Se confirmaron los rumores. Pedro Sánchez ha perdido esta tarde su segunda votación de investidura y, por consiguiente, sus opciones de ser presidente del gobierno. Ni las súplicas al PP y a Podemos para que votasen su candidatura para desbloquear la situación, ni su convencimiento de que sólo por él pasaba la oportunidad de un cambio en España, ni la teoría de las Z que expuse la semana pasada han dado suerte al líder del PSOE para formar gobierno. La posibilidad de unas elecciones generales para el próximo 26 de junio son ahora mismo un escenario casi seguro, al menos que se produzca antes del 02 de mayo una repetición de la jugada de última hora Mas-Puigdemont pero en Madrid.
Con lo sucedido hoy se abre un nuevo episodio hasta ahora desconocido en la historia de España y en el Régimen del 78. Ahora la "patata caliente" pasa de nuevo a manos del rey Felipe VI, el cuál debe decidir qué camino va a tomar desde ahora: Mantener su confianza en Pedro Sánchez, elegir otro candidato, o directamente no nombrar a nadie y que los políticos se las arreglen como puedan. Si se produjese una tercera ronda de consultas es bastante probable que el monarca no designe de nuevo a Pedro Sánchez, pero tampoco a Mariano Rajoy. La relación entre el jefe del estado y el presidente del gobierno se ha deteriorado mucho desde el percance del pasado mes de enero, donde el rey propuso a Rajoy su candidatura y éste la rechazó por falta de apoyos, echando con ello un pulso sin precedentes al rey y a la corona.
Pedro Sánchez ha perdido su única oportunidad para ser el séptimo presidente del gobierno de España. Susana Díaz está al acecho desde hace tiempo y sabe que esta es su gran oportunidad para desbancar a Sánchez de la secretaría general del PSOE y autoproclamarse ella candidata a las elecciones generales del próximo 26 de junio. Sinceramente creo, y hay que reconocerselo, que Sánchez ha jugado muy bien sus cartas desde el pasado 20 de diciembre hasta hoy. De convertirse en el candidato que ha llevado al PSOE al peor resultado de su historia, se ha convertido en candidato fallido a la presidencia del gobierno. No será presidente pero podrá contar que al menos intentó desbloquear la peor situación que vivió España durante mucho tiempo. Ahora sólo queda saber si Díaz aceptará cruzar Despeñaperros y entrar en Ferraz como "Salvadora" del PSOE, o por el contrario decide dejar que Sánchez se lleve su batacazo final en el mes de junio. Haga lo que haga la andaluza, Sánchez tiene los días contados en el PSOE, así como el propio PSOE tiene contado sus días al frente del liderazgo de la izquierda en España. A partir del 27 de junio la alternativa a la derecha española llevará el nombre de Podemos, y eso no lo para ni Susana Díaz ni el autentico Pablo Iglesias vuelto de la tumba. Personalmente no me cae mal Pedro Sánchez, creo que es un tipo que ha hecho lo que ha podido, ha intentado reconciliar sin éxito al PSOE con la sociedad española después de la vomitiva presidencia de Zapatero, y ha intentado con todas sus fuerzas llevar a su partido al gobierno en sólo dos años como líder. Llegó tarde, Pablo Iglesias se le adelantó y ocupó en su lugar el liderazgo de la izquierda española. Aún así ha sido un buen líder del PSOE, y creo que visto su comportamiento en las últimas semanas hubiese sido no un buen pero sí un pasable presidente del gobierno, en comparación con sus antecesores en el cargo. Le deseo suerte y espero que fuera de la política tenga el éxito que no ha podido tener dentro de ella.
Con respecto a Mariano Rajoy, sigo pensando que seguirá siendo presidente del gobierno por mucho que se hable de que va a tirar la toalla. Rajoy cumplirá este mes 61 años, es "perro viejo" en esto, y es un tipo que ha sobrevivido a miles de batallas políticas. Esta vez no va a ser una excepción. Con el resultado de las elecciones generales del próximo 26 de junio con un Pablo Iglesias como líder de la oposición y él como "único garante de la estabilidad institucional" forjará a PSOE y a Ciudadanos para que apoyen su investidura, o en su defecto la de Soraya Saénz de Santamaría, para que la democracia española no caiga en manos de esos "neocomunistas" que por el momento son los que le mantienen en la Moncloa. Con la unión de PP y Podemos para desbancar a Sánchez confirmo mis sospechas de que Rajoy e Iglesias tienen un pacto secreto en el cuál el objetivo de ambos es la desaparición del PSOE de la vida política española. Ambos tienen sus motivos; Rajoy tiene que eliminar a un partido socialdemócrata herido de muerte por la gestión de José Luis Rodríguez Zapatero y poner en su lugar a un partido de extrema izquierda para conseguir él su permanencia en la Moncloa por los siglos de los siglos con el pretexto de "O yo o el caos", mientras que para Iglesias es conveniente este objetivo porque así consigue acabar con su enemigo político número uno por la izquierda (El PSOE) y convertirse él en la alternativa de la izquierda en España. Al final van a tener razón aquellos que decían que Rajoy e Iglesias no eran tan distintos como nos hacían creer, y que Podemos era un invento del propio Sistema y de los medios de comunicación de la derecha para acabar con una fuerza moderada de centro izquierda y poner en su lugar a unos extremistas para así tener el PP asegurada su continuidad en el gobierno para una buena temporada. Volviendo a Rajoy, la jugada que ha venido siguiendo desde el pasado 20-D hasta la fecha de hoy le ha podido costar su relación institucional con el rey y quedar ante la opinión pública como un mezquino que es capaz de todo con tal de seguir en el poder, pero lo irónico de todo es que finalmente puede conseguir su objetivo y permanecer en la presidencia del gobierno otros cuatro años más.
De Pablo Iglesias y Albert Rivera no tengo nada que decir. Ambos demuestran que son la nueva política, quizás más sucia que la vieja, y que son capaces de todo con tal de llegar al poder. Iglesias mantiene a esa derecha que él tanto quiere derrocar con el objetivo de que su partido crezca en las elecciones de junio, mientras que Rivera firmaría mañana mismo un acuerdo con Rajoy si éste le garantiza que será vicepresidente en un gobierno suyo. La única diferencia es que mientras que el catalán juega el papel de intermediario para buscar un consenso, el madrileño juega el papel de "defensor de la clase obrera" para sacar más provecho de la situación actual. Con respecto a Iglesias tengo que añadir que me parece una actitud barriobajera el tono tan irónico que ha utilizado contra Sánchez, el mismo que ha utilizado Rajoy, el cuál ha llegado a decir de Sánchez que utilizar las instituciones para la supervivencia política es también corrupción, será porque él tiene bastante experiencia en ese terreno. Hasta en el tono irónico y despreciante no ya solamente a Sánchez sino a la ciudadanía se parecen Rajoy e Iglesias, y pensar que por un tiempo pensé yo que Podemos y Pablo Iglesias iban en serio y querían acabar con este Sistema que ahora ellos utilizan a su antojo...
Por último y volviendo al rey tengo que añadir que aunque soy republicano le ha caído la "Lotería" con este panorama. Personalmente, si yo fuese Felipe VI propondría a un candidato independiente a la presidencia del gobierno y que los partidos políticos se las apañasen para apoyarle o no, en caso de no salir elegido y hubiese que convocar unas nuevas elecciones en las que el resultado terminase siendo el mismo, volver a elegir a otra persona totalmente desvinculada de la política, o que esté retirado de ella desde hace tiempo con el fin de que los políticos entrasen en razón de una puñetera vez y acepten el mandato del monarca y de la sociedad española. Lógicamente esta acción no la llevará a cabo el jefe del estado, ya que al ser un monarca no elegido por el pueblo no sería bien vista esa actitud por parte de determinados sectores influyentes de la sociedad y podría correr peligro su continuidad en el trono, cosa que jamás sucedería si existiese en España un presidente de la República, pero eso ya es otro tema. En resumen; la cuenta atrás para el 26-J a comenzado con la caída de Sánchez, mientras que Rajoy continúa en el gobierno gracias al apoyo de Podemos y el rey vuelve a tener la sartén por el mango con el panorama cada vez apreciándose más incierto e inseguro ante el desarrollo de los acontecimientos, la cuestión de fondo es; ¿Hasta cuándo durará esto?.
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