Aquí en España la situación no puede ser más devastadora: Los españoles están acudiendo en masa a los supermercados para comprar de forma masiva alimentos de primera necesidad. Todo ello mientras se está produciendo el cierre de los grandes centros comerciales, universidades, centros públicos, y la suspensión de todo tipo de actos externos. A su vez, el gobierno y los medios de comunicación piden insistentemente que los ciudadanos permanezcan en sus casas durante mínimo dos semanas, hasta que se verifique la situación de nuevo a finales de marzo. Un viernes 13 el de hoy que queda ya para la historia de España y del mundo.
Esta es la segunda vez que el gobierno de España declara el Estado de Alarma. La primera ya fue en 2010, cuando el gobierno de Zapatero decidió activar el artículo 116 de la CE como consecuencia de la huelga de los controladores aéreos en toda España. Esta vez la situación es mucho más grave de lo que ocurrió en su día en diciembre de hace diez años. De hecho, la situación se ha vuelto de extrema gravedad gracias al gobierno del PSOE, el cual ha retrasado hasta pasado el 8 de marzo (Día de la mujer) tomar las medidas oportunas para paliar esta crisis. Una crisis que si a Zapatero le costó cinco millones de parados negar durante un año la crisis económica, a Sánchez le está costando ya más de un centenar de muertos el hecho de no haber hecho frente con antelación a la mayor crisis sanitaria de nuestra historia contemporanea.
De hecho en el escenario actual habría que pedir las responsabilidades primero políticas y después penales a los actuales miembros del gobierno, los cuales por no enturbiar uno de sus días más provechosos para su electorado, ha decidido ocultar a la población la gravedad del asunto hasta pasada la manifestación feminista del 8 de marzo. Una fecha en la que los demás gobiernos de nuestro entorno habían tomado ya con antelación medidas de prevención para hacer frente a esta pandemia del coronavirus, procedente de China y que se ha expandido al resto del mundo a lo largo de estas semanas.
De momento, y a falta solo de la confirmación oficial, es sabido que la Semana Santa en España será suspendida. Aquí en Sevilla, aparte de nuestra Semana Mayor se espera que también se suspenda (O cuando menos se aplaze) la Feria de Abril. De hecho ya se ha procedido a suspender todos los actos externos de la Cuaresma por parte de las hermandades, además de la suspensión de la Liga de Fútbol y otros eventos en todo el país durante catorce días como mínimo.
Una vez vista la gravedad extrema (O eso dicen) de la situación, la cuestión es ¿Ahora qué? No debemos olvidar que desde las instituciones políticas y los medios de comunicación se está llamando de forma clara y evidente a la alarma social, lo cual es en mi opinión algo mucho peor que la existencia del propio coronavirus. ¿Por qué? Por la sencilla razón de que el virus ya sabemos que está aquí y puede infectarnos en cualquier momento, pero las consecuencias de la situación actual la ignoramos todos, y creo que bastante caliente está ya la situación en las calles como para propagar aun más la incertidumbre entre la población. Ya sabemos que cuando el pueblo se levanta no hay nadie que lo detenga, y basta con que se produzcan varias alertas por parte de las élites para que los ciudadanos estallen ante una situación que desconocemos cuál va a ser su desenlace.
De momento las fuerzas armadas españolas han suspendido sus maniobras en los cuarteles y se han puesto a disposición del gobierno, lo cual podría dar lugar a la presencia del ejército en las calles para controlar la situación en pocos días. Yo personalmente valoro la disposición del ejército, ya que entre otras funciones, la de mantener el orden en el país es una de ellas, pero a su vez me da cierto pánico saber que estamos viviendo esta situación con este gobierno de asesinos en la Moncloa. ¿Quién nos dice que Sánchez e Iglesias no aprovechen el Estado de Alarma para hacer una de las suyas? Recordemos que una vez activado el Estado de Alarma, el gobierno tiene la capacidad de limitar determinados derechos y realizar actividades que en una situación normal jamás podría realizar. Y esto, viniendo de un gobierno socialcomunista que lleva funcionando solo dos meses y en un escenario como este de extrema gravedad tanto a nivel nacional como global es para preocuparse.
En definitiva, se acercan días y semanas duros en los que puede ocurrir cualquier cosa. A determinados grupos parece que les interesa que la cosa se caldee cuanto más mejor, y eso me preocupa. ¿A quién puede beneficiarle que no solo España sino el mundo reaccione de forma violenta ante un escenario de caos apocalíptico como el que estamos viviendo? Desde luego a nosotros no. Por el momento queda por ver qué medidas tomará mañana Sánchez cuando anuncie la entrada en vigor del Estado de Alarma. Por el momento es más necesario ahora que nunca que tanto en España como en el resto del mundo se mantenga la calma, ya que estamos viviendo una situación inédita en términos globales y las consecuencias de las reacciones de la población pueden ser determinantes para el devenir de los acontecimientos. Por ahora solo nos queda esperar y rogar a Dios para que esta grave situación desaparezca cuanto antes, y que no aumenten el número de muertos y de contagiados, porque cualquiera de nosotros podría ser el siguiente.
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