En febrero de 1933 se produjo en Alemania el incendio del Reichtag (Parlamento alemán). Justo un mes antes se había producido la llegada al poder del Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán, liderados por el austríaco Adolf Hitler. El incendio de la cámara, el cual no se ha sabido hasta la fecha quién fue su verdadero verdugo, aunque se determinó en su momento que el comunismo alemán fue el verdadero responsable, supuso que el recién elegido canciller de Alemania llevase a cabo al día siguiente una serie de restricciones de los derechos fundamentales de los alemanes a través de un decreto que firmaría el por entonces presidente alemán, Paul Von Hindenburg. El ya mencionado decreto tuvo como principales objetivos la suspensión de la libertad de expresión, la libertad de asociación, la libertad de prensa, la libertad de reunión y el secreto de las comunicaciones, así como la autorización para que el gobierno pudiese registrar domicilios y confiscar los bienes privados, entre otras cuestiones.
Este decreto que supuso la antesala para que Hitler declarase la ley habilitante un mes después y que tuvo como desenlace la instauración definitiva del nacionalsocialismo tras la muerte de Hindenburg un año después, fue el primer paso realizado por el gobierno nazi para poder instaurar su poder absoluto y restringir de este modo los derechos fundamentales de los ciudadanos. Pues bien, ochenta y ocho años después nos encontramos en España con una situación bastante parecida, donde el actual presidente del gobierno y líder del Partido Socialista Obrero Español, Pedro Sánchez, está ultimando un anteproyecto de ley de reforma de la seguridad nacional. Un anteproyecto en donde algunos detalles del mismo han salido a la luz a través de los principales periódicos nacionales. Entre los objetivos que se marca el gobierno a través de esta reforma figuran la autorización del gobierno de poder movilizar a toda la población española mayor de edad cuando se produzca en España una "Situación de crisis", la obligación de los medios de comunicación de colaborar con el gobierno, la posibilidad de requisar todo tipo de bienes tanto públicos como privados, así como la suspensión de cualquier tipo de actividad.
Por si esto fuera poco se ha sabido también que dicho anteproyecto tiene igualmente como objetivo el de reforzar el poder del presidente del gobierno, Pedro Sánchez, así como el del jefe de gabinete de la presidencia del gobierno, Ivan Redondo. Con esta futuro proyecto de ley se acuerda que sea el propio presidente del gobierno el que decida cómo y cuándo se declara en España el estado de Seguridad Nacional, sin necesidad de que tenga que recurrir a las Cortes para su aprobación como hasta ahora ha hecho. De la misma manera declara que la ley de transparencia podrá ser suspendida cuando el gobierno lo estime oportuno, así como la posibilidad de nacionalizar empresas y suspender los movimientos de capitales en el exterior.
No hay duda de que Pedro Sánchez está decidido a cruzar la línea roja y convertir España en un estado dictatorial con él como jefe supremo. Lo que se está viviendo recuerda a lo que a principios de 1933 ocurrió en Berlín, donde Hitler aprovechó un ataque radical contra el parlamento para suspender los derechos de los ciudadanos. De momento en España no se tiene constancia de que vaya a ocurrir un suceso dramático de proporciones gigantescas que "Excuse" la aprobación de esta norma por el consejo de ministros y posteriormente por las Cortes Generales. De lo que se tiene constancia absoluta es de la tiranía y el peligro que supone para este país esa persona cargada de odio y resentimiento como es Pedro Sánchez Pérez-Castejón, un tipo cuyo único propósito es el de llevar a España hacia un estado totalitario en donde los derechos fundamentales queden suspendidos y el gobierno tenga el control absoluto de la situación. Un cambio de régimen desde dentro de la propia ley en el que el todavía jefe del estado y rey de España, Felipe VI, es un mero espectador que observa cómo el sistema político que él lidera y el futuro del país se van al traste mientras el jefe del gobierno se dedica a desmontar toda la estructura política, social y económica del país para crear una España a su manera. Sánchez al igual que Hitler va a por todas en su esquizofrénica y totalitaria idea de adueñarse del poder.
Y es que no es ninguna casualidad que lo ocurrido en Alemania hace noventa años fuese obra del Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán y lo que está ocurriendo en España lo sea gracias al Partido Socialista Obrero Español. Dos partidos políticos que se pueden considerar como lo peor que les ha ocurrido a sus respectivos países. En Alemania el nazismo está prohibido, mientras que en España el socialismo totalitario por el que siempre se ha caracterizado el PSOE sigue siendo todo un ejemplo a seguir. Por lo que respecta a sus líderes ya sabemos cómo acabó Hitler tras doce años de totalitarismo nazi. La cuestión ahora es ¿Cuál será el final de Sánchez tras consumir toda su vomitiva obra?, ¿La permanencia permanente en el poder?, ¿La salida del gobierno por la puerta de atrás?, ¿El enjuiciamiento por traición hacia su país?, ¿La cárcel? Muchas preguntas sin respuestas en esta España cuyo futuro se vislumbra más negro que nunca gracias a un dictador sin escrúpulos cuya sed de poder es insaciable y por la que todos pagaremos un alto precio.
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