unido, aunque visto lo que tienen encima con el Brexit no sé si esa unión se romperá más pronto que tarde, pero eso ya es otra historia.

Cuando uno ve a Reino Unido y a otras naciones de nuestro entorno se pregunta: ¿Cómo es posible que los ciudadanos de estos países sigan unidos y aferrados a unas señas de identidad comunes? Por la sencilla razón de que estas naciones se enorgullecen de su historia y de sus símbolos nacionales, algo que en España no ha ocurrido jamás. Si uno le pregunta sobre nuestra historia al mayor enemigo interno que tiene España, es decir, un progre, éste te responderá que los españoles somos unos genocidas, ya que Cristóbal Colón llegó a América para asesinar a los indígenas y anexionar este territorio a los reinos de Castilla y Aragón, que en aquel entonces ya era España tras la boda de los Reyes Católicos. De nada le servirá que le digas al progre que los españoles llegamos a América y evangelizamos esa tierra que hoy en día nos desprecia pero que nos debe todo, ni que le digas que gracias al descubrimiento de América por parte de Colón, ésta iniciase un proceso de modernización durante todo el periodo en el que las provincias americanas formaron parte del Imperio Español. No, el progre nunca te reconocerá los méritos que España ha tenido a lo largo de su historia, por la sencilla razón de que un progresista odia todo aquello que tenga que ver con la historia o señas de identidad de nuestra nación.

Pero no sólo el progre es aquí el sujeto que desprecia nuestra cultura, nuestra lengua o nuestra historia. El resto de ciudadanos españoles no la desprecia pero sí tiene una actitud pasiva hacia ella, así como una actitud de vergüenza a la hora de mostrar de forma pública los emblemas nacionales que son las señas máximas de identidad de nuestra comunidad política y social (La bandera y el himno). Esto se debe a un proceso largo que va mucho más allá del Franquismo y que en mi opinión se remonta al periodo al que he hecho referencia al comenzar esta entrada: La fusión de los reinos de Castilla y Aragón. Desde el primer momento y aunque a partir de entonces todos eramos españoles, los castellanos nos hemos sentido como los verdaderos representantes y protagonistas de esta comunidad, mientras que los aragoneses siempre han sido visto como "Los extranjeros", o cuanto menos como "Españoles de segunda". Aquí comienza uno de los factores de la división social entre españoles y el porqué nunca hemos estado unidos a la hora de respaldar nuestras señas de identidad. 

Algo que por el contrario no ocurre con lo que hoy en día conocemos como Andalucía Oriental, y que hace 500 años era el Reino Nazarí de Granada, último escalafón de la presencia musulmana en España, que tras ser conquistada en 1492 por los Reyes Católicos se integró plenamente en España. Por su parte, el Reino de Navarra tras ser conquistado y anexionada por Fernando el Católico en 1513, podemos decir que se encuentra integrado en España, aunque en menor proporción si lo comparamos con el Reino de Granada, tal y como se puede apreciar hoy en día en parte de la sociedad navarra.

Otro de los sucesos trascendentales para entender el porqué de nuestra división social y el resentimiento hacia todo aquello que representa nuestro orgullo patrio lo podemos remontar a las sucesivas guerras civiles que España ha tenido a lo largo de estos siglos, desde la guerra de Sucesión (Origen de lo que los golpistas catalanes denominan "La pérdida de la independencia de la nación catalana"), la cual enfrentó a los Austrias frente a los Borbones, siendo éstos los que finalmente accederían al trono de España con Felipe V a la cabeza. La guerra de Sucesión supone una guerra civil en España en la cual se enfrentan por un lado la corona de Castilla y Navarra frente a la corona de Aragón, apoyando los dos primeros a los Borbones, mientras que los aragoneses apoyaban a los Austrias. Por cierto, cabe recordar que fue con Felipe V en el famoso Tratado de Utrecht (Entrega a Reino Unido de Gibraltar y Menorca, esta última recuperada posteriormente) con el que los Borbones iniciaron su llegada al trono de España. Este es otro de los factores decisivos a la hora de preguntarnos por qué hemos llegado hasta aquí en esta crisis permanente como nación y sociedad; La traición sistemática de los poderes públicos a los intereses generales de la nación española, y en especial la traición a España de una casa real extranjera que no dudó en venderla al mejor postor con tal de comprar el trono español, algo que los Borbones intentarían de nuevo hacer para conservarla en las reuniones que Carlos IV y Fernando VII mantuvieron en Bayona con Napoleón en 1808, días después del estallido de la guerra de la independencia.

Esta guerra fue la que más unió socialmente al pueblo español, el cual al ver humillada su soberanía por la invasión de los franceses luchó de forma directa contra los soldados de Napoleón. Por ironías de la vida cabe decir que esta vez, que fue la única en la que el pueblo español luchó como uno sólo para luchar por su país, los españoles lucharon contra el enemigo equivocado. Si hubiésemos aceptado sin más la presencia de José Bonaparte (Más conocido como "Pepe Botella" por su afición al vino) como nuevo rey de España, nuestra nación hubiese seguido la doctrina de la Ilustración, iniciada en Francia veinte años atrás con la Revolución Francesa y la presencia de los Borbones con el Despotismo Ilustrado de Carlos IV hubiese quedado en un mal recuerdo, mientras que la vuelta al Absolutismo y a la inquisición por parte de Fernando VII no se hubiese producido jamás. Pero como ya he dicho, España no supo diferenciar entre quienes querían mejorar nuestra gran nación y adaptarla al siglo XIX y quienes jugaban y utilizaban nuestro territorio como si de una propiedad privada se tratase.

Si a esto le sumamos el estallido de las guerras Carlistas tras la muerte de Fernando VII en 1833, la sociedad española vuelve a verse dividida entre quienes apoyaban al infante Don Carlos (Hermano de Fernando VII e hijo de Carlos IV) y quienes apoyaban a la reina Isabel II (Hija del recién fallecido rey). Dichas guerras se reanudarían incluso durante el reinado de Amadeo de Saboya, la I República y el reinado del hijo de Isabel II, Alfonso XII.

Con Alfonso XII llega la Restauración y con ello el denominado sistema caciquista de Cánovas que imperaría en las zonas rurales de España hasta la proclamación de la II República en 1931. También la Iglesia juega tanto en la Restauración como en épocas anteriores un papel relevante en la vida política y social española, con lo cual podemos concluir que el siglo XIX y en especial el papel jugado por cada institución suponen el origen para ir equiparando a aquello que hoy en día se suele ubicar de forma vulgar o bien en la derecha o bien en la izquierda. A la pobreza y las duras condiciones de vida durante los últimos años del siglo XIX y los primeros del siglo XX se les unirá lo que en mi opinión supone el origen del declive del Imperio Español y de nuestra posición privilegiada en el mundo: Las pérdidas de las provincias españolas en América (Cuba, Filipinas, Puerto Rico, etc) tras la guerra contra Estados Unidos. La pérdida de estos territorios van unidos en mi opinión y creo que también en la de mucha gente a la decadencia de una clase política, la cual siguiendo su tradición de ir por libre contra los intereses generales de España, y que se ve representada perfectamente en el Pacto del Pardo entre Cánovas y Sagasta, en la que se acuerda entre ambos el turnismo bipartidista, el cual durará desde la muerte de Alfonso XII en 1885 hasta la proclamación de Alfonso XIII como rey en 1902.

Tras ello comienza el que para mí ha sido el reinado más nefasto de la historia de España y por el cual todavía estamos pagando muy caro su mediocridad, el reinado de Alfonso XIII. No me voy a explayar más porque creo que todos (Aunque no tantas personas como debiera) conocemos lo ocurrido en España durante esta primera parte del siglo XX. Con la llegada de la II República surge definitivamente esa España que hasta entonces no había tocado el poder. Esa España que esperaba pacientemente después de décadas y de décadas de rencor y de resentimiento hacia aquellos que éstos consideraban la representación perfecta de "La derecha": La Iglesia, el Ejército y las clases altas. Nuestro país se convierte de facto en un sistema socialista, en el cual aquellas personas que no comulgasen con lo establecido por la izquierda eran perseguidos, encarcelados y fusilados. Comienza con esto uno de los periodos más oscuros de la historia de España, el cual irá acompañado de declaraciones de independencia en Cataluña, golpes de estado por parte de la izquierda, persecución de sacerdotes, violación de monjas, amenazas a la oposición, etc. Todo un sistema opresor que algunos con el paso de los años se han encargado de catalogar como la "Época dorada española". Una época en la que se crearon derechos y libertades, la gente iba feliz por las calles y todo era paz y armonía. Toda una manipulación de la historia por parte de aquellos que hoy en día están trabajando arduamente por proseguir la obra que sus abuelos dejaron inacabada en 1936 como consecuencia del golpe de estado militar protagonizado por Franco, Sanjurjo, Mola, Queipo, Yagüe, etc. Comienza la guerra civil y con ello el nacimiento de algo que desde el siglo XV existía pero que ahora se tornaba más radical que nunca: El auge de las dos Españas.

Debo decir que es cuanto menos curioso si uno analiza el mapa sobre la Guerra Civil que se encuentra con que de nuevo, Castilla y Aragón vuelven a estar diferenciadas. Mientras que en la antigua Castilla el bando nacional ocupaba gran parte de este territorio, en el antiguo reino de Aragón nos encontramos con la ocupación de dicho territorio por parte de los republicanos. Algo que demuestra que a pesar de los siglos, Castilla y Aragón seguían siendo diferentes aunque todos formemos parte de la misma bandera rojigualda, como diría Emilio Guillén en su glorioso himno de la Legión. Por un lado, aquellos que habían reprimido durante cinco largos años a España, convirtiendo una República de todos en un sistema socialista de opresión y ansiaban un conflicto entre españoles, combatían contra el enemigo en favor de la "Libertad y la igualdad", qué irónica es la vida. Por su parte, aquellos que se levantaron para defender a España de aquellos que intentaban destruirla, fueron acusados de ser los que querían acabar con ella...

Después de tres años de Guerra Civil, llegó el turno de Francisco Franco, quien tras ganar la contienda nacional gobernaría con mano firme los destinos de España durante cuatro décadas. Sobre Franco comprenderán que no hable demasiado, ya que creo que bastante se lleva hablando de él, y no precisamente para bien. Aunque me importa un carajo lo que puedan pensar de mí tras decir esto creo que Franco ha sido uno de los personajes más importantes de la historia de España, y a su vez uno de los peores personajes que le ha podido suceder al nacionalismo español. De no haber existido Franco, posiblemente la dictadura no se hubiese producido, o quizás ésta hubiese estado dirigida por Mola o Sanjurjo, como se tenía previsto en un principio, y de no haber existido la dictadura no existiría tampoco esa España que algunos denominan de "Blanco y negro". Esa España conservadora y tradicional que algunos tildan como lo peor de la historia de nuestra nación. Una España cristiana sobre la que ahora los enemigos de nuestro país intentan echar la culpa de todos los males, y marcar a todos aquellos que anhelamos una España cristiana y conservadora, basada en nuestras tradiciones, en nuestro patriotismo y en nuestra cultura y señas de identidad. De no haber existido Franco, la España conservadora no sería hoy en día catalogada por algunos como aquello a lo que hay que exterminar y radicar de nuestro modelo de convivencia social.

Tras la muerte de Franco llegamos al sistema actual, en donde España lleva ya cuarenta y un años imperando un sistema que sólo ha traído más división y conflicto entre sus regiones. ¿Acaso la creación de lo que algunos llaman "Comunidades Autónomas" es algo que unifica nuestro modelo de convivencia?, ¿Acaso la denominación en la constitución de las llamadas "Comunidades Históricas" suponen un refortalecimiento de la unidad territorial de nuestro país?, ¿Cómo se puede utilizar este término a regiones que en ningún momento fueron nacionalidades históricas? Cataluña fue un principado del reino de Aragón, mientras que el País Vasco formaba parte de Castilla, al igual que Galicia. ¿En qué momento se puede decir que estas tierras fueron nacionalidades?. Este es otro de los muchos engaños que el sistema constitucional de 1978 nos ha traído. Un sistema constitucional en el que como todos sabemos, se ha querido otorgar un estatus político a determinadas regiones en detrimento de otras con el solo objetivo de complacer a los partidos nacionalistas, los cuales han tenido un peso relevante en estos cuarenta años de sistema parlamentario.

La idea de las nacionalidades históricas partió, como supongo que todos saben, de Miquel Roca, algo a lo que el resto de partidos asentaron con mucho gusto para poder decir que la Transición española fue cosa de todos, no de algunos, Este fue uno de los principales fallos del sistema político de la transición y del gobierno de Adolfo Suárez; Querer incluir en la creación de un nuevo sistema político nacional a aquellas fuerzas que deseaban y desean acabar con la unidad territorial de nuestro país. ¿Alguien se imagina si Reino Unido desea por fin elaborar una constitución incluir en la elaboración de ésta al partido nacionalista escocés?, ¿Quién en su sano juicio es capaz de entregarle las llaves de la elaboración de la carta magna de un territorio determinado a aquellas personas que desean trocear ese territorio? No, no es sólo uno de los muchos errores que se cometieron en la Transición, sino un error histórico que desde hace siglos vienen cometiendo una y otra vez los representantes políticos a lo largo de la historia de España: Creer que se puede confiar en aquellos que desde 1714 e incluso antes venían catalogando a un simple principado como una nación soberana.

El fallo del sistema político español ha sido el de creer que los nacionalistas, no sólo catalanes sino vascos, gallegos, etc, iban de farol cuando afirmaban que sus regiones eran nacionalidades históricas, y que su propósito final era el de obtener tarde o temprano la autodeterminación de dichas regiones con respecto al resto de España. Como prueba de la poca seriedad que se ha tomado sobre este asunto recuerdo una anécdota que leí una vez sobre un político actual, el cual afirmaba algo así como que "Lo importante no es el nacionalismo vasco, sino el catalán. Puesto que el País Vasco son de los nuestros (Castilla) y jamás conseguirán la independencia, mientras que los catalanes, al formar parte de los otros (Aragón) sí había que tener más cuidado". Una frase que demuestra la poca seriedad que con respecto a este tema se ha venido tornando a lo largo, no ya de décadas, sino de siglos.

A todo esto tenemos que sumarle el fallo educativo que desde hace años venimos sufriendo. No se puede consentir que en este país no se inculquen desde la escuela los valores nacionales y las señas de identidad de nuestra nación. Hoy sin ir más lejos se ha conocido la noticia de que Francia obligará en las escuelas la presencia de la bandera francesa, así como el canto de la Marselleise. Valores nacionales que en nuestra historia reciente sólo ha sido posible durante el gobierno de Franco. Con ello volvemos a la cuestión del "Mal" que ha hecho la presencia de Franco en la historia de España. Si en lugar de haberse producido estos valores con un gobierno perteneciente a un régimen militar se hubiesen producido con un gobierno democrático, independientemente de su ideología política, la cuestión del enaltecimiento de nuestras señas de identidad hubiesen tenido un efecto completamente distinto en nuestra sociedad. Sin embargo, el hecho de que estos acontecimientos se hayan producido sólo durante el gobierno franquista ha cosechado la idea de que aquél que intente implantar estos métodos en las escuelas es un "Facha", un "Ultraderechista", el cual intenta adoctrinar a los más pequeños con unas ideas extremistas y rancias.

Este hecho nos ha llevado que en la actualidad, cualquier persona que porte la bandera de España o afirme orgulloso su alegría por ser español sea tildada por los calificativos que antes he mencionado y otros más obscenos, o incluso se les llegue a agredir físicamente. No existe pues un sentimiento de orgullo por ser español, no existe un sentimiento ni siquiera ligero por pertenecer a una comunidad política y social como la nuestra, a diferencia de lo que ocurre por ejemplo con los equipos de fútbol, donde los aficionados gritan a viva voz el himno de sus clubs y portan orgullosos las banderas de éstos. Esto provoca que en situaciones como las actuales, en donde está en peligro la integridad de la unidad territorial, la población española no salga a las calles de forma masiva para protestar contra el intento de los independentistas por obtener de forma legal o ilegal la independencia de Cataluña.

Como dato curioso cabe añadir el hecho ocurrido esta semana, en la que tras saberse que el gobierno de Pedro Sánchez estaba dispuesto a pactar con los independentistas y nombrar la figura de un relator con el objetivo de que los golpistas le aprobasen los presupuestos generales del estado, tanto el PP, como VOX, como C's convocaron una manifestación para exigir el cese inmediato del diálogo entre el gobierno del PSOE y los independentistas, así como la convocatoria urgente de elecciones generales. La cifra de convocantes se creía que iba a ser apoteósica, creyendo algunos (Yo incluido) que iba a ser la mayor desde 1977. ¿El resultado? Una cifra que oscilaba entre 45.000 y 200.000 personas. Una cifra aceptable de personas pero insuficiente para la gravedad de la situación en la que está inmersa España en estos graves momentos. ¿Cómo es posible que ante un escenario en el que el presidente del gobierno comete un delito de alta traición contra el estado la sociedad española no salga en masa para exigir la dimisión inmediata del jefe del ejecutivo?.

La falta de patriotismo debido a las circunstancias que antes he mencionado, así como la vergüenza que ocasiona entre la población el hecho de sentirse español debido a la manipulación sistemática que se hace sobre nuestra historia es el factor determinante que explica este fenómeno entre la sociedad española. No es de recibo que en las escuelas se les enseñe a nuestros pequeños una versión de nuestra historia de forma falsificada y no impartan éstos ninguna asignatura que enseñe y propague los valores nacionales y nuestras señas de identidad, pero por el contrario sí se enseñe a nuestros pequeños desde primaria e incluso desde la guardería asignaturas tan vomitivas y repugnantes como la ideología de género. Por desgracia ya es tarde para que desde el sistema educativo se intente reparar este gravísimo error. Un error en el que los gobiernos autonómicos no han caído, ya que éstos, en especial los gobiernos autonómicos nacionalistas, han llevado a cabo un adoctrinamiento feroz a los niños de estas comunidades autónomas, fomentando el odio hacia España y falsificando y ensalsando la historia de sus regiones y sus señas de identidad, así como su cultura. Por este motivo tenemos actualmente a una generación de jóvenes (La mía es una de ellas) que oscilan entre los 30 y los 20 años que si no desprecian la historia, la cultura y las señas de identidad españolas, les resultan indiferentes, y si no les resultan indiferentes les resultan odiosas. Por este motivo las actuales y las futuras generaciones jamás sentirán simpatía por estas cuestiones, y en el caso de las comunidades autónomas dominadas por el nacionalismo, sus jóvenes llevarán hasta el rencor e incluso la venganza en forma de violencia estos aspectos.

En lo que respecta a Andalucía sucede una cosa muy curiosa. Los andaluces, en especial los pertenecientes a la clase obrera y jornalera, desprecian la bandera de España, catalogándola éstos como "Algo perteneciente al franquismo". Desprecian igualmente el nacionalismo español, pero a la misma vez abrazan encantados la bandera de Andalucía y el nacionalismo andaluz. Enaltecen y exhortan la bandera blanca y verde como si de la bandera roja se tratase, y cantan puño en alto el himno de Andalucía cuan La Internacional se tratase. Al mismo tiempo que critican a los nacionalistas españoles tildándolos de "Pijos" y "Fachas", luchan abiertamente por la independencia de Andalucía, llegando incluso a cantar el himno original de Blas Infante bajo el lema "Los pueblos y la humanidad", y no el editado en la época de la Transición, "España y la humanidad". Dejando a un lado a los obreros y jornaleros, también el resto de Andalucía muestra con orgullo la bandera andaluza, sintiéndose éstos orgullosos de pertenecer a esta región. Todo lo contrario de lo que sucede cuando se habla de España, en donde nadie o casi nadie saca públicamente con tanta rapidez la bandera de nuestra nación, ni tararea la Marcha Real que, según la leyenda, fue una composición que regaló el rey de Prusia, Federico II el Grande, a Carlos III en 1770.

Por último cabe hablar del mayor enemigo que tiene España, el cual está en el interior de nuestro país y que es la propia izquierda. Nunca en la historia de un país se ha visto una izquierda con mayor odio, venganza y resentimiento hacia todo aquello que representa los ejes sobre los que sustenta nuestra nación. Una nación que por resentimiento ni siquiera intentan nombrarla por su nombre cada vez que tienen la ocasión. Personalmente no me imagino al Partido Laborista británico ir en contra de los intereses generales de Gran Bretaña, ni al Partido Socialdemócrata Alemán atentar contra los intereses de Alemania, ni al Partido Socialista contrariar los intereses de Francia. Por contra, en España la izquierda y en especial el partido que en 1879 fundase Pablo Iglesias (El original) sí ha atentado incesantemente contra los intereses generales de España.

¿Acaso no fue el PSOE el que más activamente luchaba por llevar a España a la guerra civil?, ¿Acaso no fue el PSOE quien organizó durante la II República un golpe de estado tras la victoria de la derecha en 1933?, ¿Acaso no fue el PSOE, y la izquierda en general, quienes saquearon el Banco de España llevándose el 75% de las toneladas de oro del banco a Moscú?, ¿Acaso no fue el PSOE quien sacó beneficio electoral de un atentado terrorista que dejó cerca de 200 muertos?, ¿Acaso no fue el PSOE quien ha dejado el país en bancarrota cada vez que ha gobernado?. Todo eso y mucho más es "Mérito" del PSOE, un partido que muy astutamente ha sabido dar la vuelta a las circunstancias y presentarse ante la opinión pública española como un partido garante de derechos y libertades, víctima de la Guerra Civil y del Franquismo y defensor de la clase trabajadora. Con toda seguridad, en otro país de nuestro entorno un partido como el PSOE estaría ya más que ilegalizado por atentar gravemente contra los intereses generales del país.

No sólo el PSOE, el cual se ha rodeado siempre con los enemigos de España, es el único partido de la izquierda en ir contra la nación que les da de comer. La izquierda en general, actualmente con Podemos, ERC, BNG, etc, es otro de los factores determinantes en la descomposición de nuestro país. Por principios ideológicos, la izquierda no es nacionalista, pero la izquierda española sí es nacionalista, pero nacionalista catalana, vasca, gallega, andaluza. Todo aquel nacionalismo que sea antiespañol es bienvenido por parte de la izquierda española. Buena prueba de ello es cómo la izquierda española co-gobierna en varias comunidades autónomas con partidos nacionalistas que buscan la autodeterminación de sus regiones. El ejemplo más claro es el apoyo de Podemos al proceso soberanista catalán, así como el perfil nacionalista de éstos junto con el PSPV en la Comunidad Valenciana y en las Islas Baleares. Y es que no hay que engañarse, la izquierda española busca con el apoyo directo o indirecto al proceso independentista catalán reconstruir el antiguo reino de Aragón. Buena prueba de ello es su apoyo a la creación de los "Paisos Catalans", el cual lleva emparejado no sólo la anexión de la Comunidad Valenciana, las Islas Baleares y parte de la región de Murcia a una supuesta República Catalana, sino incluso la anexión de la comunidad autónoma de Aragón.

La izquierda busca en primer lugar la recomposición del reino de Aragón, con la modificación de establecer la capital de este nuevo estado en Barcelona y no en Zaragoza. Por otro lado, la izquierda busca también descomponer lo que quedaría del resto de España, que no sería otra cosa que los antiguos reinos de Castilla, Granada y Navarra. Con la independencia de Galicia con el apoyo de la izquierda, la independencia de Andalucía y la anexión de Navarra al País Vasco para posteriormente alcanzar la independencia, la izquierda habrá conseguido finalmente su ansiado objetivo de destruir una nación con más de 500 años de antigüedad. Este y no otro es el objetivo de la izquierda desde que ésta hiciese su aparición en España a finales del siglo XIX, y muy especialmente desde los atentados del 11-M en 2004, fecha en la que comienza la fase final de descomposición de nuestro sistema de convivencia, así como la unidad territorial de España.

Para finalizar, el último factor decisivo en todo este proceso es la similitud que desde la población se hace entre clase política y nación, así como la corrupción generalizada en todas las instituciones. Deteniéndome en lo primero es cuanto menos curioso cómo en España se asemeja la clase política y los partidos políticos que componen el sistema partitocrático actual con el concepto de la nación española en sí. Para los españoles, el sistema político es lo mismo que el territorio nacional en el que convivimos todos, teniendo como claro ejemplo una frase que la mayoría de españoles pronuncian cuando se hace referencia a un asunto político: "Vaya mierda de país", "Qué asco de país". Este hecho supone que para los ciudadanos España es sinónimo de clase política, y que como tal, la bajeza moral de los sujetos que componen la función pública es equivalente a la situación del país y a su moralidad, principios y valores. Parte de esta culpa la tiene la propia clase política, en especial la derecha española, la cual asemeja la imagen del rey y de la monarquía como uno de los símbolos que representan a nuestra nación tanto de forma interna como externa. En circunstancias como las actuales en las que la monarquía ha estado en el punto de mira por los casos de corrupción de sus miembros, la imagen de la corrupción de la corona, que insisto, es observada como un símbolo de la nación, arrastra consigo la imagen de España tanto en nuestro territorio nacional como en el resto del mundo.

Por otro lado, la generalización de la corrupción en la vida política nacional, regional y local supone uno de los mayores golpes que nuestra nación puede recibir. El hecho de que cualquier gobierno de cualquier área esté involucrado en un caso de corrupción supone confirmar la tesis de que España es un país corrupto y vulnerable a enriquecerse ilícitamente. Si a eso le sumamos la negativa de los políticos a asumir sus responsabilidades y dimitir, le añadimos también el hecho de que en España uno no va a correr riesgo alguno si se descubre que ha actuado de forma inmoral. Pero quizás lo peor de todo sea la reacción de los ciudadanos. Buena prueba de ello es cómo en estos años pasados en los que la crisis peor azotaba a la sociedad española, se publicaba cada día en los medios un nuevo caso de corrupción ante la indignación generalizada de la ciudadanía. Pero no una indignación por el hecho de hacer un uso fraudulento del dinero público, sino por el hecho de "Robar mientras otro pasan hambre".

Para sorpresa de todos, la indignación no se produce por el hecho de que los políticos hayan obrado mal moralmente, sino por la cuestión de llevarse el dinero mientras otros estaban sin nada que llevarse a la boca. Curiosamente la indignación se basa más en términos de envidia que de indignación ciudadana por el hecho de saber que hay dirigentes públicos que estafan a sus ciudadanos durante el ejercicio de sus responsabilidades. Es decir, el ciudadano de a pie también robaría si tuviese la ocasión de hacerlo, pero como no puede hacerlo sólo se queja de que otros lo hagan mientras él no puede hacerlo, lo cual demuestra que la falta de moralidad es algo que afecta no sólo a la clase política española, sino a todo el conjunto de la sociedad española, que vive a falta de unos principios morales que sí poseen otras naciones.

Si uno le pregunta a un ciudadano cualquiera sobre si tuviese la oportunidad de "Robar" en caso de alcanzar un puesto de responsabilidad política, la mayoría dice que sí. En aquellos casos en los que los casos de corrupción son del partido que vota un sujeto, éste no le da importancia alguna o trata de excusar ese caso de corrupción mientras denigra los casos de corrupción que afectan al partido de la ideología contraria a la del sujeto. Lo que demuestra igualmente el grado de hipocresía y amoralidad que impera en nuestra sociedad. Es la ciudadanía misma la que está enferma de corrupción e intentaría por todos los medios delinquir al igual que el político que sale en la prensa o en la televisión condenado por ser pillado realizando una acción indebida e impropia de un cargo público. Sólo hay que detenerse a observar cómo los ciudadanos intentan estafar a su propio seguro, o pagar menos de luz y/o de agua, o evadir impuestos, etc. El problema esencial no es la clase política en sí, que también, sino la mentalidad corrupta de una ciudadanía de la cual proviene esa futura clase dirigente.

Con esto he querido exponer mis razones de porqué creo que España como nación tiene, por desgracia, los días contados. Una nación con una falta de moralidad entre sus ciudadanos, con una falta de patriotismo y de valores, así como una falta por la defensa de lo que nos pertenece, unido a una parte considerable de la clase política que desprecia, humilla, reniega y odia nuestras señas de identidad. Aunque ya la expuse hace un tiempo vuelvo a poner como ejemplo una frase maravillosa que aparece en el final de la gran película que Anthony Mann dirigió en 1964 titulada "La Caída del Imperio Romano". La frase dice textualmente: "Que sólo se puede destruir a una gran nación cuando ella misma se ha destruido interiormente". España es una gran nación ingrata que tiene la desgracia de tener una ciudadanía que no puede, no sabe o no quiere reconciliarse con su país, con su historia, con sus símbolos, con sus señas de identidad y con su cultura, y que tiene por otro lado a una clase política que desea fervientemente acabar con ella. Con estos dos elementos tenemos la composición perfecta para desde dentro acabar con todo aquello que es nuestro y que jamás hemos valorado ni amado. 

sábado, 16 de febrero de 2019

A las urnas

Dos días después de que el congreso rechazase por segunda vez desde 1978 los presupuestos generales del estado (La primera vez fue en 1995 con Felipe González), Pedro Sánchez se ha visto en la obligación de convocar contra su voluntad elecciones generales para el próximo día 28 de abril. Hace unas horas el líder del PSOE ha anunciado en una impresentable declaración-mitin desde la Moncloa su intención de poner fin de forma anticipada a la XII legislatura y llamar a los españoles a las urnas. Con esto Pedro Sánchez pone, muy a su pesar, fin a su obsesivo objetivo de completar sí o sí la legislatura. Tras el vomitivo espectáculo del relator y las negociaciones secretas entre Sánchez y los independentistas para obtener a cambio el sí de los presupuestos, el gobierno anuncio a través de una rueda de prensa el viernes de la semana pasada que daban por rotas las negociaciones con los golpistas catalanes. Unas declaraciones que personalmente creo que forman parte de una estrategia política por parte del propio Sánchez para acudir a las urnas con el mensaje de "¿Veis?, no he cedido al chantaje de los independentistas". Cabe decir que Sánchez necesita ser visto en estos momentos por los españoles como "Un hombre de estado" y no como "Un radical que desea sí o sí permanecer en el poder a toda costa".

Pues bien, volviendo al anuncio de hoy debo decir que tras ocho meses en el cargo, Sánchez ha convocado, insisto, contra su voluntad, unas elecciones en las que en teoría el resultado electoral es más incierto que nunca. Y no nos engañemos, estamos sin lugar a dudas ante las elecciones generales más importantes desde 1977. España se juega todo en estos comicios. Unos comicios en los que tendrá que elegir si votar a una izquierda radical y antiespañola, dispuesta a todo con tal de seguir ostentando el poder, aunque ello lleve emparejado ceder ante el derecho de autodeterminación de Cataluña y el País Vasco, y con ello poner fin a la unidad territorial de España y a la existencia de nuestra nación como comunidad política y social. Por otro lado, España tendrá que elegir si quiere ésto o una derecha que, independientemente de sus defectos y errores, representa el último lazo que permitiría de momento que la unidad territorial de España no se viese afectada, al menos de momento. Una derecha representada por el PP que vive completamente alejada de la realidad y que cree ilusa que los de la calle Génova 13 van a volver como si nada al gobierno de España después de ocho meses desde que fuesen expulsado Mariano Rajoy y su gobierno a través de la moción de censura de Sánchez en junio del año pasado.

Centrándome en lo que respecta a las elecciones debo añadir que no me da buena impresión todo lo que está ocurriendo y que creo que va a tener un final bastante distinto al que muchos creen. ¿Por qué creo esto? Por varios motivos: Primero; todas las encuestas dan por hecho que el PSOE va a ganar las elecciones y recuperará parte del electorado perdido que hasta ahora se había refugiado en Podemos y Pablo Iglesias, lo cual supone un aumento considerable tanto de votos como de escaños. Seguramente Sánchez consiga un resultado intermedio entre los resultados de Rubalcaba en 2011 y los de Almunia en el 2000, es decir, entre 110-125 escaños. Aunque Sánchez haya traicionado la constitución y la soberanía nacional y haya intentado ceder ante los independentistas el derecho de autodeterminación, así como la concesión de compra de armas por parte de los catalanes, al votante más izquierdista del PSOE le es completamente indiferente todo esto. Ya se vio en 2008 cómo Zapatero consiguió revalidar su victoria electoral tras entregar Cataluña en su primera legislatura al sector más nacionalista del PSC, CIU, y ERC y ceder ante la ETA en el proceso de negociación. Por ello, independientemente de que Sánchez haya cometido delito de alta traición, el electorado socialista le importa un carajo este hecho, ya que lo único que le interesa al votante del PSOE son las ayudas sociales. 

Segundo; En términos de bloques izquierda-derecha estamos en unas circunstancias completamente diferentes a las de 2015 y 2016, cuando Rajoy buscaba la reelección. En estos momentos la izquierda está más unida en torno al PSOE que la derecha en torno al PP. Por parte de la derecha, ésta se encuentra dividida en dos bandos: PP y VOX. La formación de Santiago Abascal está subiendo como la espuma en detrimento de un PP que desde la pésima gestión de la crisis catalana por parte de Rajoy ha bajado de forma considerable hasta situarse según las encuestas en unos 90 escaños de los 137 que posee actualmente. Por ello, sólo una mayoría absoluta compuesta por PP y VOX que personalmente considero impensable actualmente por la caída del voto actual por parte de los populares sería la única salvación para liberar a España de Pedro Sánchez y de la izquierda radical.

Tercero; Debemos tener en cuenta de que en medio de esta aglomeración de partidos tenemos a los veletas por excelencia: Ciudadanos y Albert Rivera, los cuales ya han anunciado estar predispuestos a apoyar al PSOE siempre que el candidato no sea Pedro Sánchez. Es decir, volvemos a la situación de 2015 y 2016, cuando Rivera afirmaba que jamás pactaría con el PP de Rajoy, y que de hacerlo sería con la condición de que el entonces presidente del gobierno se retirase. Todos sabemos cómo acabó aquella historia: Rivera pasó por el aro y finalmente aceptó apoyar al PP y a Mariano Rajoy, a cambio de unas condiciones que Mariano jamás cumplió con su socio de investidura. Por ello ya sabemos que de obtener Sánchez un resultado que oscile entre los 110-125 escaños, o incluso entre los 130 escaños, Rivera estará al día siguiente llamando al timbre del número 70 de la calle Ferraz para solicitar la vicepresidencia del gobierno a Sánchez a cambio de su apoyo parlamentario a la investidura. Un apoyo que para muchos en el PSOE supone su sueño húmedo, ya que ante la deriva radical y antiespañola del PSOE (Algo que por otra parte es por lo que siempre se ha caracterizado este partido), muchos socialistas creen que lo único que puede hacer regresar al socialismo a la senda del constitucionalismo es un pacto con Rivera y C's. Por ello creo que no es para nada descartable que el próximo gobierno de España sea un ejecutivo formado por Sánchez y Rivera con el apoyo externo de un Podemos que se deshace por momentos.

Cuarto; La situación no puede ser más propicia para Sánchez, ya que ante un resultado incierto en el que ningún partido consiga una mayoría suficiente para poder pactar con otro partido con el que sume mayoría absoluta, España se vería abocada nuevamente a una situación de bloqueo político, como ya sucedió en 2016. De ser así, Sánchez vería toda esta situación desde el mejor sitio: El gobierno. Como ya le sucedió a Rajoy hace tres años, Sánchez vería ahora el panorama postelectoral desde la Moncloa como presidente del gobierno en funciones, lo cual le da gran ventaja política frente a sus adversarios, los cuales se irán quemando a lo largo del año si intentan sin éxito formar un gobierno alternativo al del PSOE. Como se puede ver, todo son ventajas para el actual presidente del gobierno.

Quinto; La movilización del electorado de la izquierda será abrumadora, ya que ante la aparición de VOX y la falsa identificación de éstos con la extrema-derecha por parte de los medios progres, la llamada de Sánchez al voto de la izquierda con el famoso eslogan "Que viene la derecha" será determinante para provocar una avalancha de votos hacia el PSOE, o en su defecto, hacia Podemos para hacer frente a "Las derechas" como ya ha bautizado Sánchez a PP y VOX. Si a esto le añadimos el resultado de las elecciones en Andalucía en la que la abstención o la no participación del electorado izquierdista en las elecciones provocó la llegada por primera vez del PP a la junta de Andalucía de la mano de VOX y C's, las elecciones de abril serán una llamada constante a los socialistas desencantados para que éstos acudan en masa a votar al PSOE. 

Por todos estos motivos y alguno más que seguramente se me escape en estos momentos estoy convencido, aunque espero equivocarme, que Pedro Sánchez va a seguir como presidente del gobierno tras estas elecciones. Muchos están ya visualizando al PP de nuevo en la Moncloa, y desde aquí ya les aviso yo de que no se hagan muchas ilusiones. Sánchez no ha llegado hasta aquí para ser jefe del gobierno durante sólo un año. Cuando en los sistemas bipartidistas se producen los cambios de gobierno (Aunque en el último caso haya sido vía moción de censura), éstos se hacen con la intención de que el nuevo gobierno dure, cuanto menos, cuatro años en el poder. Esa es la esencia de los sistemas bipartidistas, el que el un partido permita al otro acceder al gobierno para estar durante unos años determinados y luego volver a relevarse nuevamente. Ahora, por mucho que a los españoles conservadores como yo nos joda reconocerlo, Sánchez tiene por delante varios años en la Moncloa. Hasta el año 2023-2024 no veo posible un cambio real de gobierno. El problema radica en que tras estos comicios, que insisto, son los más importantes desde 1977 y en los que nos jugamos el futuro de España y nuestra existencia como comunidad, nada quedará de nuestra nación si finalmente es la izquierda la que consiga el triunfo electoral. Y es que seamos sinceros, Pedro Sánchez todavía no ha hecho todo el daño que es capaz de hacer. De momento ha cedido ante los independentistas, pero el daño auténtico a España lo ocasionará en el momento que vuelva a tomar posesión del cargo para un segundo mandato y lleve a efecto todas las concesiones acordadas en estos meses. Por ello creo que los españoles deben de ser muy conscientes de lo que votan en estas elecciones, aunque por desgracia y visto como somos los españoles no creo que muchos sean conscientes de lo que nos jugamos ahora. Nos jugamos a cara o cruz el futuro de nuestro país en estos comicios, y España debe de estar a la altura de estas circunstancias o será responsable de lo que ocurra a partir de ahora. Ya sólo queda decir al igual que la canción "Habla, pueblo, habla".

jueves, 7 de febrero de 2019

España se la juega con Venezuela

Lo que el mundo está viviendo con Venezuela desde que el pasado 23 de enero el presidente de la asamblea nacional, Juan Guaidó, se proclamase presidente en funciones del país está trayendo más cola de la que en un principio pensaba que iba a traer. Desde siempre he dicho que personalmente lo que suceda o deje de suceder en Venezuela es algo que no me importa nada, ya que lo que sucede en cada país es algo que compete sólo y exclusivamente a sus ciudadanos. Ya lo dije en el año 2017 cuando desde los medios de descomunicación de aquí se hablaba continuamente sobre la situación venezolana. Como excepción, hace medio año escribí acerca de que España ya era Venezuela, debido a la situación inestable, totalitaria y peligrosa a la que estaba (Y está) llevando Sánchez a nuestro país. Pues bien, tras dos semanas de lo ocurrido con Guaidó y la negativa rotunda de Maduro a retirarse se está produciendo que en ciertos lugares se hable ya de un posible ataque militar de EEUU contra Venezuela, con el objetivo de derrocar el régimen socialista del país sudamericano.

En lo que a mí respecta debo decir que, como es lógico, aquí hay más mierda (Y petróleo, aunque de esto no se está hablando nada) de la que se está hablando. No estamos hablando de cambiar al régimen totalitarista de Maduro por otro capitalista y progre dirigido por un masón como Guaidó, sino de un juego de intereses en el que está metido EEUU, Rusia, China, Israel, Irán, y algún que otro país más. Seamos serios, ¿A quién le importa Venezuela? Porque a mí, como ya he dicho, no. Siempre he dicho que los ciudadanos de cada país son responsables de la situación política de sus respectivas naciones (Nosotros con nuestra inacción somos responsables de que un criminal siga sentado en la Moncloa), por ello es potestad de éstos la de resolver los conflictos que se originan en ellos. En Venezuela se ha permitido durante años la instauración de una dictadura primero por Hugo Chávez y posteriormente por Nicolás Maduro. Comprendo que exista una gran parte del pueblo venezolano que desee pasar página cuanto antes de los oscuros años del chavismo en este país, pero ha sido la permisividad de los venezolanos lo que ha provocado que en estos momentos su país se encuentre en estos momentos al borde de una guerra civil tras una dictadura izquierdista que dura ya veinte años.

¿Ahora qué hacemos? Porque en lo que respecta a España yo no apoyo bajo ningún concepto que nuestro país participe en un conflicto bélico contra Caracas. De hecho, España lo único que tendría que haber hecho era haber reconocido a Guaidó como presidente desde el primer momento y no haber tomado la delantera en esta situación tras la humillación personal que ha sufrido Sánchez por parte de Maduro al considerar éste que el inquilino de la Moncloa no es el líder político idóneo para hablar sobre lo que debe hacer o no nadie en convocatorias electorales al no haber sido elegido Sánchez como presidente por ningún voto popular. Aunque a mí ni personalmente ni políticamente Maduro sea un tipo que me caiga bien, debo reconocer que ahí tiene toda la razón del mundo. Sánchez no es nadie para dar lecciones, ni siquiera a un dictador como Maduro, sobre lo que tiene que hacer o no éste en la crisis venezolana. Sánchez es el primero que se niega a convocar elecciones en nuestra nación, lo cual le hace quedar incapacitado moral y políticamente para dar lección ni ultimátum alguno sobre cuestiones de transición política, lo cual supone otra humillación más para nuestro país, que se ve vacilado por un dictador asesino y criminal debido a la falta de legitimidad moral y política de otro criminal como es el propio Sánchez. Por si esto fuese poco, tras la humillación de Maduro, Sánchez salió en rueda de prensa cuan Bush en la rueda de prensa de las Azores, y dio ocho días de plazo a Maduro para que convocase elecciones o reconocería a Guaidó como nuevo presidente de Venezuela. La respuesta de Maduro ha sido lógicamente la de burlarse de Sánchez y la de pasar de su "Temerario" ultimátum, lo cual ha dado lugar a que este lunes, vencido el plazo dado por Sánchez, éste compareciese de nuevo para reconocer finalmente a Guaidó como nuevo jefe del estado venezolano de forma interina, eso sí, instándole a convocar cuanto antes elecciones en Venezuela. En fin, consejos vendo que para mí no tengo.

Con el reconocimiento de España se ha sumado la de la mayoría de los países europeos, a excepción de Italia. EEUU fue uno de los primeros en reconocer a Guaidó como nuevo presidente. Con este reconocimiento, al cual se han sumado ya otros países a excepción de Rusia, Cuba, etc, Maduro debía haber renunciado al poder de forma inmediata, pero la negativa de éste me lleva a pensar que el conflicto venezolano tiene todas las papeletas de convertirse ocho años después en un nuevo caso Libia 2.0, o incluso en un nuevo caso Irak 2.0. Si Maduro insiste en perpetuarse en el poder pese al reconocimiento casi mundial a Guaidó, la guerra civil en Venezuela estará servida, y con ello la intervención militar de Estados Unidos y la OTAN, es decir, España. Hasta aquí todo parece ser lo "Previsible", pero hay que recordar un factor determinante: Rusia. Lo que haga o deje de hacer Putin, el cual no va a consentir que una neocolonia rusa como es Venezuela caiga como por arte de magia ante las manos de Trump. La reacción que los rusos hagan de un posible ataque de EEUU y la OTAN hacia Venezuela será determinante para intuir lo que pueda pasar después. ¿Un enfrentamiento bélico entre Washington y Moscú? No lo veo, aunque quién sabe lo que puede ocurrir en estos momentos de incertidumbre y más si detrás de esa incertidumbre se halla la "Niña bonita" de Rusia en América.

Con respecto a nosotros debo volver a añadir lo que ya he dicho anteriormente: España no está preparada ni capacitada para participar en ninguna invasión militar ni en una guerra abierta contra nadie, ni mucho menos contra Venezuela. España está atravesando uno de los peores momentos de toda su historia, y una guerra ahora contra el régimen totalitario de Maduro sólo provocaría hundir aún más a nuestra nación en el fango en el que se encuentra sometida gracias al propio Sánchez y los amigos de Maduro en España: Iglesias, Errejón, Monedero, Echenique, etc. No, España no debe formar parte de ninguna coalición internacional para derrocar a nadie. Personalmente creo que Maduro caerá dentro de unas semanas o meses. La presión internacional es demasiado fuerte y la sola decisión de tomar sanciones económicas contra los chavistas será motivo más que suficiente para que el sucesor de Chávez decida largarse con el rabo entre las piernas antes de que su cabeza esté verdaderamente en juego. España y el mundo se juega mucho si la crisis venezolana persiste y la invasión militar comienza a cobrar fuerza. Por el bien de los venezolanos, de España y del resto del mundo espero que Maduro caiga cuanto antes y ponga fin a estos veinte desastrosos años de socialismo en Venezuela. Si por el contrario no lo hace, las consecuencias serán letales para todos, y con dos bloques mundiales defendiendo uno el mantenimiento del todavía régimen socialista y el otro su caída, el comienzo de la guerra se puede saber más o menos cómo empezará, pero no como irá desarrollándose, y lo que es más importante; Cómo acabará. 

miércoles, 6 de febrero de 2019

Un peligro nacional

Si en algún momento de la historia de España ha existido un momento más propicio para que una organización ajena a la clase política tome el control de la situación en nuestro país es este. La gravedad de lo vivido en las últimas semanas y sobre todo en las últimas horas en las que el presidente del gobierno de España, o eso dice ser él, Pedro Sánchez ha aceptado la propuesta de la generalitat catalana de recurrir a un mediador internacional para negociar con los catalanes los presupuestos generales del estado y la crisis catalana independentista, supone dejar la imagen internacional de España en el mundo por el subsuelo tras esta humillación por parte de este gobierno de miserables que están dispuestos a todo, y cuando digo a todo es a todo, con tal de permanecer un año más en el poder.

Estamos pues ante una jugada a la que ni el propio Rajoy llegó durante sus siete años en el gobierno en la que coincidió con la peor parte de la crisis catalana. Una jugada que demuestra el nivel de miseria y de maldad a la que es capaz de llegar Sánchez, dispuesto ya no sólo a dejar la imagen de España en el fango ante los ojos del mundo, sino la de permitir al gobierno catalán que efectúe la compra de armamento de guerra, como sucedió hace unas semanas. Una decisión que supone entregar por parte del gobierno de España a un gobierno declarado en rebeldía contra la nación española un armamento bélico del que ya se supone cuál va a ser su uso dentro de unos meses. El gobierno de España está permitiendo con ello que un gobierno secesionista pueda matar a ciudadanos españoles cuando lo considere oportuno, lo cual convierte a ambos gobiernos en asesinos y criminales.

Si lo de la compra del armamento de guerra ya era una noticia gravísima, lo de hoy de acceder a la mediación internacional cuan conflicto político entre dos naciones independientes se tratase ya es la gota que colma el vaso. Con esto se reconoce de facto la soberanía de Cataluña y se humilla por parte de este gobierno traidor a la nación española frente a un bando de sediciosos que desean ver España hecha cenizas. Por ello Pedro Sánchez no puede seguir ni un segundo más como jefe del gobierno español. Estamos ante un psicópata peligroso y una mala persona,  el cual no dudo que estaría dispuesto a cometer cualquier fechoría, insisto, cualquiera, con tal de permanecer hasta junio del 2020 en la Moncloa. Ya lo dije en diciembre del año pasado y vuelvo a decirlo nuevamente; La única solución para echar a este criminal pasa por la presentación urgente de una moción de censura, la cual lleve emparejada la convocatoria inmediata de elecciones generales, de la cual surja un gobierno con la fuerza suficiente para aplicar de nuevo un artículo 155 más duro y restablecer el orden en el país tras el paso de esta epidemia por la Moncloa. Junto con esa moción de censura se debe de presentar previamente una moción de responsabilidad criminal que permita sentar a Pedro Sánchez en el banquillo del Tribunal Supremo, acusado de alta traición al estado español. Sólo esas dos medidas pueden salvar a España de este asesino, ya que ese y no otro es el adjetivo que se merece un miserable que permite a un gobierno enemigo de una nación la compra de armamento bélico para utilizarlo contra la población de esa nación que él preside. Pedro Sánchez, los muertos que a partir de ahora puedan caer serán responsabilidad tuya, única y exclusivamente tuya.

Volviendo a lo de antes, ¿Cómo aprobar la moción de responsabilidad criminal y la moción de censura? Ante la imposibilidad de que el PNV vote a favor de ello, ya que ahora están en el mejor momento posible con la existencia de este desgobierno, la alternativa sería que mínimo siete diputados pertenecientes al PSOE voten a favor de esas mociones. Sé que lo que estoy diciendo es una barbaridad, ya que algunos tendrían que votar en contra del propio Sánchez, pero el hecho de que varios miembros del PSOE se están echando las manos a la cabeza en estos momentos ante la deriva peligrosa y criminal del actual gobierno, es motivo suficiente para que algunos (No digo que todos, puesto que el PSOE es un partido traidor a España desde que Pablo Iglesias lo fundase en 1879) diputados tomen por una vez una decisión acertada y sienten a este individuo frente a un tribunal para ser juzgado por alta traición. Un Sánchez que, al igual que Torra, deberían estar agradecidos de vivir en el año 2019 y no en el año 1939, ya que de ser así no acabarían ni frente a un tribunal ni en la cárcel, sino en otro sitio.

Volviendo a la moción de censura y de responsabilidad criminal, cabe decir que por supuesto nada de esto va a pasar, ya que el PSOE está decidido a llevarse por delante al país en su caída. Para Sánchez, las elecciones de mayo no son nada, ya que con ello se quitará de en medio a adversarios internos tras el batacazo que éstos se van a llevar en las municipales y autonómicas, teniendo con ello vía libre para seguir adelante y sin oposición por parte de los barones autonómicos en su plan para acabar con España antes de dejar la presidencia. Una presidencia que estoy convencido no terminará el año que viene. Sánchez, aunque pierda en 2020 pactará nuevamente con independentistas, etarras y podemitas para seguir en el gobierno hasta 2024 como mínimo. Por otro lado debo decir que pase lo que pase, los corresponsables de esta locura tienen también nombres y apellidos: Pablo Casado y Albert Rivera, los cuales con su silencio están permitiendo que España se vea en estos momentos sometida a una humillación histórica.

Con esto queda demostrado que la moción de censura del año pasado fue un pacto entre PP-PSOE para permitir de forma pacífica la alternancia bipartidista en el gobierno ante el temor de que Ciudadanos ganase las elecciones generales el año pasado. Mientras al PP de Rajoy le tocó bailar durante el golpe de estado y la aplicación del 155 light, al PSOE de Sánchez le toca bailar ahora con el derrumbe de la nación a través de los pactos con los catalanes y los vascos, y con el silencio cómplice del PP del que algunos llaman ya FraCasado.

Por otra parte, con lo ocurrido en las últimas horas y tras ver los 21 puntos que la generalitat le exige a Sánchez para aprobar los presupuestos se deduce claramente que lo que los independentistas buscan no es la independencia de Cataluña. Los golpistas jamás van a efectuar la declaración de independencia del 27-O de 2017. Su objetivo es simple y llanamente debilitar y exprimir España al máximo, mientras ellos obtienen un estatus político superior que les diferencie del resto de las regiones españolas. En resumen, el objetivo de Torra y compañía es la de ostentar el poder político sobre toda España en Barcelona, mientras desde una Madrid debilitada y claudicada frente al separatismo se accede sin rechistar a lo que los golpistas deseen con tal de mantener al PSOE y a Sánchez en la Moncloa para que éste pueda seguir dándole la vuelta al mundo en el falcón y publicar desde el gobierno libros plagiados que él dice escribir. En estos momentos, en el gobierno se encuentran los enemigos de España, a la cual le esperan tiempos difíciles, y lo peor de todo, un final nada feliz.

sábado, 2 de febrero de 2019

Tiempos pasados, tiempos mejores

Decía Karina en su épica canción del baúl de los recuerdos que "Cualquier tiempo pasado nos parece mejor". Una frase que pensando en ella en los días que corren recoge más fuerza que nunca, y es que verdaderamente cualquier tiempo ya ubicado en la lejanía del tiempo siempre es mejor que el presente, y qué decir del futuro. Digo esto porque en estos meses he reflexionado bastante acerca del pasado a través de dos vivencias nostálgicas que he experimentado. La primera ha sido estas pasadas navidades, donde buscando por Youtube vídeos del pasado me llegué a topar con algunos anuncios emblemáticos de la década de 1990. Claro, uno que es de la quinta de 1992 ve estas cosas y se queda bastante melancólico. Tras veinte años volví a encontrarme con anuncios tan nostálgicos como el del famoso "Calvo de la lotería" con la clásica música de Doctor Zhivago de fondo, o el de los turrones del "Almendro" con su emotiva y familiar canción "Vuelve a casa por Navidad", el ya desaparecido anuncio de "Las muñecas de famosa", así como otros anuncios ajenos a estas fiestas como pueden ser el anuncio del abuelo y el nieto de "Werther's original", el de Curro en el Caribe, o el del italiano de los famosos anuncios de café Capuccino, así como los anuncios para niños de Playmobil, entre otros.

Todos ellos anuncios que nos recuerdan a una época ya muy lejana y que representan una forma de hacer televisión y publicidad que por desgracia ya jamás podrá volver a realizarse. ¿Acaso alguien se imagina el nostálgico anuncio del abuelo y el nieto hoy en día? Impensable, ya que el perfil de este anuncio, al igual que el del resto, tienen un marcado carácter tradicional que para nada se compenetra con la sociedad (O suciedad, como yo prefiero decir) del año 2019. ¿Alguien ha visto en las navidades de los últimos años anuncios de juguetes e incluso navideños? Ni uno. Quizás dos o tres, pero nada más. Vivimos en una sociedad en la cual nuestras tradiciones y nuestras señas de identidad han quedado desplazadas por las élites gubernamentales hasta el punto de desaparecer por completo de nuestras vidas. ¿Dónde están esos niños ansiosos por ver en la televisión el anuncio del juguete que iba a pedir por reyes? Esa tipo de infancia murió con la década a la que yo pertenezco. Los integrantes de la década de los 90s fuimos, como ya he dicho en otras ocasiones, los últimos que vivimos una infancia auténtica, sencilla y humana. Un tipo de infancia que veinte años después supone el antagonismo absoluto con respecto a la infancia actual, integrada por unos niños que viven anclados en la tecnología, sin espíritu alguno de ser niños ni deseo alguno por tener juguetes, el desprecio a los padres y adoctrinados bajo los dogmas totalitaristas que predominan en nuestra sociedad actualmente bajo el peligroso lema del progresismo. Unos niños que representan mejor que nadie lo que será el futuro de este mundo que se nos escapa de las manos. Un mundo en el que por desgracia ya no tienen cabida esos anuncios ni ese estilo de vida conservador-tradicional del que antes he hecho referencia.

Otra cuestión que me ha llevado a percatarme de hasta dónde estamos llegando es el hecho de volver a ver en los últimos meses por Youtube los famosos sketch que se emitían en TVE en los primeros años del 2000, concretamente en el programa "Noche de fiesta", donde se narraba de forma humorística la vida cotidiana de tres matrimonios, los primeros llevaban casados cuatro meses y representaban la felicidad matrimonial, los segundos 14 años y comenzaban a no soportarse, mientras que los terceros llevaban 40 años y representaban la insoportabilidad mutua en el matrimonio. Las dos últimas parejas, formadas por Roberto y Marina (El matrimonio de los catorce años, interpretado por Alfredo Cernuda y Silvia Gambino), y por Pepa y Avelino (El matrimonio de los cuarenta años, interpretados por Marisa Porcel y Pepe Ruíz), eran las más populares, sobre todo esta última. Pues bien, tras ver nuevamente en estos meses los grandes sketch que estos inolvidables y grandiosos matrimonios nos ofrecían llegué a la conclusión de que estos teatrillos serían hoy en día imposibles de ser emitidos en una cadena. Sobre todo si tenemos en cuenta de que este programa era emitido en TVE, es decir, en una cadena pública.

Eran otros tiempos, nos situamos en la España previa al 11-M y a la llegada del Zapaterismo al gobierno, origen de todos los males actuales en nuestro país. En aquellos años, los sketch como los de nuestros simpáticos matrimonios en los que tanto la mujer insultaba al marido como a la inversa era visto simple y llanamente por lo que era, un teatro en donde se llevaba en forma de humor la vida cotidiana de los matrimonios y de cómo éste va eliminando con el paso de los años cualquier atisbo de romanticismo y de aprecio en la pareja. Hoy en día, como ya he dicho antes, estos programas serían impensables de llevarse a cabo, ya que serían de inmediatos tildados por determinadas organizaciones totalitarias como "Machistas" y "Opresoras hacia la mujer". De ser llevados hoy en día este programa a algún canal de televisión, la productora de dicho programa sería denunciada de inmediato, así como la cadena e incluso los actores. Lo cual dice bastante de nuestro sistema de derechos y libertades, y es que curiosamente si uno lo analiza bien hemos llegado a una conclusión bastante preocupante: En la época de los 90s, si veíamos y/o escuchábamos algo escandaloso se decía; "Esto hace 20 años era imposible de hacerse". Pero si nos situamos en 2019, es decir, en nuestro año actual y vemos algo que se decía y/o oía en la década de los 90s decimos ahora; "Esto hoy en día es imposible de hacerse". Estas son las consecuencias del recorte de libertades que llevamos sufriendo en España desde el año 2004 en pos de "La defensa de los derechos sociales". Así está España y así vamos encaminados...

Otro hecho que me llamó la atención fue la aparición hace unos días en un programa de televisión del famoso humorista de los 90s "Barragán", el cual recuerdo a pesar de mi escasa edad en sus apariciones en el mítico programa de humor en TVE "No te rías que es peor", junto con otros humoristas como Pedro Reyes y Paco Aguilar, entre otros. Al ver a Barragán pensé nuevamente en la imposibilidad de que programas como el que antes he hecho referencia pudiesen ser emitidos en nuestros días. ¿Acaso hoy se pueden emitir programas de chiste en la televisión? Debemos recordar que en la actualidad no se puede, o está mal visto socialmente, realizar cualquier tipo de chistes que vayan en relación a cuestiones como los homosexuales, los inmigrantes, las prostitutas e incluso los animales, lo cual hace imposible que el humor brille como lo ha hecho siempre. También otros programas como "¿Qué apostamos?", "Grand Prix" (Ambos presentados por Ramón García), o programas y series como "El Juego de la Oca" o "Médico de familia" (Ambos presentados y protagonizados por Emilio Aragón) o "Farmacia de Guardia" tampoco podrían ser emitidos en la actualidad debido al perfil tradicional que caracterizaban a estos formatos televisivos.

Pero no sólo en el ámbito televisivo se aprecian estos cambios sociales. Dando un grandísimo salto también encontramos cambios relevantes en las festividades religiosas y populares como la Semana Santa. En el caso de la Semana Santa sevillana, lo que hasta hace veinte años se vivía en nuestra ciudad como una festividad en términos de creencias, hoy en día se vive como una semana de espectáculo y marketing turístico de la capital de Andalucía y sus fiestas populares. Atrás queda lo religioso y el sentimiento cristiano para dar paso a espectáculos folclóricos por parte de las hermandades ante las cámaras de televisión, con el objetivo de provocar el aplauso fácil del público allí congregado. Las rivalidades a cara descubierta de las cofradías, así como los enfrentamientos públicos entre las instituciones religiosas han provocado que nuestra fiesta mayor sea tratada cuan cotilleo del corazón en debates y tertulias, dejando al lado lo que hasta hace unos años era lo más importante: Las creencias religiosas y sentimientos puros hacia Dios Hijo y su bendita Madre.

Por último debo volver al asunto al que he hecho mención al principio de la entrada: La Navidad. Otra festividad religiosa y popular, la cual hoy en día se ve lastrada por el consumismo y el progresismo, en detrimento de las tradiciones que caracterizan a esta fiesta cuyo principales factores son la celebración del nacimiento de Cristo en un escenario de unidad y armonía familiar. Estos factores, como acabo de señalar, se ven desplazados por las nuevas ideas progresistas que desde las élites gubernamentales se nos intentan implantar. Buena prueba de cómo se está intentando acabar con esta fiesta es a través de los más pequeños. Cada vez hay más sinvergüenzas que en público y aprovechando la presencia de niños se hace la misma alusión: "Los reyes magos son los padres". Este año se ha podido comprobar en dos ciudades distintas este fenómeno por parte de dos tipejos, los cuales habían participado simultaneamente en las cabalgatas de reyes de sus respectivas ciudades. No nos engañemos, la Navidad también está sufriendo un cambio brusco por parte de aquellos que están trabajando incansablemente y con éxito en destruir nuestro modelo de sociedad.

Con esto he querido hacer un repaso de cómo el tiempo, y sobre todo aquellos que ostentan poder e influencia, han logrado hacer desaparecer nuestra sociedad, nuestras tradiciones, nuestra armonía civil y nuestra forma de ver y de entender la vida en comunidad. Buena prueba de ello es el polémico anuncio de "Guillete" de este año, en el que se muestra a todos los hombres como unos maltratadores, ofreciendo una imagen complemente contraria de la que en 1990 se ofrecía de los hombres: Seres que cuidaban de sus familias, sus mujeres y sus hijos. Esta es la prueba definitiva de cómo se ha consumado el declive de nuestra sociedad sin que nosotros nos hayamos dado cuenta mientras otros trabajaban en ello. Como decía nuevamente Karina en su canción "Volver la vista atrás es bueno a veces", y en estas circunstancias en las que el presente y el futuro de España y del mundo se antoja peor que nunca ante unas ideas totalitarias y peligrosas en perjuicio de nuestra sociedad y nuestra civilización, es mejor volver la vista atrás de vez en cuando aunque sólo sea para aprender y/o consolarnos con los recuerdos de un pasado que por desgracia nunca volverá a nosotros.