Hace justo dos semanas se produjo la exhumación en la Basílica de la Macarena de los restos de Gonzalo Queipo de Llano, de su mujer, Genoveva Martí, y del general Francisco Bohórquez Vecina. Dicha exhumación se produjo tras entrar en vigor en octubre de este año la llamada Ley de Memoria Democrática, aprobada por el gobierno de Pedro Sánchez y sucesora de la ya famosa Ley de Memoria Histórica, aprobada en 2007 por el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero.
Cabe decir que hay que tener bastante mala leche para exhumar los cadáveres de tres difuntos precisamente el día de los difuntos, ya que fue esa misma noche cuando se produjo la exhumación de los fallecidos. Una exhumación que por supuesto no ha quedado exenta de polémica, ya que por lo visto, el hermano mayor de la Macarena, José Antonio Fernández Cabrero, es un destacado afiliado al PSOE (Dato que yo desconocía, sinceramente), y se ha mostrado orgulloso del hecho de exhumar los restos humanos de los tres fallecidos. Una exhumación que por lo visto le ha costado a la hermandad un total de 600 euros. Pues bien, aún con el gasto que esto ha generado, la decisión de exhumar a Queipo de Llano ha caído muy positivamente en la hermandad, la cual espera que con esto quede zanjado el tema para siempre.
Pero he aquí que los cofrades, entre los que me encuentro, nos hemos topado con los rojos. Con los nietos de aquellos que perdieron la Guerra Civil hace ya más de ochenta años y que ahora, con leyes como éstas, pretenden ganar a posteriori dicha contienda bélica. Parece ser que la Asociación por la Memoria Democrática exige ahora, tras la exhumación de Queipo de Llano y de su mujer, que el Ayuntamiento de Sevilla obligue a las hermandades de San Gonzalo y de Santa Genoveva cambiar sus nombres, ya que según indica la asociación antes mencionada, dichas cofradías llevan sus nombres en honor de Gonzalo Queipo de Llano y de su mujer, Genoveva Martí. Un dato que es incorrecto, ya que la hermandad de San Gonzalo puso este nombre a la corporación por San Gonzalo de Amarante. El origen del por qué Santa Genoveva tiene este título lo desconozco. Pero bueno, con independencia de eso ¿Qué más da? Las hermandades llevan casualmente el nombre de estos señores y hay que quitárselos sí o sí, como así exigen los rojos. Supongo que no habrán pensado en que el propio Queipo de Llano fue quien contribuyó a la creación de la Basílica de la Macarena, lo cual podría darle a estos tipos la idea de expropiar el templo donde se venera a María Santísima de la Esperanza Macarena. En fin, no demos más ideas a las cabezas huecas.
Por si todo esto fuese poco, la asociación antes mencionada exige también que se cambien los nombres de los titulares de la hermandad de la Paz: Nuestro Padre Jesús de la Victoria, y María Santísima de la Paz. Según indican nuestros queridos amigos progres, los nombres tanto del Señor como de la Virgen se deben a "La victoria de los fascistas en la Guerra Civil y la posterior paz que el régimen de Franco instauró". Sinceramente, cuando leí esta noticia no salía de mi asombro. ¿Acaso hay algo más bonito que la paz y que la Virgen lleve su nombre? ¿Acaso es un insulto que el Señor lleve, con independencia del motivo, el nombre de la victoria? Parece ser que para estos tipos sí es un insulto. De hecho, tanto con la cuestión de San Gonzalo y Santa Genoveva, así como de la hermandad de la Paz, la asociación exige que se cambie por nombres asociados a las víctimas del bando nacional.
En este caso supongo que San Gonzalo podría pasar a llamarse "San Santiago", en honor a aquél que aprobó el asesinato masivo de más de 2.500 personas. Me estoy refiriendo, por supuesto al ex secretario general del Partido Comunista de España: Santiago Carrillo. Santa Genoveva podría pasar a llamarse "Santa Dolores", en honor a Dolores Ibárruri, la Pasionaria, la cual fue una señora bastante pacífica y comprometida con los Derechos Humanos (Nótese la ironía). Dicha mujer es dueña de frases tan comprometidas con la paz como las siguientes: "Si en época normal hay un adagio que dice que es preferible absolver a cien culpables a castigar a un inocente, cuando está en peligro la vida de un pueblo, es preferible condenar a cien inocentes antes que el culpable pueda ser absuelto." o esta otra "Media España debe liquidar a la otra media." Como se puede apreciar, toda una pacifista la señora Pasionaria. Pero bueno, ¿Quién no ha soltado alguna vez alguna fracesilla sacada de contexto? La izquierda siempre pronuncia discursos buenos aunque éstos estén cargados de odio. La derecha no.
Pero la cuestión no solo afecta ya al mundo cofrade con la entrada en vigor de la Ley de Memoria Democrática, sino que algunos están pidiendo ya el cierre de la cadena progre por excelencia, la Cadena Ser, por el hecho de haberse creado ésta durante el régimen de Franco. Supongo que por esa regla de tres habrá que cerrar también RTVE, ya que ésta se inició en 1956, en plena dictadura franquista. Pero claro, si cierran RTVE a ver con qué se autopromociona el gobierno de Pedro Sánchez de aquí en adelante. También, aparte de las exhumaciones hace ya tres años de Francisco Franco, y ahora del general Queipo de Llano, los progres han puesto sus miradas en el Alcázar de Toledo, donde están enterrados en una cripta los restos del coronel José Moscardó y los del teniente general Jaime Milans del Bosch. Fuera aparte de esto, la izquierda también exige que se exhumen los restos del líder de Falange Española, José Antonio Primo de Rivera. Una exhumación en la que los familiares del propio Primo de Rivera ya han solicitado de motu propio que se realice antes de que el gobierno haga de la exhumación de José Antonio lo mismo que con la exhumación en 2019 de Franco, es decir, un espectáculo televisado en directo para todo el país.
Por no hablar de la extinción de los títulos nobiliarios que se han producido con la entrada en vigor de la Ley de Memoria Democrática. Títulos nobiliarios que se crearon durante la dictadura de Franco y que ahora han quedado extinguidos con la aprobación de dicha ley por parte del gobierno del PSOE y Podemos. O también la decisión de renombrar el Valle de los Caídos como "Valle de Cuelgamuros", así como la intención del ejecutivo de hacer de dicho monumento un panteón laico, lo cual llevaría consigo, entre otras cosas, la destrucción de la gran Cruz que preside la abadía.
Debo decir que a excepción de Zapatero, nadie hizo tanto por dividir y provocar un conflicto social en España como Pedro Sánchez en los últimos cincuenta años. Un tipo sediento de sed de poder y de odio, al cual le importa tres cojones la paz social si a base de enfrentamiento y división puede lograr retener el gobierno y permanecer en él muchos años, como ya dijo hace unos días en un mitin de su partido. Un partido que lo he dicho ya en varias ocasiones y lo vuelvo a decir, es el partido que más sangre ha derramado en España en estos casi 150 años y el cual merece y debería ser ilegalizado si verdaderamente hubiera una Ley de Memoria Democrática real y justa para todas las víctimas de la Guerra Civil.
Un partido el cual su líder fundador, Pablo Iglesias, no dudaba en amenazar de muerte a sus adversarios políticos en el Congreso de los Diputados, como fue el caso del ex presidente del gobierno, Antonio Maura, el cual sufrió un atentado del que pudo salir con vida pocos días después de la amenaza de Iglesias. Un partido que fue parte activa durante los graves sucesos que se produjeron en Barcelona durante la llamada "Semana Trágica" en 1909, los cuales dieron como resultado más de un centenar de muertos en la capital catalana. Un partido que desea exhumar a José Antonio Primo de Rivera (El cual es una víctima de la Guerra Civil, quieran ellos o no) pero que en 1923 aceptó gustoso apadrinar el golpe de estado de su padre, Miguel Primo de Rivera. Un partido que en 1930 participó activamente en los llamados "Pactos de San Sebastián", los cuales tenían como objetivo derrocar a la monarquía de Alfonso XIII, objetivo que lograron al año siguiente con las elecciones municipales de abril de 1931. Un partido que en 1934 dio otro golpe de estado, esta vez contra la II República, al no aceptar los socialistas los resultados electorales de las elecciones generales de 1933 en las que ganó la CEDA. Este golpe de estado que es conocido como la "Revolución de Asturias" provocó un estallido social en España que se saldó con más de 2.000 muertos y la declaración fallida de independencia en Cataluña por parte del entonces presidente de la Generalitat, Lluis Companys. Por cierto, debo decir que este golpe de estado lo paralizó un tipo llamado Francisco Franco. Qué curioso, el malvado Franco salvando a la República de lo que ahora el gobierno denomina como "Desórdenes públicos agravados". Ironías de la vida.
Un partido que a manos de criminales como los ex secretarios generales del PSOE y ex presidentes del gobierno, Francisco Largo Caballero e Indalecio Prieto asesinó, extorsionó, violó y torturó a miles de personas que no comulgaban con su ideología durante los turbulentos años de la II República, la cual tenían como objetivo destruirla para dar paso a un sistema socialista y a España en una colonia de la Unión Soviética. Un partido que junto al Partido Comunista de España llevaron a cabo la matanza de Paracuellos. Un partido que recién iniciada la Guerra Civil asaltó y robó más de 500 toneladas de oro (El 72,6% de las reservas de oro) del Banco de España para enviarlas a Moscú y que los socialistas nunca devolvieron. Un partido cuyos militantes asesinaron al diputado conservador, José Calvo Sotelo, lo cual provocó la sublevación del ejército español y con ello la Guerra Civil. Un partido que durante los cuarenta años de dictadura franquista no se atrevió a mover un solo hilo desde el exilio, pero que una vez muerto Franco se autoerige como el defensor de la democracia y de la libertad. Esa misma democracia y libertad que ellos se cargaron durante la década de 1930 del siglo XX. Esa misma dictadura que ahora muy gallardemente combaten para vencerla de forma póstuma y borrarla de la Historia, pero que olvidan que fue ese mismo régimen bajo las órdenes de Franco y Carrero Blanco el que protegió y amparó a los mismos líderes que salieron elegidos del Congreso de Suresnes en 1974, entre ellos el propio Felipe González. Un partido que hizo lo posible y lo imposible para sacar a Adolfo Suárez de la Moncloa, incluso colaborando en la Operación Armada, la cual fue la antesala del golpe de estado del 23-F. Un partido que en la década de 1990 y tras más de diez años en el poder, había sembrado la corrupción en todas las instituciones del Estado, y tenía montado todo un dispositivo de espionaje en el que nadie estaba libre de ser escuchado. Un partido que utilizó en 2004 un atentado terrorista donde murieron cerca de 200 personas para sacar rédito electoral a dicha desgracia. Un objetivo que lograron al ganar las elecciones generales de marzo de 2004 contra todo pronóstico y que supuso el inicio del desmantelamiento del régimen constitucional de 1978. Un partido que negoció con la banda terrorista ETA su desaparición a cambio de que el Estado cediese a las exigencias de los terroristas y que hoy son sus más estrechos socios en el gobierno. Un partido que ya con Zapatero en el gobierno redactó un estatuto que vulneraba la Constitución al reconocer a Cataluña como nación y que ha sido el origen de la grave situación en la que nos encontramos ahora mismo, la cual puede llevarse por delante tanto la unidad territorial como el sistema constitucional de 1978. Y un partido que actualmente está sustentado por los enemigos de España, y que pretende remover las viejas heridas de una Guerra Civil que ellos mismos provocaron mientras intentan blanquear los asesinatos de la banda terrorista que los apoya políticamente a día de hoy y que con la Ley de Memoria Democrática convierte a los asesinos de ETA en víctimas del franquismo al extender esta denominación hasta los primeros asesinatos en manos de los GAL en 1983.
Esta es la otra cara de esa Memoria Democrática que nos quieren imponer desde el gobierno de Sánchez, que no es otra que la de convertir a los verdugos en víctimas. Unos verdugos a los que sí se les permiten hacerles todo tipo de homenajes y de placas, mientras que por otro lado intentan borrar de la Historia todo lo relacionado con el otro bando que cambatió en la Guerra Civil. Lo hemos visto hace unos días cuando desde Correos han emitido sellos homenajeando el centenario de la creación del Partido Comunista de España, un partido que junto con el PSOE tiene las manos manchadas de sangre y que representa la ideología que mayor número de muertos ha ocasionado a lo largo de la historia: Más de 100 millones de asesinados. Gracias a Dios, esta emisión de sellos se ha podido paralizar gracias a la intervención de una jueza, la cual ha defendido que la emisión de estos sellos "Va en contra del deber de neutralidad de las administraciones públicas, de la Ley de Memoria Democrática y de la Resolución del Parlamento Europeo que condena la exaltación del comunismo." Como se puede apreciar, tanto el gobierno como Correos hacen un homenaje que va en contra tanto de la Legislación española, como de la Legislación europea, y que demuestra la inmoralidad de Pedro Sánchez y compañía a la hora de blanquear y homenajear a un partido que representa lo más sanguinario de la historia. Un desprecio a los Derechos Humanos y a todas aquellas víctimas del comunismo que ellos tanto tratan de blanquear. Pero eso le da igual a este gobierno de criminales en su empeño por querer limpiar la imagen de los suyos a la vez que intenta eliminar cualquier atisbo relacionado con el bando nacional. Ya desde el gobierno se ha comunicado la intención de borrar a Franco de la historia de la Legión, algo difícil de hacer puesto que Franco fue uno de los personajes más relevantes en la Legión junto con Millán-Astray. Aún así, para estos psicópatas no hay nada que pueda detener sus malignas intenciones, por lo que no es de extrañar que de aquí a unos años no aparezca el nombre de Franco por ningún lado en los libros de Historia. De esta forma la izquierda pretende derrotar una vez muerto a aquél a quien no pudieron derrotar en vida, e instaurar ahora lo que no pudieron hacer en 1936. Ya de hecho la propia presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso ha dicho que el objetivo de Sánchez es el de instaurar en España una "República Federal Laica", lo cual se suma a otra advertencia que la propia Ayuso realizó hace unos días cuando dijo que el gobierno estaba preparando un golpe contra el rey para acabar con la monarquía y llevar a la oposición a la cárcel.
Se dice que el pueblo que olvida su historia está condenado a repetirla, y aquí en España se ha olvidado totalmente la historia del Partido Socialista Obrero Español. Un partido que siempre ha estado en contra de la propia España y que se ha posicionado en favor de los enemigos de ésta. Como ejemplo no hace falta remontarse muy atrás. Como ya escribí en la última entrada, esta semana el gobierno ha llevado al Congreso de los Diputados la proposición de ley para eliminar el delito de sedición y con ello dar carta blanca a los catalanes para que así puedan nuevamente dar otro golpe de estado. Pero por si esto fuera poco, ya se habla también de la posibilidad de reformar el delito de malversación, lo cual implicaría que el Estado debería devolver a los independentistas todas las multas y fianzas que éstos hayan pagado en estos años. Además de esto, dicha reforma libraría al ex presidente de la Junta de Andalucía y del PSOE, José Antonio Griñán, de pisar la cárcel por la condena del caso de los ERE, el mayor escándalo de corrupción ocurrido en España. Como se puede apreciar, el PSOE no pierde oportunidad en amparar y proteger tanto a los suyos como a los enemigos de la nación. Una prueba más de que la izquierda ha sido, es y será siempre enemiga de España, y que no parará hasta verla hecha cenizas. Esta es la verdadera Memoria Democrática que la izquierda no quiere que se sepa. Una Memoria Democrática en la que no hubo buenos y malos, sino dos bandos que se enfrentaron a sangre fría para matarse unos contra otros, aunque una parte se sublevase por la provocación de la otra parte que actualmente ejerce su papel de víctima, olvidándose que en su día fue el verdugo.