Este pasado viernes se ha consumado uno de los episodios más negros y graves desde que se creó el sistema constitucional de 1978. Me estoy refiriendo, como ya sabemos todos, al asalto que desde el gobierno que preside Pedro Sánchez, compuesto por el PSOE y Podemos han perpetrado contra el Tribunal Constitucional. Un asalto llevado a cabo a través de las enmiendas que han registrado los partidos del gobierno y que tienen como objetivo la modificación a través del Código Penal de la elección de los miembros del propio Tribunal Constitucional, lo cual dará vía libre para que desde el ejecutivo se puedan realizar los nombramientos de los dos magistrados progresistas que desde hace tiempo quieren designar desde Moncloa.
En definitiva, un golpe de estado en toda regla orquestado por Pedro Sánchez y su banda contra el sistema de elección de los miembros de este órgano constitucional, el cual se ha convertido en la última institución en ser asaltada por el gobierno en su maquiavélico plan por hacerse con el control de todos los poderes del Estado. Un golpe que resquebraja la separación de poderes, aniquila el Estado de Derecho y allana el camino para que, con un Tribunal Constitucional ya títere del gobierno, se dé luz verde a la realización de un nuevo referéndum de independencia en Cataluña y a la voladura controlada del sistema político de 1978, lo cual se dará más pronto que tarde viendo la velocidad en la que se están desencadenando los acontecimientos.
Con todo esto queda corroborado una vez más que España está ya encaminada en un proceso de transición que tiene como fin la creación de un sistema político federal o confederal en el que la izquierda será la protagonista única y absoluta en este nuevo escenario. Y es que ya son muchas las voces que alertan de que tras el asalto del gobierno al Poder Judicial, las próximas piezas en caer serán la oposición y por último la monarquía. Una oposición y una monarquía que no están ejerciendo sus facultades constitucionales para detener este golpe de estado que se está perpetrando por partes. Mucho se ha hablado estos días del intento de golpe de estado que ha realizado el ya ex presidente de Perú, Pedro Castillo. Pero a diferencia de lo que está ocurriendo aquí, la democracia y el Estado de Derecho han prevalecido sobre cualquier intentona golpista en Perú.
En España, sin embargo, la oposición ni está ni se le espera. Solamente VOX (Cuyo futuro legal como partido comienzan a cuestionar algunos) ha anunciado que comenzará a entablar conversaciones con los demás partidos (PP y Cs) para presentar una moción de censura con un candidato neutral que de salir elegido tendría como único fin la convocatoria de unas elecciones generales anticipadas. Pero a diferencia de VOX y Cs, el PP no quiere ni oír hablar de una moción de censura. Feijóo está esperando como agua de mayo las elecciones municipales y autonómicas del año que viene, las cuales él cree que le darán una victoria aplastante frente a Pedro Sánchez y que serán la antesala de una amplia victoria en las próximas elecciones generales.
Pues bien, viendo todo este escenario solo puedo sacar como conclusión que Feijóo es un absoluto ignorante, el cual cree que heredará de aquí a un año el poder mediante unas elecciones generales límpias y sin mover ni un solo músculo. Pero parece que el líder del PP no se entera, o no se quiere enterar que no estamos viviendo ya en un escenario de normalidad democrática. El PSOE y Pedro Sánchez han sacado ya toda su artillería y están dispuestos a ir sí o sí hacia un cambio de régimen en el cual la derecha no tendrá cabida alguna. ¿Acaso no se está enterando Feijóo de nada de lo que se está cociendo? Parece ser que no, lo cual demuestra que además de cobarde es un ingenuo.
Y en lo que respecta a la monarquía, más de lo mismo. ¿Qué está haciendo Felipe VI por defender la Constitución, la separación de poderes y el correcto funcionamiento de las instituciones? Nada. ¿Por qué? No lo sé, pero parece que lo único que espera ya el rey es a que Sánchez y su séquito vayan a por él y su familia como los bolcheviques contra los Romanov. Lo cual me lleva a reafirmarme en mi idea de que la monarquía en España es una institución inútil, y que los Borbones no son de fiar, como así lo han demostrado desde que empezaron a reinar en nuestra nación en 1700 con Felipe V a la cabeza. Según establece la Constitución, es deber del rey moderar el funcionamiento regular de las instituciones, lo cual me lleva a preguntarme de nuevo: ¿Por qué no lo hace? Quizás porque Felipe VI tenga más que asumido que su reinado ya no da más de sí y que su destino es el de acabar fuera de España, como su bisabuelo Alfonso XIII e incluso su padre Juan Carlos I. Por cierto, un Juan Carlos I que desde su exilio ha afirmado que no le da a la monarquía más de diez años de vida. Quizás le quede incluso menos, al paso que estamos viendo.
Volviendo a la cuestión electoral debo decir que se confunde la oposición cuando hablan abiertamente de ir hacia unas elecciones generales anticipadas. No señores. España no debe de ir ya a unas simples elecciones generales, sino a unas elecciones constituyentes previa ilegalización de los partidos que están en estos momentos atentando contra el sistema político vigente. Lo ocurrido el pasado viernes es la gota que ha colmado el vaso y la derecha no puede seguir mirando hacia otro lado mientras la izquierda avanza en su proyecto totalitario de forma imparable. Pero parece que algunos no quieren ver la gravedad de la situación y creen que esto se soluciona con una mero relevo en el gobierno que nunca se va a producir. ¿O acaso han olvidado ya algunos las palabras del ex vicepresidente Pablo Iglesias afirmando que la derecha no volverá a gobernar en España nunca más? Todavía habrá quienes crean que esto lo dijo Iglesias en un momento de calentón parlamentario.
Hemos llegado pues al final de una etapa y de un ciclo. El régimen del 78 ha llegado a su fin. Y ha llegado gracias a esa organización criminal llamada Partido Socialista Obrero Español, la cual fue la que puso fin al régimen de la Restauración en 1931 y al régimen de la II República en 1936. Una vez más lo han vuelto a hacer, pero ahora lo han realizado de una forma más pausada y calculada al milímetro. En esta ocasión el proyecto que ahora se consume se inició hace dieciocho años, concretamente el 11 de marzo de 2004, con los atentados de Atocha y la victoria inesperada de un tal José Luis Rodríguez Zapatero. Fue en ese momento cuando comenzó el principio del fin del régimen del 78, y ahora lo que estamos viendo es la parte final de ese proyecto. Ahora se entiende pues lo que Zapatero describió en 2004 como el inicio del "Cambio tranquilo". Una vez más un sistema parlamentario es finiquitado por un gobierno surgido por las reglas de juego de ese mismo sistema. Pero no nos debería de sorprender esto, ya que la República de Weimar fue finiquitada por el propio Hitler tras ganar éste unas elecciones democráticas en 1932. Ahora esa misma historia se repite en España, con un futuro oscuro y que no promete ser nada pacífico.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.