Para empezar me voy a remontar a una pregunta que alguien soltó en un foro de Internet hace unos años y que me llamó la atención. La pregunta en cuestión era ¿Y si Fernando II de Aragón no se hubiese casado con Isabel la Católica? La pregunta es muy curiosa, ya que nos adentramos en el origen de nuestra creación como nación en 1469 con la fusión de los reinos de Castilla y Aragón a través de la boda entre los que posteriormente serían catalogados por el papa valenciano Alejandro VI, (El conocido papa de "Los Borgia") como los Reyes Católicos. Posiblemente de no haberse producido este enlace matrimonial, Castilla hubiese continuado su camino por sí sola e incluso hubiese podido fusionarse con Portugal si Isabel hubiese accedido a casarse con el futuro rey portugués Juan II, mientras que Aragón quizás hubiese acabado en la irrelevancia ante una Castilla y una Portugal unidas en un sólo país. Esto ya es hablar de puras suposiciones, ya que nadie sabe lo que habría ocurrido a partir de entonces, aunque vista la situación actual de nuestro país me pregunto qué pensarían tanto Isabel como Fernando si viesen las circunstancias que estamos viviendo. Quizás pensarían cada uno por su lado que la fusión de los reinos de Castilla y Aragón fue un error. Debemos tener en cuenta que después de 500 años, la convivencia entre españoles sigue sin alcanzarse plenamente, aunque esto no se deba a las diferencias entre castellanos y aragoneses, sino a factores posteriores ocurridos en la historia de España que han alcanzado a nuestros días.
Cuando uno ve a Reino Unido piensa ¿Cómo es posible que cuatro reinos diferentes sigan unidos a pesar de todo lo ocurrido entre ellos a lo largo de la historia? No hay que olvidar que la historia de Reino Unido es de lo más grandioso que uno puede leer en los libros de historia: Guerras civiles, independencias entre reinos y uniones posteriores... todo un cúmulo de acontecimientos que nos llevan hoy en día a ver a los reinos que encabeza Isabel II como unos reinos que a pesar de todas sus adversidades actuales sigue unido, aunque visto lo que tienen encima con el Brexit no sé si esa unión se romperá más pronto que tarde, pero eso ya es otra historia.
Cuando uno ve a Reino Unido y a otras naciones de nuestro entorno se pregunta: ¿Cómo es posible que los ciudadanos de estos países sigan unidos y aferrados a unas señas de identidad comunes? Por la sencilla razón de que estas naciones se enorgullecen de su historia y de sus símbolos nacionales, algo que en España no ha ocurrido jamás. Si uno le pregunta sobre nuestra historia al mayor enemigo interno que tiene España, es decir, un progre, éste te responderá que los españoles somos unos genocidas, ya que Cristóbal Colón llegó a América para asesinar a los indígenas y anexionar este territorio a los reinos de Castilla y Aragón, que en aquel entonces ya era España tras la boda de los Reyes Católicos. De nada le servirá que le digas al progre que los españoles llegamos a América y evangelizamos esa tierra que hoy en día nos desprecia pero que nos debe todo, ni que le digas que gracias al descubrimiento de América por parte de Colón, ésta iniciase un proceso de modernización durante todo el periodo en el que las provincias americanas formaron parte del Imperio Español. No, el progre nunca te reconocerá los méritos que España ha tenido a lo largo de su historia, por la sencilla razón de que un progresista odia todo aquello que tenga que ver con la historia o señas de identidad de nuestra nación.
Pero no sólo el progre es aquí el sujeto que desprecia nuestra cultura, nuestra lengua o nuestra historia. El resto de ciudadanos españoles no la desprecia pero sí tiene una actitud pasiva hacia ella, así como una actitud de vergüenza a la hora de mostrar de forma pública los emblemas nacionales que son las señas máximas de identidad de nuestra comunidad política y social (La bandera y el himno). Esto se debe a un proceso largo que va mucho más allá del Franquismo y que en mi opinión se remonta al periodo al que he hecho referencia al comenzar esta entrada: La fusión de los reinos de Castilla y Aragón. Desde el primer momento y aunque a partir de entonces todos eramos españoles, los castellanos nos hemos sentido como los verdaderos representantes y protagonistas de esta comunidad, mientras que los aragoneses siempre han sido visto como "Los extranjeros", o cuanto menos como "Españoles de segunda". Aquí comienza uno de los factores de la división social entre españoles y el porqué nunca hemos estado unidos a la hora de respaldar nuestras señas de identidad.
Algo que por el contrario no ocurre con lo que hoy en día conocemos como Andalucía Oriental, y que hace 500 años era el Reino Nazarí de Granada, último escalafón de la presencia musulmana en España, que tras ser conquistada en 1492 por los Reyes Católicos se integró plenamente en España. Por su parte, el Reino de Navarra tras ser conquistado y anexionada por Fernando el Católico en 1513, podemos decir que se encuentra integrado en España, aunque en menor proporción si lo comparamos con el Reino de Granada, tal y como se puede apreciar hoy en día en parte de la sociedad navarra.
Otro de los sucesos trascendentales para entender el porqué de nuestra división social y el resentimiento hacia todo aquello que representa nuestro orgullo patrio lo podemos remontar a las sucesivas guerras civiles que España ha tenido a lo largo de estos siglos, desde la guerra de Sucesión (Origen de lo que los golpistas catalanes denominan "La pérdida de la independencia de la nación catalana"), la cual enfrentó a los Austrias frente a los Borbones, siendo éstos los que finalmente accederían al trono de España con Felipe V a la cabeza. La guerra de Sucesión supone una guerra civil en España en la cual se enfrentan por un lado la corona de Castilla y Navarra frente a la corona de Aragón, apoyando los dos primeros a los Borbones, mientras que los aragoneses apoyaban a los Austrias. Por cierto, cabe recordar que fue con Felipe V en el famoso Tratado de Utrecht (Entrega a Reino Unido de Gibraltar y Menorca, esta última recuperada posteriormente) con el que los Borbones iniciaron su llegada al trono de España. Este es otro de los factores decisivos a la hora de preguntarnos por qué hemos llegado hasta aquí en esta crisis permanente como nación y sociedad; La traición sistemática de los poderes públicos a los intereses generales de la nación española, y en especial la traición a España de una casa real extranjera que no dudó en venderla al mejor postor con tal de comprar el trono español, algo que los Borbones intentarían de nuevo hacer para conservarla en las reuniones que Carlos IV y Fernando VII mantuvieron en Bayona con Napoleón en 1808, días después del estallido de la guerra de la independencia.
Esta guerra fue la que más unió socialmente al pueblo español, el cual al ver humillada su soberanía por la invasión de los franceses luchó de forma directa contra los soldados de Napoleón. Por ironías de la vida cabe decir que esta vez, que fue la única en la que el pueblo español luchó como uno sólo para luchar por su país, los españoles lucharon contra el enemigo equivocado. Si hubiésemos aceptado sin más la presencia de José Bonaparte (Más conocido como "Pepe Botella" por su afición al vino) como nuevo rey de España, nuestra nación hubiese seguido la doctrina de la Ilustración, iniciada en Francia veinte años atrás con la Revolución Francesa y la presencia de los Borbones con el Despotismo Ilustrado de Carlos IV hubiese quedado en un mal recuerdo, mientras que la vuelta al Absolutismo y a la inquisición por parte de Fernando VII no se hubiese producido jamás. Pero como ya he dicho, España no supo diferenciar entre quienes querían mejorar nuestra gran nación y adaptarla al siglo XIX y quienes jugaban y utilizaban nuestro territorio como si de una propiedad privada se tratase.
Si a esto le sumamos el estallido de las guerras Carlistas tras la muerte de Fernando VII en 1833, la sociedad española vuelve a verse dividida entre quienes apoyaban al infante Don Carlos (Hermano de Fernando VII e hijo de Carlos IV) y quienes apoyaban a la reina Isabel II (Hija del recién fallecido rey). Dichas guerras se reanudarían incluso durante el reinado de Amadeo de Saboya, la I República y el reinado del hijo de Isabel II, Alfonso XII.
Con Alfonso XII llega la Restauración y con ello el denominado sistema caciquista de Cánovas que imperaría en las zonas rurales de España hasta la proclamación de la II República en 1931. También la Iglesia juega tanto en la Restauración como en épocas anteriores un papel relevante en la vida política y social española, con lo cual podemos concluir que el siglo XIX y en especial el papel jugado por cada institución suponen el origen para ir equiparando a aquello que hoy en día se suele ubicar de forma vulgar o bien en la derecha o bien en la izquierda. A la pobreza y las duras condiciones de vida durante los últimos años del siglo XIX y los primeros del siglo XX se les unirá lo que en mi opinión supone el origen del declive del Imperio Español y de nuestra posición privilegiada en el mundo: Las pérdidas de las provincias españolas en América (Cuba, Filipinas, Puerto Rico, etc) tras la guerra contra Estados Unidos. La pérdida de estos territorios van unidos en mi opinión y creo que también en la de mucha gente a la decadencia de una clase política, la cual siguiendo su tradición de ir por libre contra los intereses generales de España, y que se ve representada perfectamente en el Pacto del Pardo entre Cánovas y Sagasta, en la que se acuerda entre ambos el turnismo bipartidista, el cual durará desde la muerte de Alfonso XII en 1885 hasta la proclamación de Alfonso XIII como rey en 1902.
Tras ello comienza el que para mí ha sido el reinado más nefasto de la historia de España y por el cual todavía estamos pagando muy caro su mediocridad, el reinado de Alfonso XIII. No me voy a explayar más porque creo que todos (Aunque no tantas personas como debiera) conocemos lo ocurrido en España durante esta primera parte del siglo XX. Con la llegada de la II República surge definitivamente esa España que hasta entonces no había tocado el poder. Esa España que esperaba pacientemente después de décadas y de décadas de rencor y de resentimiento hacia aquellos que éstos consideraban la representación perfecta de "La derecha": La Iglesia, el Ejército y las clases altas. Nuestro país se convierte de facto en un sistema socialista, en el cual aquellas personas que no comulgasen con lo establecido por la izquierda eran perseguidos, encarcelados y fusilados. Comienza con esto uno de los periodos más oscuros de la historia de España, el cual irá acompañado de declaraciones de independencia en Cataluña, golpes de estado por parte de la izquierda, persecución de sacerdotes, violación de monjas, amenazas a la oposición, etc. Todo un sistema opresor que algunos con el paso de los años se han encargado de catalogar como la "Época dorada española". Una época en la que se crearon derechos y libertades, la gente iba feliz por las calles y todo era paz y armonía. Toda una manipulación de la historia por parte de aquellos que hoy en día están trabajando arduamente por proseguir la obra que sus abuelos dejaron inacabada en 1936 como consecuencia del golpe de estado militar protagonizado por Franco, Sanjurjo, Mola, Queipo, Yagüe, etc. Comienza la guerra civil y con ello el nacimiento de algo que desde el siglo XV existía pero que ahora se tornaba más radical que nunca: El auge de las dos Españas.
Debo decir que es cuanto menos curioso si uno analiza el mapa sobre la Guerra Civil que se encuentra con que de nuevo, Castilla y Aragón vuelven a estar diferenciadas. Mientras que en la antigua Castilla el bando nacional ocupaba gran parte de este territorio, en el antiguo reino de Aragón nos encontramos con la ocupación de dicho territorio por parte de los republicanos. Algo que demuestra que a pesar de los siglos, Castilla y Aragón seguían siendo diferentes aunque todos formemos parte de la misma bandera rojigualda, como diría Emilio Guillén en su glorioso himno de la Legión. Por un lado, aquellos que habían reprimido durante cinco largos años a España, convirtiendo una República de todos en un sistema socialista de opresión y ansiaban un conflicto entre españoles, combatían contra el enemigo en favor de la "Libertad y la igualdad", qué irónica es la vida. Por su parte, aquellos que se levantaron para defender a España de aquellos que intentaban destruirla, fueron acusados de ser los que querían acabar con ella...
Después de tres años de Guerra Civil, llegó el turno de Francisco Franco, quien tras ganar la contienda nacional gobernaría con mano firme los destinos de España durante cuatro décadas. Sobre Franco comprenderán que no hable demasiado, ya que creo que bastante se lleva hablando de él, y no precisamente para bien. Aunque me importa un carajo lo que puedan pensar de mí tras decir esto creo que Franco ha sido uno de los personajes más importantes de la historia de España, y a su vez uno de los peores personajes que le ha podido suceder al nacionalismo español. De no haber existido Franco, posiblemente la dictadura no se hubiese producido, o quizás ésta hubiese estado dirigida por Mola o Sanjurjo, como se tenía previsto en un principio, y de no haber existido la dictadura no existiría tampoco esa España que algunos denominan de "Blanco y negro". Esa España conservadora y tradicional que algunos tildan como lo peor de la historia de nuestra nación. Una España cristiana sobre la que ahora los enemigos de nuestro país intentan echar la culpa de todos los males, y marcar a todos aquellos que anhelamos una España cristiana y conservadora, basada en nuestras tradiciones, en nuestro patriotismo y en nuestra cultura y señas de identidad. De no haber existido Franco, la España conservadora no sería hoy en día catalogada por algunos como aquello a lo que hay que exterminar y radicar de nuestro modelo de convivencia social.
Tras la muerte de Franco llegamos al sistema actual, en donde España lleva ya cuarenta y un años imperando un sistema que sólo ha traído más división y conflicto entre sus regiones. ¿Acaso la creación de lo que algunos llaman "Comunidades Autónomas" es algo que unifica nuestro modelo de convivencia?, ¿Acaso la denominación en la constitución de las llamadas "Comunidades Históricas" suponen un refortalecimiento de la unidad territorial de nuestro país?, ¿Cómo se puede utilizar este término a regiones que en ningún momento fueron nacionalidades históricas? Cataluña fue un principado del reino de Aragón, mientras que el País Vasco formaba parte de Castilla, al igual que Galicia. ¿En qué momento se puede decir que estas tierras fueron nacionalidades?. Este es otro de los muchos engaños que el sistema constitucional de 1978 nos ha traído. Un sistema constitucional en el que como todos sabemos, se ha querido otorgar un estatus político a determinadas regiones en detrimento de otras con el solo objetivo de complacer a los partidos nacionalistas, los cuales han tenido un peso relevante en estos cuarenta años de sistema parlamentario.
La idea de las nacionalidades históricas partió, como supongo que todos saben, de Miquel Roca, algo a lo que el resto de partidos asentaron con mucho gusto para poder decir que la Transición española fue cosa de todos, no de algunos, Este fue uno de los principales fallos del sistema político de la transición y del gobierno de Adolfo Suárez; Querer incluir en la creación de un nuevo sistema político nacional a aquellas fuerzas que deseaban y desean acabar con la unidad territorial de nuestro país. ¿Alguien se imagina si Reino Unido desea por fin elaborar una constitución incluir en la elaboración de ésta al partido nacionalista escocés?, ¿Quién en su sano juicio es capaz de entregarle las llaves de la elaboración de la carta magna de un territorio determinado a aquellas personas que desean trocear ese territorio? No, no es sólo uno de los muchos errores que se cometieron en la Transición, sino un error histórico que desde hace siglos vienen cometiendo una y otra vez los representantes políticos a lo largo de la historia de España: Creer que se puede confiar en aquellos que desde 1714 e incluso antes venían catalogando a un simple principado como una nación soberana.
El fallo del sistema político español ha sido el de creer que los nacionalistas, no sólo catalanes sino vascos, gallegos, etc, iban de farol cuando afirmaban que sus regiones eran nacionalidades históricas, y que su propósito final era el de obtener tarde o temprano la autodeterminación de dichas regiones con respecto al resto de España. Como prueba de la poca seriedad que se ha tomado sobre este asunto recuerdo una anécdota que leí una vez sobre un político actual, el cual afirmaba algo así como que "Lo importante no es el nacionalismo vasco, sino el catalán. Puesto que el País Vasco son de los nuestros (Castilla) y jamás conseguirán la independencia, mientras que los catalanes, al formar parte de los otros (Aragón) sí había que tener más cuidado". Una frase que demuestra la poca seriedad que con respecto a este tema se ha venido tornando a lo largo, no ya de décadas, sino de siglos.
A todo esto tenemos que sumarle el fallo educativo que desde hace años venimos sufriendo. No se puede consentir que en este país no se inculquen desde la escuela los valores nacionales y las señas de identidad de nuestra nación. Hoy sin ir más lejos se ha conocido la noticia de que Francia obligará en las escuelas la presencia de la bandera francesa, así como el canto de la Marselleise. Valores nacionales que en nuestra historia reciente sólo ha sido posible durante el gobierno de Franco. Con ello volvemos a la cuestión del "Mal" que ha hecho la presencia de Franco en la historia de España. Si en lugar de haberse producido estos valores con un gobierno perteneciente a un régimen militar se hubiesen producido con un gobierno democrático, independientemente de su ideología política, la cuestión del enaltecimiento de nuestras señas de identidad hubiesen tenido un efecto completamente distinto en nuestra sociedad. Sin embargo, el hecho de que estos acontecimientos se hayan producido sólo durante el gobierno franquista ha cosechado la idea de que aquél que intente implantar estos métodos en las escuelas es un "Facha", un "Ultraderechista", el cual intenta adoctrinar a los más pequeños con unas ideas extremistas y rancias.
Este hecho nos ha llevado que en la actualidad, cualquier persona que porte la bandera de España o afirme orgulloso su alegría por ser español sea tildada por los calificativos que antes he mencionado y otros más obscenos, o incluso se les llegue a agredir físicamente. No existe pues un sentimiento de orgullo por ser español, no existe un sentimiento ni siquiera ligero por pertenecer a una comunidad política y social como la nuestra, a diferencia de lo que ocurre por ejemplo con los equipos de fútbol, donde los aficionados gritan a viva voz el himno de sus clubs y portan orgullosos las banderas de éstos. Esto provoca que en situaciones como las actuales, en donde está en peligro la integridad de la unidad territorial, la población española no salga a las calles de forma masiva para protestar contra el intento de los independentistas por obtener de forma legal o ilegal la independencia de Cataluña.
Como dato curioso cabe añadir el hecho ocurrido esta semana, en la que tras saberse que el gobierno de Pedro Sánchez estaba dispuesto a pactar con los independentistas y nombrar la figura de un relator con el objetivo de que los golpistas le aprobasen los presupuestos generales del estado, tanto el PP, como VOX, como C's convocaron una manifestación para exigir el cese inmediato del diálogo entre el gobierno del PSOE y los independentistas, así como la convocatoria urgente de elecciones generales. La cifra de convocantes se creía que iba a ser apoteósica, creyendo algunos (Yo incluido) que iba a ser la mayor desde 1977. ¿El resultado? Una cifra que oscilaba entre 45.000 y 200.000 personas. Una cifra aceptable de personas pero insuficiente para la gravedad de la situación en la que está inmersa España en estos graves momentos. ¿Cómo es posible que ante un escenario en el que el presidente del gobierno comete un delito de alta traición contra el estado la sociedad española no salga en masa para exigir la dimisión inmediata del jefe del ejecutivo?.
La falta de patriotismo debido a las circunstancias que antes he mencionado, así como la vergüenza que ocasiona entre la población el hecho de sentirse español debido a la manipulación sistemática que se hace sobre nuestra historia es el factor determinante que explica este fenómeno entre la sociedad española. No es de recibo que en las escuelas se les enseñe a nuestros pequeños una versión de nuestra historia de forma falsificada y no impartan éstos ninguna asignatura que enseñe y propague los valores nacionales y nuestras señas de identidad, pero por el contrario sí se enseñe a nuestros pequeños desde primaria e incluso desde la guardería asignaturas tan vomitivas y repugnantes como la ideología de género. Por desgracia ya es tarde para que desde el sistema educativo se intente reparar este gravísimo error. Un error en el que los gobiernos autonómicos no han caído, ya que éstos, en especial los gobiernos autonómicos nacionalistas, han llevado a cabo un adoctrinamiento feroz a los niños de estas comunidades autónomas, fomentando el odio hacia España y falsificando y ensalsando la historia de sus regiones y sus señas de identidad, así como su cultura. Por este motivo tenemos actualmente a una generación de jóvenes (La mía es una de ellas) que oscilan entre los 30 y los 20 años que si no desprecian la historia, la cultura y las señas de identidad españolas, les resultan indiferentes, y si no les resultan indiferentes les resultan odiosas. Por este motivo las actuales y las futuras generaciones jamás sentirán simpatía por estas cuestiones, y en el caso de las comunidades autónomas dominadas por el nacionalismo, sus jóvenes llevarán hasta el rencor e incluso la venganza en forma de violencia estos aspectos.
En lo que respecta a Andalucía sucede una cosa muy curiosa. Los andaluces, en especial los pertenecientes a la clase obrera y jornalera, desprecian la bandera de España, catalogándola éstos como "Algo perteneciente al franquismo". Desprecian igualmente el nacionalismo español, pero a la misma vez abrazan encantados la bandera de Andalucía y el nacionalismo andaluz. Enaltecen y exhortan la bandera blanca y verde como si de la bandera roja se tratase, y cantan puño en alto el himno de Andalucía cuan La Internacional se tratase. Al mismo tiempo que critican a los nacionalistas españoles tildándolos de "Pijos" y "Fachas", luchan abiertamente por la independencia de Andalucía, llegando incluso a cantar el himno original de Blas Infante bajo el lema "Los pueblos y la humanidad", y no el editado en la época de la Transición, "España y la humanidad". Dejando a un lado a los obreros y jornaleros, también el resto de Andalucía muestra con orgullo la bandera andaluza, sintiéndose éstos orgullosos de pertenecer a esta región. Todo lo contrario de lo que sucede cuando se habla de España, en donde nadie o casi nadie saca públicamente con tanta rapidez la bandera de nuestra nación, ni tararea la Marcha Real que, según la leyenda, fue una composición que regaló el rey de Prusia, Federico II el Grande, a Carlos III en 1770.
Por último cabe hablar del mayor enemigo que tiene España, el cual está en el interior de nuestro país y que es la propia izquierda. Nunca en la historia de un país se ha visto una izquierda con mayor odio, venganza y resentimiento hacia todo aquello que representa los ejes sobre los que sustenta nuestra nación. Una nación que por resentimiento ni siquiera intentan nombrarla por su nombre cada vez que tienen la ocasión. Personalmente no me imagino al Partido Laborista británico ir en contra de los intereses generales de Gran Bretaña, ni al Partido Socialdemócrata Alemán atentar contra los intereses de Alemania, ni al Partido Socialista contrariar los intereses de Francia. Por contra, en España la izquierda y en especial el partido que en 1879 fundase Pablo Iglesias (El original) sí ha atentado incesantemente contra los intereses generales de España.
¿Acaso no fue el PSOE el que más activamente luchaba por llevar a España a la guerra civil?, ¿Acaso no fue el PSOE quien organizó durante la II República un golpe de estado tras la victoria de la derecha en 1933?, ¿Acaso no fue el PSOE, y la izquierda en general, quienes saquearon el Banco de España llevándose el 75% de las toneladas de oro del banco a Moscú?, ¿Acaso no fue el PSOE quien sacó beneficio electoral de un atentado terrorista que dejó cerca de 200 muertos?, ¿Acaso no fue el PSOE quien ha dejado el país en bancarrota cada vez que ha gobernado?. Todo eso y mucho más es "Mérito" del PSOE, un partido que muy astutamente ha sabido dar la vuelta a las circunstancias y presentarse ante la opinión pública española como un partido garante de derechos y libertades, víctima de la Guerra Civil y del Franquismo y defensor de la clase trabajadora. Con toda seguridad, en otro país de nuestro entorno un partido como el PSOE estaría ya más que ilegalizado por atentar gravemente contra los intereses generales del país.
No sólo el PSOE, el cual se ha rodeado siempre con los enemigos de España, es el único partido de la izquierda en ir contra la nación que les da de comer. La izquierda en general, actualmente con Podemos, ERC, BNG, etc, es otro de los factores determinantes en la descomposición de nuestro país. Por principios ideológicos, la izquierda no es nacionalista, pero la izquierda española sí es nacionalista, pero nacionalista catalana, vasca, gallega, andaluza. Todo aquel nacionalismo que sea antiespañol es bienvenido por parte de la izquierda española. Buena prueba de ello es cómo la izquierda española co-gobierna en varias comunidades autónomas con partidos nacionalistas que buscan la autodeterminación de sus regiones. El ejemplo más claro es el apoyo de Podemos al proceso soberanista catalán, así como el perfil nacionalista de éstos junto con el PSPV en la Comunidad Valenciana y en las Islas Baleares. Y es que no hay que engañarse, la izquierda española busca con el apoyo directo o indirecto al proceso independentista catalán reconstruir el antiguo reino de Aragón. Buena prueba de ello es su apoyo a la creación de los "Paisos Catalans", el cual lleva emparejado no sólo la anexión de la Comunidad Valenciana, las Islas Baleares y parte de la región de Murcia a una supuesta República Catalana, sino incluso la anexión de la comunidad autónoma de Aragón.
La izquierda busca en primer lugar la recomposición del reino de Aragón, con la modificación de establecer la capital de este nuevo estado en Barcelona y no en Zaragoza. Por otro lado, la izquierda busca también descomponer lo que quedaría del resto de España, que no sería otra cosa que los antiguos reinos de Castilla, Granada y Navarra. Con la independencia de Galicia con el apoyo de la izquierda, la independencia de Andalucía y la anexión de Navarra al País Vasco para posteriormente alcanzar la independencia, la izquierda habrá conseguido finalmente su ansiado objetivo de destruir una nación con más de 500 años de antigüedad. Este y no otro es el objetivo de la izquierda desde que ésta hiciese su aparición en España a finales del siglo XIX, y muy especialmente desde los atentados del 11-M en 2004, fecha en la que comienza la fase final de descomposición de nuestro sistema de convivencia, así como la unidad territorial de España.
Para finalizar, el último factor decisivo en todo este proceso es la similitud que desde la población se hace entre clase política y nación, así como la corrupción generalizada en todas las instituciones. Deteniéndome en lo primero es cuanto menos curioso cómo en España se asemeja la clase política y los partidos políticos que componen el sistema partitocrático actual con el concepto de la nación española en sí. Para los españoles, el sistema político es lo mismo que el territorio nacional en el que convivimos todos, teniendo como claro ejemplo una frase que la mayoría de españoles pronuncian cuando se hace referencia a un asunto político: "Vaya mierda de país", "Qué asco de país". Este hecho supone que para los ciudadanos España es sinónimo de clase política, y que como tal, la bajeza moral de los sujetos que componen la función pública es equivalente a la situación del país y a su moralidad, principios y valores. Parte de esta culpa la tiene la propia clase política, en especial la derecha española, la cual asemeja la imagen del rey y de la monarquía como uno de los símbolos que representan a nuestra nación tanto de forma interna como externa. En circunstancias como las actuales en las que la monarquía ha estado en el punto de mira por los casos de corrupción de sus miembros, la imagen de la corrupción de la corona, que insisto, es observada como un símbolo de la nación, arrastra consigo la imagen de España tanto en nuestro territorio nacional como en el resto del mundo.
Por otro lado, la generalización de la corrupción en la vida política nacional, regional y local supone uno de los mayores golpes que nuestra nación puede recibir. El hecho de que cualquier gobierno de cualquier área esté involucrado en un caso de corrupción supone confirmar la tesis de que España es un país corrupto y vulnerable a enriquecerse ilícitamente. Si a eso le sumamos la negativa de los políticos a asumir sus responsabilidades y dimitir, le añadimos también el hecho de que en España uno no va a correr riesgo alguno si se descubre que ha actuado de forma inmoral. Pero quizás lo peor de todo sea la reacción de los ciudadanos. Buena prueba de ello es cómo en estos años pasados en los que la crisis peor azotaba a la sociedad española, se publicaba cada día en los medios un nuevo caso de corrupción ante la indignación generalizada de la ciudadanía. Pero no una indignación por el hecho de hacer un uso fraudulento del dinero público, sino por el hecho de "Robar mientras otro pasan hambre".
Para sorpresa de todos, la indignación no se produce por el hecho de que los políticos hayan obrado mal moralmente, sino por la cuestión de llevarse el dinero mientras otros estaban sin nada que llevarse a la boca. Curiosamente la indignación se basa más en términos de envidia que de indignación ciudadana por el hecho de saber que hay dirigentes públicos que estafan a sus ciudadanos durante el ejercicio de sus responsabilidades. Es decir, el ciudadano de a pie también robaría si tuviese la ocasión de hacerlo, pero como no puede hacerlo sólo se queja de que otros lo hagan mientras él no puede hacerlo, lo cual demuestra que la falta de moralidad es algo que afecta no sólo a la clase política española, sino a todo el conjunto de la sociedad española, que vive a falta de unos principios morales que sí poseen otras naciones.
Si uno le pregunta a un ciudadano cualquiera sobre si tuviese la oportunidad de "Robar" en caso de alcanzar un puesto de responsabilidad política, la mayoría dice que sí. En aquellos casos en los que los casos de corrupción son del partido que vota un sujeto, éste no le da importancia alguna o trata de excusar ese caso de corrupción mientras denigra los casos de corrupción que afectan al partido de la ideología contraria a la del sujeto. Lo que demuestra igualmente el grado de hipocresía y amoralidad que impera en nuestra sociedad. Es la ciudadanía misma la que está enferma de corrupción e intentaría por todos los medios delinquir al igual que el político que sale en la prensa o en la televisión condenado por ser pillado realizando una acción indebida e impropia de un cargo público. Sólo hay que detenerse a observar cómo los ciudadanos intentan estafar a su propio seguro, o pagar menos de luz y/o de agua, o evadir impuestos, etc. El problema esencial no es la clase política en sí, que también, sino la mentalidad corrupta de una ciudadanía de la cual proviene esa futura clase dirigente.
Con esto he querido exponer mis razones de porqué creo que España como nación tiene, por desgracia, los días contados. Una nación con una falta de moralidad entre sus ciudadanos, con una falta de patriotismo y de valores, así como una falta por la defensa de lo que nos pertenece, unido a una parte considerable de la clase política que desprecia, humilla, reniega y odia nuestras señas de identidad. Aunque ya la expuse hace un tiempo vuelvo a poner como ejemplo una frase maravillosa que aparece en el final de la gran película que Anthony Mann dirigió en 1964 titulada "La Caída del Imperio Romano". La frase dice textualmente: "Que sólo se puede destruir a una gran nación cuando ella misma se ha destruido interiormente". España es una gran nación ingrata que tiene la desgracia de tener una ciudadanía que no puede, no sabe o no quiere reconciliarse con su país, con su historia, con sus símbolos, con sus señas de identidad y con su cultura, y que tiene por otro lado a una clase política que desea fervientemente acabar con ella. Con estos dos elementos tenemos la composición perfecta para desde dentro acabar con todo aquello que es nuestro y que jamás hemos valorado ni amado.