miércoles, 1 de noviembre de 2023

Leonor de Borbón, ¿Reinará?


La jornada de hoy en la que se ha vivido el juramento a la Constitución de la princesa de Asturias, Leonor de Borbón, coincidiendo con su mayoría de edad (Felicidades, por cierto) es una muestra más de cómo este país es tan fácil de manipular por parte de unos y de otros. Y es que lo celebrado hoy en Madrid supone algo más que una mera ceremonia donde la hija mayor de Felipe VI y Letizia Ortíz se convierte de forma oficial en heredera de su padre. Lo vivido hoy supone la confirmación de la continuidad de la Monarquía Borbónica en la persona de Leonor de Borbón cuando ésta asuma la Jefatura del Estado español dentro de unos años.

Buena prueba de ello ha sido el aplauso interminable de casi cinco minutos en el que los miembros del Congreso y del Senado han ovacionado a la princesa y a toda la familia real tras el juramento de la joven que hoy ha cumplido dieciocho años. Un aplauso que demuestra que aunque los gobiernos de turno destruyan España sin compasión ni disimulo alguno, ello no llevará implícita la destrucción de la Monarquía que a día de hoy encarna Felipe VI y que con toda probabilidad y visto los últimos acontecimientos encarnará el día de mañana su hija Leonor.

Hace treinta y siete años, cuando el entonces príncipe de Asturias, Felipe de Borbón, juró la Constitución ante su padre, el rey Juan Carlos I, este acto supuso la puesta de largo del heredero y el comienzo de su actividad pública. Lo de hoy va más allá, ya que no son pocos los que hoy han definido la jornada como el comienzo de "Un tiempo nuevo". Cualquiera que escuchase estos comentarios y viese la relevancia que se le ha dado a este evento creería que estábamos presenciando no ya el juramento de Leonor como princesa heredera, sino su juramento como nueva reina de España, o al menos el juramento de una joven que de forma inminente será la nueva Jefa del Estado español. 

Y es que los continuos comentarios de los cortesanos (Que no periodistas) halagando las virtudes de la princesa de Asturias (Que las tendrá, seguramente. No seré yo quien critique a una cría de dieciocho años) y recordando que va a ser sí o sí nuestra futura reina, la cual simboliza el periodo de una nueva era para la Corona española, demuestra hasta qué punto algunos anhelan de forma desesperada y por encima de todo la continuidad dinástica de los Borbones en España, a pesar del fracaso que ha supuesto el liderazgo de la Monarquía sobre el régimen del 78, el cual sigue desangrándose por momentos como consecuencia de las ambiciones desmedidas de Pedro Sánchez por continuar gobernando al precio que sea. 

Un Pedro Sánchez que es sólo una parte de los graves problemas que arrastra este país desde hace ya cuatro décadas y media y que refleja las enormes lagunas de un sistema que nació hace cuarenta y cinco años con el abuelo de la protagonista de hoy y que en estos momentos seguramente esté abandonando España de nuevo tras haber pasado sólo unas horas con su nieta al habérsele prohibido asistir a su toma de juramento. Una decisión que personalmente (Y quien me haya leído alguna vez sabe que no soy monárquico) no comparto, ya que por muchas que sean las razones por las que el rey Juan Carlos lleva tres años exiliado de España, eso no exime que se le niegue el tratamiento de un ex Jefe del Estado que ha sido rey de este país durante cuarenta años. 

Yo he sido el primero que he criticado y sigo criticando los actos y el comportamiento desvergonzado de Juan Carlos durante todos sus años de reinado, pero el hecho de tratar ahora a éste como el abuelito molesto al que es mejor dejar en casa y sacarlo a pasear solamente de noche demuestra hasta qué punto se le ha dado la vuelta a las cartas para presentar a Juan Carlos I como un demonio personificado a la par que se expone a Felipe VI como un ángel lleno de virtudes y ejemplaridad, el cual no ha cometido un sólo fallo jamás, ni sabía bajo ningún concepto de las actividades corruptas y delictivas realizadas por su augusto padre. Otra prueba más de cuán fácil de manipular es la sociedad española. 

Seguramente los cortesanos y miserables que viven del sistema de 1978 crean completamente que Felipe VI no ha cometido ningún error en estos nueve años que lleva al frente de la Jefatura del Estado, y que si se produce la amnistía que hace sólo un par de horas han acordado el PSOE con ERC no habrá ninguna justificación para culpar al monarca cuando éste sancione la ley que reconocerá a su vez a España como un Estado fallido y represor. Si el rey es un mero florero que no tiene capacidad jurídica dentro de la legalidad para vetar una ley que va en contra de lo que representa una democracia occidental y europea no pasa nada, ya que todos menos el rey tendrán la culpa de lo que haya ocurrido, incluida la ciudadanía. 

Ya lo dejó caer la ex portavoz del PP, Cayetana Álvarez de Toledo, hace unas semanas cuando dijo que al rey no se le debe de exigir que haga algo cuya obligación es de los españoles. Una mentalidad que no es propia siquiera de la Edad Media. Es decir, si el gobierno del PSOE y sus socios están legislando en contra de la legalidad y están poniendo en grave riesgo la reputación de España, deben ser los ciudadanos los que se echen a la calle para partirse la cara; eso sí, al rey hay que dejarlo descansar tranquilo y no molestarlo para salvar el país, ya que de eso se debe de encargar el populacho plebeyo. 

Y no hablemos ya de las Fuerzas Armadas, cuyo único cometido es el de ser enviados bajo el mandato de Naciones Unidas a tierras perdidas de la mano de Dios donde hay "Guerras pacíficas". Lo dicho, ni en la Edad Media se tenía esa mentalidad tan retrógrada y elitista que algunos defienden abiertamente y con orgullo con el simple propósito de caerle en gracia al rey y evitar que éste se moje en un asunto que es de extrema gravedad. Al menos en la Edad Media los monarcas eran los primeros en ir al campo de batalla al frente de sus ejércitos para defender sus reinos; aquí ni eso. 

Aún así, y a pesar de la inutilidad obvia que ha demostrado tener a un Jefe del Estado que está atado de pies y manos ante lo que decida el gobierno de turno (Aunque esas decisiones vayan en contra de los intereses generales de España), la Monarquía española no parece que vaya a desaparecer ni a corto, ni a medio ni a largo plazo. Algunos llevan ya tiempo trabajando incesantemente en hacer creer en la utilidad de una institución inútil, y con lavados de cara hacia esa institución por parte de los medios y la promoción insistente que se está haciendo con respecto a una chiquilla que, es de justicia decirlo, es inocente de los errores y las gestiones que sus mayores han realizado, tenemos ya el plato servido para que el populacho trague durante al menos otros cuarenta años más con la Monarquía Borbónica. 

Y es que ya lo decía muy sabiamente mi profesor de Historia cuando yo estaba estudiando en la Universidad y debatíamos sobre por qué los franceses tardaron tanto tiempo en acabar con la Monarquía tras el estallido de la Revolución Francesa: "Los pueblos son muy tolerantes y permisivos con sus reyes" decía; y qué verdad es. Para que el populacho asalte Versalles o el Palacio de Invierno debe existir una situación límite que haga que el pueblo no perdone más a sus reyes y decidan que la única solución es destronarlos, y eso en un país como España en donde la manipulación y el sectarismo forman parte de la vida cotidiana del país, hace imposible que avancemos hacia una sociedad que tenga la autocrítica suficiente para saber a dónde estamos llegando, quiénes son sus responsables y cuáles son las soluciones que hay que llevar a cabo. 

En definitiva, y como respuesta a la pregunta de esta entrada, yo mismo me autorespondo a la misma: Sí. Leonor de Borbón llegará a reinar en España dentro de unos veinte años, más o menos. Quizás antes, durante y después de que llegue ese momento se vuelva a repetir la operación que desde hace diez años venimos sufriendo con respecto a la imagen tan diferente que se algunos quieren transmitir de Felipe VI con respecto a Juan Carlos I. Machacar, cuando llegue el momento, la imagen del monarca saliente (Felipe VI) en favor de la imagen de la monarca entrante (Leonor). Es por eso que hoy, al ver en directo la sesión del juramento de la princesa de Asturias y contemplar cómo el padre besaba orgullosamente a su hija dije "Padres e hijos hoy, rivales mañana", ya que, por desgracia, ese es el desenlace en la mayoría de las relaciones entre un monarca y su heredero: la lucha de un heredero por arrebatarle el trono a su padre el día de mañana. 

Está claro que con los aplausos tan interminables como vergonzosos que hoy se han realizado hacia la familia real se corrobora una vez más que la columna vertebral del régimen del 78 es la Monarquía que encarna actualmente Felipe VI. La Corona es la representación suprema y visible de este sistema corrupto que nos ha llevado al desastre como Estado-Nación, y si por salvar la Monarquía y por ende al sistema hay que pegarle un tiro en el pie al rey como si de Froilán se tratase, se hará (Por cierto, aprovecho para felicitar a Froilán de Todos los Santos, ya que en los momentos que escribo estas líneas estamos ya en noche de Halloween y por ende en festividad de Todos los Santos; aunque este sí que no tiene de santo ni de inocente nada, por mucho que sus nombres ocupen todas las onomásticas del año). Todo vale a la hora de salvaguardar el sistema y a todos los que viven de él. Ya se hizo hace nueve años y nada ni nadie impedirá que se vuelva a hacer si las circunstancias así lo exigen. 

Por ello quienes crean que Felipe VI es una especie de Alfonso XIII del Siglo XII, el cual pondrá el fin definitivo a la dinastía de los Borbones en España está muy equivocado. Esa misma percepción tenía yo hasta hoy al ver el acto de juramento. Cuando terminé de verlo llegue a la conclusión de que hay Borbones para rato. Ni Felipe VI es Alfonso XIII ni la situación actual nos va a llevar a una nueva República en España, por mucho que Sánchez y toda la izquierda independentista y terrorista destrocen el país. Y es que si de algo se puede sacar claro con la jornada histórica que se ha vivido hoy es que desgraciadamente España puede ser destruida, pero la Monarquía y el régimen del 78 no.

Y es que ni al PSOE, actualmente en el gobierno, ni al PP el día de mañana les conviene que en España haya un cambio de régimen, ya que, entre otras muchas cuestiones, es más fácil para ellos tener a un Jefe del Estado monigote que al estar falto de legitimidad democrática no tiene ninguna función constitucional para vetar las leyes que le remite el Parlamento, que sufrir a un presidente de la República de un partido político distinto al del partido que ostenta el poder ejecutivo, el cual sí puede ejercer esa función como consecuencia de su legitimidad democrática al ser elegido por el pueblo o por el Parlamento y darle más de un quebradero de cabeza al Jefe del Gobierno de turno cada dos por tres.
 
En resumen, Adolfo Suárez sabía muy bien lo que hacía cuando en 1976 camufló la monarquía dentro de la Ley para la Reforma Política con el objetivo de querer legitimar por la puerta de atrás a una Monarquía que según reconoció él en una entrevista en 1995, todas las encuestas daban por perdida en favor de una República si se celebraba un referéndum en aquel momento. Unas encuestas (Las poquísimas que salen sobre este asunto) que actualmente vuelven a situar a la República por encima de la Monarquía en caso de celebrarse un referéndum sobre la forma de Estado en estos instantes. Pero como ya he dicho antes, y con el objetivo último de salvaguardar los intereses de la Monarquía y del sistema de 1978, ya hay y habrá muchos Adolfos Suárez en el presente y en el futuro que se encargarán de que las aguas vuelvan a su cauce; o como dicen algunos, se encargarán de "Cambiarlo todo para que todo siga igual". En definitiva, un escenario de terror, propio e idóneo de esta noche de Halloween en la que escribo esta entrada.

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