martes, 25 de abril de 2023

Sánchez vuelve con sus muertos


Hoy, 24 de abril de 2023, se ha producido la última barbarie perpetrada por el gobierno de Pedro Sánchez: La exhumación en el Valle de los Caídos de los restos del fundador y líder de Falange Española, José Antonio Primo de Rivera, aprovechando que hoy se conmemoraba el ciento veinte aniversario de su nacimiento. Una barbarie que ha tenido lugar a sólo un mes de las elecciones municipales y autonómicas del próximo 28 de mayo, en las cuales se prevé que el PSOE se lleve una severa derrota tanto en las Comunidades Autónomas como en los Municipios. Esta decisión, que vuelve a reabrir una vez más las heridas de la Guerra Civil, supone otra vez que el gobierno de Sánchez está preparado a ir a por todos y a por todo a la hora de enfrentarse a sus adversarios en las próximas elecciones de mayo, así como en las elecciones generales de diciembre.

De nuevo Sánchez vuelve a hacer uso de los muertos a la hora de hacer campaña electoral. Ya lo hizo en octubre de 2019, cuando a sólo un mes de las elecciones generales de noviembre se llevó a cabo la exhumación de Francisco Franco también en el Valle de los Caídos; todo con la idea de levantar el ánimo del electorado izquierdista para que fuesen a votar en masa al PSOE en las elecciones del mes siguiente. Como se pudo comprobar, el PSOE no sólo no ganó sino que perdió tanto votos como escaños en dichos comicios, aunque eso no eximió a Sánchez de pactar 48 horas después del recuento electoral el pacto de gobierno con Podemos, entonces liderados por Pablo Iglesias.

Y es que si una cosa no le preocupa a los españoles (A los españoles de bien, que sólo quieren vivir el día a día y dejar descansar a los muertos en paz) son las exhumaciones de las víctimas de la Guerra Civil. Sí, digo bien, las víctimas de la Guerra Civil, ya que José Antonio Primo de Rivera no fue más que uno de los cientos de miles de españoles que murieron por el hecho de pensar diferente a la otra media España que finalmente acabó con su vida. Esa misma España que 87 años después de fusilarlo lo exhuma para sacar rédito electoral de tan maquiavélico acto. 

Un acto que sólo valdrá para confortar a aquellos españoles que siguen anclados en los años treinta de hace un siglo y que desean, aunque sea a través de las exhumaciones y el borrado de nuestro pasado histórico, ganar una guerra de la que aún conservan sed de odio y venganza. Una muestra de que José Antonio no era como ellos son las palabras que dejó escritas en su testamento y que cito textualmente: "Ojalá fuera la mía la última de gota de sangre española que se vertiera en discordias civiles".  Palabras que ni Pedro Sánchez ni sus correligionarios comprenderán, ya que en ellos sólo hay palabras y actos de revancha.

Pero esto lógicamente a los socialistas y a la izquierda criminal les da exactamente igual. Ellos consideran que José Antonio era un "facha peligroso", el cual merece ser exhumado, al igual que para ellos merecía morir durante la Guerra Civil. Por otro lado es curioso que intenten unir de forma permanente los nombres de Franco y de Primo de Rivera, cuando siempre se ha sabido que las relaciones entre Franco y José Antonio nunca fueron buenas. De hecho, es conocido que Franco no hizo todo lo que estuvo en sus manos para salvar a José Antonio de ser asesinado a manos de los rojos. Y que el hecho de su muerte supuso para Franco quitarse de en medio a un rival político, ya que con su desaparición, el general se convertiría en el futuro en el máximo dirigente de Falange Española, aunque todo esto ya es otra historia. Una historia que seguramente ni conocerán los rojos ni querrán conocerla. 

En definitiva, con la exhumación de hoy de José Antonio (La quinta, para ser más exactos, y esperemos que la última) en el Valle de los Caídos, el gobierno intenta borrar su pasado como mártir en la Guerra Civil, e intenta también condenarlo al olvido para que hombres como él no vuelvan a aparecer nunca más en la historia de España. Sinceramente, me hubiese gustado saber qué pensaría a día de hoy el padre del exhumado y ex presidente del gobierno de España tras el golpe de Estado de 1923, Miguel Primo de Rivera, de todo lo que estamos viviendo en estos años. Lo que es seguro es que bajo ningún concepto hubiese permitido este ultraje contra su propio hijo ni contra España. Por cierto, una España que Miguel Primo de Rivera intentó levantar en su momento sin la oposición del PSOE, e incluso con la colaboración de algunos de sus dirigentes, como la de Julián Besteiro. Por no hablar de las buenas relaciones que el propio José Antonio mantenía con miembros destacados de la izquierda española. Esto también es memoria histórica y democrática, pero desgraciadamente no se dará en las aulas educativas. Por último añadir que si, irónicamente, tras la exhumación de Franco hace ya casi cuatro años, hemos vivido uno de los periodos más desgraciados en la historia de España, no me quiero ni imaginar qué nos deparará el futuro con esta nueva exhumación, pero seguramente no traerá nada bueno.

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