No acostumbro a escribir sobre películas y series, pero creo sinceramente que esta ocasión bien merece una entrada. Anoche terminé de ver la impresionante serie británica de los años 70; "Arriba y abajo". Una serie en la que se relata la vida de una familia aristócrata de la Inglaterra de primeros del siglo XX, así como la vida de los criados de dicha familia, que viven en la casa inferior de sus señores. Los aristócratas son la familia Bellamy, que está compuesta por el honrado político del partido conservador inglés, Richard Bellamy, su esposa, la aristócrata Marjorie Bellamy, y los dos hijos de éstos, James Bellamy y Elizabeth Bellamy. En la casa de abajo se encuentra la servidumbre, compuesta por el mayordomo, Angus Hudson, conocido por todos como el señor Hudson, la cocinera, Katie Bridge, más conocida como la señora Bridge, la joven doncella, Rose Buck, y otros sirvientes. A lo largo de la serie se vive la historia del Reino Unido desde el año 1903 hasta el año 1930, donde se narran sucesos como la Primera Guerra Mundial, el crack de 1929, el hundimiento del Titanic, etc. Todo ello durante los reinados de Eduardo VII y Jorge V de Inglaterra. Tengo que añadir que la serie me ha resultado impactante, no sólo por lo bien que se narran los sucesos históricos a través de señores y criados a lo largo de sus cinco temporadas, sino también por la comparación que se hace entre un mundo y otro; los nobles, que viven en la casa de arriba, y los criados, que viven en la casa de abajo. Todos ellos componen esta irrepetible, famosa y reconocida serie británica, magnífica en casi todos los aspectos. Aún así tengo que reconocer que veo algunos factores en ella que me chocan y que me gustaría detallar en esta entrada. Advierto para los que aún no la hayan visto que contiene spoiler.
Ante todo tengo que añadir que nos encontramos ante una serie puramente conservadora, es por ello por lo que no se cuenta de manera rigurosa las condiciones de vida de la servidumbre inglesa de principios del siglo XX. Es en este punto y en la personalidad de los principales protagonistas de la serie en lo que quiero hacer un análisis profundo. Siendo, como ya he dicho, una serie conservadora, los productores no hacen una crítica profunda sobre las durísimas e inhumanas condiciones de trabajo en la que vivían las personas del servicio doméstico de los burgueses y que ya en los años 70 se había denunciado por parte de personas que habían trabajado en su momento a las órdenes de sus patronos. En "Arriba y abajo" nos encontramos ante una casa donde habitan personas de diferentes estatus social pero en el fondo son como una gran familia donde los ricos se preocupan por el bienestar de sus sirvientes y a la inversa. Algo que no era lo más común entre las casas burguesas y sus sirvientes, aunque con esto no quiero decir que no se diese el caso en algún hogar. Podemos decir que la actitud de los señores con respecto a sus súbditos se basa en la frase de origen francés y que luego fue extendida a otros países como Reino Unido; "Noblesse oblige" (Nobleza obliga), que hace referencia a que aquellas personas que poseen un estatus social privilegiado, deben tener una cierta responsabilidad social acorde con su posición y estar "obligados" a ser compasivos con sus inferiores. En este caso se puede confirmar que los Bellamy acatan esta frase de manera profunda no sólo con sus criados sino también con aquellas personas de origen humilde ajenas a la casa, aunque no siempre resulta de este modo. Los productores de la serie consideran pues a la clase burguesa como seres honrados y respetables a pesar de sus defectos, los cuales también son mostrados en la serie aunque de manera más o menos "simpática", o en su defecto se intenta restar lo máximo posible los errores que cometen la clase alta. Un ejemplo de ello se puede encontrar en uno de los últimos capítulos de la serie, donde Georgina, la sobrina política y prima política de Richard Bellamy y James Bellamy, entra en estado de embriaguez en plena madrugada junto con sus amigos aristócratas en la habitación del matrimonio formado por la doncella, Daisy, y el chofer de lord Bellay, Edward, y toma el coche de su tío sin el conocimiento y la aprobación de éste. Tras este hecho, Georgina, mientras conduce y se divierte a la vez con sus amigos, atropella a un trabajador que iba a cruzar la carretera por la que conducía la sobrina del político conservador. La víctima fallece y sin embargo desde la familia Bellamy no se produce una muestra de compasión hacía el fallecido y su familia, sino que intentan por todos los medios que Georgina salga limpia de este asunto cuando se celebra el juicio, quedando finalmente absuelta ya que se llega a la conclusión de que el accidente no fue provocado, lo cual es cierto, pero el hecho de no mostrar un mínimo de condolencia demuestra a su vez la poca consideración que se tiene en la serie sobre aquellos que están posicionados en un estatus inferior a los de la aristocracia.
Otro suceso que me llama también la atención es el que se produce en el penúltimo capítulo, donde Rose, la doncella, decide invertir todos el dinero que su prometido Gregory le dejó en herencia cuando murió luchando en la Primera Guerra Mundial. Rose habla entonces con James Bellamy, el cual acaba de regresar de EEUU tras enriquecerse con las inversiones en bolsa, y éste decide ayudarla a invertir en unas acciones. Este hecho se produce en octubre de 1929, justo antes del estallido de la bolsa de Nueva York, con lo que Rose pierde todos sus ahorros y James pierde todo lo ganado hasta entonces. Es entonces cuando Richard Bellamy, una vez enterado de lo ocurrido con Rose, mantiene una fuerte discusión con su hijo James en el que le reprocha la actitud tomada con su criada además de echarle en cara sus continuos fracasos en la vida. Este hecho provoca que James decida tirarlo todo por la borda y decida suicidarse. Un desenlace así que tiene como origen el reproche de un padre hacia su hijo con respecto al favor personal que éste le ha hecho a una criada de la casa, es algo poco creíble, ya que en la vida real nadie en la familia de los señores hubiesen dado la más mínima importancia a la pérdida íntegra de los ahorros de su doncella, y la respuesta de James a Rose hubiese sido de la siguiente manera más o menos: "Mira chica, esto es especulación. Algunas veces se gana y otras se pierde, como me ha ocurrido a mí. Si has perdido todos tus ahorros, habértelo pensado antes de consultarme". Tenemos que recordar que estamos hablando de octubre de 1929, y en aquella época muchos miembros de la aristocracia se permitían el lujo de hablarles de esa forma despectiva a sus sirvientes, con lo que por muy dura que sea la respuesta, es lo que más probablemente hubiese ocurrido si este hecho hubiese sucedido en la vida real. Dicho esto debo añadir que este suceso y muchos más son los que me hacen reafirmar mi posición sobre el "encubrimiento" que se hace desde la serie sobre el trato que desde la clase alta se daba hacia los criados. Algo bastante "lógico" si volvemos a tener en cuenta el conservadurismo de las personas que la dirigen, y que por consiguiente defienden el modelo de vida que se refleja en la serie.
Una vez analizado el primer punto quiero centrarme en el segundo; la personalidad de los protagonistas. Tengo que reconocer que de todos los personajes, el que más me llama la atención es el mayordomo de la familia, el señor Hudson. Un hombre firme, honrado y de principios que defiende de manera intachable el modelo de sociedad en el que vive. También la cocinera, la señora Bridge así como Rose defienden de un modo u otro el estatus social predominante en la Inglaterra de entonces. Tanto Hudson como Bridge son dos personas que debido a su edad defienden la idea de que sólo deben de llegar a ocupar puesto de poder político, financiero, cultural... aquellas personas pertenecientes a la noble cuna, mientras que las personas de su rango sólo deben callar y obedecer ante las órdenes que reciben desde arriba. También Rose, aún siendo más joven que Hudson y Bridge, defiende un modelo en el que los sirvientes deben de estar a disposición de sus señores y obedecer todo cuanto ellos les ordenan. En este sentido se puede decir que la serie transmite a través de la personalidad de sus protagonistas un mensaje bastante claro; hay que ser conservadores y aceptar de buena gana el puesto en el que te ha tocado vivir dentro de la sociedad. Por no hablar del trato que se les da en la serie a la clase obrera. Un hecho bastante curioso es el que se produce durante la huelga general en mayo de 1926. Los sindicatos y los trabajadores del país deciden echarse a la calle para exigir al entonces gobierno conservador de Stanley Baldwin (Del cual Richard Bellamy es subsecretario de Exteriores) una mejora de las condiciones de vida de la clase trabajadora. Desde el servicio de los Bellamy se muestran completamente contrarios a la convocatoria de la huelga y muestran todo su apoyo al gobierno conservador y a sus señores. El señor Hudson cataloga a los huelgistas como "Una pandilla de rojos" y muestra su total rechazo a los métodos que la clase proletaria utiliza para conseguir sus objetivos, llegando incluso a encararse con el tío de Rubgy, una de las sirvientas, que aprovecha su estancia en Londres para visitar a su sobrina, ya que él es uno de los trabajadores que participan en la huelga. Debo añadir con esto que es verdaderamente sorprendente cómo un trabajador (Puesto que el cargo de mayordomo no es más que el de un trabajador al frente de la casa de sus señores) defiende incluso de una manera más activa que sus propios amos la necesidad de ser inflexibles contra aquellos con los que comparte su misma posición social. Así como me parece bastante interesante el hecho de que rechace cualquier atisbo de ideas socialistas. No quiero decir con esto que haya que ser socialista ni muchísimo menos, ya que éste que escribe esta entrada es una persona perteneciente a la clase media y trabajadora y sin embargo se considera conservador. Pero el que escribe lo hace en pleno año 2017, donde ya en el siglo XXI el socialismo no representa en absoluto los intereses de la clase obrera, ni el ser conservador implica necesariamente el defender las posturas de la clase rica, aristocrática y burguesa. En cambio, en aquella época el socialismo aparentemente sí luchaba o al menos lo intentaba por la defensa de unas condiciones de vida mucho más dignas hacia los trabajadores, mientras que los conservadores eran los únicos representantes de la clase alta. Es por ello por lo que me sorprende el hecho de que el señor Hudson vea en los socialistas y en los trabajadores una especie de insubordinados y revolucionarios que no saben cuál es el papel que les corresponde a la clase proletaria dentro del sistema burgués y capitalista. Como un dato curioso cabe destacar que en este episodio se puede ver perfectamente como tras desconvocarse la huelga, el tío de Rugby y otro trabajador acuden a Eaton Place (La residencia de los Bellamy y sus criados) y tras recibir el reproche del señor Hudson advirtiéndoles que han fracasado, éstos salen de la casa mientras ven a la población inglesa como festejan alegremente el fin de la huelga, ante las caras de fracaso de los dos trabajadores, que van alejándose de la cámara entre la euforia y el júbilo del pueblo británico, dejando constancia con ello que la sociedad anglosajona ha triunfado en esta batalla, mientras que los trabajadores han fracasado. Dejando así a entrever que los "malos" de esta película eran los obreros y los "buenos" eran la clase alta y la sociedad británica que no participó en la huelga.
Otras situaciones en las que se ve claramente el marcado carácter conservador de los sirvientes es una escena que se produce en uno de los primeros capítulos, donde la señora Bridge y Rose discuten sobre los partidos políticos. En ese instante Rose declara que ella está a favor de los liberales, ya que según ella son los que más defienden a los trabajadores, mientras que Bridge afirma que ella es conservadora y se siente orgullosa de ello. Un momento bastante interesante se produce cuando Hazel, la ex secretaria de Richard y posteriormente esposa de James, baja a la casa de los sirvientes de madrugada para hacerle de comer personalmente a James, que se encuentra convaleciente tras ser herido en Francia durante la Primera Guerra Mundial. En ese momento la señora Bridge se encuentra desvelada y ayuda a Hazel a hacer la comida, momento en el que la esposa de James aprovecha para darle las gracias a Bridge por todo lo que han hecho los sirvientes por sus señores durante todo el periodo de la Guerra, y lamentándose por no haberlo hecho antes, a lo que Bridge le contesta "Como debe ser, señora. A nosotros no se nos tiene que dar las gracias porque es nuestra obligación". Una respuesta sorprendente que demuestra el poco amor propio que los sirvientes se tenían hacia sí mismos. Otro momento a destacar se produce cuando James decide dedicarse a la política presentándose por el partido conservador en un distrito obrero. Finalmente y tras intentar convencer insistentemente a los proletarios que viven en aquella zona de que los conservadores también pueden hacer algo por la clase trabajadora, James se lleva un batacazo electoral cuando los votantes deciden dar su confianza de forma mayoritaria al partido laborista. Todo ello ante la incomprensión de la servidumbre del por qué los obreros no han votado al partido que representa a las clases altas. También se produce otra escena bastante interesante donde Gregory, el prometido de Rose, acude a Eaton Place y discute con el señor Hudson sobre política, ya que Gregory es australiano y defiende un modelo socialista en el que Rose no sería ya allí una doncella sino una mujer libre e igual que el resto, mientras que Hudson le reprende por sus ideas defendiendo que todos deben saber cuál es el lugar que deben ocupar socialmente y no salirse de el. Otra escena demuestra el momento en el que James almuerza en su propia casa con Hazel, una joven que más tarde será su esposa, poniendo en una situación complicada a Hudson ya que Hazel es una persona no perteneciente a la nobleza y por lo tanto no puede cenar con el hijo de los señores en el salón de su casa. Ante la insistencia de James, Hudson accede muy a su pesar ya que los señores no se encontraban en la casa, pero decide comentárselo a éstos en cuanto regresan. Es entonces cuando Richard reprende a James su actitud y le exige que pida perdón a Hudson por situarlo entre la espada y la pared en ese momento, a lo que lady Marjorie, la esposa de Richard y madre de James, advierte a su marido que su hijo no va a pedir disculpa alguna a un criado por mucha razón que éste tenga. Finalmente y a espaldas de su madre, James le pide disculpas a Hudson, y éste acepta encantado. También se puede observar como en una escena Elizabeth Bellamy, la hija de Richard Bellamy, se siente frustrada por su matrimonio y le reprende a Rose que no puede consolarla ya que ella no sabe siquiera lo que es el amor ni sentirse amada, lo que provoca que ésta comience a llorar desconsoladamente cuando vuelve a bajar a la casa donde habitan los criados pero disculpando a su vez a la señorita Elizabeth ya que "Ha dicho la verdad". Todo un sentimiento de lealtad inquebrantable y de servilismo absoluto en el que a pesar de todo lo malo que puedan hacer, los señores son para sus criados unas personas ejemplares y admirables. Dudo bastante que los sirvientes de los lores y ladys de la Inglaterra victoriana y eduardiana fuesen tan comprensivos con sus dueños, pero eso es lo más impactante de la personalidad de los distintos protagonistas de la serie y por lo que creo que era de analizar en esta entrada.
Aún así debo añadir que con sus "defectos" es una de las mejores series que he visto en mi vida, y que con razón está considerada como una de las mejores obras televisivas que se han realizado a lo largo de la historia. No relata por supuesto la dureza de la nobleza con la servidumbre que Mario Camus relató tan magistralmente en nuestro "Arriba y abajo" nacional; "Los santos inocentes", pero nos da para reflexionar y aprender de nuestra historia más reciente desde los dos puntos antagónicos en los que se centra la serie. Cuando ayer terminé de ver el último capítulo de esta irrepetible serie no he parado de pensar en cuáles serían las opiniones de los protagonistas acerca de la situación actual en Inglaterra y Europa. ¿Qué pensarían Richard y James Bellamy de la situación política en la que se encuentra Reino Unido y Europa en estos instantes?, ¿Estarían padre e hijo a favor o en contra del Brexit?, ¿Apoyarían al gobierno del ex primer ministro conservador David Cameron al convocar el referéndum?, ¿Estarían de acuerdo con la postura que está tomando actualmente la primera ministra conservadora Theresa May?, ¿Qué opinaría el señor Hudson y la señora Bridge acerca de la posible independencia de Escocia e Irlanda del Norte si finalmente Reino Unido sale de la UE?, ¿Apoyaría Hudson la independencia de su querida tierra de Escocia con respecto a Inglaterra o por el contrario sería fiel a su país como lo fue durante la Primera Guerra Mundial?, ¿Qué opinaría ahora Rose de la crisis económica, social y política que vivimos actualmente y de las condiciones en las que viven ahora la clase trabajadora?, ¿Serían ahora todos más de izquierdas o de derechas vista las circunstancias?. Muchas preguntas y ninguna respuesta... o quizás sí. Quizás haya habido en el mundo realmente un James Bellamy, un Richard Bellamy, un señor Hudson, una señora Bridge, o una joven doncella como Rose que quizás piensen del mismo modo que todos nuestros protagonistas y ahora nos despejasen todas estas dudas y muchas más. Sí, estoy seguro que de algún modo u otro pudieron existir todos ellos, aunque no viviesen en el número 165 de Eaton Place, ni compartiesen los mismos nombres y responsabilidades, ni tuviesen la misma nacionalidad, pero sus ideas y principios sí estoy convencido que pudieron existir. Por mi parte la recomiendo totalmente, y estoy convencido de que toda aquella persona que la vea, aparte de sacar sus propias conclusiones como yo he hecho, compartirá conmigo la grandeza de una serie en la que la historia y las diferencias sociales se fusionan en un solo factor, enseñándonos los errores del pasado y la manera de no repetirlos, y dejándonos a nuestro criterio si el pasado, comparado con el presente que padecemos y el futuro que se nos avecina, fue un tiempo mejor o peor.