viernes, 3 de abril de 2020

Un gobierno moribundo ante un país agonizante

Cuando estamos otro año más en Viernes de Dolores de una nueva Semana Santa que por desgracia este año será inexistente tras suspenderse después de 87 años, la cifra de muertos por el llamado Covid-19, o lo que es lo mismo, el Coronavirus, ha alcanzado ya el escalofriante número de 10.000 muertos. 950 en solo las últimas 24 horas. Mientras todo esto sucede, los españoles permanecemos por tercera semana consecutiva confinados en nuestras casas mientras las cifras tanto de fallecidos como de infectados va subiendo cada día más. Es cierto que la cifra de recuperados también es alta, y que dicha noticia es buena si se tiene en cuenta que hay más recuperados que fallecidos, pero eso no es motivo suficiente como para comentar una situación de alarma social que al desgobierno de España se le ha ido completamente de las manos. Una situación en la que todo el mundo da por hecho que ha provocado un giro de 180 grados a la situación nacional que vivíamos hasta hace poco. Algunos dan ya por hecho que la legislatura ha estallado por los aires y que el todavía presidente del gobierno, Pedro Sánchez, no es ya más que un cadáver político andante, el cual se niega a reconocer como Bruce Willis en "El Sexto Sentido" que ya es solo un fantasma, es decir, lo único que ha sido toda su miserable vida.

Y es que al igual que hace justo cuarenta años y hace solo diez, la situación del actual jefe del gobierno es similar, cuando no casi exacta, a las vividas en 1980 por el aún agónico presidente Adolfo Suárez y en 2010 por el entonces moribundo presidente José Luis Rodríguez Zapatero. Pero Sánchez, a diferencia de Suárez y Zapatero no se va a ir dejando tras de sí la mayor crisis sanitaria, económica y social que haya padecido España y el mundo desde 1929, sino también una cifra descomunal de muertos como consecuencia de su delictiva gestión sobre el Coronavirus. Un Pedro Sánchez que si ya se encontraba en enero (Cuando tomó posesión por segunda vez como jefe del gobierno) en una situación insostenible, ahora se encuentra en una fase tan agónica como la que padece la propia España en estos instantes. La oposición liderada por el PP de Pablo Casado debe tomar la iniciativa política y actuar como el papel que le han otorgado los españoles en las urnas el año pasado por dos veces consecutivas; Los populares deben de dar un paso al frente y presentar por sentido de Estado dos mociones.

Por el lado penal, una moción de responsabilidad criminal contra el presidente del gobierno, Pedro Sánchez. Una moción que en mi opinión debería de llevar consigo la presentación conjunta de otras mociones de responsabilidad criminal, en este caso contra la vicepresidenta del gobierno, Carmen Calvo, el vicepresidente del gobierno, Pablo Iglesias, su pareja y actual ministra de igualdad, Irene Montero, la ministra de sanidad, Salvador Illa, y el delegado del gobierno en Madrid, José Manuel Franco, por delitos contra la salud pública. Por otro lado, y esta más concreta en el ámbito político, el PP tiene el deber y la responsabilidad pública de presentar una moción de censura contra el gobierno de Pedro Sánchez Pérez-Castejón. Una moción de censura cuyo candidato no debería ser el propio Casado, ni siquiera un miembro del Partido Popular. El candidato propuesto a la investidura debe de ser alguien que cuente con la simpatía y el respeto de un criminal Partido Socialista Obrero Español, el cual ha llevado a España a una situación de crisis absoluta por tercera vez en treinta años.

Si el PSOE se niega a apoyar estas mociones estará en su derecho (Como el mismo derecho que tendría que un futuro gobierno de la derecha se plantease la ilegalización del PSOE), pero el pueblo español necesita ya una reacción urgente tanto en lo penal como en lo político, y en estos momentos esa respuesta debe darla por obligación y por responsabilidad ante el país el propio PP. Y sobre todo, los españoles se merecen ahora más que nunca que cada uno se posicione y demuestre si apoya a un candidato propuesto con el simple objetivo de convocar cuanto antes unas elecciones generales, o mantener a un gobierno repleto de asesinos y criminales, los cuales han ocultado a la población información sensible sanitaria en pos de sus intereses políticos partidistas y de una manifestación totalitaria y sectaria, la cual se puede definir como la manifestación que mayor número de muertos ha provocado con efecto retroactivo. Por no hablar de la acción criminal de este desgobierno de negarle a la Comunidad de Madrid el material sanitario que desde el gobierno regional de Isabel Díaz Ayuso se pedía insistentemente. Una acción inhumana que demuestra el nulo atisbo de sentimiento humano por parte de este gobierno y de su presidente no ya al adversario político, sino a los ciudadanos. Un gobierno el cual ya se ha encargado de otorgarle más de 15 millones de euros a las televisiones privadas mientras éstas se dedican a exculpar al gobierno del PSOE y Podemos de este holocausto y culpar a su vez al PP por los recortes sanitarios y la insostenible situación que se vive en los hospitales españoles en estas durísimas semanas.

Y todo esto transcurre mientras hoy conocemos los datos del paro del mes de marzo (El primero en plena crisis sanitaria), el cual da una cifra de más de 300.000 personas desempleadas, la mayor cifra jamás conocida en la historia de España. Una cifra que por desgracia será la primera de las muchas que iremos conociendo conforme avance la crisis sanitaria y económica. Por cierto, unas cifras desoladoras que no lo son tanto para la ministra podemita de trabajo, la cual ha comparecido hoy desde la Moncloa mientras lloraba a lágrima viva de las risas que le provocaban su confusión a la hora de definir qué era un ERTE. Unas risas que también ha sufrido en sus carnes el ministro de industria, José Luis Ábalos, el cual se le ha visto especialmente sonriente a lo largo de esta semana mientras las cifras de españoles muertos por el Covid-19 aumentaban a más de 500 personas por día. Me reitero nuevamente tras hacer mención a estos hechos asquerosos cuando afirmo que estamos ante el gobierno más insensible, criminal, totalitario y miserable que ha padecido España desde, como mínimo el siglo XIX. En otro país, los hechos criminales que ha ido llevando a cabo el gobierno de forma pasiva serían más que suficientes para que sus integrantes diesen con sus putrefactos huesos en la cárcel de por vida.

Por su parte, el gobierno ya da por hecho que tendrá que pedir al congreso una nueva prórroga para mantener el Estado de Alarma otras dos semanas más. En este caso hasta el 26 de abril. Una prórroga que no será la última, ya que todos sabemos que este Estado de Alarma que estamos padeciendo va a ir más allá del mes de abril, y puede que de mayo. Un Estado de Alarma el cual se ha convertido de facto en un Estado de Sitio, en donde se ha restringido la libre circulación de personas y el derecho de reunión, entre otros derechos fundamentales que escapan de las actividades que el gobierno puede aplicar en un Estado de Alarma. Vivimos ya en un estado socialista y policial en el que el Estado ha asumido todos los poderes, y ha dejado de forma indefinida a sus ciudadanos encerrados sine die en sus hogares hasta nuevo aviso.  Un encierro que se ve coloreado por los medios a través de las convocatorias para aplaudir a los profesionales sanitarios y endulzado con una campaña de marketing de solidaridad y compromiso entre todos. Unas campañas muy emotivas sino fuera por las verdaderas razones que hay tanto a nivel nacional como a nivel global en esta pandemia mundial que estamos viviendo. Ya hay algunas voces que están avisando de que nada volverá a ser como antes tras el paso de esta crisis. Al igual que tras el 11-S, el mundo se encuentra otra vez a las puertas de un cambio de ciclo a todos los niveles. Un cambio que al igual que pasó en 2001 se intuye que no es un cambio para mejor...

Volviendo al terreno político, desde algunos sectores se habla de la posibilidad de formar un gobierno de "Salvación Nacional" el cual estaría presidido por la vicepresidenta económica, Nadia Calviño y compuesto por miembros del PSOE, PP y VOX (Un cambio bastante curioso por parte de Abascal y compañía). Por otro lado se habla de realizar una serie de reformas de altísimo calado económico y social, que serían a su vez la antesala de unas elecciones generales a celebrar en 2021. Personalmente no sé qué es lo que va a ocurrir a partir de ahora, pero sí es un hecho que el gobierno de Sánchez ya está acabado y calcinado. La presidencia de Sánchez está tan agotada como su propia credibilidad, si es que alguna vez la tuvo. Al igual que Suárez y Zapatero en 1980 y 2010, Sánchez vive en este 2020 sus últimos meses en la Moncloa en medio de una crisis sin precedentes y con el país hecho cenizas tras haberlo incendiado en estos últimos dos años. Ahora solo queda esperar para ver cuál será en primer lugar el final que le depara a España tras este tsunami que ha arrasado con todos sus sectores sociales, económicos, sanitarios, laborales, políticos, etc. Y por último saber cuál será el desenlace de este gobierno, el peor en la historia contemporánea de España y el único que ha conseguido aniquilarla tras más de 500 años de historia. Lo que viene ahora no será fácil para ninguno de nosotros. España y el mundo se adentran en un terreno inexplorado hasta ahora en donde la crisis económica de 2008 será una comedia en comparación con el apocalipsis que nos espera. Por ello cabe decir, ahora más que nunca "Agárrense, que vienen curvas".

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