lunes, 21 de diciembre de 2015

20-D; Crisis institucional y política

Ya lo dije hace una semana; "El PP va a ganar las elecciones generales", no he fallado en mi predicción, el partido conservador ha vuelto a ganar los comícios de esta noche, aunque la suma del PP (122 diputados) y C's (40 diputados) no es suficiente para investir a Rajoy de nuevo como presidente del gobierno. El PSOE se hunde con su peor resultado desde 1977 (90 diputados), a la vez que Pedro Sánchez confía en pactar con Podemos y nacionalistas para formar gobierno. Pablo Iglesias obtiene un gran resultado (69 diputados) pero insuficientes como para convertirse en la alternativa al bipartidismo. Albert Rivera fracasa en su intento de convertirse en el "Adolfo Suárez" de la II Transición, obteniendo un resultado que ha decepcionado al "establishment".

A estas horas de la noche se están barajando todo tipo de hipótesis; desde la continuidad de Rajoy como presidente mediante un pacto con el PSOE y C's, hasta la posibilidad de convocar elecciones anticipadas en la próxima primavera si el actual presidente en funciones no obtiene la confianza del congreso de los diputados para formar gobierno. La idea de la temida coalición entre PP y PSOE también ha estado presente en la mente de todos durante toda esta noche, la cuestión radica en que el partido que lidera Pedro Sánchez firmaría su sentencia definitiva apoyando un gobierno presidido por esa persona "indecente" (Pedro Sánchez dixit) que ha llevado a España a la situación que estamos viviendo en estos instantes. También sería una temeridad para el PSOE volver al gobierno gracias a un pacto con Podemos y ERC. Esa opción sería igual de letal tanto para los socialistas (Por acceder al gobierno en dichas condiciones) como para los de Pablo Iglesias (Otorgando el gobierno de España al 50% de la casta junto con aquellos que desde Barcelona ya han puesto en marcha el proceso de secesión). Aún así, Pedro Sánchez sabe que esta es su única oportunidad para acceder al gobierno, por consiguiente, si Rajoy fracasa de aquí a marzo en su intento de buscar la reelección, él buscará el pacto de izquierdas para que el PSOE vuelva a la Moncloa, aunque sea gracias a los "comunistas" y a los independentistas, lo cuál podría llevar consigo la gravísima aceptación por parte de Sánchez de organizar un referéndum para la independencia catalana. Si este pacto finalmente se consumase, volverían al poder quizás por última vez en la historia de España el partido que fundó en su día el auténtico Pablo Iglesias hace 137 años.


La probabilidad de unas elecciones anticipadas son muy altas, aunque yo personalmente no creo que dicha situación se vaya a producir. Si Rajoy no consigue el apoyo de Sánchez para ser investido, ya sea mediante abstención o mediante gobierno de coalición, se convocarán automáticamente elecciones generales para la primavera del 2016. En mi opinión, si se llega a dicha situación, el PP debería forzar la retirada definitiva de Rajoy como candidato a dichas elecciones, aunque ya deberían de haberlo hecho en estas que se han celebrado hoy. Con toda probabilidad será Soraya Saénz de Santamaría la que se convierta en sucesora del desgastado presidente gallego si las circunstancias se presentan de esta manera. No menos difícil lo tendrá Pedro Sánchez para volver a ser candidato en unas hipotéticas elecciones en 2016, el PSOE no ha obtenido el resultado apocalíptico que le auguraban todas las encuestas, pero ha obtenido un resultado vergonzoso de un partido que hace sólo cuatro años tenía 169 diputados en el congreso. Mi apuesta es que Susana Díaz será la que tome dentro de muy poco el liderazgo en el PSOE y se convierta en la candidata a la Moncloa por los socialistas. Si este escenario se cumple, el bipartidismo y el futuro inminente de España estará marcado por dos mujeres dentro de los principales partidos tradicionales.

Dentro de las opciones que hay, creo que lo más probable será que Susana Díaz, una vez que haya tomado el control del PSOE, aceptará formar un gobierno de coalición o llegar a acuerdos puntuales con Rajoy para permitirle tener una legislatura tranquila con el objetivo de convocar elecciones en 2017/2018. Independientemente de lo que ocurra, Rajoy sabe que estas son las últimas elecciones a las que se ha presentado, ya no tiene nada más que hacer después de hoy, o el congreso le nombra presidente, o habrá nuevas elecciones sin él de candidato. Si en todo caso, el PP se resigna a perder el gobierno, Rajoy puede acelerar el proceso sucesorio y nombrar a Soraya como candidata a la presidencia sin pasar de nuevo por unas elecciones generales, con el objetivo de que tanto el PSOE como C's apoyen o se abstengan en dicha investidura. 

También el papel del rey juega un papel, no sé si catalogarlo como relevante pero sí interesante, en este proceso. Felipe VI, el cuál no es santo de mi devoción, podría nombrar como candidato a la presidencia del gobierno a alguien independiente del ámbito parlamentario, incluso político, para que presida un gobierno entre PP, PSOE, C's, e incluso Podemos, para llevar a cabo las reformas políticas, sociales, y económicas, con el fin de convocar elecciones anticipadas a mitad de legislatura o finalizar esta a finales de 2019 con un mapa político quizás completamente distinto en el que se deje atrás a los partidos tradicionales. Sea cuál sea el escenario, Felipe VI tendrá que quitarse la máscara en estos meses y enseñar sus cartas ante una crisis institucional tan grave como la que ha empezado esta noche. Quizás la solución para nuestro monarca sea alguna parecida a la que tuvo su "augusto" padre hace 34 años, una operación Armada del siglo XXI, aunque sin golpes de estado delante de las cámaras, y de una forma mucho más discreta que la primera.

Por último y para finalizar, me hace "gracia" como todo el mundo se está echando las manos a la cabeza por la victoria del PP esta noche. El escenario de hoy ya lo predije yo hace una semana, es cuestión de pura lógica y matemática. Si existen diez millones de personas, y de esas diez, cinco votan a favor de un partido de forma unida, mientras que los que desean echar a ese partido, que son los otros cinco millones restantes, votan a tres fuerzas políticas distintas con el objetivo de expulsar a la formación en cuestión, los que votan unidos serán los que salgan victoriosos, mientras que los que han dividido su voto en tres partidos distintos son los que se llevan un chasco. Hasta el día de hoy, cuando el PSOE gobernaba mal, los españoles votaban en masa al PP, y cuando el PP gobernaba mal, los españoles votaban en masa al PSOE. Las elecciones de hoy, y el nacimiento del cuatripartidismo, hace imposible ya esa opción. El cuatripartidismo tiene sus ventajas, pero también tiene sus inconvenientes, lo ocurrido esta noche es uno de esos inconvenientes. A partir de ahora, en unas elecciones como las de hoy, será muy difícil echar al partido que esté en ese momento en el gobierno, debido a la fragmentación del voto para echarlo, al menos que los tres partidos alternativos se unan para poder echar al primero y tomar el relevo de una vez por todas. Por otra parte, estamos en España, y el resultado de esta noche no hace más que reflexionar sobre los otros factores que han condicionado la victoria del PP en estas elecciones. O bien la situación política, económica y social no es tan mala como estamos viviendo, y los españoles están contentos con la labor del PP en estos cuatro años, o bien los infinitos recortes sociales, casos de corrupción que afectan personalmente al presidente del gobierno, e incluso la permisividad de Rajoy ante la independencia de Cataluña, no son para los españoles motivos suficientes para haber mandado a Pontevedra al sexagenario registrador de la propiedad. Si es lo primero, me preocupa, porque los españoles no son conscientes de la gravedad en la que está inmersa la sociedad española en estos años, y si es lo segundo, me acojona, porque entonces se confirma oficialmente de que para los españoles todo lo que yo he expuesto anteriormente no son motivos suficientes para echar a un político a la calle, y en ese caso la ráiz del problema no estará ya en la clase política, qué también, sino en la misma sociedad española.

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