sábado, 23 de diciembre de 2023

Cuernos de Estado


Hace unas semanas salió a la luz en Twitter (Me gusta seguir llamándolo así aunque Elon Musk ahora lo llame "X") unos tweet de Jaime del Burgo, ex cuñado de Letizia Ortíz, el cual estaba casado con su hermana Telma. Pues bien, en dichos tweet Jaime del Burgo aseguraba haber mantenido relaciones sentimentales con la actual reina consorte de España, la primera vez entre 2002 y 2004 y la segunda entre 2010 y 2014. 

Del Burgo aseguraba también que Letizia y él viajaron a menudo al extranjero durante ese segundo periodo y que incluso hablaron de la posibilidad de que ella se divorciase del entonces príncipe Felipe, la posibilidad de mudarse a Estados Unidos (Concretamente a Florida) y la posibilidad de tener ambos un hijo por vientre subrogado. Todo esto acompañado de una foto que supuestamente la envió Letizia dedicándosela a él y que salió publicada en otro de sus tweets junto a sus declaraciones. 

Que Letizia Ortiz y Jaime del Burgo hayan mantenido una relación sentimental es algo que a mí me da exáctamente igual, ya que cada uno puede hacer con su vida lo que le de la gana. La cuestión radica en que la segunda vez que retomaron esa relación fue durante el periodo 2010-2014, es decir durante los años en los que Letizia ya estaba casada con el actual rey de España y en los que ya había sido madre de sus dos hijas. De hecho el propio del Burgo habla que también conversaron sobre el futuro de las hijas de los por entonces príncipes de Asturias durante el tiempo en que ambos estaban juntos, y que de hecho buscaron asesoramiento jurídico sobre este tema.

La cuestión puede ser puro marujeo si no fuese por el hecho de que del Burgo ha retirado sus tweet no sin antes escribir otro en el que recriminaba al rey el hecho de haber propuesto a Pedro Sánchez como presidente del gobierno, sabiendo ya el rey con los apoyos que iba a ser investido Sánchez. Del Burgo recriminaba a su vez al rey el hecho de no haber defendido a España en estos momentos de tensión en el que nos encontramos e insinuaba finalmente que detrás de la innación del rey se encuentra la propia Letizia, la cual sería a su vez cómplice de la línea política que Sánchez está realizando a través de las directrices de Puigdemont, Junqueras, Otegui, etc. 

Dicho esto quiero comentar un par de cosas porque creo que aquí se está hablando más de la cuenta. Que esta señora y este señor hayan mantenido una, dos, tres o veinte relaciones sentimentales consecutivas es algo que, como he dicho antes, me trae sin cuidado. Eso sí, reconozco que me lo creo. De hecho cuando del Burgo publicó esos tweet y los leí debo confesar que no me pareció tan surrealista la historia como el hecho de que el propio del Burgo lo publicase de esa forma por una red social. Ya se hablaba desde hacía tiempo de supuestas infidelidades de Letizia Ortiz a Felipe VI, y a la inversa. E incluso se hablaba desde hacía tiempo de que la relación de Letizia con su por entonces cuñado era una relación que iba más allá de lo puramente familiar. De hecho hace tiempo escuché algo sobre ello, aunque no recordaba bien la cronología de los hechos. 

Ahora viene lo gordo. Me es indiferente que este señor quiera decir ahora, por los motivos que sean, que ha mantenido una relación con Letizia Ortíz. Lo que me llama la atención es el hecho de que detrás de todo esto hay un móvil político. Del Burgo achaca la inacción del rey como consecuencia de que detrás de todo esto se encuentra Letizia, que a su vez está compinchada con Pedro Sánchez para llevar a cabo la desestabilización del país. Vamos a ver ¿En qué mundo vive este señor? Cualquiera que escuchase esta historia y cambiase los nombres juraría, yo el primero, que estamos en la España de 1800, en la Corte de Carlos IV, donde el entonces rey era una marioneta en manos de la reina consorte, María Luisa de Parma y del por entonces primer ministro, Manuel de Godoy, quienes eran los que verdaderamente gobernaban España.

En el reinado de Carlos IV, España no era una Monarquía Constitucional (No digamos ya Parlamentaria) y ni siquiera existía la Constitución de 1812. Hasta entonces el rey era quien ostentaba todo el poder y España vivía en una Monarquía Absolutista. Nada que ver con la España del año 2023, en la que nuestro país y sobre todo el sistema que tenemos será todo lo que queramos decir, pero desde luego no es una Monarquía en la que el Jefe del Estado tiene el poder decisorio sobre las cuestiones que afectan a la nación. 

Por ello las afirmaciones de del Burgo alegando a que Letizia es quien verdaderamente decide las cuestiones de Estado junto a Pedro Sánchez están fuera de toda lógica, ya que aquí quien manda es el presidente del gobierno, nadie más. Ni siquiera el Parlamento, ya que España es un sistema partitocrático en el que, como ya he dicho en otras ocasiones, el jefe del gobierno es quien verdaderamente controla los tres poderes del Estado. 

El rey es una figura simbólica cuya única función es la de ejercer de notario y firmar todo aquello que el gobierno le ponga por delante, incluso su propia abdicación si fuese preciso. La Constitución española de 1978 dejó sin poder alguno al monarca cuando ésta se estaba elaborando, por lo que si ya el rey titular, es decir, el jefe del Estado no tiene ningún poder ¿Qué poder puede tener la reina consorte? Es como si aquí viene el príncipe Harry y dice que quienes verdaderamente gobiernan Reino Unido son Camila Parker Bowles y el primer ministro, Rishi Sunak. Suena a algo propio de la Edad Media y Moderna, aparte de sonar surrealista. 

Que Felipe VI pudo en octubre no designar candidato a Pedro Sánchez y de esa forma haber disimulado hasta que a finales de noviembre hubiese expirado el plazo para la formación del nuevo gobierno y convocar así elecciones generales, pues es algo que podría haber hecho, sí. En la Constitución no se menciona un escenario en el que el rey esté obligado a designar sí o sí un candidato a la presidencia del gobierno. Pero de ahí a decir que el monarca lo hizo porque estaba siendo presionado por Letizia, pues como que suena a algo más propio de Juego de Tronos que de The Crown. 

Hay quienes dicen que detrás de todo esto se encuentra parte de la derecha española para presionar a Felipe VI con el objetivo de que no firme la ley de amnistía cuando ésta se presente en el despacho del monarca. Hay quienes dicen incluso que detrás de todo esto está el propio rey Juan Carlos, que desde Abu Dabi está presionando a su hijo para que éste actúe. En definitiva, sea quienes sean los que están detrás de todo esto demuestran que son unos gilipollas de mucho cuidado. 

Aunque soy republicano, siempre he dicho que el rey no puede ni va a negarse a firmar nada. Eso acarrearía una crisis constitucional de tres pares de cojones cuyas consecuencias no sabemos hasta dónde podrían llegar. Felipe VI está pues atado de pies y manos y no va a jugarse el trono para salvar a un país que practicamente le trae sin cuidado. Él, como todo rey, quiere que sus hijos, nietos, etc le sucedan en la jefatura del Estado sin que las consecuencias de lo que ocurra en el país y de las acciones que tome el gobierno de turno afecten de modo alguno a la institución que él representa.

Por otro lado, y volviendo a Letizia, debo añadir, si Letizia es cómplice de Pedro Sánchez y éste teóricamente quiere acabar con la Monarquía ¿Acaso está Letizia queriendo arruinar el futuro de su propia hija? No tiene sentido ninguno. Que Letizia es más de izquierdas que La Pasionaria no es un secreto. Eso ya lo sabemos todos. Pero de ahí a estar involucrada en una conspiración con el presidente del gobierno para acabar con la Monarquía e instaurar la III República española es algo propio de una película de Berlanga. 

Quien se crea eso no tiene ni dos dedos de luces, ya que por esa regla de tres la primera que saldría mal parada sería ella misma que perdería su condición de reina consorte. Podemos estar de acuerdo en que Letizia es un caballo de Troya en la Zarzuela, pero de ahí a querer hacerse ella misma el harakiri y acabar con su propio chiringuito y el de sus hijas, pues como que no suena muy real, valga la redundancia. 

También debo decir, volviendo a la complicidad entre Pedro Sánchez y Letizia Ortiz, de que algunos hablan incluso de que entre ambos hay algo más que una complicidad política. Vuelvo a lo de antes. No estamos en la Corte de Carlos IV. No me imagino yo una relación más allá de lo profesional entre Sánchez y Letizia, ya que esto afectaría a las relaciones entre Zarzuela y Moncloa, y no creo que ni Sánchez ni Letizia sean tan tontos como para meterse en esos fregados. 

Bastante tiene ya Felipe VI en quedar ante la opinión pública como un cornudo al cual el amante de su mujer (Y a su vez ex concuñado) le reprocha públicamente su inacción constitucional, como para encima tener ahora su consorte de amante a quien actualmente reside en la Moncloa. Si así fuese ¿Quién sería el Fernando VII de esta historia reeditada para llevar a cabo una nueva conjura de El Escorial? ¿Leonor, Sofía, Froilán desde Abu Dabi? Creo que aquí el personal está demasiado nervioso por todo lo que está ocurriendo (Y que está por venir) y está empezando a desvariar a la hora de soltar todo tipo de rumores. 

Unos rumores que teóricamente no se corresponden con lo que otros están afirmando por ahí, que afirman que detrás de todas estas publicaciones está la Moncloa y Pedro Sánchez, con el objetivo de desprestigiar aun más a la Monarquía y presionar de alguna forma al rey para que éste firme la ley de amnistía cuando el gobierno la haya aprobado nuevamente en el Congreso tras ser seguramente rechazada de forma previa por el Senado. Ya dije aquí y lo vuelvo a decir que la columna vertebral del sistema de 1978 es la Corona. 

Si la Corona se va al traste, el sistema cae con ella. Y ni al PSOE, ni al PP, ni a Pedro Sánchez ni a Alberto Núñez Feijóo les conviene hacer caer la Monarquía, ya que ésta es la que no sólo garantiza la supervivencia del régimen del 78 sino que garantiza a su vez la posibilidad de que el jefe del Estado, en este caso el rey, pueda sancionar todo aquello que el gobierno de turno le ponga encima de la mesa, ya que saben que constitucionalmente no tiene prerrogativa alguna para negarse a firmar. 

Y eso lo sabe Pedro Sánchez, Letizia Ortiz, Jaime del Burgo, Felipe VI e incluso Juan Carlos I, por mucho que ahora eche en cara a su hijo no actuar, cuando él tampoco lo hizo durante su reinado porque sabía perfectamente cuál era su nulo papel a la hora de intervenir en política. Otra cosa son su capacidad de influenciar en los negocios y acuerdos comerciales, pero eso ya es otra historia que ya todos conocemos de sobra. 

También debo añadir que me parece, cuanto menos curiosa la forma en la que los medios de comunicación están tratando esta delicada situación aquí en España. No hay periódico, ni televisión, ni radio ni siquiera una revista que hable de este asunto, lo cual deja mucho que pensar a la hora de hablar sobre las cuestiones que afectan a la Monarquía española. Por el contrario, en todos los países de Europa e incluso en la India se está hablando de este escándalo que aquí permanece enmudecido. Lo cual resulta llamativo, ya que hace solo un mes se hablaba a todas horas en la prensa española del romance extramatrimonial del príncipe Federico de Dinamarca con Genoveva Casanova. 

Ahora que los escándalos se trasladan a la Casa Real española y que algunos hablan que tiene un origen político como consecuencia de todo lo que estamos viviendo a nivel nacional, todo el personal calla alegando algunos "Que es una cuestión privada". Con esto queda demostrado que aquello que algunos gritaban hace una década sobre el hecho de que se había puesto fin a la autocensura que la prensa se imponía a sí misma sobre la Casa Real era pura mentira. 

La prensa española creyó hace una década de que lo mejor para la Monarquía y por ende para el sistema de 1978 era el de finiquitar al rey Juan Carlos. De ahí que la prensa desde entonces haya abierto las puertas para lincharlo sin piedad. Pero una cosa es el rey emérito y otra cosa son los reyes actuales. Ahí ya la cosa cambia, ya que no se puede volver a desprestigiar a la Monarquía por parte de la prensa con todo lo que ella se desprestigia ya sola. Ya habrá momento dentro de veinte o treinte años para finiquitar a Felipe VI en favor de Leonor, como ya se hizo hace diez años con Juan Carlos en favor de su hijo. Ahora toca disimular y mirar hacia otro lado, que no está el horno para bollos.

Y ya por último decir que algunos hablan sobre la posibilidad de que detrás de todo esto hay un plan orquestado por algunos para acabar con Letizia y de esa forma conseguir que Felipe se divorcie de ella y mejorar la imagen de la institución. Que haya una campaña en contra de ella no lo discuto, pero que Felipe se vaya a divorciar no lo creo en absoluto. Daría de nuevo otro escándalo a la Casa Real y como ya he dicho, no está el horno para bollos y lo que menos le conviene a la Monarquía es abrir otra tormenta con un divorcio de por medio. Un divorcio que ya veríamos dónde acabaría, ya que no creo que Letizia se quedase de brazos cruzados si finalmente debe abandonar la Zarzuela forzosamente y como consecuencia de una conspiración contra ella. 

De momento Jaime del Burgo ha hablado en un polémico libro que ha publicado Jaime Peñafiel hace un mes y que ha sido el origen de todo esto. Un libro que por cierto está siendo éxito de ventas por mucho que desde los medios se esté intentando silenciar todo lo relacionado con este asunto. Luego ha venido sus publicaciones en Twitter como forma de concretar y añadir ciertas cosas más a lo ya expuesto en el libro de Peñafiel, y por último está la amenaza del propio del Burgo con hablar más e incluso con sacar él también su propio libro. Una amenaza que veremos a ver si finalmente llega a cumplirla del Burgo. 

Por cierto, cabe decir que del Burgo es hijo del que fuera presidente de la Diputación Foral de Navarra, Jaime Ignacio del Burgo, miembro del PP y descendiende de una familia de larga tradición carlista. Por ello sería curioso que un descendiente de carlistas acabe desestabilizando más aún la débil Monarquía española. Mientras tanto todo el personal monárquico espera como agua de mayo las palabras de Felipe VI para su mensaje de Nochebuena, creyendo ingénuamente éstos que el monarca detendrá este día 24 a las nueve de la noche el plan orquestado por Sánchez, Puigdemont, Junqueras, Otegui (Y según del Burgo, Letizia también) y de paso darle palabras de esperanza para este 2024 que se avecina turbio. Siendo así, que esperen ya sentados. 

miércoles, 20 de diciembre de 2023

Cincuenta años del asesinato de Carrero Blanco


Hoy, 20 de diciembre de 2023, se cumple medio siglo de uno de los acontecimientos que sin duda marcó la historia reciente de España. Me refiero, obviamente, al atentado terrorista que acabó con la vida del penúltimo presidente del gobierno del franquismo, el almirante Luis Carrero Blanco, el 20 de diciembre de 1973. Un asesinato que marcó un antes y un después en el régimen de Francisco Franco y que muchos consideran que fue el inicio de la Transición española. 

No hay duda de que el asesinato de Carrero (El último producido hasta la fecha contra un presidente del gobierno en ejercicio), cuyo autoría reivindicó ETA ese mismo día, fue un duro golpe para el franquismo. Pero hay quienes medio siglo después creen, y con razón, que ETA no fue la única autora de este magnicidio, y que éste no pudo llevarse a cabo jamás sin la colaboración de miembros del propio régimen. ¿La razón? Nadie la sabe. Pero es un hecho de que el propio Carrero tenía aliados y enemigos tanto dentro del régimen como fuera. Muchos veían en el almirante Carrero Blanco al delfín de Franco y en su heredero natural tras la muerte del caudillo. Esa teoría se corroboró en junio de 1973 cuando Franco renuncia a la jefatura del gobierno y nombra a Carrero presidente del gobierno (Hasta entonces había sido vicepresidente). 

Esto parece que provocó algún nerviosismo por parte de algunos, que veían que el nombramiento de Carrero y su confirmación después de una futura muerte de Franco obstaculizaría la operación para llevar a España de la dictadura a la democracia, la cual se daba por aceptada y respaldada por el sector aperturista del régimen. Pero con la permanencia de Carrero al frente del gobierno, el futuro rey Juan Carlos es posible que no habría podido poner en marcha la reforma para desmontar el aparato franquista y montar el suyo propio. 

Es poco antes del nombramiento de Carrero cuando aparece el enigmático personaje de "La gabardina blanca", el cual le facilitó a ETA (Que por aquel entonces tenía planeado secuestrar al todavía vicepresidente del gobierno) las instrucciones y los pasos a dar para matar a Carrero y toda la información necesaria sobre los lugares y la rutina que seguía la mano derecha de Franco para facilitarles a los terroristas lo que se ha conocido como "Operación Ogro". ¿Quién sino alguien perteneciente al propio régimen tendría en su poder la información necesaria para suministrarla a los terroristas y así ejecutar la operación para matar a Carrero?

Por parte de ETA, se sabe que los terroristas tenían planeado originalmente secuestrar a Luis Carrero Blanco cuando éste era todavía vicepresidente del gobierno de Francisco Franco y llevarlo a un piso en Alcorcón. El plan era secuestrar al almirante para exigir a Franco, a cambio de su liberación, la liberación de los presos etarras en aquel momento. Un plan que seguramente habría acabado igualmente con el asesinato de Carrero, ya que es muy improbable de que Franco hubiese accedido a negociar con el terrorismo etarra, aunque esto supusiera que la banda terrorista acabase finalmente con la vida de su vicepresidente, al que tanto apreciaba y confiaba. 

Es entonces cuando aparece el anteriormente mencionado personaje de "La gabardina blanca" que facilita a los etarras la información precisa para matar a Carrero, a lo cual se suma el nombramiento en junio de 1973 de Carrero como presidente del gobierno y con ello el aumento de sus medidas de seguridad. Es entonces cuando los etarras apuestan directamente por el asesinato y no por el secuestro. Los terroristas alquilan el bajo de un edificio de la calle Claudio Coello (Por donde Carrero pasaba con su coche todas las mañanas) para excavar un túnel desde el propio piso hasta el centro de la calle y de esta forma colocar el explosivo para asesinar al nuevo jefe del gobierno. 

La cuestión radica en que casualmente a doscientos metros de ese bloque se encontraba (Y sigue encontrándose a día de hoy) ubicada la embajada de Estados Unidos en España, la cual contaba con toda serie de detonadores sospechosos para mantener asegurada la sede norteamericana. ¿Cómo es posible que durante todos los meses que los etarras excavaron el túnel no se detonase nada por parte de los estadounidenses? Un respuesta que con toda seguridad nunca sabremos. Como nunca sabremos cómo es posible que los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado nunca se percataran de la movilización activa de un comando de ETA en pleno Madrid. 

Se sabe, por otro lado, que Estados Unidos era bastante hostil con respecto a Carrero, ya que el nuevo presidente quería llevar a cabo la famosa Operación Islero, la cual permitiría a España desarrollar su propio armamento nuclear. Esto, por supuesto, no les gustó para nada a los americanos, los cuales tampoco eran bien vistos por parte del propio Carrero. Éste era conocido por su oposición frontal al comunismo y a los soviéticos, pero también al capitalismo y a los estadounidenses. También es conocida la oposición de Carrero Blanco para que Estados Unidos aumentase sus bases militares en España, a lo que se sumaba la oposición del almirante con respecto a la idea de iniciar un futuro proceso de reforma hacia la democracia, así como a la idea de un futuro ingreso de España en la OTAN y/o en la Comunidad Europea. 

Por si fuera poco, en la vispera del asesinato de Carrero tiene lugar la visita del entonces secretario de Estado norteamericano, el recientemente fallecido Henry Kissinger. En el día 19 de diciembre es conocida la reunión que el propio Kissinger mantuvo con Carrero en Madrid, de la cual se dice que fue larga, dura y tensa y de la que se dice que tuvo un desenlace devastador. Tras la entrevista Kissinger abandona precipitadamente España y viaja a Francia. Al día siguiente y tras montarse en su coche después de escuchar misa en una Iglesia de los Jesuitas en la calle Serrano, el vehículo del presidente del gobierno (En el que iban el propio Carrero, su chófer y un escolta) salió volando por los aires, cayendo en el patio lateral de la propia Iglesia tras hacer explosión la bomba que ETA había instalado en la calle Claudio Coello, lugar del magnicidio. Las tres víctimas fallecieron en el acto.

Con este atentado se produce el golpe más mortal que el régimen de Franco recibe en sus cuarenta años de periodo. ETA, con la colaboración de gente perteneciente al propio régimen y con el más que probable conocimiento de los norteamericanos y de sus servicios de inteligencia (La CIA), consiguen eliminar a uno de sus principales obstáculos a la hora de desmantelar el sistema franquista una vez muerto Franco. Tras el asesinato de Carrero Blanco, Franco designa presionado por su entorno más cercano, a Carlos Arias Navarro como nuevo presidente del gobierno, lo cual no deja de ser irónico, ya que el principal responsable de la seguridad de Carrero era el propio Arias, que en el momento del atentado era ministro de Gobernación (Ministro del Interior en la actualidad).

Para finalizar cabe preguntarse ¿Qué habría ocurrido de no haber sido asesinado Carrero?Personalmente no creo que la situación hubiese sido tan diferente a como realmente ocurrió todo tras el atentado que acabó con su vida. Carrero Blanco era un monárquico convencido y jamás se habrá opuesto a los planes de Juan Carlos I una vez que éste hubiese accedido al trono. Hay que recordar que el propio Carrero fue uno de los principales apoyos del entonces príncipe Juan Carlos para que Franco lo designase a él como su sucesor a título de rey, por lo que es difícil imaginar que el propio Carrero no estuviese al tanto de las intenciones de Juan Carlos una vez que éste fuese proclamado rey de España.
 
Por no hablar de que fueron los propios servicios de inteligencia españoles (El SECED, por aquel entonces) los que vigilaban y protegían al que posteriormente sería secretario general del PSOE y futuro president del gobierno, Felipe González. Unos servicios secretos que estaban liderados por el propio Carrero, lo cual nos da una idea de hasta donde estaba en cierta forma implicado el asesinado presidente en el futuro e inminente proceso de transición que se produjo tras su asesinato y la muerte de Franco dos años después. 

Por parte del comando etarra que asesinó a Carrero cabe decir que todos fueron beneficiados por la amnistía que Adolfo Suárez aprobó en 1977. De esta forma quedaba borrada cualquier responsabilidad por parte de los asesinos en el magnicidio. Como si ese atentado nunca se hubiese producido. Se puede decir pues que casi todos los asesinos de Carrero salieron impunes del atentado que probablemente cambió la historia de España tal día como hoy hace medio siglo. Y digo casi todos porque uno de ellos sí pagó por sus crímenes. En concreto el etarra Argala, que fue casualmente el único que vio cara a cara al personaje de "La gabardina blanca" que les suministró la información necesaria para eliminar a Carrero. 

Argala fue asesinado por el Batallón Vasco Español el 21 de diciembre de 1978, justo cinco años después de la muerte de Carrero y sólo un año después de salir beneficiado por la amnistía del presidente Suárez. Es bastante curioso que el único terrorista que vio en persona al personaje anónimo y enigmático de "La gabardina blanca" (El cual después de cincuenta años sigue sin ser identificado) fuese el único en ser eliminado. ¿Quizás para que no hablase en el futuro sobre quién fue el emisor que le proporcionó la información? Todo es posible, aunque muchas veces hay que ponerse en lo peor para acertar.

Lo que está claro es que tanto dentro como fuera de España y del propio régimen franquista, Carrero Blanco tenía sus aliados y sus enemigos. De hecho hay que recordar aquella famosa frase que Franco pronunció en su discurso de fin de año de 1973 a la hora de referirse al asesinato del que fuera su protegido, su delfín y su mano derecha: "No hay mal que por bien no venga". Una enigmática frase que nadie sabe quién la incluyó en el discurso de Franco y por qué el caudillo la pronunció. Con esto queda claro también que los enemigos de Carrero Blanco eran muchos y poderosos. 

Con su eliminación, la salud de Franco se deterioró más progresivamente y con él la salud del régimen, que agonizaba a la vez que lo hacía el propio Franco. ¿Es posible que con Carrero hubiese sobrevivido el régimen? En absoluto. Quizás habría logrado prorrogarlo un poco más y con ello retrasar el proceso de la Transición, pero ésta se iba a producir sí o sí con independencia de que Carrero estuviese a favor o en contra. 

Buena prueba de ello fue el desenlace que tuvo el propio Arias Navarro, el cual fue obligado a dimitir en 1976 por el rey Juan Carlos en favor de Adolfo Suárez al no ser proclive para dar inicio al proceso de reforma. Quizás ese habría sido el destino de Carrero de no haber sido asesinado aquel 20 de diciembre de 1973; o quizás, como he dicho antes, habría aceptado sin más los planes de Juan Carlos y se habría marchado sin rechistar. Nunca lo sabremos. Lo que sí está claro es que este asesinato fue, como fueron el asesinato perpetrado contra el también presidente del gobierno, el general Juan Prim, el 30 de diciembre de 1870, el golpe de Estado del 23-F de 1981 o la masacre terrorista del 11-M de 2004, un acontecimiento que cambió la historia de España y que seguramente nunca sabremos lo que realmente hubo detrás de él. 

miércoles, 22 de noviembre de 2023

Sánchez, reelegido


El pasado jueves se produjo finalmente la reelección de Pedro Sánchez como presidente del gobierno al ser investido con los votos a favor de Sumar, Junts, ERC, Bildu, PNV, BNG, CC, etc. Una reelección que culminó al día siguiente con la toma de posesión de Sánchez ante el rey por tercera vez consecutiva. Por cierto, un rey al que se le vio con cara de enfadado mientras Sánchez tomaba nuevamente posesión de su cargo. Supongo que será por indicaciones de sus asesores de Zarzuela para que parezca que le preocupa la situación y le importa España. Por otro lado debo añadir que con esta toma de posesión, Sánchez consigue igualar a Adolfo Suárez y a Felipe González como uno de los presidentes del gobierno que más veces ha tomado posesión de su cargo, ya que José María Aznar, José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy lo hicieron dos veces, mientras que Suárez lo hizo tres veces consecutivas (Al igual que Sánchez) y González cuatro. Sólo Leopoldo Calvo Sotelo juro el cargo una única vez.

Dicho esto debo felicitar a Pedro Sánchez, ya que ha conseguido por sus santos cojones salir reelegido contra viento y marea, aunque ello suponga la destrucción de España. Pero como ya he dicho en otras ocasiones, eso a él le trae sin cuidado, ya que lo único que le importa a su persona es el poder y solamente el poder. Un poder que veremos a ver cuánto le dura, ya que el escenario sobre la amnistía parece que no va a ser un camino de rosas para el jefe del gobierno. Que la amnistía va a salir adelante está fuera de toda duda, otra cosa es lo que sucederá tras la aprobación y posterior sanción del rey de dicha amnistía. Porque aunque todavía a algunos monárquicos a ultranza no lo asimilen, éste va a firmar todo lo que le pongan por delante con tal de permanecer en el trono y no arruinar el futuro de su hija.

De momento hoy se ha producido en el Parlamento Europeo un debate sobre la misma que, en mi opinión, lo único que ha provocado es dejar aún más por los suelos la imagen de España de cara al exterior. A mí como español me ha dado vergüenza propia y ajena ver parte de este debate, ya que éste sólo ha servido para lanzarse todo el personal una serie de descalificaciones y reprimendas en vivo y en directo, las cuales se han visto desde toda Europa; mientras desde la Comisión Europea se ha afirmado de una forma completamente tibia que "Se van a vigilar los pasos que dé el gobierno español con respecto al futuro del Estado de Derecho en España". En definitiva, discursos que caen en saco roto y que sólo ha servido para intuir lo que yo ya afirmé en mi última entrada: La Unión Europea no nos va a sacar las castañas del fuego. Algunos se han empecinado en exteriorizar la grave situación que vive España para denunciarlo ante las instituciones europeas y sólo han recibido una respuesta fría e insuficiente por parte del comisario de Justicia, Didier Reynders.

Ya dije, y lo vuelvo a decir hoy, que la única forma de paralizar esta locura es a través del Poder Judicial; y si éste finalmente permanece inactivo podemos darnos ya todos por jodidos. Pero que nadie se crea que la solución a la grave crisis política que vive España en estos momentos va a venir desde Europa. De hecho, y si me apuran, espero y deseo que la solución no venga del exterior, ya que el problema que padece España es una cuestión interna y debemos ser los españoles los que busquemos la solución, sin necesidad de recurrir a instituciones supranacionales de las que deberíamos de estar ya más fuera que dentro. Que nadie se engañe, ni desde Bruselas ni desde Estrasburgo se va a mover un solo dedo para frenar un problema que es nuestro, no de ellos.

Y reitero que si desde el Poder Judicial no se produce ninguna actuación que paralice todo esto, entonces quedará confirmado que el problema es el propio sistema político y judicial en sí, el cual no otorga ningún mecanismo nítido, independiente y eficaz para hacer frente a los abusos que desde el poder se realiza por parte de los individuos que lo conforman. No puede ser que el presidente del gobierno de España haga y deshaga a su antojo como si de un monarca absolutista se tratase y aquí nadie pueda hacer nada para detener a este individuo. Cuando llegamos al punto de que el personal se pregunta "¿Es que nadie puede parar a este tío?" significa que las cosas han ido ya demasiado lejos. Y eso es un problema cuyo origen está en la Constitución y en el resto de la legislación española al no prever este tipo de escenarios, los cuales deja a la ciudadanía desamparada frente a la actitud déspota y tiránica de los gobernantes de turno. De momento ya nos hemos llevado hoy una humillación en vivo y en directo desde Europa, veremos a ver qué será lo siguiente.

Volviendo a la reelección de Sánchez debo decir que me resultó curioso cuando el presidente anunció antes de ayer la composición de su nuevo gobierno. Algunos comentaban que iba a haber muchas sorpresas con los nombres de los nuevos ministros, pero nada más lejos de la realidad. Quitando el nombramiento de Óscar Puente como ministro de Transportes (Es descarado que Sánchez le ha devuelto a su leal palmero la defensa férrea que éste realizó en nombre de su jefe en el debate de investidura de Feijóo), los demás nombramientos son los de personajes desconocidos, inexpertos y aduladores de un tipo que no desea bajo ningún concepto que nada ni nadie le haga sombra. Algunos, incluido yo, creí en los rumores que señalaban al nombramiento de Zapatero como vicepresidente del gobierno o ministro de Asuntos Exteriores, como se ha comentado por ahí; pero es natural que ningún presidente (No sólo Sánchez) quiera fichar como vicepresidente o ministro a un ex-presidente del gobierno, ya que eso le quitaría protagonismo al actual jefe del ejecutivo, y eso es algo que ningún inquilino de la Moncloa está dispuesto a aceptar, y Sánchez mucho menos.

También se mencionó nombres como los de Ada Colau y otros, pero igualmente han quedado en nada. Eso sí, lo más llamativo ha sido (Aparte del nombramiento de Puente), el nombramiento de Mónica García (Médica y madre según ella) y la confirmación de Felix Bolaños como nuevo hombre fuerte del gobierno. Bolaños ocupa desde ayer los ministerios de Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes. El hecho de que un solo ministro sea el encargado de las gestiones de Presidencia (Poder Ejecutivo), Justicia (Poder Judicial) y Relaciones con las Cortes (Poder Legislativo) demuestra hasta qué punto la separación de poderes en España es más ficticia que el gobierno honrado y trabajador que el gran Martin Sheen lideró como presidente de Estados Unidos en la célebre y mítica serie "El Ala Oeste de la Casa Blanca". Con esta vacilada por parte de Sánchez con respecto a la separación de poderes, el presidente del gobierno se sitúa a la altura de su archienemigo interno, Alfonso Guerra, cuando el entonces vicepresidente del gobierno pronunció aquella polémica frase "Montesquieu ha muerto" tras aprobar el PSOE la Ley del Poder Judicial, la cual se cargaba de forma clara la independencia de los jueces en España.

Por otro lado, Yolanda Díaz se mantiene como vicepresidenta segunda a la vez que, acordado previamente con Sánchez, se ha quitado de en medio a Ione Belarra e Irene Montero y ha rematado definitivamente a Podemos al expulsarlos del gobierno. De esta forma Sánchez, a través de Díaz, ha conseguido fulminar a los de Pablo Iglesias y dejarlos en la irrelevancia más absoluta, algo impensable hace apenas cuatro años. Y es que Pedro Sánchez agranda su listado de enemigos abatidos por él, esta vez con aquellos con los que él dijo una vez que "No podría dormir tranquilo si los tuviese en el gobierno". Todo esto con la ayuda de su querida Yolanda. Una relación la de estos dos sujetos que, debo confesar sinceramente, que cada vez me deja más dudas sobre hasta qué punto llega. Sólo hay que ver la foto que he subido con esta entrada para ver la emoción y las ganas con las que Yolanda (Como la llama el propio Sánchez en público) se abalanza para abrazar, besar y tocar al jefe del gobierno cada vez que tiene ocasión. Yo si fuese Begoña me andaría con cuidado y agacharía la cabeza al pasar por las puertas de la Moncloa.

Con respecto a los pactos ya hablé sobre ello en mi última entrada. Mientras Sánchez haga efectivo sus pactos con Puigdemont, Junqueras y el PNV, la legislatura seguirá su curso. Si por el contrario Sánchez se echa atrás en un momento dado, la convocatoria de elecciones generales estará asegurada como consecuencia de la retirada de apoyo de sus socios. Ya he dicho que no doy a Pedro Sánchez más de dos años al frente del nuevo gobierno, aunque todo podría ocurrir y sorprendentemente Sánchez acabe disfrutando del Falcon hasta 2027 para postularse nuevamente en los próximos comicios y mantenerse en el poder tras ellos (Con independencia de que gane o pierda), lo cual nos llevaría a la perpetuidad del Sanchismo hasta el año 2031.

Y con respecto a Alberto Núñez Feijóo debo decir que aunque parezca que tiene los días contados (Que los tiene), no va a tirar la toalla tan fácilmente. Aunque Feijóo llegó en su momento para ir a la Moncloa y no a la oposición, también es consciente de que viene una legislatura infernal en la que están en juego muchas cosas, lo cual le dará la excusa perfecta para ir ganando apoyos mientras se mantiene al frente del PP afirmando que él garantiza la estabilidad y la tranquilidad. Pero por supuesto eso serán palabras que se llevará el viento si en algún momento Isabel Díaz Ayuso decide dar el paso y mandar a Feijóo de vuelta a Galicia, algo que no parece que vaya a ocurrir ni a corto ni a medio plazo.

En definitiva, tras vender España a cambio de los siete votos que le faltaban para lograr la investidura, Sánchez consigue salir reelegido mientras nombra un nuevo gobierno de aduladores e inútiles. Todo ello mientras las protestas en las calles comienzan a menguar, la tramitación del proyecto de ley de amnistía sigue su curso y ya se comienzan a elaborar los Presupuestos Generales del Estado mientras los socios del PSOE comienzan a prepararse para exigir el resto del botín a cambio de su aprobación; y sin dejar de lado el intento de asesinato contra Alejo Vidal-Quadras, donde uno de sus sicarios ha sido asesinado en un piso de Granada cuyo propietario es militante del PSOE. Comienza pues una legislatura en la que España se juega su futuro y su unidad territorial mientras Sánchez, como hizo con Feijóo durante el debate de investidura, se descojona vivo mientras la situación se le escapa de las manos. Como ya dije en mi última entrada, esto no ha hecho más que empezar, y viendo el desarrollo y la velocidad de los acontecimientos, nada presagia que vaya a terminar bien.

lunes, 13 de noviembre de 2023

Sánchez claudica ante Puigdemont


Hace un par de años salió a la venta un libro titulado "El proceso español", donde se narraba que con la moción de censura a Mariano Rajoy y la posterior llegada de Pedro Sánchez a la Moncloa en junio de 2018 con el apoyo de los independentistas y los etarras se inició la extensión del procés catalán al resto de España, llevando al país a una situación de desestabilización que hasta ese momento existía sólo en Cataluña. Cinco años después de aquel momento se puede confirmar que lo publicado en ese libro es cierto. Lo ocurrido en estas dos semanas, pero especialmente en esta, donde Pedro Sánchez ha claudicado completamente ante Carles Puigdemont para asegurarse los siete votos que le faltan para ser reelegido presidente del gobierno, ha llevado a España a uno de sus momentos más trascendentales desde la instauración del sistema constitucional de 1978. 

El acuerdo hecho público este pasado jueves entre el PSOE y Junts confirma que Sánchez va a por todas a la hora de asegurarse su permanencia en la Moncloa hasta 2027, sin importarle lo más mínimo las graves consecuencias que, no ya para el país, que eso ya sabemos que le da igual, sino para él personalmente, le pueden acarrear en términos legales cuando comience a hacer efectivo los acuerdos alcanzados con el independentismo catalán y vasco. Unos acuerdos con Junts y ERC que van desde la aprobación de la famosa ley de amnistía (Que incluye el ya famoso término "Lawfare" o persecución judicial) hasta la celebración de un referéndum para decidir el futuro de Cataluña, pasando por la condonación de 15.000 millones de la déuda catalana y la inclusión de un mediador internacional a la hora de abordar las futuras negociaciones entre Sánchez y Puigdemont, así como la cesión de todos los impuestos a Cataluña y otras cuestiones.

Eso por un lado, por otro está el pacto al que se ha llegado con el PNV, en donde se ha acordado la reforma del Estatuto de Gernika, un referéndum para el reconocimiento del País Vasco como nación, la creación de una Seguridad Social vasca, así como tener éstos su nacionalidad propia, etc. En definitiva, una claudicación sin precedentes por parte del actual presidente en funciones hacia el independentismo catalán y vasco con el único propósito de permanecer en el poder a toda costa. Todo ello en medio de unas protestas sociales sin precedentes que desde hace poco más de una semana se llevan produciendo en la sede del PSOE por parte de la ciudadanía, la cual contempla atónita e indignada cómo Sánchez encamina al país a una grave crisis constitucional de enormes proporciones que veremos a ver cómo acaba, aunque nada indica que vaya a terminar bien.

A todo esto hay que sumarle las manifestaciones convocadas por el PP en contra de la amnistía, las cuales se han producido hoy en toda España y que algunos aseguran que han sido de las más multitudinarias que se han producido desde la instauración de la Constitución española en 1978. Por otro lado está también el intento de asesinato que el mismo jueves se produjo hacia el que fuera presidente del PP catalán, Alejo Vidal-Quadras, lo cual empeora aún más si cabe la grave situación que en estos momentos atraviesa España y que todo presagia que sólo es el inicio de lo que está por venir. Todo ello mientras se rumorea que mañana el PSOE registrará en el Congreso de los Diputados la ley de amnistía, conociéndose por fin el texto que ha redactado y acordado el gobierno con Puigdemont y ERC. Sólo entonces se sabrá hasta dónde ha capitulado Sánchez con Puigdemont y Junqueras. 

Personalmente debo decir que todo lo que está ocurriendo no es más que la confirmación, una vez más, de la ambición ilimitada de Pedro Sánchez por continuar en el poder al precio que sea. ¿Debe esto sorprender? A mí, desde luego, no. Si por algo se ha caracterizado Sánchez desde su llegada a la primera línea política hace ya casi diez años es por su absoluta falta de moralidad, escrúpulos y principios. Lo que se está viviendo en estos momentos no es más que otro capítulo de lo que Sánchez denomina "Cambios de opinión" dentro de su "Manual de supervivencia". Una supervivencia que, en mi opinión y contradiciéndome a mí mismo de lo que afirmé en julio, va a llegar a su fin más pronto que tarde. ¿Por qué? Por la sencilla razón de que Sánchez ha cruzado ya todas las líneas rojas y se ha situado a sí mismo frente a la Justicia, la cual es la única institución en España que en estos momentos puede detener los planes del actual presidente del gobierno. 

Y es que Pedro Sánchez ha decidido abiertamente imitar a Puigdemont cuando éste decidió en 2017 hacer volar por los aires España al celebrar el referéndum del 1 de octubre y la posterior declaración de independencia del 27 de ese mismo mes. Sánchez, al igual que Puigdemont en 2017, se ha montado en el tren del desacato a la Constitución y ha cruzado el Rubicón cual Julio César se tratase, sabiendo ya que no tiene vuelta atrás. Lo ocurrido estos días, que insisto, es sólo el inicio de lo que está por venir, únicamente puede acabar con Sánchez destituido de su cargo y rindiendo cuentas ante el Tribunal Supremo acusado de alta traición o bien con el fin de la unidad territorial de España; no hay más. No contemplo en absoluto ni una moción de censura, que con toda seguridad sería fallida, ni una repetición electoral a estas alturas de la historia. Sánchez sabe que no puede ir de nuevo a elecciones en enero teniendo a una gran parte de la población en su contra y con las calles ardiendo figuradamente y literalmente. Su oportunidad para seguir en el poder es ahora o nunca.

Si al desacato de Sánchez le sumamos las protestas diarias en las calles y el intento de asesinato contra Vidal-Quadras tenemos como resultado una situación insólita y peligrosa que va a tener consecuencias devastadoras más pronto que tarde. El futuro de España está ahora mismo en peligro por la ambición desmedida de un tipo que personalmente creo que ni él es consciente del peligro en el que ha metido, no ya al país, sino a sí mismo al asegurar su continuidad en el gobierno a cambio de hacer volar por los aires la legalidad vigente. Ya dije en su momento que todos los presidentes del gobierno hasta la fecha se han ido de la Moncloa por "La puerta grande" y Sánchez no iba a ser menos. Ahora puedo decir que este tipo se va a ir por "La puerta suprema", superando a todos sus predecesores en el cargo. Y es que si Sánchez cree que a pesar de haber pactado con Junts, ERC, Bildu y el PNV no ya un pacto de investidura sino de legislatura va a acabar su mandato en 2027, e incluso salir reelegido para permanecer en el gobierno hasta 2031, como si aquí no hubiera pasado nada es que está más loco de lo que pensaba. 

Sánchez podrá permanecer en el gobierno hasta 2024 o, como mucho, hasta 2025. Después de ahí ya se puede ir olvidando de la Moncloa, puesto que el Poder Judicial será con toda seguridad el que lo haga caer; y si finalmente no es así, entonces es cuando debemos agarrarnos, ya que nada ni nadie detendrá a este sujeto, el cual ya ha demostrado abiertamente ser un peligro público. O Sánchez da con sus huesos en la cárcel gracias a la intervención judicial (Que ya se está movilizando) o España se va a la mierda; no hay otro escenario posible. De nada sirven las continuas súplicas de algunos paletos hacia el rey para que éste actúe como garante de la unidad de España, ni las llamadas constantes hacia el PP y VOX para que tomen medidas contra el jefe del gobierno, ni los ruegos diarios al paje de Page para que sus diputados castellanomanchegos voten en contra de la investidura de su propio jefe, ni los constantes auxilios a la Unión Europea para que intervenga. 

Ni el rey va a actuar, ya que ni lo desea ni puede hacerlo, aunque quisiera, puesto que la Constitución le incapacita para ello, ni Feijóo ni Abascal van a recurrir al artículo 102 de la misma para que el Congreso debata y apruebe la responsabilidad criminal del presidente del gobierno, ni García-Page va a jugarse su chiringuito y su futuro político para autosacrificarse por el bien de la patria, como algunos imbéciles provenientes de la derecha política y mediática le piden, creyendo éstos que el barón socialista es un "Hombre de Estado" y antagónico a Sánchez, ni la Unión Europea va a mover un dedo por nosotros. Que se olvide todo el mundo de ello. La única solución la tiene el Poder Judicial, lo cual deja patente las graves lagunas que tiene este sistema, el cual como ya he dicho en otras ocasiones es el origen de todos los males que tenemos, aunque eso ya es otro tema. 

En definitiva, España se sitúa en estos momentos más allá del abismo como consecuencia de la sed de poder de una sola persona, algo más propio de una república bananera que de un país europeo, lo cual deja que pensar sobre lo que opinarán los países de nuestro entorno en estos momentos. Supongo que el primero en haberlo pensado ya será el canciller alemán Olaf Scholz, el cual se quedó durante casi tres horas encerrado junto a Sánchez en la subdelegación del gobierno en Málaga como consecuencia de las protestas que había fuera del edificio contra el presidente del gobierno. Como ya he dicho anteriormente, esto es sólo el principio, y aunque el debate de investidura y la formación del nuevo gobierno será con toda seguridad esta semana, esto no va a suponer más que el inicio de unas concesiones extremas por parte de Sánchez hacia sus socios de forma diaria. 

Unos socios que tienen atado a Sánchez de pies y manos y saben que a la más mínima duda por parte del presidente a la hora de hacer efectivas sus concesiones, éstos lo dejarán caer a la primera de cambio, sobre todo Puigdemont, que es quien tiene la llave de la mayoría y quien desde Bruselas decide el futuro de España y del gobierno en estos momentos. Así pues, este es el grave y lamentable escenario en el que se encuentra España en estos momentos: en la de un país y un presidente del gobierno en manos de un prófugo de la Justicia, junto con terroristas y delincuentes. Esto es lo que los españoles han votado en julio (Por mucho que algunos se la den ahora de estafados) y esta es la España de 2023: la de Sánchez y Puigdemont, o lo que es lo mismo: las dos caras de la misma moneda. 

miércoles, 1 de noviembre de 2023

Leonor de Borbón, ¿Reinará?


La jornada de hoy en la que se ha vivido el juramento a la Constitución de la princesa de Asturias, Leonor de Borbón, coincidiendo con su mayoría de edad (Felicidades, por cierto) es una muestra más de cómo este país es tan fácil de manipular por parte de unos y de otros. Y es que lo celebrado hoy en Madrid supone algo más que una mera ceremonia donde la hija mayor de Felipe VI y Letizia Ortíz se convierte de forma oficial en heredera de su padre. Lo vivido hoy supone la confirmación de la continuidad de la Monarquía Borbónica en la persona de Leonor de Borbón cuando ésta asuma la Jefatura del Estado español dentro de unos años.

Buena prueba de ello ha sido el aplauso interminable de casi cinco minutos en el que los miembros del Congreso y del Senado han ovacionado a la princesa y a toda la familia real tras el juramento de la joven que hoy ha cumplido dieciocho años. Un aplauso que demuestra que aunque los gobiernos de turno destruyan España sin compasión ni disimulo alguno, ello no llevará implícita la destrucción de la Monarquía que a día de hoy encarna Felipe VI y que con toda probabilidad y visto los últimos acontecimientos encarnará el día de mañana su hija Leonor.

Hace treinta y siete años, cuando el entonces príncipe de Asturias, Felipe de Borbón, juró la Constitución ante su padre, el rey Juan Carlos I, este acto supuso la puesta de largo del heredero y el comienzo de su actividad pública. Lo de hoy va más allá, ya que no son pocos los que hoy han definido la jornada como el comienzo de "Un tiempo nuevo". Cualquiera que escuchase estos comentarios y viese la relevancia que se le ha dado a este evento creería que estábamos presenciando no ya el juramento de Leonor como princesa heredera, sino su juramento como nueva reina de España, o al menos el juramento de una joven que de forma inminente será la nueva Jefa del Estado español. 

Y es que los continuos comentarios de los cortesanos (Que no periodistas) halagando las virtudes de la princesa de Asturias (Que las tendrá, seguramente. No seré yo quien critique a una cría de dieciocho años) y recordando que va a ser sí o sí nuestra futura reina, la cual simboliza el periodo de una nueva era para la Corona española, demuestra hasta qué punto algunos anhelan de forma desesperada y por encima de todo la continuidad dinástica de los Borbones en España, a pesar del fracaso que ha supuesto el liderazgo de la Monarquía sobre el régimen del 78, el cual sigue desangrándose por momentos como consecuencia de las ambiciones desmedidas de Pedro Sánchez por continuar gobernando al precio que sea. 

Un Pedro Sánchez que es sólo una parte de los graves problemas que arrastra este país desde hace ya cuatro décadas y media y que refleja las enormes lagunas de un sistema que nació hace cuarenta y cinco años con el abuelo de la protagonista de hoy y que en estos momentos seguramente esté abandonando España de nuevo tras haber pasado sólo unas horas con su nieta al habérsele prohibido asistir a su toma de juramento. Una decisión que personalmente (Y quien me haya leído alguna vez sabe que no soy monárquico) no comparto, ya que por muchas que sean las razones por las que el rey Juan Carlos lleva tres años exiliado de España, eso no exime que se le niegue el tratamiento de un ex Jefe del Estado que ha sido rey de este país durante cuarenta años. 

Yo he sido el primero que he criticado y sigo criticando los actos y el comportamiento desvergonzado de Juan Carlos durante todos sus años de reinado, pero el hecho de tratar ahora a éste como el abuelito molesto al que es mejor dejar en casa y sacarlo a pasear solamente de noche demuestra hasta qué punto se le ha dado la vuelta a las cartas para presentar a Juan Carlos I como un demonio personificado a la par que se expone a Felipe VI como un ángel lleno de virtudes y ejemplaridad, el cual no ha cometido un sólo fallo jamás, ni sabía bajo ningún concepto de las actividades corruptas y delictivas realizadas por su augusto padre. Otra prueba más de cuán fácil de manipular es la sociedad española. 

Seguramente los cortesanos y miserables que viven del sistema de 1978 crean completamente que Felipe VI no ha cometido ningún error en estos nueve años que lleva al frente de la Jefatura del Estado, y que si se produce la amnistía que hace sólo un par de horas han acordado el PSOE con ERC no habrá ninguna justificación para culpar al monarca cuando éste sancione la ley que reconocerá a su vez a España como un Estado fallido y represor. Si el rey es un mero florero que no tiene capacidad jurídica dentro de la legalidad para vetar una ley que va en contra de lo que representa una democracia occidental y europea no pasa nada, ya que todos menos el rey tendrán la culpa de lo que haya ocurrido, incluida la ciudadanía. 

Ya lo dejó caer la ex portavoz del PP, Cayetana Álvarez de Toledo, hace unas semanas cuando dijo que al rey no se le debe de exigir que haga algo cuya obligación es de los españoles. Una mentalidad que no es propia siquiera de la Edad Media. Es decir, si el gobierno del PSOE y sus socios están legislando en contra de la legalidad y están poniendo en grave riesgo la reputación de España, deben ser los ciudadanos los que se echen a la calle para partirse la cara; eso sí, al rey hay que dejarlo descansar tranquilo y no molestarlo para salvar el país, ya que de eso se debe de encargar el populacho plebeyo. 

Y no hablemos ya de las Fuerzas Armadas, cuyo único cometido es el de ser enviados bajo el mandato de Naciones Unidas a tierras perdidas de la mano de Dios donde hay "Guerras pacíficas". Lo dicho, ni en la Edad Media se tenía esa mentalidad tan retrógrada y elitista que algunos defienden abiertamente y con orgullo con el simple propósito de caerle en gracia al rey y evitar que éste se moje en un asunto que es de extrema gravedad. Al menos en la Edad Media los monarcas eran los primeros en ir al campo de batalla al frente de sus ejércitos para defender sus reinos; aquí ni eso. 

Aún así, y a pesar de la inutilidad obvia que ha demostrado tener a un Jefe del Estado que está atado de pies y manos ante lo que decida el gobierno de turno (Aunque esas decisiones vayan en contra de los intereses generales de España), la Monarquía española no parece que vaya a desaparecer ni a corto, ni a medio ni a largo plazo. Algunos llevan ya tiempo trabajando incesantemente en hacer creer en la utilidad de una institución inútil, y con lavados de cara hacia esa institución por parte de los medios y la promoción insistente que se está haciendo con respecto a una chiquilla que, es de justicia decirlo, es inocente de los errores y las gestiones que sus mayores han realizado, tenemos ya el plato servido para que el populacho trague durante al menos otros cuarenta años más con la Monarquía Borbónica. 

Y es que ya lo decía muy sabiamente mi profesor de Historia cuando yo estaba estudiando en la Universidad y debatíamos sobre por qué los franceses tardaron tanto tiempo en acabar con la Monarquía tras el estallido de la Revolución Francesa: "Los pueblos son muy tolerantes y permisivos con sus reyes" decía; y qué verdad es. Para que el populacho asalte Versalles o el Palacio de Invierno debe existir una situación límite que haga que el pueblo no perdone más a sus reyes y decidan que la única solución es destronarlos, y eso en un país como España en donde la manipulación y el sectarismo forman parte de la vida cotidiana del país, hace imposible que avancemos hacia una sociedad que tenga la autocrítica suficiente para saber a dónde estamos llegando, quiénes son sus responsables y cuáles son las soluciones que hay que llevar a cabo. 

En definitiva, y como respuesta a la pregunta de esta entrada, yo mismo me autorespondo a la misma: Sí. Leonor de Borbón llegará a reinar en España dentro de unos veinte años, más o menos. Quizás antes, durante y después de que llegue ese momento se vuelva a repetir la operación que desde hace diez años venimos sufriendo con respecto a la imagen tan diferente que se algunos quieren transmitir de Felipe VI con respecto a Juan Carlos I. Machacar, cuando llegue el momento, la imagen del monarca saliente (Felipe VI) en favor de la imagen de la monarca entrante (Leonor). Es por eso que hoy, al ver en directo la sesión del juramento de la princesa de Asturias y contemplar cómo el padre besaba orgullosamente a su hija dije "Padres e hijos hoy, rivales mañana", ya que, por desgracia, ese es el desenlace en la mayoría de las relaciones entre un monarca y su heredero: la lucha de un heredero por arrebatarle el trono a su padre el día de mañana. 

Está claro que con los aplausos tan interminables como vergonzosos que hoy se han realizado hacia la familia real se corrobora una vez más que la columna vertebral del régimen del 78 es la Monarquía que encarna actualmente Felipe VI. La Corona es la representación suprema y visible de este sistema corrupto que nos ha llevado al desastre como Estado-Nación, y si por salvar la Monarquía y por ende al sistema hay que pegarle un tiro en el pie al rey como si de Froilán se tratase, se hará (Por cierto, aprovecho para felicitar a Froilán de Todos los Santos, ya que en los momentos que escribo estas líneas estamos ya en noche de Halloween y por ende en festividad de Todos los Santos; aunque este sí que no tiene de santo ni de inocente nada, por mucho que sus nombres ocupen todas las onomásticas del año). Todo vale a la hora de salvaguardar el sistema y a todos los que viven de él. Ya se hizo hace nueve años y nada ni nadie impedirá que se vuelva a hacer si las circunstancias así lo exigen. 

Por ello quienes crean que Felipe VI es una especie de Alfonso XIII del Siglo XII, el cual pondrá el fin definitivo a la dinastía de los Borbones en España está muy equivocado. Esa misma percepción tenía yo hasta hoy al ver el acto de juramento. Cuando terminé de verlo llegue a la conclusión de que hay Borbones para rato. Ni Felipe VI es Alfonso XIII ni la situación actual nos va a llevar a una nueva República en España, por mucho que Sánchez y toda la izquierda independentista y terrorista destrocen el país. Y es que si de algo se puede sacar claro con la jornada histórica que se ha vivido hoy es que desgraciadamente España puede ser destruida, pero la Monarquía y el régimen del 78 no.

Y es que ni al PSOE, actualmente en el gobierno, ni al PP el día de mañana les conviene que en España haya un cambio de régimen, ya que, entre otras muchas cuestiones, es más fácil para ellos tener a un Jefe del Estado monigote que al estar falto de legitimidad democrática no tiene ninguna función constitucional para vetar las leyes que le remite el Parlamento, que sufrir a un presidente de la República de un partido político distinto al del partido que ostenta el poder ejecutivo, el cual sí puede ejercer esa función como consecuencia de su legitimidad democrática al ser elegido por el pueblo o por el Parlamento y darle más de un quebradero de cabeza al Jefe del Gobierno de turno cada dos por tres.
 
En resumen, Adolfo Suárez sabía muy bien lo que hacía cuando en 1976 camufló la monarquía dentro de la Ley para la Reforma Política con el objetivo de querer legitimar por la puerta de atrás a una Monarquía que según reconoció él en una entrevista en 1995, todas las encuestas daban por perdida en favor de una República si se celebraba un referéndum en aquel momento. Unas encuestas (Las poquísimas que salen sobre este asunto) que actualmente vuelven a situar a la República por encima de la Monarquía en caso de celebrarse un referéndum sobre la forma de Estado en estos instantes. Pero como ya he dicho antes, y con el objetivo último de salvaguardar los intereses de la Monarquía y del sistema de 1978, ya hay y habrá muchos Adolfos Suárez en el presente y en el futuro que se encargarán de que las aguas vuelvan a su cauce; o como dicen algunos, se encargarán de "Cambiarlo todo para que todo siga igual". En definitiva, un escenario de terror, propio e idóneo de esta noche de Halloween en la que escribo esta entrada.

jueves, 21 de septiembre de 2023

Todos los escenarios están abiertos


No tenía pensado escribir sobre la situación actual hasta que la cosa se esclareciese tras la presumible investidura fallida de Feijóo, pero dada las circunstancias que llevamos viviendo desde hace unos días quiero hacer varios comentarios sobre lo que estamos viendo últimamente. Todo ha empezado a calentarse desde que Puigdemont exigiese a Sánchez la amnistía antes de que éste sea investido nuevamente con sus votos como presidente del gobierno, en el eventual escenario de que Feijóo fracase la semana que viene y el rey designe esta vez al actual presidente del gobierno como candidato a una nueva investidura. Por otro lado se ha ido tensando la cuerda aún más tras la entrevista hace unos días del que fuera secretario general del PSE (Partido Socialista de Euskadi), Nicolás Redondo Terreros, hijo del que fuera secretario general de la UGT (Unión General de Trabajadores) y uno de los adversarios políticos internos dentro del PSOE a Felipe González: Nicolás Redondo Urbieta. Una entrevista en la que Redondo se posicionó en contra de la amnistía y de la postura actual del PSOE, lo que le valió que a las pocas horas la dirección socialista decidiese expulsarlo del partido.

Pues bien, todo esto ha ocasionado una revuelta dentro del constitucionalismo a lo largo de estos días, que ha respondido con olas de críticas hacia Sánchez y el PSOE por su actitud sumisa a favor de las exigencias de Puigdemont, así como por la postura que los socialistas han adoptado contra Redondo por sus declaraciones en el periódico "El Mundo". Todo ello mientras aquí en Sevilla era galardonado el ex presidente del gobierno Felipe González en un acto al que asistieron políticos de toda índole (Los primeros, los del PP); en dicho acto, Felipe González se mostró crítico con la dirección del PSOE por el hecho de haber expulsado a un militante que difiere con la postura oficialista del partido. En dicho homenaje a González, el ex presidente sevillano afirmó "Que ni a él se le ocurrió expulsar a Redondo padre cuando éste le montó a él una huelga general". Pues bien, tras aquellas declaraciones (Las cuales no han sentado muy bien dentro de las bases del PSOE, hasta el punto de que algunos están exigiendo ya la expulsión del propio González del partido que un día él lideró), tanto Felipe González como su ex vicepresidente del gobierno, Alfonso Guerra, han hablado hoy en Madrid en la presentación de un libro publicado por el propio Guerra. En dicha presentación (A la cual han asistido gran parte de los políticos actuales del PSOE que supuestamente difieren con las políticas de Sánchez, como también gran parte de los miembros de la denominada "Vieja guardia socialista"), tanto González como Guerra han criticado al propio Sánchez por su disposición a la hora de aprobar la ley de amnistía, así como por su aptitud abiertamente favorable para pactar con el independentismo catalán y vasco a cambio de mantenerse en la Moncloa. 

Claro, todo lo que dicen ambos está muy bien teóricamente, pero no hay que olvidar que fue durante la Transición cuando estos dos personajes fueron los primeros en diseñar y apoyar una Constitución y un sistema político que ellos mismos siguen defendiendo y que ha sido el causante de los graves problemas que tenemos como nación cuarenta y cinco años después. ¿O acaso no fue el PSOE liderado por González y Guerra el que apoyó abiertamente el modelo autonómico (Creando con ello un reino de Taifas), así como la cabida del nacionalismo e independentismo dentro del sistema del 78? ¿Acaso no fueron los propios González y Guerra los que apoyaron firmemente una Constitución que reconocía, entre otras cosas, el término "Nacionalidades" a la hora de referirse a las regiones históricas? ¿Acaso no fueron ellos los que fueron cediendo competencias estatales en favor de las autonomías (Entre ellas Cataluña y País Vasco)? ¿Acaso no fue el PSOE de Felipe González el que pactó con la por entonces Convergencia del todopoderoso presidente y virrey de Cataluña, Jordi Pujol y con el PNV de Xabier Arzalluz para continuar en la Moncloa en 1993? ¿Acaso no fue el propio González el que le dijo a Redondo hijo en la campaña electoral vasca del año 2001 que con quien debía pactar el PSE era con el PNV y no con el PP? 

Creo pues que quienes menos deben de hablar son precisamente Felipe González y Alfonso Guerra, los cuales fueron los responsables, entre otros, de crear y mantener un sistema que nos ha traído hasta el panorama que estamos viviendo en el año 2023. Un panorama que no hubiese sido posible sin la complicidad que el PSOE ha ido manteniendo con el nacionalismo catalán y vasco desde los tiempos de la Transición hasta el compadreo y colegueo actual entre el socialismo y el independentismo. Por mucho que ahora quieran ir de dignos, esta postura del PSOE con los enemigos de España la empezaron González y Guerra hace cuatro décadas (Aunque la complicidad de los socialistas con los enemigos de este país viene desde mucho más atrás), la estrechó aún más un tipejo sectario y divisorio llamado Zapatero a la hora de firmar los famosos Pactos del Tinell hace ahora veinte años con los que posteriormente serían sus socios en el gobierno de España, y lo ha culminado otro tipejo siniestro y despreciable llamado Pedro Sánchez, el cual se ha caracterizado desde primera hora por ir de la mano de aquellos que quieren destruir este país. El hecho de que personajes tan dañinos para España y su convivencia como Zapatero hace veinte años y ahora Sánchez hayan sucedido a González es precisamente porque éste les enseñó el camino a seguir cuando el PSOE se jactaba de pactar con los nacionalistas. Eso sí, eran los tiempos en los que el nacionalismo era leal a España, según los socialistas. Lo peor de todo es que habrá quien se crea todavía semejante chiste (O insulto, según como queramos tomarlo cada uno). ¿Acaso era leal a España el PNV de Arzalluz, aquél que dijo que mientras ETA sacudía el árbol, ellos recogían las nueces? ¿Acaso era leal a España la CIU (Convergencia i unió) de Pujol cuando éste aprobó en 1990 el doctrinario y famoso "Programa 2000"?

Seamos serios, el nacionalismo catalán, vasco, gallego, andaluz, etc jamás ha sido leal a España, ni lo será; y eso lo saben perfectamente tanto González como Guerra, por mucho que ahora pongan el grito en el cielo por lo que ellos definen como un desvío anticonstitucional que el nacionalismo catalán lleva ejerciendo en los últimos años. Aquí no hay ningún desvío, sino una estrategia trazada por el nacionalismo/independentismo (Para mí ambos términos representan lo mismo, por mucho que algunos quieran diferirlos) desde el momento en que se creó la Constitución y el Estado de las Autonomías, cuyo objetivo era el de aprovecharse del sistema del 78 para debilitar al Estado en favor de sus respectivos territorios. El propio Régimen del 78 que González y Guerra defienden fervientemente es el mismo que ha ido alimentando durante todos estos años a ese monstruo denominado nacionalismo, el cual es ya tan grande y tan fuerte que ya es imposible detenerlo; y ahora ese régimen está herido de muerte por aquellos "Hijos" que el propio sistema ha alimentado, criado y mimado. Y ahora lo único que buscan algunos es, parafraseando a Cánovas sobre el debilitamiento del sistema de la Restauración "Apuntalar el techo para que no se nos caiga encima".

Siguiendo con Felipe González debo decir que me parece, cuando menos sorprendente, la forma en la que el PP no ya ensalza, sino que adula al que fuera presidente del gobierno del PSOE durante catorce años y secretario general del partido durante casi veinticinco años; cualquiera que lea las declaraciones de un político del PP hablando sobre la figura de González creería que éste es miembro de las filas populares y no socialistas, lo cual dice mucho sobre el perfil de los populares, y no precisamente para bien. No hay político del PP actual que no idolatre la figura de González; desde Rajoy en su día hasta llegar a Feijóo, pasando por personajes como Moreno Bonilla, Cuca Gamarra, María Guardiola, etc. La idolatría llega hasta tal punto en el que uno ya no distingue de qué partido es cada uno. Es lo que tiene un partido que está repleto de socialistas y/o socialdemócratas reprimidos, comenzando por el propio Feijóo, lógicamente. Un tipo que está más preocupado por la deriva del PSOE que de la propia España, y que se siente más cercano ideológicamente al propio González (Del cual dice de forma constante y orgulloso que fue votante suyo) que a su padrino político, Manuel Fraga, debería hacerse seriamente una reflexión sobre si verdaderamente está en el partido correcto; aunque viendo y oyendo a sus correligionarios y a sus bases quizás la reflexión que deberían hacerse es la de cambiar el nombre del partido por el de Partido Socialista Popular. 

¿Acaso alguien se imagina a los socialistas elogiando a Aznar o a Rajoy? Personajes ambos que tienen todo el desprecio de la izquierda, y no tan izquierda española, y a los cuales se les tiene un odio bastante considerable dentro de las filas socialistas, especialmente contra Aznar. ¿En qué piensa el PP cuando realiza acciones de este tipo? Supongo que dentro del universo popular y de la mente progre de Feijóo, todo lo que sea arrodillarse ante aquél a quienes ellos mismos consideraban hace treinta años como "El principal y primer responsable del clima general de corrupción en España" (No lo digo yo, lo dijo Aznar) es poco a la hora de agradecerles los servicios que prestó durante casi década y media a España; los mismos años en los que el propio González despreciaba al PP y amenazaba a la población sobre la llegada de un gobierno de derechas. Seguramente y al paso que vamos, dentro de quince años el PP elogiará y definirá como "Un hombre de Estado" al mismísimo Zapatero, y quizás dentro de treinta hagan lo mismo con el propio Sánchez. De hecho ya lo hicieron con el propio Rubalcaba, que pasó de ser uno de los personajes más oscuros de la política española a ser considerado un "Estadista" a la altura de Cánovas y Sagasta. Ahí es nada. Eso es un cambio de criterio y lo demás tonterías. Con estos antecedentes, todo es posible en este PP que ocupa ya de facto el espectro del centro-izquierda en España, mientras el PSOE ocupa el de la extrema izquierda. 

La postura del PSOE en realidad no debe de sorprender, ya que siempre (A excepción de la época de Felipe González al frente del socialismo y el gobierno español) ha estado posicionado más cerca del extremismo que del centro a lo largo de su larga, polémica, criminal e interesante historia. Pero lo del PP es todo un cambio de chaqueta bastante considerable; y más si tenemos en cuenta que estamos hablando de un partido que deriva de la antigua AP (Alianza Popular) de Fraga, la cual era junto a su por entonces líder el principal partido de la derecha, así como los grandes representantes y referentes del nacionalismo español. Cuarenta y cinco años después se ha convertido en un partido cuyo espectro político representa a todo menos a la derecha española y cuyo líder es un nacionalista gallego que posiblemente más de una vez acabe hablando en su idioma natal desde la tribuna del Congreso, con el fin de reafirmar sus orígenes y las singularidades de su tierra; de momento Borja Semper ya se ha estrenado hablando en vasco. Quién ha visto a este partido y quién lo ve. 

Pero claro, estamos hablando ahora mismo en un contexto histórico en el que el PP es ideológicamente lo mismo que el PSOE hace veinte años, un partido progre que acepta y respalda el concepto político que desde la izquierda se tiene de España, así como el programa que el PSOE adoptó en su día acerca de las cuestiones sociales, económicas, territoriales, de memoria histórica, etc. Y hablamos en un contexto en el que el constitucionalismo se está uniendo a favor, no ya de España, la cual a éstos les importa un carajo, sino del sistema constitucional de 1978, el cual es el origen de los males que padece nuestro país. Todo el espectro político, partidario de lo que se viene denominando el "Régimen del 78", está uniéndose para detener lo que Sánchez y su banda (Como diría Rivera en su día) están planeando: la destrucción del sistema en favor de algo que ni ellos mismos se ponen de acuerdo ni saben qué es. 

Por un lado está Urkullu, el cual escribió hace unos días en "El País" el famoso artículo en el que propone el desmantelamiento de la Constitución y del sistema autonómico sin necesidad de recurrir al proceso de reforma que establece el artículo 168 de la misma. Urkullu hacía mención a la disposición adicional primera de la Constitución para, a través de este mecanismo, avanzar hacia un Estado Confederal que le otorgue los derechos y reconocimientos pendientes a las llamadas "Nacionalidades históricas". Eso ha provocado un quebradero de cabeza a más de uno, ya que algunos consideran que lo que propone Urkullu, aunque de manera bastante retorcida y rebuscada, sí entra dentro de la Constitución; mientras que otros defienden que esa opción es inadmisible y no tiene cabida legal.
 
En resumen, Urkullu y el País Vasco apuestan por ir hacia el Estado Confederal, algo que ni el propio Iñigo Urkullu ni el PNV habrían propuesto de momento si no fuera porque los etarras de Bildu le están comiendo a los de Sabino Arana las tostadas y tienen a su alcance la victoria para gobernar en el País Vasco de la mano del PSOE el año que viene (Sinceramente, jamás creí que escribiría sobre este escenario, pero es un hecho triste y preocupante que la ETA tiene un respaldo electoral bastante fuerte dentro del territorio vasco y que su llegada al poder en Vitoria se producirá tarde o temprano).

Por otro lado está Puigdemont, al cual ya no le basta la promesa del PSOE de otorgar la amnistía una vez conseguida la investidura. Puigdemont, como buen zorro que es, busca sacarle a Sánchez la investidura estando todavía como presidente en funciones, lo cual le imposibilita a éste para llevar a cabo dicha proposición de ley desde el gobierno, pero sí desde su propio partido junto con Sumar y demás morralla. Hace unos días dije que lo más probable es que Sánchez otorgase solamente la amnistía a Puigdemont y al resto de condenados por el procés, olvidándose del acuerdo para convocar el referéndum de independencia. 

A día de hoy no tengo tan claro que eso (La amnistía) se vaya a producir. ¿Por qué? Por el simple hecho de que desde la ANC (Asamblea Nacional de Cataluña) ya se ha anunciado que en el momento en que la amnistía entre en vigor, los independentistas reactivarán la declaración de independencia suspendida en 2017. Claro, una cosa es lo que algunos pregonaban, que era la amnistía con la vuelta a España de un Puigdemont ya completamente impune, y otra cosa son los planes secretos desde algunos sectores independentistas de reactivar la independencia haya o no acuerdo sobre la convocatoria de un referéndum.

Si esto se produjese, el Estado no tendría ya base legal para recurrir los actos ilegales que supondría una declaración de independencia, ya que con la amnistía, el propio gobierno enmendaría todo el proceso judicial y sus resoluciones sobre este asunto, dándole la razón a su vez a los independentistas, los cuales serían los que tendrían ahora a la ley de su parte. De la misma forma, si los catalanes optasen por declarar (O reactivar en este caso) de forma unilateral la independencia sin tener ya repercusiones legales, el mismo escenario podría repetirse en cualquier parte del país, ya que la amnistía supondría reconocer a su vez el hecho de que la declaración de independencia de Cataluña no fue un acto delictivo ni contrario a la ley, puesto que el hecho mismo de la amnistía hacia los participantes del procés es un reconocimiento a su vez de que los actos perpetrados en 2017 no eran ilegales. Si se llegase a este punto, cualquier parte del territorio español podría declarar de forma unilateral la independencia sin tener estos actos consecuencias judiciales, ya que el gobierno mismo habría dejado sin validez las repercusiones legales de perpetrar un acto de tal calibre con la aprobación de la amnistía. Mucho cuidado pues con esto, ya que de ser así, este escenario supondría el fin mismo de España como Estado-Nación. 

Por otro lado, el hecho mismo de aprobar la amnistía sería reconocer de forma automática por parte del gobierno que España es un Estado no democrático y represor, el cual tiene presos políticos y persigue a las personas por el mero hecho de tener opiniones que difieren de las del resto de la población. Hay que tener cuidado también con esto porque aquí lo que entraría ya en juego es la propia reputación de España ante el resto del mundo, el cual sería considerado un país sin democracia (Esto en parte es verdad, ya que como he dicho en otras entradas España no es un estado democrático sino partitocrático) y sin respeto a las libertades de expresión y al pluralismo político. En definitiva, lo que provocaría todo esto sería acabar con el sistema del 78 sin necesidad de reformar de forma íntegra la Constitución. 

Es aquí donde los intereses de Urkullu y Puigdemont comienzan a ir por separado, ya que mientras Puigdemont estaría teóricamente a favor de un referéndum, pero también de una reactivación de la declaración de independencia de 2017 si las cosas no salen como él espera, Urkullu es partidario de retorcer aún más la Constitución para desde la misma encaminarse hacia el Estado Confederal, lo cual daría el reconocimiento pleno al País Vasco, Cataluña, Galicia, Navarra, Aragón, Andalucía, etc para convertirse en Estados-Nación, pero dentro de una asociación de países que sería España, o lo que queramos llamar que fuese eso si finalmente se llegase a ese escenario.

En definitiva, Puigdemont va nuevamente a por todas, mientras que Urkullu es partidario de darle un último revolcón a la Constitución para cargársela. El sistema del 78 está pues herido de muerte y por ese motivo, entre otros, aquí todos los constitucionalistas están posicionándose claramente en contra de los pactos de Sánchez con toda esta morralla. Insisto en que la posición de los constitucionalistas no es porque les preocupe el futuro de España, sino porque verían peligrar sus sillas si Sánchez (Al cual le da exactamente igual todo con tal de seguir) decide reeditar su gobierno con los mismos que en 2020, con la diferencia de que ahora la banda sí va ya a por todas.

Por si acaso, ya hay algunos que están lavando la imagen del rey con la estúpida noticia que ha salido hace unos días acerca de un reciente encuentro semanal entre Felipe VI y Pedro Sánchez como presidente del gobierno en el que teóricamente el jefe del Estado se habría negado a firmar la ley de amnistía, lo cual habría provocado un enfrentamiento entre éste y el jefe del gobierno, el cual habría terminado con Pedro Sánchez amenazando al rey si no firmaba la ley, lo cual provocaría que Felipe VI hubiese llamado a la Guardia Real para que expulsase de la Zarzuela a Sánchez. A ver, seamos serios ¿Quién coño se cree esta noticia? Porque yo desde luego no. Para empezar, por mucha repugnancia que me dé Sánchez y compañía es de Justicia decir también que el rey no ha podido negarse a firmar la ley puesto que ésta no existe todavía (Al menos que nosotros sepamos); por ello es imposible que haya habido un encontronazo entre ambos por esta cuestión. 

Por otro lado, si hubiese habido tal discusión (Cosa que no me creo, insisto), el rey no se habría negado en absoluto en firmar la ley cuando ésta se presente en su mesa. Primero porque constitucionalmente no puede negarse a ello (Por muy dudosa que sea la constitucionalidad de esa norma), ya que su negativa a firmar cualquier ley supondría una grave crisis constitucional cuyo único precedente en Europa fue el del rey Balduino de Bélgica en 1990, cuando el monarca belga se negó a firmar una ley del aborto, ya que según él "Iba contra sus principios morales y religiosos". 

¿Qué ocurrió entonces? Que en Bruselas el rey fue declarado incapacitado para ejercer su cargo durante unas horas; las precisas para que el gobierno belga firmase en su nombre la ley y ésta entrase en vigor, tras lo cual volvió el monarca a su puesto en la Jefatura del Estado de Bélgica. Si esta situación llegase a España, que no va a llegar, la situación sería mucho más complicada, ya que el rey tendría dos salidas: o abdicar o ser declarado incapaz (Dos salidas que Felipe VI no va a aceptar jamás, y menos viendo el panorama tan hostil que desde el gobierno y sus socios existe contra él); y esto en un país con pequeños pero diversos partidos republicanos podría suponer una oportunidad de oro para éstos, los cuales podrían aprovechar para que la abdicación o incapacitación del rey fuese definitiva y no temporal, lo que nos llevaría a un escenario aún más complejo y peligroso si cabe. 

Pero ese escenario no creo en absoluto que se vaya a producir. Ya dijeron muchos imbéciles monárquicos hace dos años que el rey jamás firmaría el indulto que Sánchez estaba ultimando para Junqueras y compañía, ya que eso desacreditaría su discurso del 3 de octubre de 2017. ¿Qué ocurrió? Que el monarca firmó, y a otra cosa, mariposa. Esos mismos que hace dos años decían que el rey se negaría en rotundidad a firmar los indultos (Los cuales luego lo excusaron manteniendo que el monarca debe cumplir con sus obligaciones constitucionales) son los que ahora van por ahí salvando la cara del jefe del Estado y poniendo la mano en el fuego por Felipe VI, alegando que jamás firmará la amnistía, puesto que dicha ley va en contra de la Constitución. Ya veremos qué ocurre. Y ya por último está la amenaza de Sánchez al rey y la expulsión de éste de Zarzuela a través de la Guardia Real por orden de Felipe VI. Como chiste está bien, pero nada más. 

Quienes crean que el rey (El mismo que lleva el pin de la Agenda 2030 al igual que Sánchez) va a expulsar al presidente del gobierno de la sede de la Jefatura del Estado como consecuencia de una amenaza del socialista al monarca es que también creen en los príncipes y princesas de Walt Disney y en los Reyes Magos. Parece que aquí al personal se le olvida que a la familia Borbón le es indiferente lo que ocurra en España, siempre y cuando esos acontecimientos no afecten a su continuidad al frente del trono. Pero bueno, sigamos creyendo que Sánchez es el malo de la película (Que lo es), pero que tiene enfrente a un rey noble que se preocupa por sus plebeyos y por el futuro de los territorios de su reino. Según parece, algunos están viendo por dónde pueden ir los tiros dentro de no mucho tiempo, y ya están algunos lavando la imagen de los Borbones por lo que pueda pasar. En fin, cuando el río suena, agua lleva. Algo se cuece en Madrid que el resto de españoles ignoramos.

Dicho esto, y como consecuencia de todo lo que está ocurriendo, creo que nada es descartable en estos momentos. Estamos a justo una semana para la investidura de Feijóo (La cual va a ser todo un circo, puesto que el Congreso, con el PSOE a la cabeza, ha aprobado ya el uso de las lenguas cooficiales en el hemiciclo) y no sé cuál va a ser el resultado por mucho que algunos den ya la investidura por fallida. Me explico: la unión de los constitucionalistas, con independencia de su partido, es un síntoma de que puede haber sorpresas de última hora durante la investidura del líder de la oposición. ¿Cómo? Con el escenario de un nuevo tamayazo pero a nivel nacional, en el que diputados socialistas comprados por determinados sujetos se ausenten durante el debate de investidura, lo cual provocaría la aprobación de Feijóo como presidente en segunda vuelta el día 29 de septiembre. Otro escenario posible sería que esos mismos diputados socialistas comprados se abstengan, permitiendo la investidura de Feijóo y la salida de Sánchez del gobierno, lo cual podría provocar un tsunami dentro del PSOE que llevaría a algún presidente autonómico que cuente con el visto bueno de los constitucionalistas a descabalgar a Sánchez y liderar el partido (Sí, me estoy refiriendo a García-Page). 

La cuestión es que Sánchez, con independencia de que siga o no de presidente, optará por seguir al frente del PSOE para recuperar el gobierno más pronto que tarde y eliminará a cualquier adversario interno que se le oponga; siempre y cuando se produjese ese escenario, claro está. Yo siempre he dicho que el problema no es Sánchez (Que también), sino el propio PSOE, el cual es un partido que no debería haber sido legalizado durante la Transición como consecuencia del daño que ocasionó a España desde su fundación en 1879 hasta el final de la Guerra Civil en 1939. Un daño del que algunos durante la Transición hicieron oídos sordos y optaron por volver a llevarlos a la arena, lo que ha ocasionado que en estos cuarenta años hayan rematado la faena que no consiguieron acabar durante la Restauración y la II República. 

Volviendo al escenario que he planteado, también cabría la posibilidad de que si saliese elegido Feijóo, Sánchez purgaría de inmediato a los diputados "Traidores" y colocase en sus escaños a otros que fuesen inquebrantablemente fieles a él. En caso de producirse esto, Sánchez podría hacer algo que hasta la fecha no se ha producido desde la aprobación de la Constitución: la presentación de una moción de censura en cuanto el nuevo presidente del gobierno, que en este caso sería Feijóo, tomase posesión del cargo. Hay que recordar que la Constitución no dice en ningún momento a partir de cuándo debe presentarse una moción de censura desde la constitución de un nuevo gobierno, lo cual podría dar alas a Pedro Sánchez de registrar la moción de censura una o dos horas después de que Alberto Núñez Feijóo entre en la Moncloa. 

Y aquí es donde estaría lo gracioso, ya que con Feijóo en la Moncloa, los constitucionalistas respirarían aliviados al menos de momento, ya que verían que el peligro de Sánchez junto a sus socios separatistas y terroristas habría pasado ya a mejor vida y el Régimen del 78 no correría peligro, al menos a corto plazo. Pero no hay que olvidar que estamos hablando de Pedro Sánchez, un Lázaro político que está acostumbrado a resucitar más veces que ir al water en plena diarrea. Aquí podría darse el escenario de que con la moción registrada y estando nuevamente en la oposición, Sánchez exigiese el voto a Puigdemont a cambio de la amnistía, el referéndum y todo lo que quiera, sin tener margen de maniobra el ex presidente catalán en exigirle un pago por adelantado, ya que en esas circunstancias Sánchez ya no estaría en el gobierno. 

En realidad y analizándolo fríamente, la llegada de Feijóo al gobierno para de forma automática presentarle Sánchez una moción de censura sería el escenario ideal para el líder del PSOE, ya que en las circunstancias actuales en las que ERC, Bildu y Junts deciden no ir a la Zarzuela a comunicarle al rey sus apoyos, Sánchez siempre estaría como ya he dicho en clara desventaja de votos frente a Feijóo en una eventual investidura. Con la presentación de la moción de censura, Sánchez sólo necesita las firmas de sus diputados para registrar la moción y de paso no podría comprometerse con Puigdemont a aprobar la amnistía antes de la moción, ya que en este caso Sánchez estaría en la oposición y su gobierno no podría refrendar ante el rey la ansiada amnistía de los catalanes. De esta forma, la única opción que le quedaría a Puigdemont es la de confiar (Si es que este término se puede utilizar entre semejantes personajes) en la promesa de Sánchez de aprobarle todo lo que exija en ese momento para devolverlo a la Moncloa. Es, insisto, el mejor escenario para Sánchez, aunque eso suponga su breve salida del gobierno, ya que la moción de censura es el único mecanismo en la Constitución en la que el candidato a la presidencia del gobierno no necesita la designación previa del rey para ir a una investidura. 

Si este escenario se produjese, Puigdemont podría darle los votos a Sánchez en la moción de censura y de esta manera descabalgar a Alberto Núñez Feijóo, el cual se convertiría en el presidente del gobierno más breve en la historia reciente de España, pero que a su vez se quedaría con el pequeño consuelo de haber sido presidente, aunque sea de una forma breve, y defendería que él ha intentado frenar la situación al llegar a la presidencia gracias a los votos tránsfugas del PSOE y de los constitucionalistas, pero que con la moción de Sánchez con el apoyo de los separatistas y los etarras, esa posibilidad se ha extinguido. 

Una vez recuperada la Moncloa por parte de Sánchez, la cuestión sería ¿Y la amnistía y el referéndum? Ahí ya cabe la duda de lo que podría hacer el secretario general del PSOE, que o bien podría devolverle el favor a Puigdemont con la amnistía (Lo cual nos volvería a situar al punto cero de la situación actual), o bien una vez restituido en la presidencia del gobierno dijese "Digo" donde antes dijo "Diego". Sería lo que según el propio presidente del gobierno considera un "Cambio de opinión" y este podría ser uno más. Sería sin lugar a dudas una buena jugada de Sánchez a Puigdemont, la cual sería sin embargo pan para hoy y hambre para mañana, ya que con la composición actual del Congreso, el PSOE seguiría necesitando los votos de Junts para continuar en el poder, si no quieren ir a unas nuevas elecciones el año que viene. De esta manera el escenario continuo por parte de Puigdemont durante toda la legislatura sería amnistía y referéndum, o dejar caer a Sánchez para ir otra vez a las urnas. 

Otro escenario podría ser el de una investidura fallida de Feijóo la semana que viene, lo cual nos llevaría de nuevo a una ronda de consultas del rey, en la que seguramente vuelvan a ausentarse los partidos independentistas y etarras. Esto provocaría que Felipe VI siga sin tener conocimiento pleno por parte de los separatistas y etarras de apoyar a Pedro Sánchez, lo cual volvería a dejar al todavía presidente del gobierno en situación de desventaja frente a Alberto Núñez Feijóo a la hora de sumar apoyos frente al monarca. Ante este escenario, el cual ya se vio en agosto, el rey tendría varias opciones: o bien volver a encargar al presidente del PP que vaya a la investidura, o bien encargarle la misma a Sánchez (Aunque volvería a tener oficialmente ante el rey menos votos que Feijóo), o bien esperar a que los partidos negocien y se pongan de acuerdo para ir a una nueva ronda de consultas, o bien esperar a que los plazos se cumplan y llegue noviembre para disolver las Cortes Generales e ir de nuevo a las urnas el 14 de enero de 2024. 

También podría darse el escenario de que tras una teórica investidura fallida de Feijóo, el rey convoque una nueva ronda de consultas en las que el monarca finalmente decida designar a Sánchez como candidato. En este escenario podría darse el caso de que o bien el presidente en funciones salga investido con los votos de toda su morralla, o bien que (Volviendo a la hipótesis del tamayazo) diputados socialistas previamente comprados decidan o bien no asistir a la segunda votación, o en cambio decidan abstenerse, o simplemente voten en contra de su propio líder. Esto podría suceder como consecuencia de lo dicho hace unos días por García-Page sobre los tránsfugas, por lo que esa situación dejaría las cosas tal y como están, es decir, mantendría a Sánchez como presidente del gobierno en funciones y el reloj seguiría corriendo hacia una nuevas elecciones en 2024. 

Cabe decir que con este hipotético transfuguismo, el PSOE saldría bien parado tanto si se produce en una eventual investidura de Sánchez como si se produce en la segunda votación en la investidura de Feijóo la semana que viene, ya que daría de cara al personal la estúpida idea de que una parte del PSOE mantiene su compromiso con la Constitución y su postura de Estado. De producirse una supuesta sublevación de algunos diputados socialistas contra Sánchez en una hipotética investidura de éste, podrían desencadenarse dos escenarios: Que el líder socialista y presidente en funciones purgue a los diputados "Sublevados" para asistir posteriormente a una nueva ronda de consultas del rey en la que le confirme al jefe del Estado que esta vez sí tiene los apoyos atados y bien atados, o bien que ante tal escenario, Sánchez decida dejar pasar el tiempo para que en noviembre Felipe VI convoque nuevamente elecciones mientras él refuerza su estrategia desde Moncloa. 

Unas elecciones donde Sánchez se jugaría nuevamente a cara o cruz si consigue una mayoría que deje fuera del pacto a Puigdemont y sus exigencias (Amnistía, referéndum, etc), o pierde la mayoría y con ello la oportunidad de seguir en la Moncloa tras el 14-E. Habría que ver qué sucedería entonces, ya que de ir nuevamente a elecciones, Sánchez volvería a perder dichos comicios casi con toda seguridad. La cuestión está en si el PSOE sube en votos y mantiene la mayoría, dejando a Puigdemont fuera (ERC no supondría un problema para el jefe del ejecutivo, ya que tragan con todo), o por el contrario pierde las elecciones y también la mayoría para formar gobierno. Tal escenario sería bastante interesante, y lo sería aún más si el PP baja en votos y no consigue formar mayoría con VOX; lo cual nos llevaría a un nuevo escenario de ingobernabilidad total que sólo podría resolverse con la abstención de uno de los dos partidos mayoritarios en favor del otro, o bien con un gobierno de coalición entre PP y PSOE. 

Tampoco habría que descartar que si Felipe VI decide designar a Pedro Sánchez como candidato en la supuesta nueva ronda de consultas que se ha de celebrar tras la teórica fallida investidura que le espera a Alberto Núñez Feijóo la semana que viene, el líder del PP decida, como buen socialista reprimido que es, regalarle sus votos a su camarada para que éste no dependa de los votos de los independentistas, etarras y nacionalistas. Eso sí, los populares lo venderían como un sacrificio por el bien de España, mientras que los socialistas, como bien agradecidos que siempre han sido, lo catalogarían como una bajada de pantalones de Feijóo frente a Sánchez, el cual podría o bien aceptar la capitulación del PP, o bien rechazarla, profundizando aún más la humillación de éstos. No sería de descartar ningún escenario, incluido este que acabo de describir, ya que Sánchez podría ver que tiene mayores posibilidades de éxito si vamos otra vez a unas elecciones generales en enero.

Un escenario que los constitucionalistas desearían como agua de mayo para votar casi con toda seguridad al PP de forma mayoritaria e intentar desalojar a Sánchez y a toda la bazofia que le acompaña. El problema está en que aquellos que votarían al PP frente al PSOE en enero lo harían no para garantizar la supervivencia de España, que insisto, le es indiferente a todos ellos, sino para asegurar la continuidad del Régimen del 78 ante un Sánchez capaz de todo por seguir en el poder y sus socios, los cuales quieren por un lado cargarse el sistema y por otro, cargarse el país. Yo, por mi parte ya garantizo que si hay elecciones en enero no votaré ni a Dios (Un escenario que personalmente sigo sin ver viable a día de hoy, ya que estoy convencido de que habrá gobierno, sea quien sea).

El pasado 23-J voté a Feijóo, pero no para asegurar la continuidad de este sistema corrupto, sino para evitar que España siguiese en manos de Sánchez y compañía. Como ya hemos visto, Feijóo no se diferencia mucho con respecto a Sánchez, ya que no ha dudado en intentar negociar hasta con Puigdemont para sacar adelante la investidura. De hecho, en el Senado, el PP (Que tiene en esta cámara mayoría absoluta) ha aprobado que tanto Junts como ERC tengan grupo propio, una aprobación que va teóricamente en contra de lo que defendieron los populares cuando el PSOE hizo lo mismo en el Congreso. En definitiva y por desgracia, el futuro de España pasa sí o sí por los separatistas y los terroristas; y eso es algo que tanto el PSOE como el PP asumen y aceptan encantados. Por ello desde aquí digo que si hay nuevas elecciones en enero, este que está aquí no votará a nadie. Que pase lo que tenga que pasar y que el que pueda permitírselo, como ya dije en otra entrada, que salga cagando leches de aquí. 

Habrá algunos que sigan diciendo de forma ingenua y estúpida que la única solución es VOX. No. VOX no es ninguna solución, es parte del sistema, y como tal jamás actuará en contra de sus intereses. ¿O acaso alguien ha visto a VOX manifestarse en contra de que Feijóo intentase negociar con Puigdemont mientras ellos le confirmaban al rey su apoyo en la investidura? Si Junts es un partido golpista y separatista lo es tanto si negocia Sánchez como si negocia Feijóo, por mucho que salgan los González Pons de turno afirmando que "Junts y ERC son partidos democráticos y legítimos". A este paso, dentro de unos años el PP acabará diciendo lo mismo de Bildu, mientras que sus votantes y los votantes de VOX seguirán tragando, al tiempo que los líderes de sus respectivos partidos pactan al igual que la izquierda con los enemigos de España. 

De momento, y para disimular, el PP tiene convocada para este domingo en Madrid una manifestación contra la amnistía de Sánchez a los independentistas que contará con la presencia de Aznar, Rajoy y Feijóo (Justo dos días antes de la investidura del líder del PP), mientras que Sociedad Civil Catalana va a hacer lo mismo en Barcelona el día 8 de octubre; una manifestación a la que Isabel Díaz Ayuso ya ha confirmado su asistencia. Un teatro el de este domingo en el que muchos españoles de bien participarán manifestándose abiertamente contra esta tropelía y creyendo que el partido que la convoca está también en contra de la misma. Pero si esto fuese así, ¿Por qué PP y VOX no presentan una responsabilidad criminal contra el presidente del gobierno en el Congreso de los Diputados? Si Sánchez, aun estando de presidente en funciones, está cometiendo desde el gobierno un delito de alta traición contra los intereses generales de España (Que lo está haciendo, es obvio), lo más lógico y sensato es que se abra la vía del artículo 102 de la Constitución junto con una moción de censura tan pronto como forme gobierno nuevamente, si es que el escenario acaba con Sánchez investido tras un pacto con los separatistas, etarras y nacionalistas, lo cual está por ver. 

¿Por qué no lo hacen? Eso habrá que preguntárselo a los mismos que estos días defienden con uñas y dientes el sistema constitucional pero se olvidan de que lo verdaderamente importante es la defensa de España, lo que demuestra que a todos éstos les importa un carajo su propia nación y en cambio mucho la supervivencia de un sistema que les garantice sus sillones y sus mamandurrias. O quizás no lo hacen simplemente porque todos (Incluido el rey, por supuesto), están a favor de la amnistía y de lo que venga después, aunque públicamente muestren sus discrepancias para mantener engañado y manipulado al personal, para que así continúen creyendo que en esta historia hay buenos y malos, ignorando que sólo existen malos.

Aún así y tras todo lo que he comentado anteriormente debo decir que no creo que la amnistía se vaya a producir (No hablemos ya del referéndum), ya que hay muchos movimientos (Más internacionales que nacionales, en mi opinión) para que no se llegue a ese escenario. Quizás Sánchez, en su ambición y egocentrismo, creía que esto iba a ser para él un paseo militar en el que Puigdemont acabaría agachando la cabeza al igual que Junqueras y cedería a la primera de cambio. Quizás por eso envió a Yolanda Díaz a Bruselas para que se entrevistase con él, dejando el gobierno la imagen de España por los suelos al reunirse el ejecutivo con un prófugo de la Justicia, y creyendo a su vez que el líder de Junts acabaría echándose en brazos de Díaz como ella misma hace cotidianamente con Sánchez. 

Por cierto, una imagen bastante lamentable la de la propia Yolanda besando y echándose en brazos de Sánchez cada vez que éste aparece en escena, la cual va en paralelo con la imagen de Podemos/Sumar, un partido que según sus fundadores se diseñó para combatir al sistema y a la casta que en su momento representaban según ellos PP y PSOE y que ha ido convirtiéndose poco a poco en una sucursal de este último para que finalmente su nueva y feminista líder acabe chupándole el culo (Y quién sabe si algo más literalmente) al líder del PSOE y actual presidente del gobierno; a lo mejor hay líos de alcoba dentro del palacio de la Moncloa y Begoña, entre tanta gestión con las saunas homosexuales de su padre y sus polémicas empresas de las que tanta información dispone Marruecos, aún no lo sabe.

En definitiva, estamos en una situación que a mí personalmente me recuerda bastante a la de septiembre de 2016 y septiembre de 2017. En la primera fecha, Sánchez andaba ya negociando con Puigdemont, Junqueras, Bildu, Podemos, etc para ir a una investidura con sus apoyos y derribar a Rajoy. Finalmente, y tras las continuas voces críticas que fueron surgiendo en el PSOE por esos días (Felipe González entre ellos, al igual que ahora), se produjo el famoso Comité Federal del PSOE del 1 de octubre de 2016, en el que tras la escandalosa y bochornosa situación que se vivió en aquella jornada con Sánchez metiendo papeletas con su nombre detrás de las cortinas en un claro intento de pucherazo, éste fue forzado a dimitir aquella misma noche. La segunda fecha es la que se vivió al año siguiente en el parlamento catalán, con Puigdemont aprobando las leyes de desconexión ante la atónita mirada del resto de España y dispuesto a ir a por todas en su objetivo de realizar el famoso referéndum del también 1 de octubre, esta vez de 2017, el cual se acabó realizando y que tuvo como desenlace la declaración de independencia ese mismo mes. 

Como se puede comprobar, varios años después de estos dos sucesos, tanto Pedro Sánchez como Carles Puigdemont vuelven a ir a por todas con tal de conseguir sus respectivos objetivos, los cuales uno depende del otro: la investidura de Sánchez sólo será posible si éste claudica ante el prófugo y ex presidente catalán, lo cual tampoco es muy difícil para un personaje sin moral y sin escrúpulos como es el presidente del gobierno. La pregunta es ¿Lo hará ante la presión en contra que se está produciendo en los últimos días? Como ya he dicho, no creo que la amnistía se produzca, aunque también puede darse el escenario de que Sánchez apruebe esa ley de amnistía sin que reciba ese nombre, lo cual tampoco es descartable, aunque los efectos serían iguales de letales con independencia del nombre que reciba la ley. Lo único claro es que de aquí sólo uno acabará claudicando, si es Sánchez o es Puigdemont es lo de menos, ya que el futuro de España está igualmente oscuro con independencia de quién se salga con la suya. Pase lo que pase, pierde España.