Según se ha publicado hoy en un medio digital, el PP estaría dispuesto a ir de nuevo a unas elecciones en Castilla y León antes que pactar con VOX para formar gobierno en dicha región. Una noticia que sinceramente no me llama la atención, ya que si algo ha demostrado el PP últimamente es la falta de empatía y entusiasmo para llegar a algún tipo de pacto con los de Santiago Abascal. Algo que podría pasar desapercibido si no fuera porque tenemos enfrente al peor gobierno de la historia de España desde 1936 como mínimo. Es por ello por lo que el acercamiento de posturas entre PP y VOX no solo es un deber sino una obligación en este contexto tan trascendental para nuestro país.
Y es que el PP de Pablo Casado sigue convencido, al igual que lo estuvo en un primer momento el PSOE de Pedro Sánchez, de que España sigue siendo un país bipartidista en donde las dos principales fuerzas políticas siguen controlando el cotarro tras más de cuarenta años de hegemonía socialista y popular. Y nada más lejos de la realidad: España es desde el año 2014/2015 un país multipartidista, para bien o para mal. Es verdad que el multipartidismo ha traído más incertidumbre a nuestro país, pero también es verdad que ese multipartidismo nació tanto a la derecha como a la izquierda por culpa del alejamiento de los partidos tradicionales para con sus votantes.
¿Qué ocurre ahora? Pues que Pablo Casado se niega a llegar a ningún tipo de acuerdo con la formación que lidera Abascal, ya que cree que él y solo él es la alternativa capaz de echar a Pedro Sánchez de la Moncloa, y que si en algún momento VOX debe de ayudarle para alcanzar la presidencia del gobierno, el apoyo de éstos debería ser gratuito. Una actitud arrogante la de este tipo, el cual ya he dicho en varias ocasiones que no lo veo ejerciendo de jefe del gobierno de España en la vida, ya que le falta el carisma, la frescura y el liderazgo que sí posee por ejemplo la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, la cual se ha convertido en el principal enemigo interno por parte del actual presidente del PP, el cual ve en Ayuso a una rival con serias posibilidades de arrebatarle el liderazgo. Una paranoia de la que ya se ha encargado de echarle condumio el actual secretario general del PP, Teodoro García Egea, al cual muchos ven en éste al verdadero enemigo de Casado, el cual estaría provocando la rivalidad y por ello la división entre los partidarios de Casado y Ayuso con el fin de desgastar la imagen de su jefe y de esta forma provocar su caída.
En definitiva, estamos asistiendo a una guerra de cuchillos entre los principales miembros del primer partido de la oposición, el cual cree que la victoria en las próximas elecciones generales está más que garantizada por el simple hecho de tener a unos criminales al frente del gobierno de España. Un partido que está inmerso en sus luchas internas y que no escucha las peticiones de la mayoría de su electorado para que se entienda de una vez por todas con VOX con el fin de echar de una maldita vez a la izquierda y a sus cómplices del poder. Pero por si todo esto no fuera poco tenemos de vuelta al ex presidente del gobierno, José María Aznar, arremetiendo contra el liderazgo de Casado. Algo que personalmente comparto, pero que no entiendo a estas alturas de la película, ya que cuando se produjo el congreso que cerró la etapa de la era Rajoy, Aznar apoyaba sin rechistar la candidatura de Casado para convertirse en el nuevo líder de la derecha española. ¿Qué ha pasado desde entonces? Que se ha visto que Casado nos la metió doblada a todos los que apoyamos su candidatura en 2018 (Me incluyo, ya que yo también lo apoyé entonces) y que ha pasado de ser un líder duro a ser un Mariano Rajoy 2.0, sin ideología, sin carisma, sin proyecto y sin ilusión entre los votantes y simpatizantes de su partido.
Pero volviendo a Aznar quería comentar ¿A cuento de qué viene ahora este hombre para quejarse de nada? Durante el periodo de Rajoy ya se encargó de criticar su gestión y ahora parece hacer lo mismo con Casado, o mejor dicho, fraCasado. Vamos a ver, señor Aznar, usted tuvo su oportunidad durante catorce años al frente del PP y ocho al frente del gobierno de España, si usted quería a un líder a imagen y semejanza suya haberse quedado usted en la primera línea política. En noviembre del año 2013 escribí una entrada pidiendo la vuelta de Aznar cuando Rajoy derrochaba la mayoría absoluta en no hacer absolutamente nada, pero Aznar criticaba y criticaba sin dar nunca el paso decisivo. Ya su momento pasó y lo mejor que puede hacer es mantenerse callado y dejar de echar más mierda sobre su partido, que bastante tiene ya encima.
¿Cuál es mi apuesta? La convocatoria de un congreso extraordinario en el PP tras las elecciones en Castilla y León y la proclamación por unanimidad como nueva líder del partido a Isabel Díaz Ayuso, la cual atraería gran parte de los votos perdidos y estaría dispuesta a iniciar negociaciones con VOX tras las próximas elecciones municipales y autonómicas, así como tras las generales. Solo de esta forma la derecha española podría verse de nuevo unida y capacitada para volver a los principales ayuntamientos y gobiernos autonómicos, y finalmente al gobierno de España. De lo contrario nos quedará todavía Pedro Sánchez, PSOE, etarras e independentistas para rato.
Lo que está claro es que con esta derecha y con este PP no vamos a ningún lado. Un PP que solo hace ascos a VOX y a sus votantes, muchos de los cuales son ex-votantes del PP, y un VOX que en muchas ocasiones traga y apuesta por cederles el poder a los populares como mal menor con el fin de que la izquierda no siga gobernando. Esto no puede seguir así, ya que los votantes de VOX exigen un cambio de políticas, no un cambio de siglas y de caras. Si VOX acepta convertirse en la muleta del PP y apoyar a los populares sin contrapartidas como quiere Casado, mal futuro les espera a los de Abascal. Si por el contrario se planta y exige un cambio de rumbo tal y como quieren sus votantes, entonces quizás consigan avanzar algo en la reunificación de la derecha española.
La primera prueba la veremos el 13 de febrero en Castilla y León. Solo entonces se verá por dónde soplan los vientos y si el PP decide sentarse para negociar un verdadero cambio de políticas con VOX o deciden directamente irse al carajo repitiendo elecciones o incluso seguir gobernando gracias a algún apoyo por parte del PSOE. Después vendrán las elecciones aquí en Andalucía, donde esta por ver cuál será el desenlace en el sur de España si los populares repiten la misma estrategia que en Castilla y León. Sea cual sea el resultado, está visto y comprobado que la derecha española, tanto en el PP como en VOX, pero principalmente en el PP, sigue sin asumir que el futuro pasa por la unión entre ambos, del mismo modo que así lo entendieron Pedro Sánchez y Pablo Iglesias por parte de la izquierda. Pero como siempre ocurre en España, cuando la derecha va, la izquierda vuelve, y quizás hagan falta todavía unos cuantos de años para que aquí el personal comience a darse cuenta de que solo unidos se podrá vencer al Frente Popular 2.0. Pero para eso hace falta que algunos recapaciten y dejen a un lado sus intereses personales para anteponer los intereses generales, y puede que cuando eso ocurra, si es que llega a ocurrir, sea demasiado tarde para todos y sobre todo para España.
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