sábado, 10 de junio de 2017

Inglaterra, ¿Prevalecerá?

Menuda se ha montado con los resultados electorales de las elecciones en Reino Unido. Contra todo pronóstico, la apuesta de Theresa May para fortalecerse frente a Bruselas en las negociaciones que ahora comienzan por el Brexit ha dado como resultado un Froilán en toda regla (Un tiro en el pie, para los que no lo hayan pillado). Cuando no podía estar peor la situación inglesa en estos instantes, llega May para convocar unas elecciones anticipadas completamente innecesarias, las cuales se han visto afectadas durante la campaña electoral por los atentados terroristas del ISIS, y provoca un cataclismo electoral en Westminster que acaba con un partido conservador ganador pero muy debilitado, con un partido laborista imparable de la noche a la mañana, y una situación política aún más inestable tanto dentro de la propia Gran Bretaña como en la propia Unión Europea.

Podemos afirmar que May ha pagado muy justamente su soberbia en las urnas. ¿A qué político con una mayoría absolutísima heredada del anterior premier británico, David Cameron, se le ocurre ir a las urnas teniendo tres años de legislatura por delante y con una situación preelectoral favorable? Aquí ha ocurrido una cosa muy simple y muy sencilla, Theresa May ha querido ir de "sobrada" y aprovechando la posición tan débil del líder laborista Jeremy Corbyn y su partido, ha querido meterle la estocada final a su rival y de paso erigirse ella como la nueva Margaret Thatcher del siglo XXI al querer conseguir caprichosamente una victoria arrolladora. El resultado ya se ha visto, no sólo ha llevado a su partido a una posición más débil que la de hace dos meses, sino que ha arrastrado con ello al Reino Unido a una situación muchísimo más delicada ahora que estamos a pocos días de que comiencen las negociaciones para el Brexit entre Londres y Bruselas.

Después de conocerse los resultados se ha hablado mucho de la complicada situación en la que quedaba ahora May. Algunos del partido conservador han apostado por su dimisión y en las filas laboristas se habla de formar gobierno con otros partidos como los nacionalistas escoceses (Los cuales han quedado también bastante jodidos con estos resultados), pero cuál ha sido la sorpresa cuando hoy May ha anunciado que pacta con los unionistas de Irlanda del Norte y ha anunciado su intención de seguir en el gobierno después de llevar a su país al borde del abismo. Una decisión que deja al descubierto la soberbia y la falta de responsabilidad de la primera ministra británica al no asumir sus responsabilidades políticas y continuar gobernando tras este duro varapalo electoral. Su intención por lo que se ve es la de gobernar de aquí al año 2022, por supuesto una cosa es lo que ella quiera y otra lo que vaya a ocurrir. Veremos en qué acaba todo esto, pero seguramente si los laboristas se ven sobrados de apoyos y las negociaciones del Brexit se complican, la moción de censura contra los conservadores o una nueva convocatoria electoral anticipada está servida.

Por otro lado, estos resultados electorales no sólo van a afectar al futuro del Brexit, sino que van a afectar y muy seriamente la situación interna de la propia Gran Bretaña, y quién sabe si el futuro de la soberanía de Gibraltar. La nación anglosajona está viviendo uno de las peores situaciones de su historia. Aunque yo apoyé en su momento y lo sigo apoyando la salida de los ingleses de la Unión Europea, sí que es verdad que la salida de éstos les va a salir bastante cara, y no lo digo sólo por la cuestión económica, que también, sino por las consecuencias que puede acarrear para el pueblo británico la salida de éstos de Europa por la inútil actuación de los gobiernos de Cameron y May.

Personalmente tengo que añadir que aunque el referéndum sobre el Brexit debía de hacerse sí o sí, también tengo que reconocer que la actuación de David Cameron en este asunto hace dos años fue pésima. Si su gobierno no deseaba bajo ningún concepto la salida de su país de Europa, el entonces primer ministro inglés no debió bajo ningún concepto asumir la irresponsable misión de convocar un referéndum sabiendo lo que Inglaterra se jugaba en el. Hay que decir que Cameron fue en ese sentido "honrado" y cumplió con su promesa de convocar el referéndum si los británicos le otorgaban su confianza nuevamente para seguir en el número 10 de Downing Street. Todos sabemos ya lo que ocurrió en el referéndum; El Brexit ganó contra todo pronóstico y Cameron ofreció su cabeza política por llevar a su nación al abandono del "Barco europeo", sucediéndole entonces May, la cuál ha estado durante todo este año que lleva de premier británica vacilando a sus homólogos europeos sobre las duras condiciones para la salida británica. Ahora, tras este resultado, Merkel y el resto de Europa va a ir a por todas contra los ingleses y aprovecharán la debilidad actual del gobierno británico para humillarlos lo máximo posible, pudiendo tener como ya he dicho antes, consecuencias directas sobre nosotros y la histórica cuestión de la soberanía de Gibraltar, una soberanía que puede verse abocada al cogobierno entre Inglaterra y España para deshonra de los anglosajones. Como se puede ver, parece que el Brexit va camino de convertirse 100 años después en la segunda vuelta del humillante Tratado de Versalles, esta vez con los papeles intercambiados.

Si ha todo lo anteriormente citado le añadimos también la fragilísima situación interna que se está viviendo en Reino Unido sobre los continuos ataques del terrorismo islámico, las exigencias de convocar un segundo referéndum para el Brexit, para la independencia de Escocia, y quién sabe si también un referéndum para la independencia de Irlanda del Norte, nos encontramos ante una situación que de ser afirmativa la respuesta de estos dos últimos referéndums citados, llevaría inmediatamente a Gran Bretaña a una fractura como país que les llevaría a convertirse en la mitad de lo que es hoy. En un supuesto tan catastrófico como ese, sólo Gales e Inglaterra serían las dos regiones que mantendrían la unidad, y quién sabe por cuánto tiempo si todo este gravísimo escenario se produjese. Con todo esto no sólo estaría en peligro el futuro de la propia Inglaterra sino el de la comunidad de la Commonwealth y el de la corona británica un asunto que personalmente nunca pensé que pudiera ocurrir. Si la unidad británica se resquebraja, la continuidad de la monarquía británica estaría más que cuestionada y con toda la razón del mundo. Es verdad que como dice el refrán "En el futuro sólo quedarán cinco reyes, los de la baraja y los de Inglaterra", la monarquía que lidera Isabel II ha sido y es fuertemente respaldada por la población británica, pero situándonos en un futurible escenario tan delicado que podría tener graves consecuencias no sólo para ellos sino para el resto de Europa, la Familia Real tendría que mover pieza en este ajedrez y demostrar ante la población inglesa que por muy recortadas y simbólicas que sean sus funciones dentro del marco constitucional inglés, la corona no puede consentir una situación tan peligrosa para el futuro de su propio país. Hay muchos que opinan y murmuran que ha llegado el momento de la abdicación de la nonagenaria reina Isabel II en su hijo, Carlos, príncipe de Gales, o en su nieto, Guillermo, duque de Cambridge, pero también sería bastante peligroso en estas circunstancias que la monarca que más años lleva reinando las islas británicas (Más años incluso que la reina Victoria), ponga fin a su histórico y largo reinado de una forma tan precipitada y brusca en un momento tan difícil, ya que esto daría y con razón una imagen de inestabilidad constitucional y política desde Londres.

Por supuesto habría quienes viesen en ese gesto un cambio generacional dentro de la casa Windsor para detener la desintegración británica, pero sólo si el heredero de Isabel fuese su nieto Guillermo y no su sexagenario hijo Carlos el nuevo rey de Inglaterra y de los países de la Commonwealth, ya que no tendría mucho sentido ni mucho acierto dentro del país el cambio de un monarca de 91 años por otro de casi 70. Ocurra lo que ocurra es seguro que la situación británica es ahora más insostenible que hace dos años y que hace sólo una semana. Es por todo esto por lo que las comparaciones de lo que está ocurriendo en España y en Inglaterra no tienen absolutamente nada que ver, como algunos se empeñan en insistir. En el país anglicano el nacionalismo escocés y norirlandés es un hecho, mientras que la pantomima de lo que está ocurriendo aquí con el caso catalán es sólo un teatro orquestado entre Madrid y Barcelona. Aún así y volviendo a Inglaterra, los resultados de estas elecciones han dejado a los escoceses muy tocados y puede que durante una temporada se mantengan callados para exigir su segundo referéndum, lo que no impedirá que dentro de un tiempo vuelvan con sus propuestas independentistas e incluso con más fuerza, sobretodo si los laboristas logran volver al poder con el apoyo de los nacionalistas escoceses.

Así está un Reino Unido que ahora está más próximo que nunca a ser desunido. Los continuos graves errores de los últimos gobiernos, sobre todo el de Cameron al apoyar la celebración de los referéndums escoces y posteriormente el de la permanencia o no en Europa, han provocado una situación que se ha vuelto insostenible para el que ha sido uno de los grandes imperios de la historia y uno de los grandes países en nuestro continente y en el mundo. Posteriormente, la soberbia y la prepotencia de May durante este año al frente de la nación inglesa ha puesto la guinda en el pastel y ha provocado que a partir de ahora esa prepotencia y esa arrogancia la paguen directamente los propios ciudadanos británicos. Llegan tiempos duros para la nación de Shakespeare, la cuál se verá ante el dilema que el escritor inglés más famoso de toda la historia introdujo en una de sus mejores obras, "Hamlet"; "Ser o no ser (En este caso, una nación fuerte y unida), esa es la cuestión".

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