lunes, 24 de septiembre de 2018

Un gobierno de miserables

Si alguien me dice hace sólo tres meses que iba a echar de menos a Mariano Rajoy, me echaría al suelo de la risa. Por desgracia lo que este verano sería considerado como un chiste (Malo, por cierto), a día de hoy se ha convertido en realidad. Pedro Sánchez sigue haciendo de las suyas; Lo último han sido las impresentables declaraciones de ayer de la delegada del gobierno en Cataluña, y las de hoy de la vicepresidenta del desgobierno, Carmen Calvo, acerca de un más que posible indulto del gobierno hacia los presos catalanes partícipes del intento de secesión del pasado año.

Casi un año después del referéndum ilegal y de la declaración de independencia de octubre de 2017, el desgobierno de Pedro Sánchez estaría dispuesto a sacar de la cárcel a aquellos que en su momento intentaron romper España y que hace sólo tres meses votaron a favor para echar al PP del gobierno y darle la llave de la Moncloa al PSOE tras casi siete años en la oposición. Como se puede ver ante las declaraciones que desde el gobierno se están produciendo en las últimas horas, el PSOE necesita devolver cuanto antes el favor que los independentistas le ofrecieron este verano. Ya no hay ninguna duda de que este gobierno actúa contra la constitución, contra las leyes, y contra una sociedad que asiste atónita a las barbaries que este ejecutivo está llevando a cabo.

Creo que no hay duda tampoco en que, como ya he dicho en otras entradas, estamos ante el peor gobierno que ha conocido la historia de España desde 1936, un año que a este ejecutivo le gusta mucho y al que parece empeñado en regresar. Nunca el gobierno de un estado se ha posicionado tan claramente en favor de aquellos que se saltan las leyes y el orden constitucional como ahora está haciendo el gobierno del PSOE con los secesionistas catalanes. El propio Sánchez ha reconocido hoy mismo que hace falta empatía para solucionar el conflicto catalán. Claro, uno escucha declaraciones como las realizadas hoy desde Canadá por este malnacido y se pregunta; ¿Qué empatía debe haber con respecto a aquellos que se han sublevado contra el estado y contra las leyes?. Aquí no caben empatías ninguna. El gobierno debe dejar que sean los tribunales los que decidan qué condena les aplica a los culpables, sin intervención ni presión alguna por parte del poder ejecutivo. Pero por desgracia todos sabemos que este gobierno-rehén de los independentistas influirá en el poder judicial para evitar que los golpistas sean juzgados y condenados como es debido, y en caso de que la presión contra los jueces no funcionase, indultar a los presos cuando la sentencia salga a la luz.

Hay que añadir que de producirse este hecho, será la segunda vez que un gobierno de nuestro país indulte a golpistas. Ya en 1988 y 1990, el gobierno de Felipe González indultó a los generales involucrados en el 23-F; Alfonso Armada y Jaime Milans del Bosch. ¿Cuál es la diferencia entre el 23-F y lo vivido actualmente en Cataluña? Pues que como todos sabemos, el 23-F fue una operación orquestada desde el estado para situar a Armada en la presidencia del gobierno, con el apoyo de todos los partidos políticos, incluidos el del propio PSOE de Felipe González. El resultado final de esa operación todos sabemos ya cuál fue. Por ello el gobierno de González estaba en deuda con aquellos con los que habían elaborado esa fallida operación para llevar a la Moncloa al que durante años fue tutor del rey Juan Carlos I.

Por supuesto a nadie debe de sorprenderle que este previsible indulto sea el inicio de un proceso que acabará con una reforma constitucional que le otorgará mayor poder fiscal, económico, judicial y político a la comunidad autónoma de Cataluña, e incluso un estatus superior a dicha región en la que se reconozca su singularidad y su concepto de "Nación". Unos conceptos que posteriormente también exigirán el País Vasco, Navarra, Galicia, etc. El objetivo del "Proces" fue siempre este; Obtener un estatus superior y un sistema fiscal propio, nunca la independencia. La respuesta de que este es el objetivo la encontramos en el propio Quim Torra, el cual después de cuatro meses en la presidencia de la generalitat no ha tenido los cojones suficientes de hacer efectiva esa república que se proclamó el 27 de octubre del año pasado. Si el supremacista Torra afirmaba que él estaba dispuesto a todo, ¿Por qué no ha llevado ya a efecto aquello que él tanto ansía?. En fin, de aquí a unos meses veremos escenarios incluso peores que los que llevamos viendo y oyendo en las últimas horas. Las negociaciones entre independentistas y PSOE están ya encima de la mesa, y dentro de un tiempo veremos hasta dónde está dispuesto a llegar el PSOE para traicionar España con el fin de perpetuarse en el poder gracias a los enemigos de ella. De momento, Josep Borrell ya se atreve a hablar de Cataluña en la BBC como "Una nación". Aunque este término incluso ya lo ha utilizado el propio Pedro Sánchez abiertamente a la hora de hablar de Cataluña hace unos meses, este hecho supone en todo caso otro capítulo más en una serie de guiños hacia los independentistas que se irán acrecentando con los meses hasta convertirse en actos.

Buena prueba de que el melón está a punto de abrirse es el anuncio unipersonal de Sánchez de hace una semana, en la que anunció su decisión de llevar a cabo ni más ni menos que una reforma express de la constitución para eliminar los aforamientos. Un anuncio que duró menos que un caramelo en la puerta de un colegio, ya que mientras los independentistas exigieron expandir la reforma constitucional para incluir el "Derecho a decidir", los podemitas lo aprovecharon para exigir que el fin de los aforamientos incluyese también a los Borbones. ¿La solución? Aprovechar el consejo de ministros del pasado viernes para llevar dicha propuesta ante el Consejo de Estado, con el fin de que dicho organismo estudie la propuesta de reforma constitucional del gobierno. En resumen; Guardar en el cajón la propuesta para evitar que se abriese un nuevo frente contra este desgobierno.

Y es que no hay que olvidar que dicha propuesta la llevó a cabo el propio Sánchez justo cuando estos días han seguido apareciendo noticias en las que se denunciaba el plagio de la tesis doctoral del presidente del gobierno. Ante la marea de noticias que ponen en duda la honorabilidad del jefe del gobierno, ¿Qué mejor que anunciar una reforma constitucional para acallar el escándalo? Ni siquiera Nixon llegó tan lejos en sus peores momentos del caso Watergate. Jamás se había visto en la historia de España que el presidente del gobierno anunciase una reforma constitucional para evitar hablar de un escándalo que le afecta a él personalmente. El anuncio, absurdo y surrealista donde los haya, ha acabado como tenía que acabar; En el cajón de la Moncloa ante el revuelo ocasionado por dicho anuncio. Debo añadir que Sánchez es un tipo que no para de sorprendernos, y no precisamente para bien, por supuesto. Su irresponsabilidad y cinismo es tan aberrante que Zapatero a su lado es Winston Churchill.

Pero si todo esto ya es de por sí supone un insulto a la inteligencia de los ciudadanos, su artimaña totalitaria de presentar una enmienda en una ley de violencia de género para reformar la ley de estabilidad presupuestaria con el objetivo de evitar que el PP vete los presupuestos generales del estado, supone ya todo un insulto a las leyes y a las reglas esenciales de un país que se llama a sí mismo "Democrático y de Derecho". Que el partido del gobierno y su principal socio lleven a cabo estos fraudes legislativos con el fin de limitar el poder de otro partido sólo ocurre en los países totalitarios y dictatoriales. Esta conclusión a Sánchez se la resbala, puesto que a él sólo le importa una cosa: El poder. Estamos pues ante un tipo capaz de llevar a cabo medidas anticonstitucionales y nada democráticas con tal de perpetuarse en el cargo, lo cual nos lleva a pensar si este tipo estaría dispuesto incluso a anunciar el estado de alarma en 2020 con tal de no convocar elecciones generales. En resumen, todo le vale a este hijo de puta con tal de mantenerse en la Moncloa unos años más, incluso lo antidemocrático, pero claro, ¿Qué se puede esperar de este ser despreciable que estaría dispuesto incluso a dejar España repleta de "Fachas" fusilados en los paredones con tal de que no se hablase de sus tesis plagiadas, de sus amenazas a la prensa, de los enchufes a su mujer y parientes, ni de sus medidas totalitarias?.

Ante esta situación, la oposición debería plantearse desde ya la presentación de una moción de censura, la cual tenga como único fin el mismo que se exigió cuando se presentó la moción contra Rajoy: La convocatoria inmediata de elecciones generales. Unas elecciones generales que como ya dije en la última entrada, no sería descabellado pensar que independientemente de su resultado, la izquierda volviese a reeditar su pacto para perpetuarse en el gobierno. Por increíble que parezca, Sánchez tiene la sartén por el mango, ya que ante las diversas voces que se oyen anunciando una nueva e inminente crisis económica, el PP no quiere verse quemado otra vez en una nueva oleada de recortes, y mucho menos Ciudadanos, los cuales no quieren ir a unos comicios en los que saben que perderían apoyos en favor del nuevo PP de Pablo Casado. Nadie quiere por lo tanto nuevas elecciones, ni mucho menos presentarse como alternativa a este engendro de gobierno en una moción de censura. Pablo Casado porque está manchado por su máster, por mucho que ahora el Tribunal Supremo rechace su imputación, y Albert Rivera porque no tiene los diputados suficientes y porque bastante ha hecho ya el ridículo en estos últimos meses. De Pablo Iglesias mejor no hablar, ya que se encuentra disfrutando desde su chalet de Galapagar de su posición de vicepresidente de facto del gobierno.

Tenemos pues a un presidente del gobierno manchado por un escándalo que pone en duda su honorabilidad, y dispuesto a todo con tal de mantenerse en el poder. A un presidente que está llevando a España hacia un sistema unipartidista de izquierdas, en el que la derecha ni ningún otro partido pueda llevar la voz cantante contra el gobierno, ni parar sus medidas antidemocráticas. Por ello aunque la oposición no lo desee, está en la obligación de presentar cuanto antes una moción de censura contra este gobierno, del mismo modo que la oposición estaba obligada a presentar la pasada moción de censura contra Rajoy de hace unos meses. Independientemente de que dicha moción se gane o no, el deber y la obligación de los partidos que ejercen la oposición parlamentaria contra un gobierno debe ser la de controlar los actos que dicho ejecutivo toma, y si el ejecutivo se sobrepasa en sus funciones, como está sucediendo ahora, la oposición está en la obligación de por lo menos intentar poner fin a ese gobierno cuanto antes.

Pero por increíble que parezca, Pedro Sánchez tiene todas las de ganar, ya que nadie en la oposición se atreve a presentarse como alternativa a un gobierno que está enterrando definitivamente a esta nación y que no le importa llevarse a nada ni a nadie por delante con tal de seguir en el poder. España está definitivamente perdida pase lo que pase, y la permanencia en el poder de los socialistas sólo provocará que su final se precipite. Pedro Sánchez se ha propuesto algo por lo que jamás se le podrá perdonar; Ser el enterrador de España, y por eso es por lo que será recordado y por lo que la historia le juzgará.

sábado, 15 de septiembre de 2018

Pedro Sánchez; "El indecente"

"Yo le advierto de que si usted sigue siendo presidente del gobierno, el coste para nuestra democracia y para la institución que usted quiere representar es enorme. Porque el presidente del gobierno, señor Rajoy, tiene que ser una persona decente, y usted no lo es.". Esta frase la pronunció el entonces líder de la oposición y candidato del PSOE a la presidencia del gobierno, Pedro Sánchez, al entonces presidente del gobierno y candidato a la reelección por el PP a la presidencia del gobierno, Mariano Rajoy el 14 de diciembre de 2015 en el ya famoso y polémico debate televisivo entre los dos contrincantes políticos. Con toda la razón del mundo en aquél momento, Sánchez acusó a Rajoy de ser una persona indecente por su relación con el caso Bárcenas y los sobresueldos ilegales que el líder conservador recibía por parte de su tesorero. Cuando han pasado ya casi tres años de aquel histórico debate, el desde hace tres meses presidente del gobierno, Pedro Sánchez, ha sido acusado de haber plagiado su tesis doctoral de economía. También se acusa a Sánchez de que el economista Carlos Ocaña y no él fue quien redactó verdaderamente dicha tesis doctoral. Todo esto unido a otras series de acusaciones han puesto al presidente del gobierno entre la espada y la pared y ha echado por tierra su imagen de "Hombre íntegro y regenerador", y es que si hace sólo unos días comenté acerca de los 100 primeros días de desgracia de Sánchez al frente del gobierno, las informaciones que han ido apareciendo en esta semana han provocado todo un terremoto político que todavía no se sabe muy bien cómo va a acabar.

Y es que peor no ha podido conmemorar Pedro Sánchez sus primeros 100 días en el poder. Tras la publicación hace unos días de que la ya ex ministra de sanidad, Carmen Montón, había realizado un máster cargado de irregularidades, todos los ojos se pusieron sobre Sánchez, a la espera de que el presidente anunciase el cese de su ministra. Pero nada más lejos de la realidad, el líder del PSOE respaldó a su ministra y aseguró que "Estaba haciendo y seguiría haciendo un gran trabajo". Sólo unas horas más tarde, Montón anunció su dimisión como ministra de sanidad. Sánchez encomienda pues a una polémica senadora socialista, María Luisa Carcedo, el ministerio vacante, creyéndose dada por terminada el escándalo. Al día siguiente, el líder de C's, Albert Rivera, critica en el congreso que Sánchez no tenga publicada su tesis doctoral de economía. A partir de entonces comienza un escándalo político de primer nivel que hace tambalear el recién desgobierno liderado por Sánchez; El presidente afirma en el congreso que su tesis está publicada y que todo el mundo puede consultarla, algo que se ha demostrado que era completamente falso, ya que sólo era accesible a través de la biblioteca de la universidad Camilo José Cela. Algunos miembros de C's comentan entonces por las redes sociales de que el propio Sánchez les amenazó después de su intervención en el congreso, afirmando "Os vais a enterar". Algo que por lo menos a mí me recuerda a ciertos hechos que se vivieron en España hace algunas décadas. Cuando ese mismo día, los medios de descomunicación acuden en masa a la biblioteca universitaria para ver la tesis doctoral del presidente, algunos medios comienzan a hablar de la posibilidad de un plagio en la propia tesis. Conforme van pasando las horas, las pruebas de que Sánchez ha plagiado su tesis se acrecientan, hasta el punto de que el diario ABC publica en su portada que Sánchez había cometido un plagio. Pues bien, después de estas informaciones, unidas a otras que se han publicado, el propio Sánchez amenaza a los medios con interponerles una denuncia si no se retractan de lo publicado, algo que por lo menos el ABC no ha hecho hasta esta hora de la noche, sino que se ha ratificado en sus afirmaciones.

Bueno, después de este resumen cabe preguntarse lo siguiente; ¿A qué espera Pedro Sánchez para convocar elecciones generales cuanto antes? La pregunta es algo lógica si se entiende que la honestidad del presidente del gobierno ha caído en picado debido a las últimas informaciones. En otro país de nuestro entorno, estas publicaciones provocarían la dimisión inmediata del jefe del gobierno, y más si de por medio ha habido coacciones y amenazas a partidos políticos y a medios de desinformación (Sí, los medios españoles seguirán siendo a pesar de todo medios de desinformación), por cual hace aún más preocupante el escenario que se está viviendo en un estado que se hace llamar a sí mismo "Democrático" y "De Derecho". En una situación como la actual, lo más lógico sería que en este caso el partido de la oposición, en este caso el PP, presentase de forma inmediata una moción de censura para desalojar a un tipo que con el paso de los días se está viendo que es más peligroso de lo que se creía. El problema viene en que el propio líder de la oposición (O eso dice ser él) está pringado como todos sabemos en el polémico caso de su máster, lo cual deja al jefe del gobierno y al de la oposición en la misma altura moral. Y lo dice uno que hace sólo un par de meses dio su apoyo expreso a Pablo Casado para las primarias del PP. Ante la deslegitimación moral que posee Casado a la hora de interponer una moción de censura que en todo caso debería tener como único objetivo la convocatoria inmediata de unas elecciones generales, cabe pensar que la pelota debe pasarse pues a nuestro veleta favorito; Albert Rivera. El líder de C's sería pues el encargado de presentar su propia moción de censura aunque él no sea el candidato a la presidencia del gobierno. ¿Qué problema hay ahora? Pues que para que una moción de censura sea recogida, ésta debe de reunir como mínimo treinta y cinco firmas de los diputados que presentan dicha moción, y Ciudadanos sólo tiene treinta y dos diputados en el congreso.

Ante este enorme berenjenal cabe preguntarse; ¿Y cómo coño se echa a Pedro de la Moncloa? La respuesta es bien sencilla: No hay forma posible para echar a Sánchez de la presidencia del gobierno. Los motivos ya los expuse el otro día cuando hablé acerca de los 100 primeros días. El PSOE está en minoría parlamentaria, y se sustenta con los votos de Podemos, los cuales ya han visto que la única forma de obtener poder es a través de un pacto de gobierno con el PSOE, por lo que la posibilidad de que Podemos deje de apoyar al PSOE es nula. Al PSOE por su parte les conviene mantenerse en el poder estos dos años que restan de legislatura para poder obtener nuevamente rédito electoral, y si no fuese así, aprovechar su breve y quizás última estancia en el gobierno para enchufar a toda su red clientelar, así como provocar la división, el caos y la inestabilidad política, social y económica. Tenemos pues Sánchez para rato. Por cierto un Sánchez que hoy mismo ha utilizado la imagen de sus dos hijas menores de edad para venderse como una víctima de un linchamiento político, lo cual demuestra la bajeza personal de este miserable. Ante esta situación no es de extrañar que el gobierno saque en pocos días a Franco del Valle de los Caídos e incluso vestido con traje de flamenca, con el objetivo de hablar nuevamente del difunto y que se disuelva el escándalo político que se ha creado estos días. Mucha gente daba por hecha la dimisión de Sánchez tras conocerse el plagio de su tesis, pero conviene recordar que el hasta hace tres meses presidente del gobierno, Mariano Rajoy, fue acusado hace cinco años de haber recibido sobresueldos ilegales por parte de su tesorero, y que hasta el pasado mes de junio no salió de la presidencia del gobierno, por cierto de manera forzada debido al triunfo de la moción de censura, por lo que la posibilidad de que Sánchez abandone esa presidencia que tanto trabajo le ha costado alcanzar, y que ha alcanzado contra todo pronóstico, es nula.

Para terminar debo añadir que desde el año 1976, se daba por hecho que todos los presidentes del gobierno de España iban a durar dos telediarios como mucho. Sucedió en 1976 cuando el rey Juan Carlos nombró a Adolfo Suárez como presidente. La mayoría de los medios de descomunicación creían que el nuevo jefe del ejecutivo duraría un año como mucho. Finalmente sería presidente del gobierno durante casi cinco años. De Calvo Sotelo prefiero no hablar, puesto que su paso por el gobierno fue breve. Algunos creían en 1982 que Felipe González iba a durar lo mismo que un caramelo en la puerta de un colegio debido a su inexperiencia y su juventud. El muchacho acabaría gobernando España durante catorce años. En 1996 todos creían que después de catorce años de felipismo, Aznar iba a durar menos que Amadeo de Saboya. Para sorpresa de todos, el líder del PP gobernaría España durante ocho años. Ya en 2004 todos pensaban que el gobierno de Zapatero sería muy breve debido a las formas en las que el líder del PSOE llegó al poder como consecuencia de los atentados del 11-M. Finalmente, ZP continuaría en el poder durante siete años y medio. En 2011 llegó Rajoy, el cual muchos creían a mediados de 2012 que su paso por el gobierno sería breve como consecuencia de la crisis de deuda. Para sorpresa de todos, Mariano ha conseguido permanecer en el gobierno durante casi siete años. Tras estos antecedentes cabe preguntarse; ¿De verdad alguien se piensa que el final de Pedro Sánchez en el poder está cerca? Aquí hay Pedro para rato, como mínimo hasta 2020, a partir de ahí ya se verá...

En estas circunstancias, lo más lógico sería que Ciudadanos presentase una moción de censura con un candidato independiente y con el apoyo de algunos diputados populares. Posiblemente la moción de censura no saldría adelante, pero el gobierno quedaría aún más debilitado y sus socios se verían aún más retratados al apoyar a un presidente tan indecente como aquel al que censuraron por esa misma indecencia hace tres meses. Pedro Sánchez ya no es ejemplo de nada, si es que alguna vez lo fue. Su única salida es la de convocar elecciones generales cuanto antes y largarse junto con todos sus compañeros de partido a la otra punta del mundo. Como dicho escenario no se va a producir, la única solución es la de rezar para que estos dos años pasen lo más rápidamente posible. En 2020 volveremos pues a un escenario en el que habrá dos candidatos del bipartidismo manchados por sus escándalos académicos. Salga quien salga, España saldrá perdiendo. Con la vuelta del bipartidismo los españoles tendrán que elegir entre un tipo acusado de plagiar su tesis doctoral, el cual ha entregado y vendido España a sus enemigos, y un tipo acusado de irregularidades en su máster universitario, el cual va pregonando a los cuatro vientos "Vivas al rey" hasta para ir al water, dando con ello un discurso monárquico que ni siquiera el cortesano más pelota diría en 1618. Este es el nivel y la situación en la que se encuentra España tras este sonoro escándalo del que seguramente el propio Pedro Sánchez saldrá airoso con la ayuda de los medios de descomunicación progres. Pedro Sánchez sigue resistiendo pues, la cuestión es ¿Cuánto resistirá España? Hasta el 2030 como quiere Sánchez, desde luego que no.

sábado, 8 de septiembre de 2018

100 días de desgracia

Este próximo lunes se cumplirán los 100 días de gobierno de Pedro Sánchez. El término de los 100 primeros días tuvo su origen en los tres meses de gobierno transcurridos desde que Napoleón regresó de la Isla de Elba y recuperó el trono de Francia, hasta su derrota definitiva en Waterloo y posterior abdicación. Posteriormente este término sería reutilizado por el ex presidente de EEUU, Franklin Delano Roosevelt, que definió este tiempo como "El periodo de gracia" en el que el nuevo gobierno llevaría a cabo las reformas más urgentes y relevantes tras su llegada al poder. Pues bien, en la España de 2018 podemos catalogar este tiempo como "El periodo de desgracia", y es que si por algo se caracterizan estos primeros cien días de mandato de Pedro Sánchez es por haber traído nuevamente a nuestro país las viejas rencillas, el rencor, el odio y las heridas de la guerra civil y la dictadura, que se suponían que ya habían cicatrizado. En estos cien días de desgobierno, no se puede afirmar que el gobierno de Pedro Sánchez haya llevado a cabo una gestión beneficiosa para la ciudadanía, todo lo contrario. En estos tres meses, el gobierno del PSOE se ha servido de Reales Decretos Leyes para llevar a cabo medidas progresistas con las que no se consigue ningún beneficio en pos de la sociedad española, sino en recuperar los votos perdidos de su electorado. Un gobierno pues decidido en profundizar aún más en la actual crisis política, social y económica que España lleva viviendo desde hace ya una década.

Antes de hablar sobre la desastrosa gestión de Pedro Sánchez al frente del gobierno de España, debo hacer un análisis sobre cómo el PSOE ha vuelto al poder este pasado verano y qué se esconde realmente detrás de la ya histórica moción de censura que se produjo en junio de este año. Como todos sabemos, España pasó en sólo una semana de aprobar los presupuestos generales del estado que garantizaban la gobernabilidad del PP y de Mariano Rajoy hasta 2020 a producirse la salida inmediata de éstos del poder tras haber sido aprobada por mayoría absoluta en el congreso la moción de censura registrada tras la sentencia del caso Gurtel. Hasta aquí la historia es conocida por todo el mundo, pero ¿Y si en realidad hubo algo más detrás de todo esto? A nadie se le escapa que en junio de este año, la legislatura estaba en su ecuador y por lo tanto comenzaba la segunda parte de ésta. Tras la sentencia del caso Gurtel, muchos especulaban sobre la posibilidad de que Rajoy convocase elecciones generales inminentes. Unas elecciones que de haberse producido hubiesen dado la victoria, si no en votos en escaños, a Ciudadanos y a Albert Rivera, con lo que definitivamente el bipartidismo en España hubiese acabado definitivamente. ¿Qué mejor ante el grave escenario que se había abierto en España? Pues presentar una moción de censura por parte del PSOE. Una moción en la que el gobierno de Rajoy se encargó de acelerar los trámites para su celebración lo antes posible. ¿El resultado? Todos lo sabemos; Pedro Sánchez ganó la moción de censura y al día siguiente tomó posesión de la presidencia del gobierno, poniendo fin a casi siete años de gobierno de Mariano Rajoy. Ese es el resultado principal, pero ¿Y el resultado de fondo? Un resurgimiento del bipartidismo que se creía ya por imposible. Desde el cambio de gobierno, tanto el PSOE como el PP han vuelto a acaparar las portadas en detrimento de Ciudadanos y Podemos, lo cual convierten solamente a los de Albert Rivera y Pablo Iglesias en meros diputados muletas, necesarios a la hora de apoyar al PSOE o al PP para formar gobierno.

¿Quién ha salido perdiendo de todo esto? Lógicamente Ciudadanos, que han visto perdida su quizás única oportunidad para alcanzar la Moncloa debido a la nefasta gestión que Rivera llevó a cabo tras el estallido de la sentencia del Gurtel. ¿Quién ha salido ganando en parte? Podemos, por supuesto. Los de Pablo Iglesias saben perfectamente que su "Asalto al poder" es imposible, y que sólo podrán alcanzar éste si es a través de un pacto de gobierno con el PSOE. Con la moción de censura se ha conseguido volver al sistema bipartidista en un momento en el que el sistema consitucional echa aguas por todas partes y se hunde cuan Titanic poco a poco. ¿Quién habla ya de Albert Rivera y de sus posibilidades para ser presidente del gobierno?, ¿Quién habla ya de un gobierno podemita liderado por Pablo Iglesias? Nadie. El bipartidismo ha vuelto, y ha vuelto con fuerza y para quedarse. Llegados a este punto cabe añadir ¿De verdad fue tan inesperado e imprevisto el cambio de gobierno como todos creímos?, ¿O se trató más bien de una operación orquestada por el PP y por el PSOE para llevar a cabo un traspaso de poderes dentro del sistema bipartidista ante la imposibilidad de hacerlo a través de unas elecciones generales? Hay que recordar que de haberse convocado elecciones en mayo, el PSOE jamás hubiese vuelto no sólo a ganar unas elecciones, sino a convertirse con toda probabilidad en segunda fuerza política. Ante la llegada de unos nuevos, ¿Por qué no un pacto encubierto para refortalecer el bipartisimo? También debo añadir que aunque no recuerdo en concreto el medio en el que lo leí, sí recuerdo haber leído una noticia en los días posteriores a las elecciones generales del 20-D. En dicha publicación se hacía hincapié en una oferta que Mariano Rajoy había ofrecido a Pedro Sánchez: Un apoyo o abstención del PSOE a un gobierno del PP presidido por Rajoy, a cambio de un relevo en la presidencia en 2018, concretamente en el ecuador de la legislatura, en favor del PSOE y de Pedro Sánchez. Es decir, una presidencia compartida en la que durante la primera parte de la legislatura habría un gobierno popular, y en la segunda un gobierno socialista. Curiosamente, las fechas en las que se ha producido el cambio de gobierno coinciden con las expuestas en la noticia que leí en diciembre de 2015, por lo que cabe hacerse la siguiente pregunta; ¿Fue la moción de censura una operación orquestada desde el propio estado para asegurar la superviviencia del bipartidismo? En lo que a mí respecta, cada día estoy más convencido de que sí.

Bien, dicho esto ahora toca hablar sobre el motivo por el que esta noche escribo; Los 100 primeros días de presidencia de Pedro Sánchez. Cabe añadir que nuestro protagonista no pudo empezar de la peor manera posible su mandato. Sólo una semana después de la toma de posesión de sus ministros, el nuevo ministro de cultura, el mediático Maxim Huerta, dimitió al hacerse público que sólo unos años antes había defraudado a hacienda más de 200.000 euros. Todo un tiro en el pie para un gobierno en el que Pedro Sánchez había designado más ministras que ministros por el mero hecho de buscar "La paridad" (Aunque en dicha paridad prevaleciese claramente el sexo femenino por encima del masculino). Después de este bochornoso espectáculo se produce la aprobación para la recuperación de la sanidad universal y gratuita para todos los inmigrantes irregulares. Tras esta polémica decisión aparece el "Aquarius", un barco repleto de más de 600 refugiados provenientes de diversos países africanos. Ante la negativa del nuevo gobierno italiano de hacerse cargo del barco, el gobierno de España anuncia su intención de acoger el barco y dar asilo a todos los inmigrantes embarcados. Este anuncio provoca un efecto llamada donde los inmigrantes africanos desembarcan día sí y día también en las costas de nuestro país, mientras desde Ceuta y Melilla se producen cotidianamente asaltos a las verjas fronterizas y agresión con cal viva y ácido a la policía y a la guardia civil, como sucedió hace un par de semanas. ¿La respuesta del gobierno a todo este despropósito? Ponerse de perfil y dar un bajo respaldo a los cuerpos y fuerzas de seguridad del estado, sin visitar siquiera a los policías y guardias civiles heridos en los hospitales. Pero aquí no termina la historia. A finales del mes de junio, Pedro Sánchez acuerda con la canciller alemana, Angela Merkel, acoger también a los refugiados que se encuentran actualmente en el país germano. Como remate a esta locura, en agosto hace su reaparición el famoso barco "Aquarius", repleto esta vez de cerca de 150 personas. Ante la negativa esta vez del gobierno de acoger nuevamente el barco debido al descontrol vivido en las fronteras como consecuencia del efecto llamada, Francia decide negociar con Malta el reparto de los inmigrantes embarcados. En esta negociación se acuerda que España acoja a un total de 60 inmigrantes de 141 aproximandamente. Los ochenta restantes se repartirían entre los diversos países de la Unión Europea. Ante esta nueva humillación por parte del gobierno de España, aparece la confirmación del propio Pedro Sánchez de la noticia, enorgulleciéndose de haber sido él quien ha liderado los acuerdos entre Europa y Malta en los que España se llevaba la peor parte. Pocas horas después, el presidente de Francia, Emmanuel Macron, desmentiría al jefe del gobierno español y confirmaría que ha sido Francia y no España el país que ha liderado estos acuerdos, poniendo por partida doble a Pedro Sánchez en una situación humillante.

Pocos días después de su llegada al gobierno, el propio Pedro Sánchez anunciaría en su primera entrevista como presidente del gobierno a TVE que no estaba dispuesto a convocar elecciones generales, tal y como él mismo se había comprometido antes de ganar la moción de censura, y apostaba por agotar la legislatura hasta junio de 2020. Ante esta situación, desde algunos sectores apostaron por la celebración inmediata de unas nuevas elecciones generales, sin embargo Sánchez no estaba dispuesto a jugarse el cargo que con tanta dificultad había llegado a alcanzar. Desde entonces la actitud del ejecutivo ha sido la de un gobierno con claros y peligrosos tintes totalitarios en los que se ha hecho un uso desmedido del Real Decreto Ley, a falta de una mayoría parlamentaria del PSOE que le permita aprobar sus propias propuestas legislativas. En el mes de agosto, el gobierno socialista ha aprobado por primera vez y sin acuerdos con la oposición una reforma del Código Civil, en la que se alteraba la patria potestad en aquellos casos donde hubiese "Violencia de género". Toda una situación insólita, propia de un gobierno totalitario, además de un acto de dudosa legalidad constitucional. Pero por si todo esto era ya grave y preocupante, hace sólo un par de semanas se anunció la intención del gobierno de reformar junto con Podemos la ley de estabilidad presupuestaria por vía de urgencia, con el objetivo de impedir que el senado (Con mayoría absoluta del PP) vetase la propuesta del gobierno para el techo de gasto en 2019, así como los presupuestos generales del estado para el próximo año. Un movimiento con claros tintes totalitaristas que de momento ha provocado que el gobierno tramite esta reforma por vía ordinaria y no por vía de urgencia, debido al voto en contra de PP y C's. Con este revés la posibilidad de que la reforma para impedir que la oposición vete el techo de gasto y los presupuestos sigue adelante, sólo que el gobierno tendrá que esperar un poco más de lo que ellos querían para aprobarla. Con esta grave decisión, el gobierno del PSOE se encamina hacia un sistema unipartidista en el que la oposición corre serios riesgos de ser excluida en la toma de decisiones legislativas.

Con estas decisiones, más propias de un sistema dictatorial que de una supuesta democracia representativa, el gobierno del PSOE gana tiempo para no convocar esas elecciones generales que con tanto fervor defendían antes de su llegada al poder. Como ejemplo cabe añadir las declaraciones de la vicepresidenta del gobierno, Carmen Calvo, donde afirmó que no se convocarán elecciones generales porque "No les convienen a los ciudadanos". Toda una declaración que demuestra la bajeza moral de esta impresentable, así como de su jefe y todos sus compañeros en el consejo de ministros. Un consejo de ministros que desde su llegada ha llevado a cabo el acercamiento de presos etarras a las cárceles del País Vasco como consecuencia del comunicado de la banda terrorista ETA el pasado mes de mayo donde anunciaban su disolución. Un acercamiento de presos que el gobierno ha llevado a cabo faltándole el respeto a todas las víctimas del terrorismo, así como a la ciudadanía española en su conjunto. Otra de las primeras medidas del nuevo gobierno fue el acercamiento de los presos catalanes a las cárceles de Cataluña. Todo un despropósito y una falta de respeto hacia la sociedad española, la cual ha vivido hace tan sólo un año la mayor crisis política y social que se recuerda desde la guerra civil. Junto con el acercamiento de presos, el gobierno ha llevado a cabo un acercamiento de posiciones con el nuevo gobierno catalán presidido por Quim Torra. Desde algunos sectores se habla de la posibilidad de darle a Cataluña un reconocimiento fiscal propio dentro del estado español, así como una serie de distinciones, entre las que se encontrarían el reconocimiento de Cataluña como una nación dentro del Reino de España. Así lo dejó entrever hace sólo dos días el propio Sánchez en una entrevista cuando afirmó que el fin de la crisis catalana acabará con "Una votación para aumentar el autogobierno en Cataluña". Toda una declaración de intenciones en las que se desprendía también la intención del presidente del gobierno de aprobar nuevamente el estatuto catalán aprobado por Zapatero en 2006 y que en 2010 tumbó el Tribunal Constitucional al anular varios artículos considerados inconstitucionales y que ahora el PSOE pretende de nuevo incluir en dicho estatuto. Todo ello mientras en Cataluña se recrudece cada día más el enfrentamiento civil entre independentistas y unionistas a consecuencia de la ya famosa "Guerra de los lazos amarillos". En resumen, lo llevado a cabo por Sánchez supone toda una traición sin paliativos a España y a esa constitución que el propio Sánchez prometió guardar y hacer guardar en su toma de posesión. En lo que respecta al País Vasco cabe añadir que desde algunos medios se habla sobre la posibilidad de que los acercamientos de los presos etarras no se queden ahí, sino que vayan acompañados incluso de puestas de libertad de algunos de los asesinos. Con estas decisiones tanto en Cataluña como en el País Vasco se confirma el alto precio que Pedro Sánchez está dispuesto a pagar para devolverle el favor a los nacionalistas, independentistas y proetarras que apoyaron su llegada al gobierno a través de la moción de censura.

Aunque la moción de censura al gobierno del PP fue según el propio Sánchez "Para acabar con un gobierno manchado por la corrupción", su propia llegada a la Moncloa ha estado cargada durante estos tres meses de clientelismo y enchufismo como nunca antes se había visto con tanto descaro en la política española. Más de 500 personas han sido fichadas para altos cargos de responsabilidad en las administraciones públicas y principales instituciones del estado desde la llegada del líder socialista, desde amigos hasta familiares. Pero sin lugar a dudas el fichaje que más polémica ha levantado, y con razón, ha sido el fichaje de su propia mujer, Begoña Gómez, como directora en el Instituto de Empresa. Toda una desvergüenza absoluta proveniente de aquel que acusó en su momento al entonces presidente del gobierno de ser una persona "Indecente" por cobrar sobresueldos ilegales en su partido. Probablemente en un país sensato y democrático, el jefe del gobierno no sólo dimitiría en dichas circunstancias sino que jamás se habría atrevido siquiera a enchufar a su mujer de una forma tan descarada y miserable. Aún así, la polémica e incluso los "Abusos de poder" del presidente del gobierno no se quedan aquí; En julio, el jefe del gobierno acudió con su mujer a Castellón para asistir a un concierto, utilizando con ello un avión oficial del estado para desplazarse en dicho viaje. Para más inri, la vicepresidenta del gobierno excusó el viajecito entre el presidente y la primera dama afirmando que "El concierto entraba dentro de la agenda cultural del jefe del gobierno". Ahí es nada. Para más señas, desde Moncloa se afirmó que el viaje entraba dentro de una serie de actos entre los que se encontraba una entrevista con el presidente de la generalitat valenciana, Ximo Puig. Lo que no dijo Moncloa fue que esa entrevista duró 45 minutos y que sólo sirvió como excusa ante los medios para justificar la escapada del presidente y su mujer. Pero aquí no acaba la cosa, durante estos tres meses la exhibición de Sánchez como nuevo presidente ha sido un no parar. En varias ocasiones se le ha visto ya hacer uso del helicóptero del que los presidentes del gobierno disponen en Moncloa para hacer viajes cortos. Lo hizo por ejemplo hace un par de semanas, cuando hizo nuevamente muestras de su exhibicionismo presidencial al reunir a todo su gobierno en la finca estatal de Quintos de Mora, llegando a ella en helicóptero mientras todos sus ministros lo hacían en coche oficial, así como en otros desplazamientos de corta distancia. También su exhibicionismo lo llevó a cabo cuando invitó a Angela Merkel al palacio de las Marismillas en Doñana. Allí Sánchez ofreció una rueda de prensa en medio del palacio veraniego y recorrió con Merkel el complejo presidencial. Se puede decir pues que nuestro presidente es un tipo narcisista, el cual disfruta haciendo exhibicionismo de su poder y vacilando de su nueva posición política.

Otra cuestión que también ha sido trascendental es la renovación de la dirección de RTVE. El nuevo gobierno se propuso desde el minuto uno despedir a todo el personal proveniente de la época de gobierno de Rajoy. Tras barajarse varios periodistas afines a los medios de izquierdas, el gobierno del PSOE y Podemos acordaron designar como nuevo presidente de RTVE a Tomás Fernando Flores, una candidatura que finalmente no salió adelante, lo que llevó al gobierno del PSOE a pactar con Podemos una "Administración provisional" en el ente público, liderada esta vez por la periodista Rosa María Mateo, cuya candidatura finalmente sí fue aprobada por el congreso de los diputados. Desde la llegada de Mateo a la dirección de RTVE, todo han sido purgas dentro de dicha casa. Se han vuelto a nombrar a personajes destacados de la época de Zapatero en puestos relevantes en RTVE y se ha dado un giro a la izquierda en términos de comunicación. Como prueba de ello esta semana se ha producido un curioso episodio en los nuevos programas de "Los desayunos de TVE", dirigidos ahora por Xabier Fortes. En dicho programa se produjo una entrevista a Albert Rivera, donde Fortes se refirió a Cataluña como "Un país", lo cual deja entrever que la nueva política izquierdista en RTVE también va dando sus frutos. Otro hecho destacado ha sido el veto por parte del gobierno a la emisión de un programa en el mítico programa "Informe semanal" sobre los 100 primeros días de gobierno de Sánchez, cambiándolo por otro sobre el Valle de los Caídos. También destaca otro episodio ocurrido en el canal 24 horas, donde se refirió a los presos catalanes como "Presos políticos". Está visto y comprobado que Podemos y el PSOE quieren convertir RTVE en su propia "La Tuerka", lo cual a la vista de los acontecimientos, están consiguiendo.

En lo que respecta a la situación económica cabe decir que en estos tres meses la economía española ha comenzado nuevamente a dar síntomas de estancamiento. El dato más alarmante han sido las cifras del INEM del mes de agosto, donde el paro ha subido en cerca de 50.000 personas, la cifra más alta en ese mes desde 2011. Eso por no hablar de la escalofriante cifra de destrucción de empleo producida el 31 de agosto, que ya ha pasado a la historia como el día que mayor empleo se ha destruido en toda la historia de España. En total más de 300.000 empleos destruidos en un sólo día. También cabe destacar el número de cotizantes que durante el mes de agosto se han dado de baja en la seguridad social; Un total de más de 200.000 personas. Todo un indicador de por dónde pueden ir a partir de ahora los tiros en esta nueva etapa de gobierno socialista. El mismo gobierno socialista que ya ha anunciado un pacto con Podemos para subir el IRPF a aquellas personas que ganen más de 140.000 euros al año, y el mismo gobierno socialista que hoy mismo y tras sólo un año después de los atentados de Barcelona y Cambrils no ha descartado volver a vender bombas a Arabia Saudí, el país que comercializa con el Estado Islámico y que es responsable de los atentados que se están perpetrando en Europa. Toda una gravísima traición sin precedentes hacia el pueblo español, que ha sufrido en sus propias carnes el terrorismo islámico financiado por ese país al que el gobierno está dispuesto a seguir vendiendo bombas. Unas bombas que con toda seguridad y para desgracia nuestra volverán a España para que los terroristas puedan volver a masacrarnos en el futuro, y todo esto con la estimable ayuda de nuestro propio desgobierno.

Y para terminar he preferido dejar como último asunto el que sin duda es el más polémico y controvertido tema en estos 100 días de desgobierno socialista. Me estoy refiriendo a la decisión del gobierno de Sánchez de exhumar los restos de Francisco Franco, así como su firme intención de reformar y profundizar la ley de memoria histórica, la revisión de la historia transcurrida en España desde la guerra civil hasta el fin de la dictadura, y la decisión del gobierno de convertir el Valle de los Caídos en un "Cementerio civil". El pasado día 24 de agosto, el gobierno llevó a cabo la que según ellos es su medida estrella para la legislatura; La exhumación de los restos de Franco del Valle de los Caídos. Pues sí, después de casi cuarenta y tres años, la medida estrella de un gobierno es simple y llanamente la exhumación del cadáver de Franco, lo cual da una idea del proyecto de gobierno que tienen estos tipos. Más de cuarenta años después de la muerte de Franco y más de ochenta desde el estallido de la guerra civil, el gobierno ha decidido reabrir nuevamente las heridas de la guerra. Unas heridas que habían cicatrizado hasta la llegada al gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero y su brillante idea de crear la sectaria y controvertida ley de memoria histórica. Con la llegada de Pedro Sánchez, el PSOE vuelve nuevamente a la carga y con más artillería que en 2007 para revivir el odio y el enfrentamiento entre los españoles. Con la aprobación de la exhumación de Franco también por Real Decreto Ley, el gobierno ha agilizado el proceso para sacar el cadáver, aunque la familia ya ha anunciado que se oponen firmemente a la decisión del gobierno, y que están dispuestos a recurrirla judicialmente. Por contra, el gobierno cuenta con el respaldo del Arzobispado de Madrid, por lo que la familia Franco cuenta con pocos apoyos a la hora de defender la permanencia de éste en el Valle de los Caídos. El gobierno ya ha anunciado su intención de exhumar a Franco antes de que acabe este año, por lo que es bastante probable que después de que el congreso ratifique el Real Decreto Ley de la exhumación, el gobierno decida dar el último y definitivo paso para sacar los restos del que fue jefe del estado español durante casi cuarenta años.

Desde el gobierno ya se ha anunciado que se les entregará los restos a la familia Franco, y que sólo en caso de que la familia desista de hacerse cargo de los restos, el gobierno será quien se encargue de enterrar a Franco "En un lugar digno". Aún así, la familia Franco ya ha anunciado su intención de hacerse cargo de los restos de su abuelo, por lo que la cuestión será cómo se va a producir la salida de éste del mausoleo. Para más inri, el gobierno anunció hace sólo unos días su decisión de convertir el Valle de los Caídos en un "Cementerio civil", lo cual ha hecho levantar sospechas de que el gobierno estaría dispuesto incluso a retirar la Cruz que preside el Valle de los Caídos, un extremo que Sánchez habría desmentido en una reciente conversación informal con un grupo de periodistas. Un desmentido que se produciría después de que el gobierno anunciara su firme intención de crear una "Comisión de la verdad" sobre la guerra civil y la dictadura. Una medida más propia de la sociedad totalitarista de Orwell en 1984 que de una sociedad supuestamente democrática y avanzada. ¿Quién redactará esa verdad?, ¿Cuál va a ser esa verdad, la auténtica o la que quieran imponer desde el gobierno?. No hay que darle muchas vueltas a la cabeza para saber cuál va a ser esa "Verdad oficial" implantada por el estado: Franco era el mal personificado, mientras que los republicanos eran seres de luz que tiraban claveles. Una versión que insulta a la inteligencia y que supondría una manipulación total a la historia de España.

Pero aquí no acaba esto. El gobierno ya ha anunciado su intención de reformar la ley de memoria histórica. Una reforma de la que ya se está dando algunas pistas y donde se habla de la posibilidad de condenar a penas de prisión de dos años de cárcel a aquellas personas que hablen en público bien de Franco o de la dictadurá en sí. También se habla de la posibilidad de multar a dichas personas, e incluso de inhabilitar a aquellas personas procedentes del sector educativo que hagan públicos estos comentarios. Toda una ley que atenta contra la libertad de expresión que recoge la constitución y que de aprobarse convertirá España en un estado totalitario definitivamente, donde las personas no podrán alejarse de la "Verdad" expuesta por el gobierno. Todo un fascismo encubierto de antifascismo. Por si fuera poco, el gobierno también estaría dispuesto a retirar todos los títulos nobiliarios concedidos por Franco, así como derogar todas las decisiones judiciales llevadas a cabo durante la dictadura. En resumen, toda una serie de medidas surrealistas que tienen como único objetivo el de remover los cimientos de la guerra civil y enfrentar nuevamente a los españoles en el momento más grave que atraviesa nuestro país desde esa misma guerra que ahora el gobierno quiere reabrir en favor de esa memoria histórica. Una memoria histórica a la que ya se están apuntando los de ERC y el PdCAT, que exigen al gobierno que pida perdón por el fusilamiento del ex presidente de la generalitat catalana, Lluis Companys, en 1940.

Este es el resumen de los primeros 100 días de desgracia de Pedro Sánchez, un tipo cuyo proyecto político no es otro que el de reabrir las viejas heridas de la guerra y enfrentar nuevamente a la sociedad española en uno de los peores momentos que atraviesa nuestro país a lo largo de su historia. Personalmente creo que estos 100 primeros días de gobierno han sido los peores de un ejecutivo desde la instauración del sistema constitucional en 1978. No hay nadie, ni siquiera el propio Zapatero o el propio Rajoy, que haya sido capaz de acumular una gestión más nefasta en tan poco tiempo. En estos cien días, las medidas llevadas a cabo por el gobierno de Sánchez han sido más beneficiosas para los refugiados e inmigrantes que para los españoles en sí. Supongo que todo esto estará relacionado con la famosa visita que el empresario, multimillonario y especulador judío, George Soros, realizó a Moncloa en junio, donde se entrevistó con Pedro Sánchez pocas semanas después de tomar éste posesión de su cargo. Toda una declaración de intenciones de cuál va a ser el objetivo de este gobierno durante estos dos años: Más inmigración, más LGBTI, más feminismo, más aborto, y más derroche del gasto público, como ayer se pudo comprobar en la reunión entre Sánchez e Iglesias al acordar éstos un aumento en el gasto público. Todo ello mientras mantienen ocupada a la población en debates absurdos e inútiles como son la exhumación de Franco y la recuperación de la memoria histórica.

Podemos decir pues que el gobierno de Sánchez es un gobierno en funciones. Un gobierno que no tiene capacidad de legislar, y que se dedica solamente a llevar a cabo medidas de carácter progresista para recuperar los votos perdidos hace cerca de una década. Aún así el gobierno de Sánchez tiene bastantes posibilidades de agotar la legislatura, ya que como se pudo comprobar ayer, Podemos tiene bastante interés en apoyar los presupuestos para el 2019, por lo que es posible que Sánchez pueda agotar su mandato hasta mediados de 2020 mientras Iglesias ejerce de facto como vicepresidente del gobierno y director de RTVE. La izquierda ha vuelto y ha vuelto a lo grande, como hace ochenta y dos años, con un frente popular por todo lo alto. El PSOE sabe que esta puede ser su última ocasión de tocar el poder, y Podemos sabe que esta puede ser la única ocasión en la que puedan disfrutar de ese poder, por ello exprimirán todo lo que puedan lo que resta de legislatura para prolongar su estancia en él. Por ese motivo el PSOE no convocará de ninguna de las manera elecciones generales, pase lo que pase, y por ese motivo Podemos apoyará y mantendrá en el gobierno al PSOE hasta 2020. Al igual que Aznar afirmó tras su llegada al gobierno en 1996 que su principal objetivo era durar, Sánchez tiene como único objetivo mantenerse como presidente hasta 2020 como mínimo, ¿Después? Ya se verá lo que ocurre. Es probable que el PSOE gane por la mínima, o que incluso el PP gane las elecciones nuevamente, pero eso es lo de menos en estas circunstancias. En la España actual las elecciones las puede ganar un partido pero quien accede al poder finalmente es la cuarta fuerza política, por ello es batante probable que incluso con una derrota frente a la derecha, la izquierda vuelva a pactar entre ellos y continuar otros cuatro años como mínimo su estancia en el gobierno. Este nuevo frente popular coliderado por Sánchez e Iglesias harán todo lo posible para continuar y consumir la labor inacabada del frente popular original de 1936. En sólo 100 días, Sánchez ha conseguido reabrir las viejas rencillas, resucitar a las "Dos Españas", exhumar cadáveres y convertir nuestro país en el coladero de los inmigrantes y refugiados. Todo ello en sólo 100 días de desgracia y desgobierno. A partir de ahora ¿Qué nos tendrá deparado el líder socialista de aquí a las elecciones de 2020? Habrá que esperar y ver qué nos deparan los acontecimientos, pero desde aquí digo que nada bueno. Sánchez será finalmente quien haga realidad la célebre frase de su compañero de partido, Alfonso Guerra: "A España no la va a reconocer ni la madre que la parió". Ese es el objetivo de Pedro Sánchez de aquí a dos años, como mínimo, y parece que lo está consiguiendo y con creces, pero en el mal sentido.