viernes, 25 de agosto de 2023

Salvar al soldado Sánchez


Qué razón tenía aquél que dijo que la política es puro teatro. Teatro y espectáculo, que a fin de cuentas viene a ser lo mismo. Buena prueba de ello es la decisión de Alberto Núñez Feijóo de ir a la investidura como candidato a la presidencia del gobierno, después de que el rey le haya propuesto en la ronda de consultas que ha tenido lugar en esta semana. Una candidatura en la que pueden ocurrir dos escenarios: El primero, que Feijóo malgaste el tiempo en dedicarse a preparar una investidura que teóricamente tiene todas las de perder. Ya lo hizo el propio Pedro Sánchez cuando en 2016 estuvo más de un mes acaparando portadas de periódicos con el objetivo de ser el centro de atención al convertirse en candidato en la fallida investidura de marzo de ese año. La segunda, que contra todo pronóstico, Feijóo consiga los votos del PNV o incluso del prófugo Puigdemont para hacerse con la presidencia del gobierno y así desalojar a Sánchez de la Moncloa.

¿Imposible? No del todo. Feijóo necesita los cuatro votos que le faltan para la mayoría absoluta como agua de mayo, y por esos cuatro votos va a hacer lo que haga falta, y ahí ya entra la decisión de los vascos y catalanes de apoyarlo o no. Esto demuestra que Feijóo es tan mezquino e impresentable como el propio Sánchez, ya que el presidente del PP ha dicho que va a iniciar una ronda de contactos con todos los partidos, con la excepción de Bildu; lo cual quiere decir que sus consultas va a extenderse al propio PSOE, Sumar, ERC, Junts, PNV, etc. Algo bastante surrealista e hipócrita, ya que el propio Feijóo que hablaba de derogar el sanchismo quiere pactar con el PSOE para poder derogar lo que su líder ha hecho y deshecho en estos cinco años. ¿Un poco contradictorio, no?

En definitiva, Feijóo va a buscar los apoyos de socialistas, podemitas (Sí, los creadores de la Ley del Sólo Sí es Sí), nacionalistas, golpistas condenados por la Justicia y de prófugos de la misma para ser investido presidente. Muy coherente el cambio que propone el señor Feijóo: Querer liberar a España de la morralla que llevamos sufriendo desde hace cinco años pactando con ella. Es decir, si el señor Sánchez pacta con los enemigos de España, está mal; pero si lo hace Feijóo es para acercar posturas y llegar a un entendimiento entre fuerzas políticas con diferentes criterios. Menuda pandilla de cerdos. A ver cómo defienden ahora los periodistas subvencionados por el PP estos intentos de acuerdos con condenados, prófugos y separatistas en general. Para ir preparando el terreno, el propio González Pons ya ha dicho que tanto Junts como ERC son "Partidos cuya tradición y legalidad no están en duda". Ahí lo llevas.

Cuando dije en una de mis entradas anteriores que siempre me arrepentiré de votar en su momento a Iglesias y a Sánchez en su momento; pero aunque era consciente de que votar a Feijóo era el menor de los males, nunca supe que me iba a arrepentir de haberlo votado en tan poco tiempo. Con la actuación llevada a cabo por el PP de Feijóo queda visto y comprobado que a la derecha española poco o nada le importan los graves problemas que sufre el país. Sólo esperan tanto ellos como sus correligionarios que la izquierda caiga para poder ocupar ellos las sillas que los progres dejen vacías. El problema está en que la derecha es tan sinvergüenza como gilipollas, ya que creen que la izquierda totalitaria y criminal que padece España va a abandonar el poder por las buenas, cuando la historia ya ha demostrado lo contrario en más de una ocasión. Por algo Pablo Iglesias profetizó hace tres años que la derecha nunca volvería a gobernar en este país.

De VOX poco o nada voy a decir, ya que con la bajada de pantalones que han realizado delante de toda España en la ronda de consultas del rey se han retratado ellos mismos y han demostrado que no representan ningún cambio ni ninguna regeneración en la política española, sólo servir como muleta ante un PP que los humilla constantemente y que ellos aceptan sin más. Lógicamente, esta humillación no las reciben Abascal ni compañía, sino el propio electorado de VOX, el cual es pisoteado y escupido de forma continua por el PP mientras los de Abascal aplauden a éstos. Supongo que es lógico por otra parte. La cabra siempre tira al monte, y del mismo modo que Podemos/Sumar fue creado para servir de muleta al PSOE, VOX lo fue creado con el mismo propósito para con el PP. ¿Qué se va a esperar pues de un partido fundado principalmente por ex miembros del PP? Quien crea todavía que aquel partido que es promocionado y financiado por el sistema va a ser la solución contra los males de España va apañado. Yo lo creí en su momento y todavía creo que no me he dado los cabezazos necesarios que me merecía por creerme tan disparatada teoría.

Pero mientras Feijóo se dedica a cortejar a los independentistas con el beneplácito de VOX, Sánchez gana tiempo haciendo lo mismo. Y es que el hecho de que el presidente del gobierno en funciones haya dejado que Feijóo sea el candidato designado por Felipe VI para ir a la investidura no es ninguna casualidad. Las negociaciones entre el PSOE y Junts parecen ir despacio, y Sánchez necesita ganar tiempo para avanzar en esas negociaciones. ¿Cómo hacerlo? Pues dejando que Feijóo vaya dentro de un mes a una investidura supuestamente fallida de la cual puede salir quemado, lo cual le da mientras tanto al jefe del gobierno tiempo suficiente para negociar de forma detenida con Puigdemont. Una jugada muy hábil y maquiavélica por parte de Sánchez (Algo normal en él), pero que puede salirle mal si el propio Feijóo consigue los votos que le faltan para llegar a la Moncloa durante el mes que le queda por delante para obtener los apoyos necesarios. A fin de cuentas está ya visto y comprobado que a todos les importa una mierda España y su futuro (No digamos ya sus habitantes), y por alcanzar o mantenerse en el poder son capaces de todo.

Personalmente creo que Feijóo no va a salir investido, aunque nunca se sabe lo que puede ocurrir, ya que el presidente del PP puede sorprendernos en cualquier momento durante este mes que tiene por delante hasta la investidura y hacerse un Vito Corleone pronunciando la célebre frase "Le haré una oferta que no podrá rechazar" a los de Junts y el PNV, aunque no estoy muy seguro si éstos llegarían a aceptar. A los nacionalistas, independentistas, terroristas y podemitas les conviene la permanencia de Sánchez en el gobierno, ya que con él es más factible obtener determinados beneficios que con Feijóo. El hecho de que el PSOE y Sumar ya estén poniendo en marcha la amnistía contra los implicados en el procés catalán, así como la cesión por parte del PSOE de dos de sus diputados hacia Junts para que éstos puedan tener grupo propio en el Congreso demuestra el precio que está dispuesta a pagar la izquierda con tal de seguir en el poder. Eso sí, será lo único que los catalanes obtengan de Sánchez, ya que tras ver cómo se vendió Puigdemont al PSOE a la hora de ofrecer sus votos a la nueva presidenta socialista del Congreso, he comprendido definitivamente que por mucho que lo pregonen, los independentistas nunca van a obtener su ansiado referéndum, y explico el porqué.

Si Puigdemont exigiese verdaderamente la independencia, además de la amnistía, nunca hubiese apoyado al PSOE en la composición de la Cámara Baja, ya que de ahí no sacaba ni él ni su partido ningún beneficio. Por el contrario, el hecho de que el ex presidente catalán haya salvado a Sánchez en la composición de la mesa teniendo como única recompensa la petición del gobierno español hacia la Unión Europea de que se incluyan los idiomas catalán, vasco y gallego en el Parlamento de Bruselas, demuestra con qué poco se conforma Puigdemont para ser recompensado. De esta forma se explica porqué algunos están subiéndose por las paredes en Barcelona en estos momentos, ya que están viendo cómo Puigdemont, al igual que Junqueras y Rufián, se venden por un plato de lentejas con tal de estar contentos y ver recompensados sus apoyos. Las negociaciones entre los independentistas catalanes y el PSOE están centradas única y exclusivamente en la amnistía, lo cual posibilitaría el retorno de Puigdemont, así como de todos los exiliados y el perdón absoluto a todos los implicados en el procés. Por no hablar de otras causas judiciales que tienen pendientes los independentistas y que también están negociando en estos momentos el PSOE con éstos para darle una solución lo más satisfactoria posible. Cuestiones todas ellas que el PSOE aceptará perfectamente con Junts; por lo que la hipótesis de ir a unas nuevas elecciones generales para el 14 de enero de 2024, como ya sugieren algunos, la veo yo totalmente descartada.

¿Y el referéndum? Ya se hará para esta legislatura, o incluso para la siguiente. Eso sí; no es el referéndum que todos esperan. Primero, porque la Constitución lo prohíbe, segundo, porque nadie quiere independizarse de España, y tercero, porque los primeros que saldrían perdiendo con todo esto serían aquellos que ahora están negociando el futuro de España. Los independentistas saben mejor que nadie que la única forma de tener reconocimiento propio es dentro del Estado español (Otra cosa es que pregonen lo contrario ante sus acólitos totalitarios). Por otra parte, ellos mismos saben que a parte de ser imposible desde el punto de vista jurídico, la independencia sería letal para ellos desde el punto de vista económico. ¿Qué es lo mejor entonces? Seguir mamando económicamente de la teta del Estado, pero con un reconocimiento político de un Estado cuasi independiente. Por no hablar del desastroso escenario que la independencia tanto catalana como vasca supondría para el PSOE, ya que en estos territorios es donde mayor concentración de votos tiene actualmente. Si Cataluña y el País Vasco (Incluyendo Navarra) tomasen el camino de la autodeterminación, la izquierda, y especialmente el PSOE, no volvería a tocar el poder ni por asomo. Por ello, una cosa es lo que pregonan y exigen ante los medios los independentistas y otra muy diferente es lo que verdaderamente ponen encima de la mesa a la hora de negociar. Ellos saben cuáles son las líneas rojas que no hay que traspasar.

Por otro lado, con el posible escenario de elecciones anticipadas en Cataluña, lo más probable es que el PSC se coma a los independentistas y formen gobierno con Salvador Illa al frente. Ante este futurible escenario del PSOE en el gobierno de España y de Cataluña, Sánchez e Illa tendrán la ocasión perfecta de reformar el estatuto catalán o incluso de redactar uno nuevo en el que se reconozca de forma explícita a Cataluña como nación y de convertir a esta región en un Estado semiindependiente dentro del Reino de España; lo cual vendría acompañado de cesiones de competencias estatales, hasta ahora inéditas, hacia la Generalitat catalana y el despojo y la posterior expulsión de Cataluña de todas las instituciones del Estado. Así como la creación de un concierto económico propio para los catalanes, el reconocimiento deportivo con su respectiva selección y representación propia en las instituciones internacionales. En definitiva, todo aquello que Maragall y Zapatero quisieron hacer con el Estatuto original de Cataluña en 2006, pero que se vieron obligados a retocar como consecuencia de la tensión que aquello ocasionó en su momento. Algo que en su momento supuso el origen de este problema y que ahora los mismos socialistas venderán como la solución al problema que ellos crearon. ¿Cuándo creo yo que se producirá todo esto? Entre 2025 y 2027, más o menos. Este y no otro será el verdadero referéndum que se llevará a cabo; el de la reforma o creación de un nuevo estatuto que reconozca de facto una Cataluña soberana dentro del Estado español.

Sobre la cuestión Vasco-Navarra, ya se está viendo por dónde van a ir las cosas a partir de ahora. Cada vez es más previsible el hecho de que en las próximas elecciones vascas, los etarras de Bildu con Otegi a la cabeza lleguen al gobierno vasco con el apoyo del PSOE, lo cual supondría el comienzo de un nuevo pulso soberanista al Estado, esta vez desde Vitoria. Mientras que en Navarra, Bildu ya está exigiendo a su socia, la presidenta socialista de la región foral, María Chivite, que se ponga en marcha la disposición transitoria cuarta de la Constitución, la cual permite la anexión de Navarra al País Vasco. Si este escenario se consumase, sería el primer paso para el mismo proceso al que acabo de referirme con respecto a Cataluña (Con la excepción del concierto económico, el cual ya lo tienen tanto en el País Vasco como en Navarra). En definitiva, un proceso hacia un escenario de descomposición y descentralización, el cual algunos llaman Estado Federal, o incluso Estado Confederal. Un proceso en el que todos los partidos políticos e instituciones del Estado están de acuerdo, incluida la Corona. Sí, esa misma que algunos rancios defienden a ultranza, creyendo de forma ignorante y estúpida que van a anteponer los intereses de España a los de su dinastía; algo que la familia Borbón jamás ha hecho a lo largo de su historia.

Como se puede apreciar pues, no son pocos los motivos que tienen los independentistas, etarras y demás morralla enemiga de España en querer mantener a Sánchez en la Moncloa. Saben que con un gobierno de Feijóo la situación podría retrasarse (Lo cual no quita que el PP y Feijóo estén de acuerdo), mientras que con Sánchez y el PSOE el proceso sería más ágil. Al igual que en 1998 con la película de Steven Spielberg: "Salvar al soldado Ryan", aquí algunos ya están poniendo en marcha el plan "Salvar al soldado Sánchez", donde nuestro Matt Damon particular será Pedro Sánchez, el cual será el protagonista que consumará el proceso de desmantelamiento del Estado español en favor de las instituciones regionales de los llamados "Territorios históricos". Un proceso en el que la permanencia del socialismo español al frente del gobierno es crucial para que se lleve a cabo, ya que los independentistas y terroristas necesitan tanto del PSOE como el PSOE de ellos.

Si volvemos al hecho de que la cabra siempre tira al monte, el PSOE siempre ha tirado al monte con el nacionalismo e independentismo catalán, vasco, gallego, etc (Ya se vio en la Restauración y, sobre todo, durante la II República), así como con el terrorismo etarra (¿O acaso no era la izquierda española la que defendía los atentados durante el franquismo porque, según ellos, ETA atentaba en favor de la libertad?). En definitiva, nos esperan tiempos oscuros en el que, como siempre, quienes saldrán ganando será el sistema político con un sistema reformado pero más desestructurado (Ya saben, cambiarlo todo para que nada cambie) en detrimento de una sociedad cómplice que tendrá lo que se ha buscado, pero que será nuevamente la que salga perdiendo. 

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