Lo vivido hoy no solo supone el regreso de la antigua administración Obama, sino la clausura de una era y la apertura de otra nueva en la que la agenda globalista pretende culminar de una vez por todas el Nuevo Orden Mundial que ya he comentado por aquí en otras ocasiones y del que el ex presidente Bush padre ya hizo mención en septiembre de 1991. De hecho a estas alturas de la noche, Biden ya ha firmado varios decretos entre los que destaca la vuelta de EEUU al Acuerdo de París, del cual se salió Trump en 2019. También ha firmado ya un decreto en el que paraliza el anuncio realizado el año pasado por parte de Trump para sacar a EEUU de la OMS (Organización Mundial de la Salud). Como se puede apreciar, Biden empieza fuerte y comienza a derogar todo lo realizado por su antecesor en estos cuatro años.
Personalmente no espero nada bueno del nuevo presidente, ya que todos sabemos quiénes están detrás de la campaña de Biden y los intereses que les mueven la llegada de éste a la Casa Blanca. Biden va a seguir adelante con la agenda elitista y progre que en su día realizó Barack Obama y que se detuvo en 2017 con la llegada de Trump. Un Donald Trump al cual tengo que reconocer que no ha estado a la altura de las circunstancias en estos dos últimos meses en la presidencia. El ya ex presidente sabía que no se estaba enfrentando a Biden ni a Harris, sino a toda la élite mundial que esperaba con ansias el regreso de las políticas globalistas realizada tanto por los demócratas como por los republicanos y que él había paralizado durante su estancia en la Casa Blanca. Cabe añadir que lo ocurrido el pasado 6 de enero marca un antes y un después en la torpe idea de Trump al querer revertir el resultado de las elecciones del 3 de noviembre. No sé qué le dirían hace un par de semanas al por entonces mandatario norteamericano, pero es un hecho que desde entonces Trump ha agachado la cabeza y con resignación ha aceptado la situación. Por no hablar del impeachment al que el ya ex presidente deberá hacer frente, aunque ya sea como ciudadano común. Un impeachment que puede hundir las expectativas de Trump para presentarse de nuevo en 2024 si finalmente es condenado por los delitos que los demócratas le imputan.
Ahora ya todo el terreno es para Biden, el cual auguro que será un presidente que como mucho permanecerá en el Despacho Oval hasta enero de 2025 si no se aparta antes en favor de Harris debido a su avanzada edad. Biden se enfrenta a la más que inminente ruptura y caída del Imperio norteamericano. Estados Unidos se encuentra en una situación límite en la que la chispa puede saltar en cualquier momento. De hecho creo que ya saltó con los sucesos acaecidos el día de reyes con la toma del Capitolio. Las diferencias abismales entre conservadores y progresistas, entre blancos y negros y entre los distintos estados van a provocar más pronto que tarde la más que posible disolución y posterior caída de EEUU como primera potencia mundial en favor de la China comunista que ya espera impaciente que Norteamerica caiga, al igual que la manzana del árbol, por su propio peso antes o después. De hecho veo cierto paralelismo entre Biden y el ex presidente soviético Mijail Gorbachov, el cual fue el mandatario ruso que dio carpetazo en diciembre de 1991 a la ya desaparecida Unión Soviética. Creo pues que con la recién estrenada administración Biden estamos presenciando a la misma vez el fin de una era y el comienzo de otra en la que el totalitarismo de la izquierda será el actor principal en este nuevo escenario oscuro que se abre en todo el planeta. Con la pandemia del Covid 19 extendida por todo el mundo y la división y tensión constante en EEUU, Biden hará frente a los últimos días de grandeza y de liderazgo del Imperio estadounidense sobre el resto de los países. China ya está llamando a las puertas y con ella traerá el imperialismo de Pekín y el comunismo atroz que en ella pervive desde hace más de setenta años.
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