Este año se cumplen, como todos sabemos ya, cincuenta años de la muerte de Francisco Franco. Medio siglo del fallecimiento de una persona que está día sí y día también de actualidad en nuestro país, y todo hace indicar que lo estará de forma multiplicada a lo largo de este 2025. Y es que, como ya sabemos todos, el gobierno va a celebrar durante todo este año el fallecimiento de Franco a través de un centenar de actos donde se conmemorará la muerte de alguien que, por mucho que les joda a algunos, murió de viejo en la cama de un hospital público y no fusilado en un paredón tras haber sido destituido del poder por una revolución, como a muchos les hubiesen gustado.
Pues bien, esta conmemoración, o celebración, que es realmente lo que representa este despropósito, se va a celebrar por parte del gobierno de Pedro Sánchez durante todo este 2025 con la excusa de que, con su muerte, España conmemora cincuenta años de libertad. Claro, a mí sinceramente no me salen las cuentas (supongo que será porque las matemáticas nunca han sido lo mío), pero hasta donde yo sé, la supuesta libertad que el gobierno del PSOE pregona de forma hipócrita no llegaría de forma oficial a España hasta tres años después, concretamente hasta 1978, año en el que se aprobó la actual Constitución.
Me vale incluso que me vendan que esa libertad nace en 1977, ya que ese año es cuando se celebran las primeras elecciones tras los cuarenta años del régimen franquista. Me valen cualquiera de las dos fechas: 1977 o 1978. Siguiendo la historia oficial y contemporánea de nuestro país, esta celebración tendría sentido en 2027 o 2028, fechas en las que se conmemoran los cincuenta años de los dos eventos que acabo de mencionar. Ahora bien, ¿Qué sentido tiene conmemorar la muerte de un dictador? ¿Acaso su muerte supuso, acto seguido, la llegada de la democracia en España? ¿Acaso este gobierno no sabe que hubo un proceso llamado transición, que es lo que condujo a este país al denominado régimen del 78?
¿Acaso no sabe precisamente el gobierno que el 18 de noviembre de 1976 (Justo un año después de la muerte de Franco) se aprobó en las Cortes franquistas la denominada Ley para la Reforma Política, lo cual supuso el harakiri del propio sistema franquista y de su aparato? Obviamente, el gobierno del PSOE lo sabe, o al menos creo que su nivel de ignorancia no llega a esos niveles, pero a los socialistas les gusta usar el comodín de Franco y sacarlo a pasear de vez en cuando, para que a sus votantes, militantes y simpatizantes no se les olviden que hasta hace cincuenta años vivía en España, según ellos, la encarnación personificada de todos los males. También sirve para que, en estos momentos donde la corrupción del PSOE acecha a Sánchez y a todo el gobierno, los socialistas recuerden a los suyos que por muy sinvergüenzas, corruptos y criminales que sean ellos, Franco era aún peor.
Los actos no se han hecho esperar, y hace solo tres días se ha celebrado el primero. Obviamente, con nuestro amado presidente encabezando dicho acto y haciendo un discurso polarizador y amenazante donde hacía hincapié en que, básicamente, su permanencia en el gobierno era necesaria para evitar que España volviese a "ese oscuro periodo". También aprovechó para hacer balance de estos cincuenta años, falsificando los datos de la renta per cápita de 1975 en comparación con la renta per cápita actual. Pero con independencia de esto, lo cual es lo de menos, lo grave y preocupante de todo es que se haga apología y celebración de la muerte de una persona.
Según el Código Penal, si yo, o cualquier otro español, saliésemos mañana a la calle a celebrar la muerte de alguien, o a celebrar el aniversario del fallecimiento de, por ejemplo, Manuel Azaña o Lluís Companys, estaríamos incurriendo en un delito de odio, con lo cual, en el mejor de los casos, uno podría ser multado o, en el peor de ellos, ser llevado a prisión. En el caso del gobierno, irónicamente, conmemorar y/o celebrar la muerte de una figura pública, como en este caso es Franco, es perfectamente legal y moral, ya que estamos festejando la llegada de la democracia en base a la Ley de Memoria Democrática.
¿Cómo se come esto? ¿Acaso Franco no tiene, hoy en día, nietos y demás familiares que pueden sentirse humillados y maltratados por este espectáculo vomitivo, inmoral y degradante? El gobierno es consciente de ello pero, obviamente, le importa un carajo, ya que lo principal es humillar al difunto, a sus familiares y al régimen que representaba, así como aumentar la polarización y el enfrentamiento en la decadente sociedad española. Una sociedad española que asiste diariamente, y cada vez más, a la exposición constante del propio Franco en los medios y en la vida pública actual, lo cual hace que, al menos yo, sienta verdadero asco y vergüenza al contemplar cómo una banda de cobardes exponen y lapidan sin cesar a un difunto al cual no tuvieron cojones de desafiar en vida pero que sí linchan constantemente una vez fallecido.
En definitiva, lo que en este 2025 se está llevando a cabo es una prueba más de la degradación sistémica de España, sus instituciones y su sociedad, así como a la normalización de la inmoralidad y la depravación. Y es que, aunque el gobierno se escude en lo contrario, lo que Sánchez y sus acólitos están realizando no deja de ser, no ya un acto inmoral, sino un delito. Otra cosa es que, conforme a la ley aberrante que ellos mismos elaboraron en su momento (la Ley de Memoria Democrática), ese acto esté respaldado legalmente y sea considerado perfectamente moral y justo, según ellos. Ni el gobierno alemán con Hitler, ni el ejecutivo italiano con Mussolini han llegado a festejar en estos ochenta años las muertes de sus respectivos dictadores, lo cual corrobora la idea del nivel de despropósito al que hemos llegado en España y que todo hace indicar que irá a peor.
¿Y la oposición, qué hace? Pues salir a la calle a manifestarse. Eso sí, para manifestarse en contra de Nicolás Maduro y la situación en Venezuela. Ahí es nada. Supongo que tanto en el PP como en VOX consideran que el panorama nacional no es tan grave y que es más urgente salir a manifestarse por el conflicto interno que está viviendo en estos momentos el país sudamericano. Y mientras Feijóo y Abascal salen a protestar contra Maduro, Sánchez aprovecha y registra una ley en el Congreso para frenar la actuación de los jueces frente a casos como los que, casualmente, le salpican en estos momentos a él y a su familia.
Poco nos pasa para la banda de criminales y miserables que tenemos tanto en el gobierno como en la oposición, aunque todo promete que irá a más. Visto el panorama no es de extrañar que cada vez existan más españoles de cierta edad que añoren, y con razón, la figura de aquél cuya muerte está siendo celebrada en estos momentos y que, después de cincuenta años de su fallecimiento está, irónicamente, más vivo que nunca.
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