martes, 17 de enero de 2017

Adios Obama; Hola Trump

Aunque ya escribí sobre ello largo y tendido el pasado noviembre, el hecho de haber visto esta noche dos documentales consecutivos de manera casual sobre Barack Obama y Donald Trump, me he visto en la necesidad de escribir de nuevo sobre el tema a tan sólo 72 horas de la despedida de Obama de la presidencia de EEUU y la consecuente llegada a la misma de Trump. Eso sí, a diferencia de noviembre, esta vez mi crítica será mucho más breve.

Durante todo este tiempo pensaba que Barack Obama era un tipo muy respetuoso con las normas democráticas de su propio país (La de otros países ya se ha visto que no), pero cuál es mi sorpresa cuando observo que el aún presidente norteamericano lleva desde las últimas semanas apelando al miedo en la sociedad americana al añadir que la democracia estadounidense se encuentra en peligro. Claro, uno ve estas cosas y se echa a reír. Que esta afirmación la haga una persona que ha intervenido en países como Libia, Egipto, Siria, etc, es un poco irónico. ¿Acaso está más segura la democracia de su país con él en la presidencia?, ¿O con un Bush o un Clinton?. Se me olvidaba que Estados Unidos, y con ello el mundo, sólo están protegidos cuando ocupa la Casa Blanca alguien bendecido por el establishment y Wall Street... lo que tiene que hacer el presidente Obama es respetar al legítimo ganador de las pasadas elecciones y pasarle el testigo a Trump el próximo viernes de una forma educada. Si la candidata que él apoyaba no va a sucederle en el Despacho Oval a partir del día 20 de enero quizás debería plantearse qué ha hecho mal en estos ocho años de mandato y no provocar una tensión sin precedentes desde la Guerra Fría en las relaciones con Rusia, culpando a estos de intromisión en las elecciones presidenciales.

Debo añadir también, aunque esto no es nuevo, la forma en la que desde todos los medios de descomunicación se están haciendo eco de la despedida de Obama y la llegada de Trump. Mientras a uno lo despiden con melancolía como si fuese el salvador del mundo, a otros lo reciben como si fuese el demonio personificado. Supongo que la prensa se habrá olvidado en esta despedida de todas las guerras que Obama deja en estos ocho años de presidencia así como la herencia que deja en todo el mundo con el grupo terrorista que él financió durante su mandato; el Estado Islámico. Pero bueno, la prensa ha hablado y ha dictado sentencia: Obama es bueno aunque deje un legado nefasto, y Trump es malo aunque todavía no haya tomado posesión de la presidencia. Otra prueba más de cómo los medios del sistema pueden manipular la mente humana y convertir lo malo en bueno y viceversa.

Por último quiero añadir que para las personas que no nos dejamos manipular por el Sistema debemos de esperar a ver cuáles son los pasos que Trump dará en la presidencia a partir del viernes. Si su mandato resulta ser un desastre yo seré el primero en criticarlo, y si resulta beneficioso para EEUU y el resto del mundo lo aplaudiré, pero insisto; hay que esperar. Cuando Obama resultó elegido presidente en 2008 y tomó posesión del cargo en enero de 2009, yo tenía dieciséis años y tengo que añadir que me simpatizaba y deseaba que ganase, aunque había algo en mí que no me terminaba de convencer e intuía que podíamos estar ante un gran fraude. Todo el mundo estaba esperanzado en ese joven senador demócrata de 47 años. Yo no puedo decir que me sintiese esperanzado pero sí expectante ante lo que pudiese hacer el primer presidente afroamericano. Personalmente tengo que añadir también que jamás olvidaré las espeluznantes imágenes de unas mujeres en televisión rezándole a una foto de Obama cuan Dios en la tierra recién elegido presidente. Fueron unas imágenes que me impactaron en su momento y que hoy en día me siguen impactando. Era la prueba definitiva de la fuerza del Sistema: la gente arrodillada ante aquél político que el establishment bautizó como el Mesías del siglo XXI. Después de todo este tiempo y ya con veinticuatro años puedo confirmar que mis sospechas se confirmaron; Obama fue un gran fraude mundial pero un espléndido marketing del establishment. Hoy se puede decir finalmente que su legado deja más sombras que luces. Tras estos ocho años decepcionantes de Obama llega el momento de Trump. Ahora le toca a él quitarse la máscara y demostrarnos a todos si es un cambio auténtico, o si es simplemente otro fraude más. ¿La respuesta? A partir del 20 de enero.

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