Esta semana pasada, Cataluña ha vivido la que se puede considerar como su Semana Trágica del Siglo XXI. Una semana en las que las ciudades de Barcelona, Gerona, Tarragona, Lérida y otras partes de Cataluña han ardido mientras se producían unos graves disturbios que han dejado como resultado cientos de policías heridos, en especial tres que en estos momentos se están debatiendo entre la vida y la muerte, además de una chica, supuestamente ajena a las protestas, que se encuentra también en estado de gravedad, y un ciudadano francés muerto de un infarto por los sucesos acaecidos en el aeropuerto de El Prat.
Sucesos todos ellos que tienen como principales responsables a dos personas: La primera el presidente de la generalitat catalana, Quim Torra, el cual ha sido el principal impulsor de los graves sucesos producidos en estos días, ya que él y solo él es el jefe superior del grupo terrorista del CDR, principal organización responsable de que Barcelona y otras ciudades catalanas hayan sido estos días un campo de batalla abierto en donde la policía española se ha visto desamparada, humillada y ultrajada por el gobierno de España como no se había visto desde hacía dos años, concretamente desde octubre de 2017. Por otro lado el segundo responsable de todo esto es el actual presidente del gobierno, Pedro Sánchez. Un tipo que espero y deseo fervientemente que se le presente tras la apertura de las cortes una moción de responsabilidad criminal en el congreso de los diputados, ya que estamos ante un auténtico criminal que ha dejado a su suerte la vida y la seguridad de miles de policías, dejando como resultado más de un centenar de agentes heridos, algunos de ellos hospitalizados mientras luchan todavía por sus vidas.
Finalmente se ha confirmado la teoría que hace unos meses escribió de manera sutil Pedro J Ramírez, cuando afirmó que la estrategia de Moncloa era la de ir a las urnas (A las del 28-A) en un escenario al límite, en el que Sánchez apostaría por tensar todo lo posible la situación catalana hasta el límite de producirse una desgracia que llevase emparejada la aplicación del 155. Como se puede ver, ese escenario no se dio en abril, sino ahora, y el 155 ni está ni se le espera, pero la situación ha llegado a tal punto en el que Sánchez puede aplicar la ley en el momento que mejor le interese a él con el pretexto de presentarse ante la nación española como aquél que evitó la secesión catalana y la violencia en las calles. Por supuesto esa aplicación la llevaría en todo caso en el momento más cercano a las elecciones generales, es decir, o bien la semana que viene, o bien la misma semana de las elecciones.
Aunque actualmente parezca que Sánchez ha perdido gran parte de su apoyo como consecuencia de la crisis catalana, todo esta imagen de debilidad e incluso de compadreo con el independentismo pueden irse al traste cuando aplique la ley, ya que si algo tienen los españoles es memoria de pez, por lo que en el momento de ir a las urnas dentro de dos semanas pesará más la imagen que proyecte Sánchez si aplica finalmente el 155, que la que estamos presenciando a día de hoy.
Personalmente tengo mis dudas sobre si este criminal aplicará finalmente la ley, ya que como ha publicado el periódico "El Mundo" en el día de ayer, Torra ha trasladado a los presos que tramitará la salida de éstos de la cárcel tras el 10-N, lo cual no deja de ser curioso, ya que demuestra nuevamente que toda esta escalada de violencia que se ha producido no es más que un teatro guionizado entre el presidente del gobierno y el presidente de la generalitat con unos objetivos que por lo menos yo desconozco, pero que desde luego no son buenos ni para Cataluña ni para el resto de España. Se ha hablado incluso de la posibilidad de que Sánchez acabase aplicando la suspensión de las elecciones generales, con el objetivo de celebrarlas cuando la situación se haya calmado. Si este escenario se produjese estaríamos ante un golpe de estado por parte del gobierno de España, y no lo digo yo, sino Pedro Almodovar, el cual acusó a Aznar de querer suspender las elecciones tras el 11-M hace quince años. La diferencia entre el 11-M y la situación actual es que los atentados de Atocha no fueron permitidos por el gobierno de entonces como sí lo permite actualmente el ejecutivo con la situación catalana, pero aquí ya sabemos que pase lo que pase y haga lo que haga la izquierda, siempre se le perdonará todo. Solo hay que echar un vistazo a la historia criminal de su partido para corroborarlo.
¿Qué debería de haber hecho el gobierno de Sánchez al respecto esta semana pasada? Lógicamente haber redoblado los efectivos policiales y haber dado la orden correspondiente a las fuerzas y cuerpos de seguridad del estado para que actuasen sin limitación alguna a la hora de establecer el orden en las calles, además de sacar de sus cuarteles a la Guardia Civil, la cual se ha visto humillada por el gobierno al no recibir orden alguna de éste para que saliesen siquiera a las calles. En lugar de eso, el miserable ministro del interior, Grande Marlaska, fue visto en un bar de copas en Chueca junto con su novio y unos amigos más mientras Barcelona yacía en llamas, lo cual debería de ser motivo más que suficiente para que el ministro del interior estuviese en estos momentos cesado y mordiendo las almohadas en su puñetera casa. Pero como es lógico en este gobierno, el peor y más miserable y traidor que ha tenido España en su historia en el último siglo, el ministro continúa en su puesto mientras el presidente acudió ayer a Barcelona a ver a los policías heridos en los hospitales mientras se hacía selfies con los médicos y se rodeaba de guardaespaldas cargados de subfusiles y de maletas antibalas, lo cual dista mucho de los comentarios de Marlaska hace unos días, cuando afirmó que se podía viajar a Barcelona, ya que allí no estaba pasando nada grave. Mientras el presidente del gobierno deja desamparados a los agentes de la policía frente a los radicales y terroristas, él en cambio viaja de forma descarada rodeado de altas medidas de seguridad. Otra prueba más del desprecio y la soberbia de este ser despreciable para con las fuerzas de seguridad y los ciudadanos.
Sinceramente tengo que decir lo que ya dije en su día hace dos años: Muchos deberían de dar gracias a Dios por vivir en el año 2019 y no en 1939, ya que si esto ocurriese los cuerpos de muchos estarían ahora mismo en un lugar que no serían sus despachos. No se puede consentir que el gobierno de España mantenga ni un minuto más como presidente de la generalitat catalana a alguien que es el jefe de un comando terrorista que ha incendiado Cataluña, el cual ha herido gravemente a miembros de las fuerzas y cuerpos de seguridad del estado. Un presidente que es el jefe de un cuerpo de seguridad como son los mossos de esquadra, los cuales han vuelto a demostrar una vez más su tibieza a la hora de detener los disturbios. Sin embargo Torra continúa ahí, gobernando Cataluña mientras amenaza de nuevo a España y exige ver de forma inmediata a Sánchez y al rey para llegar a un acuerdo. Y todo esto ocurre mientras tras activarse de nuevo la euroorden para detener a Puigdemont, el ex presidente catalán ha vuelto a ser puesto en libertad por la justicia belga, lo cual confirma que la imagen de España está ya prácticamente hundida y pisoteada en el plano internacional.
Como ya he dicho anteriormente, creo que toda la desgracia que ha ocurrido en esta semana, la cual creo que ha sido nuevamente histórica, no es más que un teatro guionizado por estos dos criminales, los cuales deberían de estar cesados de sus cargos, detenidos y puestos en prisión provisional. ¿El objetivo de este teatro? No lo sé, pero de aquí a unas semanas comenzaremos a ver los resultados de los sucesos ocurridos esta semana. Lo cierto y verdad es que en estos momentos hay cuatro personas graves y hospitalizadas y un ciudadano francés muerto por los disturbios, todo ello mientras el gobierno se niega en redondo a aplicar de momento, no ya el 155 sino la ley de seguridad ciudadana o el estado de excepción, ya que como ha afirmado Marlaska, "Lo único que sucede en Cataluña es un problema de orden público". Quizás dentro de unos días el gobierno del PSOE apruebe alguna medida, pero solo si es beneficiosa para sus intereses electorales y no para España, lo cual da una idea del peligrosísimo precedente que están creando estos miserables a la hora de potenciar una crisis como la vivida esta semana pasada con el solo fin de buscar tajada electoral. Si el gobierno de Sánchez pensase aunque solo fuese por un instante en España hubiese aplicado ya el 155, habría cesado al gobierno de Torra y haber procedido a la detención de éste y de todo su gobierno, a la vez que hubiese ordenado la intervención del ejército en Cataluña para controlar la situación. Pero como ya he dicho, eso solo podría ocurrir con un gobierno que verdaderamente pensase en España, y no que desee fervientemente su destrucción, como es el objetivo del actual gobierno del PSOE.
Ignoro si de aquí a las elecciones generales se agudizará la crisis que ha estallado como consecuencia de la nefasta y humillante sentencia del procés, o por el contrario la calma seguirá yendo a más conforme pasen los días, lo que sí es verdad es que la gravedad de los sucesos ocurridos, así como la exhumación de Franco que se producirá mañana serán los temas esenciales en la campaña electoral. Y lo que sí es verdad también es que tras anunciar Torra esta semana pasada su intención de convocar un nuevo referéndum para el año que viene se puede confirmar que lo que esta pandilla de golpistas buscan no es la independencia de Cataluña ni muchísimo menos, sino un objetivo que va encaminado ya sea para obtener el régimen fiscal que tanto ansían, o para obtener la destrucción del sistema político de 1978. Torra ha tenido en esta semana una ocasión para él perfecta si hubiese querido declarar la independencia. No lo ha hecho. En cambio plantea volver a la situación de 2017 con una nueva consulta para decidir la independencia, ignorando con ello el 1-O y la declaración de independencia del 27-O de hace dos años. En definitiva: Marear la perdiz dentro de este juego maquiavélico que se traen entre manos él y Sánchez y que solo ellos conocen las reglas de ese juego. Un juego muy peligroso que puede salirnos muy caro a los españoles. Por otra parte, mi apoyo y solidaridad con los policías heridos, a los cuales espero y deseo que se recuperen cuanto antes y que no sufran secuelas físicas de este infierno que han vivido. A Sánchez y Torra decirles únicamente que espero y deseo que paguen sus actos en las urnas y en la cárcel cuanto antes, y que les pese en la conciencia, si es que la tienen, que creo que no, todo el daño que han ocasionado a tantas personas en estos días. Algún día, hijos de puta, la historia os pondrá en el lugar que os corresponde a ambos, que no es otro que en el de los criminales.
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