Hace unos días escribí un artículo sobre el vigésimo aniversario de la llegada de Aznar a la Moncloa. Dentro de una semana se producirá el duodécimo aniversario de la salida del mismo del gobierno y la llegada de Zapatero al ejecutivo tras la masacre terrorista perpetrada en Madrid el jueves 11 de marzo de 2004. Una llegada que determinó un cambio brusco en la historia de España producido bajo unas circunstancias gravísimas y en el que sin el magnicidio de por medio no se habría producido jamás el cambio político de la mano de José Luis Rodríguez Zapatero, el cuál es el responsable directo de gran parte de los problemas que hoy en día padece la sociedad española en muchísimos aspectos.
En agosto de 2003 José María Aznar anuncia que Mariano Rajoy será su sucesor y el próximo candidato a la presidencia del gobierno por el PP, Zapatero lo será por el PSOE. Todas las encuestas indican que aunque el apoyo de los españoles al Partido Popular ha caído por la decisión de Aznar de apoyar la guerra de Irak, el partido conservador volverá a ganar las elecciones aunque con una mayoría más reducida que la obtenida en el año 2000. El día 07 de marzo las encuestas electorales confirman la victoria de Rajoy frente a Zapatero y la continuidad del PP en el gobierno. El escenario político se desarrolla con normalidad y la hoja de ruta de Aznar sigue su curso. La aparición del atentado a tres días de las elecciones generales cambia por completo la campaña electoral que es suspendida de inmediato. El gobierno se apresura y confirma que la autora del atentado es "sin lugar a dudas" la banda terrorista ETA, dicha confirmación va unida a una serie de presiones por parte del gobierno español a medios de comunicación e instituciones internacionales en que apoyasen su versión. Mientras que el PP y el PSOE se lanzan acusaciones mutuas sobre quién es la autora del atentado, si ETA (Hipótesis defendida por el gobierno y el PP), o Al Qaeda (Hipótesis defendida por el PSOE), la tensión social aumenta por momentos con la manifestación convocada por el gobierno para el día 12, donde la población insulta y arremete contra el ejecutivo, llegando incluso a intentar agredir a algunos miembros del PP, y haciéndolos a todos éstos corresponsables del atentado por su política de defensa donde España actúa como aliado junto con EEUU en la guerra de Irak, y encuentra su punto álgido el día 13, jornada de reflexión, donde una marea humana se acercó y rodeó la sede del PP en la calle Génova mediante convocatorías por SMS que a día de hoy no se saben aún su procedencia, para protestar contra el gobierno de Aznar y la "manipulación" con la que éstos estaban gestionando el atentado al no reconocer como artífices del mismo a Al Qaeda debido al apoyo de España a EEUU en la guerra de irak. Posteriormente sale en rueda de prensa Mariano Rajoy para anunciar el "acoso antidemocrático" al que está siendo sometido su partido en esos instantes y para pedir el cese de esa "manifestación ilegal", más tarde es el socialista Alfredo Pérez Rubalcaba el que rompe por completo las normas democráticas al arremeter contra el gobierno en plena jornada de reflexión y afirmar que "Los españoles se merecen un gobierno que no les mienta". Al día siguiente los ciudadanos acuden a votar en una jornada electoral sin precedentes marcada por el pánico, la tensión, la incertidumbre, y la indignación. Contra todo pronóstico los ciudadanos castigan de manera severa al PP, que pierde más de 30 escaños y se va a la oposición, y llevan al gobierno de España al PSOE de Zapatero, que gana las elecciones generales.
Esto es un resumen de lo acontecido esos trágicos e históricos días que cambiaron para siempre la historia de España y la de todos los españoles. A partir de entonces y con la llegada de Zapatero a la Moncloa se produce una serie de políticas con respecto al terrorismo etarra y el trato especial a Cataluña que serán el origen de las circunstancias que estamos viviendo actualmente tanto en el País Vasco como en la región catalana. Todo esto gracias al pésimo mandato del expresidente Zapatero el cuál era un tipo sin preparación alguna que debido al atentado del 11-M y la gestión de Aznar con el mismo ganó unas elecciones que tenía perdidas de antemano. Es bastante probable que tanto la gestión de Zapatero como la de Rajoy sean consideradas en un futuro las peores de la historia de España en mucho tiempo, ya que gracias al inicio de las políticas del socialista y a la continuación de muchas de ellas por parte de su sucesor, este país ha llegado a una situación constitucional gravísima de la cuál no tiene solución posible. Es posible que viendo la actuación que ha llevado el político gallego en estos años, España hubiese estado tan perdida tanto con Zapatero al frente del país en 2004 como con Rajoy. Lo único que pudo variar en el sentido político si el atentado no se hubiese producido sería que el pontevedrés hubiese sido presidente del gobierno siete años y medio antes, y el político castellanoleonés posiblemente no hubiese llegado jamás a la Moncloa. Aún así y aunque mis críticas se centran sobre todo en el vallisoletano y el actual presidente del gobierno en funciones, no está exento de ellas el expresidente Aznar, el cuál fue también gran responsable de las circunstancias que se vivieron en esos días debido al atentado y de las consecuencias que este hecho ha traido a la política y a la sociedad española hasta el día de hoy. Su reacción fría, mezquina y repugnante hacia las víctimas del atentado y hacia la sociedad española en su conjunto ante la matanza perpetrada en Madrid, su insistencia en ocultar la implicación de Al Qaeda en el magnicidio, su irresponsable comportamiento de la gestión del mismo llevando con ello al poder al irresponsable de Zapatero, y su decisión personal de nombrar como su sucesor a un tipo tan frío y corrupto como él llamado Mariano Rajoy le hacen corresponsable también de los problemas que acontecieron desde entonces hasta ahora a este país.
Como dato bastante curioso y aunque ya dediqué un artículo íntegro sobre ello en octubre del año pasado, vuelvo a hacer referencia a este tema aunque de una manera mucho más resumida: El caso Zapatero-Rajoy supone un caso parecido, salvando las distancias eso sí, con el caso Kennedy-Nixon. Como ya dije entonces, Nixon y Rajoy, con 48 años cada uno, perdieron unas elecciones que tenían practicamente ganadas y que perdieron contra todo pronóstico a última hora frente a unos adversarios políticos, Kennedy y Zapatero, que tenían la misma edad cuando se produjeron estos hechos; 43 años ambos. Kennedy fue asesinado mientras que Zapatero tras su deplorable presidencia dejó el poder a un Rajoy que al igual que Nixon consiguieron llegar a gobernar ocho años después de sus primeros fracasos electorales y con la misma edad cada uno; 56 años, y aunque creo que Rajoy seguirá de presidente, es bastante probable que también deje la presidencia con la misma edad que la dejó Nixon; 61 años, y ambos por cuestiones de corrupción en las que están involucrados personalmente. También desde el inicio de la presidencia de Kennedy hasta el final de la presidencia de Nixon con el caso del asesinato de JFK, las teorías de la conspiración de este crimen, la guerra de Vietnam y el caso Watergate como puntos culminantes, EEUU vivió uno de sus períodos más controvertidos tanto socialmente, como políticamente, como constitucionalmente, al igual que lleva pasando desde el 11 de marzo de 2004 en España hasta la crisis constitucional actual, pasando por la corrupción institucionalizada con el caso Bárcenas, Noos, los ERES, los procesos de independencia tanto en Cataluña como en el País Vasco, etc... la historia de manera sorprendente y enigmática vuelve a repetirse en el otro extremo del Atlántico más de 40 años después.
Volviendo al trágico y escalofriante crimen del 11-M, doce años después se sigue sin saber quiénes fueron realmente los asesinos de cerca de 200 personas. Las investigaciones policiales y judiciales nunca fueron lo suficientemente claras, las sentencias del juez contra los acusados, así como el propio juicio, dejaron muchísimo que desear, y las sospechas de que nunca se han dicho los verdaderos culpables de esta carnicería hacen suponer que los criminales que acabaron con la vida de más de medio centenar de españoles andan como dijo el impresentable José María Aznar "Ni por desiertos muy remotos ni por montañas muy lejanas". Con declaraciones como estas cabe preguntarse; ¿Qué saben los políticos que ignoramos el resto de la población y que se nos ha ocultado durante todos estos años?, ¿Por qué los sucesivos gobiernos de Zapatero y de Rajoy, e incluso el de Aznar, no han querido averiguar más sobre el 11-M y han pasado página a este grávisimo asunto faltándole con ello el respeto a las víctimas del terrorismo?, ¿Por qué el gobierno en funciones de Aznar ordenó la destrucción de los trenes bombardeados y por qué estaba empecinado en que tanto en España como en el exterior se hablase de ETA y no de Al Qaeda como perpetradores del atentado?, ¿Y cómo consiguió la cadena SER la información de que había terroristas suicidas dentro de los trenes que estallaron?. Con todos estos interrogantes se sigue haciendo uno la misma pregunta doce años después desde aquella desgracia; ¿QUIÉN HA SIDO?.
lunes, 7 de marzo de 2016
sábado, 5 de marzo de 2016
Cuenta atrás para el 26-J
Se confirmaron los rumores. Pedro Sánchez ha perdido esta tarde su segunda votación de investidura y, por consiguiente, sus opciones de ser presidente del gobierno. Ni las súplicas al PP y a Podemos para que votasen su candidatura para desbloquear la situación, ni su convencimiento de que sólo por él pasaba la oportunidad de un cambio en España, ni la teoría de las Z que expuse la semana pasada han dado suerte al líder del PSOE para formar gobierno. La posibilidad de unas elecciones generales para el próximo 26 de junio son ahora mismo un escenario casi seguro, al menos que se produzca antes del 02 de mayo una repetición de la jugada de última hora Mas-Puigdemont pero en Madrid.
Con lo sucedido hoy se abre un nuevo episodio hasta ahora desconocido en la historia de España y en el Régimen del 78. Ahora la "patata caliente" pasa de nuevo a manos del rey Felipe VI, el cuál debe decidir qué camino va a tomar desde ahora: Mantener su confianza en Pedro Sánchez, elegir otro candidato, o directamente no nombrar a nadie y que los políticos se las arreglen como puedan. Si se produjese una tercera ronda de consultas es bastante probable que el monarca no designe de nuevo a Pedro Sánchez, pero tampoco a Mariano Rajoy. La relación entre el jefe del estado y el presidente del gobierno se ha deteriorado mucho desde el percance del pasado mes de enero, donde el rey propuso a Rajoy su candidatura y éste la rechazó por falta de apoyos, echando con ello un pulso sin precedentes al rey y a la corona.
Pedro Sánchez ha perdido su única oportunidad para ser el séptimo presidente del gobierno de España. Susana Díaz está al acecho desde hace tiempo y sabe que esta es su gran oportunidad para desbancar a Sánchez de la secretaría general del PSOE y autoproclamarse ella candidata a las elecciones generales del próximo 26 de junio. Sinceramente creo, y hay que reconocerselo, que Sánchez ha jugado muy bien sus cartas desde el pasado 20 de diciembre hasta hoy. De convertirse en el candidato que ha llevado al PSOE al peor resultado de su historia, se ha convertido en candidato fallido a la presidencia del gobierno. No será presidente pero podrá contar que al menos intentó desbloquear la peor situación que vivió España durante mucho tiempo. Ahora sólo queda saber si Díaz aceptará cruzar Despeñaperros y entrar en Ferraz como "Salvadora" del PSOE, o por el contrario decide dejar que Sánchez se lleve su batacazo final en el mes de junio. Haga lo que haga la andaluza, Sánchez tiene los días contados en el PSOE, así como el propio PSOE tiene contado sus días al frente del liderazgo de la izquierda en España. A partir del 27 de junio la alternativa a la derecha española llevará el nombre de Podemos, y eso no lo para ni Susana Díaz ni el autentico Pablo Iglesias vuelto de la tumba. Personalmente no me cae mal Pedro Sánchez, creo que es un tipo que ha hecho lo que ha podido, ha intentado reconciliar sin éxito al PSOE con la sociedad española después de la vomitiva presidencia de Zapatero, y ha intentado con todas sus fuerzas llevar a su partido al gobierno en sólo dos años como líder. Llegó tarde, Pablo Iglesias se le adelantó y ocupó en su lugar el liderazgo de la izquierda española. Aún así ha sido un buen líder del PSOE, y creo que visto su comportamiento en las últimas semanas hubiese sido no un buen pero sí un pasable presidente del gobierno, en comparación con sus antecesores en el cargo. Le deseo suerte y espero que fuera de la política tenga el éxito que no ha podido tener dentro de ella.
Con respecto a Mariano Rajoy, sigo pensando que seguirá siendo presidente del gobierno por mucho que se hable de que va a tirar la toalla. Rajoy cumplirá este mes 61 años, es "perro viejo" en esto, y es un tipo que ha sobrevivido a miles de batallas políticas. Esta vez no va a ser una excepción. Con el resultado de las elecciones generales del próximo 26 de junio con un Pablo Iglesias como líder de la oposición y él como "único garante de la estabilidad institucional" forjará a PSOE y a Ciudadanos para que apoyen su investidura, o en su defecto la de Soraya Saénz de Santamaría, para que la democracia española no caiga en manos de esos "neocomunistas" que por el momento son los que le mantienen en la Moncloa. Con la unión de PP y Podemos para desbancar a Sánchez confirmo mis sospechas de que Rajoy e Iglesias tienen un pacto secreto en el cuál el objetivo de ambos es la desaparición del PSOE de la vida política española. Ambos tienen sus motivos; Rajoy tiene que eliminar a un partido socialdemócrata herido de muerte por la gestión de José Luis Rodríguez Zapatero y poner en su lugar a un partido de extrema izquierda para conseguir él su permanencia en la Moncloa por los siglos de los siglos con el pretexto de "O yo o el caos", mientras que para Iglesias es conveniente este objetivo porque así consigue acabar con su enemigo político número uno por la izquierda (El PSOE) y convertirse él en la alternativa de la izquierda en España. Al final van a tener razón aquellos que decían que Rajoy e Iglesias no eran tan distintos como nos hacían creer, y que Podemos era un invento del propio Sistema y de los medios de comunicación de la derecha para acabar con una fuerza moderada de centro izquierda y poner en su lugar a unos extremistas para así tener el PP asegurada su continuidad en el gobierno para una buena temporada. Volviendo a Rajoy, la jugada que ha venido siguiendo desde el pasado 20-D hasta la fecha de hoy le ha podido costar su relación institucional con el rey y quedar ante la opinión pública como un mezquino que es capaz de todo con tal de seguir en el poder, pero lo irónico de todo es que finalmente puede conseguir su objetivo y permanecer en la presidencia del gobierno otros cuatro años más.
De Pablo Iglesias y Albert Rivera no tengo nada que decir. Ambos demuestran que son la nueva política, quizás más sucia que la vieja, y que son capaces de todo con tal de llegar al poder. Iglesias mantiene a esa derecha que él tanto quiere derrocar con el objetivo de que su partido crezca en las elecciones de junio, mientras que Rivera firmaría mañana mismo un acuerdo con Rajoy si éste le garantiza que será vicepresidente en un gobierno suyo. La única diferencia es que mientras que el catalán juega el papel de intermediario para buscar un consenso, el madrileño juega el papel de "defensor de la clase obrera" para sacar más provecho de la situación actual. Con respecto a Iglesias tengo que añadir que me parece una actitud barriobajera el tono tan irónico que ha utilizado contra Sánchez, el mismo que ha utilizado Rajoy, el cuál ha llegado a decir de Sánchez que utilizar las instituciones para la supervivencia política es también corrupción, será porque él tiene bastante experiencia en ese terreno. Hasta en el tono irónico y despreciante no ya solamente a Sánchez sino a la ciudadanía se parecen Rajoy e Iglesias, y pensar que por un tiempo pensé yo que Podemos y Pablo Iglesias iban en serio y querían acabar con este Sistema que ahora ellos utilizan a su antojo...
Por último y volviendo al rey tengo que añadir que aunque soy republicano le ha caído la "Lotería" con este panorama. Personalmente, si yo fuese Felipe VI propondría a un candidato independiente a la presidencia del gobierno y que los partidos políticos se las apañasen para apoyarle o no, en caso de no salir elegido y hubiese que convocar unas nuevas elecciones en las que el resultado terminase siendo el mismo, volver a elegir a otra persona totalmente desvinculada de la política, o que esté retirado de ella desde hace tiempo con el fin de que los políticos entrasen en razón de una puñetera vez y acepten el mandato del monarca y de la sociedad española. Lógicamente esta acción no la llevará a cabo el jefe del estado, ya que al ser un monarca no elegido por el pueblo no sería bien vista esa actitud por parte de determinados sectores influyentes de la sociedad y podría correr peligro su continuidad en el trono, cosa que jamás sucedería si existiese en España un presidente de la República, pero eso ya es otro tema. En resumen; la cuenta atrás para el 26-J a comenzado con la caída de Sánchez, mientras que Rajoy continúa en el gobierno gracias al apoyo de Podemos y el rey vuelve a tener la sartén por el mango con el panorama cada vez apreciándose más incierto e inseguro ante el desarrollo de los acontecimientos, la cuestión de fondo es; ¿Hasta cuándo durará esto?.
Con lo sucedido hoy se abre un nuevo episodio hasta ahora desconocido en la historia de España y en el Régimen del 78. Ahora la "patata caliente" pasa de nuevo a manos del rey Felipe VI, el cuál debe decidir qué camino va a tomar desde ahora: Mantener su confianza en Pedro Sánchez, elegir otro candidato, o directamente no nombrar a nadie y que los políticos se las arreglen como puedan. Si se produjese una tercera ronda de consultas es bastante probable que el monarca no designe de nuevo a Pedro Sánchez, pero tampoco a Mariano Rajoy. La relación entre el jefe del estado y el presidente del gobierno se ha deteriorado mucho desde el percance del pasado mes de enero, donde el rey propuso a Rajoy su candidatura y éste la rechazó por falta de apoyos, echando con ello un pulso sin precedentes al rey y a la corona.
Pedro Sánchez ha perdido su única oportunidad para ser el séptimo presidente del gobierno de España. Susana Díaz está al acecho desde hace tiempo y sabe que esta es su gran oportunidad para desbancar a Sánchez de la secretaría general del PSOE y autoproclamarse ella candidata a las elecciones generales del próximo 26 de junio. Sinceramente creo, y hay que reconocerselo, que Sánchez ha jugado muy bien sus cartas desde el pasado 20 de diciembre hasta hoy. De convertirse en el candidato que ha llevado al PSOE al peor resultado de su historia, se ha convertido en candidato fallido a la presidencia del gobierno. No será presidente pero podrá contar que al menos intentó desbloquear la peor situación que vivió España durante mucho tiempo. Ahora sólo queda saber si Díaz aceptará cruzar Despeñaperros y entrar en Ferraz como "Salvadora" del PSOE, o por el contrario decide dejar que Sánchez se lleve su batacazo final en el mes de junio. Haga lo que haga la andaluza, Sánchez tiene los días contados en el PSOE, así como el propio PSOE tiene contado sus días al frente del liderazgo de la izquierda en España. A partir del 27 de junio la alternativa a la derecha española llevará el nombre de Podemos, y eso no lo para ni Susana Díaz ni el autentico Pablo Iglesias vuelto de la tumba. Personalmente no me cae mal Pedro Sánchez, creo que es un tipo que ha hecho lo que ha podido, ha intentado reconciliar sin éxito al PSOE con la sociedad española después de la vomitiva presidencia de Zapatero, y ha intentado con todas sus fuerzas llevar a su partido al gobierno en sólo dos años como líder. Llegó tarde, Pablo Iglesias se le adelantó y ocupó en su lugar el liderazgo de la izquierda española. Aún así ha sido un buen líder del PSOE, y creo que visto su comportamiento en las últimas semanas hubiese sido no un buen pero sí un pasable presidente del gobierno, en comparación con sus antecesores en el cargo. Le deseo suerte y espero que fuera de la política tenga el éxito que no ha podido tener dentro de ella.
Con respecto a Mariano Rajoy, sigo pensando que seguirá siendo presidente del gobierno por mucho que se hable de que va a tirar la toalla. Rajoy cumplirá este mes 61 años, es "perro viejo" en esto, y es un tipo que ha sobrevivido a miles de batallas políticas. Esta vez no va a ser una excepción. Con el resultado de las elecciones generales del próximo 26 de junio con un Pablo Iglesias como líder de la oposición y él como "único garante de la estabilidad institucional" forjará a PSOE y a Ciudadanos para que apoyen su investidura, o en su defecto la de Soraya Saénz de Santamaría, para que la democracia española no caiga en manos de esos "neocomunistas" que por el momento son los que le mantienen en la Moncloa. Con la unión de PP y Podemos para desbancar a Sánchez confirmo mis sospechas de que Rajoy e Iglesias tienen un pacto secreto en el cuál el objetivo de ambos es la desaparición del PSOE de la vida política española. Ambos tienen sus motivos; Rajoy tiene que eliminar a un partido socialdemócrata herido de muerte por la gestión de José Luis Rodríguez Zapatero y poner en su lugar a un partido de extrema izquierda para conseguir él su permanencia en la Moncloa por los siglos de los siglos con el pretexto de "O yo o el caos", mientras que para Iglesias es conveniente este objetivo porque así consigue acabar con su enemigo político número uno por la izquierda (El PSOE) y convertirse él en la alternativa de la izquierda en España. Al final van a tener razón aquellos que decían que Rajoy e Iglesias no eran tan distintos como nos hacían creer, y que Podemos era un invento del propio Sistema y de los medios de comunicación de la derecha para acabar con una fuerza moderada de centro izquierda y poner en su lugar a unos extremistas para así tener el PP asegurada su continuidad en el gobierno para una buena temporada. Volviendo a Rajoy, la jugada que ha venido siguiendo desde el pasado 20-D hasta la fecha de hoy le ha podido costar su relación institucional con el rey y quedar ante la opinión pública como un mezquino que es capaz de todo con tal de seguir en el poder, pero lo irónico de todo es que finalmente puede conseguir su objetivo y permanecer en la presidencia del gobierno otros cuatro años más.
De Pablo Iglesias y Albert Rivera no tengo nada que decir. Ambos demuestran que son la nueva política, quizás más sucia que la vieja, y que son capaces de todo con tal de llegar al poder. Iglesias mantiene a esa derecha que él tanto quiere derrocar con el objetivo de que su partido crezca en las elecciones de junio, mientras que Rivera firmaría mañana mismo un acuerdo con Rajoy si éste le garantiza que será vicepresidente en un gobierno suyo. La única diferencia es que mientras que el catalán juega el papel de intermediario para buscar un consenso, el madrileño juega el papel de "defensor de la clase obrera" para sacar más provecho de la situación actual. Con respecto a Iglesias tengo que añadir que me parece una actitud barriobajera el tono tan irónico que ha utilizado contra Sánchez, el mismo que ha utilizado Rajoy, el cuál ha llegado a decir de Sánchez que utilizar las instituciones para la supervivencia política es también corrupción, será porque él tiene bastante experiencia en ese terreno. Hasta en el tono irónico y despreciante no ya solamente a Sánchez sino a la ciudadanía se parecen Rajoy e Iglesias, y pensar que por un tiempo pensé yo que Podemos y Pablo Iglesias iban en serio y querían acabar con este Sistema que ahora ellos utilizan a su antojo...
Por último y volviendo al rey tengo que añadir que aunque soy republicano le ha caído la "Lotería" con este panorama. Personalmente, si yo fuese Felipe VI propondría a un candidato independiente a la presidencia del gobierno y que los partidos políticos se las apañasen para apoyarle o no, en caso de no salir elegido y hubiese que convocar unas nuevas elecciones en las que el resultado terminase siendo el mismo, volver a elegir a otra persona totalmente desvinculada de la política, o que esté retirado de ella desde hace tiempo con el fin de que los políticos entrasen en razón de una puñetera vez y acepten el mandato del monarca y de la sociedad española. Lógicamente esta acción no la llevará a cabo el jefe del estado, ya que al ser un monarca no elegido por el pueblo no sería bien vista esa actitud por parte de determinados sectores influyentes de la sociedad y podría correr peligro su continuidad en el trono, cosa que jamás sucedería si existiese en España un presidente de la República, pero eso ya es otro tema. En resumen; la cuenta atrás para el 26-J a comenzado con la caída de Sánchez, mientras que Rajoy continúa en el gobierno gracias al apoyo de Podemos y el rey vuelve a tener la sartén por el mango con el panorama cada vez apreciándose más incierto e inseguro ante el desarrollo de los acontecimientos, la cuestión de fondo es; ¿Hasta cuándo durará esto?.
viernes, 4 de marzo de 2016
20 años de la llegada de Aznar
Hoy se han cumplido 20 años de la primera victoria de José María Aznar en las elecciones generales del domingo 03 de marzo de 1996. Dos décadas después de lo que Alfonso Guerra denominó la "Amarga victoria", el Partido Popular se encuentra en pleno 2016 en la misma tesitura que en la que se encontraba en estas horas hace 20 años el PSOE de Felipe González; un partido asediado por la corrupción, la cual salpicaba directamente también al propio González, y un gobierno en funciones socialista que veía con resignación la llegada del cambio político después de 14 años de mandato del partido que fundara Pablo Iglesias.
Aznar salió esa noche al balcón de la sede del PP en Génova 13 decepcionado porque se había esfumado su sueño de derrotar al político sevillano con lo que él llamaba "La nueva mayoría". Cuando el líder del PP anuncia junto a su mujer y futura alcaldesa de Madrid, Ana Botella, y su equipo, entre los que se encontraba el futuro presidente del gobierno, Mariano Rajoy, que ha ganado las elecciones sabía perfectamente de que su llegada a la Moncloa era misión casi imposible, y que la opción más probable era la repetición de unos nuevos comicios, o el apoyo de CIU a Felipe González para que continuase otros cuatro años más en la jefatura del gobierno aunque éste había perdido las elecciones con una "dulce derrota". A partir de esa noche empezaron las negociaciones entre el PP y los nacionalistas catalanes, que eran los únicos en los que se podía apoyar Aznar para desalojar a González de la Moncloa. Tras intensas negociaciones donde el PP traiciona de manera descarada a sus votantes y deja a un lado sus principios, Aznar y Pujol pactan a finales de abril de 1996 la investidura del político madrileño como cuarto presidente del gobierno a primeros de mayo de ese mismo año, acabando así con 14 años ininterrumpidos de gobierno socialista.
En 2016 nada es igual a la ya muy lejana España de 1996. Aznar llegó a la Moncloa gracias a los votos de centristas, conservadores, liberales, democristianos, e incluso socialdemócratas desencantados con la gestión de González durante la casi década y media que gobernó España, y el Partido Popular era por entonces un partido de centro donde tenían cabida todas las personas que tuviesen una idea honorable del país. Desde personas de extrema derecha hasta personas de centro izquierda llegaron a militar en el partido que refundó en 1990 Manuel Fraga Iribarne.
Ese proyecto que diseñó Aznar fue un buen proyecto en el que muchos españoles creyeron de buena fe. Un proyecto que tenía como principios la búsqueda de una España unida bajo el manto de la libertad y el bienestar social. Lo que millones de españoles no sabían era que detrás de ese proyecto moderado, no ya de centro derecha, sino de centro puro, había una red mafiosa encabezada por el propio Aznar y secundada por los miembros de su equipo: Mariano Rajoy, Rodrigo Rato, Jaime Mayor Oreja, Esperanza Aguirre, Francisco Álvarez-Cascos. Federico Trillo, etc... una red mafiosa que 20 años después ha salido a la luz su corrupción y que amenaza con llevarse por delante la continuidad de Rajoy como presidente del gobierno y la supervivencia del PP como partido político.
Aunque la España de 2016 no tiene ni punto de comparación con la España de los añorados años noventa, la situación política sí es bastante parecida a la de 1996 aunque a la inversa de lo que ocurrió ese año. El PSOE de Pedro Sánchez da por descontado su segunda derrota en la investidura del líder socialista que tendrá lugar dentro de unas horas. Después de este fracaso, se abrirá una nueva situación que ni incluso en los momentos más delicados posteriores a las elecciones de marzo de 1996 se llegó a producir. El rey Felipe VI tendrá que elegir entre seguir otorgando su confianza en Sánchez para formar gobierno, o por el contrario nombra a Mariano Rajoy candidato a la presidencia aún sabiendo que éste rechace de nuevo el ofrecimiento por falta de apoyos. Incluso el monarca podría proponer a Pablo Iglesias, a Albert Rivera, o a algún independiente para formar gobierno, o puede darse el caso de que abra una nueva ronda de consultas y no proponga a nadie. Nada es descartable en estos momentos.
Volviendo a la España de 1996, Aznar llegó a alcanzar un acuerdo rastrero, pero acuerdo con Pujol, Arzalluz y los nacionalistas canarios que le permitieron gobernar hasta el año 2000, fecha en la que el líder del PP consiguió por fin su ansiada mayoría absoluta que gestionaría de una manera despreciable y que terminó el domingo 14 de marzo del año 2004 con su gobierno por la gestión que los populares llevaron a cabo tres días antes con los gravísimos atentados terroristas del jueves 11 de marzo en Madrid. Aznar salió por la puerta de atrás debido a la gestión de un atentado terrorista, Rajoy puede salir este año del mismo modo por su forma autoritaria de gobernar durante estos cuatro años y sobre todo por la corrupción en su propio partido que inició su antecesor y que él mismo ha contribuido y permitido. Si Rajoy llegase a abandonar este año la Moncloa se pondrá fin no sólo al proyecto que inició Aznar hace veinte años traicionando sus propios principios sino también a una generación de políticos en el PP que comenzó en 1990 y a una época en España que es mejor dejarla atrás cuanto antes pero que entre todos tenemos la obligación de no olvidarla nunca para que no vuelva a repetirse en el futuro.
Aznar salió esa noche al balcón de la sede del PP en Génova 13 decepcionado porque se había esfumado su sueño de derrotar al político sevillano con lo que él llamaba "La nueva mayoría". Cuando el líder del PP anuncia junto a su mujer y futura alcaldesa de Madrid, Ana Botella, y su equipo, entre los que se encontraba el futuro presidente del gobierno, Mariano Rajoy, que ha ganado las elecciones sabía perfectamente de que su llegada a la Moncloa era misión casi imposible, y que la opción más probable era la repetición de unos nuevos comicios, o el apoyo de CIU a Felipe González para que continuase otros cuatro años más en la jefatura del gobierno aunque éste había perdido las elecciones con una "dulce derrota". A partir de esa noche empezaron las negociaciones entre el PP y los nacionalistas catalanes, que eran los únicos en los que se podía apoyar Aznar para desalojar a González de la Moncloa. Tras intensas negociaciones donde el PP traiciona de manera descarada a sus votantes y deja a un lado sus principios, Aznar y Pujol pactan a finales de abril de 1996 la investidura del político madrileño como cuarto presidente del gobierno a primeros de mayo de ese mismo año, acabando así con 14 años ininterrumpidos de gobierno socialista.
En 2016 nada es igual a la ya muy lejana España de 1996. Aznar llegó a la Moncloa gracias a los votos de centristas, conservadores, liberales, democristianos, e incluso socialdemócratas desencantados con la gestión de González durante la casi década y media que gobernó España, y el Partido Popular era por entonces un partido de centro donde tenían cabida todas las personas que tuviesen una idea honorable del país. Desde personas de extrema derecha hasta personas de centro izquierda llegaron a militar en el partido que refundó en 1990 Manuel Fraga Iribarne.
Ese proyecto que diseñó Aznar fue un buen proyecto en el que muchos españoles creyeron de buena fe. Un proyecto que tenía como principios la búsqueda de una España unida bajo el manto de la libertad y el bienestar social. Lo que millones de españoles no sabían era que detrás de ese proyecto moderado, no ya de centro derecha, sino de centro puro, había una red mafiosa encabezada por el propio Aznar y secundada por los miembros de su equipo: Mariano Rajoy, Rodrigo Rato, Jaime Mayor Oreja, Esperanza Aguirre, Francisco Álvarez-Cascos. Federico Trillo, etc... una red mafiosa que 20 años después ha salido a la luz su corrupción y que amenaza con llevarse por delante la continuidad de Rajoy como presidente del gobierno y la supervivencia del PP como partido político.
Aunque la España de 2016 no tiene ni punto de comparación con la España de los añorados años noventa, la situación política sí es bastante parecida a la de 1996 aunque a la inversa de lo que ocurrió ese año. El PSOE de Pedro Sánchez da por descontado su segunda derrota en la investidura del líder socialista que tendrá lugar dentro de unas horas. Después de este fracaso, se abrirá una nueva situación que ni incluso en los momentos más delicados posteriores a las elecciones de marzo de 1996 se llegó a producir. El rey Felipe VI tendrá que elegir entre seguir otorgando su confianza en Sánchez para formar gobierno, o por el contrario nombra a Mariano Rajoy candidato a la presidencia aún sabiendo que éste rechace de nuevo el ofrecimiento por falta de apoyos. Incluso el monarca podría proponer a Pablo Iglesias, a Albert Rivera, o a algún independiente para formar gobierno, o puede darse el caso de que abra una nueva ronda de consultas y no proponga a nadie. Nada es descartable en estos momentos.
Volviendo a la España de 1996, Aznar llegó a alcanzar un acuerdo rastrero, pero acuerdo con Pujol, Arzalluz y los nacionalistas canarios que le permitieron gobernar hasta el año 2000, fecha en la que el líder del PP consiguió por fin su ansiada mayoría absoluta que gestionaría de una manera despreciable y que terminó el domingo 14 de marzo del año 2004 con su gobierno por la gestión que los populares llevaron a cabo tres días antes con los gravísimos atentados terroristas del jueves 11 de marzo en Madrid. Aznar salió por la puerta de atrás debido a la gestión de un atentado terrorista, Rajoy puede salir este año del mismo modo por su forma autoritaria de gobernar durante estos cuatro años y sobre todo por la corrupción en su propio partido que inició su antecesor y que él mismo ha contribuido y permitido. Si Rajoy llegase a abandonar este año la Moncloa se pondrá fin no sólo al proyecto que inició Aznar hace veinte años traicionando sus propios principios sino también a una generación de políticos en el PP que comenzó en 1990 y a una época en España que es mejor dejarla atrás cuanto antes pero que entre todos tenemos la obligación de no olvidarla nunca para que no vuelva a repetirse en el futuro.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)