jueves, 29 de noviembre de 2018

Desde Perejil hasta Atocha

Debido a la humillación histórica sufrida por España esta semana pasada, me he parado a pensar en cómo nuestro país se ha convertido en estos años en una nación sin relevancia alguna, apestada, despreciada y vacilada por el resto de los países de su entorno, así como insultada, controlada y dirigida por éstos. En otros artículos he escrito acerca del momento histórico que supuso para España un antes y un después en su posición en el escenario internacional, me estoy refiriendo por supuesto al 11-M; Un atentado/golpe de estado que supuso para nuestro país su caída en desgracia, así como el inicio de la crisis del sistema que nació en 2004 y que a día de hoy perdura con más fuerza que nunca.

Pues bien, con lo vivido en estos días sobre Gibraltar, en donde el presidente del gobierno, Pedro Sánchez ha claudicado de manera imperdonable y humillante frente al Reino Unido en sus reclamaciones concernientes a Gibraltar en el Brexit, he comprendido que el 11-M, a diferencia de lo que he mantenido aquí otras veces, no fue el origen de todo lo ocurrido actualmente, sino la consecuencia que dio inicio a la crisis del sistema que llevamos sufriendo desde hace catorce años. La pregunta lógica que uno se hace ahora es, ¿Cuál fue el origen que provocó como consecuencia el 11-M? La respuesta la encontramos dos años antes del 2004, concretamente en julio de 2002: La crisis del islote Perejil.

La crisis del islote Perejil fue el famoso conflicto militar que se produjo en verano de 2002 entre España y Marruecos debido a la ocupación por parte de los marroquíes de una pequeña e insignificante isla situada cerca de Ceuta llamada Perejil. Un islote de cuya soberanía era titular España. Todos sabemos lo que ocurrió en aquellos días de julio de hace dieciséis años; Marruecos ocupó la isla y España exigió que se marchasen de ella, a lo que los marroquíes se negaron. Esto provocó una escalada de tensión entre los dos países que tendría su culmen con el ultimátum del gobierno de España, presidido entonces por José María Aznar, al rey de Marruecos, Mohammed VI, para que abandonasen el islote, a lo que el monarca marroquí se negó. ¿El desenlace? La operación Romeo-Sierra. Una operación dirigida desde Madrid por el gobierno de Aznar con el objetivo de expulsar a los marroquíes y recuperar el control de la isla. En dicha operación participaron el ejército de tierra, el ejército del aire, la Legión, la Armada española, la Guardia Civil, y los Grupos de Operaciones Especiales. ¿El resultado? La expulsión inmediata de los marroquíes y la toma de control nuevamente por parte de España de la isla.

Hecho este pequeño resumen hay que sacar como conclusión que la crisis de Perejil fue toda una humillación internacional contra Marruecos por parte de España, la cual volvía a ser desafiada por Marruecos veintisiete años después de la Marcha Verde y la cesión de España a Hassan II del territorio español del Sahara Occidental. Esta vez, las cosas fueron muy diferentes a lo vivido en plena agonía de Franco en 1975. El gobierno de Aznar decidió defender la soberanía de España y actuó contra los planes de Mohammed VI de impulsar un nuevo conflicto contra nuestro país. Como ya he dicho, España salió vencedora de ese conflicto y Marruecos tuvo que agachar la cabeza ante la humillación vivida ante la comunidad internacional. Tras este suceso, Marruecos no vuelve a desafiar a España, pero en este intervalo sucede el estallido de la Guerra de Irak y el apoyo de Aznar a la guerra emprendida por George W. Bush y Tony Blair a través de la famosa foto de las Azores. Un apoyo que Aznar devuelve a Bush gracias a la colaboración que por parte de EEUU se había ofrecido para acabar con ETA, y también por el papel que EEUU jugó en la crisis de Perejil, donde ejerció de mediador entre España y Marruecos.

Dos años después tiene lugar en la estación de Atocha de Madrid, y a sólo tres días de las elecciones generales de 2004, el mayor atentado terrorista cometido en España en toda su historia: El 11-M, el cual provoca una cifra de casi 200 muertos y un vuelco electoral sin precedentes que arrebata al PP el gobierno de España en favor del PSOE y de su secretario general, José Luis Rodríguez Zapatero. Los socialistas vuelven al poder tras ocho años en la oposición y comienza entonces un cambio brusco de la política exterior del nuevo gobierno de España. Una política exterior basada en el acercamiento a Marruecos, a los países latinoamericanos como Venezuela, Cuba y Ecuador, y el alejamiento de España del eje EEUU-Reino Unido en favor de una relación especial con Francia y Alemania, la cual quedaría plasmada en el pacto de la Moncloa que firman en 2004 Zapatero junto al entonces presidente de Francia, Jacques Chirac, y el entonces canciller de Alemania, Gerhard Schröder.

Cabe añadir que en 2006, Aznar afirmó que en 2002, durante la crisis de Perejil, el propio Chirac le indicó que debía darle a Marruecos el islote, así como las ciudades de Ceuta y Melilla, y añadió Aznar que incluso Francia estuvo detrás de la toma de Perejil por parte de Marruecos. Ante esta situación cabe preguntarse, ¿Por qué Chirac tenía tanto interés para que España claudicase frente a Rabat y entregase sus territorios?, ¿Quizás porque le molestaba que España estaba mostrando desde hacía unos años una postura, no primordial, pero sí algo más relevante en la UE y en los organismos supranacionales?. Con esto no quiero decir que durante la época de Aznar, España fuese una potencia mundial como lo fue siglos antes, pero sí que había conseguido en los últimos años cierto prestigio ante los países de su entorno, y eso molestaba a ciertos países con gran peso en Europa, los cuales veían los reclamos y las posturas defendidas por Aznar como un estorbo en sus respectivos intereses. Uno de ellos el rechazo por parte de Aznar en 2003 a la constitución europea, la misma que una vez llegado al gobierno defendió fervientemente Zapatero en 2005, y que casualmente Chirac rechazaría ese mismo año. Casualmente, tras el 11-M, España perdió ese pequeño prestigio que había obtenido años antes, y pasó a convertirse en un país de segunda dentro de las instituciones europeas y también frente a EEUU.

Volviendo a lo anterior hay que decir, ¿Por qué Zapatero decide en 2004 entablar una relación especial con Chirac, siendo este uno de los impulsores de la toma de Perejil, según Aznar?. ¿Por qué el propio Zapatero siempre frivolizó sobre la cuestión de Perejil y ridiculizaba ante el PP la postura tomada por su gobierno en esta crisis?. Otra cuestión, esta vez relacionada con Marruecos, y que suscita bastante intriga e incertidumbre es la reunión mantenida una semana después del 11-M entre el futuro ministro de exteriores, el cual todavía no había sido designado ministro, y el viceministro de exteriores de Marruecos. ¿Qué tenían que hablar con tanta celeridad y urgencia el futuro ministro de exteriores y el segundo en el ministerio de exteriores de Marruecos que no podía esperar?, ¿Qué sabían los servicios de inteligencia tanto de Marruecos como de Francia en la víspera del 11-M que nunca se ha llegado a aclarar? Hay que decir que el papel jugado por Marruecos en la investigación sobre el 11-M siempre fue muy difuso, y a día de hoy, catorce años después, sigue siendo un completo enigma. O si no que se lo pregunten al periodista Gustavo Morales, que afirmó en una emisora de radio que detrás del 11-M estaban los servicios de inteligencia de Francia y Marruecos, añadiendo también que el motivo del atentado era la humillación sufrida por Marruecos en Perejil, y que el objetivo del mismo era según afirmó Morales "Provocar una catástrofe en España y cambiar el gobierno", ya que según afirmó también el propio periodista, para el rey Mohammed VI, los gobiernos socialistas eran más débiles que los del PP, y eso favorecía a los intereses de Francia y Marruecos. Esto no lo digo yo, lo dice el periodista Gustavo Morales en un programa de radio emitido en junio de este año 2018.

Quizás nunca se sepa quién o quiénes organizaron los atentados del 11-M, pero sí que después de casi década y media de estos sucesos se puede llegar a la conclusión de que los atentados ocurridos en Atocha jamás se hubiesen producido si dos años antes no hubiese ocurrido la crisis de Perejil. España por aquel entonces gozaba aún un papel, insisto, no primordial pero sí respetuoso dentro de Europa, y este hecho, unido a la humillación a la que fue sometida con toda justicia Marruecos por parte de España, condujo a algunos a pensar que quizás nuestro país estaba saliéndose del límite que nos correspondía. Por ello había que buscar quizás una excusa para pararle los pies a nuestro país, y el apoyo de España a la guerra de Irak en 2003 fue la excusa perfecta para algunos a la hora de conseguir ese objetivo. La versión oficial que todos escuchamos tras los atentados del 11-M fue que Al Qaeda había perpetrado esos atentados como venganza por el apoyo de España en las Azores a la guerra, aunque en la sentencia del 11-M se quiso dejar constancia que el apoyo a la guerra no fue en absoluto el motivo por el que se organizaron los atentados. Otro papel, el jugado por la banda terrorista ETA en el atentado sigue siendo a día de hoy un misterio absoluto tras casi quince años de estos terribles hechos que cambiaron la historia de España.

A día de hoy somos muchos los que creemos que el atentado fue un acto perpetrado para impedir que España consiguiese seguir acumulando prestigio y relevancia en Europa. Este objetivo iría acompañado de un cambio de gobierno que devolviese a España al lugar en el que algunos consideraban que debía estar. Por supuesto dicho objetivo se cumplió en todos sus ámbitos, ya que los sujetos que comenzaron a gobernar tras los atentados se las ingeniaron muy bien para restar prestigio y relevancia a España tanto en Europa como en el resto del mundo. Una pérdida de credibilidad y de peso en el mundo que ha sido asumida también por los sucesivos gobiernos españoles desde 2004 hasta el día de hoy, lo ocurrido este fin de semana con Londres lo corrobora. Algo que posiblemente no habría ocurrido jamás si tal y como se ha dicho posteriormente, el entonces primer ministro británico en 2004, Tony Blair, debido a las buenas relaciones personales que mantuvo con Aznar, estaba dispuesto a llegar a un acuerdo con España, bien con Aznar o bien con Rajoy si éste hubiese ganado en 2004, para compartir la soberanía de Gibraltar entre ambos países. De nuevo el 11-M se cruza por el camino y hace imposible un acuerdo que hubiese sido histórico. ¿Casualidad? No lo creo.

¿Acaso alguien se imagina a José María Aznar, a Felipe González, a Leopoldo Calvo Sotelo, a Adolfo Suárez, a Francisco Franco, o a algún otro gobernante español previo al 11-M claudicar ante otro país sin defender sus intereses nacionales? Tanto González como Aznar serán todo lo que queramos decir, pero imbéciles no son, y por orgullo personal jamás hubiesen permitido quedar como unos cobardes y unos traidores de forma tan esclamorosa, o al menos eso creo yo. De hecho sólo hay que observar que tras los atentados, España ha asumido un papel débil e irrelevante ante el mundo. Comenzó a ocurrir a partir de 2004 con Zapatero, continuó desde 2011 con Mariano Rajoy, y desde este año 2018 lo hemos vuelto a ver con Pedro Sánchez, con lo cual es indiferente el color político del partido que gobierne, ya que el mensaje lanzado el 11-M es aplicable a todos por igual.

Por último hay que tener en cuenta las famosas palabras que Aznar dijo en la comisión de investigación del 11-M celebrada en el congreso de los diputados, y que hoy aún resuenan: "No creo que los autores se encuentren en desiertos muy remotos, ni que anden en montañas muy lejanas.". Un Aznar que según ha trascendido años después por parte de la propia Ana Botella, tenía la firme intención de dimitir en julio de 2002 si la operación Romeo-Sierra para recuperar Perejil fracasaba. Personalmente creo que aunque la operación salió bien, Aznar debió presentar su dimisión en verano de ese año. Hubiese dejado la política de una forma mucho más digna y se hubiese ahorrado, y nos hubiese ahorrado a los españoles sus dos últimos años en el gobierno, los cuales trajeron más contras que pros a nuestra nación.

En definitiva, creo que el atentado del 11-M fue una consecuencia de la crisis contra Marruecos por Perejil, un atentado que cambió el rumbo de la historia de España, nos condujo de lleno hacia la irrelevancia, el hazmerreir y el desprecio internacional, y originó una de las mayores crisis nacionales de nuestra nación. Una crisis que después de catorce años sigue más vigente que nunca y que amenaza con llevarse por delante el propio país. La sombra de Perejil y del 11-M sigue pues muy presente, y su objetivo para destruir nuestra nación sigue su proceso.

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