Menuda se ha montado con los resultados electorales de las elecciones en Reino Unido. Contra todo pronóstico, la apuesta de Theresa May para fortalecerse frente a Bruselas en las negociaciones que ahora comienzan por el Brexit ha dado como resultado un Froilán en toda regla (Un tiro en el pie, para los que no lo hayan pillado). Cuando no podía estar peor la situación inglesa en estos instantes, llega May para convocar unas elecciones anticipadas completamente innecesarias, las cuales se han visto afectadas durante la campaña electoral por los atentados terroristas del ISIS, y provoca un cataclismo electoral en Westminster que acaba con un partido conservador ganador pero muy debilitado, con un partido laborista imparable de la noche a la mañana, y una situación política aún más inestable tanto dentro de la propia Gran Bretaña como en la propia Unión Europea.
Podemos afirmar que May ha pagado muy justamente su soberbia en las urnas. ¿A qué político con una mayoría absolutísima heredada del anterior premier británico, David Cameron, se le ocurre ir a las urnas teniendo tres años de legislatura por delante y con una situación preelectoral favorable? Aquí ha ocurrido una cosa muy simple y muy sencilla, Theresa May ha querido ir de "sobrada" y aprovechando la posición tan débil del líder laborista Jeremy Corbyn y su partido, ha querido meterle la estocada final a su rival y de paso erigirse ella como la nueva Margaret Thatcher del siglo XXI al querer conseguir caprichosamente una victoria arrolladora. El resultado ya se ha visto, no sólo ha llevado a su partido a una posición más débil que la de hace dos meses, sino que ha arrastrado con ello al Reino Unido a una situación muchísimo más delicada ahora que estamos a pocos días de que comiencen las negociaciones para el Brexit entre Londres y Bruselas.
Después de conocerse los resultados se ha hablado mucho de la complicada situación en la que quedaba ahora May. Algunos del partido conservador han apostado por su dimisión y en las filas laboristas se habla de formar gobierno con otros partidos como los nacionalistas escoceses (Los cuales han quedado también bastante jodidos con estos resultados), pero cuál ha sido la sorpresa cuando hoy May ha anunciado que pacta con los unionistas de Irlanda del Norte y ha anunciado su intención de seguir en el gobierno después de llevar a su país al borde del abismo. Una decisión que deja al descubierto la soberbia y la falta de responsabilidad de la primera ministra británica al no asumir sus responsabilidades políticas y continuar gobernando tras este duro varapalo electoral. Su intención por lo que se ve es la de gobernar de aquí al año 2022, por supuesto una cosa es lo que ella quiera y otra lo que vaya a ocurrir. Veremos en qué acaba todo esto, pero seguramente si los laboristas se ven sobrados de apoyos y las negociaciones del Brexit se complican, la moción de censura contra los conservadores o una nueva convocatoria electoral anticipada está servida.
Por otro lado, estos resultados electorales no sólo van a afectar al futuro del Brexit, sino que van a afectar y muy seriamente la situación interna de la propia Gran Bretaña, y quién sabe si el futuro de la soberanía de Gibraltar. La nación anglosajona está viviendo uno de las peores situaciones de su historia. Aunque yo apoyé en su momento y lo sigo apoyando la salida de los ingleses de la Unión Europea, sí que es verdad que la salida de éstos les va a salir bastante cara, y no lo digo sólo por la cuestión económica, que también, sino por las consecuencias que puede acarrear para el pueblo británico la salida de éstos de Europa por la inútil actuación de los gobiernos de Cameron y May.
Personalmente tengo que añadir que aunque el referéndum sobre el Brexit debía de hacerse sí o sí, también tengo que reconocer que la actuación de David Cameron en este asunto hace dos años fue pésima. Si su gobierno no deseaba bajo ningún concepto la salida de su país de Europa, el entonces primer ministro inglés no debió bajo ningún concepto asumir la irresponsable misión de convocar un referéndum sabiendo lo que Inglaterra se jugaba en el. Hay que decir que Cameron fue en ese sentido "honrado" y cumplió con su promesa de convocar el referéndum si los británicos le otorgaban su confianza nuevamente para seguir en el número 10 de Downing Street. Todos sabemos ya lo que ocurrió en el referéndum; El Brexit ganó contra todo pronóstico y Cameron ofreció su cabeza política por llevar a su nación al abandono del "Barco europeo", sucediéndole entonces May, la cuál ha estado durante todo este año que lleva de premier británica vacilando a sus homólogos europeos sobre las duras condiciones para la salida británica. Ahora, tras este resultado, Merkel y el resto de Europa va a ir a por todas contra los ingleses y aprovecharán la debilidad actual del gobierno británico para humillarlos lo máximo posible, pudiendo tener como ya he dicho antes, consecuencias directas sobre nosotros y la histórica cuestión de la soberanía de Gibraltar, una soberanía que puede verse abocada al cogobierno entre Inglaterra y España para deshonra de los anglosajones. Como se puede ver, parece que el Brexit va camino de convertirse 100 años después en la segunda vuelta del humillante Tratado de Versalles, esta vez con los papeles intercambiados.
Si ha todo lo anteriormente citado le añadimos también la fragilísima situación interna que se está viviendo en Reino Unido sobre los continuos ataques del terrorismo islámico, las exigencias de convocar un segundo referéndum para el Brexit, para la independencia de Escocia, y quién sabe si también un referéndum para la independencia de Irlanda del Norte, nos encontramos ante una situación que de ser afirmativa la respuesta de estos dos últimos referéndums citados, llevaría inmediatamente a Gran Bretaña a una fractura como país que les llevaría a convertirse en la mitad de lo que es hoy. En un supuesto tan catastrófico como ese, sólo Gales e Inglaterra serían las dos regiones que mantendrían la unidad, y quién sabe por cuánto tiempo si todo este gravísimo escenario se produjese. Con todo esto no sólo estaría en peligro el futuro de la propia Inglaterra sino el de la comunidad de la Commonwealth y el de la corona británica un asunto que personalmente nunca pensé que pudiera ocurrir. Si la unidad británica se resquebraja, la continuidad de la monarquía británica estaría más que cuestionada y con toda la razón del mundo. Es verdad que como dice el refrán "En el futuro sólo quedarán cinco reyes, los de la baraja y los de Inglaterra", la monarquía que lidera Isabel II ha sido y es fuertemente respaldada por la población británica, pero situándonos en un futurible escenario tan delicado que podría tener graves consecuencias no sólo para ellos sino para el resto de Europa, la Familia Real tendría que mover pieza en este ajedrez y demostrar ante la población inglesa que por muy recortadas y simbólicas que sean sus funciones dentro del marco constitucional inglés, la corona no puede consentir una situación tan peligrosa para el futuro de su propio país. Hay muchos que opinan y murmuran que ha llegado el momento de la abdicación de la nonagenaria reina Isabel II en su hijo, Carlos, príncipe de Gales, o en su nieto, Guillermo, duque de Cambridge, pero también sería bastante peligroso en estas circunstancias que la monarca que más años lleva reinando las islas británicas (Más años incluso que la reina Victoria), ponga fin a su histórico y largo reinado de una forma tan precipitada y brusca en un momento tan difícil, ya que esto daría y con razón una imagen de inestabilidad constitucional y política desde Londres.
Por supuesto habría quienes viesen en ese gesto un cambio generacional dentro de la casa Windsor para detener la desintegración británica, pero sólo si el heredero de Isabel fuese su nieto Guillermo y no su sexagenario hijo Carlos el nuevo rey de Inglaterra y de los países de la Commonwealth, ya que no tendría mucho sentido ni mucho acierto dentro del país el cambio de un monarca de 91 años por otro de casi 70. Ocurra lo que ocurra es seguro que la situación británica es ahora más insostenible que hace dos años y que hace sólo una semana. Es por todo esto por lo que las comparaciones de lo que está ocurriendo en España y en Inglaterra no tienen absolutamente nada que ver, como algunos se empeñan en insistir. En el país anglicano el nacionalismo escocés y norirlandés es un hecho, mientras que la pantomima de lo que está ocurriendo aquí con el caso catalán es sólo un teatro orquestado entre Madrid y Barcelona. Aún así y volviendo a Inglaterra, los resultados de estas elecciones han dejado a los escoceses muy tocados y puede que durante una temporada se mantengan callados para exigir su segundo referéndum, lo que no impedirá que dentro de un tiempo vuelvan con sus propuestas independentistas e incluso con más fuerza, sobretodo si los laboristas logran volver al poder con el apoyo de los nacionalistas escoceses.
Así está un Reino Unido que ahora está más próximo que nunca a ser desunido. Los continuos graves errores de los últimos gobiernos, sobre todo el de Cameron al apoyar la celebración de los referéndums escoces y posteriormente el de la permanencia o no en Europa, han provocado una situación que se ha vuelto insostenible para el que ha sido uno de los grandes imperios de la historia y uno de los grandes países en nuestro continente y en el mundo. Posteriormente, la soberbia y la prepotencia de May durante este año al frente de la nación inglesa ha puesto la guinda en el pastel y ha provocado que a partir de ahora esa prepotencia y esa arrogancia la paguen directamente los propios ciudadanos británicos. Llegan tiempos duros para la nación de Shakespeare, la cuál se verá ante el dilema que el escritor inglés más famoso de toda la historia introdujo en una de sus mejores obras, "Hamlet"; "Ser o no ser (En este caso, una nación fuerte y unida), esa es la cuestión".
sábado, 10 de junio de 2017
miércoles, 7 de junio de 2017
Estamos en guerra
No seré yo quien escriba esta noche de forma hipócrita como hacen algunos cuando estallan atentados en Europa, lanzando mensajes de "Paz y amor", colgando banderitas del país en el que se ha producido un nuevo atentado, y publicando gilipolleces por las redes sociales. No señores, ya está bien de ir de buenos, ya está bien de poner la otra mejilla, ya está bien de no hacer absolutamente nada mientras una banda terrorista disfrazada de religión invade nuestros países y nos mutilan salvajemente. Hace unos días se produjo el atentado de Londres donde han sido asesinadas siete personas, y hoy se ha producido un intento de atentado en París, donde un argelino ha intentado provocar una masacre en Notre Dame. Creo que no hace falta decir que esta desgracia que estamos viviendo va a ser desde ya "El pan nuestro de cada día", como tampoco creo que haga falta añadir que esta guerra que estamos presenciando vaya a acabar algún día. Estamos ante un ejército de asesinos que nos tienen cogidos por los huevos y que saben que nosotros no vamos a hacer nada contra ellos excepto solidarizarnos con las víctimas por las redes sociales y pedir la paz en el mundo.
Hoy cuando he leído por Internet la noticia de lo ocurrido en Notre Dame he visto una foto que refleja perfectamente la guerra en la que se encuentra inmersa occidente; esa foto es la que aparece como imagen de esta entrada, en la que se ve a los ciudadanos que se encontraban dentro de la catedral parisina con los brazos en alto ante la entrada de la policía en Notre Dame y pedir que todos los allí presentes levantasen sus manos para comprobar la presencia dentro del recinto de algún terrorista. Una imagen desoladora que nos demuestra hasta qué punto tan peligroso se encuentra Europa en estos momentos. Un escenario que por supuesto ha sido posible no sólo por el papel que ha llevado a cabo en estos años el Estado Islámico, sino también por el realizado por X instituciones y organismos que se han encargado de financiar durante varios años esta organización terrorista. ¿Con qué fin? Eso es algo que por lo menos a mí se me escapa. Lo que sí es un hecho es que los financiadores y los asesinos tienen un objetivo común: Destruir la sociedad de occidente y muy especialmente la de Europa.
Una vez dicho esto cabe preguntarse ¿Cuál es la solución a todo esto? Dejar las buenas palabras, las banderitas y frases emotivas, e ir contra el Islam y todos sus seguidores, así como la de ir también contra todos aquellos que financian esta matanza indiscriminada. Nos encontramos en una situación de extrema gravedad y nuestra sociedad se dedica a mirar para otro lado mientras nuestros países son invadidos por estos criminales ayudados por sus financiadores. Si la sociedad occidental, y muy especialmente la europea, no se levanta y pone fin a esta barbarie (Cosa que no va a ocurrir), se podrá confirmar que esta guerra la han ganado ellos, teniendo como resultado la islamización total de nuestros pueblos y con ello el fin definitivo de nuestra sociedad, un escenario que se está confirmando para nuestra desgracia. ¿Por qué los gobiernos no hacen nada? No lo sé, quizás sea porque ellos son los primeros que apoyan la llegada masiva de musulmanes a occidente y considerarían que llevar a cabo medidas como la expulsión de todos ellos de nuestros países sería un fracaso en la política multicultural que ellos tanto defienden. Quizás la respuesta la tengan entre otros el expresidente de EEUU, Barack Obama, y su exsecretaria de Estado, Hillary Clinton, lo digo porque ya que ellos confirmaron en su momento la financiación de su gobierno al Estado Islámico, quizás podrían decirnos cómo solucionar un problema que ellos mismos se han encargado de crear. O quizás haya que preguntarle al "Salvador de los liberales", el recién elegido presidente de Francia, Emmanuel Macron, el mismo que dijo hace un par de meses que los occidentales "Tenían que acostumbrarse a los atentados y convivir con ello".
Hay que añadir también los momentos tan curiosos que escogen nuestros enemigos a la hora de atentar. En Francia se atentó durante la campaña electoral hace un mes, mientras que ahora, a pocas horas de celebrarse las elecciones generales en Reino Unido, se han producido este último atentado de Londres junto con el ya producido en Manchester hace unas semanas. Por supuesto cómo no olvidar los atentados producidos aquí en España el 11 de marzo de 2004, a tres días de celebrarse las elecciones generales que cambiaron la historia de nuestro país. ¿Cuáles serán las consecuencias en Reino Unido tras la matanza ocurrida el pasado sábado? Para eso habrá que esperar un poco más, lo que sí es ya un hecho es que este atentado les ha venido muy bien electoralmente a algunos/as que este jueves se juegan su escaño en Westminster, por lo que gane quien gane las elecciones, su victoria se habrá visto condicionada como una de las primeras consecuencias del atentado terrorista, lo que demuestra que hay alguien más junto con los asesinos islamistas dirigiendo esta mierda que estamos sufriendo los ciudadanos. Por mi parte me reafirmo en que la única posibilidad que existe, y que reitero que por desgracia no se va a producir, es el levantamiento de occidente contra el Islam, sus seguidores, y sus financiadores, a estos últimos no habrá que irse muy lejos para dar con ellos, ya que como dijo uno que yo me sé "No andan en desiertos muy remotos, ni en montañas muy lejanas". Si no nos levantamos, entonces estos hijos de puta habrán ganado, y visto el panorama, no creo que pase mucho tiempo para que ese escenario junto con sus muy terribles consecuencias se haga realidad.
sábado, 3 de junio de 2017
La abdicación y el referéndum que nunca llegará
Hoy se han cumplido tres años de la abdicación del rey Juan Carlos I y la consecuente subida al trono de su hijo Felipe VI el 19 de junio de 2014. Curiosamente en el día de hoy me he cruzado sin querer con varios artículos por Internet donde se habla de los gustos, las aficiones y la forma de ser de la "Futura reina de España", es decir, la princesa de Asturias, Leonor de Borbón. Me ha resultado muy curiosa la forma en la que se está vendiendo las noticias relacionadas sobre esta niña en estos días; Ya no se habla de los gustos de una princesa o de las aficiones de la hija de los reyes de España, se habla abiertamente de la personalidad (Si es que ese término se puede utilizar hacia una niña de 12 años) de la futura Jefa del Estado español. Hablando en Cristiano, se nos está promocionando de forma descarada la continuidad de la monarquía española incluso después del reinado de Felipe VI. Unas circunstancias que todavía están muy lejos de producirse pero que desde los medios de descomunicación ya se encargan de influenciar a la opinión pública de este hecho. No señores, no es casual que justo cuando se cumplen tres años de la abdicación de su abuelo y de la subida al trono de su padre, se esté dando por hecho sí o sí desde la prensa que Leonor de Borbón será reina de España dentro de unas décadas.
Tal día como hoy, después de comunicar Juan Carlos I ante el país su renuncia al trono, se convocaron de manera espontánea multitudes de concentraciones en toda España en favor de un referéndum para decidir sobre la continuidad o no de la monarquía. La Puerta del Sol de Madrid se llenó de manifestantes de todo tipo de ideologías, no sólo de extrema izquierda, para exigir una cita con las urnas donde el país hablase de manera alta y claro sobre la forma de Estado para España. Recuerdo unas palabras que pronunció el célebre periodista especializado en la casa real, Jaime Peñafiel sobre esa concentración. Dijo que aunque las circunstancias eran completamente distintas en todos los sentidos (Político, social, económico...), por un momento, sólo por un momento, parecía que se estaba repitiendo en el punto cero de la capital de España los sucesos que 83 años antes se habían vivido en ese mismo lugar el 14 de abril de 1931, cuando el pueblo español recibió con entusiasmo la proclamación de la II República tras la salida del país del rey Alfonso XIII. Jaime Peñafiel tiene razón en ese punto; España vivió por un instante el espíritu de abril del 31, pero sólo quedó en eso, en un instante en el que se pidió ni más ni menos que se llevase ante las urnas una cuestión que atañe al conjunto del país, como es la continuidad o no de la monarquía, que tan puesta en cuestión lleva ya desde hace varios años por deméritos exclusivo de sus propios integrantes.
Tres años después de aquél momento, ya nada parece igual; El caso Noos ya no vuelve a ser tema de actualidad y se ha convertido en algo que nunca ocurrió, Urdangarin y la infanta Cristina viven tranquilamente en Suiza después de que la "Justicia" haya exonerado a ambos, la monarquía vuelve a ser tema tabú en los medios de descomunicación, la figura del rey (En este caso de Felipe VI) es incuestionable para el establishment, y la continuidad de la corona es ahora bastante más segura que en el momento de la abdicación de Juan Carlos I. Por otro lado, y al contrario de lo que les está ocurriendo al resto de la familia real y de la institución monárquica en sí, estamos viendo desde hace unos meses cómo los miniescándalos que afectan al ya rey emérito no paran de crecer. Desde los medios se ha lanzado claramente una consigna en la que el ex rey de España es el causante de todos los males que han afectado a la corona y por ello hay que atacarle y hacerle parecer a él como el malo de la película, mientras que su hijo y ahora su nieta, representan la pureza, la honradez y la esperanza. Toda una campaña vergonzosa e impresentable que supone un insulto a la inteligencia de los españoles pero que confirma la apuesta de la élite por la continuidad de los Borbones aún después de que el país conozca todos los escándalos de corrupción, sexo, chantajes, grabaciones, etc, que han rodeado a la familia real durante los últimos cuarenta años.
Lo ocurrido después de aquél ya histórico día 2 de junio lo sabemos todos; PP y PSOE votaron a favor y a contrarreloj la ley que permitía la abdicación de Juan Carlos y la llegada de Felipe, haciéndole la peineta del siglo al pueblo español con la excusa de que "La continuidad o no de la monarquía es un asunto que pertenece a las generaciones venideras". Esas generaciones venideras en la que la prensa pone ya a la princesa de Asturias como el ejemplo personificado de esos jóvenes que el día de mañana tendrán que vivir bajo su reinado. Aún así será cada vez más difícil que las nuevas generaciones se adapten a vivir bajo una monarquía, pero para eso ya estará la prensa del futuro, para salvarle el culo a la futura reina y al conjunto de todos los integrantes que forman la familia real en ese momento, del mismo modo que ahora lo hacen con su padre y hasta hace tres años hacían con su abuelo. La última oportunidad que tuvo España de acabar con esta familia de parásitos fue tal día como hoy hace tres años. El cordón de seguridad que el establishment hizo durante el proceso de transición de la abdicación a la coronación fue determinante para que el pueblo español perdiera esa oportunidad histórica. No volveremos a vivir una oportunidad así, España está condenada a vivir bajo un sistema en el que la familia Borbón continúe saqueando a la sociedad de este país. Cambiarán los gobiernos (Incluido el de Rajoy, aunque eso parezca imposible), cambiarán los líderes políticos, se independizarán las regiones de España más proclives al independentismo, se pasará de un sistema autonómico a uno federal, pero lo que jamás cambiará en nuestro desdichado país será la institución que tanto daño ha causado a esta nación durante los últimos 300 años, y que sustenta y lidera todo este sistema corrupto; La monarquía Borbónica.
Tal día como hoy, después de comunicar Juan Carlos I ante el país su renuncia al trono, se convocaron de manera espontánea multitudes de concentraciones en toda España en favor de un referéndum para decidir sobre la continuidad o no de la monarquía. La Puerta del Sol de Madrid se llenó de manifestantes de todo tipo de ideologías, no sólo de extrema izquierda, para exigir una cita con las urnas donde el país hablase de manera alta y claro sobre la forma de Estado para España. Recuerdo unas palabras que pronunció el célebre periodista especializado en la casa real, Jaime Peñafiel sobre esa concentración. Dijo que aunque las circunstancias eran completamente distintas en todos los sentidos (Político, social, económico...), por un momento, sólo por un momento, parecía que se estaba repitiendo en el punto cero de la capital de España los sucesos que 83 años antes se habían vivido en ese mismo lugar el 14 de abril de 1931, cuando el pueblo español recibió con entusiasmo la proclamación de la II República tras la salida del país del rey Alfonso XIII. Jaime Peñafiel tiene razón en ese punto; España vivió por un instante el espíritu de abril del 31, pero sólo quedó en eso, en un instante en el que se pidió ni más ni menos que se llevase ante las urnas una cuestión que atañe al conjunto del país, como es la continuidad o no de la monarquía, que tan puesta en cuestión lleva ya desde hace varios años por deméritos exclusivo de sus propios integrantes.
Tres años después de aquél momento, ya nada parece igual; El caso Noos ya no vuelve a ser tema de actualidad y se ha convertido en algo que nunca ocurrió, Urdangarin y la infanta Cristina viven tranquilamente en Suiza después de que la "Justicia" haya exonerado a ambos, la monarquía vuelve a ser tema tabú en los medios de descomunicación, la figura del rey (En este caso de Felipe VI) es incuestionable para el establishment, y la continuidad de la corona es ahora bastante más segura que en el momento de la abdicación de Juan Carlos I. Por otro lado, y al contrario de lo que les está ocurriendo al resto de la familia real y de la institución monárquica en sí, estamos viendo desde hace unos meses cómo los miniescándalos que afectan al ya rey emérito no paran de crecer. Desde los medios se ha lanzado claramente una consigna en la que el ex rey de España es el causante de todos los males que han afectado a la corona y por ello hay que atacarle y hacerle parecer a él como el malo de la película, mientras que su hijo y ahora su nieta, representan la pureza, la honradez y la esperanza. Toda una campaña vergonzosa e impresentable que supone un insulto a la inteligencia de los españoles pero que confirma la apuesta de la élite por la continuidad de los Borbones aún después de que el país conozca todos los escándalos de corrupción, sexo, chantajes, grabaciones, etc, que han rodeado a la familia real durante los últimos cuarenta años.
Lo ocurrido después de aquél ya histórico día 2 de junio lo sabemos todos; PP y PSOE votaron a favor y a contrarreloj la ley que permitía la abdicación de Juan Carlos y la llegada de Felipe, haciéndole la peineta del siglo al pueblo español con la excusa de que "La continuidad o no de la monarquía es un asunto que pertenece a las generaciones venideras". Esas generaciones venideras en la que la prensa pone ya a la princesa de Asturias como el ejemplo personificado de esos jóvenes que el día de mañana tendrán que vivir bajo su reinado. Aún así será cada vez más difícil que las nuevas generaciones se adapten a vivir bajo una monarquía, pero para eso ya estará la prensa del futuro, para salvarle el culo a la futura reina y al conjunto de todos los integrantes que forman la familia real en ese momento, del mismo modo que ahora lo hacen con su padre y hasta hace tres años hacían con su abuelo. La última oportunidad que tuvo España de acabar con esta familia de parásitos fue tal día como hoy hace tres años. El cordón de seguridad que el establishment hizo durante el proceso de transición de la abdicación a la coronación fue determinante para que el pueblo español perdiera esa oportunidad histórica. No volveremos a vivir una oportunidad así, España está condenada a vivir bajo un sistema en el que la familia Borbón continúe saqueando a la sociedad de este país. Cambiarán los gobiernos (Incluido el de Rajoy, aunque eso parezca imposible), cambiarán los líderes políticos, se independizarán las regiones de España más proclives al independentismo, se pasará de un sistema autonómico a uno federal, pero lo que jamás cambiará en nuestro desdichado país será la institución que tanto daño ha causado a esta nación durante los últimos 300 años, y que sustenta y lidera todo este sistema corrupto; La monarquía Borbónica.
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